Partida Rol por web

El can se queda asombrado por la habilidad que tienes para cambiar tu aspecto, pero parece no quedar intimidado por ello. -El jefe nos dijo que vigilaramos los alrededores, y eso es lo que haremos. Si la queréis, tenréis que vencednos.- Con agresividad y con furia, el gnoll lanza a Marpilla a varios metros de distancia, chocando brutalmente contra el tronco de un árbol.

Al instante, una manada de cinco gnolls bien armados hacen su aparición tras el secuestrador. Al parecer habían tomado alguna especie de mejunge para que sus cuerpos quedaran ocultos.

A dieferencia del otro edificio, aquel no poseía ningún orificio que hiciera su función de ventana, por lo que las posibilidades de entrar al interior se reducían bastante.

Te acercaste al rastrillo, y no percibiste ningún mecanismo peligroso. Fué un alivio. No obstante, te diste cuenta de que para poder entrar por ahí te haría falta conseguir alguna llave que abriera el duro rastrillo. Una hazaña tan simple como complicada si se tenía en cuenta que todos los guardias acababan de alejarse de tu posición para acudir a la llamada de su jefe.

No te dabas por vencida en buscar alguna otra entrada, cuando te pareció escuchar un gruñido que provenía de lo alto de aquel roble. Aunque luego alzaste la mirada no percibiste ningún movimiento.

Sientes una amenaza detrás de tu espalda que te obliga a girarte. Ves a una pequeña criatura de más o menos la estatura de Marpilla. Se mantiene apoyado con un pose chulesca al lado de un pequeño tronco. Tiene un moño estilo oriental en la cabeza, no lleva armadura y sostiene un terrible cuchillo manchado con sangre en su mano diestra.

-Dime una razón para que no te corte la piel con mi cuchillo... Su tono es parecido a un gruñido de perro, parece que gruña en vez de hablar.

Esta horrenda criatura va cubierta con una cota de mallas de su talla. Es demasiado pequeña, lo que indica que tiene una destreza alta para lanzar armas a distancia, probablemente. En sus manos porta una jabalina plateada y oxidada en alguna de sus partes.

Parece haberse caído desde lo alto del árbol. Se espolsa la armadura.

-Gññññ, ghh. ¿Eres estúpido? Primero hay que parecer simpático, así la victima no desconfía...

Después de eso los dos se ponen a insultarse el uno al otro en idioma trasgoide, o al menos es lo que parece. En cualquier caso, parece que los dos estúpidos goblins se han olvidado de que tú estás en frente. Siguen y siguen hablando maldiciendose en su idioma.

Al ver cómo Lhaeo clava las rodillas en el suelo y parece dispuesto a rendirse no me lo pienso dos veces y saco una flecha, que coloco rápidamente en el arco, preparada para aprovechar la oportunidad para dispararle. Cuando de sus labios salen aquellas palabras dirigidas a mi comprendo el hecho de que se plantee rendirse. Su enfermedad, la que le estaba matando poco a poco... pero Ella... Ella debe ser Fiura, esa mujer debe haber echo tratos hasta con los mismisimos demonios, a saber qué clase de trato será ese... Prefiero no averiguarlo, pensé mientras tensaba la cuerda del arco con rabia y cierta frustración.

Heian... No puede ser... Pero no ha dicho que esté muerto, no ha dicho que lo haya matado, quizá sí haya alguna esperanza aún de encontrarle vivo, pienso en el momento en que las preguntas de Gárret me sacan de mis pensamientos. Decido esperar a la respuesta del hombre, sé lo importante que será para el mediano averiguar algo, lo que sea, sobre la muerte de su hermana; pero mientras espero, con el ceño fruncido, mis ojos van calculando la mejor manera de acertar esta flecha en la cabeza de Lhaeo.

¡Oh vaya!,...y además tienes a tus arqueros en los árboles.¿no es cierto?,le digo y acto seguido gesticulo y pronuncio otras breves palabras arcanas para protegerme con un escudo.

Será mejor que dejéis a Marpilla y nos dejeís marchar.Es la única manera de que no hayan heridos.Les digo a cada uno de los gnolls.

Son goblins... no se puede confiar en ellos y no tendré una oportunidad mejor...

Aprovechando que temporalmente se han olvidado de ella (y sin hacer ruido para no recordárselo), Methgar busca una posición cercana que le de algo de covertura** y dispara una de las flechas que le ha regalado Hima contra el goblin sin armadura...

Te pegas la edificio, en una de las esquinas y desde allí lanzas la flecha, que por alguna razón que sólo se puede llamar golpe de suerte la flecha no llega a dar al goblin. -¡Hey! Pero estás loca... ¿¡po-po-porqué has echo eso!? Dice el del moño oriental dando salto tras salto sin llegar a explicarse por que le has lanzado la flecha. Sin pesarlo ni siquiera un segundo arremete contra su compañero y le pega un colleja en todo su cogote. Tú tienes algo que ver con esto seguro, así que pidele perdón ahora mismo.

¿Qué no recuerdas por qué estamos aquí? Tenemos que encontrar al enfermo... Antes de concluir su frase, es cortado por su compañero que se sujeta su cabeza con sus manos por el fuerte golpe que ha recibido por parte del jefe.

-¿Al enfermo? Lo teníamos maldito inútil. Parece que el cabecilla de los dos goblins no deja nada que desear de la famosa estupidez de estas criaturas. ¿¡Y cómo piensas hacerle frente ahora?!

Por favor no nos hagas daño. Nosotros sólo...

Las dos criaturas se arrodillan al instante con las manos entrelazadas y empiezan a decir a la vez. -¡POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR...!

Los aliados están cada vez más cerca, no tardarán más que unos pocos segundos en llegar para defender a su amo. El cual sigue con las rodillas clavadas en tierra, amainando las carcajadas.

Su enfermedad y el hechizo de Querelar le han dejado practicamente sin posibilidades para hacer frente a tres grandes aventureros, pero sin duda su aspecto no deja de ser temible. Escucha la propuesta del mediano, y parece hacer memoria, pero finalmente niega.

-No sé de quién me hablas, pero muchos murieron intentando conseguir esas cenizas. Ya es tarde para escuchar tu oferta mediano, ya es tarde...

Sólo cuando Ella venga a por mi comenzará una nueva era.-

De pronto sobre aquel cielo empezó a reinar un ambiente maligno. Unos chirridos de alguna criatura alada similiar a la de los dragones se acercaba.

En aquel instante Lhaeo regresó a sus malginas carcajadas...

-Con lo que ves será suficiente, escoria. ¡Atacad! ¡GROARRR!

Tres gnolls se lanzan hacia tu posición con hachas de batalla a dos manos. Sus feroces gruñidos y ataques no pueden dañar tu protección. Ahora te encuentras rodeado de esas tres criaturas peludas.

Mientras el jefe se queda a la retaguardia dos más hacen frente a la poderosa Leia. La cual se había puesto a la defensiva antes de recibir a los enfurecidos lobos. Un ataque lo esquiva con algunas dificultades, el segundo le hiere en el hombro, haciéndole una profunda y fea herida (-15 pg)

Marpilla, está un poco más alejada y parece haber quedado inconsciente...

Al ver que el mediano no lograría nada de las palabras de Lhaeo disparé mi flecha con rabia, intentando acertar en cualquier lugar mortífero como la cabeza, el corazón o el cuello. Pero justo en ese instante se oyó desde el cielo el sonido de algo que se acercaba, algo muy peligroso, demasiado quizá.
- Lo mejor es acabar cuanto antes con Lhaeo, sea lo que sea lo que se acerca hacia aquí... - digo a mis dos acompañantes en el momento en que mi flecha es disparada con rapidez.

Doy un paso hacia atrás de modo que tan solo uno de ellos esté a mi alcance,saco uno de mis pergaminos.Al hacer esto provoco una oportunidad para el gnoll que está a mi alcance para atacarme.

Una vez se resuelve el ataque activo el pergamino y conjuro el sortilegio.De mis manos surge una llamarada que afecta a los tres gnolls...

Al enfermo... podría ser que buscasen a Hima?... pero qué tendría que ver él con unos goblins?...

Lenta, amenazantemente coge una nueva flecha del carcaj* y mantiene a los goblins apuntados mientras habla No sé quien es ese enfermo que buscais.. pero un amigo mío está encerrado en este edificio. Si no quereis que os deje como un colador, abrid ese rastrillo...

Hmm no me sirve, pero tampoco voy a matar un hombre indefenso, no es... divertido. Valletano! si quieres tu acabar con el a sangre fría bien puedes hacerlo, yo no me untaré las manos con un cadáver que camina.

Suponiendo que la respuesta de querelar será negativa, con un rápido movimiento remueve la cuerda de Lhaeo y comienza a ojear un buen sitio para esconderse...

Los dos goblins mantienen sus dos ojos apretados, como si en cualquier momento una de tus flechas les fuera a ensartar. Tras escuchar tus palabras, el más regordete abre lentamente uno de sus ojos y se asegura que de momento sólo les estás apuntando.

Asiente, y tropezando en un par de ocasiones se planta frente al rastrillo. Allí saca un manojo de llaves que enseña hacia atrás y las sacude.

-Aquí debe de haber por lo menos diez monedas de oro, que digo, tres cientas por lo menos, y comida mucha comida...

Mordiéndose los dientes, pensando en todo lo que puede haber escondio al otro lado, da con la llave y empuja el rastrillo para dejar vía libre al interior del edificio.

De pronto sobre aquel cielo empezó a reinar un ambiente maligno. Unos chirridos de alguna criatura alada similiar a la de los dragones se acercaba...

Las criaturas que comenzaron a surcar los cielos te hicieron enmudecer. Aquellos lagartos eran más grandes que cualquier ogro. Poseían una cola que terminaba en un nudo de cartílago que sobresalían inmesos aguijones, parecidos al de los escorpiones. Las alas correosas como las de un murciélago y enormes mandíbulas repletas de dientes largos y afilados.

Dos se desviaron hacia la posición que en un principio se encontraban el resto de tus compañeros. El otro descendió hacia la posición del goblin del moño oriental, aterrizando entre los árboles. Os detectó, y un gruñido ensordecedor te apuntó hacia tu posición. Había que moverse.

Lo que faltaba... un maldito dragón!! dice frustrada al tiempo que se mueve hacia el interior del torreón**. Una vez bajo techo, apunta a la criatura y libera la flecha que tenía preparada...

Venga venga.... mientras está en tierra...

Milagrosamente la flecha atraviesa las grusas escamas de la criatura y se clava profundamente en su carne

 Querelar da un vuelta sobre sí mismo mientras avanza para quedar tras el arrodillado cabrón a la vez que el filo de su cimitarra se ciñe al cuello de Lhaeo, listo para dar un golpe fatal a la vez que mira a los tipos que suben corriendo. La zurda se posa en la cabeza del arrodillado, para afianzar la hoja.

 - Deteneros o termino con él.