Partida Rol por web

La Llegada del Invierno

Segunda escena: Ciudad fantasma

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23/01/2012, 11:05
Hilda Loken

Respiro aliviada cuando Ian toma el peso de la conversación. Evidentemente se le da bastante mejor que a mi, puesto que el gigante no tarda en contestar. Tal y como era de esperar, el Corazón del Invierno ya no está aquí.

- ¿Dónde se lo han llevado y dónde está ahora? - pregunto sin dejar de apuntarle con mi arma. - Pídele también información sobre su hermano, Gunnar - susurro a Ian.

Espero a que el gigante conteste todas esas preguntas mientras miro a mi alrededor. Si la mujer a la que seguíamos se tuvo que enfrentar sola contra Robrek y los trolls, es posible que no tuviera tanta suerte como nosotros. Sin embargo sus huellas se habrán borrado durante la pelea, así que tendremos que esperar a que el gigante nos dé más información.

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23/01/2012, 11:45
James O'Shean

- ¿Estais solos o hay alguien más con vosotros? - le pregunto al Gigante.

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25/01/2012, 16:34
Robrek Fronson

El gigante os mira, resignado. Da una calada al cigarro, y sigue. Padece un severo caso de diarrea verbal, porque lo suelta todo sin darse cuenta.

- El Corazón lo tiene mi hermano Gunnar; se lo envié a un apartado de correos en Virginia, pero no creo que siga allí. No se donde está su residencia habitual, pero fijo que se ha llevado el Corazón allí. No creo que os cueste encontrarlo; Gunnar es el director de una compañía que se dedica a las bebidas energéticas. Produce el "Slam!", o algo así.

Hace una pausa

- Y si, alguien vino antes que vosotros. Una mujer, acompañada de una enana. Las tenemos retenidas en la caseta del capataz.

Notas de juego

"Slam!" os suena; es una bebida energética de esas que saben a jarabe, como el Red Bull. Es una marca reciente, que en poco tiempo se ha hecho bastante famosa.

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25/01/2012, 16:53
James O'Shean

- ¿Donde está la caseta esa? - le pregunto.

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25/01/2012, 16:57
Robrek Fronson

- Al fondo de esta galería

Robrek termina el cigarro

- Bueno, ya os lo he dicho todo. ¿Ahora que? ¿Puedo irme? No me pagan lo suficiente para esto

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25/01/2012, 18:37
Hagger Hegg

Hagger que había estado callado durante el interrogatorio ahora se puso tenso. No estaba dispuesto a que dejaran marchar a un gigante de escarcha. 

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25/01/2012, 20:09
Ian Nikols

Encojo los hombros, como diciendole a Hild que ya no tenia mas que preguntarle.
Sin terminar el cigarrillo lo lanzo sobre uno de los trolls.

Digo al gigante.
-O sisi, te la debemos- Digo irónicamente
-Soy una persona de palabra, viejo... de hecho he sido yo el que dijo que te podrías ir- Concluyo serio, acomodandome la chaqueta.


De hecho mi palabra no incluye a los demás, y viendo a Hagger disgustarse, le doy un par de palmadas con el canto de la mano en el brazo.
Y empiezo a caminar lentamente hacia el fondo, levantando los pies por sobre los trolls que se encontraban en el piso.

Me detengo y girando la cabeza, me acuerdo.
hey a los trolls no les había prometido nada...

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25/01/2012, 22:26
Hilda Loken

Asiento en respuesta a Ian y miro a Hagger, que con su expresión pone cara a mis propios pensamientos. Las palabras de mi padre resuenan en mi memoria: "los gigantes han regresado". Y un gigante de hielo, nada menos. Los eternos enemigos de mi padre.

Casi puedo sentir el cosquilleo de mi arma instándome a utilizarla. Dos dos pasos y me coloco tras el gigante. "No es humano, Hilda", me digo a mi misma. "Semillas de titán". Alzo la mano, dejando el cañon de Ehiwad a un par de centímetros de la nuca del gigante. El estruendo que produce la pistola al apretar el gatillo retumba una vez más por toda la mina.

- Habrá que ver qué hay en esa caseta, ¿no? - pregunto a los demás con un tono gélido en mi voz.

Me agacho y empujo el cuerpo del gigante, girándolo para mirar si en sus bosillos encuentro alguna llave o cualquier cosa que nos pueda ser de utilidad.

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26/01/2012, 00:17
James O'Shean

- Que así sea. - pienso mientras apoyo el arma en la sien de uno de los Trolls y aprieto el gatillo para a continuación repetir la acción con el resto de los Trolls.

- Vayamos a ver que hay en la caseta. - digo poniendome en camino.

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26/01/2012, 00:29
Director

Notas de juego

Los eternos enemigos de tu padre.... pero que eso no le impidió casarse con una :p

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26/01/2012, 00:30
Robrek Fronson

Robrek ve como Ian se marcha haciéndose el sueco. De repente, el hechizo del hijo de Loki deja de tener efecto, y Robrek se da cuenta de repente de todo lo que acaba de hacer.

- ¿Eh? ¡No! ¡Espera, maldito...!

Demasiado tarde; Hilda, la valkyria del grupo, remata al gigante. Su cuerpo cae con un ruido sordo al suelo. El rostro del gigante refleja una expresión de frustración.

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26/01/2012, 00:58
Hagger Hegg

- Bien, eso ya es otra cosa.- Fue más un pensamiento en voz alta que otra cosa. Guardando el mandoble en su vaina Hagger continua con el resto del grupo buscando por el interior de la mina. 

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26/01/2012, 14:40
Hilda Loken

Limpio la sangre que me ha salpicado al rostro mientras observo cómo James e Ian acaban con los trolls.

- Parece que la profecía se refiere a los enanos, ¿no creéis? "La luz puede ser enemiga de vuestros aliados" - cito las palabras de memoria. - Si el gigante tiene a una enana encerrada junto a la mujer, es probable que se trate de ella.

Pese al aviso implícito de la luz, descuelgo la linterna de mi mochila y la vuelvo a encender, sujetándola junto a la pistola con una mano. - ¿Y bien? ¿Seguimos avanzando o queréis buscar algo más aquí? - pregunto.

Notas de juego

¿Tenía algo el gigante? Llaves, o cualquier cosa que nos pueda valer de algo.

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26/01/2012, 14:52
Director

Notas de juego

El gigante lleva un manojo de llaves, que por el tamaño se intuye que son las llaves de la instalación. También lleva un móvil viejo y una cartera con unos setenta dólares encima y tarjetas de identificación. 

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26/01/2012, 20:35
Ian Nikols

Mirando a Hilda con una ceja levantada y una sonrisa, digo: -Eres buena para los acertijos-

"Nuestros aliados enemigos de la luz"? claro, distintamente a aquellos comix que he leído, nuestros padres no usan gorros con cuernos y los enanos se vuelven roca con la luz. Quien dice que el tuerto no tenia sentido del humor al crearlos?

Haciendo un vistazo rápido, pasando la mirada por las paredes, los cadáveres y mis compañeros, digo.
-Fijense ustedes, no creo que haya algo útil, mas respuestas encontraremos al final, quien dice...-

Doy media vuelta y continuo caminando tranquilamente hacia el fondo del lugar.

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26/01/2012, 20:51
Director

Llegáis a la caseta del capataz. Está cerrada, pero Hilda abre la puerta con el manojo de llaves que le ha quitado al gigante. El interior es un habitáculo pequeño, para una sola persona, iluminado por una lámpara eléctrica.  Podéis ver una mesa llena de polvo, con un comunicador desconectado, una estantería con papeles y planos de la mina, y un armarito lleno de latas de conservas. Al fondo hay una desvencijada cama. Sobre la cama está tumbada una mujer menuda, delgada y pelirroja, maniatada y amordazada. A los pies de la cama, una mujer enana rubia, con los pies y las manos atados a las patas de la cama, y una mordaza puesta. Ambas están despiertas; la humana os mira con una mezcla de miedo y curiosidad, y la enana mantiene una mirada desafiante en sus profundos ojos azules.

Notas de juego

Antes de que lo preguntéis (y va sobre todo por Hagger): no, la enana no tiene barba

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27/01/2012, 00:06
James O'Shean

Me acerco a la cama.

- No os preocupeis. No vamos a haceros daño. - digo mientras le quito la mordaza a la mujer pelirroja.

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27/01/2012, 15:03
Cybil Haldana

Cybil aspira profundamente cuando le quitan la mordaza, y luego mira a sus rescatadores

- ¿Quienes sois? ¿Que ha pasado con ese bruto?

Cybil es mona, pero no ganaría un concurso de belleza. Es pelirroja, tiene el pelo corto, y es menuda y delgada. Sus ropas son prácticas y profesionales; transmiten seriedad, sin llegar a ser excesivamente formales. Lleva camisa blanca, falda de ejecutiva hasta las rodillas, medias, y zapatos negros con tacón mediano. 

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27/01/2012, 20:04
Hilda Loken

Entro en el cobertizo, enfocando con la linterna y apuntando con la pistola al interior por si se trata de una trampa. La luz molesta casi tanto a los ojos de la humana, acostumbrada a la oscuridad, como a la enana. En cuanto confirmo que el gigante no nos había mentido, enfoco la linterna hacia el techo para evitar molestar a los sensibles ojos de las prisioneras.

- Está muerto - contesto a la chica mientras le quito la mordaza a la enana. - ¿Estáis bien?

Dejo la mochila en el suelo, sin soltar la pistola. Una cosa es que tenga intención de liberar a las prisioneras y otra que me fíe de dos completas desconocidas. Los dvergar son famosos por su trabajo del metal, pero no por su sociabilidad con el resto de los seres. Casi me echo a reír al compararla con la de cualquiera del grupo. Si no es por Ian, aún seguíamos interrogando al gigante.

Enfundo finalmente la pistola y saco la cantimplora de la mochila. Agarro la espada con la otra mano y me aproximo a las dos cautivas. Con un rápido giro de muñeca, corto sus ataduras. Les tiendo la cantimplora a las dos mujeres.

- Bebed despacio - aviso. No es la primera vez que rescato a alguien de algún sitio en el que han podido estar privados de agua, aunque normalmente encuentro a la gente herida en una cueva, no amordazada y atada a una cama.

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28/01/2012, 06:31
Ian Nikols

Me agacho para estrecharles una mano, en caso de que se quieran levantar.
Mirando y procurando de que esten bien.

-Somos hijos de los dioses y venimos a salvar la hora- Digo con sorna, cualquier otro tipo de persona no se tomaría en serio mis palabras.

Con una mirada a la pelirroja pensaba en que no era mi tipo de chica, tal vez si en invierno. Me hacia a la idea de la flacidez de alguien que se pasa todo el dia en un escritorio. Pero la enana me daba algo de morbo, creí que los dvergar eran algo mas feos.

-Mi nombre es Ian-

Aquí me huele algo raro y no es Hagger, si esta chica también es hija de uno de los viejos, por que no se encontró en la estación?

-Pero diganme ustedes primero, cuales son sus nombres y ¿que hacían aquí?- Con un tono algo mas serio. No iría a soltar mucho la lengua hasta saber bien con quien estaba tratando.