Partida Rol por web

-Viajeros! Exclamaron a la distancia -Viajeros han llegado, un variopinto grupo!

Era extraño escuchar esas palabras hoy en día, ya nadie viajaba a Filo del invierno, no había más que muerte y desolación en esa aldea que apenas se mantenía en pie gracias a unos habitantes testarudos y dispuestos a levantarla de nuevo. Todo lo contrario, los viajeros que se escuchaban en la aldea eran aquellos que querían huír de ella.

A excepción de una comitiva que salió hace pocos días, con los últimos vestigios de dinero y objetos de valor que quedaban en la aldea con el fin de buscar un grupo de aventureros o mercenarios dispuestos a ayudar a cambio de algo de valor. ¿Serían estos recién llegados los que aceptaron? parecía poco probable, había pasado muy poco tiempo como para ir y volver de Argluna.

-Y traen a Austin, parece que está vivo! -Murmuró otro aldeano.

El buen Austin, un cazador que se aventuró más allá de donde la vista alcanza junto a su amigo, quien regresó jurando que Austin había sido víctima del ataque de un Osobúho, lo que aumentó el miedo generalizado de la aldea.

Ayudabas en la construcción de la empalizada cuando empezaste a ver como la aldea entera empezaba a movilizarse hacía la Cockatrice que grazna. Con la curiosidad latente, decidiste seguirlos.

Finalmente los viajeros habían llegado a la COckatrice que grazna.

El gran salón era bastante amplio, pero estaba atestado de gente. TODA la aldea se encontraba dentro. 

El mediano Buenbarril se hallaba dormido en una mesa, con varias pintas vacías a su lado, Mastrom Cleish vestía con túnica y conservaba un rostro misterioso y lleno de curiosidad, los Colton expectantes... Todos, o bueno, casi todos reunidos.

Se oía un bullicio, pero al abrirse la puerta para la entrada de los recién llegados, toda la cockatrice que grazna quedó en silencio, observando de arriba a abajo mientras entraban.

Un guerrero de aspecto rústico y sencillo.
Un enano de larga barba y hombros anchos
Una hermosa mujer de largo cabello rubio
Un hombretón Iluskano ungido de sangre de gigante
Un mediano de aspecto salvaje
Y Elden el Elfo, conocido por muchos como un guardián solitario de los bosques.

Los más ancianos se reunieron y empezaron a discutir en voz baja mientras la incomodidad de ser observados incrementaba en cada uno. Finalmente aquel conocido como Mastrom Cleish, el mago local, se adjudicó la palabra.

-Si ustedes son los mercenarios contratados por la comitiva de reclutamiento, ¿Dónde están ellos? ¿Quiénes son ustedes?.

Tenías la esperanza, por sobre todas las cosas, de ver a Risiel, tu amiga y compañera, una exploradora de la orden que te había cautivado.

Pero no apareció por ningún lado. La esperanza era remota ya que Risiel no solía frecuentar las aldeas y prefería la libertad del bosque de la luna. 

Pero anhelar ver a una persona ya decía muchas cosas.

Dalla reconoció al que habló como un practicante del Arte y sintio ganas de tomar la iniciativa pero no le correspondía a ella esta vez, Aquello era cosa de Elden y debía ser el elfo, el único de ellos en el que aquella gente pudiera tener alguna confianza, el que respondiera. 

Mientras, Dalla se alisó el vestido y trató de dar una imagen impresionante para transmitir una cierta seguridad entre la gente del pueblo. A fin de cuentas, ellos habían venido como la última esperanza de la aldea.

Kroner se mantuvo en silencio en todo momento, apenas unos pasos por detrás de Dalla. Sólo devolvió un gesto de asentimiento al agradecimiento del viejo clérigo de Lazhander.

Pero cuando finalmente entraron a la posada de la aldea, recibidos por toda esa gente en silencio, no pudo dejar de ponerse alerta. No era precisamente por la probabilidad de enemigos, sino más bien por la incomodidad.

-Quédate cerca mío- le dijo a Dalla en un susurro apoyando una mano sobre el mango de su hacha, pero sin actitud hostil, simplemente descansando el brazo.

Su mirada recorría la situación, observando rostros y actitudes. Sabía que le correspondía a Elden responder la pregunta, por lo que esperaría a que él hablara.

Finalmente, habían logrado llegar a la capilla de Lazander y poner al herido bajo los cuidados del sacerdote, aunque de este no se podía estar seguro de si aún tenía condiciones para atender este tipo de situaciones, por suerte, su aprendiz parecía bastante centrado. Muy bien chico. Queda en tus manos. dice mientras le pone la mano en el hombro al joven seguidor de la deidad local.

Había que emprender marcha a la posada. El elfo iba pasando la mirada por toda la aldea con cierta intranquilidad. Muchos murmuraban, otros simplemente les observaban con extrañeza. Habían enviado a una comitiva a buscar ayuda, era probable que se tratara de la misma de las que hablaron en la villa anterior a esta.

Llegaron a aquel lugar, y el silencio se apoderó de la gente. Elden solo buscaba una cara a la que esperaba encontrar, Risiel, aunque era poco probable, aquella esperanza era imposible de evitar. Elden tuvo que suspender su búsqueda al escuchar la voz del mago de la localidad. Nuevamente se hablaba de una comitiva, un tema al que había de atender de inmediato. Ellos han atendido a mi llamado. dice dando un paso al frete, tal vez el mago no le había logrado diatinguir Salí mucho antes de cualquiera, al darme cuenta de lo que nos amenaza es algo fuera de lo normal. A nuestro regreso, nos comentaron que algunos de ustedes estaban buscando ayuda en las villas vecinas, pero cabe cuestionar el por que no los hemos cruzado en nuestro camino.

Al entrar en la cockatriz que grazna Bofrund se quitó el casco que le protegía la cabeza y se lo puso bajo el brazo, tantas horas de llevar una armadura encima resultaba incómodo y esto era lo mejor que podía hacer ahora. Hizo un gesto amplio con el brazo para saludar a la multitud reunida, pero el ambiente estaba tenso y nadie hablaba. Recorrió rápidamente con la mirada a la gente que los esperaba. Sabía que era inutil, los humanos viven, cambian y mueren tan rápido que recordar sus rostros es un despropósito, pero por lo menos podía hacerse una idea de con qué ojos los miraban ahora.

Uno se adelantó y les dijo unas palabras que a Bofrund le sonaron un tanto prepotentes.
-Un elfo llega medio muerto a Argluna, pide ayuda para salvar un pueblito alejado del resto del mundo, decido dejar a mi primo recorrer solo los caminos de la Marca, hago un viaje de casi una semana donde tengo que enfrentar lobos, kobolds y un osobúho, y al llegar a destino... ¡Me interrogan como si fuera un criminal fugitivo!- Respondió el enano, apuntando a Cleish con  dedo acusador.- Deberían saber reconocer mejor a los mensajeros que ustedes mismos envían.- dijo señalando al elfo.- Y deberían recibir a quienes vienen a ayudarlos con comida caliente, no con palabras frías.- El enano se cruzó de brazos y miró el suelo para luego levantar la vista con una mirada más relajada.-Ah... en fin. Soy Bofrund, y si, somos quienes viene a darles una mano. También traigo una carreta con algunas mercancías, si les interesa.

Mientras hablaba Bofrund no pudo dejar de esbozar una leve sonrisa. El enano se hacía respetar... y también no perdía oportunidad de comerciar.

Conque había salido otro grupo para contratar mercenarios o aventureros, como cada uno quisiera llamarlos, pero nunca los habían encontrado. Recordó las palabras del encargado del pueblo que habían cruzado hace pocos días... ¿cómo se llamaba? Había hablado de refugiados que habían mandado a Argluna. ¿Y si esa comitiva de reclutamiento había desertado al verse lejos de Filo del Invierno? Tal vez no habían podido mantener la lealtad suficiente con su pueblo... lamentable.

-Dudo que vuelva esa comitiva...- le susurró a Dalla agachándose levemente.

Un aire tenso se respiraba en el ambiente, pero ciertamente parecían más asustados los aldeanos que los héroes.

El anciano mago se alegró al ver al Elfo y entender por fin el propósito de la llegada de la comitiva de viajeros, a paso lento (casi tan lento como el sacerdote) se acercó al grupo justo cuando Bofrund lanzó sus quejidos al aire, con la gruesa y potente voz que lo distinguía.

El mago se acercó al enano, frunciendo el cejo y haciendo un esfuerzo por observarlo bien desde los pies hasta la cabeza. La tensión y el silencio volvieron a cernirse sobre toda la posada hasta que la cara del anciano encorvado estuvo a escasos centímetros de las barbas del Enano. Parecía que un conjuro saldría de su boca y desataría un infierno dentro de la Cockatrice que grazna.

- Y celebro que Elden los haya encontrado! Soltó, haciendo una mueca en un fallido intento de sonreir -Celebro que hayan venido en son de paz y celebro este afortunado encuentro. Sean Bienvenidos a esta humilde aldea, señor Bofrund y compañía, aquí podrán sentirse en casa. Podrán hospedarse aquí si lo desean, la aldea invita el hospedaje y la comida.

Como si fuera un volcán, el interior de la Cocatrice que grazna estalló en un bullicio de alegría y jolgorio, todos los aldeanos estaban presentes inundando el salón principal y todos querían acercarse a agradecer y estrechar las manos de los recién llegados.

La voz de Marcio Mertall retumbó desde el fondo -Pristina, Altina, Lucrecia. Ambarina de Sauce para estos héroes.... Cerveza para los demás, la casa invita!

El barril grande de cerveza aguada hecha empezó a fluir a todo el presente, la famosa ambarina de sauce se repartió a los mas ancianos y a los recién llegados, un líquido fuerte, aromático y dulce. Pocas veces habían probado una bebida tan agradable.

Richard alvernue ofrecía su pan y sus bollos.
Foltón Cox se ofreció a reparar las hendiduras de las armaduras y a afilar las armas junto a sus aprendices Felon y Espen.
Cornon Cox ofreció un pernil de venado recién cazado para los héroes
Andrus Megun se ofreció para reparar alguna de las casas deterioradas para que los héroes pudieran vivir ahí si lo deseaban.
Otto fue el primero en abordar al buen Enano para negociar las mercancías, con una abrazo y una sonrisa sin duda era el más carismático.

Absolutamente todos ofrecieron regalos a los aventureros, todos objetos mundanos sin mucho valor, pero ciertamente apreciados por sus exdueños.

La fiesta fue prendiéndose poco a poco y todos querían interactuar con los nuevos, desde estrechar las manos hasta compartir historias, cuentos y risas. Por un instante, la lúgubre aldea se convirtió en un epicentro de alegría y fiesta. 

Gonkar sintió curiosidad por el otro mediano presente en la posada y se acercó, pero aquel conocido como Alton Buenbarril estaba inconsciente y borracho desde antes de la llegada de los héroes. A pesar de los golpes propinados por el bárbaro, Alton no dio señales de reaccionar. Decían que el mediano era un paladín dedicado al servicio de la aldea, pero nadie creía ya eso, se había convertido en un borracho y en una persona casi indeseable en la aldea.

Las mujeres (algunas casadas) coqueteaban descaradamente con Elden, Karian y Kroner. Incluso Arnold y Petrus recibieron alguna sugestiva propuesta. -Apuesto que tienes sangre de gigante y toodo debe ser como un gigante -Era uno d los comentarios que hacían sonrojar o sentir incómodo a Kroner. -Los elfos son los más apasionados, danzan en la cama como lo hacen en los bosques.

Entre tanta palabrería y bebida y por supuesto comida, el grupo pudo deducir algunos de los problemas que acongojaban a la aldea:

- Los orcos y goblins eran una amenaza constante, varias veces habían intentado invadir la aldea sin éxito afortunadamente, para eso estaban construyendo la empalizada, pero avanzaban a paso muy lento y temían que pudiera llegar otro ataque antes de terminarla y sin duda perderían todo el trabajo realizado.

- Una criatura rondaba las inmediaciones de la aldea durante algunas noches, robando ganado, cabras y ovejas. Algunos pocos aldeanos claman haberla visto a lo lejos, pero nadie parecía creerles.

- La aldea tenía dos vecinos indeseables que no querían tener, pero que tampoco habían hecho nada malo hasta el momento. Los forajidos del norte se conocían a 4 hermanos que vivían en un torreón cerca, misteriosos que provenían del mar de la luna. Espías Zhentharims clamaban algunos aldeanos, vigilando para informar a sus superiores.
El otro era un semiorco ermitaño que habitaba una cabaña cercana, era alguien casi odiado por todos. Lo conocían como el brujo,y lo culpaban de la maldición que se asentó sobre la aldea hace algunas Dekhanas.

- Hace algunas Dekhanas, un frío sobrenatural empezó a invadir la aldea, los cielos se taparon y los pocos cultivos que tenían se echaron a perder. Desde entonces la aldea no ha visto la luz directa del sol, las nubes grises se posaron sobre los cielos de Filo del Invierno y no se han querido ir.

- Algunos aldeanos han desaparecido cuando se alejan al oeste de la aldea. Pocos han vuelto y juran haber visto luces en el interior de un torreón abandonado hace siglos.

- Con la llegada del frío sobrenatural, los lobos han estado pululando en la zona, haciendo frecuentes los encuentros con esos animales.

- El cementerio, ubicado a las afueras de la aldea, pone nervioso a los lugareños. Hace algún tiempo la cripta se cerró de forma definitiva porque se descubrió la presencia de muertos vivientes. Ya nadie se atreve a ir a ese lugar maldito y esperan que las puertas de las criptas permanezcan cerradas muchos años más.

Con la llegada de los héroes, un problema nuevo había desaparecido: Uno de los habitantes había sido cazado por un osobúho y dado por muerto. CUando Kern Aspeberg anunció la noticia del rescate de Austin, todos los habitantes celebraron un brindis en honor a los valientes que derrotaron a un osobúho.

Poco a poco la gente empezó a salir a sus casas, hasta que solo el grupo quedó en las mesas del gran salón de la Cockatrice que grazna. Eran muchos los pesares que azotaban a filo del invierno y no se explicaban como podían mantener su voluntad de permanecer en ese sitio. No se habían enfrascado en una tarea fácil y las cosas estaban recién empezando...

El aroma de la posada, el calor de la gente, Karian se sentía como si hubiese vuelto a su aldea. Era cierto que toda aquella atención le hacía sentirse ligeramente intimidado, pero por Timora que no pensaba dejar escapar aquellas oportunidades que se le estaban presentando y se dejó seducir.

Todos aquellos rumores le parecían equivalentes en importancia, y estaba dispuesto a llevarlos todos a cabo, pero él se veía incapaz de ordenarlos en orden de importancia, eso quedaba a discreción de los más preparados. Él únicamente quería cerveza y quizás el terso consuelo de los muslos de una mujer.

Cuando el mago se acercó lenta y peligrosamente al enano, Kroner se enderezó y hasta dio un pequeño paso hacia delante. Pero las palabras del anciano hicieron que el montaraz se relajara. No había nada que temer. Podían descansar allí.

Kroner aceptó con gusto las bebidas, dando buena cuenta de ellas a un ritmo vertiginoso. Ni hablar de la comida, cuyo apetito voraz parecía aprovechar la hospitalidad de los lugareños. Siempre asegurándose de tener a Dalla junto a él, más por costumbre que por verdadera sensación de peligro, cada tanto le hacía algún comentario en relación a su pueblo natal y esta gente.

Los panes de Richard fueron cortados a la mitad, mientras que lonjas del ciervo de Cornon rellenaban el interior de dichos panes junto a algunas verduras. Esa era una comida típica de su pueblo y le preparó uno a Dalla para que recordara su hogar.

El montaraz aceptó el ofrecimiento de Foltón, a quien le daría su armadura al otro día. De su hacha se ocupaba él mismo, y sí le pediría algunas flechas para recuperar las perdidas en el camino.

Ante los regalos de la gente, Kroner no dejaba de aceptar con una sonrisa cada cosa que le entregaban. No con avaricia, sino aceptando el reconocimiento. Él era un guerrero probado en combate, y ciertamente la hazaña del ososbúho había sido digna de contarse... lo que hizo varias veces a lo largo de la noche, especialmente desde su perspectiva y frente a las "doncellas" que se habían acercado. Los comentarios hacían que su pecho se hinchara, más por efecto del alcohol que por sentirse orgulloso de su cuerpo.

-¡Ja! ¡Elden!- soltó el iluskano dándole una palmada al hombro del elfo -Si hubieras dicho que semejante recibimiento nos esperaba aquí, muchos más hubieran ayudado- bromeó mientras sostenía en la otra mano una jarra a medio vaciar de aquella bebida tan rica.

-Karian es un valiente guerrero, digno para Tempus- contó en algún momento -La forma en que se quedó esperando al osobúho mientras cargaba contra él pocos hombres lo habrían hecho- realmente valoraba la valentía del compañero.

Compartió algunas historias con Gonkar, al que le estaba tomando cariño. Era el mediano más valiente e incivilizado que había conocido, y eso le llamaba la atención.

En cierto momento, sacó la flauta que siempre llevaba con él, y comenzó a tocar una melodía de su tierra natal. Dalla podía acompañarlo con su hermosa voz, y él le dedicaba alguna que otra mirada durante su interpretación. Era hermosa, inteligente y divertida. Lástima que ella fuera clara con él hacía un tiempo... cosa que podía cambiar si se los permitían.

Kroner sonrió observando toda la escena desde su altura. Se veía felicidad, disfrute y compañerismo. Una sombra recorrió su rostro cuando sus ojos fueron a parar a los empañados cristales que separaban un frío sobrenatural de aquel cálido lugar. Por suerte para su ánimo, una doncella de curvas pronunciadas lo tomó del brazo y lo besó, haciendo que su alegría volviera rápidamente, como por arte de magia, olvidando la sala, el frío, Dalla y los demás. Fue conducido a una habitación, prácticamente sin resistencia...

Cuando volvió, muchas personas ya estaban saliendo del salón, en busca de sus hogares. Mientras que los demás continuaban conversando, ya de una manera más privada, sobre las noticias que habían recibido esa noche. Se había lavado la cara con algo de nieve de afuera, y ahora estaba más despejado.

El explorador se acomodó los pantalones. Si se iban a enfrentar a algo que no sabían si regresarían, había hecho bien en dejarse llevar por aquella mujer. ¿Cómo se llamaba?

Se acercó a los demás y se sentó. Estaba algo cansado y su apetito había regresado para una segunda vuelta. En silencio reunió una buena cantidad de comida, se sirvió una jarra de fría agua y comenzó a devorar. Quería escuchar en qué estaban los demás y ya no quería embotar sus sentidos.

Luego de dejarle paso a las charlas triviales y aún festivas, Kroner quiso abordar el tema que los reunía.

-Creo que lo primero que podemos hacer es dirigirnos hacia el oeste, hacia donde otros han desaparecido- ¿era el alcohol dándole fuerza? No, era la búsqueda de Gloria y ayudar al pueblo -Todo lo demás parecen consecuencias del frío sobrenatural, como si algo se estuviese preparando en la oscuridad helada... tendríamos que ir a la fuente- hizo una pausa para escuchar los comentarios de los demás -Podríamos averiguar quiénes fueron los que vieron el torreón y volvieron- agregó esbozando una media sonrisa.

-Arnold y Petrus podrían quedarse a ayudar con la empalizada... mano de obra uno y experiencia el otro. Podrían aconsejarlos a hacer algo parecido a lo que tenemos en casa, ¿no es cierto?- le dijo a Dalla.

-Tal vez podemos averiguar algo más con estos "vecinos" nuevos que tiene Filo del Invierno- opinó.

-Por otro lado, si la cripta sigue bien cerrada, por ahora no es un problema- además le daba algo de resquemor enfrentarse a muertos vivientes, había escuchado historias y ninguna era buena, tenía algo de supersticioso el iluskano del Clan del Águila Blanca.

-Escuché a Cornon hablar de que hay muchos lobos en las cercanías, pero creo que de nada sirve ir a cazarlos cuando el frío parece estar hostigándolos- opinó el cazador, que a pesar de que unos lobos eran una buena partida de caza, el problema mayor parecía más importante y, por lo tanto, más merecedor de gloria.

Evitar un conflicto mayor por pura conveniencia, más que por estrategia o táctica, era una vergüenza para Tempus. Dalla podía darse cuenta que la cantidad de palabras que estaba saliendo de la boca del montaraz no era efecto del alcohol, como tal vez podían pensar los demás, sino más bien que era un buen signo: estaba confiando en los compañeros que le habían tocado en este viaje. Todas estas palabras iban acompañadas de comida, agua y más comida.

Kroner y Karian tuvieron la fortuna de compartir lecho con una mujer. Si era casada, comprometida, viuda o soltera, no se sabía, los tragos hicieron el efecto deseado de disipar sospechas curiosas ante las desapariciones misteriosas de los dos hombres con las lugareñas.

Las caras (y los cuerpos) de ambos se habían relajado y el ánimo había mejorado sustancialmente. 

Cuando Kroner salió a coger un poco de nieve para limpiarse la cara, encontró al mediano Gonkar acurrucado, durmiendo a la intemperie temblando de frío. Como si de un bulto ligero se tratara, el gigantón lo agarró con su manota y lo llevó de nuevo dentro de la posada, a una cama caliente y blanda.

Al sentarse con sus compañeros, planteó lo que tenía en su cabeza. La borrachera le había bajado sustancialmente y ahora analizaba mejor la situación.

Ahora todo el grupo debía decidir que hacer y por donde empezar...

La tensión se había disipado y un ambiente de festejo se apoderó de todo el lugar. Sin embargo, Elden no pudo sumarse a aquella celebración, en realidad nada había que celebrar. Las desventuras de este pueblo eran muchas, pero a lo que al Elfo y a su Orden refería, lo que estuviera afectando el clima, era su principal prioridad, por no decir que la única. Como agente neutral, su deber era no permitir que personas o criaturas afectaran el equilibro en la zona.

Atendió a la generosidad de los habitantes de la villa, aquello era mas por afianzar un pacto que por admiración o gusto. Así lo veía el elfo, sin embargo tomó con agrado y respeto aquel acto, él conocía de sobra la desesperación que abordaba a todos en Filo del Invierno, ellos eran ahora, su ultima esperanza.

-Mañana también llevaré mi armadura y seguramente voy a necesitar de sus flechas.- respondió al herrero Foltón.

Elden, comió y bebió lo necesario para estar satisfecho, se rehusó a probar trago y hizo caso omiso al seducir de las mujeres. Aquella pregunta de si danzaban en la cama pareció musitarse en sus labios de manera involuntaria, mientras una intrusiva imagen se vino a su mente sin que pudiera hacer mucho para evitarlo. -Risiel- de inmediato sacudió la cabeza, no quería mezclar un tema con el otro, pero en verdad estaba preocupado por ella.

La breve ensoñación del elfo fue cortada por las palmadas propinadas por Kroner. Elden sonrió, mas por cortesía que por otra cosa. Aquel viaje casi le costo la vida, pero esa fue la misión que le fue asignada.

Ya avanzada la noche, aquellos que estaban en el furor de la fiesta, poco o nada podían notar sobre el pasar de las cosas y ya muchos habían sido vencidos por los efectos del alcohol. Kroner seguí contando una y otra vez la misma historia, tal vez sin que él mismo se diera cuenta de ello, fue una suerte que finalmente fuese arrastrado furtivamente por una de las lugareñas y que cuando regresara luciera mucho mas lucido.

Escuchó con atención sus palabras, mostró acuerdo con lo que decía -Es cierto, el mayor problema que tenemos es el extraño cambio en el clima. Lo que sea que este causando esto, debe traer consigo terribles intenciones y pone en riesgo no solo a este pueblo, sino a todos los que rodean al bosque de la Luna.- hizo una pausa para luego continuar. -Debemos reunir la mayor información que podamos. Podemos dividirnos un poco para hablar con los que sobrevivieron a las exploraciones. Elden secunda lo sugerido por Kroner.

Mientras Elden hablaba, Kroner masticaba algún resto de un plato. Tomó un buen trago de agua, justo para cuando terminó el elfo.

-Más bien sería bueno hacerlos venir aquí- sugirió mirando primero al elfo, luego a Dalla, luego al enano y por último a Karian... Gonkar dormía como un cachorro, pero seguramente poco habría podido aportar a la conversación -Que nos confirmen quiénes son y que vengan... después de todo, no parecía muy grande el pueblo y así todos podríamos escuchar lo que tienen para decir- hizo una pausa -Yo empezaría por ahí- finalizó y se llevó una pata de algo a la boca. Estaba bastante tierno.

Dalla saboreaba el pan de cereal y el queso que había pedido para calmar el hambre. Ella no era de grandes comilonas pero le gustaban las cosas con sabor. En su mente se reproducía de nuevo la conversación anterior y la verdad es que tenía el espíritu inquieto. Varias amenazas pendían sobre la aldea y varias de ellas de naturaleza arcana o mística, como los sucesos del cementerio.

Una, sin embargo, la preocupaba más que el resto y quizás guardara relación con otras. El torreón.

Kroner pareció leerle la mente cuando habló y la maga asintió seria. Se limpió la boca con la punta de una toallita y contestó.

-Estoy de acuerdo. Creo que el asunto del torreón debería ser prioritario. No sé vosotros pero creo que huele a magia y que puede tener que ver con otros asuntos, como la actitud de los lobos o incluso el tema de los muertos vivientes.

Estoy segura de que a Arnold y Petrus no les importaría quedarse a ayudar con la empalizada y Lisa se quedará aquí con ellos. 

Tengo una duda, ¿la aparición de sucesos en el cementerio coincidió con la llegada del frío?

Elden medito en la sugerencia, ciertamente, era mucho mad practico y seguramente el consejo de ancianos les podían hacer llamar a una audiencia conjunta. Tienes razón, no creo que nadie se niegue a brindar esa información, todo es por el bienestar del pueblo. expresa de manera optimista.

Había que esperar a ver que decían los demás, tal vez para algunos esto resultara ser demasiado. Kroner parecía decidido, el elfo no comprendía bien lo que le motivaba, pero si le ponía a esto las mismas ganas con la que enfrentó al osobúho, seguramente pronto hallaría la respuesta para resolver el misterio de encontrar la por la que estaba cambiando el clima, su sola determinación hacía que valiera la pena el haber arriesgado su vida para viajar a Arguna.

A la pregunta realizada por Dalla, Elden no sabía que responder, él solo se enteraba de una que otra cosa, su estatus general, era estar al cuidado de lo que sucedía en el bosque, pero era muy probable que estuviera relacionado.

Bofrund sostuvo la vista al mago, el silencio se prolongó un poco más, pero cuando se rompió la algarabía fue tal que todo conflicto quedó olvidado, por lo menos de parte del enano.

La noche discurrió lenta, entre historias, comida y cerveza, además de muchas partidas de Gwent. El enano era imbatible, llevaba jugando mucho más tiempo de lo que la mayoría de estos humanos respirando. El pobre Otto, herido en el orgullo y alentado por el alcohol había apostado una suma importante que perdió en la siguiente mano. Al final llegó a un acuerdo con Bofrund, quien le daría unas cuantas mercancías con un poco de sobreprecio a cambio de decir que se las había comprado  (en lugar de perder la mayor parte del dinero en las apuestas) y nunca mencionar la vapuleada que se había llevado Otto jugando a las cartas.
Gonkar preguntaría al escuchar que alguien nombraba la cerveza enana, y unos minutos después estaría ayudando al enano a descargar un barril de la carreta. De nuevo, el regio enano no tuvo rivales en la competencia de bebidas, después de todo era una cerveza negra, espesa y estaba hecha con cicuta, para los humanos en grandes cantidades eso podía ser tóxico.

A la mañana siguiente el enano despertaría con un terrible dolor de cuello, se había dormido sobre una de las mesas con la armadura aun puesta. Despertó con la saliva chorreandole de la boca entreabierta; con el casco mal puesto tapandole los ojos y abrazado a su martillo. Cuando los demás entraron a la habitación hablando en voz alta, el enano bostezó, se acomodó el casco y se desperezó. Luego del buenos días habitual, se introdujo a la charla.

-Yo esuché algo de un semiorco brujo. Los orcos nunca traen nada bueno ¡Y tampoco los brujos!- dijo con convicción el enano mientras buscaba apurado algo abajo de las mesas.-¡Aquí está!- concluyó levantandose triunfal tras lanzar una maldición. Se había golpeado la cabeza al salir de abajo de uno de los tablones. Con la mano derecha izaba en alto y con orgullo una bota izquierda. Ahora que prestaban atención, veían que al enano le faltaba eso mismo.
-No te preocupes- le dijo a Kroner al ver que miraba al mediano.- Está dormido, pero probablemente no despierte hasta mañana. El pequeñin se bebió cuatro pintas de cerveza enana, eso tumbaría a la gran mayoría de los humanos.- Se aclaró la voz.-Volviendo a lo anterior... Orcos. Brujos. Malos. Las dos cosas en una sola criatura, ni me lo imagino.

Karian se veía incapaz de elegir el mal al que hacer frente, todos le parecían igual de importantes. Quizás la gente del pueblo pudiese decirles cual les urgía más, a fin de cuentas eran ellos los implicados.
- La verdad es que todo parece importante, y seguramente beneficioso para nosotros. Y, aunque estoy con Bofrund sobre los orcos, no alcanzo a ver qué puede ser más importante. ¿Quizás preguntar?

¿Preguntar? Después de lo de anoche, dudo mucho que quede alguien en todo el pueblo sin resaca.- Dijo mientras iba hacia la pared donde descansaba su escudo.-Vamos por partes. Sabemos de 7 problemas diferentes. El primero- comenzó a enumerarlos usando los dedos para asegurarse que nombraba todos- son los orcos y goblins que atacan la ciudad y sus empalizadas. Somos fuertes, pero no un ejercito, y no tenemos idea de dónde pueden estar. A lo sumo podemos ayudar a rechazar los ataques que se den mientras estamos aquí. El segundo, una criatura que ronda de noche robando ganado, nuevamente, ni idea de dónde está ni como encontrarla, y la verdad es que pienso que puede haber sido el osobúho que nos cruzamos en el camino.- Tras tomar su escudo, Bofrund fue hacia la puerta de la posada y encaró hacia el exterior. Hablaba un poco a los gritos, por lo que seguían escuchandolo.-¡Brrr! ¡Frío! ¡El tercero! Vecinos indeseables. Cuatro Espías Zhentarim y un semiorco brujo, hasta donde nos dijeron. Sabemos dónde viven, y quizás los zhentharim sean incluso razonables ¡Cuarto asunto! Frío sobrenatural que mata los cultivos, cielo permanentemente nublado. Salvo que Dalla pueda controlar el clima (y si puede la golpearé por no habernos hecho el viaje más facil), no hay nada que hacerle.- El enano dejó de hablar por un momento, se escuchaba que estaba revolviendo, buscando algo en su carreta, poco después el enano estaba de vuelta en la puerta con todo lo que usaba para dar el mantenimiento diario a su equipo.- Quinto, Marcio Mertall mencionó que la gente desaparece si va demasiado al oeste, y que un torreón abandonado hace siglos ahora de cuando en cuando tiene luces dentro. Sexto: lobos. Facil de solucionar, pero es como con el monstruo del ganado o los orcos y los goblins, hay muchos lugares donde podrían estar escondidos. Por último, no muertos en el cementerio. Si están encerrados dentro de las criptas, dudo que puedan salir salvo que sean fantasmas, y si lo son, dudo que podamos hacerles algo con nuestras armas.- Concluyó mientras se sentaba en una de las sillas y comenzaba con su ya rutinario ritual de limpieza sobre su escudo y su martillo.

-En mi opinión, hoy mismo solo podemos hacer algo con los vecinos, quizás investigar el torreón o llamar a una partida de caza para ir en busca de los lobos. Los no muertos están encerrados, no me preocupan ahora. Insisto que un brujo semiorco es una abominación desde cualquier punto de vista, está sólo y parece facilmente "solucionable"-había un tono sombrío en esa palabra.- Además de que probablemente requiera menos esfuerzo y casi puedo apostar que tendrá un buen impacto en la situación. Se llama relación de costo-beneficio. Marsember no se erigió en un día, las cosas una a la vez.
 

Kroner se cruzó de brazos, soltando comida y bebida. Dalla podía darse cuenta que eso significaba seriedad, y tal vez, enojo.

-Averigüemos primero entre los vecinos, tal vez encontremos algo que nos saque de tanta ignorancia- comenzó a decir el explorador -Pero no creo que tengamos que hacer algo que sea menos importante por el simple hecho de un "costo-beneficio"- su tono sonaba a desprecio -Si vemos que la razón de todo esto es el torreón, o es lo más sospechoso, ¿por qué no iríamos a quitar el problema de raíz?-

No podía pensar en esquivar un problema sin saber siquiera si sería demasiado para ellos o no. Primero debían saber qué estaba sucediendo con el frío sobrenatural, para eso habían venido. Lo demás, era una buena acción para ayudar al pueblo.

-De todas formas, coincido que probablemente nos hayamos encargado de la criatura que robaba el ganado... lo sabremos pronto- finalizó con la intención de que no fuera todo una confrontación con el enano.