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La máscara de la Muerte Roja

3. Sala Púrpura - 2ª parte.

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28/07/2013, 20:53
Fausto

-Pero por supuesto. La juventud nos hace actuar de formas poco acertadas y temerosas.- Contesto a su explicación de la relación con Elisabetta

¿Qué es lo que me estás diciendo Lucrezia? ¿Estas preguntas son una forma de darme aviso de algo que no estoy viendo?

Miro a los ojos a lucrezia. -Mi señora. Recuerdo a Juliana como a una amiga. Si mi mirada denotaba furia de algún estilo es posible que se tratase de alguna discusión que sostenia con alguien mas en ese momento.-

Lucrezia es muchas cosas menos estúpida o loca. Su insistencia en Juliana bien puede significar que me esta avisando de algo o que quiere inculpar de algo.

Juego una carta.

La conmoción al rededor de Attilo me hace mirarlo por un momento. -Es una desgracia no saber ni que hacer o que pensar. Esperaba de Guisseppe nos diera algo que usar. Pero ya le he hablado y su respuesta no es muy esclarecedora.- Me encojo de hombros. -Eres una muy buena jugadora debo admitir mi señora.-

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28/07/2013, 21:12
Chiara

Chiara entra de nuevo en la Sala Púrpura, con algo en la mano y caminando junto a Nicola. Una vez dentro observa a Cecile, junto a Attilio. Siente ganas de acercarse para consolarla, pero si es cierto que el bardo está enfermo es probable que le queden pocas horas, seguramente querrán aprovechar los últimos momentos para estar lo más a solas posible. Si finalmente es cierto, el momento de consolarla llegará después.

Al entrar pasa junto a Elisabetta y se acerca a ella para dirigirle unas palabras en voz baja. — ¿Veis? No me ha pasado nada. — Le dice, esforzándose por dedicarle una sonrisa a su amiga. Después observa a Martina, junto a su padre y también decide no interrumpirles. Busca a Enzo con la mirada y le hace un gesto, asintiendo con la cabeza, para que vea que está bien.

La joven se acerca finalmente a la mesa donde Lucrezia y Fausto juegan a las cartas y toma asiento junto a la mujer. — ¿Deseabais hablar conmigo?

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28/07/2013, 21:37
Lucrezia

Sonrió. Ciertamente estaba llevando ventaja en el juego, porque estaba demasiado concentrada en hablar con él. Una buena mujer debía aprender a jugar perfectamente a las cartas, para dejar ganar a quien debe ganar.

- Gracias. ¿Y quién podría ser esa persona, mi señor? Me caéis bien, Fausto. Me gustaría descartaros... - Jugó una carta. - Y no solo en el juego.

Por fin se le acercó Chiara y le hizo un gesto para que se sentara, así como a Enzo.

- Por supuesto que podéis sentaros, ambos. Perdonad que estuviera enfrascada en la conversación, querido Enzo. 

En cuanto Chiara se sentó, dejó sus cartas sobre la mesa y se abanicó.

- Mi querida y joven señora... Confío en que encontrarais tan preciado artículo que buscábais. - Le sonrió durante un segundo pero en seguida  - Normalmente, buscaría un lugar apartado para hablar con vos, pero temo que estas salas son demasiado pequeñas como para que eso sea posible, y es la Muerte quien nos acecha. Tengo entendido, querida, que el Príncipe no os cortejó con poesías y canciones, y cuentan los rumores que... exigía... - La miró a los ojos y cerró el abanico con fuerza entre ella y la joven amante del difunto príncipe, apretándolo de forma inusualmente intensa. - ...de vos más de lo aceptable.

Notas de juego

Por cierto, me acabo de acordar de que Enzo quería unirse a la partida. ¡Perdón!

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28/07/2013, 22:01
Chiara

La joven sonríe levemente ante la mención de su crucifijo y abre la mano, mostrándolo. — Sí, estaba bajo la mesa junto a la que estuve sentada. Me alegro de no haberlo perdido. — Escucha a continuación a Lucrezia atentamente y su ceño se frunce ligeramente al escuchar las palabras de la mujer. — ¿Lo que quiere de mí es alimentar cotilleos de salón? — Se pregunta, confusa. Sin embargo, decide responder a sus preguntas, a pesar de que no parecen tener más interés que el de indagar en vidas ajenas para pasar el rato. 

— Por supuesto que el Príncipe no me cortejó, mi señora. No soy noble, ¿cómo podría hacerlo? Pero sí os puedo decir que nunca exigió de mí nada que yo no estuviese dispuesta a darle. Fue el hombre más gentil, dulce y cariñoso que he conocido. Puede que nuestra unión no estuviese bien vista a los ojos del Señor... Al fin y al cabo, él no podría haberse casado conmigo. Pero no me arrepiento ni de un solo minuto pasado a su lado. — Chiara termina con la voz ligeramente tomada, al pensar en todos los momentos pasados junto a Próspero, y debe hacer una pausa antes de continuar.

— Entiendo que a vos, una dama tan conservadora, no os pareciera bien que el Príncipe trajese a la corte a una simple campesina para convertirla en su amante, pero no está nada bien que intentéis mancillar el buen nombre de Próspero ahora que ha muerto. 

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28/07/2013, 23:07
Attilio

-He pasado los días inténtando estár a solas con vos...Y ahora me siento como si muriera...-Attilio mira a Cecile cada vez más acuciado por la fiebre

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28/07/2013, 23:51
Lucrezia

Se abanicó. Se estaba poniendo a la defensiva, y de hecho estaba empezando a ofenderla. Pero entendía que hubiera tocado un tema delicado, así que simplemente abrió de nuevo el abanico y tras un suspiro, cogió las cartas de nuevo.

- Querida, no quería ofenderos, ni criticar la forma en que se dio la relación entre Próspero y vos, ni mucho menos mancillar la memoria de nuestro querido príncipe... Solo quiero entender qué es lo que está pasando en estas cuatro paredes, y lo que ha estado ocurriendo. Creo que las relaciones que mantenemos todos entre todos son el motor de las muertes. ¿No sería lógico pensarlo? No estoy queriendo acusaros, mi querida, pero alguien que supiera cosas que suscitaran la idea de que el príncipe y vos no os llevabais todo lo bien que cabría esperarse podía aprovecharse de eso. Solo quiero saber... pero bueno, si no queréis hablar del asunto, no seré yo quien os obligue. Asístame el Cielo si caigo en tal desfachatez. Por favor, mi querida Chiara, olvidad que os lo he preguntado y dejemos que siga la noche...

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29/07/2013, 00:03
Chiara

Chiara no pudo evitar un suspiro de fastidio. Eran ya demasiadas cosas en los últimos días, y a ella estos juegos de salón nunca le habían interesado. Lucrezia era perra vieja en el juego del abanico y el cotilleo, al igual que su amiga Juliana — Que en paz descanse... — y Chiara sabía perfectamente que no podía ganar a ninguna de ellas. Siempre se mantuvo alejada de los chismorreos, y más aún de las chismosas y no iba a empezar ahora a caer en sus burdas trampas de insinuaciones sutiles. Elisabetta necesitaba apoyo y la joven no quería seguir perdiendo el tiempo.

Con una sonrisa tensa, responde a la mujer. — Podéis estar tranquila, mi señora. Próspero y yo no teníamos ningún problema como insinuáis. Vuestras fuentes probablemente sólo querían alimentar falsos rumores, quizá para sentirse mejor consigo mismas. Estoy segura de que comprenderéis que tengo cosas más importantes que hacer que hablar de los cotilleos de la corte, así que si eso es todo lo que deseabais de mí... — Con estas palabras, hace un ademán, esperando la aprobación de Lucrezia para marcharse.

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29/07/2013, 01:09
Lucrezia

- Como queráis, querida. Solo pretendo esclarecer quién puede haber llevado a Próspero a la tumba, y planea hacerlo con todos nosotros después. - Le respondió, igualmente tensa. - El tiempo de los cotilleos acabó para mí hace tiempo, querida. Ése es el vicio de jovencitas dicharacheras sin ocupación. 

Le hizo un gesto con el que la despedía, ya que tan desesperadamente quería rehuir aquella conversación.

- He perdido el hilo de las manos que llevábamos. Fausto, querido, ¿haríais el favor de repartir ahora para Enzo también?

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29/07/2013, 01:21
Fausto

La conversación de Chiara y Lucrezia es tensa como la mas. Y se reparten insultos camuflados como todas unas expertas. LA verdad este tipo de cosas son las que hacen divertidas las reuniones de las cortes.

-Con gusto mi señora- Comienzo a barajar los naipes de nuevo y reparto cartas para Enzo, Lucrezia y mi persona. Noto como Chiara se aleja. La verdad es que ella había votado Fioona y eso me disgustaba. Pero bueno, tampoco es que me importe lo que haga o deje de hacer. me encojo de hombros.

-Debo deciros mi señora que tenéis una manera bastante ácida para expresar vuestras ideas. Admiro el manejo de lenguaje que profesa.- Miro a Enzo. -¿No esta de acuerdo mi señor Enzo?-

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29/07/2013, 01:31
Chiara

Chiara se aleja aliviada del lado de aquella mujer con lengua de serpiente, y se acerca a Fabiano, que se encuentra sentado con aspecto desanimado. Después de haber sido durante años amante del Príncipe, lo ha tratado lo suficiente como para considerarlo alguien cercano y no le gusta verlo así. La joven toma asiento junto a él y lo mira, con una ligera preocupación en los ojos. — ¿Os encontráis bien, Fabiano?

Después, desvía la mirada, para buscar con ella a Elisabetta y le hace un gesto para que se acerque a ellos si lo desea.

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29/07/2013, 05:37
Fionna

- Me temo que eso es, querida hermana - cuando su hermana pone su mano en su pie, ella se estremece y siente cómo la fiebre se apodera de ella.

Cae de rodillas y mira a Salvatore por un momento más. Con tristeza en sus ojos, una súplica se lee en su rostro y le sonríe por un momento al caballero. Al filo de la muerte, su corazón hablaba con claridad. Le sonríe con honestidad a Salvatore y luego mira a su padre - Prometo cuidar de nuestra madre, padre mío -.

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29/07/2013, 08:57
Fabiano

El chambelán alza la mirada hacia la joven durante unos segundos y después se encoge de hombros.
- Encontrarse bien, no hacerlo... ¿Acaso importa? No creo que vaya a cambiar nada de la situación en que nos encontramos - Responde con un tono que deja claro que realmente poco le importa su propio estado, que poco le importa todo, cosa que para quienes lo conocen es extraña, pues si por algo se caracteriza Fabiano sería por no rendirse, luchar siempre y cumplir con sus obligaciones hasta el final, así que, para esa gente debería quedar claro que sí, que algo le sucede.

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29/07/2013, 09:59
Cecile

Cecile no atendió a las demás conversaciones, aunque las voces de Chiara y Lucrezia acompañaban un tono áspero con el que la mujer pudo sentir esa tensión que habían creado. La respuesta de Attilio dejó a la mujer todavía más confusa. Ojalá... Ojalá pudiéramos estar solos mi querido Attilio... - Pero... No podemos, querido... Aquí no... - Cogió su mano y, llevándosela a su pecho, la apretó con fuerza.

Seguidamente, miró hacia la puerta que daba a la sala anterior, a la que acababan de ir Chiara y Nicola para recuperar el objeto de la primera. Podríamos... Desplazarnos allí... Aunque es peligroso... Pero ellos han ido y han vuelto sin problemas... Pensó, turnando la mirada de la joven al caballero y viceversa. 

Cecile había cogido su mano sin mostrar ningún reparo. Pero interiormente, sentía miedo por si la enfermedad acabara llegando a ella a través del bardo. Miró a Fionna un instante. Lo siento tanto...

Cada vez estaba más alterada. Veía las caras de los demás y todavía sentía más y más nervios. Finalmente miró a Attilio con una mezcla de ternura y tristeza. Sangre fría. A mí ya no me queda nadie... Todos deben cuidar de los suyos... A mí sólo me queda Attilio, quien ha estado a mi lado desde que nos conocimos... Él es diferente conmigo. Y lo estoy perdiendo. - Attilio... Verdad y lealtad... ¿Recuerdas...? - Se atrevió a decir. Seguidamente se acercó poco a poco y le dio un beso en la frente, a pesar del peligro que conllevara hacerlo.

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29/07/2013, 11:05
Salvatore

El estado de salud de Attlio empezaba a preocuparle, si de verdad estaba enfermo y no estaba fingiendo entonces iba a tener un verdadero problema si Alfredo fijaba su atención en él. La segunda mano de Próspero no parecía tener ningún miramiento a la hora de arrebatar la vida a alguien.

Por el amor de dios, levantaos... -pensó Salvatore dedicando una mirada de preocupación a Cecile y Attilio.

Fue hasta Fionna que acababa de caer de rodillas no muy lejos de él y le ayudó a levantarse. -Fionna reposad un rato, os hará bien. -analizó el color de su rostro preocupado. -Seguro que podemos improvisar algún lecho para que estéis cómoda.

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29/07/2013, 11:10
Nicola

Nicola volvió de la sala azul con Chiara y el colgante que había perdido, sin mayores problemas. Parecía que la situación allí no había mejorado, de hecho, Attilio aparentaba a todas luces estar sufriendo los primeros síntomas de la muerte roja. 

La muerte roja... No puede permitirse que se extienda, hay que hacer lo que sea para frenar su avance y salvar al mayor número de personas posible, independientemente de que los habitantes de la corte gocen en mayor o menor medida de sus simpatías. Sin embargo, en la anterior sala había caído en la cuenta de algo... Algo de lo que tendría que asegurarse en un futuro. Pero, ahora mismo, poco podía hacer. 

Se volvió a acercar a Martina y Giuseppe, manteniendo una distancia respetuosa mientras rezaban, y cuando acabaron, se acercó al mercader y, posando una mano en su hombro, le preguntó:

-¿Cómo os encontráis, Giuseppe? ¿Qué podéis decirme?

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29/07/2013, 12:51
Roderigo

Las palabras de mi hija me estremecen y no puedo evitar mirarla con temor. Tiene que estar equivocada, no me voy a quedar sin ella

Fionna, os suplico que no digáis eso... - Miro nervioso hacia todos los lados. - Y menos con las votaciones tan cerca. Si salieseis elegida, yo iría después de vos. - Atraigo a mi otra hija y las junto de un abrazo. - Patricia, si vuestra hermana dice alguna tontería más, debéis ayudarme a quitársela rápido de la cabeza. - Le digo con tono dulce a mi primogénita.

 

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29/07/2013, 13:30
Enzo

Enzo, que no había dejado de mirar hacia donde se había ido Chiara con Nicola, le dedicó una sonrisa tímida a la dama cuando la vio regresar, y con paso inseguro se acercó a ella y le susurró al oído.

- Gracias al Todopoderoso que estáis bien, por favor no volváis a torturarme con vuestra ausencia. Si en mala hora decidís volver a salir yo me ofreceré voluntario para acompañaros, pero por favor no lo volváis a hacer.

Después se alejó para la dama atendiera sus asuntos y aceptó al propuesta de Lucrezia y Fausto.

- En verdad que me place poder participar en este juego con vuestras mercedes- le dijo a la dama tomando asiento al lado de Fausto. 

De fondo escuchó a Roderigo y sus hijas, se giró para mirarlos con gesto preocupado pero prefirió permanecer en su sitio para no incomodar con su presencia.

El bastardo cogió su montón de cartas, las observó y las recolocó en su mano.

- Mi señor Fausto tiene razón, no puedo negarlo- se permitió una ligera sonrisa.

 

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29/07/2013, 14:51
Patricia

La situación no mejora. Fionna presenta fiebre y mi padre... no quiero imaginarme como debe estar. Como todos nosotros, aunque con la desazón de ver como nuestra pequeña tiene delirios por la fiebre. Salvatore se acerca para ayudar a acomodar a mi hermana pero mi padre nos abraza a ambas. Me fundo en su abrazo con él y mi hermana, mirando a uno y a otro para luego añadir:

- Está delirando, quizás por la inanición padre. Se ha preocupado de que todos coman menos ella. Eso debe ser -trato de convencer a mi padre y de convencerme a mí misma que Fionna no está padeciendo los mismos síntomas que Attilio, que los anteriores afectados, que incluso el bendecido por Nuestro Señor, el señor Giusseppe. Niego persistentemente, tratando de alejar estas ideas de mi cabeza.

- Es una buena idea -digo mirando al señor Salvatore sobre improvisar un lugar cómodo para mi pequeña Fionna- si necesita ayuda no tiene más que decirlo. Habeis tratado con gratitud y deferencia a mi estimada Fionna, seguro que mi padre también está de acuerdo con ello -digo mirando al mencionado ahora- ¿Creeis que aquí habrá agua para ella, padre?

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29/07/2013, 15:15
Attilio

Lo recuerdo bella Cecile y lo he cumplído a rajatabla-cierro los ojos al notar su cálido beso y sigo fébril-dios si alguna vez habeis tenído alguna poca fé en mi por favor salvadme, quiero vivír.-

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29/07/2013, 16:19
Elisabetta

Madre -hago una ligera reverencia al pasar junto a ella y sus acompañantes.

¿Desde cuando jugar a las cartas era una afición de madre? Había tantas cosas que desconocía sobre ella... siempre estuvo más ligada a su padre.

Me acerco a Chiara. No me acababa de gustar que hubiese salido sin mi. Es como si tuviese algo que ocultarme, pero en el fondo sabía que esos pensamientos eran fruto del encierro y la paranoia. Su amiga sólo había querido protegerla.

Me asustaste mucho Chiara. No puedo permitirme perder a una amiga. Ahora que Maese Giussepe ha vuelto, Martina está mucho más alegre, pero ya no necesita tanto de nosotras.

¿Tienes comida del otro lado? La de aquí parece rancia y lo cierto es que comienzo a tener hambre y sed.

No había probado bocado desde que Lautone le trajera algo de comer.

Lautone...