Partida Rol por web

Rómulo estaba poniéndose nervioso antre los sonidos que se oian en la oscuridad - Necesitamos ver que pasa arriba - no por obvio el comentario del pequeño druida resultaba menos cierto - Alguno puede disparar y clavar un proyectil en el techo, a través del agujero? - Rómulo no espero respuesta - Puedo conjurar una luz similar a una antorcha en el proyectil, si la clavan en el techo por lo menos veremos que pasa - propuso.

La maga ante la petición del druída se acercó a el y le mostró la punta del virote que tenía cargado -Adelante Rómulo, intentémoslo.

Cita:

"La próxima vez, convócalo donde estemos nosotros, y no donde no tenemos acceso", apostilló Arthedain. "En esta planta tenemos ventaja numérica y posicional, y a menos que el oponente tenga armas a distancia (que de momento no parece), déjale que venga, no vayas a buscarle." El elfo gris parecía estar dando una clase en una academia militar, en lugar de blandiendo una espada a la espara de un combate.

"Silvania, no subas. Te quedarías sola y en desventaja. Si lo que haya arriba quiere venir a por uvas, que baje."

-¡¡Pero de verdad vamos a quedarnos aquí esperándolo!!. -El repentino comentario enojado de Mosest en voz alta sorprendió a todos. Después de un rato apretando con rabia el puño de la espada mientras oía chillar de dolor al animal que era masacrado en la planta superior, no pudo aguantar más. Nervioso, terminó diciendo: -¡O esa cosa baja ahora mismo o subo yo a buscarlo!. -Después de mirar a su alrededor, terminó añadiendo: -Si averiguo como hacerlo...

Evidentemente el paladín no compartía, de forma alguna, la apreciación del elfo sobre como enfrentarse a un oponente desconocido. De hecho desoyendo completamente lo que Arthedain había sugerido ya estaba, al igual que Silvana, estudiando la forma de alcanzar la planta superior.

La mediana comprobó que sería una opción más factible el trepar por los restos destrozados de la escalera que todavía quedaban en la pared que intentar un salto directo para alcanzar la planta superior. En la oscuridad escuchaba todavía al lobo gruñir y los sonidos de pelea, pero desde donde estaba no veía nada. Parecía que el animal invocado por Rómulo atraía la atención de lo que fuera que estaba allí arriba, en la zona central del piso superior. En ese momento se oyó un aullido gutural que no procedía del lobo. Parecía que el animal había logrado morder a su misterioso oponente y causarle daño.

- Puede ser - contestó el mediano - pero si los problemas están arriba debemos subir... y prefiero hacerlo mientras "eso" está distraido - contestó el druida al elfo mientras se planteaba como podría ayudar a su mascota.

- Solo nos falta iluminar el lugar - continuó sin perder de vista su idea previa - si alguien tiene un proyectil que "encender" que se acerque - completó sin perder de vista el lugar desde donde le pareció que se escuchaba el combate.

Silvania parecía un tanto desesperada. Su mirada buscaba asideros como fuese para intentar trepar al piso superior.

- ¡Si ese nombre animal que has conjurado muere mientras todos estamos abajo, su muerte heroica no habrá servido de nada!

Por un instante, mientras oía a sus camaradas buscar formas de actuar en el piso de arriba, la mente de Arthedain se alejó de la realidad y viajó a un tiempo pasado, a un paso de montaña, en el que una columna de elfos era emboscada desde lo alto por una partida de guerra de los odiados orcos. Los gritos de los heridos, el zumbido de los virotes envenenados, los cánticos marciales, todo ello resonaba en su mente.

- "Arthedain, avanza con tu pelotón y toma ese saliente, desde allí podremos desplegarnos"
- "Señor, deberíamos replegarnos un par de centenares de metros para ponernos fuera de su alcance y usar magia para desalojarles del saliente. Si no, nos pueden masacrar desde allí"
- "Tonterías, no son más que una patrulla de incursores, en cuanto podamos fijar su posición saldrán corriendo como los cobardes que son."

(...)

"Nos hemos reunido aquí para honrar la memoria de los valientes del 3º, el 5º y el 8º de Infantería, aniquilados por los orcos en la batalla del paso de Skimmermor. Gracias a su heroico esfuerzo, se pudo evacuar a tiempo el bosque Ancho. Recoge la medalla uno de los supervivientes, dejado por muerto en el campo de batalla (...)"

Al oír las palabras del mediano, el poco raciocinio del que disponía Mosest le sugirió una idea que, por lo menos a él, le parecía buena.

- ¿Quieres un proyectil para iluminar el lugar? - acto seguido se puso a mirar al suelo hasta que encontró una piedra o un trozo de escombro de tamaño manejable. -Aquí tienes, ilumínala y solo es cuestión de colarla por alguno de los agujeros - dijo sonriendo con satisfacción.

- Pensaba en algo que se pudiera clavar en el techo - contestó el druida - para tener más visión, pero si nadie ofrece nada mejor... -

El mediano se queda esperando que alguien le ofrezca una flecha / virote para iluminar preocupado porque pasa el tiempo y siguen sin ver a quien los estaba acechando.

Robin, ante la tensión del no-saber-qué-hacer, empezó a mirar todo aquello que les rodeaba...

Necesitaban llegar al piso superior tan rápido como fuera posible, y no parecía que hubiera ningún camino para llegar allí arriba.

Al fin se le ocurrió una idea. Era una idea desesperada, y no sabía si se podría llevar a cabo, pero a Robin se le daba muy mal quedarse callado reflexionando sobre las posibilidades de éxito o fracaso de sus actos.

- ¡Mosest! Vamos a coordinarnos... Creo que tú y yo podríamos aupar a los dos medianos hasta el piso superior. Ellos pesan poco, y creo que si les damos pie con los escudos y les impulsamos hacia arriba, quizás podríamos hacerles llegar hasta el piso superior. Bhain, sin duda tú eres más fuerte que nosotros, pero en esta ocasión nuestra altura juega a favor. tú deberías estar atento por si caen, para poder cogerles. ¿Qué decís, lo intentamos?

Tras lanzar su sugerencia, Robin se quedó observando a Arthedain. La extraña complexión de los elfos hacía dudar al clérigo de la capacidad muscular de Arthedain, pero no era su ayuda lo que buscaba, sino más bien alguna señal de aprobación...

A Gaius no dejaban de sorprenderles sus compañeros, en ocasiones era para bien y otras, como la presente, para mal. El caos y la desesperación habían tomado posesión de varios integrantes del grupo, los cuales ni si quiera habían visto al enemigo en cuestión. Al asesino no le hacía mucha gracia poder ser el objetivo potencial de un flechazo por la espalda pero tampoco le agradaba la idea de ascender a una posición alta a oscuras y seguramente mucho mejor protegida de lo que pareciera a primera vista.

La mirada Arthedain estaba perdida, ensimismada, seguramente el también pensaba como el humano. Aun encontró más apoyo en sus razonamientos en las palabras de Rómulo. No estaba todo perdido…

- Iluminar la segunda planta, cuando sepamos a quien o a que nos enfrentamos ya sopesaremos nuestro siguiente paso ¿de acuerdo? – espetó con clara intenciones de tomar las riendas del asunto antes de que alguno hiciera una locura por su parte.

- Si, iluminémosla. Alguien tiene algo que podamos clavar en el techo? Yo les doy la luz, pero no creo que una bala sea la mejor idea, solo rebotará y quedará fuera de la vista... Así no veremos demasiado - Rómulo se comienza a poner nervioso. Parece que todos están de acuerdo en iluminar el lugar, pero nadie le acerca un proyectil que pueda ser clavado

- Quizás una daga? - agrega finalemnte, con algo de miedo - lo que sea que podamos clavar en el techo -

La nigromante, abandonando su puesto vigilante en la puerta, se aproximo al mediano ofreciéndole su virote. Como si fuera la única señal que el mediano esperaba éste lanzó un conjuro de luz sobre su punta e, inmediatamente, Mama disparó su ballesta contra el agujero del techo. El virote se clavó en el techo de la planta superior iluminando parte de la escena. Se oyeron gruñidos desaprobadores ante la aparición de luz. No uno, sino varios, y el mediano incluso tuvo tiempo de ver como una criatura humanoide, de piel grisacea cuarteada y rostro putrefacto retrocedía del borde del agujero ahora que la luz le había privado de su ocultación. Mama también pudo verlo claramente. Se trataba de un necrófago... Y sabiendo que estas criaturas no solían actuar en solitario sospechaba que otros acecharían en lo alto...