Partida Rol por web

Silvania dispara rápidamente dos flechas sobre las bestias, y, ante lo que parece que por fin son refuerzos opta por tratar de aguantar la posición.

Sin embargo, no parece estar muy convencida de lo que hace, porque su voz tiene una clara nota de miedo cuando da aviso abajo:

- ¡Cinco monstruos aquí arriba! ¡Dense prisa!.

Con la presencia tan cercana de las aborrecibles criaturas, la rabia por ver como masacraban al lobo había desaparecido momentáneamente. Tenía miedo por sí misma, si la alcanzaban con el arco en la mano su defensa sería muy complicada, ignoraba en qué forma aquellos muertos vivientes podían atacarla, pero su instinto le provocaba repulsión hacia ellos y con esa sensación tan primaria, miedo.

La primera de las flechas atravesó limpiamente el cuello del necrófago herido, haciendo que se desplomara. Por otra parte los demás monstruos comenzaron a avanzar corriendo amenazadoramente hacia Silvania. Uno de ellos llegó a su lado y le propinó un mordisco en el muslo. La mediana sintió un escalofrío que se sumada al dolor de la herida. Sus músculos parecían contraerse y quedar paralizados, pero la resistencia de la mujer la salvó de quedar paralizada.

El grito desesperado de Silvania coincidió con la visión de una de las grotescas criaturas que, aferrada a la pared, intentaba cruzar el hueco. Arthedain lo estaba viendo avanzar... También se escuchó en la zona superior un estertor de muerte y un cuerpo que se desplomaba.

- ¡No subáis! - La voz de Silvania parecía ahora más segura en la orden- ¡Ya no hay por dónde, me están rodeando...!

- Entonces sal de allí. Salta! - la voz del pequeño druida contestó a la arquera mientras esperaba que el picaro verificara si había alguna escalera que subiera, tras la puerta que tenía a su lado.

Arthedain, que estaba esperando algún movimiento en la planta superior, vio avanzar a uno de los muertos vivientes por el hueco del techo y aprovechó la oportunidad para dispararle con su ballesta.

Al tiempo, ladró un par de órdenes: "¡Silvania, salta por el hueco más cercano, rápido! ¡Bhain, baja de ahí!"

Gaius al darse cuenta de todo lo que pasaba a sus espaldas y escuchar el inconfundible ruido de un arco al destensarse, se levanto mientras se giraba para contemplar la escena.
Había sido consciente de casi todo por las palabras y ruidos pero parecía que la cosa se estaba descontrolando aun más.

Se sorprendió al ver como se apiñaban sus compañeros alrededor de la escalera intentado ayudar, si eso se podía llamar así: “entorpecer más que apoyar”, a la pobre Silvana que se debía encontrar rodeada por a saber que criaturas. El elfo que se encontraba a su vera, intentaba acertar con sus flechas a lo que parecía un necrófago que atravesaba el derruido muro. Mientras Rómulo y la nigromante cubrían desde la lejanía.

Evaluó la situación, “su” mayor problema actual era el monstruo que avanzaba hacía ellos. Sin perder tiempo se deslizo por la espalda de Arthedain para poder conseguir un mejor blanco, tensó su arco y disparo.

La flecha de Arthedain se clavó inofensivamente en la contra de una ventana cerrada mientras el monstruo desaparecía de la línea visión, presumiblemente para rodear a Silvania. Pese a los gritos de advertencia de la arquera Bhain ya había alcanzado la planta superior desapareciendo de la vista de los luchadores de abajo.

A través de las escaleras, tras aupar al enano al piso superior, tanto Robin como Mosest veían a una marea de famélicos necrófagos rodear a la valiente Silvania, que se perdió de su vista.

Al alcanzar el piso superior Bhain se vio de pronto mezclado en plena pelea. ¡Mejor! ¡Había gastado toda su energía en la escalada y no le quedaba humor para ir en busca de los enemigos! ¡Ahora los tenía al lado!

Silvania se desesperó por momentos.

- ¿Por qué has subido? Aquí no podemos luchar, ¡no tengo espacio! ¡Baja de nuevo!

No te dejaré sola aqui arriba, baja tu, yo me ocupare de ellos -Bhain observó el elevado número de esas cosas si el se marchaba Silania se vería en un serio apuro

Silvania no encontró el modo de armar el arco sin ser acribillada por los necrófagos. Lo sentía por el enano que había venido a ayudarla, aunque llegase tarde al menos lo había intentado.

Todavía podía rematar al necrófago herido, si hacía un buen salto y no se desequilibraba podía dispararle desde abajo. Pero todo falló, cuando estaba a punto de dar el salto una zarpa le pasó muy cerca de los ojos y el involuntario movimiento para esquivarla la desequilibró, cayendo por el hueco de las escaleras sin control alguno...

Silvania cayó por el hueco de la escalera y, pese a que la altura no era mucha, rodó por los escalones perdiendo toda oportunidad de atacar a ningún monstruo. Por su parte Bhain, arriba, lanzó un grito de guerra enano mientras golpeaba a uno de los necrófagos. Ahora era el enano el que parecía tener serios problemas...

Silvania podía estar herida, Bhain rodeado de necrófagos, y el General Elfo trataba de matar nomuertos a flechazos... Aquello no pintaba nada bien. Pero la voluntad de Robin no iba a flaquear al enfrentarse a estos horribles monstruos: sabía que Random estaba a su lado, y aquellas oscuras creaciones iban a conocer de primera mano lo que era sentir la Ira de un Dios!

Robin se concentró en su amuleto, un collar del que colgaba una machacada Rosa de los Vientos, para invocar el Poder de Random.

- ¡HUID, ABOMINACIONES! ¡HUID DE LA IRA DE RANDOM!

Ante la ira de Random las criaturas levantaron espantadas sus brazos. Un rugido de frustración y odio arrancó de sus pulmones mientras retrocedían alejándose del alyan que Robin levantaba con vehemencia. Bhain, milagrosamente, se vio liberado de los monstruos, que huyeron hacia un pasillo de la segunda planta.

Robin soltó un suspiro de alivio al ver que los no-muertos retrocedían; aún en su hora más difícil, Random permanecía a su lado. Una mezcla de satisfacción y orgullo recorrió su cuerpo, y a punto estuvo de soltar una triunfal carcajada, pero aquel no era el momento de cacarear como un gallito; ya habría tiempo para contar a las lozanas mozas de las tabernas cuán heroico había sido su comportamiento aquel día. Robin se volvió hacia el resto del grupo que aún se encontraba en el piso inferior.

- Compañeros, Random nos ha concedido un respiro. No lo desaprovechemos...

El ruido de pasos huyendo daban cuenta de la eficacia de la intervención del clerigo - Bien hecho - lo felicitó el pequeño druida - espero que no se acerquen hasta que estemos preparados - completó mientras se acercaba a su congérnere - estás bien? le preguntó - necesitas ayuda? -

- Debemos encontrar una escalera que suba - comentó convencido - En ese cuarto que vimos no había nada que subiera, solo bajaban, quizás detrás de las puertas de allá - señaló a las puertas dobles - si debemos subir por esa escalera rota será peligroso y esos no-muertos nos meterán en problemas. Además no pienso abandonar a Remo. Propongo investigar las puertas -