Partida Rol por web

- Personalmente yo no le doy más credibilidad a ella que a vosotros. Pero eso no quita que debamos tratarla con respeto...

Mientras el grupo discutía Imanthia manejaba rápidamente las ganzúas de Gaius en la puerta. Obraba con la rapidez y tranquilidad de quien hace un trabajo que ya conoce. Después de todo, si la historia era cierta, ella misma había desactivado esa trampa con anterioridad. Como dándole la razón se escuchó un click y la puerta se entreabrió un poco. La muchacha le tendió de vuelta la bolsa negra a Gaius, con las piezas recogidas de forma correcta.

- Gracias. Un excelente juego de herramientas, encapuchado.

Sin esperar la orden evidente que vendría a continuación la muchacha abrió la puerta.

La puerta descubrió un pasillo lóbrego de piedra, de veinte pies de ancho, iluminado tenuemente cada poco tiempo por unas antorchas titilantes. Parecía que venía algo de aire procedente del interior de la mazmorra. El suelo era de piedra, distino al que hasta el momento cubría el sitio, ya que las baldosas estaban más trabajadas con cenefas de calaveras bordeándolas. El pasillo continuaba adentrándose en el lugar durante unos sesenta pies antes de formar una esquina que iba hacia la derecha.

La muchacha comenzó a avanzar por el pasillo:

- Al girar daremos a un hall algo más amplio con varias puertas... En el pasillo no hay trampas.

Ya devueltas sus herramientas, pero sin la satisfacción de ver la electrocución de la mediana, avanzo junto a ella aunque algo atrasado. Una vez más no se fiaba, su precavido instinto de supervivencia se lo impedía. Mientras se desplazaba junto a ella hizo un gesto con la mano al resto del grupo para que los siguieran un poco retrasados.

Un pasillo sin trampas, decía ella. Quizá no las tuviera, quizá no topara con ellas la primera vez que estuvo alli, o quizá simplemente era una treta bien planteada. Por tanto ,doble trabajo para Gaius, vigilar a Imanthia y a los obstáculos mortíferos que pudieran aparecer.

Durante el transcurso de la aventura el asesino parecía haberse humanizado algo, cosa que habían notado todos los miembros del grupo, pero desde que se había añadido la pequeña picara al grupo, sus gestos, sus modales y hasta su aura parecía que habían sufrido un retroceso a su estatus original.

- Pues, si no hay trampas podéis abrir la marcha - contesta el mediano, manteniendo su postura desconfiada y su varita preparada - pero no os separeis de nuestra vista... para investigar tengo un mejor espía que lo que podéis ser vos -

Acariciando la cabeza de su montura mientras le ordenaba - Mantente cerca, si quiere avisar a alguien, ya sabes que hacer - se preparó para realmente asegurarse que la mediana no les mentiría respecto a que podía haber tras la esquina.

Abrió la alforja donde solía viajar Héctor, su familiar, y tras visualizar la esquina que se veía al final del pasillo imprimió en su mente una intensa sensación de curiosidad para que este también la sintiera - Vamos amigo, cuentame si hay alguien allí - murmuró dejando que la víbora saliera de su habitual y cómodo escondrijo y reptara por el pasillo - No os hará nada... pero nadie la verá tampoco - le indicó a la mediana seguro de que su amigo cumpliría su misión

Bhain se acerco a la mediana y poso una de sus rechonchas manos sobre su hombro. -Buen trabajo, eso ha estado muy bien. -Bhain se volvió a  sus compañeros. -  bueno parece que no lo estamos haciendo tan mal después de todo.  ¿hay alguna trampa en el Hall y sabes donde dan esas puertas? 

La mediana pareció sorprenderse del toque de humanidad del enano, que claramente contrastaba con la desconfianza que Gaius y Rómulo no se molestaban en ocultar. Ante la visión del asesino revisando con cautela el pasillo simplemente se encogió de hombros y quizás fue curiosidad lo que se reflejó en sus ojos al ver como la serpiente se deslizaba silenciosamente por el pasillo.

Un par de minutos después el asesino, que estuviera observado con cautela el lóbrego pasillo, se levantó del suelo que había tanteado con cuidado, examinándolo cuidadosamente. Revisó las paredes y la posición de las antorchas. Finalmente asintió ante la pregunta silenciosa de los demás: parecía que no había ninguna trampa en aquel pasillo.

Por su parte la víbora regreso a junto al mediano tras ojear el recodo que conducía al hall.

- Una de las puertas, la del este, conduce hacia la zona de apostentos de los maestros. Otra de ellas lleva a las cámaras donde descansan los Adeptos del Nuevo Orden de la Muerte. La tercera desconozco hacia donde lleva.- dijo Imanthia contestando a Bhain.

Al no sentir ninguna sensación de peligro por parte de su familiar, el mediano lo dejó ascender por las patas de Remo, que ya estaba acostumbrado, y volver a ubicarse en su cómoda alforja

Luego aún montado hizo avanzar a Remo hasta que ingresó en el hall y se plantó en el medio del mismo, mirando a las puertas mientras comentaba - Supongo que lo mejor es ir por los maestros! - aseguró Romulo antes de continuar - acabar con los seguidores será más sencillo si no tienen quien los guíe -

Mirando a la mediana, y esperando que las sensaciones de algunos de sus compañeros respecto a ellas fueran las correctas, le preguntó - De cuantos maestros... y adeptos hablamos? -

- Quizás deberíamos empezar por la puerta del este, si esta en algún lado estará en los aposentos de los Maestros. ¿ Que creeis ? -Bhain se giro hacia sus compañeros como esperando que alguno mas diera su opinión, no era cuestión de hacer lo que el dijera

-¡A por lo maestros!. ¡Descabecémoslos! - dijo Mosest con mucho entusiasmo pero sin saber muy bien de lo que hablaba.

Cita:

"Espera, jovencito", dijo Arthedain con tono fatigado. "Aunque siempre es una buena idea debilitar al enemigo y negarle refuerzos que pueda usar en la batalla final, si acabamos de fatigarnos luchando con los maestros, necesitaremos descansar y reponer conjuros antes de ir a visitar a su amo, y no sé si nos podemos permitir el perder tanto tiempo."

Mientras hablaba el grupo avanzó por el pasillo hasta encontrarse con el mencionado hall.

Era una estancia de piedra cuadrada de unos cuarenta pies de arista. Las paredes estaban por primera vez decoradas con enormes tapices que representaban a esqueletos que se levantaban de sus tumbas y miraban fríamente al pintor. El lugar estaba tenuemente iluminado por una bola de luz mágica situada en el techo, a poco más de diez pies de altura. La bola emitía una luz rojiza, que maginificaba el siniestro aspecto de la cámara.

En la pared este había una puerta de madera maciza festoneada por unas barras de acero que otorgaban una solidez especial a la misma. En la pared sur había otras dos puertas, una situada al lado de la otra. Ambas eran también de buena madera, pero carecían de refuerzos adicionales. Todas las puertas estaban cerradas.

Completaban la decoración de la estancia dos estatuas de piedra que representaban a sendos caballeros con armaduras completas. Sus yelmos abiertos mostraban el rostro descarnado de unos esqueletos con colmillos desafiantes y en sus manos portaban espadas de piedra. Los esqueletos de piedra parecían custodiar la puerta del este, situándose uno a cada lado.

Imanthia contempló extrañada los guardianes de piedra:

- Eso no estaba ahí la última vez que pasé por esta sala...- dijo sin entrar en el hall, permaneciendo con los demás al final del pasillo.

-¿Hace cuanto que pasastes por aquí por última vez? - preguntó Mosest extrañado.

- Pues me temo que el amo estará con los maestros - contestó el pequeño druida, manteniéndose detrás de Imanthia, aún montado y con la varita en la mano que tenía libre.

Antes de entrar en la nueva sala miró con curiosidad las estatuas - Y sospecho que esas estatuas son más que algo de piedra... con más razón si antes no estaban - añadió preocupado mientras las miraba con atención. Estaban pasando demasiadas cosas y al druida se le estaban acabando las ideas. Mirando a su nueva "compañera" le preguntó - Eres capaz de abrir esa puerta... no, no, espera, todavía no lo intentes - detuvo cualquier acción de esta - Simplemente es para saberlo - Más allá de sus palabras miró con intensidad a las estatuas, tratando de detectar cualquier atisbo de movimiento en ellas. mientras preguntaba - Esa luz? A alguien se le ocurre que puede hacernos? -

Cita:

"Ahora te lo digo", responde Arthedain mientras se concentra. "No os mováis y preparad armas contundentes, por si son gólem de piedra."

El monstruo con el que se habían encontrado antes - la gárgola - no tenía un aspecto tan petreo. Aunque sabían que aquel tipo de criaturas podían permanecer tan inmóviles como estatuas verdaderas no habían escuchado jamás que tuvieran formas tan definidamente humanoides. No, definitivamente aquello no parecían gárgolas. ¿Y golems? ¿Los legendarios guardianes creados de forma mágica? Ninguno de los integrantes del grupo había visto jamás a una de estas míticas criaturas en acción, así que por el momento aquellas estatuas parecían eso: estatuas.

Si Remo había notado algo extraño en las criaturas no lo demostraba. Por su parte Rómulo, pese a observarlas fijamente, tampoco fue capaz  de percibir nada anómalo en ellas.