Partida Rol por web

Observo el mapa con detenimiento. Después de un largo rato, levanto la mirada hacia Kramghrat.

- ¿Y bien? ¿Que quieres saber del mapa? Veo que están señalados varios puntos, los más importantes. Fuera de eso, hay poco que saber. No existen veredas o caminos entre el bosque, eso sería provechoso para los Trolls, y los campamentos de las tribus cambian de ubicación cada poco tiempo. Ya que durante sus guerrillas, suelen arrasar los que quedan en pie.

- No hay puestos de venta cercanos en muchos kilómetros a la redonda. Y Goldang trae sus mercancías por encargo, aunque siempre suele llevar de sobra. Puedes probar a hablar con él. 

Salgo de la cocina y me quedo en el marco de la puerta para indicarles desde allí la posición del mercader.

- Aquél hombre con camisa blanca y barba canosa. 

Digo señalando a Goldang.

-Indícame las zonas más conflictivas y si se usan algún tipo de señales en estas tierras para indicar refugios seguros, en que lugares hay buena caza, que lugares evitar y cosas así. ¿Hay patrullas de caminos? No se si conoces a un tal Matabueyes pero tal vez puedas decirme de donde eso que tipo de guardia es.-se notaba que el enano ya iba perdiendo interés al ver que aquel hombre poco más podría aportarle.

     -- ¿Buenas noches eres Goldang, verdad?, le pregunto al hombre que me ha indicado la mujer. Queria preguntarte si me podias vender algunas hierbas medicinales.

Ya me estaba hartando el enano, mi postura ya era incómoda ante él. Está bien la cerveza, pero ese no era precio para todo lo de si que estaba dando la conversación. Además, tenía que estar pendiente de otras cosas. Lo miré a los ojos, era evidente que quería trabajar como Airund-Shegan y desconocía la zona. Me dejé caer sobre mis codos en la mesa y crucé los dedos de mis manos. De reojo miré la entrada a la taberna para luego volver la mirada a Kramghrat.

- En estos días de declive para Eriador, los mercaderes necesitan guardias que protejan sus mercancías incluso cuando se encuentren cerca de las murallas de Tharbad. Y esa necesidad es todavía más acuciante cuando dichos comerciantes deben cruzar las tierras más salvajes. Como es el caso de los recién llegados y el motivo de hacerme tantas preguntas. - Hago una pausa. - Los Vulseggi contemplan con desdén a este tipo de mercenarios, y os llaman Airund-Shegan*. Aunque son numerosos los hombres, y también algunas mujeres, competentes y honorables que se dedican a este oficio, la desconfianza hacia ellos no es del todo inmerecida; la profesión también suele atraer a todo tipo de rufianes y granujas. Los nórdicos siempre esperan que cualquier grupo de Airund-Shegan contenga su proporción de traidores y asesinos. Los mercenarios son vigilados muy de cerca, y se les obliga a permanecer junto a los jerls cuando no están viajando. No importa cuál sea el tamaño o composición de la expedición de un mercader, siempre recibe el nombre de waenhosh**. Los mercaderes más prósperos empaquetan sus mercancías y las cargan sobre ponys, contratando guardias armados que cobran una moneda de plata al día, más alguna bonificación si la expedición alcanza su destino sin ningún problema. Otros mercaderes suelen utilizar frecuentemente a los wealli*** como bestia de carga; son más baratos y más prescindibles. Es raro ver algún carromato tirado por caballos o bueyes, ya que son animales extremadamente lentos. Como es el caso que nos ocupa, aunque según he visto, también traen a un grupo de walli. En ambos casos, los guardias que viajan a pie junto a ellos suelen cobrar algo menos de la mitad del sueldo de los compañeros montados. Naturalmente, todas estas cifras para los Airund-Shegan aumentan espectacularmente durante el Tregtagan.

- ¿Qué peligros te puedes encontrar? Mientras más te acerques a las Torres Faro, más peligroso es el camino. Evita entrar en el Bosque de los Trolls, incluso para cazar. La caza es pobre por estos bosques, los trolls se encargan de ahuyentar a las bestias. En cuanto a las patrullas, siempre van en grupos de 3 o 4 hombres, y casi nunca atacan, solo observan y determinan el mejor momento para hacer una emboscada junto al resto de sus compañeros. Estas patrullas nunca viajan por el Gran Camino del Este. Y desconozco que tipo de guardia es, simplemente se que viene aquí y siempre anda buscando pelea. Pero poco más se de él.

Sonrío ante los enanos que se unen a mi mesa, con una cerveza en la mano. Brindo hacia ellos. Mi ropa es blanca y limpia, y mi barba, bien recortada y con algunas zonas canosas, dando un aire de sabio y conocedor de todo lo que me venga en gana. Mi expresión es jovial y la tela que anuda mi garganta y cuelga, es al más puro estilo de la moda de las ciudades del norte. 

- Agradezco tu interés, querido... ¿cuál es su nombre? El mío es Goldang. - Sonrío y rebusco en mi zurrón algunas de las bolsas de cuero llenas de especies que tengo. Las pongo sobre la mesa. - Aquí tienes todas las que tengo. - Las voy señalando mientras las nombro. - Arlan, Draaf, Thurl, Yaran, Arlan, Delrean y Arnuminas. - Rebusco en mi zurrón y saco unos frascos transparentes y los coloco sobre la mesa. - También dispongo de algunas pociones. - Sonrío nuevamente y las voy señalando. - Resistencia al calor, Vibraciones, Espejismo sonoro, Cierre, Reserva de sortilegios, Detectar Esencia y Dormir.

Aquel hombre seguía poniéndose más y más nervioso, la charla ya no daba para mucho más de si, así que con sumo cuidado empecé a enrollar el mapa para meterlo de nuevo en una gruesa funda de cuero ajandola a su cinto.-Agradezco tú tiempo Gronu haré caso de tus consejos, seguro que me sacarán de más de un apuro. Sino quieres nada más me marcharé, tal vez podríamos ayudarte con tus "nerviosos asuntos", sea quien sea al que esperas te vera a la legua con ese poco disimulo.-el enano quería dejar claro que se le notaba visiblemente un pronunciado nerviosismo, estaba disimulando muy mal pero si tenía problemas, por un precio tal vez los enanos pudieran ayudarle. Al menos le debía sinceridad a aquel hombre, si quería huir no era de su incumbencia.

Que aquél enano me viese nervioso y que fuese tan evidente, no podía suponer otra cosa que ponerme más nervioso. Desvié la mirada e intente no mirar hacia la puerta, sin éxito por supuesto.

- Mis asuntos no son tuyos. - Dije de forma áspera.

-Es obvio, pero vi justo prevenirte. Que tengas buen viaje.- dicho esto Kramghrat se levantó de la mesa y se dirigió abiertamente hacia Matholuich, como mínimo le debía una despedida.

Esta vez se sentó en la mesa sin contemplaciones, ni tanta ceremonia.-Bueno, bueno parece que nuestros caminos se separan, mañana al alba partiremos, venía a despedirme y a desearte suerte en los caminos. Ha sido un placer joven Dunedain.-le tendió la mano en respetuoso gesto.-Espero que nos volvamos a encontrar en buenas circunstancias, hemos adquirido un mapa de la zona e iremos mejor pertrechados que para con los trolls. Si quieres echarle un vistazo, es lo menos que puedo hacer por ti.

Por cierto, no caerá la breva de que conozcas la canción de Delin Bairg tú que llevas un tiempo por estas tierras. Partiremos en busca del tesoro de unos bandidos y sospecho que en esa canción pueda haber alguna pista.- aunque el Dunedain no pudiera valorarlo, con él era con el único que hbaí compartido algo de información de forma gratuita. Una pequeña forma de respeto para con él.

     -- Bodolf, señor Goldang, si me llamo.

     -- Muy buenos suministros, quiza mi compañero quiera abastecerse de alguna de estas hierbas o pociones,

     -- ¿Vive usted muy lejos?, por que actualmente mis viajes no me han dejado muy holgado economicamente, pero es algo que espero sea solo pasajero, y me gustaria saber donde localizarle, si fuese preciso.

- Mi nombre es Rothrim,  señor - me presento al comerciante - ¿Y a qué precios vende esas hierbas y pociones?

Dado el caso, vista mi recién recompensa que daba buen peso a mi bolsa de de monedas, podría prestarle a mi nuevo compañero lo que necesitase para hacerse con lo que necesitase y nos pudiese ser de ayuda en nuestra nueva misión.

Bodolf y Rothrim salen de la cocina y se dirigen a sentarse en la mesa de Goldang.

Kramghrat se levanta de la mesa de Gronu y se dirige a la mesa de Matholuich.

Saludo fuertemente a Kramghrat. 

- Me alegra conoceros a todos. Habéis sido unos grandes guerreros de gran corazón. Cosa que pocas veces se ve por estos lares. - Cuando desea mostrarme el mapa, niego con la cabeza. - No hace falta que me muestres nada. En cuanto a canciones y demás, la verdad es que soy algo rudo para ello. Mi memoria no alcanza a nada y apenas recuerdo las canciones y versos que he escuchado de pequeño. Siento no poder ayudarte. 

Me arrimo un poco más a la mesa y de paso, acerco mi cabeza hacia Kramghrat.

- Pero he de decirte que tengáis cuidado. Una mujer de avanzada edad, hace unas semanas, estaba intentando contratar a un grupo de aventureros para encontrar no se que tesoro perdido de unos ladrones antiguos. La anciana salió en su busca y no volvió a la posada. Puede que os ocurra eso a vosotros.

Luego, vuelvo a coger mi asiento y sonrío amablemente.

Le palmeó varias veces con gozo y alegría.-Eres merecedor de tú estirpe joven Dunedain, espero que podamos volver a compartir cervezas junto al calor de la chimenea.-entonces se sentó junto a él y empezó ha hablar en voz baja por precaución.-Parece que buscamos lo mismos que esa vieja, el tesoro de unos viejos bandidos¿qué puedes decirme de ella?¿su nombre?¿algún rasgo característica?¿era Dunlendina?¿llegó a contratar a alguien?¡Mierda!Unas semanas, nos lleva mucha ventaja¿sabes qué camino tomó o si habló con alguien?-Kramghrat ahora parecía preocupado, intranquilo e inquieto, aquello trastocaba todo sus planes, malditos fueran los hados que se jugaban esta mala pasada en el último momento. De todos momentos no había tiempo que perder, ni desanimo que le venciera, el enano no se rendiría sin luchar.

Bajo de mis aposentos tos y me siento con Kramghrat y Matholuich

Sin perder la sonrisa, estaba claro que hoy era un buen día para los negocios, voy contestando las preguntas.

- Bodolf, no vivo por aquí cerca, soy un comerciante itinerante. Viaje de aquí para allá buscando las mejores hierbas y pociones para su posterior venta. Paso de vez en cuando por aquí, para suministrar a Bura, descansar y retomar mis viajes. 

Me giro hacia Rothrim.

- Encantado Rothrim. Los precios varían de unas a otras. ¿Cuál es la que más te interesa? ¡Quizás pueda hacerte un precio especial! ¡Sobretodo por ser los salvadores del hijo de los Grumm. 

Veo que se acerca Thorin a la mesa y le sonrío mientras levanto las cejas en señal de saludo.

- Eso parece, Kramghrat, un tesoro perdido y que nadie ha conseguido encontrar. ¿No es extraño? - Me río. - Es una vieja, no conozco su nombre y bueno, creo recordar que cojeaba un poco al andar y el cuerpo lo tenía curvado hacia la tierra. No podría decirte si es dunlendina, pero apuesto a que si. Hablo conmigo y con varios de los clientes de aquí, pero según pude observar, nadie le prestó atención a sus cuentos de vieja. Por lo que se marchó sola. - Me río de nuevo cuando Kramghrat hace referencia a la ventaja que le lleva la vieja. - El camino que tomase es indiferente, no llegará muy lejos con los peligros del bosque. Pero según me dijo, tomaría el camino hacia el norte. No se si hacia Cameth brin u otro lado.

¿Un tesoro? ¿Y a que esperamos? Sería una buena aventura y con una buena recompensa.