Partida Rol por web

Alexander no sólo consiguió acertar su objetivo con el agua bendita haciendo que Boris quedara cegado durante unos segundos, sino que además consiguió herir de gravedad al vampiro con el ataque de su espada aunque no consiguió cercenarla, pues la hoja chocó contra el hueso pero no lo quebró. El grito que emitió Boris hubiera helado la sangre a cualquiera, era un grito de dolor y odio... aquel maldito humano estaba consiguiendo dejarlo en ridículo.

- Maldito seas...- escupió echándose a un lado, manteniendo la distancia con el duque mientras se sujetaba la pierna que sangraba abundante sangre negra- POR TODOS LOS DEMONIOS DEL INFIERNO... PAGARÁS POR ESTO- sin más se abalanzó sobre Sir Alex mostrando todos su colmillos con las garras por delante, directas hacia el corazón del humano.

El perfecto cutis vampírico de Catalina quedó tan divino como siempre, sin embargo sí que tuvo que tragarse su orgullo y admitir que aquel humanucho era más duro de roer de lo que pensaba, un inconveniente que estaba empezando a molestarle... sobretodo cuando además del cabezazo recibió el corte del puñal del cazador en su brazo. La negra sangre de Catalina manó con prontitud de al herida causándole un agudo dolor, fruto de la aleación con que estaba manufacturada la hoja de la daga.

Tennant se tomó unos segundos para mirar con sorna a la vampira, pasándose un dedo manchado de la sangre de Catalina por los labios.

- No deberías haberme infravalorado- hizo un guiño al saborear la sangre apartando el dedo rápidamente de la boca, se detuvo a observar la mano frotándose las yemas de los dedos que estaban impregnados con el fluido vital y miró intensamente a Catalina- ¿A Cuantas doncellas matastes para bañarte con su sangre?- la sonrisa desapareció- ¿Cuantos fueron los sacrificios que hiciste para conservar tu belleza?- una nueva punzada de ira cruzó la mirada de Tennat para después adquiri un tinte distinto, algo realmente chocante... tristeza- ¿mereció la pena?

Parecía que el humano llevaba algo dentro desde hacía tiempo, Catalina podía sentir todo un bullir de sentimientos y emociones... preguntas, respuestas. Tennant la conocía desde hacía tiempo y a pesar del claro deseop por destruirla había algo que tenía que resolver... ¿pero que?

- Dracula...- dijo tranquilamente- nuestra conversación aún no ha terminado... por favor vuelve a sentarte- le pidió mirándolo de reojo con una ceja levantada sin moverse de su sitio- debo admitir que el plan que has ideado es ingenioso. Aunque aún me plantea unas cuantas dudas que no estaría de más discutir, para pulir los posibles fallos... sabes lo meticuloso que soy, todo ha de estar perfectamente sincronizado...

Vincent se permitió dar un paseo por la estancia y revisar las velas que había dispuestas, una de ellas comenzaba a apagarse por lo que mientras hablaba comenzó a encenderla.

- El engaño es parte de nuestra propia ideosincrasia- las pupilas del vampiro se quedaron fijas en la llama- sin el engaño no habríamos llegado tan lejos... aunque hay que saber hacerlo- sonrió travieso- ¿Crees que eres tu el único que posee ese arte?

Dracula...- dijo tranquilamente- nuestra conversación aún no ha terminado... por favor vuelve a sentarte- le pidió mirándolo de reojo con una ceja levantada sin moverse de su sitio- debo admitir que el plan que has ideado es ingenioso. Aunque aún me plantea unas cuantas dudas que no estaría de más discutir, para pulir los posibles fallos... sabes lo meticuloso que soy, todo ha de estar perfectamente sincronizado... 

Vincent se permitió dar un paseo por la estancia y revisar las velas que había dispuestas, una de ellas comenzaba a apagarse por lo que mientras hablaba comenzó a encenderla.

- El engaño es parte de nuestra propia ideosincrasia- las pupilas del vampiro se quedaron fijas en la llama- sin el engaño no habríamos llegado tan lejos... aunque hay que saber hacerlo- sonrió travieso- ¿Crees que eres tu el único que posee ese arte?

Una pregunta antes. Respecto del armario en que estoy como estan ubicados tanto dracula como Vincent?

Luz eterna says: Los tienes justo enfrente, de todas formas puedes esperar un poco más. Piensa bien lo que vas a hacer... es sólo un consejo ^^

Si de verdad tengo dudas de qué hacer,jaja. Me dan ganas de salir clavarle la estaca mientras se pregunta ¿pero...ezto...qué e lo que é? Pero por otro lado estoy tramando un plan del que requiero colaboración de Vincent. ;)

Me gustaría saber a cual de los dos tengo de espaldas a mí. A uno, al otro, a ambos o a ninguno.

Cuando el cazador me hirio, me pregunte por primera vez a que tipo de criatura me estaba enfrentando. Y, de igual forma, me parecio tremendamente paradojico que la misma persona que me estaba llamando monstruo distara, desde luego, y se mirase como se mirase, mucho de ser humano.

-Te crees muy listo, ¿verdad?  - dije entonces, apartandome, de un solo plumazo, cuando note aquel escozor en mi brazo- Si, claro que te lo crees. Vienes aqui con tus cuchillitos y tus patrañas y te crees lo suficientemente hombre como para acabar conmigo. -añadi entonces, con una mezcla de burla y desprecio, mientras lo observaba, algo mas apartada de el, aunque lo suficientemente cerca como para volver a atacarle a la primera de cambio.

Sin embargo, cuando estaba a punto de añadir algo mas, algo relacionado con sus escasas posibilidades de exito contra mi, aquel humanucho volvio a cometer un nuevo error en toda aquella retahila de meteduras de pata. Se desvelo, claramente ante mi. Craso error, desde luego, pensar que alguien como yo no podria leer el fondo de su alma- Para haber llevado una cuenta de ellas, alguna de ellas tendria que haberme importado lo mas minimo. - dije, con total intencionalidad en mis palabras. Aquello apestaba a venganza amorosa... estaba casi segura de que su virginal amada, o su linda hermanita, o alguien por el estilo, habian sido una de aquellas desdichadas que habian ido a caer en mis brazos.- Aunque no podemos decir lo mismo de ti, ¿verdad? - añadi entonces, con la misma sorna, aparentemente relajada, pero planeando en realidad en mi mente un nuevo ataque- Dime, querido... ¿Acaso esta cruel y desalmada vampiresa acabo con tu amorcito antes de que pudieras robarle  su florecilla? - continue mi provocacion, esperando su reaccion, que perdiera los nervios para asestar mi nuevo golpe cuando menos se lo esperara.

Las anhelantes garras de Boris se hundieron en la tan ansiada carne del duque, el objetivo del vampiro era arrancarle el corazón y comerlo delante de él mientras aún le quedara un hálito de vida, sin embargo el poder de Drácula estaba en la sangre de Richelau que a pesar se sentir como le desgarraba la piel del pecho consiguió devolverle el golpe liberándose de su mortal abrazo.

Boris observó sus garras cubiertas con la sangre de Richelau con satisfacción y se las lamió con una sonrisa cruel.

- No erres imbencible, en el prróximo ataque perderrás la cabeza- amenazó disponiéndose a atacar nuevamente.

James se limitó a seguir mirando Catalina con el rostro impetrérito, como si todos los sentimientos que el joven hubiera sentido hasta ese momento se hubieran evaporado. Su mirada estaba clavada en la vampira examinando cada movimiento y reacción, evaluándola mientras parecía estar evaluándose a sí mismo.

- ¿Yo listo? No... si fuera más listo le habría hecho caso al maestro Thaslehoff y te habría dejado para él. Me recomendó que me mantuviese apartado... pero poseo el mismo defecto que toda mi familia- la dureza en su mirada se incrementó- no ha habido ninguna doncella en mi vida, mis motivos son otros... me temo que tu olfato no es tan agudo.

A continuación el capitán realizó un movimiento rápido y totalmente imprevisto por Carolina, con la daga en la diestra se inflinguió un pequeño corte en la palma de la mano permitiendo que brotara un pequeño hilo de sangre. El olor inundó las fosas nasales de Carolina sacando a la luz su instinto más primario... pero, había algo más... ¿Qué demonios era aquel aroma? lo reconocía... era familiar... ya lo había olido antes.

Su mente se retrotajo a un pasado practicamente olvidado, aquellos años en los que aún caminaba entre los vivos, pero donde la noche la estaba seduciendo... aquellos años que tanto afán había puesto Catalina en olvidarlos para que su negro corazón no sufriese... pues si que fue amada y si que llegó a amar.

Sangre y rosas... ¿había en el mundo un perfume más embriagador que la convinación de ambos?

Y aquel humano... aquel cazador olía a rosas... no las que le acompañaban en su cripta, pues aquellas eran rosas muertas... sino las rosas que ella, siendo la Baronesa Von Strauss cultivaba en su jardín... aquellas rosas con las que adornaba la habitación más bonita del castillo, aquellas que criaba con mimo mientras esperaba a que la flor más bonita de todas viera la luz, la flor que ella misma portaba en su vientre... su bebé.

En cuanto escuché a Vincent me detuve y mientras aún de espaldas sonreí.- Entiendo tus dudas Vincent.- Le dije girándome.- No habríamos sobrevividos a tantos anocheceres si la paranoia y la suspicacia no estuviera en nuestros corazones.

Le dejé divagar sobre nuestra idiosincrasia y el engaño.- Nada más lejos de la realidad querido. No soy tan obtuso como para pretender que pueda ser el único que domina el engaño. De hecho, si alguien me preguntase se me ocurrirían otros muchos avanzados practicantes de tan sutil arte.

Pero lo cierto es que si quieres erradicar la plaga que representa para nosotros Catalina Von Strauss debemos aprender a confiar algo más el uno en el otro de lo que lo estamos haciendo. Yo, por mi parte, estoy dispuesto a darte una muestra de buena voluntad. Plantea tus dudas y objeciones, querido amigo, y trataré de satisfacértelas.

Mientras Van Helsing aguardaba el momento oportuno de salir del armario, Vincent que parecía estar pasándoselo realmente bien, se acercó al mueble con sorpresa y mirando al profesor le dedicó un guiño con el ojo para después apartarse de su campo visual poniéndose a la izquierda. El conde estaba justo enfrente totalmente ajeno a su presencia, confiado en que su plan estaba saliendo como él quería.

Boris hundió sus garras en el pecho de Richelau, y este sintió el dolor en sus carnes. No, no era la primera vez que se veía herido, ni siquiera que se viera herido de gravedad, así que sin inmutarse -al menos, que pudiera verse- trazó un amplio arco con la hoja, dándole la vuelta y aprovechando la empuñadura de su arma para golpear bajo el mentón y obligarle a retroceder y librarlo de aquella presa.

Dio solo dos pasos atrás, mientras se recolocaba una camisa y una chaqueta destrozadas por el ataque del vampiro, y aun así, se arregló para estar presentable. No, no sería él quien fuera llamado desaliñado a pesar de estar en medio de un combate. La elegancia no era algo que podía escogerse.

- Has cometido un error, Boris. Y ya es tarde para huir. - Giró una vez más su arma, provocando un suave silbido cuando el metal cortó el aire. - Tu visión está limitada, cojeas de la pierna derecha y tus manos resbalan por la sangre. Ninguno de esos errores ha sido tan grave como subestimar al poder de la Corona Británica. - Acabó por añadir, y sin previo aviso, giró sobre si mismo lanzando la espada como si de un cuchillo arrojadizo se tratara, directo a la cabeza del vampiro con el único fin de terminar con aquello.

Vincent evaluó al conde con su enigmática sonrisa, lo más inquietante de ese vampiro era precisamente su capacidad para ocultar su verdadero interior. Que Drácula supiera jamás lo había visto realizando algo indebido o dando un movimiento enfalso, todo en él era cálculo y lógica... pero aún así, el conde era capaz de oler la humanidad de Vincent, sabía que tenía un punto débil... y que si lo encontraba sería capaz de destruirlo... pero qué.

- Buena voluntad...- repitió sus palabras mirándolo desde su elevada altura sonriendo de medio lado- deacuerdo- concedió finalmente manteniendo su sutil ironía, como si aparentemente aquello sólo fuese un juego de niños para él- sino he entendido mal, el juego está en que ambos... Catalina y yo, acudiremos a una cita en tu guarida- señaló con su delgado índice a Drácula- donde previamente nos has convencido a ambos para que pensemos que tu estás de nuestro lado... la balanza se inclinará del bando en el que tu realmente te hayas comprometido a colaborar...- enlazó las manos a su espalda- ¿no te parece que sería correr demasiados riesgos para una vampiro como yo? te he pedido que me des una razón para que realmente piense que vas a estar de mi lado. El que partiría con mayor desventaha sería yo, pues Catalina se encontraría escondida en un lugar indeterminado de la sala donde nos quieras reunir... estoy acostumbrado a ser el cazador, no la presa... al menos me gustaría saber en que dirección vendria el ataque de la baronesa- le comentó mientras paseaba de manera distraida por la sala, reflexionando sobre las serias dudas que le planteaba la idea del conde- ¿donde se encontraría ella oculta?

Alexander asestó el golpe aprobechando la propia embestida de Boris, quien quedó unos segundos petrificado en el suelo, con los ojos abiertos de par en par al tiempo que expulsaba sangre por la boca.

Al momento la cabeza del señor de los vampiros cayó al suelo, separa de su cuerpo por el corte realizado con la espada del duque. El cuerpo del vamprio cayó a los pocos segundos con un terrible sonido, envuelto en un charco de sangre negra y densa. Richelau había vencido a aquel escurridizo no muerto después de tanto tiempo... una nueva hazaña que sin duda engordaría aún más el gran ego del duque.

Entonces al otro lado de la habitación se escucharon varios golpes tratando de abrir una puerta, tras el tercer golpe los goznes cedieron abriéndose de par en par. Un hombre entró en la sala... se trataba de Blackwood que no tardó en percatarse de la situación, el caballero portaba una espada desenvainada. Los ojos del lord se posaron en el cuerpo de Boris que ya comenzaba a desintegrarse y en la herida de Sir Alexander, que a pesar de haber recompuesto su atuendo no podía disimular el reguero de sangre que estaba echando a perder el traje.

- Sir Alexander... - lo saludó con respeto- permita que le ayude- se ofreció acercándose a él- me temo que voy a tener que disculparme con usted- observó mirando nuevamente el cuerpo sin vida del vampiro, Lord Blackwood no había tenido todo tan controlado como se suponía y eso importunaba sobremanera al nolble al que le costaba admitir sus fallos y menos delante de una persona como el duque.

Van Helsing meditaba en el interior del armario. ¿Sería esa su oportunidad de acabar con aquel desgraciado? Tenía que medir muy bien sus pasos, pues un paso en falso destrozaría todo. Si salía del armario y Drácula conseguía salir de aquella sala vivo, tanto Vincent como él estaban perdidos. Si no había un hilo de unión entre Catalina y el Conde, tras lo sucedido lo habría y ambos, tanto Vincent como Van Helsin se encontrarían siendo el objetivo de ambos. Sin embargo el profesor sabía que enfrentar a dos vampiros a la vez era demasiado para él.

Tenía la opción de no intervenir, dejar que Vincent y Drácula resolviesen sus diferencias en la reunión que mantendrían los tres vampiros e intentar solucionar su parte en el encentro que mantendrían en menos de diez días. Sin embargo algo le decía que debía inmiscuirse más. Que no podía dejar a Vincent sólo ante ese par de embusteros. Era cierto que Vincent era un vampiro también, pero muy diferente de aquellos otros chupasangres, libre de la ambición brutal a cualquier precio.

Los pensamientos de Van Helsing se dirigieron hacia Vincent casi sin quererlo:

-Cerradle el paso por dónde entró. No puede escapar. Hoy nos ocuparemos del conde y en breve os serviré la cabeza de la baronesa. Estos juegos han de terminar.

Una vez que Vincent estuviese en posición, Van Helsing aparecería.

Vincent no tardó en ponderse en contacto con Van Helsing, parecía bastante complacido con la iniciativa de su descendiente.

- ¿Quieres salir ya mi cachorro?... él te supera en fuerza, la única opción que tienes frente a él es la rapidez... pero no te preocupes, no estás sólo. Me situaré en la ventana... es su única salida, exceptuando la puerta que da al pasillo. Espera a que pueda situarme... no te precipites- le dijo mientras Vincent aguardaba la respuesta del conde e iba caminando hacia la ventana con tranquilidad
 

Estaba a punto de burlarme de el. De burlarme y de volver a atacarle, para acabar con todo aquello de una vez.

Me habia cansado, para qué negarlo. Bla bla bla bla... que mala eres. Bla bla bla bla... no mereces vivir... Bla bla bla bla... eres un monstruo...

Siempre la misma cantinela, siglo tras siglo, repitiendose una y otra vez, hasta llegar a aburrirme. ¿Tanto costaria que alguien, para variar, se parara a conocerme algo mas en profundidad? Cuando queria podia ser encantadora... al menos hasta que te chupaba la sangre...

Sin embargo, hubo algo en aquel hombre que hizo que me detuviera en seco. Y no fue aquella sensacion de haberle visto antes, ni aquel algo que me decia que no era un humano corriente. No. Habia algo mas; algo que tuve claro en cuanto se inflingio aquel corte a si mismo.

Aquel aroma. Aquel olor a rosas que me transporto siglos atras, a aquel jardin en el que tanto tiempo habia pasado cuando aun era humana. De repente, aquel embriagador aroma me devolvio a aquel lugar, y pude sentir la brisa, acariciando mi rostro; aquella hierba rozando mis zapatos, mientras cortaba media docena de aquellas rosas para llevarlas a mi alcoba. Unas rosas tan llenas de vida como yo, como aquella criatura que portaba en mi vientre.

Pronto estarás aqui. Y algun dia cortaremos estas rosas juntos.

En un gesto inconsciente, lleve ambas manos a mi vientre, un vientre muerto desde hacia siglos, tan muerto como yo, como cualquier atisbo de humanidad que hubiera en mi persona. Y entonces otra imagen acudio a mi. Una, capaz de llenarme de angustia, de desesperacion.

No puedo hacerlo. El no, por favor. No puedo entregarle. Dare cualquier otra cosa, incluso mi propia vida... Pero mi bebe...

Durante unos segundos, volvi a sentir la desesperacion de aquel dia, seguida de la amargura, de la tristeza y la culpabilidad que me invadieron cuando, finalmente, entregue a mi hijo, a mi unico hijo, por un bien mayor: la eternidad.

Habia aprendido a enterrar aquel recuerdo con el paso de los siglos, a olvidar cual fue el precio a pagar por convertirme en lo que ahora era, por abrazar a la noche y la oscuridad. Sin embargo, en aquel momento, con mis manos aun en mi vientre y mi mirada fija en aquel hombre que habia ante mi, todo se vino abajo y, durante unos segundos, fui incapaz de reaccionar, mirando tan solo a aquel hijo que odiaba tanto a su madre que habia logrado transmitir ese odio de generacion en generacion, hasta que alguien fuera capaz de acabar con ella.

-Mein Schatz... - fue lo unico que dije, en mi aleman natal, negando. Habia que reconocerlo: aquello era algo que ni siquiera yo esperaba.

James entendió a la perfección las palabras en alemán que pronunció la vampira, no en vano dominaba perfectamente tanto el inglés como el germano. Escuchar aquello volvió a revolver los sentimientos tan contradictorios que emanaban de Tennant.

- Ja mutter...- dijo escuetamente para dar paso a un sinfín de recuerdos que llegaron con facilidad hacia la mente de Catalina, debido a la intensidad de los mismos y el influjo de la sangre que ambos compartían.

 Catalina escuchó en su mente como si pudiera hacerlo por los oídos el llanto de un niño, una criatura perfecta, recién venida al mundo que lloraba sin consuelo mientras a su lado yacía el cuerpo de su madre. Una madre tan bella como la aurora, de piel marmólea y ojos profundos que no hacían más que mirar a su bebé, con el anhelo de darle todo el amor que el destino se había empeñado en negarle. La bella criatura estaba envuelta en sangre, una sangre que olía a rosas mientras el bebé era recogido por un joven incapaz de contener las lágrimas, con el corazón partida por la pena.

Más adelante, presenció otra escena... la de un niño de corta edad, blanco como la nieve aferrado de la mano de su padre, el pequeño lloraba sin cesar tratando de que este despertara, pero este no podía hacerlo... pues yacía sin vida envuelto en un charco de sangre... pero aquel pequeño no estaba sólo, una criatura de la noche se relamía a su alrededor, el niño se dió la vuelta para ver como unas terribles fauces se le echaban encima para desaparecer de manera brusca de su campo de visión. Alguien lo salvó... un anciano de bigotes extraños que se encargó de criarlo... sin embargo habría muchas más noches... noches de terror, llenas de criaturas anhelantes por beber la sangre que corría por sus venas. El niño corría, tenía que seguir huyendo, no podía permanecer quieto en el mismo sitio pues las fauces siempre venían a por él. Tuvo que crecer más rápido que cualquier niño normal... tuvo que ser fuerte

Entonces, el niño se convirtió en un joven apuesto, veía el orgullo reflejado en el anciano que le enseñó a sobrevivir, pero el joven era curioso, quiso saber por qué su sangre era especial, de donde venía... y entonces lo averiguó. Supo quien era, el corazón del joven Tennant anhelaba los cuidados de una madre, la madre que nunca tuvo... su vida nunca había sido fácil... pero se hizo aún más dura cuando supo la verdad... cuando supo como la baronesa entregó a su único hijo en pos de perpetuar su belleza... cuando conoció el destino de aquel niño y todos los que vinieron después, la vida de los vástagos de la baronesa estaba envuelta en un sinfín de desgracias, dolor y lucha por la supervivencia. El corazón de James gritó, grito con rabia, dolor, desesperación... odio... James era el último de su estirpe, el único que había conseguido seguir con vida... de momento.

El profesor no tenía pensado salir sin que Vincent se hubiese posicionado adecuadamente. Abrió su maletín y sacó un frasco de agua bendita y una estaca que guardó cuidadosamente bajo su gabardina. Un movimiento rápido de la mano le permitiría empuñar la estaca sin problemas. Tenía claro su actuar. Sacó su crucifijo y lo besó.

-Al Señor encomiendo mi destino.