Partida Rol por web

Catalina era demasiado vieja como para que no fuese capaz de oler el peligro a kilómetros de distancia, había algo en aquel hombre que le incitaba a rehusar cualquier recomendación o sugerencia que pudiera hacerle, a parte del detalle de reconocer en él algo que se de momento se le escapaba. El caballero, ante la contestación de la baronesa lejos de sentirse intimidado le sonrió divertido, dedicándole una mirada extraña... que hizo que la vampira se estremeciera ¿Cómo era posible que un simple humano le provocase semejante reacción a ELLA?

- Tiene razón, ni siquiera me he presentado... mi nombre es Sir James Tennant...- la observó durante unos segundos con aquella sonrisa dibujada en su rostro, un rostro familiar pero que le resultaba imposible de ubicar- ¿Qué le ocurre baronesa? Me ha visto y no sabe donde ¿Verdad? ¿Quiere que le ayude a hacer memoria?- se aproximó a ella un tanto, pero manteniendo una distancia prudencial. Aquella distancia fue suficiente para que Catalina pudiese estudiar mejor a aquel hombre. Poseía una anatomía fuerte y atlética y su pulso era templado. Sabía quien era ella... pero no le tenía miedo. Además pudo percibir un olor inconfundible para ella... olía a sangre, pero de una forma muy tenue... sí, una herida. Dado el olor, debía estar curada pero era reciente... una idea comenzó a cruzarle la mente seguido de un recuerdo...

Vincent esperó a que el conde adoptase su forma humana y se sentó frente a él mientras lo escuchaba uniendo sus manos por las yemas de sus dedos, en actitud pensativa. El rostro del vampiro estaba serio, así estuvo, meditando durante unos segundos con la mirada perdida para después dirigirla al conde.

- Recuerdo a Van Helsing... fue quien te eliminó- su seriedad se transformó en una fugaz sonrisa, parecía que aquel detalle le producía cierto placer al centenario vampiro- Sino sabes como... ¿Cómo es que estás tan seguro de que Catalina le ha dado mi dirección al humano?- observó mirándole a los ojos- Y... ¿Qué propones? reconozco que lo que dices... es inquietante...

Ese mismo.- Le contesté a Vincent con la mayor tranquilidad posible, pues no estaba dispuesto a dejar que mi “querido amigo” pudiese ver que ese personajillo de Van Helsin era capaz de alterarme lo más mínimo.-Aunque creo que no has entendido bien lo que te he dicho.- Continué regodeándome en el hecho de que el vampiro no hubiera captado lo que le acababa de exponer.- No ha sido el humano quién le ha dado tu dirección a la baronesa, sino mas bien ha ocurrido al revés. Ella ha sido quien, en su locura, se la ha dado al  humano, junto con un motivo para que venga aquí a acabar contigo.

Si hubo sorpresa alguna en Richelau, no quedó demostrado publicamente. Se quedó bajo el marco de la puerta, dejando que la luz a su espalda solo dibujara su silueta para los que estaban dentro, mientras sujetaba su bastón, y su maletín. Sus ojos repasaron la estancia donde se encontraba, estudiando cualquier cosa que pudiera usar en su beneficio en el conflicto que se cernía, o que cualquier cosa que Boris utilizara en su contra.

- Boris. Percibí tu olor a perro cañonero desde el extremo del pasillo. - Se mantuvo en silencio, mientras decía que era un honor conocerle. - Es una pena que no pueda decir lo mismo. - Dijo por pura cortesía, dando un solo paso hacia el interior del lugar, mientras dejaba el maletin en el suelo.

Que no había vampiros allí. bien podían tragarse sus palabras, una detrás de otra.

- Llevo mucho tiempo dandote caza, como para que hagas una celebración de este momento. Se que me has seguido. Interesante que me busques como yo te he buscado. - Reconocería esos ojos en cualquier parte. Esos ojos que en destellos le dejaban claro que lo observaban.

Boris emitió una fugaz sonrisa ante el comentario de sir Alexander, al vampiro nunca le habían gustado los preliminares y al parecer al duque tampoco. Ambos sabían que aquel encuentro estaba abocado al conflicto pues había varias cosas que Boris quería de Richelau. Poniéndose más serio el vampiro siguió estudiando al humano, era consciente de lo preligroso que era y no estaba dispuesto a perder. Manteníendose en las sombras volvió a hablar.

- Apestas a él...- comentó más para sí que para sir Alexander- estarria bien que me dijerras donde está la niña... perro supongo que tendrre que sacarrtelo a la fuerrza... aunque te asegurro que voy a disfrrutarr con esto... Vamos hijo del drragón, muestrrame lo que erres capaz de hacerr.

Giró ligeramente la empuñadura de la espada, desenvainandola mientras se llevaba a la boca el vial, dándole un largo trago y rompiendo el resto de vial en el guante, empapandolo de agua bendita. No hubo más palabras, avanzando un par de pasos rápidos hacia el vampiro, aprovechando el foco de luz que provenía de detrás de él para cegarlo y acabó por fintar con la espada, lanzando el primer corte a la altura del cuello para rebanarselo en el primer golpe.

Por desgracia, el ataque no llegó a alcanzar a su objetivo. Pero Richelau era un hombre de recursos y guardaba un as en la manga: en cuanto Boris cometiera el error de acercarse a el, le escupiría el agua bendita directamente a los ojos, para cegarlo de forma irremediable durante un buen rato.
 

Y una vez mas, mi olfato no me habia traicionado. Por supuesto que no. Sin embargo, aquella ocasion fue una de aquellas pocas en las que algo habia logrado sorprenderme. Y no fue solo aquella escalofriante sonrisa, ni la exagerada calma con la que aquel humanucho de tres al cuarto se dirigia a mi. Habia algo mas.

Era esa familiaridad, esa sensacion de haberlo visto en alguna otra parte, de que aquella no era la primera vez que nos veiamos. Y entonces se dirigio a mi, casi burlandose, dejandome claro que estaba en lo cierto, que no era la primera vez que me cruzaba con el.

Y entonces percibir ese ligero aroma a sangre. El aroma de una herida, y la imagen de aquella noche, junto a Dracula, acudio a mi mente. Recorde aquella sombra huyendo por los tejados, aquel mortifero disparo que iba derecho a mi, y que Dracula decidio desviar.

¿Que hacia alli aquella rata, en el territorio de Vincent? ¿Era todo aquello una trampa para darnos caza a todos o habia sido Vincent quien lo habia enviado a matarme aquel dia? De ser asi, significaba que debia ser demasiado importante para el viejo, si se tomaba tantas molestias conmigo.

Fuera como fuere, no estaba dispuesta a ser tan comedida en aquella ocasion. Y, a pesar de que me encontraba alli, a ojos de todo el mundo y de que cualquiera podria salir en cualquier momento me abalance sobre aquel tipo, mostrandole mis colmillos en un gesto fiero y amenazador, agarrandolo por la pechera de su camisa- ¿Sabes? Son los gatos los que tienen siete vidas, no las ratas. Yo de ti no arriesgaria mi misera existencia cruzandote en mi camino. No siempre vas a tener tanta suerte como la otra vez, gusano cobarde. - le dije entonces, sin dejarme amedrentar, con el gesto de un depredador dispuesto a dar cuenta de su victima.

El cazador no pareció inmutarse ante la reacción de la vampira, el pulso apenas se le había alterado cuando Catalina lo asió por la solapa de la chaqueta. En cambio si que notó que el humano se enfadaba... la repulsión de ambos era recíproca.

- Si yo soy una rata... ¿entonces tu que eres?- comentó con absoluto desprecio- ¡NO SE TE OCURRA VOLVER A TOCARME!- estalló con un odio inusitado, dibujando un arco con una daga de plata para apartar a la vampira.

Boris sonrió ampliamente mientras esquivaba con facilidad el ataque del duque. Un ataque totalmente previsto por el vampiro, como si le hubiera leido la mente y se hubiese anticipado a sus movimientos. Sir Alexander recordó entonces porque de todos los vampiros con los que se había enfrentado, este en concreto le había resultado tan escurridizo... debería de tener más cuidado y ser capaz de sorprenderlo siendo más rápido.

- No está mal... pero ahorra me toca a mí- sonrió mostrando sus afilados incisivos en una sonrisa cruel y malvada, ansiaba sangre.

 Sin más preámbulos el vampiro mostró sus garras y se abalanzó sobre el duque con una velocidad sobrehumana.

Un contrincante astuto, rápido, resistente y ágil. Aun le faltaba la elegancia propia de un caballero inglés, el porte de un noble y la sonrisa de un Richelau y podría comenzar a considerar que merecía algún tipo de perdón. Perdón transcrito a través de una muerte rápida y sin dolor, no por un perdón persé. Por favor, él era una sanguijuela sobredesarrollada, nada más. Y todo lo que merecía era morir.

Que fuera rápido y con la dosis justa de dolor era un acto de piedad.

Pero Boris se movió de una forma excesivamente precavida. Mi ataque, destinado a que fuera esquivado y ganar espacio tuvo el éxito deseado, obligandole a retroceder e imposibilitandole para un ataque por sorpresa con sus garras. Por ello cuando se lanzó al ataque fue tremendamente fácil hacerse a un lado, y esta vez si, escupir el contenido de la boca, espurreandole una gran cantidad de agua bendita directamente a la cara y los ojos con la clara intención de cegarlo e imposibilitarlo.

Ese mismo.- Le contesté a Vincent con la mayor tranquilidad posible, pues no estaba dispuesto a dejar que mi “querido amigo” pudiese ver que ese personajillo de Van Helsin era capaz de alterarme lo más mínimo.

Para ganarme su confianza le indiqué a la baronesa tu dirección. Lo que nunca pensaba que haría es dejársela escrita a Van Helsing en una de las paredes de su casa con la sangre de su casera. Ella misma me lo contó anoche, justo antes del amanecer. Añadió que me lo tomara como un regalo personal. Está más perturbada de lo que esperaba.- Le conté al vampiro.- Habría venido anoche mismo a avisarte, pero los primeros rayos del sol estaban a punto de salir y dado mis últimos encontronazos con ellos decidí no arriesgarme. - Aún recordaba el lacerante dolor que el abrazo de la mañana que había producido cuando dejé que el humano me engañara.

Debemos hacerlo en mi actual residencia, pasado mañana a más tardar. Catalina llegaría antes de ti, buscará un lugar donde esconderse y aguardará tu llegada. Luego llegarás tú, entras comenzamos nuestra reunión en la que conspiramos contra ella. Llegado un momento ella se abalanzará contra ti, sabiendo que yo me pondré de su lado y que juntos somos capaces de acabar contigo. Lo que ella no sabe, es que no estaré de su lado en esa lucha y que la balanza caerá del nuestro.

Aquel ser miserable hizo acto de presencia en aquel lugar. Estaba dispuesto a salir pero una voz en su cabeza le hizo quedarse sin descubrir su posición.

Van Helsing luchó contra sus propios instintos para no salir y clavarle la estaca directamente en el pecho a aquel mentiroso.

Escuchó el diálogo entre ambos hombres. Estaba claro que uno no podía fiarse de ningún vampiro. Lo sabía antes, lo sabía ahora y se le confirmaba. Era su deber acabar con ambos vampiros y no descansaría hasta completarlo.

Agudizó su oído para escuchar la justificación de aquel perro.

Ver como aquel cretino estallaba, cómo perdía los nervios, me provocó un profundo y absoluto deleite, que culminó con aquel ataque precipitado que no dejaba clara mas que una cosa: no era mas que un humano. Quizas mas listo y mas fuerte que los demas... pero un humano, despues de todo. Y, como todos los humanos, cometia errores. Errores que, en mas de una ocasion, costaban caro. Muy caro.

Me aparte sin mayor dificultad, desvaneciendome en el aire, como una neblina, cuando note aquel movimiento de la daga. Y tan solo un eco, el de una carcajada divertida, escalofriante, desafiante, resono en aquella estancia mientras, aun en mi forma incorporea, me colocaba a la espalda de mi atacante. Y solo en aquel momento volvi a materializarme, donde menos me esperaba, tras el, agarrandolo por la espalda con la intencion de hundir mis colmillos en su cuello y acabar con el.

-Buh. - fue lo unico que dije, con aire burlon, antes de hacer aquella presa y lanzar aquel contraataque.

Vicent escuchó con atención el relato de Drácula, a medida que este avanzaba el rostro del vampiro iba adoptando sistintas expresiones. Desde la incredulidad hasta la suspicacia, parecía que no terminaba de creer por completo al conde aquella falta de confianza en los demás era lo que le había llevado a vivir durante tanto tiempo, y eso era algo en lo que Drácula debía darle la razón. 

Juegas a muchas bandas mi querido conde... Hay varios puntos que me resultan un tanto complicados... sobretodo la parte en la que yo intervengo- lo miró muy serio- ¿Cómo puedo estar yo seguro que el traicionado no seré yo? conociéndote como te conozco... eres capaz de haberte confabulado con el enemigo... no se me olvida el detalle de que Catalina y tu fuisteis más que amigos hace un tiempo- cruzó los brazos a su espalda y se puso delante de él en un gesto relajado- ¿Qué garantía me ofreces de que no es una de tus estrategias para eliminar a dos pájaros de un tiro?- sonrió irónico- sorprendeme- concluyó elevando una ceja

Vicent escuchó con atención el relato de Drácula, a medida que este avanzaba el rostro del vampiro iba adoptando sistintas expresiones. Desde la incredulidad hasta la suspicacia, parecía que no terminaba de creer por completo al conde aquella falta de confianza en los demás era lo que le había llevado a vivir durante tanto tiempo, y eso era algo en lo que Drácula debía darle la razón.

- Juegas a muchas bandas mi querido conde... Hay varios puntos que me resultan un tanto complicados... sobretodo la parte en la que yo intervengo- lo miró muy serio- ¿Cómo puedo estar yo seguro que el traicionado no seré yo? conociéndote como te conozco... eres capaz de haberte confabulado con el enemigo... no se me olvida el detalle de que Catalina y tu fuisteis más que amigos hace un tiempo- cruzó los brazos a su espalda y se puso delante de él en un gesto relajado- ¿Qué garantía me ofreces de que no es una de tus estrategias para eliminar a dos pájaros de un tiro?- sonrió irónico- sorprendeme- concluyó elevando una ceja

El cazador vió el movimiento de la vampira cuando era demasiado tarde echarse a un lado, Catalina lo había agarrado por la espalda y casi pudo sentir su aliento putrefacto, lo siguiente que sentiría serían los colmillos de la baronesa hundiéndose en su cuello... pero el señor Tennant no en vano era uno de los cazadores más experimentados de la orden y a pesar del error que había cometido al dejarse llevar por sus sentimientos, tomó una rápida decisión obligándose a mantener la calma, pero actuar con prestreza. Con un brusco movimiento dió un cabezazo hacia atrás para liberarse de ella, si el golpe lo hubiera realizado contra un humano, habría tenido graves consecuencias pero tratándose de una vampira como Catalina el daño sería menor... aún así cavía la posibilidad de que resultara herida, al menos en su orgullo y ganar unos segundos vitales para su propia supervivencia.

Boris maldijo para sí mismo su lentitud frente a Richelau. No había duda de que aquel era el descendiente de Drácula, sus movimientos no eran normales. Tendría que emplearse a fondo para poder herirlo... lo bueno que tenía todo aquello es que cuando sus garras se hundieran en su cuello, saborearía su sangre con inusitado placer... pero antes de que pudiese hacer nada, Boris vió como el duque le escupía un líquido cristalino... el vampiro no necesitó mucho para darse cuenta de que se trataba de agua... o más bien algo más que agua, debía de evitarla.

Era un error común entre los nosferatu subestimar el valor del ingenio humano. Pensar que todo se reducía simplemente al golpe a golpe, sin más interacción con el entorno, o la preparación. Por ello cuando escupió el cristalino líquido contra los ojos de la Hoja, le dio de lleno. Sabía que el agua bendita le quemaría los ojos, cegandolo e incapacitandolo potencialmente para la lucha.

Aún así sabía que no debía pecar de los mismos errores que pecaba su contrincante. No debía subestimarlo, ni siquiera cuando estaba herido, pues aun negado el sentido de la vista aun podía sentir, oler y escuchar. Metió la mano libre en el bolsillo, sacando varios viales con un liquido trasparente, quizás algo amarillo.

Era esencia de ajo.

No solo el olor sería perjudicial para el vampiro, además el fuerte olor anularía su sentido del olfato, y solo podría guiarse por el oido. Y mientras dejaba caer varios de aquellos pequeños viales por el suelo, lanzó un corte directo a la pierna del vampiro, con la clara intención de cercenarla con la hoja de su espada.
 

Aquel ratoncillo iba a ser mas escurridizo de lo que habia calculado, y aquello quedo claro enseguida cuando, contra todo pronostico, aquel imbecil reacciono con una rapidez y una fuerza que, desde luego, no esperaba de un humano.

De hecho... ¡Hasta consiguio darme un cabezazo! Mas le valdria que aquel golpe en la frente no tuviera consecuencias para mi perfecto cutis vampirico. De ser asi, lo mataria aquella noche para volver a resucitarlo y volver a darle una muerte horrible un millon de veces.

Sin embargo, debia agradecer a la suerte el hecho de que hubiera conseguido aflojar aquella presa. La proxima vez, desde luego, no iba a ser tan afortunado. Y asi pues, me prepare para lanzar una nueva dentellada contra el, dispuesta a desgarrarlo alli mismo si era necesario.

Estaba comenzando a convertirse en una inconveniente molestia.

Demasiadas bandas querido Vincent, demasiadas bandas.- Le reconocí al vampiro con una media sonrisa en mi rostro. Por supuesto sabía que Vincent era tan paranoico como yo mismo, de otro modo no habría llegado a sobrevivir tantos años entre la nobleza de los no muertos.- Por supuesto que, si no deseas mi ayuda siempre puedo marcharme de nuevo a mi querida Rumanía y dejar que tú y la baronesa resolváis vuestros conflictos como mejor os plazca.

Ya que aunque eternamente agradecido, no puedo dejar de recordarte que si estoy en esta isla es por ti, que decidiste recomponer mi cuerpo de las cenizas en las que me convertí para que te ayudase con el problema Catalina.

Me giré y caminé lentamente a la ventana por la que había entrado.- Ha sido un placer tratar de ayudarte...