Partida Rol por web

En el área de pasajeros, Nexus y Connor toman la iniciativa marcada por el piloto. Ambos colosos mecánicos cobran vida al encenderse sus motores, y Connor hace maniobrar el torso y armamento del suyo con soltura. Los engranajes rotan y los lanzamisiles tierra-aire Hellfire quedan dispuestos mientras las cúpulas metálicas que cubren ambas máquinas de guerra se repliegan en una semicúpula que expone la zona superior armada de los Goliaths, al abrigo de las corrientes generadas por la nave al surcar los cielos. Mientras, Nexus blasfema ante la complejidad de los controles que acciona intentando que su nuevo juguete funcione.

La presión en el interior de la nave cae levemente, y un mecanismo de seguridad cierra la compuerta de cabina para aislar al piloto de elementos hostiles y mantener una atmósfera estable. Brian abandona a Coogar y toma posiciones con su rifle junto al Goliath de Nexus para aprovechar el hueco y abrir fuego contra todo lo que se acerque demasiado a su restringido ángulo de tiro.

Los Wraith aparecen a cola, manteniendo las distancias con vuestra nave. Uno directamente detrás y los otros dos formando en V a cierta distancia de sus costados. Los tres tienen desplegados sus cañones láser triples.

Una onda de energía envuelve la nave en un instante, confirmando el éxito del piloto en activar el camuflaje defensivo.

Tras accionar varios mandos y dirigirle un cumplido de ánimo a la nave, abres las cúpulas de artillería y activas el camuflaje. Su indicador se enciende junto al nivel de energía que lo alimenta, que has logrado rellenar hasta prácticamente la mitad al desviar energía de los motores y varios sistemas de control no imprescindibles. Sonríes, pues debería duraros al menos media hora y además no está dando ningún problema. Alterar el rumbo para volar o maniobrar resultará más lento e impreciso mientras dure, pero lo has calculado al milímetro.

Las tres Wraith confederadas se mantienen a cola en formación de combate en el momento en que desparecéis.

La debilidad la invadía y se reflejaba claramente en su rostro. Recogió el largo rifle con un gesto casi ansioso y lo rodeó con los brazos, como si se tratase de un amante o un ser querido recuperado hace poco después de mucho tiempo de secuestro.

¿Y ahora qué?...

Respuestas, quiero respuestas...

Se incorporó y se acercó a Coogar, para comprobar su estado. Su mirada iba recuperando la firmeza lentamente a cada segundo que pasaba. Tener un objetivo la ayudaba, sin duda, a aclarar su mente.

La voz del piloto volvía a resonar a través de los comunicadores.

—Ja, ja, ja. ¿Habría que ver la cara de bobos que se les ha quedado? A ver, nenas. Tenemos como treinta minutos fuera de sus campos de visión así que ... empieza el Rock&Roll.

Un giro brusco de la nave, quizá más exagerado de lo necesario, colocó la nave en un buen punto de fuego.

—Connor, pedazo de capullo, ahí los tienes. Meteles uno de esos misiles por su confederado culo —grito eufórico el piloto.

La maniobra había colocado la nave justo detrás de sus perseguidores convirtiendo la formación de V de los Wraiths en un formación en Y con la nave de descenso en su base.

—¿No hay nadie mejor que el trozo de lata para manejar el jodido Goliath? ¿Novato os enseñan eso en la academia ahora?

Forrado con mi nuevo armazón de metal me cuesta maniobrar, con torpes movimientos trato de poner en marha los chismes que accionan con el Goliath. Miro atentamente cada una de las palancas y botones tratando de descubrir cual va a ser la que comience el baile de disparos. Acciono una de los botones que me parece el que puede ser, pero no hay manera, ese no es. Trato de apuntar para efectuar un certero disparo, pero es como si todos esos artilugios tuvieran vida propia y fueran ingobernables.

Madre de Dios...

La mueca que hice al torcer el rostro era tan clara como desesperadamente cómica. La visión del manejo del sotisficado Goliath en manos del firebat mientras el bueno de Brian esquivaba los continuos traqueteos del primero eran para morirse de risa, si no fuera por que toda una formación de esos malditos Wraiths nos seguían pisándonos la cola del prototipo. No me había percatado en un principio, pero el interior de la nave resultó ser lo suficientemente amplio como para posicionar el Goliath con una maestría innata.

Con la cara arrugada y tensa, comencé a disparar MI querida máquina contra al cielo plagado de naves enemigas, en las cuales aún podía apreciar el culo de ese cerdo confederado.

- Ahí van unos cuantoooooooooooooos[...] !!!! - grité brutalmente hasta quedarme sin cuerdas vocales mientras las ráfagas de metralla al rojo vivo salían escupidas de los brazos de MI querida máquina hacia el cielo infinito.

Jonas, pletórico ante los mandos de la nave, maniobra empleando con destreza ráfagas de retropropulsión e inclinación situándoos justo por debajo de la nave que encabeza la formación enemiga. Y mientras Nexus blasfema golpeando botones mientras su Goliath hace resentirse los arneses de fijación que le mantienen sujeto y estable en la nave, Teddy abre fuego con los cañones gemelos ametralladores aprovechando que la nave se acerca a distancia de fuego. Gruesos boquetes chisporroteantes se abren desde el casco del caza hasta su ala, desequilibrándolo y haciendolo perder la formación fuera de control. El fuego amigo de Brian acierta también con sus letales agujas a la nave haciendo reventar el cañón láser del ala ventral, aunque debe interrumpir sus disparos para evitar un giro brusco del andador de combate que rota sus brazos armados sobre él bamboleándose a punto de arrancarle la cabeza.

- ¡Ten cuidado joder!- grita Brian agachado desde el suelo- ¡Podía haber reventado ese avión!- la preocupación del recluta parece ser continuar disparando y debe haber agachado la cabeza sólo porque la necesita para apuntar.

A un par de metros, en popa la Fantasma se acerca a Coogar, lista para el combate como si nada hubiera sucedido. Este último sin embargo, sujeta con una mano su brazo derecho, apretando la chaqueta oscurecida por su propia sangre. Sentado y bien sujeto por el arnés, tal y como Brian le dejó durante el despegue, parece mirar sus botas casi al límite de la extenuación. Un brillo en sus ojos que denota satisfacción indica a Uriel que es más probable que esté siguiendo el desarrollo del combate en el panel de imagen que hay tras la cabina.

Entonces todas las luces se apagan por un instante, haciendo que el corazón de sus tripulantes olvide latir durante un breve segundo. Todos los sistemas vuelven a encenderse nuevamente, y titilan una vez más antes de retornar a su estado anterior.

En el exterior, los dos cazas que quedan sobre la nave de los fugitivos abren fuego. Seguro desde su posición, el grupo puede ver el ciclo de luz rojizo-anaranjado de los triples láseres dirigiendo sus explosivas energías hacia el frente, donde debieran encontrarse de no ser por la maniobra de Marron.

Joooder...

La energía de la nave se ha esfumado para regresar al poco. Algo debe estar fallando, y crees saber qué. Tu mirada se dirige instintivamente al indicador de energía del camuflaje y compruebas cómo desciende visiblemente desde su posición anterior a mitad de la barra de carga de forma progresiva y veloz. Los daños en el reactor Moebius que alimenta el generador del camuflaje deben ser muy graves. Si mantienes la invisibilidad es posible que el drenaje de energía que el generador extrae del reactor principal os deje secos y ejecutes tu última barrena, sin posibilidad de alzar el vuelo nunca más.

Calculas que dispones de apenas medio minuto más antes de tener que cancelar la derivación para evitar consecuencias fatales. Y eso si no se producen más fallos.

Tragas saliva y tomas una decisión.

- Creo que va siendo hora de empezar a hablar Coogar. ¿Qué sabías tú sobre Huge? ¿Qué relación tienen estos xenomorfos con todo esto? - Pregunta, sin rodeos, con la voz de nuevo monocorde y fría.

Una gota de sudor perlaba la frente del piloto.

—¡Maldita sea! ¿Tiene que joderse ahora? —pensaba mientras rápidamente movía los mandos de la nave.

—¿Mantener el ataque o huir? —se debatía—, vamos no puede ser tan difícil.

Un instante después maniobró la nave para intentar sacarla de las líneas de fuego enemigas esperando hasta el último segudo antes de desactivar el camuflaje.

La nave descendió bruscamente saliendo de las líneas de fuego.

—Señores, se acabó la fiesta —resonó la voz del piloto a través de los comunicadores— tengo hambre y he detectado una pizzeria cerca.

La nave aceleró hasta su máximo nivel y en poco menos de medio minuto volvió ha hacerse visible.

—Connor, atento. No quiero que esos confederados me hagan comerme la pizza fría. Intento despistarles, no hagas fuego si no nos siguen. ¿Estamos?

Tras las bruscas oscilaciones que se estaban produciendo en el goliath a causa de mi torpe pilotaje decido quedarme quietecito, mirando todo desde un primer plano en la cabina del goliath, e informando a los demás de todo cuanto iba viendo y pensaba que podía serles de utilidad.

- UUUHH, ju, ju, ahora podremos ver si nos han seguido o les hemos despitado!

Mi mirada se concentraba en el punto exacto donde los aviones en el caso de que nos siguieran debían aparecer.

Todo sucedió tan deprisa que apenas tuve tiempo de disfrutarlo. Pero caray, uno de ellos había sido destrozado y a otro le faltaban piezas de artillería. Para colmo, el piloto ejecutó una maniobra limpia y fugaz capaz de despistar a ambos cazas con sutileza.

Todo había ido de maravilla, pero el repentino apagón consiguió torcerme el gesto que por un momento pareció esbozar una ligera sonrisa.

- Buena maniobra pilotillo. Apuesto a que esos cazas aún deben estar buscando una explicación. Ja ja ja - sonreí de manera brusca y con una carraspera final que no presagiaba nada sano. - Argh - escupí en el suelo metalizado de mi juguete, a mis pies - Descuida, los tendré a tiro pro si son demasiado tercos.

Giré los controles del Goliath y busqué una posición que apuntara a los cazas. Estaría listo si volvían a aparecer.

Como es tu costumbre agotas el tiempo disponible prácticamente al milisegundo. No es una gran distancia en términos de pilotaje, pero bastará como margen para que al dispararos puedas maniobrar esquivando. Las contramedidas solo servirían contra los cohetes gemini, pero son completamente inefectivos contra las baterías de láser. Esos pilotos han demostrado no ser novatos, pero les va a dar igual. No servirían ni como betún para tus botas.

Revirtiendo la potencia completa a los motores de impulso notas el brusco aumento de velocidad que compensas de inmediato. Imposible que ninguno de los que van en la sección de carga lo perciba.

Desde las posiciones artilleras donde se encuentran los Goliath se aprecia claramente como Jonas ha logrado un buen margen entre los cazas y la nave. Desgraciadamente al reaparecer, los Wraith enemigos detectan nuevamente la señal del prototipo y viran bruscamente para daros caza.

En el interior, en la pantalla de seguimiento puede verse como ambas señales toman vector de intercepción sobre vuestra nave, al tiempo que la que representa el Wraith averiado mantiene su trayectoria y se desvanece.

Haces de luz anaranjada como estrellas fugaces se pierden en los cielos alrededor de la nave sin llegar a alcanzarla. La persecución continúa, pero al menos vuestra posición es más favorable que antes.

- Vamos rubia, eres una Fantasma, no te hagas la tonta. Huge por fin es historia, como debió suceder hace mucho tiempo. Si al menos el muy bastardo hubiera hecho caso de nuestras advertencias ese soldadito amigo vuestro que mantiene la posición ahí abajo tendría menos problemas. Nunca llegaremos a saber si era tan idiota como para ignorar esta amenaza alienígena o tenía conocimiento de ella.- Dejando de sujetarse el brazo inerte señala con la mano enguantada al monitor de posición- ¿les preguntamos mejor a nuestros amigos de la Confederación? No parecen tan preocupados por los xenomorfos como para largarse sin derribarnos.

- No he utilizado un cacharro de estos en mi vida amigo, pero creo que esos son los controles de movimiento y estos despliegan la interfaz de disparo, ¿no crees?

Brian se ha encaramado ágilmente al costado del Goliath de Nexus cuando éste deja de manipular los controles. La colosal armadura CMC 300 parece una segunda piel para él en lugar de un pesado blindaje accionado por servomotores cubiertos de neoacero.

- Me encantaría destripar este cacharro y ver como funciona. Hasta podría incluirle alguna modificación que le de clase. Un cañón más grande o algo así.

- Maldición !! Ahí vuelven Marron !!

Usé el comunicador para avisar a Jonas, el cual seguro ya los habría detectado y comenzaba a plantear una maniobra de evasión. Ésta vez esperaba que fuera permamente. Sin embargo, volví a tomar los controles de combate y me dispuse a acabar con la munición destrozando ambas naves confederadas.

Tras escuchar a Coogar pude contemplar la idiotez de los pilotos de los Wraith. Acaso no eran más importantes los xenomorfos ? Sin duda el herido tenía toda la razón, pero ya habría tiempo de explicaciones cuando consiguiéramos salir de ahí con vida hasta un lugar más seguro.

- No sé porque esperaba otro tipo de respuesta que no fuese la típica basura Anti-Confederación. - Murmura por lo bajo muy cerca de Coogar.

La Fantasma observó unos segundos a Coogar en completo silencio. La imagen de un cuchillo psíquico atravesando el cerebro del preso era tan tentador que le arrancó una sonrisa fugaz. Pero sólo duró un segundo.

- Qué sabes de Jim Raynor? Dónde está? - Preguntó con firmeza y frialdad. - Con claridad y sin basura de panfleto rebelde.

Sin embargo su mente estaba desbordada y su psíque se resentía.

Se había tenido que refugiar en la planta de arriba de la casa. Tenía frío y se sentía desnuda por mas que se abrigaba con una gruesa manta. Por el suelo del piso inferior deambulaban unas enormes babosas negras y púrpuras de casi un metro de largo y mas de dos palmos de grosor. Eran asquerosas! Pero lo peor es que olisqueaban, lamían el aire y la buscaban.

Lo sabía, sabía que la buscaban.

Murmuraba, llorando con tristeza, mientras observaba por la ventana. El maquillaje hacía tiempo que se había corrido y largos reguerros negros recorrían su rostro. Aún recordaba las palabras de sus amigos. No. Ya no eran sus amigos. Los amigos no hacen esas cosas y todo fue culpa de las babosas. Se les habían pegado a las piernas y les habían cambiado. Habían ido a por ella, para pegarla, para desnudarla y violarla, para abandonarla y que fuese devorada por las babosas.

Pero se había defendido. Les había demostrado que no era una chica, una inocente adolescente. La mano que apretó el cañón del revolver era firme y con callos, manos maduras, expertas y sin temblar.

Lo peor había sido la respuesta de la policía. Les había llamado, sabía que tenía amigos allí pero ahora no estaban. No querían nada de ella y habían ido corriendo a su casa para pegarla... Porqué!? Todo el mundo parecía odiarla, quererla muerta. Ahora había dos perros policías que rondaban la casa, intentando entrar y encontrarla.

Fuera la tormenta se calmaba, pero no desaparecía y un solitario relámpago iluminó unos pequeños muñecos, unos peluches que descansaban en una mesa cercana.

Ya era muy mayor para jugar con ositos de peluche... Pero se sentía tan sola...