Partida Rol por web

Se queda tan pasmado como el resto al ver al Mirumoto entrar desenvainando. Los paneles del techo se corren, dejando entrever el brillo de armas... pero por fortuna los detiene con un gesto. Vuelven a cerrarse, aunque no del todo. Las figuras arriba permanecen ocultas por la sombra.

-Esto es muy inusual, Bayushi-sama... Mucho me temo que debere rehusar su pedido. +dice+ No es esta la clase de negocios que hago, ni los que mi patrona desea propiciar. Ademas, ya he sido cuestionado en mis formas, que al parecer no son del agrado de los honorables Dragon... ambos ellos, visto lo visto... Por lo tanto debo concluir que si desean algo de mi, deberan pedirlo por intermedio de Nobuko-sama. Tratando con alguien de vuestro rango, seguramente estareis mas a gusto, y yo me sentire mejor tambien si cuenta con su aprobacion. De otro modo, no puedo ayudarles.

-Si... lo entiendo- intento decir de la manera mas calmadamente posible, engullendo mi enojo por la frustración de mi plan *maldita sea, maldita sea todo, otro plan tirado a la basura ¿como podía prever esto? ¿debo acaso caer en la paranoia e imaginarme las peores situaciones para que nada nos entorpezca de nuevo? por lo pronto en donde no debo caer es en la divagación, ya pensaré algo, ya veré como usar sus impulsos a mi favor* me dije a mi mismo mientras miraba a Susurro -Lamento las molestias-.
Ahora si mas calmado sigo hablando con Susurro -Una lástima que ambos perdamos los beneficios que podía otorgarnos el otro, pero las fortunas así lo han establecido, aunque las recompensas no suelen moverse por si mismas, sino que esperan a ser recogidas por quienes se consideren aptos- *último sebo para este río, veamos si alguno lo muerde*.
-espero que el próximo encuentro tenga un ambiente menos hostil para ambos,pero por el momento, espero que tenga un día provechoso- y ya sin mas que decirle a Susurro, me acerco a la salida, esperando que el resto salga conmigo *no veo mucho mas para hacer en esa tienda, puesto que ninguno de nosotros está en posición para reclamarle algo a Susurro*

Salen fuera de la tienda. La barriada continua su movimiento habitual. Los mercaderes de negocios mas sencillos se esfuerzan por liquidar lo mas posible de sus existencias antes del ocaso, mientras que aquellos de otros rubros que se desempeñan mejor durante la noche van abriendo, o limpian. 

El mercader no les ha acompañado hasta la puerta solo por quedarse atras con sus reverencias. Ninguno de aquellos a los que llama "seguridad" hace aparicion, de modo que el hombre queda solo en la tiendita. 

Supiré profundamente al salir del local. Susurro solo nos había dado una porción insignificante de la inormación que nos podría haber ofrecido. Tendriamos que volver eventualmente si queriamos resolver bien este caso.

Miré al cielo. Amaterasu ya había recorrido un buen trecho en su camino por el cielo. -Si Sichi fue en algún momento al restaurante, ya se aburrió de esperarnos hace mucho tiempo.- Pensé. Eso bajaba mis posibilidades de volver a conseguir mi wakizashi. Él era el mejor de nosotros y podría haberme ayudado, pero ya era tarde para buscarlo. -De todas formas ni sabía qué le iba a decir para convencerlo de que me de una mano. Su ayuda no me habría salido barata.-

Me puse a pensar en alguna otra idea para recuperarla. No podía ir yo sola. Si llegaba a encontrar a los ladrones no tendría oportunidad de sacarsela. -Siempre puedo recomprarsela. Pero...- El comercio era un acto que no practicabamos los samurais. Mucho menos en el mercado negro. Si no me quedaba otra alternativa, tendría que llegar a eso, pero prefería recuperarla por otros medios. Sin contar que no sabía si tenía el dinero para pagar una wakizashi robada.

Miré de reojo a la Kitsuki. ¿Por qué ella no parecía tan preocupada? Le habían robado dos de sus pergaminos, los que podrían ser irrecuperables. No sabía mucho de los shugenjas, pero tenía entendido que solo reciben un par de pergaminos por rango. Si así era, la dragón estaría sin sus herramientas por mucho tiempo. ¿Estaría tan preocupada como yo? Claro, su pérdida era posíblemente menor a la mia. Si mis superiores se enteraban de que me habían robado la wakizashi... Intenté no pensar en eso. No necesitaba más presión que la suficiente. Volví a ver a la otra samurai. Luego a sus daimios -Si ella quisiese, podría ordenar a sus guardaespaldas la ayuda para recuperar los pergaminos.- Pensé. Yo no contaba con ello. Estaba Chumoku, si, pero él era mi igual. No podía ordenarle nada. -Sin embargo, si consigo la ayuda de la Kirsuki, tal vez tenga oportunidad.- Detrás de su mirada estoica, ella debía estar sintiendose de forma parecida a mi. ¿Debería preguntar? ¿Cuál sería la mejor forma de acercarse? Mucha agua había corrido bajo el puente y nuestras relaciones estaban tenzas. ¿Haría causa común conmigo?

Después de unos minutos de pensar cuál sería el mejor aproximamiento, me decidí a hablarle. -Kitsuki-san.- La llamé. -Me gusaría hablar contigo un minuto, si no te molesta. En privado.- Mis palabras eran cautelosas. No quería que la dragón piense que mi posición era agresiva, sino cautelosa. Tampoco quería que los guerreros escuchen nuestra conversación inicial. Si necesitaba conversar con ellos sobre el tema, lo haría eventualmente.

Habían salido del local y la negativa de Susurro por participar todavía rondaba mi mente. Al levantar la cabeza me doy cuenta de que habíamos perdido demasiado tiempo, solo tenían luz suficiente para ir a un último lugar para indagar, y con suerte saldrían del distrito para el fin del atardecer *entre 5 hemos averiguado poco y nada sobre el caso de Agasha-Sama ¡incluso tuvimos pérdidas! espero que Sichi haya tenido mejor suerte...* pensaba mientras veía a los otros locales, los cuales o aumentaban su actividad para concluir la jornada de hoy o comenzaban a prepararse para la nocturna.
Su desempeño había sido menos que decente, e incluso las 2 personas a quienes había escoltado habían sido despojadas de sus elementos simbólicos, casi le daban ganas de tomar la katana y volver al distrito pescador para recuperar lo que habían perdido, dejando un rastro de sangre y miedo entre los etas *eso les enseñaría, aprenderían a no robar a sus superiores ¡comprenderían lo que significa mantener el equilibrio! pero... ¿donde estaría el orden en tal acto caótico? ¿que sería de mi y de mis compañeros cuando se enterasen? ¿cuantas manchas deben estar sobre el pergamino antes de ser legible?*
Mi mente se alborotaba de los pensamientos producidos por mi impotencia cuando escucho la petición de Hitomi hacia la dragón. Cierto era que ambas tenían sus motivos para querer hablar en privado ¿como confiar en quienes no pudieron prevenir un simple hurto? además de que podía confiar en que, lo que sean que hablasen, se compartiría mas adelante, pero aún así no pude evitar sentir algo por ellas *¿desconfianza tal ves?*

Eso me gustaría saber a mi.

Reconozco para mis adentros, pues fuera lo que fuera, les había entretenido lo suficiente para olvidarse de mi completamente y como dudaba que hubieran encontrado pista alguna sobre el asesino empezaba a imaginar que estarían perdidos por los muelles o incluso aún en el distrito curtidor.

- Ellos mismos.

Le respondo demasiado serio, aunque en otro tono hubiera quedado más clara la intención de broma que pretendía reflejar. No estaba de humor.

- Gracias.

Un ligero asombro aparece en el semblante del gunso, pero solo un momento antes de captar la idea. Asiente levemente con la mitad mala de una sonrisa, murmurando algo de "hai hai... sayonara", mientras hace un gesto a sus hombres de continuar la ronda de patrulla.

A tu alrededor el distrito sigue en su pacifico descanso post-almuerzo, antes de retomar el ritmo con la tarde que se avecina. Estibadores, mensajeros, criados, mercaderes, las clases heimin y hinin entremezcladas, la verdadera poblacion de este distrito, y tambien los hacedores de la riqueza monetaria de la ciudad... Escoria. ¿A donde habran ido estos...?

Buscarlos en los muelles sería titánico, por lo que esperando que la suerte acabe por sonreirme y llegue a cruzármelos, la única opción que me resta es continuar con la investigación. Al parecer el asesino trajo consigo sake, harina y avena, por lo que debía buscar algún almacén dónde encontrar esos elementos, quizás incluso pudiera averiguar dónde venía a negociar Iesada más concretamente.

La alta y roja torre de 8 plantas es, con mucho, el edificio mas alto de la zona. Ni de lejos tan decorada o artillada como las torres del rio o de las murallas, de todas maneras cumple su funcion como cuartel secundario y centro administrativo de la Guardia del trueno en este distrito impecablemente.

Quien ostenta mayor autoridad te es desconocido, pero debe ser algun chui o taisa como minimo. No obstante hay varios gunsos, como el de la primera planta que recibe y despacha las patrullas, con los cuales puedas hablar sin molestar al jefe mayor.

- Buenas tardes - me dirijo a uno de los gunso - Necesitaría información sobre las mercancías y tengo entendido que aquí podríais facilitármela.

-Konbanwa. Si, aqui consignamos los permisos y mucha de la informacion importante de los embarques... ¿Que esta buscando, Shosuro-san?. +responde el gunso, un hombrecillo bajo, fornido, casi con aspecto cortesano si no fuera por el daisho. Viste ropas finas, que nada deben envidiar a los mercaderes de fuera, ni a muchos nobles.

Entrecierra los ojos con ligera sospecha. ¿Que podria querer de ella la Bayushi? Pero bien valia la pena dejarla hablar, a pesar que los resultados obtenidos en la tienda le dejaban cierto resabio amargo contra estos magistrados. Habia esperado mayor cooperacion de los Escorpion, pero realmente ninguno de ellos parecia interesado en resolver el caso. Sin contar la desgracia personal que habia sufrido... Aparto esto ultimo de su mente. Lo tendria que enfrentar en breve, pero no ahora.

-Como deseis...+responde simplemente, invitando a Hitomi a cruzar la calle y charlar.

- El registro de los almacenes. Necesito saber cuáles han albergado sake, harina y avena ultimamente.

Con eso debería ser suficiente, aunque debería cotejarlo con los nombres de la lista.

Alza las cejas ligeramente asombrado.

-¿Es alguna clase de broma retorcida, Shosuro-san? Esos son los productos mas comunes despues del arroz y el pescado... La mitad de los almacenes del distrito tiene provision de ellos.

Me dirigo hacia el otro lado de la calle, a una distacia prudente de oidos ajenos, y no me refería solo a los otros samurais. No fue facil encontrar un lugar apartado, y los transeuntes que pasaban captarían seguro una parte de la conversación, pero no podía pedir más.

Esperé a que la Kitsuki llegue a mi lado para empezar a hablar. Una vez que estuvo a mi lado, abrí la conversación. -No estamos haciendo ningún progreso.- Empecé, luego esperé a ver qué respondía. No iba a mencionar a los ladrones de entrada. Llegaría a ese tema eventualmente.

- Muy bien. Ya descartamos la mitad.

Le respondo realmente complacido de eliminar tantos almacenes de un plumazo.

- El que busco seguramente contenga los tres actualmente... y pertenecerá a alguno de estos nombres.

Añado sacando la lista.