Partida Rol por web

Cuando por fin vuelven a reunirse todos, mira fijamente a su muñeco y agarra una de las agujas por su redondeado extremos.

- Voy a sacárselas, pero si vuelve a ponerse agresivo le clavaré una en el corazón. No quiero que mate a nadie más.

Acto seguido, comienza a liberar al muñeco de sus agujas.

El dolor cesa inmediatamente, y el frío antinatural que sentías en tu cuerpo se esfuma como por arte de magia. Magia negra... Ahora solo queda un dolor físico, agudo y perfectamente localizado causado por esa zorra lesbiana que tanto desea a Rubí. Tu cabeza está, si cabe, aún más desorientada.

Permaneces confuso en el suelo. Dolorido y desarmado. Por primera vez eres consciente de la situación.

Ese cabrón... piensas refiriéndote a Diamante.

También recuerdas tu objetivo antes de que te abatieran: salir de aquí.

Y de repente llega a tu cabeza un recuerdo lejano pero tangible: Marcos...

Rick mira a su alrededor. No hay nada a lo que se parezca más que a un animal herido y confuso. En sus ojos enrojecidos sigue habiendo un algo de demencia, pero su postura y sus lentos movimientos son propios de alguien que no logra hacer funcionar del todo su cuerpo. Aunque la figura del jugador de rugby sigue rezumando hostilidad, lo cierto es que mira hacia todos lados como si no terminara de entender qué pasa.

Cuando su mirada se posa en el cadáver de Marcos, un brillo de comprensión aparece en sus ojos marrones. No es culpa, ni conocimiento de lo que ha pasado... es solo una sensación familiar, como de déjà vu.

Un dedo pulgar en alto. Nada de palabras. Eso fué lo que hizo el pequeño de los Skilton al ver al hermano mayor llegar hasta ellos. Con esa señal y un rostro serio pero tranquilo, dentro de la tensa situación, Diamante le hacía ver que, según él, todo estaba bajo control.
- Bien, ya estamos todos juntos. Ahora, vosotros- dijo señalando con la pistola hacía el lugar donde estaban Eli, Mark y Rick- vais a hacerme caso, ¿vale? más que nada para que no pase nada de lo que tengamos que arrepentirnos. Pasad dentro del convento, por la puerta esa de ahí- aquel recibidor sólo tenía otra puerta, sin contar la de la entrada principal- y esperadnos un poco allí, en silencio y tranquilitos. Tú también, Rubi- a esta última le dedicó una triste sonrisa, como si no tuviera más remedio de incluirla en su particular grupo de sospechosos- Si os relajais, cuando pase un rato hablaremos con más calma...ah! deja ese hacha ahí en el suelo y Eli...el muñeco también...por favor...

- ¿Por qué todo esto? ¿No se acuerda de lo que hemos pasado antes todos?

Lentamente, sin perder de vista el arma, me dispongo a hacer lo que "Diamante" nos está pidiendo,,, Aunque no sepa a qué puede responder

Cita:

- ¿A qué viene semejante tontería?

Greg llega hasta el grupo apenas con fuerza para mantenerse en pie. Observa la situación sin saber realmente que es lo que estaba ocurriendo. A pesar del gesto de Steve, dando a entender que todo estaba controlado, Greg se dirige preocupado hacia su hermano.

Eh, eh… vamos hermanito. ¿Se puede saber que está ocurriendo?- Greg no tenía nada clara la situación. Por lo poco que podía entender de la escena y de lo poco que le había contado Jimmy, Rick había atacado a Marcos, y ahora lo tenían retenido. ¿Entonces porque los encañonaba Steve, si solo habían querido defenderse?

No estás en absoluto seguro de que tus músculos te obedezcan. Levantar tu corpachón con un pie y un brazo lisiados no será tarea fácil. Y lo peor: entrar de nuevo a esa casa endemoniada cuando casi estaba fuera?

- Ni lo sueñes. No pienso soltar el muñeco aunque me apuntes con esa pistola. Quién coño te crees que eres, Clint Eastwood? - La gótica mira desafiante a Steve - Tú no te fías de nosotros, pero nosotros tampoco de ti. Me meteré donde dices si así te quedas más tranquilo, pero no pienso dejar lo único que me permitirá defenderme del pirado de tu amigo. - Hace una pausa pero continúa antes de recibir respuesta - Ah, y no pienses que estamos sólos. Hay seres en esta casa para los que no sirve tu pistolita, así que no te fies. Te aseguro que nos necesitarás si quieres salir de aquí vivo.

¿De verdad funciona el rollo vodoo ese del muñeco y las agujas?

Pregunta Jimmy a Elizabeth expulsando el humo tras una calada al porro de maría.

¿Si te traigo una foto de mi profesor de derecho mercantil prodías hacerme uno de esos?... Steve relaja un poco tío, no más muertos, no más tiros ni más cosas raras.

Jimmy, joder! Su hermano apuntándonos con una pistola y al tío no se le ocurre otra cosa que preguntar por su profe de mercantil y el vudú...

Eli, por favor, quita al menos las agujas, creo que Rick o lo que queda de él ya está lo suficientemente débil como para que no nos ataque. Si vuelve a atacar a alguien le clavas una aguja, pero de momento no.

Steve, será mejor que nos tranquilicemos todos un poco. Yo dejo el hacha aquí en el suelo y tú, por favor, deja de apuntarnos con esa pistola. Nadie va a atacarte, ¿verdad? Y miro a Eli y Mark conminándoles a que efectivamente no vayan por allí clavando vete a saber qué en el pie de la gente, cosa que luego me tendrán que explicar.

Dicho esto sigo a los dos y me siento en el suelo. De pronto recuerdo algo y me dirigo a Diamante: ¿Habéis estado en unas catacumbas? ¿Perseguidos por un niño? ¿No sería un niño de esos que había en el convento éste? ¿De los que hablaba la monja del diario?

Me mantengo distante, en silencio. Mientras el arma siga apuntándonos, no veo que la situación haya mejorado demasiado..

HAce un gesto de pausa hacía Greg, levantando la palma de la mano, como si aún no hubiera llegado el momento de explicarle lo que ocurría.

- Ya lo creo que nadie va a atacarme, eso lo tengo más que seguro, por eso os pido que entreis un momento en la casa mientras hablo con mis hermanos - vuelve a repetir- ¿me has oido Rick? Venga, ayudadle vosotros y llevaroslo- pide a Eli y Mark, volviendo a endurecer su voz al referirse a ellos- que no se fía de mí dice la tia...¿yo os he hecho algo?- le pregunta a la gótica con unos ojos que ocultaban un odio que habría nacido recientemente- vosotros a mí sí, así que chitón y para adentro y por mí como si te metes el muñeco por ahí. El niño ese de las catacumbas era sólo un hijoputa que ya aprendió lo que pasa cuando uno se mete con un Skilton, no queraís saberlo vosotros.

Mira a Rubí y le enseña las agujas que sujeta entre los dedos de la mano derecha. Es evidente que ya los ha arrancado del muñeco, y Rick parece recobrar poco a poco el control de su cuerpo.

Acto seguido, se coloca donde le pide el pistolero, sin perder de vista a su amigo mientras se levanta. Un intento de atacarles y la aguja se clavará donde más duele.

Rick se retuerce, haciendo algo parecido a un esfuerzo por levantarse pero sin mucho éxito. No ha cruzado la mirada con Diamante desde que este llegó, y parece evitar mirar directamente a Rubí. Tan solo se concentra en respirar y en agitarse, sin pruebas de entender lo que se habla a su alrededor y con poca apariencia de ir a decir algo más que gruñidos. Rick Fabiano se reduce a algo similar a una bestia, quizá domada, pero sin más raciocinio que un animal.

La situación se ha vuelto muy tensa. Los nervios están a flor de piel, y cualquier movimiento en falso en este ambiente de desconfianza mutua puede hacer que todo esto acabe en una auténtica masacre... entre amigos.

Solo ahora, cuando la cosa se relaja sutilmente percibes algo más. Un "algo" paranormal que procede del interior mismo de la casa.

¿Satisfacción? Pero... ¿por qué?

Ya lo se... porque de nuevo la casa vuelve a engullirnos a todos en sus entrañas. En vez de salir, volvemos a entrar...

Entrar más en la casa implica atravesar la puerta interior del hall que da al pasillo. Ese famoso pasillo que hacia la derecha lleva a las escaleras que dan acceso al segundo piso, y hacia la izquierda lleva a la cocina.

Poco a poco los compañeros retroceden. Centímetro a centímetro obligados por la amenaza del plomo.

Volver a ese pasillo implica pasar por encima del cuerpo de Marcos, cuya sangre ha comenzado a coagularse a su alrededor, y cuyos espamos musculares se tornan cada vez más sutiles...

Greg espera mientras el resto entra en la casa, tal como les "pide" Steve. No le gustaba que su hermano estuviese apuntando con el arma a la gente, pero espera pacientemente a que Steve pueda contarle que es lo que estaba ocurriendo. Mientras el resto retrocede, Greg no puede evitar desviar la mirada hacia el cuerpo de Marcos. Jimmy le había dicho que Rick había matado al bibliotecario, y al parecer no mentía. Joder, las cosas estaban yendo demasiado lejos.

El rubio de los Skilton no cede un ápice. Los nervios, el temor y el dolor sentido le han llevado a extremar la precaución, a estar sobreaviso, puede que incluso de una forma exagerada y desmesurada, con una desconfianza peligrosa y enfermiza. No ha desplazado la mirada del grupo ni un segundo, tampoco lo ha hecho la pistola, que imponente les sigue apuntando a punto de escupir los mortales proyectiles que lleva en su interior.
- No vamos a estar así toda la noche ¿no? Que os vayais al pasillo ya, ostia!- vuelve a pedir...