Partida Rol por web

Mientras tratáis de volver a la seguridad del bosque comienza a sonar el himno que precede al recuento de bajas.

Seguido del inconfundible sello del Capitolio que ilumina el cielo:

Mientras aún sigue sonando el himno se apagan las luces y casi en la más absoluta oscuridad comienzan a sucederse las imágenes de los fallecidos durante el día en el orden en que han dejado de respirar en este maldito lugar:

Termina la música y tras un fogonazo de luz el cielo vuelve a tornarse oscuro dejándoos a Walter y a ti en medio de ninguna parte, entre el lago y la zona de bosque, con poca visibilidad y un silencio aterrador.

Las imágenes del cielo nos muestran por quién había sonado el último cañonazo. El recuerdo del chico moribundo, al que dejamos en el bosque, me entristece. Sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida, ya que después de todo, parecía haber perdido las ganas de vivir. ¿Así es como acabaremos todos, esperando a que llegue nuestra muerte, habiendo decidido rendirnos? Este lugar es un infierno, lleno de pesadillas y temores. Sólo uno conseguirá salir con vida, el vencedor. En este momento, estamos dejando pasar el tiempo, en la medida de lo posible, luchando por nuestra supervivencia. Pero no será eterno. En algún momento, los tributos que sigan en el juego vendrán a por nosotros, deseosos de acabar con nuestra vida para terminar el juego. ¿Y quién puede culparles? Estamos inmersos en esta batalla sangrienta.

La otra posibilidad parece aún peor. Si con el paso del tiempo, los demás tributos llegasen a morir, tan sólo nos quedaría decidir quién de los dos sería el vencedor. Y para ello, tendríamos que enfrentarnos. ¿Sería capaz de luchar a muerte contra aquel que me ha acompañado en estos juegos, luchando a mi lado y luchando juntos por sobrevivir?

No conozco la respuesta a esa pregunta, y realmente no quiero pensar en ello. A pesar de lo que significaría, prefiero que esa situación no se llegue a dar. No estaría preparada para enfrentarme a algo así. Vine para luchar por mi hermana, para conseguir honor y fama. Y aunque me cueste la vida, no está entre mis objetivos el cometer un acto tan vil como matar a mi compañero. Aunque consiga la muerte, sería de forma honorable, pero no quiero que mi hermana se avergüence de mí.

La visión de la foto del muchacho rubio al que dejásteis a su suerte en el bosque, Izan del Distrito 5, te deja una tristeza que tardará en abandonarte. Walter también parece más pensativo de lo normal pero no es capaz de hacer ningún comentario al respecto, simplemente guarda con cariño la botella llena de agua mientras echáis a andar en dirección al bosque.

Una vez terminaron de enseñar las fotografías de los fallecidos durante el día el cielo se tornó completamente oscuro, apenas había claridad, los Vigilantes habían llenado el cielo de falsas nubes negras que ocultaban lo que otras noches parecía una simulación de la Luna. Os costaba ver más allá de 5 metros por delante vuestro pero por el momento, en completo silencio, caminábais de vuelta al bosque, sin hablar sobre qué haríais durante la noche.
 

Por primera vez desde que empezaron los Juegos, siento que las dudas me invaden. Estamos caminando en silencio, sin disponer de la luz suficiente para caminar sin riesgos incluso en un terreno llano. Y el rompernos una pierna no es la mayor de nuestras preocupaciones. Sólo de pensar en una serpiente, reptando hacia nosotros.. Mejor no dar rienda suelta a la imaginación. Tenemos que seguir el camino, aunque no sé si vamos en la dirección correcta. Cuando aún disponíamos de iluminación era sencillo seguir el rumbo hacia el bosque, pero ahora no sabemos si nos hemos desviado. 

Ésa es la principal razón de mis dudas, pues hemos de sopesar qué es lo más conveniente. Si llegamos hasta el bosque, estaremos rodeados de árboles que nos taparán en mayor medida que a descubierto, aun cuando no podamos trepar a uno. En cambio, en este lugar seríamos pasto de cualquiera. No obstante, si no seguimos la dirección correcta sólo habremos perdido tiempo, siempre y cuando no vayamos a parar a un sitio peor. 

-¿Recuerdas la fauna que estudiamos? Subidos a un árbol estaríamos fuera del alcance de la mayoría, pero en estas condiciones no veo factible trepar. Aun siendo un koala - A pesar de la situación en la que nos encontramos, rodeados de oscuridad y sin posibilidad de que me vea, sonrío con cansancio-. Siempre podríamos intentar alcanzar las ramas más bajas para estar por encima del suelo, llevando cuidado claro está. ¿Qué te parece?

Primero tenemos que llegar, pero hacer planes de antemano me resulta útil, aunque sea para romper el silencio. No obstante, no oso alzar la voz por encima de un murmullo.

Walter se ríe bajito cuando mencionas el hecho de "ser una koala" recordando con cierta alegría el momento en que esa broma surgió, y es que a pesar de estar en el lugar que estais el muchacho no pierde la fé ni el sentido del humor cuando se siente más o menos seguro.
Un rato después, algo hartos de andar casi a oscuras, llegais a los primeros árboles y Walter acelera el paso mientras mira hacia arriba a las ramas de los mismos buscando uno adecuado donde poder subirse a pasar la noche.
Un ruido lejano de pronto lo asusta provocando que intente subirse al primer árbol que encuentra a mano sin lograrlo, cayendo de culo al suelo a la primera de cambio. Se levanta rápidamente, te mira y agacha la cabeza mientras se masajea el culo, ha sido un golpe fuerte, debe de dolerle bastante. De no ser porque apenas os llegáis a ver con claridad las caras podrías haber visto cómo el jóven se sonrojaba avergonzado por tan tonta caída.

En la oscuridad, apenas puedo ver a Walter en el suelo, después de su caída, así que no me preocupo por que pueda ver mi desaliento. Ya me temía esto cuando estábamos en camino, dada la poca luz. Si al descubierto apenas veíamos a unos pasos, entre la cubierta vegetal sería imposible.

Me acerco al tronco del árbol, a un metro de Walter, para hacer un intento. Salto para agarrar una posible rama, pero mis dedos se cierran en el aire y en la bajada tengo igual suerte.

-Ya que por lo que sé los koalas no se caen, te va a tocar cambiar el apodo.

A pesar de todo, sonrío esbozando una mueca. Podríamos probar hasta lograrlo o quedarnos en el suelo. Estoy cansada pero si hace falta esperaré para poder dormir.

Walter no pudo evitar soltar una pequeña risilla tras tu caída y consiguiente comentario. Aún se frotaba el culo tras el golpe cuando tú misma caíste cerca corriendo la misma suerte y hacíendote daño en el pompis.
- Creo que la oscuridad no sienta nada bien a esta koala para trepar... - te dijo en voz baja mientras te ayudaba a levantarte.- No sé si lograremos algo con tan poca luz, pero no me hace demasiada gracia dormir en el suelo, sobre todo sabiendo que estamos cerca del lago y por aquí habrá animales que aprovecharán la noche para saciar su sed.

Dicho esto se dispuso a volver a trepar, esta vez a otro árbol pero teniendo algo más de cuidado. Sin embargo cuando ya casi se había colocado sobre una rama ésta cedió y el muchacho resbaló cayendo al suelo aunque no desde mucha altura.
- ¡Joder! - exclamó con rabia, tapándose casi inmediatamente la boca por haber levantado la voz.- Tengo una cuerda, si al menos uno de los dos lograse encontrar una buena rama podría ayudar a subir al otro... pero sino no nos quedará más remedio que tratar de descansar aquí en el suelo.

Si él ha tenido valor para intentarlo de nuevo, no voy a ser menos.

-Pásame la cuerda a ver si consigo subir. En algún lugar tiene que haber una rama adecuada para subir-. Enarco una ceja mientras miro al árbol en la oscuridad, como si estuviese desafiándolo. Cuando Walter me pasa la cuerda, me la enrollo en el hombro para que no me moleste y hago un nuevo intento.

Walter rebusca en su mochila y te ofrece su cuerda viendo que tú también vas a intentarlo por segunda vez, mientras el pobre se masajea las rodillas dolorido olvidándonse ya del culatazo qu se acababa de llevar también.
Cuando ve que estás a punto de lograrlo sonríe, aunque en la oscuridad no puedes verlo, y desde su posición te llega un susurro:
- Lánzame la cuerda solo cuando estés bien posicionada.

Tú intentas subir más alto pero las ramas superiores son difíciles de alcanzar y decides finalmente quedarte en donde estás, no muy lejos del suelo pero al menos oculta entre las hojas bajas del árbol. Una vez te aseguras de que la rama aguantará el peso, le lenzas la cuerda a Walter ayudándolo a subir junto a ti.

- Muchas gracias, pequeña koala... - te dice en voz baja sonriente al terminar de acomodarse.

Sonrío aliviada, no tanto por las palabras de Walter, como de haber conseguido subir. Suelto un suspiro mientras abro la mochila para sacar la manta. Aún recuerdo el frío de la primera noche, menos mal que conseguimos ésta.

-Que tengas dulces sueños.- En los que no estés aquí, en este infierno. Cuánto me gustaría salir de aquí y ver a mi hermana.

Me acomodo en la rama y cierro los ojos. La llegada del Sol nos despertaría, aun cuando la luz que llega hasta esta altura sea poca.

Tercer día en Los Septuagésimo Quintos Juegos del Hambre:

Amanece un día más en aquel infierno, y esta vez es un día oscuro, con el cielo cubierto de nubes grises que indican que es muy posible que en cualquier momento comience a llover copiosamente. De hecho un escalofrío que recorre todo tu cuerpo te indica que será un día muy frío si los Vigilantes no cambian el clima reinante.

La noche que has pasado en aquella rama junto a tu compañero de Distrito no ha sido del todo agradable pero el cansancio había hecho mella en ambos, aunque ahora que la luz os ha llegado a despertar os sentís destemplados, como con mal cuerpo por el cambio tan brusco de temperatura.
No se oye apenas nada cerca vuestro, incluso los animales deben estar remoloneando para robar horas de sueño a aquel caótico tiempo meteorológico.

De forma un tanto bromista, nos levantamos casi igual que nos acostamos, dada la oscuridad reinante. Me descuelgo de la rama tras comprobar que no hay nada debajo y me estiro emitiendo un bostezo. 

Ya tenemos localizado el lago, tenemos una aproximación de lo que se tarda en llegar desde el bosque y de momento conservamos algo de agua. Así que, ¿qué será lo próximo? El plan original era escondernos en la montaña, aunque tras todo lo ocurrido empiezo a dudar de si serviría de algo. En cualquier caso, hay un buen camino hasta alcanzar un buen lugar.

Como suelo hacer cada día, compruebo la mochila para ver lo que tenemos. Ya no podemos hacer más por el agua, salvo encargarnos de rellenar las botellas, pero aún falta el tema de la comida. Nuestro único intento ni siquiera llegó a eso por culpa de la serpiente.

-Walter, deberíamos intentar conseguir comida.- Con la poca luz que hay sería muy difícil cazar, aunque siempre nos quedan otras posibilidades-. ¿Qué te parece si nos movemos por el bosque para encontrar algo?

A Walter le costó horrores ponerse en marcha y dar el día por empezado. En su rostro cansado y ojeroso podías ver que no había dormido tanto ni todo lo bien que hubiera deseado, pero era normal teniendo en cuenta cómo estabais pasando las noches, pero al menos teníais con qué guardaros del frío nocturno.

Bajó con cuidado del improvisado árbol-cama con miedo a caerse como el día anterior y te imitó curioseando y ordenando todo lo que llevaba en su mochila.
- Aha. - dijo asintiendo con la cabeza a tus palabras sobre buscar comida. Era algo inevitable y ahora que teníais agua era lo primordial. Sacó una cuerda de su mochila y te la enseñó-: Tengo una cuerda, quizá nos sirva para atrapar algún animal, aunque sea alguno pequeño que llevarnos a la boca.

Dicho esto se agachó en el suelo y tanteó con ambas manos en busca de algo, pero no sabías el qué hasta que llenó sus manos de tierra medio seca y se la echó en la cara, dándose pequeños masajes intentando extenderla... sin éxito. Luego te miró sonriente, sus dientes aún se veían algo blancos y destacaban entre la suciedad de la que ahora estaba llena su cara. No pudo evitar reírse al ver tu reacción y tu gesto de desaprobación:
- Sería bueno que fuésemos algo camuflados para que los animales no puedan vernos llegar pero... se ve que ni lo de trepar ni lo de camuflarse es lo mío. Espero encontrar pronto algo que sí lo sea o moriré sintiéndome un completo inútil. - dijo medio riéndose y medio en serio, como apenado pero quitándole hierro al asunto.

A imitación de Walter, cojo tierra del mismo sitio que él y me la echo en la cara. No me hace falta mirar el gesto de Walter para saber la apariencia que tengo que tener. Sin poder evitarlo, me echo a reír a carcajadas y me paso la mano por la cara y el pelo, intentando quitar los trozos de tierra pegados. Tardo unos segundos en sosegarme lo suficiente para parar de reír y responder a su sugerencia.

-Es una buena idea, podremos hacer una trampa con la cuerda, y a esperar a que caiga algo. Y ya que el camuflaje no es lo nuestro... lo mejor será ponerse en marcha lo antes posible, preparar la trampa y esperar.- Hago una mueca sin pode evitarlo. Recuerdo la única vez que hice algo parecido antes de venir aquí, tuve que esperar más de una semana a que algo cayese en la trampa, y ahora no tenemos tanto tiempo-. Siempre podríamos volver mañana al sitio preparado, sólo tendríamos que recordar el lugar con precisión.

Walter ríe contigo tras tu demostración práctica sobre camuflaje, al parecer peor incluso que la suya, y tras ese momento de paz y de colegeo entre ambos, os ponéis en marcha tratando de quitaros la tierra seca de la cara y el pelo.
Pero apenas habéis comenzado a andar cuando notáis que caen las primeras gotas e instantes después una lluvia muy copiosa y abundante os cala de arriba a abajo, quitando cualquier resto de tierra que pudiera quedaros pero fastidiando el plan de pasear bajo el nublado cielo.

Se escuchan truenos no muy lejos, y veis caer algunos rayos por la zona de las montañas todos ellos. Casualidad o no, no lo sabéis, pero desde luego el cambio climático del día anterior a este no puede ser más que cosa de los Vigilantes para que no os durmais en los laureles, ni vosotros ni los demás tributos que quedan vivos.

- ¿Seguimos con el plan o buscamos algo con que taparnos hasta que pare esta lluvia? Si es que para, claro... que yo no las tengo todas conmigo. - te pregunta Walter sin dejar de andar, tratando de no pisar demasiados charcos para que el agua no se cuele en sus botas y calcetines. Entonces otro trueno se escucha y un rayo cae de nuevo cerca de la montaña, os parece ver alg de fuego en algún árbol pero la lluvia rápidamente lo apaga. Sin embargo desde ese instante y desde aquella dirección comenzáis a escuchar ruido de animales huyendo.

Si no fuera porque es imposible, diría que los Vigilantes pueden leer la mente. A pesar de que todos nuestros planes parecen abocados al desastre nada más comenzar, no vamos a rendirnos. 

-No creo que ningún animal se quede a esperarnos, con esta lluvia tan sólo podríamos conseguir algún vegetal, si es que no se estropean con el aguacero-. Tengo una extraña sensación. No sé si reír o llorar, la lluvia parece una broma pesada-. Después de tanto buscar el lago, ahora nos encontramos con que el agua cae encima de nosotros. Quizás, si esperamos algo más, también nos caiga la comida por arte de magia.- Hago una pequeña mueca, de acorde con la sensación de acidez que tengo-. Lo mejor será buscar un refugio, si para la lluvia podremos continuar buscando desde donde nos encontremos.

Los ruidos extraños me alertan, así como las imágenes fugaces, pero no puedo concretar la causa. No obstante, lo mejor es ser precavidos, así que señalo un punto aleatorio a un lado, lejos del ruido.

-¿Te parece si vamos por ahí?

Walter ríe ante tu comentario sobre la imposible posibilidad de que cayese comida de cielo.
- Desde que comenzaron los Juegos hemos estado buscando agua... y hoy, justo hoy, se pone a llover a cántaros. Menos mal que sabemos que los Vigilantes están detrás de todo esto porque de no ser así pensaría que nos han echado un mal de ojo... - comenta un tanto risueño mientras se coloca la mochila en la cabeza tratando de protegerse el pelo y la cara y examina su improvisada lanza que aún parecía minimamente fiable.

Mira en la dirección a la que señalas y, tras un sonoro y largo suspiro, asiente.

Tras aproximadamente una hora andando en dirección al oeste, al grueso del bosque, lejos del lago, de la enorme montaña y del maldito inicio de aquello: La Cornucopia.
La tormenta no cesa en ningún momento, de hecho más de un trueno os provoca un buen susto cayendo cerca de vuestra posición o incendiando por unos segundos lo alto de algún árbol. Y en todo este tiempo apenas habéis visto rastro alguno de cualquier animal, los pájaros ya no cantan y solo lográis escuchar el sonido de las gotas cayendo sobre hojas y sobre la húmeda tierra.

- No sé si encontraremos animales en el bosque bajo este aguacero, deben haberse guarecido todos, quizá debiéramos buscar algún refugio decente y esperar a ver si para, aunque tengo tanta hambre que con los frutos de cualquier arbusto me conformaría ahora mismo... - te dice Walter mientras se detiene un momento y se dedica a observar los arbustos de vuestro alrededor en busca de algún fruto, algo comestible, cualquier cosa, lo que sea, incluso aunque sepa a rayos. Abatido y desesperanzado, rompe a llorar mientras recoge unos redondos frutos anaranjados de un arbusto llamativo a unos pocos metros de donde os habéis detenido y se lleva varios a la boca.

Desgraciadamente tardas en reaccionar y el muchacho ya se ha tragado algunos de esos frutos cuando llegas a su vera y le golpeas para que no coma más. No sabes con certeza si es comestible o no, pero su aspecto te recuerda a algo de lo que te hablaron durante los entrenamientos, en el rato que estuviste en la parte de las plantas, y no te recuerda a nada bueno precisamente. Solo esperas equivocarte...