Partida Rol por web

A pesar de las palabras de Bost, Brigitte mantiene su enorme espada entre las manos y, con un rápido movimiento trata de herir de nuevo a izan ignorando completamente tus palabras.
No es hasta que erra el golpe cuando te responde, escupiendo perrdigones a la vez que habla:
- ¡TÚ NO ME DIRÁS QUÉ HACER Y, ADEMÁS, YA ESTOY SUFRIENDO LAS CONSECUENCIAS DE ESTAR EN ESTE MALDITO LUGAR! - grita, histérica perdida, con el pelo tapándole media cara, la cual tiene completamente llena de sangre y pus.

Tras el fallido intento por parte de la rubia de golpear de nuevo al tributo del distrito 5, Walter dispara una flecha que llevaba tiempo aguantando en la tensión de la cuerda del arco, sin embargo ésta no da en el blanco que debería y se pasa de largo para perderse entre los árboles.
Pero aún en el frenesí de la batalla el silbido de la flecha pasando a toda velocidad cerca de Brig no pasa desapercibido, demostrando al instante que ya sabe que no estás sola, pero tu compañero Walter no sale de entre la maleza de momento.

 -¡Tú lo has querido!- Por suerte ha fallado, no pienso dejar que ataque otra vez. Con la lanza sujeta fuertemente, tomo un pequeño impulso y le ataco, intentando golpearle en el brazo.

¿Esto es lo que nos espera a todos? ¿La locura? Hasta el momento, no hemos tenido más que un enfrentamiento con los chicos que están aquí, uno de ellos muerto.. Pero acaso si nos enfrentamos a la realidad, ¿acabaremos así?

Brigitte, centrada como está en tratar de golpear de nuevo a Izan para acabar con su vida de una vez por todas, no se percata de tu ataque hasta que ya es demasiado tarde.
Con la punta de la lanza por delante y, aunque tratabas en un principio de golpearle en el brazo que sujetaba la espada, llegas hasta la muchacha rubia y tu arma se clava en su pierna izquierda, quedándose clavada al instante en ella. Brig suelta un horrible grito de dolor que rivaliza con los de Izan, que se encuentra apoyado en el árbol contemplando la escena.
Con la velocidad y la fuerza del golpe pasa de largo viéndote obligada a soltar la lanza, pero cuando te giras ya solo queda silencio, un silencio que es invadido al instante por un cañonazo anunciando la muerte de la tributo:

Walter continúa tras los matorrales sin dejarse ver aunque tú, que sí sabes dónde está, puedes ver su cara de horror por lo sucedido.
En el suelo, con la lanza clavada en su pierna, algunas ampollas de la cara de Brigitte explotan haciendo un asqueroso sonido.
Por su parte Izan ha dejado de gritar pero está sangrando mucho y no tardará en perecer ante el shock de haber perdido una de sus piernas a menos que se haga algo. Gotas grandes de sudor le recorren la cara.

 Boquiabierta, observo cómo el cuerpo de Briggitte cae al suelo. En estado de shock, no reacciono durante unos segundos, y sólo alcanzo a pensar en que la lanza sigue clavada en su pierna. Aún aturdida, me acerco hasta ella para comprobar que efectivamente no volverá a levantarse, e intento recuperar la lanza sin tocar el cuerpo más de lo imprescindible.

Una vez recuperada la lanza, me quedo de pie, dándole la espalda al cuerpo e intentando no pensar en lo que acabo de hacer. Cierro los ojos unos segundos para tranquilizarme, pero cuando los abro me percato de un problema más acuciante.

Maldita sea..

Me acerco hasta Izan mientras hago un cálculo mental de lo que podría hacer con la pierna. En ese estado, sólo puedo tratar de reducir la hemorragia con un torniquete.

-Estate quieto.

Izan levanta la vista cuando suena el cañonazo anunciando la muerte de su atacante. No sonríe, no suspira aliviado, no habla, no da las gracias con la mirada, no se mueve. Nada. Está casi muerto, totalmente ausente. Vuelve a bajar la cabeza mirando al cadáver de su compañera Duna y la mochila que llevaba a la espalda cuando su cabeza fue separada de su cuerpo.

Parece no querer hacer caso de tu presencia, pero al final se ve obligado a fijar su mirada, llena de pena y dolor, en tus ojos cuando te acercas a inspeccionar su herida. Sacas el botiquín de tu mochila en busca de algo que pueda ayudarte a hacer un torniquete pero no encuentras nada, sin embargo es el propio Izan el que se arranca una manga y parte de la ropa y te la tiende volviéndose a dejar caer al suelo, con aspecto mareado.

Te deja hacer sin decir nada pero en su mirada puedes dislumbrar el horror de la muerte cercana acosándole. El tremendo shock recibido tras ver la escena de Duna y, después, perder una de sus piernas de un solo tajo, hace que su respiración sea entrecortada y muy débil. Por todo el cuerpo puedes ver un sudor frío y una palidez extrema como si fuera el síntoma definitivo de una muerte anunciada.

Tras tu acercamiento a Izan, Walter sale de su escondite solamente con sus cosas encima y se acerca en silencio a recoger la espada que Brigitte llevaba. La agarra fuerte entre sus manos pero éstas le tiemblan de puro nerviosismo y de lo que pesa el arma, así que apenas puede levantarla.

Luego, sin acercarse demasiado al lugar en que estás haciéndole el torniquete al rubio, te habla con prisa, estrés y nervios notables en su voz:
- Bost, deprisa, tenemos que irnos de aquí. Los Vigilantes tienen que venir a recoger... los... los cadáveres, y no podemos quedarnos aquí o nos echarán de mala manera. ¡Tenemos que irnos! - te insta mientras mira hacia todos lados pero especialmente al cielo con miedo.- Deja a ese pobre chico, ¿no ves que está a punto de morir? Ha entrado en estado de shock y no tenemos analgésicos con que calmarle, y menos cómo metérselos por vía intravenosa.

Parece que Walter sabe de lo que habla, o tal vez se lo esté inventando todo con buenas palabras por los nervios para abandonar ese lugar hasta que lleguen los Vigilantes a recogerlo todo.

  -Todavía no está muerto...- Susurro entre dientes, consciente de mis propias palabras. En ese estado físico, era muy difícil que permaneciese vivo más que unos minutos, pero si ha abandonado la idea de sobrevivir, es completamente imposible.

Unos ojos llorosos te miran y se despiden de ti desde el rostro de Izan, no sabes si es consciente de lo que sucede o simplemente su cuerpo reacciona aparte en el estado en el que está.

Walter te toma de la mano con suavidad, no sabes muy bien el porqué, y juntos abandonais el lugar. Cuando habéis recorrido unos pocos metros podéis escuchar con claridad el motor de un aerodeslizador acercándose a la zona, no tarda en oírse movimiento y el arrastre de lo que seguramente serán los cadáveres.
Ambos os quedáis un momento quietos, escuchando, aunque no hay nada bueno que escuchar. Quizá en parte esperáis que se lleven también a Izan, pero mientras su pulso cardiaco siga vigente no se lo llevarán. Quizá tarde unos minutos o quizá tarde varias horas en provocar que la muere al fin le lleve junto a su compañera y sus seres queridos.

- Esto no ha sido nada agradable... Ver cómo morían esos chavales... - comenta Walter en voz baja una vez que el aerodeslizador se ha marchado. Tras un incómodo silencio suelta tu mano, que había aferrado con fuerza hasta entonces, y parece intentar recomponerse de lo sucedido, o al menos no hablar de ello haciéndolo más pesado.- ¿Qué hacemos ahora? ¿A dónde vamos? Nos queda poca comida y llevamos 3 días casi enteros sin beber agua, no resistiremos mucho tiempo así.

 -Lo mejor será seguir adelante con el plan inicial. No creo que nos quede mucho para llegar al lago, y en cuanto a la comida... En cuanto encontremos algo de comida, que no esté protegido por un reptil, deberíamos intentar conseguirla.

Sonrío débilmente, al recordar lo poco que me faltó para ser mordida. Tenemos suerte de estar vivos.

Intentar regresar al lago suponía volver sobre vuestros propios pasos, pero con la sed en vuestra mente y con el agua dulce del lago como única meta de lo que restaba de día, ni Walter ni tú pensasteis en cualquier otra opción.
Al menos ya habíais estado allí y sabíais a qué ateneros. Había que vigilar mucho por si había serpientes cerca cuando cruzaseis el límite del bosque y con un poco de suerte esos licaones (los animales que parecían una mezcla entre perro y lobo) no siempre andarían merodeando por el lago buscando presas.

En menos de media hora, aunque lleváis un paso lento y cansado, todo lo contrario que la carrerita de la ida, llegáis de nuevo a la zona en donde los árboles empiezan a escasear dejando paso a paisaje árido y seco.
Vais con cuidado, mirando sobre todo al suelo en busca de la maldita serpiente de hacía un rato, pero no parece haber rastro de ella. Aún así no os fiáis del todo después de tan tremendo susto.

A unos 300 metros de distancia el agua del lago os llama, peligrosa pero a la vez deseable. No se ven licaones por las cercanías y pronto anochecerá... para desgracia vuestra.

Walter te mira, esperando una decisión por tu parte: acercaros ya al lago o esperar al día siguiente con algo más de tiempo y de luz. Te tiende la espada que llevaba Brigitte agotado de llevarla encima, está claro que él no tiene tnta fuerza como tú.

Cojo la espada que me pasa Walter y la apoyo en el hombro para soportar mejor el peso. Cargar algo así puede resultar agotador, pero puede que nos resulte muy útil, si tenemos otro encuentro.

-Ya no queda casi luz, pero realmente.. ¿no crees que merece la pena con tal de conseguir agua?- Noto los labios secos y cuarteados, y no necesito mirar para ver que los de Walter están igual. La sed está siendo un gran problema, y no me gustaría levantarme - si hay suerte- con el mismo problema sin resolver-. Creo que lo mejor será acercarnos e intentar llenar las botellas y calmar nuestra sed. No sé cuánto más podremos aguantar.

Walter te mira fijamente cuando le preguntas sobre si merece o no la pena arriesgarse por conseguir agua. Le brillan los ojos, intenta humedecerse la boca antes de hablar pero notas cómo la lengua se le queda pegada al paladar. Tarda un momento en conseguir hablar sin mucho problema:
- Sí que merece la pena. - sonríe tras decirte esto, después toma una postura medio agachado para comenzar a andar hasta el lago con precaución y todo lo sigiloso que puede. Después también su voz se convierte en un susurro- Vayamos con mucho cuidado, Bost, no quiero encontrarme de nuevo con esa serpiente o alguna de sus amigüitas.

Con paso lento pero seguro vais acercándoos al lago. Durante el trayecto, aunque son escasos 300 metros lo que os separa de él se os hace eterno, no alcanzáis a notar la presencia de ningún reptil peligroso aunque varios lagartos del color de la arena os miran al pasar impasibles. A pocos metros ya os llega una brisa agradable que hace que el agua forme pequeñas ondas, estudiais la zona más cercana en busca de mamíferos que hayan acudido a beber agua sin hallar rastro alguno de ninguno.

Parecía imposible pero finalmente llegáis a la orilla más cercana del lago. El agua fresca os llama, os grita que bebáis, que saciéis vuestra increíble sed, recuperéis vuestras voces, que vuestras lenguas vuelvan a estar humedecidas como es normal, y que vuestro cuerpo reciba esa dosis de agua diaria que necesita, aunque llevéis varios días negándosela.

Ya es practicamente de noche, apenas deben quedar unos minutos para que el cielo se ilumine mostrando al menos la cara de Duna y Brigitte, cuando un nuevo cañonazo resuena en el silencio que os rodea poniéndoos muy nerviosos.

Walter se abalanzó sin pensarlo dos veces hacia el agua pero, una vez tenía ambas manos llenas, se detuvo a pensar un momento. Te miró y supo que tú estabas pensando lo mismo que él, o al menos eso parecía. No sabíais si el agua era potable, la sed en un primer momento os invitaba a beberla sin preocuparos pero el muchacho se quedó pensativo un momento mientras la fresca agua se desvanecía por entre sus dedos.

Cogió su mochila y sacó la botella de agua vacía que llevaba, llenándola de agua del lago.
- Espera un momento antes de beber, acabo de recordar un truco que puede servirnos para saber si es potable o no. - te comentó susurrando mientras se alejaba unos metros de la orilla con la botella llena.
Tomó con la mano vacía un poco de arena de aquel extraño desierto junto al lago y la echó dentro del recipiente, después se quedó mirando concentrado en su quehacer la reacción de la arena en el líquido elemento*. Sonrió al ver que la arena se hundía y tiró todo el agua al suelo repitiendo el proceso dos veces más.

- Según el método que me enseñaron en los entrenamientos... está limpia. - dijo sin poder evitar mostrar una gran alegría por ello. Se acercó después al lago y limpió bien la botella como pudo; la llenó de agua de nuevo y bebió con ansia, dejando que la mitad se le desbordase de la boca sin importarle.

Por fin llegamos al agua, parece que la fortuna nos sonríe. No nos hemos encontrado con ningún animal peligroso, ni con ningún tributo sediento de sangre. Por el momento.

Con el agua tan cerca, parece increíblemente difícil resistir el tiempo suficiente como para intentar descubrir si el agua es potable, o al menos si no nos causará la muerte. Me quedo mirando fijamente el líquido, a pesar de la fuerte sed que siento, pero no veo ninguna diferencia entre el agua que solíamos beber y ésta, quitando los bichos y vegetales normales.

Giro mi cabeza al lado, para mirar a Walter y preguntarle su opinión, cuando le veo hacer un extraño procedimiento. Guardo silencio hasta que acaba y dice su veredicto.

-No conocía ese truco, parece realmente útil-. Sonrío ampliamente, sin saber si es producto de los conocimientos de Walter o de que por fin vamos a poder saciar nuestra sed-. Realmente aprovechaste el tiempo de entrenamiento, debería haber prestado más atención.

La noche nos ha alcanzado, así que no debemos perder el tiempo. Abro la mochila para buscar en su interior la botella vacía, y la acerco a la superficie del agua, de forma horizontal, y la sumerjo parcialmente, esperando a que se llene. Cuando está más o menos llena, la acerco a mis labios para beber con ansiedad. Está realmente magnífica, aunque después de tanto tiempo sin beber, hasta el barro me habría sabido bien.

Cuando he saciado mi sed, le ofrezco la botella a Walter, aunque él tiene una. Después de eso, vuelvo a llenarla y la guardo en la mochila. Si no podemos volver, serán nuestra única reserva de agua, así que más vale guardarla bien.

-Creo que deberíamos intentar llegar a la linde del bosque, aquí estamos a descubierto. Cualquiera podría vernos, por no hablar de que estaríamos al alcance de los animales-. Como las serpientes..