Partida Rol por web

Noderoth observó con misteriosa atención a Taliesin, cuando su buen bardo entró en el enclaustrado despacho vegetal del Señor de los Témpanos. Las intrincadas estanterias de la sala de pergaminos jalonaban un par de setos de bayas y frutos secos, que crecian en el interior, en torno a un manantial límpido natural que caia juguetón por los costados de un lecho rocoso. Todo cuanto era necesario para una larga y necesaria introspección. Los súbditos del soberano de las Sombras Gélidas comenzaban a ser muchos y muy poderosos; era necesario que proveyera a estos de las herramientas necesarias para restablecer su control sobre la zona.

Por ello, el regente había pasado casi dos tercios de la estación en un prolongado retiro, cediendo el control y establecimiento del orden a su senescal. Las hadas chismosas rumoreaban si no habría vuelto a caer en postración, pero la realidad que sus allegados conocían era muy distinta. Los escritos de Korkasse, rescatados del Bosque Otoñal, estaban siendo estudiados por el señor de las Sombras Gélidas, que buscaba las claves para dibujar el avance de sus inadvertidas huestes sobre la tierra transilvana:

-Pasa, Taliesin. Te esperaba.- indicó Noderoth con un gesto que lo conminaba a ir más allá de la cortina de ramas de sauce, y hacia el centro de la habitación -Como ya te avancé, tienes una importante misión que cumplir, pues necesito que encuentres por mí a mi antiguo oficial de Cambiados, Valdis, el Portador del Odio. Las brisas me hablan de su presencia y de sus avances, pero no de su localización. Necesito tus ojos allí afuera para encontrarlo, y tus palabras para traerlo de vuelta. Mas el viaje es una labor para Taliesin el Juglar, el que puede caminar entre los Perdidos a la Verdad, y no para Taliesin el elfo, mi amada hada. Permíteme hablar con el, por tanto.- solicitó Noderoth a su mensajero.

El obediente Taliesin no dudó ni por un instante, y su semblante pronto se disolvió en el del grácil humano que encogía los corazones de sus congéneres con cuatro bellas notas:

-Bien, trobador. Toma esto, pues Valdis reconocerá la mantilla que lo trajo a mi bosque, cuando era tan solo un recié nacido. Porta el olor de mi contacto y el ocre de la hojarasca del Bosque Otoñal, por lo que no habrá dudas de su procedencia cuando la encuentre.- dijo el soberano, mientras aferraba el un puñado del frío suelo y lo vertía en el trozo de tela -Llévale esta tierra del que será su dominio, si puede probarme su lealtad.- añadió tendiéndole el manto infantil a su lugarteniente.

El cantor de los caminos guardó en su zurrón el objeto, mientras el Señor de los Témpanos tomaba un pedazo de corteza secada de una balda cercana. Tendiéndoselo a Taliesin, le mostró el imponente grabado que en él podía observarse:

Dejándole observarlo con calma, le explicó:

-He ahí al hombre... al hada que buscas, plasmado en madera por los pocos de este territorio que aún pueden recordar una cara tan perdida en el recuerdo. Grábalo en tu mente, pues no podrás consultar este dibujo tras emprender tu viaje.- advirtió con un deje oscurantista -Debes saber que sentí por última vez la presencia de Valdis cuando me encontraba en el Bosque Otoñal, un año humano atrás. Su aroma provenía de Oradea, al norte de mi antiguo Baluarte. Con el primer desielo enviaré allí a Eilion, pero para seguir la pista del profanador de mi ancestral dominio; no para buscar a Valdis. Si os encontrarais, podríais tenderos una mano de ayuda el uno al otro... aunque temo que Valdis se haya marchado ya de allí. Aunque es tu mejor pista de partida.- indica el regente a su siervo, orientando su investigación -Debes saber que te otorgaré un don muy valioso en tu viaje, pero tus poderes feéricos quedarán relegados por él hasta que encuentres a Valdis y puedas darle mi mensaje. Eso agudizará tu ingenio, al tiempo que suprime posibles interrupciones humanas.- soltó finalmente la parte más dura Noderoth -Ahora, si estás preparado, comenzaremos.- terminó, incorporándose.

El abrumadoramente bello primonato dirigió sus gráciles movimientos hacia el cambiado, que lo esperaba con manos temblorosas. Resultaba inimaginable resistirse al encanto de tanta armonía. Aumn menos pensando que aquella armonía, de algún modo, lo amaba. Noderoth aferró sus manos con firmeza, mas con suavidad.

El contacto fue como el de una brisa cargada de hojas secas, refrescante, pero levmenente arañante, mientras Taliesin sentía una especie de placentero dolor que deshacía su cuerpo en lascas otoñales y las hacía volar en una nueva forma... en una nueva consciencia. Las Nieblas arrasaron su forma física, cincelándola a su gusto por voluntad de la poderosa fae milenaria. Un penacho de plumas grises como las nubes invernales cayó como hojas muertas en un árbol sobre su cuerpo, que se reducía por momentos. Un sonido que comenzó como un grito desesperado, desembocó en un agudo ulular con sus últimas notas. Cuando todo terminó, sus manos ya no eran manos, sino garras aferradas a los guantes de suave piel de su señor. Sus ojos miraban el mundo con la penetrante visa de cuchilla de una rapaz, disipando las sombras del mundo a su paso. Su pico giró en derredor, hasta encontrarse con la faz de su amo, más allá de lo que parecía posible para cualquier cuello. Era un ave nocturna; una hija de la noche. Una lecuhza portadora de la sabiduría de las estaciones, transportando una mente tan aguda como para cumplir su misión sin mácula alguna. Era un mensajero perfecto, que pasaría desapercibido a los ojos humanos, pues esta era su estación predilecta, cuando las nubes ensombrecían el cielo y descargaban sus nieves sobre él.

Noderoth habló de nuevo:

-Permanecerás en esta forma que te he regalado, mi fiel lugarteniente, hasta que Valdis pueda contemplarte sin que nadie más te contemple. Entonces, por mi poder feérico que se deshará este hechizo que te viste y volverás a ser Taliesin, el Juglar. Parte ahora, mi fiel servidor, y trae hasta mí al Portador del Miedo, pues es hora de que hable por sus actos, pasados y futuros.- terminó Noderoth, levantando el brazo con un gesto, echando a Taliesin a volar.

Ahora solo quedaba esperar a su regreso.

Noderoth observó con cariñosa atención a Taliesin, cuando su buen amigo entró en el enclaustrado despacho vegetal del Señor de los Témpanos. Una pareja de siervos humanos había acudido a llamarlo en sus nuevas dependencias, por orden del soberano, y lo había guiado hasta el lugar, tras darle el tiempo que precisara para prepararse. No muy lejos de la sala del trono, un arco de lloronas ramas trenzadas marcaba las fronteras del estudio de la fae dueña de aquel territorio.

Las intrincadas estanterias de la sala de pergaminos jalonaban un par de setos de bayas y frutos secos, que crecian en el interior, en torno a un manantial límpido natural que caia juguetón por los costados de un lecho rocoso. Todo cuanto era necesario para una larga y necesaria introspección. Los súbditos del soberano de las Sombras Gélidas comenzaban a ser muchos y muy poderosos; era necesario que proveyera a estos de las herramientas necesarias para restablecer su control sobre la zona.

El regente había pasado casi dos tercios de la estación en un prolongado retiro, cediendo el control y establecimiento del orden a su senescal. Las hadas chismosas rumoreaban si no habría vuelto a caer en postración, pero la realidad que sus allegados conocían era muy distinta. Los escritos de Korkasse, rescatados del Bosque Otoñal, estaban siendo estudiados por el señor de las Sombras Gélidas, que buscaba las claves para dibujar el avance de sus inadvertidas huestes sobre la tierra transilvana:

-Mi querido Eilion. Mis ojos no dejan de alegrar mi alma por el placer de tenerte entre nosotros. Por favor, pasa, síentate, ponte cómodo; estás en tu propia casa. Háblame de las historias del Oeste. Cuéntamelo. Cuéntame como lloran de rabia mis padres por mis triunfos, como la Corte de la Selva Negra languidece en el olvido... háblame de lo que las brisas rumanas no saben, mi rey de susurros.- saludó el regente, comenzando la conversación.

Sheil repite las palabras, mientras siente cómo la sangre se desliza suavemente por su antebrazo y repiquetea con un sensual ritmo la piedra oscurecida por ritos anteriores. Las palabras fluyen de sus labios temblorosos, al igual que la sangre fluye de sus venas al aire, pues el Juramento ha de ser atado con palabras y alma. Su voz se tambalea a la vez que acusa la pérdida el vital fluido, pero su alma resiste y completa el recital de su Señor

...ahora y para siempre. Tiembla un poco ante la fuerza de las palabras, ante la pérdida de su alma, que ha traspasado a la piedra como símbolo de su nueva lealtad a Noderoth, pero consigue mantenerse en pie.

En cuanto el dulce fluido escarlata de la primonata se esparció por la piedra, un fogonazo volvió a recorrerla y las runas de ambas rocas volvieron a brillar a fuego. Malgorzata sintió el mismo calor ardiendo en su interior, tibio y agradable, derritiendo y haciéndole olvidar los ecos que acosaban sus pesadillas. Cuando el resplandor se apagó, las runas del dolmen donde Noderoth grabó a sangre eran más profundas aun, pues ahora tres almas posaban sus palabras indelebles sobre ellas:

-Que las Sombras Gélidas te vistan y te arropen por siempre, Sheil Aerenal Malgorzata; que llenen tu corazón y tu espíritu y los mantengan con nosotros ahora y por siempre, Bruja de las Estaciones.- declaró Noderoth, avanzando hacia ella con el bebé cambiado en sus brazos -Puedes marchar y hacer cuanto sea necesario para las labores que te encomendé, Portador del Odio. Ahora sé sin temor a dudas, que me encuentro entre amigos.- despidió al Guardián del Baluarte, con un cariñoso gesto de despedida.

Sheil se cubrió la herida con un trapo de seda que extrjo de sus ropajes, deteniendo el fluir del vital líquido, mientras su piel recuperaba poco a poco el escaso color que había perdido.

Los dias han pasado en los dominios del señor de los Tempanos y Eilion los ha empleado en conocer su nueva casa, ha hablado poco con la gente, ni tan siquiera con su hermano, como en muchas ocasiones ha hablado poco y escuchado mucho, ha volado en multiples ocasiones por las cercanias, tratando de familiarizarse con las zonas cercanas

Entra en el estudio con el andar pausado y tranquilo que le es habitual cuando no esta en otros menesteres que requieran velocidad y concentracion, pese a lo que sus ojos recorrieron curiosos el estudio, hasta sentarse cerca de su enorme amigo

Abiertamente poco se habla, cada vez se susurra mas pero rechazan hablar cuando esta la corte reunida. En primer lugar a los mas atrevidos y menos meditativos les parecio una broma, pronto sus risas se congelaron. Como te conte en mis cartas comenzaron a intentar socavar tus planes pero se averguenzan de que demuestres con tus triunfos, pero todo lo que hacen lo tratan de ocultar para no demostrar su error. Los tiempos estan revueltos alli y las intrigas son cada vez mas frecuentes y no quieren demostrar debilidad. El ultimo intento, que fue el que costo mi disfraz ha sido un gran riesgo para ellos

La voz del albino era suave, mas que hablar susurraba, aunque su viejo amigo podia identificar sin problemas su forma habitual de hablar, completamente distinta de la que podria usar en situaciones mas tensas

Acompañé a los dos Primonatos hasta las piedras que simbolizaban el pacto de union entre el pueblo de los mortales y los faes dominantes del bosque.
Ellos se dispusieron comenzar la firma del pacto que uniría definitivamente y pa siempre, el destino de Sheil Aerell con los humanos y con el Señor de los Tempanos. Ese contrato la uniría para siempre con todos nosotros.

Tanto el Señor del Bosque Invernal como la Bruja de las Estaciones comenzaron con sus partes para tan importante accion, mientras el unico Inanimae en el sagrado lugar de las piedras contemplaba con mirada conforme los actos que sellarían eternamente a aquella Primonata con la Corte que de forma tan devota adoraba y protegia aquel viejo roble.

La sangre de la mujer se derramó y con ella se firmó su pacto, en el cual se ataba a nuestras obligaciones y de la misma forma, la hacia uno de nosotros. Estaba atrapada por el poder de la palabra escrita en piedra y sellada con sangre. La sangre feerica derramada en aquella formacion, aseguraba la absoluta fidelidad que entregaba a la Corte de las Sombras Gelidas y que ahora la vuelven en contra de la vieja y decandente Corte de la Selva Negra.

Finalmente, cuando todo estuvo hecho y las palabras la hacian una con nosotros, tanto de sangre como de alma, me acerqué a ella y le hable con la gracia del otoño:

- "Bienhallada seas, Sheil Aerell, Bruja de las Estaciones. Desde hoy eres de forma innegable, una de nosotros. Te declaro mi hermana en esta corte y te entrego mi amor como un compañero. Que nuestro Señor nos ame para siempre y que nuestro amor y nuestra obediencia sea su justa recompensa."

De entre las horribles facciones de mi rostro de monstruo deforme, se esboza una sonrisa calida, con la calidez del otoño temprano, que representa los buenos sentimientos que bajo la corteza se agitan para con quien ame y pertenezca a las Sombra Gelidas.

Los rasgos de Sheil se suavizaron con una sonrisa (un sentimiento genuino) mientras posaba una amistosa mano en el brazo del Portador.

Vuestras palabras alegran mi corazón, Shigraat, e intentaré no defraudaros en los cometidos que bajo el estandarte de las Sombras Gélidas, así como que el amor con que os conteste consiga compensar el que de forma tan fraternal vos me ofrecéis.

Tras aquel fraternal intercambio, que Noderoth vio con gozosa aprobación, ambos primonatos observaron alejarse en la fronda a Shigraat. Los dos notaron una agradable sensación de pza sabiendo que el Guardián velaba por ellos. Nada tendría que temer el Bosque Invernal mientras su robliza mirada lo guardara.

Una vez solos, Noderoth observó a la mujer que ante él tenía con denodada intensidad, como si un gran destino la aguardara:

-Sheil, tengo una labor, que creo de la máxima importancia, que encargaros. Esta pequeña criaturita que descansa en mis brazos, podría no solo necesitar una madre que lo enseñara a crecer al arrullo de la hojarasca. En sus ojos he podido ver una profundidad que a los valles más cubiertos de brumas les resulta desconocida.- explicó mirando al recién nacido -Los vientos del ocaso traen susurros de un nacimiento; el séptimo hijo de un séptimo hijo vino al mundo en esta Era; la llave para todas las puertas... para las de nuestra gloria. Todos los válidos de las facciones más poderosas de esta tierra ajada buscan el poder oculto en él, cada uno con sus propios fines. Desde que vino a mí, hubo algo que advertí de Korkasse a primera vista. Su don de la oportunidad era tan deliciosamente preciso, que podía maravillarte coo un prestidigitador a un adolescente crédulo.- tendió el semihumano a la mujer, poniéndolo en sus brazos delicadamente, para que apreciara su tierna fragilidad -Un brillo en su mirada despierta recuerdos casi olvidados en mi corazón... Ha pasado tanto tiempo... Busco la respuesta a una pregunta que quema mis labios pero no sé cómo pronunciar. Necesito que tú formules esa pregunta y busques para mí su respuesta, mi señora.- el cumplido en boca de Noderoth resultaba tan halagador que casi dolía.

El soberano soltó al pequeño humanoide en el regazo de la fae otoñal y les dejó unos instantes de compenetración para que se entendieran:

-Necesito que protejas y escondas a este niño, pues temo que, si mis sospechas son ciertas, no tardrán en husmear por estas tierras en busca de su rastro. Estate preparada para partir con presteza, si hicera falta, no lo quiera el ocaso.- añadió grave -Pero aún más importante, conoceos, busca en él, busca en sus raíces alexandricias y en su pasado. Necesitamos saber de su procedencia; conocer a su progenitor sangre de nuestra sangre. Confirmar que sea la respuesta que nuestro resurgir está esperando. Pero se más cauta que abnegada.; si nos descubren... - la mano de Noderoth se cerró en un puño de fatalidad, mientras dejaba caer la mirada y la perdía en los intrincados patrones de los menhires -Ve y mantenme informado. Recurre a mí si necesitas ayuda en tu investigación, pero dame respuestas, Malgorzata Sheil Aerell. Muéstrate digna de la confianza que en ti deposito.- concluyó con un gesto que la instaba a retirarse.

Sheil le mira con asombro.

Gran responsabilidad depositáis a quien difícilmente habéis conocido hace unas horas, y que se ha convertido en hija vuestra hace escasos minutos. Mira al niño que tiene en sus brazos y, con un gesto de ternura desacostumbrado en ella, le pasa un dedo por la mejilla. Intentaré hacer lo que me encomendáis lo mejor posible, y os prometo que daré mi vida antes que permitir que el retoño caiga en las manos equivocadas. Se da la vuelta y empieza a dirigirse a sus aposentos para preparar la partida. Antes de salir de la sala, duda y se da la vuelta. Os mandaré informes periódicos, intentaré que sean diarios, informando de mi posición. Si tenéis un lapso de tiempo extrañamente largo sin noticias mías, lo más probable es que esté muerta, y os agradecería que enviárais a vuestra gente con la mayor celeridad posible a haceros cargo del niño, para llevarme un último pensamiento agradable en mi partida al infierno. Hace una elegante reverencia Os llevo en mi corazón y, sin más dilación, sale.

Noderoth escuchó la explicación de su lugarteniente con atención y cierta expresión de ufanidad orgullosa. Cuando ésteconcluye su explicación, que acrecentaba paulatinamente la sonrisa en el primonato, el Señor de los Témpanos respondió:

-Lamento tanto que hayas tenido que descubrir tu verdad a esos pusilánimes como celebro que estés conmigo gracias a ello. Bien sabes que aquí tendrás un hogar por tanto tiempo como lo necesitas, mi buen amigo.- comenzó Noderoth tendiendo una mano a su compañero de infancia -Poco puedo contarte seguramente, que no sepas ya de este dominio, o que no escucharas durante mi última audiencia estacional. Como bien oíste, he desenterrado las antiguas palabras que escribieron el mundo, y la piedra ha vuelto a vestirlas, no demasiado lejos de aquí: un Juramento Feérico poderoso como hacía tiempo que no existían, une mi destino a los humanos que se han asentado en las Lindes de mi Bosque. Humanos conversos, arrancados del sangriento regazo de ese débil dios hacia el que la soicedad se está volviendo lentamente.- el regente disimuló un gesto de dolor, como si alguien acabara de apuñalarle el higado, y reprimió unas gotas de humedad ambar en los ojos, antes de continuar -Ese Mil Veces maldito Rey de los Judíos me ha robado mi Bosque; ha arrancado el glamour, la magia, de la Ancestral Fronda Otoñal. Escupe a la cara a los nuestros, como si no fuésemos sus amos por derecho milenario... No acataré esta afrenta.- sentenció fríamente.

Observó a su interlocutor durante unos instantes, sopesando la medida de las palabras que a continuación pronunciaría. Pero era necesario; el Soberano de las Sombras Gélidas no podía permitir que aquel odiado culto se saliera con la suya, y no podía asumir la muerte de un vergel del otoño. Tenía que hacerse lo inevitable:

-Poco conoces aún de estas tierras, Eilion, aunque estoy convencido de que no tardarás en andar sobre ellas como si fueran tuyas. Al norte del bsque Otoñal hay un territorio que las lenguas humanas conocen como Oradea. Es allí donde habita el perpetrador del crimen del que te hablo. Sé que es un sacerdote ortodoxo, pero desconozco su nombre o su apariencia. Es por eso que te necesito, Eilion. Quiero que pases lo que resta de la estación a mi lado; los comicios de la siguiente incluso. Empápate del saber de estas tierras y advierte dónde podría estar ese clérigo. Se refugiará en algún convento apartado de la región, como la rata que es. Encuéntralo e infórmame de cuanto de él puedas descubrir, pues solo hay una forma de revertir el efecto de lo que le hizo a la fronda... hasta la última gota de su sangre debe regar el suelo profanado, para teñirlo del escarlata del ocaso de nuevo.- declara el regente -Cuando estés preparado, partirás, y no antes, más te suplico que trabajes tan bien como siempre has hecho para mí en la distancia, hermano, ahora que tan cerca te tengo. Aun no he concluído los estudios que me permitirán facilitarte esta misión, mas pronto estarán terminados. Ayúdame, amigo mío. Ayudanos a todos, ayuda al otoño.- dijo Noderoth señalándole un coqueto escritorio que le cedía, a un lado de la sala.

Tras aposentar a su reducido ejercito en donde el señor de los témpanos le había indicado (e instando a los suyos que mantuviesen los ojos y los oidos bien abiertos en este territorio que, de momento, les era neutral, pero que podria volverse agresiva ante el menor estimulo....el tipo de estimulo a la que los Hijos de la Cabra estaban más que acostumbrados)

Irhacus paseo por el estrado del trono de los témpanos, labrado de manera natural en madera hielo y hoja y en cierto modo se sintió por su evidente artificiosidad, por el glamour invertido en su creación. El coronado de pino amaba las cosas naturales tal y como eran y consideraba el derroche de magia en post de la ornamentación era un gasto malsano que se había de evitar....que se debia reservar para la guerra... Irhacus sacudio la cabeza, ya habría tiempo para eso, ahora era tiempo de la politica y la forja de alianzas, de recuperar el culto que le había sido arrancado por otro temporal, que pudiera volver a aumentar su ejercito y aplacar el fuego que de nuevo volvia a arderle en las entrañas.

El troll parecia retrasarse. Quiza su encuentro con la bruja de las estaciones se habia alargado más o quiza la sibilina Malgorzata estaba intentando encontrar el modo de seguir jugando a dos bandas. Poco importaba. Lo importante era que Cabeza de Cabra empezaba a aburrirse. Y había pocas cosas más impredecibles que un Satiro adulto aburrido. Para matar el tiempo, se deshio de sus ropas de gala, quedando vestido con solo lo estrictamente necesario para no resultar indecoroso, entre lo que se incluia el cinturon con sus armas colgadas y el largo cuerno de guerra de la que jamás se separaba.

Se dejó caer en los escalones más bajos del estrado y acarició pensativamente el cuerno, lo que probocó algunas sonrisas picaras entre el Rebaño, en espera que se lo llevase a los labios.

El umbral de sombras escucho las palabras de su amigo con interes y una expresion verdaderamente seria. Los cultos eran verdaderamente importantes, el haber conseguido un pacto poderoso es sin duda una muy buena noticia para nosotros, pero las noticias sobre ese nuevo movimiento eran preocupantes

Los planes despues comienzaron a hacerse, las palabras de Noderoth eran ciertas, no se podia permitir que algo asi quedara sin represalia, sin que fuera deshecho por aquellos a los que pertenecia el bosque

Es algo que jamas permitiremos que ocurra, como ya te dije cuando llegue siento este como mi hogar desde hace mucho tiempo, puesto que es aqui donde estan los mios y siempre podran contar conmigo. Encontraremos a ese clerigo no lo dudes y su sangre terminara lo que nunca debio empezar

Tras una pequeña pausa se giró, mirando hacia el escritorio que el Señor de los Tempanos le habia mostrado

Empezare entonces cuanto antes, conociendote ahora mismo seras aquel que mas sabe de estas tierras, asi que cuentame, por donde deberia empezar

Sonriendo ante la aquiesciencia de su companero, Noderoth se dirigio a una de sus multiples estanterias, para extraer un largo rollo de tela enrollado en madera y otro mas pequeno no demasiado lejano:

-El Territorio Transilvano al completo y Oradea en particular.- dijo entregando primero un rollo y luego el otro -Comienza por reconocer las localizaciones y aquellas baldas- senalo -Podras encontrar informacion sobre los nombres que llamen tu atencion. Enviare contigo a uno de mis hombres, vestido con las plumas de una lechuza. Cuando tengas todas las respuestas, podras enviarlo con instrucciones concisas, si es preciso y prefieres quedarte esperando en la zona, en lugar de regresar en persona, pues podria ser que tu labor no hubiera terminado. su transformacion durara hasta que uno de mis guantes vuelva a acariciar sus plumas otorgadas por las Nieblas.- anadio el regente -Si necesitas algo mas, solo tienes que pedirlo, mi buen Eilion. Ahora compartamos este despacho e investiguemos nuestras futuras victorias.- termino el soberano, regresando a su mesa.