Partida Rol por web

- La ciudad es un hervidero de actividad. Es una ciudad que se prepara para un asedio.

- A diario llegan refugiados desde todos los rincones de Transilvania.

- En este momento está entrando un carruaje con el blasón de la Casa Basarab, escoltado por un séquito de soldados armados y lacayos.

SEQUITO DE SVETA BASARAB EN SU VIAJE POR TRANSILVANIA:

-        Sargento Dominik.

-        Guardias feudales medios: 4.

-        Guardias feudales novatos: 4.

-        Arqueros novatos: 2.

-        Matones corrientes con maza: 2.

-        Lacayos: 4 (Cocinera Anna, Pinche, Cochero, Mozo de Cuadra).

-        Doncellas del servicio: 3.

-        Mozos: 2.

-        Criadas: 2.

-        Carruajes nobles: 2.

-        Carromatos: 2.

- "Sargento, nos dirigiremos directamente al castillo. Debemos pedir audiencia con el Voivoda y esperemos que nos ofrezca hospitalidad." -

Cuando su carruaje pasa cerca del Caballero Schaar Dvy y la Condesa Dubieta Szantovich, los reconoce de inmediato como nobles por su indumentaria, tan diferente de la de los plebeyos, y los saluda con una inclinación de cabeza al pasar desde la ventanilla.

- "Sí, mi señora." - El Sargento feudal abre la marcha a caballo en dirección al Castillo de Bucarest.

FINALES DE LA PRIMAVERA DEL AÑO 952.

- Refugiados de la región de Slobozia llegan a la Capital liderados por Maserrak de Flambeau.

A lo lejos divisaron la gran ciudad, pero el camino hacia ella estaba sembrado de terroríficas advertencias. La mirada de Dubieta hacia Schaar era muy significativas, y finalmente detuvo el caballo bastantes metros antes de llegar a la muralla.

- Schaar… -hizo un gesto para que se acercara- No me agrada la idea de acudir al Palacio del Voivoda. No sé cómo reaccionara con lo sucedido, y tampoco me apetece tener una audiencia con él.

El rostro de la joven estaba deliciosamente preocupado, y no era para menos.

- Es posible que alguno de mis hermanos esté en el interior, y será muy comprometido explicar lo sucedido.

La mirada de Dubieta se perdió entre la gente que desesperadamente quería asilo dentro de las murallas.

- Qué rápido se ha desmoronado todo, ¿no te parece? –sonrió amargamente- Covosna, Prahova… Schaar, ¿quieres entrar o comenzar más allá de las fronteras de Transilvania?

El viaje había sido duro, y más dura fue la llegada. Dada su situación de exhiliados, el mero hecho de montar los caballos que llevaban implicaba que no se trataba de simples campesinos. Quizás Enrieta hubiera podido pasar, incluso, por la hija de ambos, pero Dubieta seguía manteniendo su belleza extrema, lo que provocaba que los hombres con los que se cruzaban se quedaran prendados de ella e hicieran que sus miradas lascivas impidieran contactos más allá de un saludo entre viajeros - No debéis descubriros, creo que permitiría que pasaramos algo más desapercibidos - había recomendado el Caballero.

Una vez alcanzado su objetivo, el panorama se oscureció aún más. La invasión tenía la velocidad de un relámpago, y gran cantidad de refugiados acudían a la capital del reino en busca de auxilio - tenéis razón, creo que será mejor continuar camino hacia el sur - la idea de comenzar una nueva vida junto a Dubieta le insuflaba fuerza para derrotar a cualquier adversidad que se les presentara - creo que así será mejor. En Covasna había mucho por hacer para conseguir llegar a un estado de normalidad, y nos iba a exigir algo más que nuestro máximo esfuerzo. Sin embargo, ahora dependemos de nosotros mismos - Schaar desmontó del caballo en la orilla del camino para no entorpecer el éxodo de la gente, y tomó la mano enguantada de Dubieta invitándola a bajar - Ahora que estamos a tiempo, creo que deberíamos cambiar nuestros planes y seguir un guión común - planteó a su amada con cara de excitación ante el nuevo reto que se les planteaba - ¿tenéis algún otro sitio al que recurrir? ¿o huímos hacia algún sitio tranquilo, vendemos parte de vuestras pertenencias, y nos establecemos discretamente?

CONDESA DUBIETA SZANTOVICH, CABALLERO SCHAAR DVY:

- Falta muy poco para el inicio del Verano, de momento la hueste magiar no ha aparecido por el territorio, pero si esperáis más podrían asediar la ciudad...

- ¿Partís de inmediato o pasáis unos días en Bucarest?

¿Discreción? ¿Podría acaso una mentalidad como la suya vivir discretamente? Sería complicado, y casi absurdo pues desde que dio el gran paso antes de su transformación. Dubieta siempre había tendido una mente despierta, astuta y sedienta de nuevas cosas, y ahora todo se desmoronaba a su lado.

- Recojamos suministros, lo imprescindible. Debemos partir cuanto, hacia al Sur. No quiero pisar por más tiempo éstas tierras que se derrumban inexorablemente –sentenció.

Hizo caso de la recomendación del Caballero, más que nada porque era cierto. Lo menos que necesitaban ahora era llamar la atención, y menos estando rodeados de gente que no tenían ya mucho más que perder. Así pues, echó más aún su capucha de piel sobre su rostro.

Ambos subieron a sus respectivos caballos para ultimar los detalles antes de avanzar hacia al Sur. Iban a comenzar una nueva vida, pero para ello debían afianzar cada paso que daban.

- La Condesa Dubieta y el Caballero Schaar abandona la región lo más discretamente posible.

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y DOS.

PRINCIPIOS DEL VERANO.

- Es en una fresca noche de verano, cuando el Caballero Durius de Slobozia y su comitiva arriban a la ciudad capital del Voivodato.

- Normalmente las puertas nunca se abrirían de noche, y menos en esta época de guerra. Sin embargo, los guardias tienen órdenes de permitir la entrada del Caballero Durius de Slobozia en la ciudad, sea la hora que sea.

- Por eso cuando el Caballero se identifica, las pesadas puertas de madera reforzadas con metal se abren de par en par y los carruajes y carros de la comitiva pueden entrar en la ciudad y dirigirse hacia el Castillo.

- "Sed bienvenidos a Bucarest, nobles señores. Por orden del Regente, podéis pasar." -

El viaje ha sido duro y largo, pero al menos hemos gozado de unos días tranquilos. No ha habido amenaza alguna en los caminos y la supervivencia de Vlava Szantovich está asegurada. Mi principal preocupación en estos momentos. Y por fin, las murallas de la vieja ciudad se alzan ante mí. Mi inicial preocupación de tener que aguardar a que las puertas de la ciudad se abran, pronto se disipan cuando la guardia me jalona el paso al interior tras identificarme. Mi mentor, sin duda alguna, se halla tras ello.

- Vlava, querida - digo acercándome a la puerta de su carruaje -. Por fin hemos alcanzado nuestro destino. Hoy podrás reposar en un lecho de plumas y disfrutar de agua caliente y un buen baño, así como de ropajes nuevos. Vuelves a la corte, aunque sea siquiera por unos días. El futuro se muestra incierto y entiendo que las próximas horas nos traerán un aluvión de novedades y con ellas, las ineludibles sorpresas que acompañan a las novedades. Y casi con seguridad, no todas serán halagüeñas. Mira, ya hemos alcanzado el castillo.

Espoleo mi caballo hasta la puerta principal y un guardia feudal nos autoriza el paso. La comitiva completa accede así al patio central. Descabalgo y con ágiles pasos me dirijo a la portezuela del carruaje que abro de form ainmediata.

- Vlava - digo tendiéndole la mano para ayudarla a bajar -. Estamos en casa. O casi - digo con una sonrisa que no oculta cierta preocupación por lo que está por venir.

Hubiera deseado poder pasar parte del viaje en el carruaje de su señor, pero no había encontrado el momento idóneo para plantearlo y con escusas de cualqueir tipo, pasar algunas horas ocn el vampiro. Para su consuelo, sabía que Rosch, dentro de ella seguía dando vueltas

"¿Te vas encontrando mejor, mi Devorador?"

Las horas transcurren, Vlava, aburrida, cae presa del sueño, hasta que varias detenciones del carruaje la despiertan. Se atusa un poco la cara, refunfuñando por un dolorcito de cuello de la mala postura. Al par de minutos la puerta de abre, y Durius espera para recogerla.

Sonríe al vampiro cuando se acerca al carruaje

- Bienvenidos serán las plumas y los almohadones, mi querido Durius, y los trajes y galas...sobre todo el baño caliente...Pero en mi viaje me he sentido sola... Dice con voz dulce Espero que en estos días podamos coincidir más que entre pasillos...el hueco que ha dejado mi hermano ha sido grande...

Suspira

- Las malas noticias hacen que las buenas suenen aun mejor, mi amado Durius...

Toma la mano que él le tiende para descender. La toma con fuerza y seguridad, uniendo sus pieles lo más posible.

- En casa... Le sonríe, dándole apoyo frente a las mil cosas que ahora deben rondar su mente Haremos todo lo posible para que vuestro ambiente sea lo más acogedor posible...Sabéis que estoy a vuestra disposición... Se sujeta en él y baja del carruaje, dejándose guiar por sus pasos hacia donde él quiera llevarla

- El Mayordomo de la Corte del Voivoda, Szagy, es el encargado de acoger a los invitados y acomodarlos.

- Carros y caballos son llevados a los establos.

- Las bestias son conducidas a perreras subterráneas, donde quizá se les dé de comer la carne de algún prisionero.

- Los criados reciben acomodo en una sala de la servidumbre, cerca de las cocinas.

- La doncella Vlava Szantovich es alojada en unos aposentos cercanos a los que ocupa la dama visitante Sveta Basarab. Rosch va con ella.

- El Caballero Durius es conducido al Salón del Trono, donde se entrevistará con su Mentor, el Regente Uber Caprescu.

- Le sigo, Szagy.

Tras haber llegado, es agradable ver cómo otros toman las riendas y que las cosas resulten sencillas. Sé, sin embargo, que no es más que un espejismo. Meras cuestiones domésticas sin importancia. En mi recorrido de los pasillos hacia mi mentor y actual regente, no puedo evitar pensar que lo difícil, lo peligroso está por venir. Con el Voivoda ausente y el peligro magyar encima, un futuro incierto nos aguarda a la mayoría. Nuestra propia supervivencia está en peligro. ¿Qué es lo que mi mentor, Uber Caprescu, me tiene destinado?

Una vez es instalada, Vlava toma un baño que la despeja del viaje y la desentumece.

Una vez en su habitación termina de arreglarse. Busca entre sus pertenencias algún libro y se recuesta en la cama. Se pone cómoda, para poder leer, pero no separa las páginas.

Primero quiere hablar con Rosch

"Rosch, ¿Cómo te encuentras? ¿Más recuperado entre la comida, el reposo del viaje y el baño?"

El Mayordomo conduce al Caballero Durius hacia el Salón del Trono.

Una vez allí, se retira dejando a Durius a solas.

El Salón parece casi vacío, a excepción de Uber Caprescu, sentado ante una sencilla mesa al fondo de la sala.

El lugar apenas está iluminado. El Trono del Voivoda está vacío y polvoriento.