Partida Rol por web

- "Bienvenido, mi Chiquillo. Esta es ahora toda la Corte del Voivoda. Un panorama desolado, ¿no crees?" -

Cuando veo a mi mentor, no puedo dejar de sentir la calidez que su presencia siempre aviva en mi ser. Una especie de íntimo regocijo, como si estar a su lado, fuera suficiente para acabar con las dudas, la tristeza y el dolor.

- Sí, un panorama fantasmal. Imagino que las cosas no están muy bien, tal y como mencionabas en tu carta. Lástima que llegara tan tarde. Apenas unos instantes antes, Prato Szantovich dio su vida por la misión del Voivoda. Pero, Uber, ¿qué es lo que ha ocurrido y qué es lo que está ocurriendo ahora mismo?

Uber toma asiento e invita a su Chiquillo a sentarse en una silla al otro lado de su mesa.

- "Bueno, pasaron muchas cosas. Primero la Casa Szantovich cayó en desgracia por no ser capaz de recaudar los diezmos de los tributos debidos al Voivoda.

El Príncipe nombró Recaudador Principal al Señor de los Perros, Grigory Bratovich, concediéndole plenos poderes para juzgar y condenar en el ejercicio de sus funciones como recaudador.

Luego supimos de los primeros rumores de invasión magiar. El Voivoda se ausentó durante semanas, tal vez investigando la verdad tras esos rumores.

Al regresar, preparó la evacuación de su Corte, llevándose con él a la mayor parte de sus sirvientes y a sus mejores criados y tropas. Me nombró Regente y dejó a Szagy para asistirme. Se fue por río en su barcaza y no creo que regrese en varios años.

Al principio no sabía como de seria era la invasión, así que comencé a mandar mensajes. Los mensajeros no volvían, pero sí empezaron a llegar refugiados procedentes de todas partes.

También escribí la carta que te ha hecho volver. Me han dicho que tus fuerzas están muy menguadas.

De todos modos, comienzo a pensar que esto no se resolverá por la fuerza. La ciudad ha acogido muchos refugiados. Son muchas bocas que alimentar. Hay varios pozos y se ha hecho acopio de provisiones. Podemos aguantar un asedio en serio durante tal vez un año o dos.

No sé si la vía diplomática sirve de algo con esos bárbaros. Los mensajeros que sí han regresado cuentan que los magiares están liderados por chamanes que invocan espíritus, y que cuentan entre sus filas con guerreros invencibles que se transforman en bestias bajo la luz de la luna...

He podido averiguar que el caudillo de esta horda que asola Transilvania se hace llamar Duque Gyula Kadar. Me parece significativo que haya adoptado un título feudal. Quizá sea un hombre que se esté civilizando.

Me gustaría que contactaras con él y negociases una rendición civilizada del país. Que acaben las muertes y los saqueos. Transilvania aceptará que el Zar del Imperio Búlgaro ya no su señor, y aceptará el gobierno de los húngaros como sus nuevos amos.

¿Crees que podrías cumplir esta última misión que te mando?" -

La joven Vlava intentaba comunicarse con el demonio como si de un hijo o una bonita mascota se tratara. La criatura, sin embargo, no respondía con palabras, como ya era costumbre en él. Se trataba de un ser del inframundo, un diablo astuto y taimado, a pesar de que Vlava parecía sentir cada vez más y más aprecio por él.

Tras sus insistentes preguntas, finalmente el demonio emitió sus pensamientos sobre la mente de la mujer. Sensaciones de intranquilidad, de desasosiego. rosch añoraba su plano natal, y a pesar de que los sacrificios lo habían sustentado, su hambre era eterna e infinita. Nada podía llenar su vacío...

Vlava espiró con resignación

"Entiendo...Sé que seguramente no te sirva de nada...pero si puedo hacer algo por tí...ya sabes dónde estoy..."

Sonrió para sus adentros.

Si al devorador no le apeteciera nada en particular, abriría y libro y empezaría leer...matar el tiempo... Prefería estar a gusto en la cama, descansando sus hombros, que no dando vueltas por los pasillos sola  aburrida.

Un panorama desalentador el que mi mentor me expone. El Voivoda fuera, un plan de rendición... La búsqueda del mal menor. Pero si de algo disponen mis grandes, es de tiempo. Y la casa Szantovich caída en desgracia. ¿Cómo reaccionará Vlava ante este hecho? Ya no solo es que haya perdido un hermano, sino que toda su familia y ella como miembro de la misma, se pueden encontrar en una situación comprometida. ¿Qué significará esto para ellos? ¿Para Vlava?

Sin embargo, las últimas palabras de Uber me sorprenden. ¿Negociar la paz? ¿Yo? Mal deben ir las cosas para que en un momento dado a un recién llegado como yo se le encomienden tales misiones. Habla de poderosas fuerzas, de chamanes invocadores, de mensajeros que no han regresado, de magyares inflexibles que has arrasado nuestras tierras a fuego y sangre. ¿Yo? ¿Por qué yo? Carezco de los mínimos necesarios. Habré fortalecido mi cuerpo, pero mi mente sigue siendo la de aquel buscavidas que en otra vida solo sabía hurgar bajo las faldas de las campesinas.

- Sí, mis fuerzas están muy menguadas. O mejor dicho, las tropas que me acompañaban han muerto - digo -. Para algo que al final no ha servido de nada. De algún modo, siento que no he cumplido y que de alguna forma habré de redimir mi fracaso. Y lo propuesto, esa negociación de paz con el Duque Gyula Kadar bien podría servir de expiación. Aunque no quiero engañar a nadie. Dudo ser el más preparado para tal misión.

- "No tengo a nadie más, Durius. Lo que está en juego es el futuro de nuestro país. Debemos evitar que nuestro pueblo sea aniquilado por completo.

La resistencia, en estos momentos, es inútil. Somos pocos, desunidos y desorganizados. Estamos predestinados a perder.

Negocia la paz, Durius. A Transilvania le da igual estar bajo el dominio de los búlgaros o de los húngaros. La supervivencia es más importante que la política.

Descansa, pide cuanto necesites, ofrece lo que debas, y haz cuanto sea necesario.

Podemos ofrecerle al Duque Gyula una noble transilvana en matrimonio, si es que no está casado. Sveta Basarab o Vlava Szantovich podrían servir. Decide tú." -

- Haré lo que me pides. Ante la ruina qué mejor que la deseperación - digo riendo tranquilamente -. Procuraré hacerlo lo mejor posible y que no te avergüences de mí. Llevaré tu propuesta de rendición ante el Duque, así como tu oferta de un enlace matrimonial. Probablemente, sea una buena medida. Aunque, ¿cuál de ellas elegir? Reconozco sentirme atraído por Vlava Szantovich - digo sin rubor alguno -. Sin embargo, eso no es importante. En todo caso, recuerdo que me has dicho hace un instante que la casa Szantovich ha caído en desgracia. Ofrecer a una de sus hijas al Duque, quien tendrá conocimiento de tal extremo, tal vez no sea lo más adecuado. La casa Basarab es una casa antigua y su sangre noble. Puede que fuera la mejor opción. Pero, ¿para qué correr riesgos? Ambas constituyen una buena dote a ofrecer. Que sea el Duque quien elija en último extremo.

Una idea ronda mi mente.

- Uber, si el Duque muriera... ¿Acabaría la invasión magyar?

- "Sospecho que el Duque es uno de los nuestros, aunque desconozco lo distante que está de la sangre del Primer Vampiro, o el tiempo que lleva caminando en la oscuridad de la noche.

Creo que si el Duque fuera asesinado, la horda se dividiría en varias fuerzas menores, que quizá actuaran de forma incluso más viciosa y salvaje. Creo que el Duque quiere adoptar el sistema feudal, quiere civilizarse. ¿Si no por qué adoptar un título feudal?

Si los húngaros pudieran llegar a civilizarse, adoptando el cristianismo como religión y el feudalismo como modo de gobierno, sería más sencillo tratar con ellos y hacer que se adaptasen a nuestras costumbres.

Los Szantovich cayeron en desgracia ante el Voivoda, cosa que quizá no le importe al Duque Gyula. De todos modos, tú conoces mejor a las dos damas. Creo que es mejor que escojas tú.

Tómate unos días de descanso y pídeme todo lo que necesites para tu misión, dentro de lo razonable, y lo tendrás.

Probablemente sea adecuado que lleves un generoso tributo en oro y plata al Duque, bajo la pretensión de que es la dote para su futura esposa transilvana.

No dispongo de muchas tropas, aunque puedo proporcionarte una escolta de quince milicianos." -

La noticia corre por las calles de boca en boca: El Caballero Durius de Slobozia y su comitiva han llegado a la ciudad de Bucarest. Al parecer, entraron amparados por la noche, lejos de la mirada del vulgo y de extraños. Tal vez su intención era esa. Pero la noticia me anima un poco. Desde que Bucarest nos acogió, nuestra vida ha sido  tediosa y en mi caso, harto desesperante. Mi condición de refugiado me impide saber ciertas cosas o relacionarme con personas que, de otra manera, serían de interés.

Pero ahora Durius ha llegado a la ciudad. Y con él, el recuerdo de mi amigo Gorax vuelve a asaltarme, más vivo que nunca. Y también el del resto de personas que partieron de Slobozia en busca de ayuda. Ha pasado mucho tiempo de eso (parece una eternidad) y aún no se si debo enterrar su recuerdo. Me gustaría poder hablar con el caballero y preguntarle. Me gustaría ver la corte que lo acompaña, esperanzado de cruzarme con algún rostro conocido (o amigo). Pero dudo que dejen acercarme lo suficiente para ello. Sólo soy un refugiado más de una guerra que parece determinada a barrernos como el viento arrastra las hojas.

[Por unos instantes, mi ánimo flaquea y me siento débil. Entonces recuerdo la muerte de mi maestro, nuestra huída hasta Slobozia y la terrible aparición que, allí, me dió las fuerzas necesarias para venir a Bucarest al frente de toda esta pobre gente. Entonces recuerdo quién soy y, sobretodo, qué soy: Soy Maserrak de Flambeau y soy un mago. Y es mi voluntad la que rige mis actos y me permite controlar y cambiar la realidad que me rodea.]

Así pues, con determinación, le indico a uno de mis compañeros que voy a ausentarme esta noche. Voy a acercarme al castillo e intentar hablar con el Caballero Durius. Debería recibirme como representante de la gente de su pueblo. Y espero que lo haga.

POSADA DE BUCAREST:

- Esa noche, intentando mediar en una lucha de borrachos, el joven Dimitri de Slobozia, camarero del local, es apuñalado y muerto. Los borrachos se dan a la fuga.

- De acuerdo entonces. La misión queda clara. Descansaré algún día, pero procuraré salir lo antes posible. Cuanto más se demore mi partida, más sufrirá Transilvania. Pero aprovecharé esos días para ultimar detalles y organizar mis peticiones para con la misión diplomática. Ahora, con tu permiso, y si no tienes nuevas instrucciones, me gustaría retirarme.

- "Retírate con mi bendición, Chiquillo mío." -

ES UNA FRIA Y HUMEDA NOCHE DE VERANO EN VALAQUIA...

- Cuando la comitiva del Abad Lucius Sempronius, segunda autoridad eclesiástica del Voivodato, llega a la Capital del mismo.

- Pese a las horas de la noche, y el tiempo desapacible, pronto se corre la voz entre las hordas de refugiados que atestan casas, establos y graneros, de que el Abad de Braila ha llegado.

- Se ha corrido la voz de que el Patriarca Ecuménico ha huido del país hacia Constantinopla, por lo que el Abad Sempronius es ahora la máxima autoridad eclesiástica del país.

- En estos tiempos tan aciagos, todos ansían de la protección del Todopoderoso y de sus bendiciones.

- Primero son docenas, luego cientos de personas las que se agolpan entorno a los monjes y al negro carruaje del Abad. Todos quieren su bendición, la curación de llagas y enfermedades, y una plegaria por sus almas y las de sus seres queridos que ya murieron.

Avanzo por los pasillos del palacio. Los criados ya me han indicado dónde está alojada Vlava. Lanzo un pequeño suspiro. Hay tanto en juego de cara al futuro. Y la misión que se me acaba de encomendar, es cuando menos, deseperada. Sin embargo, entiendo la lógica de la misma. Y mi pequeña Szantovich debe conocer lo que está a punto de ocurrir.

Cuando alcanzo su puerta, golpeo suavemente con mis nudillos.

Vlava estaba tumbada cómodamente en su cama, leyendo alguna insulsa historia...tal vez, algún libro pagano...¿quién sabe? Lo cierra y deja a un lado, para ponerse en pie y dirigirse a abrir la puerta.

La abre con cuidado y se asoma por la rendija. Al ver a Durius sonríe ámpliamente y le abre la puerta

- Pasad mi querido caballero ¿qué os trae por esta zona del castillo?

Regreso al abrigo de la noche, cansado y molesto al mismo tiempo. Sabía que sería difícil poder hablar con el caballero Durius de Slobozia, pero no esperaba que se me impidiera por completo el acceso. Dado la afluencia de refugiados y personajes importantes a la ciudad, Bucarest está convirtiendose en una ciudad poco segura. Esto parece incomodar a la autoridad de la ciudad. Ahora es muy difícil caminar por sus calles con cierta ... soltura. Así pues, mi intento de reunirme con el caballero ha sido, como mínimo, peligroso.

Acurrucado en una esquina de la pequeña casa, mientras me tapo con una vieja tela, pienso en el siguiente amanecer. A la luz del día, puede que los guardias no vean mi intención como una amenaza. La luz siempre nos permite ver las cosas con otra perspectiva.

- Gracias, mi dama - digo entrando en la habitación cuyo acceso me han otorgado -. Hay algo de lo que quisiera hablar con vos. En realidad, son varias las cosas que quisiera comentaros y, en realidad, ninguna es buena. Sentaos, por favor.

El regreso al palacio ha implicado el regreso a los formalismos y la intimidad conseguida durante nuestra estancia en Arges, se ha esfumado como la niebla bajo el empuje del sol primaveral.

- Me temo que durante nuestra ausencia, vuestra familia, la noble casa de Szantovich cayó en desgracia a los ojos del Voivoda por haber fracasado en una misión que le tenía encomendada. Un asunto relacionado con la recogida de los diezmos. No sé las medidas adoptadas, ni en qué consiste exactamente dicha caída en el favor del Voivoda. En vuestro favor diré que el Voivoda ha abandonado el país, pero me temo que las consecuencias de su decisión probablemente las viváis en carne propia.

Durante unos segundos guardo silencio, mientras dejo que mis palabras permeen su mente y vea el alcance de las mismas.

- Tal vez Uber Caprescu, el actual regente, pueda daros más datos al respecto - señalo -. Aunque intuyo que, sea cual fuere la decisión del Voivoda en relación a su familia, el actual estado del país, sometido al acoso y a la conquista de los magyares, juega en vuestro favor. E imagino que el regente podría disponer de una plaza para vos en alguno de los barco que abandonan nuestra amada Transilvania. Un nuevo destino y una nueva vida podrían estar a vuestro alcance. Por mi parte, se me ha embarcado en una nueva misión. Esta no es índole guerrera, sino de orden diplomático. Negociar la rendición de nuestro país ante el dirigente de las hordas magyares, el Duque Gyula Kadar. Para ello se me ha encomendado ofrecerle una alianza matrimonial como sello de nuestras buenas intenciones. El regente ha declinado en mí la elección del nombre de la esposa, aunque a estos efectos, se me han marcado claramente los límites. Tan solo dos nombres se hacen dignos de una propuesta de este tipo. El vuestro, Vlava Szantovich y el de otra invitada a palacio, la noble Sveta Basarab. Mi elección primera se decanta por esta última, pero si en la elección de vuestro futuro, creéis que sois merecedora de ese cuestionable honor y deseáis que vuestro nombre sea el propuesto para tal desposorio, acataré vuestra decisión.

Un nuevo silencio se proyecta entre ambos, antes de continuar.

- Una tercera opción, sería que aceptarais ser mi esposa. Con ello podría proporcionaros cierta protección, incluso frente al mandato del Voivoda, o eso quiero creer. Sin embargo, hay grandes posibilidades de que no regrese de esta misión. Creer lo contrario sería de estúpidos. El enemigo es poderoso y ha demostrado que a través de la fuerza y la guerra puede conquistar nuestro país. Pero incluso siendo eso cierto, ofrecerle una rendición incondicional y asegurar la ocupación pacífica de nuestras tierras es algo que ningún mandatario despreciaría. Es cuanto tenía que deciros. Me temo que no disponemos de mucho de tiempo para decidir. Prometdeme que meditaréis las opciones que os ofrezco.

PUENTE LEVADIZO, CASTILLO DE BUCAREST, HORAS ANTES:

- "¿Maserrak de Flambeu, decís? Ah, ya, el noble que ha traído a esos refugiados de Slobozia, sí...

Pues me temo que el noble Caballero Durius no va a poder recibiros. Se encuentra reunido con el Regente de Transilvania.

Sin embargo, tomo nota de donde os alojáis y le daré el recado tan pronto le vea." -