Partida Rol por web

Tras el desayuno, os dirigís a vuestra habitación para terminar de prepararos. Allí encontráis un traje ajustado, con el número de vuestro distrito, para el entrenamiento que se ajusta perfectamente a vuestro cuerpo, haciendo que vuestros movimientos sean totalmente fluidos.

La zona de entrenamiento está en los sótanos del hotel. El descenso en ascensor se os hace muy corto, al igual que cuando llegasteis la noche anterior. Las puertas se abren y podéis ver un gimnasio lleno de armas y pistas de obstáculos.

Una mujer os está esperando, observándoos con seriedad. Cuando os reunís con ella, os informa de que en cada puesto hay un experto de la habilidad en cuestión para ayudaros, y que podéis moveros de un puesto a otro según prefiráis. Algunos puestos os enseñaran tácticas de supervivencia y otros de lucha. Queda prohibido realizar ejercicios de combate con otro tributo, para eso están los ayudantes que hay en cada puesto.

Combate con armas cuerpo a cuerpo

El hombre que está en este puesto parece arrogante. Tras él, hay una gran cantidad de armas dispuestas para que podáis entrenar.

Combate con armas de fuego

Una mujer os muestra su sonrisa perfecta con unos ojos inyectados en odio. Veis como ella misma porta dos armas en dos cartucheras y, tras ella, hay un gran mostrador con diversas armas de fuego. Al lado, parece que hay diferentes cabinas para practicar los disparos.

Combate con armas a distancias

Un hombre con mirada astuta está jugueteando con una daga, lanzándola al aire y recogiéndola sin hacerse ningún daño. Cuando se percata de que le estáis mirando, lanza la daga, que se clava en el centro de una diana.

Cuerdas

Un hombre está haciendo y deshaciendo nudos con una facilidad asombrosa. Hay una gran cantidad de cuerdas y varios postes para aprender a trepar.

Camuflaje

El puesto de camuflaje está rodeado de arbustos. No parece que el entrenador esté en ningún lugar, pero de pronto algo se mueve y se dirige a una zona con una pequeña fuente. Una mujer está cubierta entera por una especie de plasta de barro y hojas, consiguiendo un camuflaje perfecto.

Lago

Hay una gran piscina dentro de este gimnasio. El entrenador se lanza de cabeza y comienza a nadar con velocidad. Uno de los ayudantes se acerca a un aparato que hay cerca. Al manipularlo, el agua comienza a agitarse, simulando las corrientes de los ríos.

Supervivencia

En este puesto hay pequeños materiales de distintos ecosistemas. Delante de cada uno, hay un pequeño refugio, así como diversas plantas y animales para ayudar a identificar sus usos y aplicaciones. La mujer que gobierna este puesto derrocha gran inteligencia sólo con mirarla.

Tecnología

Tras este puesto, hay un hombre con gafas sentado en una mesa con una gran cantidad de aparatos electrónicos, así como diferentes herramientas que está usando para desmontarlos.

Después de la demostración del desayuno me sentía un poco estúpido. Aunque mi campeona me hubiera felicitado por mi habilidad tenía razón en que no debía demostrar mis talentos, el problema es que ya se lo había mostrado a alguien. Keara había visto que mi punto fuerte era apuntar. 

Tras ponerme el traje me di cuenta de que la vida en el distrito once si bien era dura, también nos hacía fuertes a nosotros. El material del traje se ajustaba a la perfección a mi cuerpo, demasiada perfección. Era como ir desnudo bajo una capa de piel adicional. Aunque nunca había tenido mucha fuerza, mi tono muscular queda remarcado por el brillo mate de la vestimenta. "¿Como lo habrán hecho para saber nuestras medidas?" me pregunto a medida que cierro la chaqueta, "¡TODAS, nuestras medidas!" Recalco en mi monólogo interior mientras cierro la bragueta del pantalón. "¿Qué clase de pervertido querría vernos así?".

Al subirme al ascensor con Keara no puedo evitar mirar como su cuerpo es una figura esbelta y atractiva que junto con su melena negra, se convierte en una diosa azabache. Ya había madurado, las chicas lo hacían antes.  Repase todas sus lineas y a medida que lo hacía, notaba como presión de las prendas se hacía más incomoda y pronunciada. Discretamente doy un paso atrás esperando pasar desapercibido mientras los colores acudían a mi rostro.

-Veremos a la competencia ahora. No sé si eso es bueno o malo.- Comento tratando de desviar la atención.

Apenas termino de hablar cuando las puertas del ascensor se abren revelando una estancia con unas instalaciones cuya magnificencia solo es equiparable a su eficiencia. Era un sótano que tenía de todo, con un palco para que los promotores lo vieran todo, y diseñado de tal forma, que nada pudiera escapar a su vista de águila.

-Empiezan los juegos.- Le digo a Keara a modo de despedida.

Con paso decidido el chaval de metro y medio mal medido caminó por las instalaciones, encaró a los Patrocinadores con una mezcla de miedo, curiosidad y desafío , conocedor de que le estaban evaluando con la mirada.

El emblema de su distrito estaba en su espalda, un pobre agricultor destinado a ser carnaza de los profesionales. Ademas era jovencito, aunque ya habían dicho en la retransmisión que tenía trece años no era difícil percibir que no llegaba a los quince, tal vez, no lo haría nunca. Ese morbo, esa naturaleza tan caótica de los niños fascinaba al Capitolio. Podían ser tan crueles y a la vez tan vulnerables, pero sobre todo eran frágiles. Cuando un profesional masacraba a estos pobres diablos, los habitantes del Capitolio ronroneaban de satisfacción, los fuertes machacan a los débiles, era un mensaje que se transmitía a través de la sangre derramada. Así la supremacía del Capitolio quedaba grabada a fuego en cada generación.

Aún así, este niño no parecía ser como los anteriores, se detuvo miro alrededor, pensativo, sin acercarse a ninguna instalación, evaluándolas.

Finalmente con resolución se acerco a la galería de tiro.

-¿Buenos días?.- Saludó titubeando, la cara de la mujer desquiciada que se ocupaba de la zona, dejaba claro que no quería ser su amiga.- Quiero practicar el disparo...- "Ummm... ¿Qué me vendría mejor? Los patrocinadores podrían ser crueles y dejarme luego un arma que no sepa manejar..."-... con una semiautomática de cinco coma siete milímetros, por favor.

Se puso unas orejeras para evitar que el sonido de los disparos le perforase los tímpanos siguiendo las instrucciones que vagamente y con tedio le suministró la tutora, junto con unas gafas protectoras.

Una caja de cargadores y una galería en la que al fondo había una diana con forma de persona le esperaban. Si bien se lo tomaba lentamente, parecía que el chico sabía lo que hacía. Miraba con detenimiento cada una de las piezas y observaba atentamente a la demostración de su mentora, como si estuviese reconociendo lo que había visto alguna vez en un libro.

Después, cogió el arma, la cargo, sujeto el mango con ambas manos y apuntó, antes de disparar.  Al apretar el gatillo el retroceso del arma hizo que esta diera contra las gafas con el largo del cañón. Agitó la cabeza aturdido.

Repitió el proceso, apuntando lentamente, conociendo las armas, agarrándola con más firmeza cada vez y preguntando a la monitora, mucho más de lo que sería sano para él si no se encontrasen bajo la supervisión de lo Organizadores. 

Faile llegó bastante nerviosa al campo de entrenamiento, se había atado el pelo en una trenza y tras el baño parecía otra persona totalmente distinta a la joven que recordaban sus conciudadanos en el distrito 10.

Durante unos minutos la joven dio vueltas confirmando en donde sería mejor entrenar. Los puestos de lucha serían candidatos óptimos si no fuese por la sobrecarga de gente que habría. Por otro lado, las cuerdas siempre son una buena ayuda aunque no necesariamente un recurso disponible en la arena de los juegos.

Al final, con bastante acierto, o tal vez sin bastante acierto, eso lo diría la batalla posterior, Faile se encaminó a la zona de supervivencia, la señora que estaba detrás del mostrador parecía amable y ya que iba a dedicar sus últimos días de vida a matar gente, mejor aprovechar una buena charla antes de morir. Con un poco de suerte en el entrenamiento sangraría lo menos posible y sonreiría todo lo que pudiese.

Con la mirada había estado buscando a su compañero de distrito, pero, o bien no quería ser encontrado, o bien la apariencia del joven estaba tan cambiada como la suya propia... Con un poco de suerte ni le reconoceré cuando tengamos que matarnos.- el pensamiento era cruel, pero la verdad, aunque pobre, era un consuelo.

Llego a la Sala de entrenamiento y observo a todos los presentes así como las Distintas Pruebas que tengo ante mi.

- Veamos que hacer. - pienso.

Finalmente me acerco a la zona de las Cuerdas.

- Seguro que puedo aprender algo nuevo.

Con este pensamiento me dispongo a aprender todo lo que pueda sobre el manejo de las cuerdas.

Evidentemente mis movimientos son demasiados toscos de por si así que comparado con el tipo que está enseñando parece como si tuviera muñones en vez de dedos.

- Marcus, mira que puedes llegar a ser torpe. - me recrimino mientras intento imitar al "profesor".

Mientras intento el escapismo me quedo enredado y en vez de soltarme lo único que consigo es empeorar más la situación. Finalmente el Profesor tiene que intervenir para ayudarme a salir del embrollo en el que me he metido.

Al intentar el equilibro descubro que debo de tener vértigo o que me ha sentado mal desayunar tanto pues al cabo de un rato de estar haciendo equilibrios caigo a plomo contra el suelo. Por fortuna estaba cerca del suelo asi que sólo tengo ligeras magulladuras.

Jonas entró a la sala de entrenamiento tratando de no llamar la atención. Sabía que no era lo que se suponía que debía hacer sino todo lo contrario, pero no podía evitarlo. Creía que no podría soportar la mas mínima provocación de alguno que se sintiera superior, y no quería problemas tan temprano. Se dio cuenta que apretaba los puños mientras pensaba, y trató de relajarse.

Caminó entre los puestos, vio a Faile en la zona de supervivencia y no quiso cruzarse con ella. En cambio se acercó al puesto de camuflaje. Parecía que estaba abandonada. Se le escapó la risa cuando vio a la mujer cuando se movía.

En el puesto de camuflaje se dirigió a la instructora.

-Oye, tengo que aprender a hacer eso - dijo con buen humor. Tal vez pueda esconderme hasta el final, se lleven al ganador y yo quede ahí, escondido. No me molesta embarrarme, ¿Me enseñarías? ¿Por donde empiezo? Oh, por cierto, mi nombre es Dex. Jonas Dex.

Entro temerosa a la sala de entrenamiento. Parece que hay varias personas en la sala antes de que yo entre. Echo un rápido vistazo a todos los lugares que hay allí. Estoy temblorosa, nerviosa y algo ida, pero miro todo con interés.

Intento pensar en lo que soy más buena, en lo que puedo perfeccionar, en lo que se me da mal y es mejor que perfeccione, y no sé hacia qué puesto ir.

Así que me quedo un rato parada sin saber hacia donde dirigirme. Pero mis pies comienzan a moverse, pues no quiero parecer indecisa, y me acerco sin pensar al puesto de las armas cuerpo a cuerpo.

-Hola-saludo al hombre con el rsotro tosco.

No es un secreto que siempre he sido algo tímida y la cara de ese hombre no ayuda, pero tengo que ser decidida si no quiero que me maten en la primera noche como mi hermano.

Me acerco tímidamente un poco más y echo un vistazo a todas las armas que tiene detrás.

Con paso decidido me adentro en la sala, observo rápido todos los lugares y apenas tardo unos segundos en decidirme hacia donde ir, el combate cuerpo a cuerpo será importante en estos juegos, y veo algunos de mis contrincantes que ya están entrenandose en el combate de distintas maneras, por lo que no quiero quedarme atrás.

Saludos - digo dirigiendome hacia el hombre, quedandome plantado delante de él - Deseo entrenarme en el combate con armas, creo que vos deberiais decirme cual debo tomar y enseñarme su manejo.

Observo el traje de entrenamiento que descansa sobre una mesa en mi habitación, el numero 7 resalta a la altura del brazo izquierdo, comienzo a vestirme con rapidez depositando mi ropa en una silla, en unos pocos minutos ya estoy vestido, y cuando Sam también lo digo de bajar hasta la zona de entrenamientos. Bueno, es hora de aprender todo lo que pueda de los expertos, esperemos que la suerte de los Brown comience a cambiar.

Durante unos minutos observo las diferentes opciones que nos dan y los expertos que se encuentran en cada sección, cuando mis ojos se posan en el hombre que maneja la daga con gran habilidad, sonrío y entonces la lanza impactando de lleno en el centro de la diana, dejándome una leve mueca de sorpresa en el rostro. Ya tengo claro por donde voy a empezar.

- Suerte, Sam, voy con el experto de armas a distancia. Nos vemos en unas horas – digo para caminar hasta el lugar donde se encuentra el experto y su zona de entrenamiento.

- Buenos días, soy Sean Brown, tributo del distrito 7, me gustaría aprender de usted, señor.
 

Entre en la sala de entrenamiento mas tarde de lo que me habria gustado ya que ya habia gente en algunos puestos interesantes, pero como tenia el estomago lleno no le di mucha importancia.

Una chica estaba en el puesto de armas, al igual que en la de armas a distancia, camuflaje y supervivencia. Los chicos estaban en otros sitios sin mucha afluencia. Tras meditarlo por un segundo decidí guiarme por mi mi instinto. Y sabiendo que mi vida bien podría depender de saber hacer un maldito fuego en condidiones me dirigí a la zona de supervivencia.

Salude con una inclinacion de cabeza a la chica que estaba ahí. En otras circunstancias quizas habria tratado algo con ella, pero sabiendo que en un par de días podria estar tratando de matarme... Aunque eso bien podria ser bueno.

-Hola, soy Mark Dubrinsky, distrito 3. Encantado.- Sonrei amigablemente antes de mirar a la instructora.

-¿Tienes algo facil y muy util para poder enseñarme?- Dije con una sonrisa.

Necesito varios segundos para percatarme de que el 'gran' momento ha llegado. Barro con la mirada toda la estancia manteniendo mi cara de póker en todo momento, una tarea más difícil de lo que en un primer momento había esperado. Jerome es el primero en salir del ascensor y mantengo la mirada fija en el emblema de su espalda mientras decido cual va a ser mi primer movimiento.

Echo un último vistazo a Jerome, quien ya me ha cogido bastante distancia, antes de empezar mi ronda. Casi siento pena por él. Un sentimiento algo hipócrtia, teniendo en cuenta que solo uno puede sobrevivir. Saco esos pensamientos de mi cabeza y decido centrarme en los diferentes puestos que están distribuidos en la zona. Había pasado la noche y sigo sin saber muy bien por qué optar. ¿Demostrar las habilidades o intentar aprender algo nuevo? Estaba claro que lo más seguro era lo segundo, aunque quizá no lo más inteligente. - Un buen patrocinador no me vendría nada mal... - pienso.

Finalmente llego a la prueba de supervivencia y decido quedarme. Expiro unas cuantas veces el aire para mejorar mi concentración, y no puedo evitar sorprenderme por lo poco nerviosa que me encuentro. Sonrío irónica. - Lo que para es que no eres consciente de donde narices estás - me recrimino.

Termino con mi diálogo interno antes de acabar con la aparente tranquilidad que me invade y observo a los dos participantes que ya se encuentran allí. Por un momento me siento contrariada por su presencia, pero opto por quedarme con el lado positivo. - No te vendrá mal tantearles desde el comienzo - pienso. Tras unos segundos de meditación doy un paso adelante.

- Keara Blaine, distrito 11. Me gustaría trabajar mis conocimientos de farmacéutica - digo dando un paso al frente y acercándome al material. Tengo suficientes nociones de curación de heridas para ir tirando, pero nunca he acabado de perfeccionar mi arte con las plantas y medicinas. Casi puedo escuchar la voz de mi madre a mi lado, echándome la bronca por mi falta de atino en algo tan propio del distrito de los agricultores. - Qué le vamos a hacer, siempre nos falla lo que más necesitamos - me digo, y acto seguido me pongo manos a la obra.

Llego a la entrada de la zona de entrenamientos acompañada por mi hermano, estoy más tranquila tras la conversación que mantuvimos ayer. Antes de entrar a ver qué nos depara el interior, suelto un leve suspiro para relajarme antes de entrar en faena. Estamos aquí y habrá que hacerlo lo mejor posible, no hay vuelta atrás, así que, que empiece la diversión.

Antes de pasar el umbral de la puerta miro a mi hermano, él me mira y nos encaminamos al interior de la sala. Dentro hay ya varios tributos empezando los entrenamientos, veo que los hay madrugadores y con ganas de mejorar todo lo posible sus habilidades. Rápidamente mi hermano se fija en un puesto y en cuanto me doy cuenta se ha ido hacía él dejándome sola en la entrada. Echo una ojeada a cada puesto a ver qué puede llamar mi atención, tras pensarlo detenidamente creo que para la primera sesión voy a jugar con algo que me resulte familiar. La decisión no es complicada, el puesto de supervivencia, además la instructora parece más amigable que el resto, creo que podría llevarme bien con ella, quien sabe... -vamos Sam, que empiece el rock'n'roll.

Llego al puesto de entrenamiento y saludo en primer lugar a la instructora -Buenos días, se presenta Sam Brown, tributo femenino del distrito 7 -ante todo mucha disciplina, que no creo que aquí estén para muchas bromas. Parece que he escogido el puesto que ha llamado la atención a muchos de mis compañeros, ya que es en el que más gente hay. Saludo con la cabeza al resto de los tributos y espero instrucciones.

De lejos se veía una sala enorme, con diferentes secciones. ¿Serán las diferentes especializaciones? Habían algunos participantes ya, algunos en grupos, otros solos. Nos habían dicho que teníamos dos oportunidades para practicar por día. Sabía bien qué debía hacer y dónde debía ir. - Tengo que practicar esto...esto...esto... y esto... - Hice una lista mental para mi mientras iba asintiendo con la cabeza. Miré a Corey de reojo y volví a mirar en frente. Hice un suspiro y me adentré hacia dentro de la sala de entrenamientos. 

Al entrar me fui dónde más gente había. Vi un cartel dónde ponía "Supervivencia". - Beh, por probar... - Entonces miré a los otros compañeros. - Hola, soy Caryl Harman, del distrito 5. - Dije amablemente. Una vez allí esperábamos órdenes de los guías. 

Como bien nos había dicho el mentor tendríamos un traje especial para los entrenamientos, en el se podía ver el número del distrito al que pertenecíamos. Una vez que me puse el traje (realmente era muy cómodo), baje a la sala de entrenamiento sin esperar a mi compañera de distrito (quizás ya hubiera bajado).

En la sala (que estaba en los sótanos del Hotel) había multitud de lugares para entrenarnos en las diferentes disciplinas que nos harían mejorar de cara a los juegos, mi abuelo ya me había hablado de ella y que tendría que elegir primero para mejorar, Allí está, un hombre ya había comenzado a instruir a uno de los tributos, por lo que pude ver en su traje era del distrito 7.

Me acerque al lugar y me presente, Hola soy Leroy y me gustaría mejorar mi habilidad con las armas a distancia, ¿Cuando empezamos?. Mire a mi alrededor a las demás salas en busca de mi compañera, pero no la ví, parece ser que la Savera no ha bajado aún. De nuevo mire al hombre que sostenía la daga y me dispuse a comenzar.

Savera recuerda las palabras de su entrenador y con un aura fría y distante entra al lugar. No habla con nadie y ve a su compañero de distrito en otro lugar.

Con paso firme va hacia una de las estancias que aún están desocupadas. Era la que realmente le llamaba la atención pues nadie estaba y podía serle útil.

- Hola, soy Savera Allardyce y quisiera entrenarme aquí - una dulce pero gruesa sale de su boca y con un léxico refinado, espera las indicaciones.

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