Partida Rol por web

Llegas a la sede del Boston Herald. Es un edificio bastante moderno, de dos o tres plantas como mucho con su característico cartel rojo con letras metálicas y un fondo azul en la entrada.

Una vez dentro, parece más una biblioteca privada que un periódico.

Una niña de unos 20 años te saluda sonriente.

Buenos días señor, bienvenido al Boston Herald. ¿Necesita de algo en particular?

- Buenos días señorita, necesitaría consultar la hemeroteca del Herald. - Dijo mientras se colocaba bien sus gafas. - Tengo entendido que este es el periódico más importante de Boston, incluso el más antiguo...-

Oh, si... bien... mire...

Aquí tiene los ordenadores para buscar la información y cuando sepa lo que quiere puede pedírnoslo a nosotras. Tenemos los periódicos en formato papel y en digital.

Sin darte tiempo a decir nada, añade:

Si necesita alguna cosa, no dude en pedirnoslo - y se va hacia un rincón oculto para tí de la recepción.

- Señorita, se lo que quiero. Y si es tan amable de indicarme donde tienen los visores de negativos, me hará un gran favor.- Dijo, mientras miraba de reojo uno de esos nuevos ordenadores.

La niña te mira con extrañeza.

Los visores de negativos, ¿señor? ¿qué es eso?

Calla un momento y otra niña, algo mayor que ella seguramente, aprovecha para meter baza.

Son los trastos viejos esos que despachamos el año pasado, Kate. Poco antes de que tu llegases. Seguro que nos has oído hablar de ellos.

Se gira hacia ti.

Lo siento señor, pero ya no tenemos ese servicio. Con la digitalización de la hemeroteca retiramos esas máquinas y ahora puede verlo en la pantalla del ordenador, que es mucho más cómodo, la verdad. O, si lo prefiere y tenemos suficientes ejemplares, podemos ofrecerle una copia original del periódico para que la examine en las mesas de el fondo.

Pero si ya sabe lo que busca, ¿porque no nos lo dice y le ayudamos? - acaba sonriéndote.

- Se trata de un suceso que ocurrió hace cinco años, una expedición arqueológica en Perú. Los del Departamento de Estado de los Estados Unidos tuvieron que intervenir. Estoy recopilado datos para uno de mis libros...- Dejó caer, a ver si el hecho de que un escritor pidiese ayuda, motivara más a estas dos recepcionistas.

Se apoyó en el mostrador, como si se tratara de un hombre de salud delicada. Ese ere un truco que siempre funcionaba en el autobús.
- Si es tan amable señorita, busque también el nombre de McInsbruck.-

Recurrir a artimañas, era algo que odiaba Howard, pero, recurrir a las nuevas tecnologías post-disquettes de 6 pulgadas, era aún más aborrecible y kafkiano.

Las dos niñas miraron a Howard con una mezcla de terror y sorpresa.

Era bien sabido (se enseñaba en primero de biblioteconomía, y se aprendía el primer día de trabajo) que un anciano que sabía lo que buscaba era una fuente de trabajo extra.

Por un motivo u otro no querían/podían hacer la búsqueda solos y nunca se limitaban a su primera petición.

Cla- claro... -dijo la primera niña. Y empezó a teclear la búsqueda.

Unos minutos después, aparecía con un papel impreso con las fechas y los titulares de las notícias que tenían algo que ver con las peticiones de Howard. Unas 20 entradas en total.

- Muchas gracias, revisaré los ejemplares en papel, si no les importa.- Dijo, mientras leía las fechas de los periódicos en el papel.
Tras esto, se dirigió hasta una mesa de la hemeroteca, y sacó su estilográfica y su inseparable libreta de apuntes. Dando a entender, que no se molestaría, o bien no podía hacer el esfuerzo de buscarlos él mismo.

Y con un quejido de viejo, se sentó en una de las sillas.

Al cabo de un rato, demasiado largo para Howard, demasiado corto para la mayoría del mundo, llega una de las niñas con varios periódicos y los deja sobre la mesa.

Aquí tiene, señor. Espero que encuentre lo que busca.

- Gracias señorita, muy amable.- Tras lo que fué su primera sonrisa desde que entró en la hemeroteca, empezó a leer los periódicos.

Empiezas a buscar y pasas toda la tarde sin demasiada productividad.

Básicamente confirmas que hubo una expedición científica, financiada por la Universidad de Boston y un mecenas anónimo.

La única información que sacas en claro es que se hizo. Ni siquiera encuentras reseñas de cuando volvieron, pero sabes que la celebración de su partida fué en Febrero de 1992.

Te cuesta un poco relacionarlo, pero esas fechas cuadran ligeramente con el 450 aniversario de la llegada de los castellanos a América, y algo te dice que eso es importante...

Howard está algo decepcionado, tras suspirar largamente y quejarse (algo que hace realmente bien). Devuelve todos los periódicos a las recepcionistas. Antes, por supuesto ha tomado apuntes en su libreta.

Tras despedirse amablemente de las dos niñas, mira su reloj de pulsera.

Es casi la hora de ir a cenar.

Calculas que quizá puedas hacer algo rápido a medio camino, comprar algo, tomar un café, etc...

Tras salir del periódico, Howard caminaba pensativo y meditabundo, pipa en boca, pensando en Leslie y hipotetizando sobre quien era el fantasma que la perseguía, y lo más importante porqué la perseguía...