Partida Rol por web

Sigo chillando y llorando hasta que mi padre dice que me calle. Automáticamente pongo mis manos sobre mi boca mientras mis ojos titilan disparando miedo por ellos. ¿Qué narices es esa cosa? Yo venía asustada por una cosa y viene otra aún peor.

-Oh. Dios mío... ¿qué hacemos?-digo mientras me pego instintivamente a mi madre.

Al final cogimos el camino menos seguro, pero por no seguir discutiendo eternamente y seguir fragmentandonos, simplemente guarde silencio y me convencí a mi misma de que aquel ruido que escuchaba, no era mas que engranajes funcionando, por lo que eso seguramente fuera un elevador y no debía preocupar mas tiempo a la familia.

Fui la ultima en ser ayudada por mi hijo. Mientras el resto esperaban arriba, no pudo evitar echar un vistazo al agujero que estaba atravesando, pensando una vez mas si realmente fuera simple ruido de maquinaria, pero al llegar arriba y ver todo aquello, mis ideas parecieron tomar color. Seguramente y a pesar de no entender lo que estaba viendo todo aquello debían ser mandos de control. -Sí, seguro. -Alentaba a mi mente mientras el resto de mi familia exploraba el lugar y yo me quedaba cerca de aquella maquinaria observándola con atención, mientras mis manos las mantenía asidas a las correas de la mochila.

Y solo el grito de mi niña, me puso de nuevo en alerta, por suerte antes de que pudiera ir a buscarla ella volvió a mi, agarrándose fuertemente. -Ya, tranquila hija. -Apoye mi mano ne su cabeza, mientras sollozaba, estaba tan nerviosa como ella, que pudiera a ver visto para ponerla en ese estado. Pero debía mantenerme estoica si quería llegar a una solución pronto.
-Que pasa. -Le pregunte a pesar de tener la mirada clavada al camino de donde venia.

Y entonces la bestia asomo el hocico. -¿Que demonios era eso? ¡SABIA que no debíamos subir, que era peligroso. Por que no insistiría mas! -Discutía conmigo misma mientras aquel ser extraño y aterrador, parecía a ver encontrado a cinco presas fáciles. -¡Dorothy! Detrás de Alex, ahora. -Increpe en susurros a mi hija, esperando que estar detrás de mi hijo sirviera para protegerla, mientras apretaba con mas fuerza a Stacy contra mi, mas por el propio miedo que sentía que por intentar reconfortarla.

-No... no lo se. -Me sincere con ella, intentando sin lograrlo que la voz no me temblara. -Tiene que a ver algo en esta sala que nos ayude a librarnos de él, distraerlo o algo. -No sabia su era hostil, pero desde luego si tenia la suficiente corpulencia, para no ser mas que meras hojas de otoño entre sus patas. -Manteneos callados

Mis ojos buscaban con una necesidad imperiosa algo útil, algo que me diera un indicio de como poder protegernos de aquella cosa, que nos diera un seguro de vida. Esa "habitación" estaba llena de "útiles", solo había que saber cual usar.

yo escribió:

He usado una frase tan genérica porque de mis Aspectos cualquiera de ellos creo que puedan servir:

REF X X X O O O O O O O Mirada atenta
VOL X X X X X X O O O O Superviviente
INT X X X X O O O O O O Creativa

Pero no tengo muy claro como.

Sentía que finalmente había perdido toda cordura, que no volvería a ver a Catherine y que no había forma de salir de esto, que estaban condenados a morir aquí o algo peor por los pecados que habían cometido o simplemente por no ser mejores, o por estar en este edificio de mierda condenado e infernal o lo que sea. No importaba realmente, porque con su juicio perfectamente roto producto del cansancio y la desesperación más los traumas hicieron que, al llegar Stacy y luego esa bestia persiguiéndola, sus fusiles se cortaran y quemaran por completo, tomando la decisión entonces que debería con los últimos atisbos no de mente, sino de corazón que tenía. Tomó aire y declaró.

- Papá, ayuda a los demás a bajar por el tubo, o que a se dispersen por la habitación. ¡Yo me encargaré de esto!

Sentía que si hacía esto podría lograr algo, que quizá podría acabar de una vez con toda esta miseria, ser útil de alguna forma, incluso poder morir horriblemente y con eso aunque sea poder causarle algo de pena a su madre que le veía como el peor de sus hijos, ya sea por culpa o por genuino sentimiento. Quería cumplir su promesa con su padre además, y quizá incluso con esto podría dejar de lado el odio que marcaba a esta familia y en un acto de heroísmo ciego pero potente redimir dicho sentimiento que les tenía aquí. No esperaba realmente que vencer a la bestia les daría mágicamente la victoria, pero como buen fan de los comics y las películas, últimamente se arrojaría de cabeza al caos. Quería ser un hombre de palabra y justicia, como se supone que defendería en su carrera, y así haría, en el fulgor del combate.

- ¡Ahhhhhhhhhhhh!

Salió corriendo entonces y con el impulso arrojó una muy clásica dropkick desde el aire y hacia una de las rodillas de la creatura, buscando hacerle genuflectar o al menos descender su altura. Si bien no era parte de la lucha grecorromana clásica, contaba de todos modos. Funcionando eso o no, su ideal era o causar que la bestia pusiese atención en él enteramente y luego intentar correr o que, de lograr efectivamente hacerle descender, subírsele y tomarle con piernas y brazos para hacerle una llave, sometiéndole desde arriba e incluso haciéndole caer contra el piso.

Estab acojonada, para que iba a negarlo y cuando mi madre me dijo que me pusiera detrás de Álex no me lo pensé dos veces. Por primera vez desde hacía ya bastante tiempo estaba obedeciendo sin rechistar a uno de mis progenitores. Aquella bestia que se acercaba directamente hacia nosotros parecía ser indestructible, aparte de ser inmensa a mis ojos, todo su cuerpo era tan repulsivo que sólo pensar en tocarlo me daba náuseas y aquella boca... Me estremecí agarrándome con desesperación a la camiseta de mi hermano, buscando inocentemente un cobijo que estaba muy lejos de ser real. Aquel animal o lo que fuera, venía directo hacia nosotros con el simple propósito de acabar con todos. ¿Acaso eso mismo le había pasado a otros habitantes del edificio y por eso habíamos visto restos de sangre y carne?

No me lo podía creer, no podía ser real todo lo que estaba sucediendo y, si de verdad era real, ¿porqué cojones le pasaba a ellos?

A pesar de tener agarrado a Álex por la camiseta, ni siquiera fui consciente del movimiento alocado que hacía hasta que no sentí cómo, sin difiicultad alguna, se soltaba para enfrentarse con aquella bestia.

—¡ÁLEX NO! —Grité con todas mis fuerzas mientras sentía la deseperación ganando terreno al miedo.

Miré hacia todas partes, buscando la manera de poder ayudar a mi hermano ya que, por la fuerza, sería imposible. Álex me había entrenado pero sólo para defenderme de posibles agresores en la calle y cosas por el estilo, no para enfrentarme a monstruos salidos de nuestras peores pesadillas. Vi todos esos raros aparatos e, inocentemente, lancé una pregunta al resto de mi familia.

—¿Habrá electricidad aquí? —No tenía muy claro si todos aquellos aparatos, así como las puertas, se movían gracias a la electricidad o algo parecido. La Física no era precisamente mi asignatura preferida—. Podemos arrancar cables e intentar electrocutar a esa cosa.

Ni siquiera me planteé que pudiera estar proponiendo una estupidez, tenía que salvar a mi hermano y, de paso, salvarnos todos.

Aenas le dio tempo a señalar el hueco por el que habían subido cuando todo se precipitó. Joanna, siempre acertada Joanna, quería buscar algo para distraer a la bestia, cuando Alex se lanzó como un loco contra aquella quimera.

-¡NO!

Ted extendió el brazo en dirección a su hijo con los ojos desmesuradamente abiertos. Instintivamente corrió tras él; no podía dejarlo solo en ese momento. Pero era dolorosamente consciente de su mala forma física. Así que se desvió un poco a la izquierda y comenzó a gritar y a hacer aspavientos. Por alguna absurda razón, recordó un documental que había visto la semana anterior sobre los combates con toros que había en algunos países europeos, y adoptó algunas de las poses y jaleos de los... ¿toreadores?

-¡Aja, bicho, aja! ¡Ho, a mí, pedazo de mierda!

Tal vez aquello atrajese la atención de la bestia lejos de su hijo y de su familia, y le daba unos segundos preciosos para examinarla más de cerca, y buscar un punto débil... Tenía que tenerlo... Y a él se le daba bien buscar esas cosas...

Todo se estaba convirtiendo en una locura. Una gran locura. Por un lado estaba el hecho de la fascinante historia que estaban viviendo en aquel lugar extraño al que habían llegado desde el apartamento en el edificio Dakota, y por otro, que sometida a una situación de supervivencia, la familia Krammer había optado por ayudarse mutuamente. Todos sus miembros eran piezas llenas de aristas, con manchas oscuras en su interior, pero estaban creando una sinergia especial a pesar de todo.

La escena actual parece dilatarse en el tiempo, y los segundos se estiran como el queso de la pizza que cenasteis ayer en el hogar, cuando el mundo era el que creíais que era. El animal camina con un inquietante paso lento, y enfrente, Alex aprieta los puños y cubre a su hermana.

Casi al mismo tiempo, Ted se desmarca por un lado y hace aspavientos a aquella monstruosidad de varias mandíbulas, lo que hace que ahora fije su mirada en él, perdiendo de su ángulo de visión al joven Alex, que aprovecha la situación para abalanzarse sobre él como está acostumbrado a hacer en sus prácticas de lucha del instituto cuando su adversario se desconcentra una décima de segundo. El joven da un increíble salto y propina una patada al animal, que trastabilla un poco, y entonces usa su espolón de cola casi al mismo tiempo que recibe la patada para arremeter contra Ted, que es quien tiene más cerca. La cola describe una parábola y hace un arañazo en el brazo izquierdo de Ted. Podría haber sido más grave, a juzgar por la potencia de ese apéndice, pero el ataque de Alex molestó la precisión del monstruo contra Ted.

Te llevas un instante la mano derecha a tu brazo izquierdo, aunque por fortuna sólo parece un roce. El mismo que te podría haber hecho una rama de árbol en Central Park o las uñas del perro de tu compañero de gabinete Peter Falks en Clark, Duncan & Pinewood, cuando os invita a una barbacoa en su jardín y su mascota os saluda tan efusivamente que acabáis arañados. Lo que te hace fruncir el ceño es el leve cosquilleo que recorre tu brazo. No es demasiado molesto, pero parece haberse quedado entumecido.

Tu cerebro, acostumbrado a improvisar de manera solvente en los juicios cuando los fiscales u otros abogados se las dan de listillos, y aprovechar cualquier atisbo como un activo de valor en una defensa, entra en funcionamiento porque has percibido algo llamativo. La bestia que tienes delante parece ser atraída por el movimiento. Mientras agitabas tus brazos ha parecido que todo desaparecía y sólo se fijaba en ti. El problema, claro, es qué podéis hacer contra un ser recubierto de esa coraza dura como una armadura medieval...

Todo se precipito cuando Alex decidió atacar a aquella cosa del tamaño de un oso sin ojos... -¡¡OJOS! No tiene ojos, al menos a simple vista, ¿Entonces como nos ve? Era podría ser la respuesta a todo aquello.

-El ruido, ¡Tiene que ser eso! -Grito en alto, cuando los hombres de la familia Krammer empezaron a luchar contra aquella criatura, siendo Ted quien recibiera el primer golpe. Y casi se me sale el corazón del pecho al verlo sangrar del brazo. Rápida y sin perder un solo segundo observe como en el centro de la habitación había algo parecido a un rotor y si fuera un motor de verdad debería hacer un indescriptible ruido que con suerte llamaría la atención de aquella criatura dándonos la oportunidad de huir de allí o matarlo incluso a su contacto, quien sabe que podría hacer esa cosa. ¿Pero donde estaban los mandos?

Gire mi cabeza para ver aquella otra cosa de color celeste, con suerte seria algún tipo de panel de control, así lo pensé al estar centrada con el rotor y el resto de maquinas a los lados y es por esa misma razón que solté a Stacy para correr hacia la maquina y tocarla, buscando ese liquido negro aceitoso en alguna de su partes o buscar algo parecido poder operar con las simples manos.

-¡Stacy, Dorothy! Ayudarme, tenemos que encender ese motor del centro, esa cosa no tiene ojos, tiene que guiarse por sonidos o vibraciones, tenemos que hacer suficiente ruido como para distraerlo o alejarlo. -¡Ted ni se te ocurra morirte!

Quiero gastar Drama, supongo que mirada atenta/atenta a los detalles. Para intentar activar el rotor ese y rezarte para que el bicho cambie su objetivo de nosotros.

Lo miraría en lo que pienso puede ser una pantalla de control que es esa maquina que dibujas en azul en la estancia. Y si no lograra nada, iría corriendo hacia el rotor en busca de poder conectarlo.

En un primer momento y una vez pasada la paralización que había sufrido todo mi cuerpo al ver a aquel monstruo, mi intención era ayudar a mi padre, algo impensable hacía tan sólo unos instantes y, sobre todo, a Álex. No sabía cómo, pero algo tenía que hacer. Quizás mi idea de los cables no fuera mala pero tampoco es que tuviera mucha idea de qué buscar y cómo iba a usarlos.

Estaba a punto de tirarme de cabeza también en la pelea cuando escuché a mi madre. Giré mis ojos hacia ella antes de volver a centrar mi atención en ese Frankenstein animal. Claro, tenía razón, la bestia había ido directa hacia nosotros cuando escuchó los gritos de Stacy y luego había ido hacia mi padre cuando comenzó a pegar voces. Desde luego mi madre era la cabeza pensante de mi familia.

Si rodeábamos al extraño animal gritando todos quizás consiguiéramos aturdirle de alguna manera y eso le daría tiempo a mi madre para buscar lo que fuera que estuviera buscando para encender el aparato ese. Así que, sin pensármelo dos veces, fui junto a mi hermano y mi padre, a cuyo brazo herido no quise mirar por si no me gustaba lo que veía, y empecé yo también a gritar.

—¡Eh cabrón, por aquí! ¿A qué no puedes con todos a la vez? Venga, venga... Atrévete a hacernos daño ahora. —Aunque me estaba comportando de una forma muy valiente, la verdad es que distaba mucho de sentirme así, sobre todo cuando tuve al animal algo más cerca. Pero ahora no podía echarme atrás y me di cuenta que mis padres tenían razón, algo que me jodía bastante reconocer, teníamos que permanecer juntos—. Venga Stacy, únete tú también. —Esa vez mi voz sonó un poco más chillona porque empezaba a ponerme nerviosa por el miedo que empezaba a tomar de nuevo el control dejando atrás mis agallas anteriores.

El plan toma forma en tu cabeza, pero a pesar de examinar con tiento aquellos objetos que te rodean, no adivinas cuál puede ser la manera de manipularlos. Por instinto, buscas una superficie negra, como la que te permitió abrir la puerta y acceder a la "sala de observación", sin embargo la máquina con los extraños cubos no dispone de nada parecido. No tienes tiempo de ponerte a buscar botones o interruptores por todo el lugar, y la idea de Ted sandrando, aunque sólo sea un rasguño, te enerva. Tienes que pensar otra cosa. Rápido.

Estaba tan asustada que no entendía qué estaba ocurriendo hasta que mi amdre explicó rápidamente la razón por la que había salido corriendo. Es cierto que el bicho no tiene ojos. Dorothy, como siempre, siendo más espabilada que yo actúa rápido y se une a papá y a Alex. Me chilla que me una. Así que sin pensarlo voy hacia allí por uno de los flancos en los que no estén ninguno de los tres y comienzo a lanzar ese chillido que antes le ha llamado la atención. Un sonido que, espero, sea tan agudo que le obligue a girarse hacia mi dándole a Alex la oportunidad de volver a hacerle daño. 

"Al menos espero que lo entretengamos lo suficiente para que mamá pueda hacer lo que tiene en mente" pienso mientras chillo como una niña histérica.

No sé si será un animal normal, si responderá como los animales salvajes a la presa más débil, pero debo intentarlo y sé que de todos la más asustada debo ser yo, así que debo soltar un olor a miedo terrible que empeñará las fosas nasales de ece bicho... si es que las tiene.

-Aaahhh... ¡Esto escuece! -dijo Ted, agarrándose el brazo. No era una herida profunda, sin embargo, y se animó enseguida viendo a toda la familia lanzada para salvarse. -¡Es el movimiento lo que lo atrae, creo! No el ruido, sino el movimiento... Bajó el tono y empezó a moverse más despacio progresivamente, poniendo a prueba su propia teoría, flexionando las piernas y bajando los hombros hacia delante, pasándose la lengua por los labios, con el atizador por delante.

-Alex, las chicas lo van a distraer, intenta... intenta... Voy a atizarle con esto -terminó diciendo, acercándose sin perderle la cara al bicho, buscando alguna parte blanda (que por el momento era tan sólo la boca, y tal vez el cuello, pues recordaba a su congénere degollado en el piso inferior).