Partida Rol por web

A veces, la gente necesita esperanza, especialmente cuando se enfrenta al odio y la destrucción. Si les damos esperanza a esta gente, puede que ellos sean capaces de darsela a otros.

La mejor opción será eliminar estas dos torretas. Carr, creo que deberemos centrarnos todos en el nuevo objetivo. Mientras el Profanador nos da esos segundos debemos aprovechar al máximo nuestras posibilidades. Gorek y yo nos dirigiremos a la torreta inferior, Carr, Jarik vosotros podeis encargaros de la torreta superior. Cuantos más seamos disparando mayores seran nuestras probabilidades de éxito.

Lady Haegis ¿como va su caza?. Si ha conseguido estabilizarlo aquí sería de gran ayuda. Si aún es vulnerable al campo de tracción será mejor que se dirija hacia un objetivo secundario.

El maestro Tormak no era amante de dar órdenes a la gente. Su voz revelaba una sugerencia más que una orden, pero la situación era desesperada y apremiaba a tomar pronto una decisión.

Jarik respondió rápidamente a Tormak.
- No podemos poner todos los cazas para este nuevo ataque y dejar desprotegido al Primarca o al caza TIE. Lo mejor sería encargarnos Tormak y yo de las torretas, Gorek y Junn que den cobertura al Primarca y al TIE, mientras Hek Onwee y el capitan Dante se preparan para organizar la tormenta si nosotros fallamos.
Independientemente de que los demás estuvieran de acuerdo o no, Jarik ya sabía que le tocaba una de las torretas. Algo lógico pues había sido uno de los primeros en tener dudas de esa táctica.
- R2, quiero que prepares el caza; la mayor parte de la energia será para los escudos delanteros y los laterales, los traseros serán para cuando nos alejemos. Los láser deja energia para algunos disparos pero no desvies mucha hacia allí, harán falta para los motores y los escudos o no podremos romper el campo del Profanador.
- beep bep boop.
- Sí tengo un plan; igual que si atacarámos una fragata lancero pero en vez de disparar otros, lo haremos nosotros. El objetivo será la pirámide superior y quiero que establezcas un cono para aproximarnos a el y cuyo vértice es la pirámide. Quiero bailar de forma aleatoria dentro de ese cono, para poder acercarnos y disparar.
- boop bep.
- Sí, no será fácil pero al ser un androide quien haga las maniobras dentro de ese cono es posible que no sean capaces de averiguar los movimientos del caza. Vamos preparáte que habrá que entrar en seguida. No queda mucho tiempo.

El miedo es uno de los caminos al lado oscuro. Miedo era el sentimiento de los Jedi al poder en bruto de la tormenta, a la destrucción primaria que Dante podía desencadenar sobre el Profanador. Aquella era la mejor opción, pero en su ceguera debían actuar como un equipo, dejando al lado orgullos personales.

- Aquí Lady Hagedis, mi nave aun necesita un tiempo para recalibrar sus sistemas, cubriré al Primarca mientras Lord Primus utiliza su técnica. En última instancia apoyaré en la brecha si necesitan más de un impacto para destruir esos generadores. -

Cerró la comunicación y aceleró a máxima potencia hasta situarse en la órbita del Primarca, la nave automatizada continuaría su rumbo, pero Dante tendría que usar una concentración formidable para anular ese escudo de protección, cualquier interferencia tecnológica era extremadamente complicada, aun peor si se trataban de dispositivos alienígenas capaces de alterar la gravedad.

Dante liberó su técnica inesperada sin previo aviso. Como un aullido de dolor las corrientes de la fuerza se retorcieron, plegadas ante la rabia incontrolable que consumía a ese hombre por dentro. Para todos los presentes sin excepción ninguna la sensación fue como si mil guerras se hubieran desatado y resuelto de golpe, había tanto dolor, tanta ira y tanto sufrimiento que era imposible concebir como ese hombre mantenía su sano juicio.

La oleada de odio invadió el singular campo de batalla a toda velocidad, algunos cazas sith se dispararon entre ellos y los restos de la flota corporativa abrieron fuego sin puntería alguna. El sentimiento de odio se extendía como un tumor, nublando el juicio de aquellos con voluntad débil y desencadenando una respuesta totalmente hostil.

Incluso con el entrenamiento que habían recibido fue necesario apelar a toda la fuerza de voluntad para no lanzarse locamente contra el enemigo más cercano, la misma Lady Hagedis, acostumbrada a las potentes emociones del lado oscuro se vio obligada a refrenar su rabia para no volverse por completo un animal sediento de sangre.

Semejante torrente de emociones tenía sus efectos pertinentes, el vuelo del Profanador se vio súbitamente interrumpido cuando potentes descargas de energía comenzaron a extenderse por su casco de momento intacto. Ni siquiera su campo de gravedad podía desviar las ráfagas de poder en bruto del lado oscuro, que poco a poco fueron aumentando su frecuencia hasta invadir por completo la superficie de aquella nave, colapsando por unos breves segundos el singular campo de protección, por primera vez en siglos el Profanador era vulnerable a los ataques.

- Aquí tienen su oportunidad, no la desaprovechen. -

Hacía tiempo ya que su padawan había dejado de ser tal para convertirse en un caballero jedi. Aunque, para la orden jedi fuera siendo el padawan del maestro Tormak, a los ojos del maestro había dejado ya de serlo, aunque eso no significaba que su vínculo se cortara. Sólo estaba evolucionando. Pero aún faltaba una cosa, debía superar una última prueba, una prueba que enfrentaba a un jedi contra todos los miedos: el miedo de enfrentarse a su peor enemigo, el miedo de fallar en una misión, el miedo a decepcionar a alguien... Cuando un padawan conisgue superar todos sus miedos es precisamente cuando está preparado para convertirse en un auténtico caballero jedi. Y Gorek estaba preparado. 

Jarik recibió la energía desatada por Dante, y por un momento estuvo incluso tentado de usar el caza como un suicida; por suerte o más bien por la Fuerza consiguió refrenarse utilizando primero una técnica jedi para relajar y de seguido una técnica del lado oscuro para asumir todo ese odio y utilizarlo en su provecho.
R2, esa es nuestra señal. Máxima potencia a los motores.
R2 sabía que no se podía esperar y sin dar ningún pitido de confirmación se lanzó contra el Profanador usando la estrategia ideada por Jarik; mientras este usaba la Fuerza para calcular el mejor momento para disparar, si podía intentaría hacer lo mismo que la vez anterior tanto el arma especial como un misil; y también para mantener la nave intacta, intentando preveer los disparos para recalibrar los escudos o los cambios de velocidad.
Aún a pesar de la técnica del capitan Dante, la jugada era peligrosa. El rayo de tracción aún funcionaba aunque no estuviera a plena potencia, lo que obligaba a sacar el máximo provecho a la velocidad y maniobrabilidad del caza X. En cuanto a la estrategia Jarik había visto combates de cazas y estudiado de los videos de los mejores; lo que él hacía era una variante de un caza X acercándose a una fragata Lancero. Sabía que esto era más peligroso, pero tenía a la Fuerza de su parte, y un andriode que había dado muestras de una gran capacidad para salir de momentos casi desastrosos.

Era el momento de dejar a otros cumplir su parte. Carr observó el Profanador en la distancia, una masa de metal y maldad perfectamente ensamblado con el reverso tenebroso de la Fuerza. El caballero se aprestó a mantener la formación en su nuevo cometido. Las naves que no se organizaban en el resto de escenarios de la batalla estarían dispuestas a aprovechar cualquier punto débil en sus filas.

Se situó junto a Tormak para establecer contacto visual. Sabía que el maestro agradecería una muestra de apoyo. El zabrak sonrió a la cabina de su compañero y saludó informalmente con una mano. Luego se separó para mantener una formación abierta de batalla. La contención había llegado. Lo peor de un gran enemigo era el momento en el que éste se sentía más amenazado.

La muerte enrabieta a cualquiera.

El tiempo pareció detenerse en los escasos segundos que Gorek y Tharen necesitaban para lograr el tiro limpio a las torretas del Profanador. Sus minúsculos monoplazas eran casi invisibles cuando eran enfocados con la superficie blindada de la nave Sith por el fondo. Apenas era un segundo donde necesitaban ejecutar el mejor disparo en combate naval de sus vidas.

Gorek desvió sus escudos junto con la potencia de todos sus sistemas a estribor descendente. Forzando hasta el límite el motor del A-Wing su pequeño caza se lanzó directo hacia aquel horror tecnológico que los recibía vomitando todo su mortífero arsenal de destrucción. El rayo tractor era demasiado lento para atrapar a la pequeña nave en arriesgada curva. Convirtiéndose en el primer caza en varios siglos en acercarse tanto al casco reforzado del Profanador.

Por un momento parecía que el padawan estaba dispuesto a estrellar su nave contra la estructura alienígena, ya que su nave no dejaba de acelerar directamente hacia ella. Si intentaba corregir en el último instante su trayectoria lo más probable era que se estrellara.

Nada cambió la determinación del muchacho, que no disparó hasta poder ver bien cerca con sus propios ojos el blanco. Todos los misiles segadores de la nave se vaciaron al unísono, desencadenando una concatenación de explosiones que reventó por completo la torreta estructural del Profanador. La potencia de la explosión acompañada de un súbito cambió en la trayectoria del caza provocó que la nave saliera repelida de los alrededores del Profanador. El muchacho había perdido el control de su monoplaza y posiblemente estaría aturdido por la explosión, pero había logrado lo impensable, la bestia había sido herida.

Jarik Tharen inició su maniobra de ataque. Recorriendo un imaginario cono invertido cuyo vértice era la torreta de protección del Profanador. La mayor parte de la energía estaba desviada al escudo frontal y lateral, quedaba el remanente necesario para disparar el armamento y mantener la velocidad. Algo que necesitaba para bailar entre la tromba de disparos que los Sith usaban para cubrir su última defensa.

Sus movimientos experimentados esquivaban el fuego enemigo con facilidad. Demasiada facilidad... el caballero gris lo comprendió demasiado tarde. Por mucho que cambiaran su curso el límite de su descenso estaba fijado, los Sith habían adivinado el imaginario cono disparando a los bordes viendo como las maniobras descendentes del caza se hacían cada vez más cortas.

El rayo tractor atrapó al caza con facilidad. Atrapado en semejante campo de gravedad Tharen apenas disponía de tiempo para reaccionar cuando sus computadoras pitaron advirtiendo el fuego enemigo. Sus ojos vieron el destello violeta del cañón de neutrones cuando el haz de radiación letal envolvió por completo su nave.

Aquel arma ignoró los escudos y el blindaje exiguo del Ala-X, Jarik sintió la radiación mortífera invadir su cuerpo y la sensación fue como si cada célula de su cuerpo estuviera siendo asesinada en un millar de punzadas ardientes.

Intentó concentrarse en su entrenamiento, en un esfuerzo final por detener aquel ataque antinatural. Pero todo transcurría tan rápidamente que era incapaz de centrar sus pensamientos. El dolor continuó extendiéndose y solo el hecho de andar el camino invisible entre la luz y las tinieblas le salvó de morir ante esa fatídica arma.

Antes de perder la consciencia Tharen desvío toda la energía de los escudos y los estabilizadores a los motores. Las defensas del caza no servían y era energía desperdiciada. R2-T4 pareció entender las intenciones de su amo y abrió fuego sin dudarlo. El plasma incinerador redujo a cenizas la torreta Sith con una simple descarga. Con su cometido hecho el singular androide desvió toda la energía restante a los motores, manteniendo únicamente el soporte vital activado. Los estabilizadores del caza reventaron por el tremendo pulso con el rayo tractor, pero se llevaron victoria, alejándose en un vuelo caótico y enloquecido de aquel asesino de metal ennegrecido.

Cesada la tormenta estelar el Profanador flotaba con su casco y orgullo herido, desprovisto de su potente campo de protección y privado de su orgullo. Por primera vez sus tripulantes comenzaban a dudar de su aparente superioridad.

Jarik inconsciente no se dió cuenta de lo que sucedía. Tan herido como había quedado no había podido introducirse en un estado de curación jedi y tendría que esperar para recibir cuidados médicos.

Pero el androide sabía lo que tenía que hacer, puso los motores a plena potencia y se alejó del Profanador en dirección al Primarca. Los escudos traseros funcionaban y les puso algo de energía por si decidían intentar acabar con ellos.

A la vez que se alejaba, dió un aviso de emergencia al Primarca indicando tanto el estado del piloto como de la nave.

Habían conseguido dejar desprotegido el Profanador, y evitado la posibilidad de que los sith descubrieran la puerta estelar por la tormenta de la Fuerza pero a cambio, estaba a punto de perder la vida uno de los miembros del grupo.

Tormak había desviado una cantidad importante de energía a los motores para llegar cuanto antes al Primarca. A veces, inconscientemente, Tormak miraba atrás fugazmente, para ver como Gorek se enfrentaba a su misión.

Debía alejarse del muchacho, su presencia perturbaría su concentración. El muchacho había aprendido suficiente como para sentir la presencia de su maestro casi en todo momento. Debía enfrentarse a esta misión solo, con la fuerza como único aliado. Sólo así la voluntad de la fuerza, canalizada a través de la sabiduría del muchacho prevalecería ante semejante horror sith.

Tormak había llegado a su destino, cuando Jarik y Gorek hubieran finalizado su cometido, los sith verían que no son invulnerables. Este efecto sorpresa era tan importante como la pérdida misma del profanador.

El maestro no tuvo que esperar mucho tiempo. Gorek primero y Jarik después, consiguieron destruir sus objetivos con una determinación admirable. Pero ambos habían sufrido las consecuencias de este hecho. La pequeña perturbación en la fuerza creada por Dante enturviaba la percepción de los senderos de la fuerza, pero el maestro jedi estaba entrenado para separar las hebras del lado oscuro, pudiendo incluso percibir la fluctuante luz de Jarik entre el caos desatado por el lord sith. Estaba herido, pero su androide asumiría el control de la nave sin problemas.

La luz de Gorek brillaba como una estrella que intenta hacerse un lugar en un firmamento cargado de nuves. El muchacho había intentado una maniobra muy arriesgada y había quedado inconsciente por la explosión. Su monoplaza parecía vagar a la deriva a gran velocidad, una presa fácil para los cazas sith. Sin embargo, ahora estarían sorprendidos por la explosión. Apenas se fijarían en dos pequeñas naves emerger de su orgullo espacial. Sin embargo Dante daría pronto la orden de disparar contra el profanador y, ante la deflagración subsiguiente no podría escapar.

El maestro era consciente de lo que sucedía a su alrededor. Aún así, interrumpió por unos momentos su concentración en el espacio que rodeaba a su monoplaza para centrarse en la nave de Gorek.

Despierta Gorek. Tu misión aún no ha terminado. Siente la fuerza a tu alrededor, deja que ella te guíe de vuelta. Despierta Gorek...

Su vínculo con el muchacho era poderoso, podía contactar con él fácilmente, la fuerza fluía entre maestro y aprendiz con facilidad. Aún así, no pudo mantener la conexión mucho tiempo. El muchacho debía actuar rápido...

Una vez herida la bestia se revolvió contra sus agresores, ciegos de odio los artilleros del Profanador abrieron fuego hacía la única nave que por el momento osaba plantarles cara. Los cañones brillaron como una estrella vomitando su letal radiación de neutrones.

El haz violeta salvó la distancia entre las naves en menos de un segundo, hasta estrellarse contra el casco del Primarca. Ni siquiera su improvisado campo de negación podía suprimir por completo la salva de radiación mortífera. Toda la nave brilló con un fulgor del mismo color a medida que la descarga se extendía por la superficie. Ni una sola luz de la nave logró mantenerse operativa a medida que la vida era aniquilada por el armamento alienígena.

Cada bando se detuvo esperando el resultado, aquella nave de Tarsonis flotaba inerte en el espacio sin que hubiera manera de conocer el destino de su tripulación. La flota corporativa y los pequeños monoplazas miraban expectantes al enorme ataúd de metal rogando que todo no se hubiera terminado tan bruscamente.

Todo parecía perdido, pero en ese mismo instante el Primarca volvió a la vida como el mítico fénix de la leyenda. Sus cañones de plasma se iluminaron devolviendo el fuego enemigo a una tripulación que no podía comprender el por qué una tecnología infalible les había fallado en el instante más preciso.

Los potentes disparos abrieron la primera brecha en muchos años en un casco construido para ser virtualmente invulnerable. Con una herida abierta y sangrante en el enemigo la esperanza sacudió a la flota corporativa que abortó toda maniobra de fuga, quedándose a luchar con el propósito de vengar a todos los compañeros que hubieran perecido a lo largo de la contienda espacial.

Se había decidido la batalla, con el buque insignia herido la confianza de los Sith empezó a desvanecerse hasta que fue su turno de iniciar las inútiles maniobras de escape, pues la Fragata CC-7700 seguía operativa y con su pozo de gravedad toda huida del sistema se convertía en empresa casi imposible.

Lo ocurrido después se relataría como una verdadera masacre espacial, la flota Sith fue aniquilada por completo, cobrándose grandes bajas en la escuadra de combate corporativa que se vio obligada a calcular un salto y retirarse hasta el sistema colonizado más próximo para atender al increíble número de heridos que tenían entre sus filas e iniciar las reparaciones de las escasas naves que se mantenían en pie.

El monoplaza de Jarik Tharen volvió a los hangares del Primarca, manejado con increíble precisión por el pequeño androide astromecánico. Mientras que por Gorek, despertado una vez más por el vínculo irrompible de maestro y aprendiz logró estabilizar el vuelo alocado del caza y dirigirlo entre la tormenta de disparos a la esclusa por la que había salido del Primarca.

La frecuencia de comunicaciones se abrió una vez más, hacía escasos segundos que la última nave corporativa había saltado al hiperespacio tras emitir un mensaje de agradecimiento por todas las frecuencias disponibles.

- Por el momento se ha terminado. No importa cuantas naves envíe la República posteriormente, sin el Sr. Junn están ciegos a la Puerta Estelar. Sin embargo tenemos otros problemas ahora, Jarik Tharen está herido de gravedad.

Necesitaremos la pericia del Maestro Jedi para salvar al Sr. Tharen. -

- Entendido, Dante. Tenemos aún mucho que hacer. Tormak - llamó el zabrak -, un aliado te necesita.

Procuró restar importancia a los hechos con el tono de sus palabras. Manejó la nave con cuidado, pero con la certeza de saber que sólo por el grosor de un grano de arena viridiana habían salido de aquella con vida.

El caza llegó al hangar y se posó con suavidad. El jedi descendió con cuidado, porque detestaba profundamente aquel piso tan teñido del reverso tenebroso. A cada paso sentía como si quisiera succionarle. Intentó no prestarle atención. Había cosas más importantes. Fue a ver a Jarik a la enfermería, para asegurarse de que el maestro jedi estaba en camino y comprobar la situación del usuario de la Fuerza que no decidía el objetivo de sus acciones.

- Vamos, Jarik. Esto aún no ha terminado. Por cierto, - añadió antes de salir de la enfermería - quizá nos hayas salvado la vida a todos.

El zabrak llegó al puente desde el pasillo principal, donde imaginaría que se encontraría con Dante. Al verlo, no varió su expresión. Hacía tiempo que había decidido no juzgar a aquel individuo. No sería bueno para la misión.

- Tenemos que pensar en ir adentrándonos en la puerta, Dante. No podemos esperar más ataques ni intromisiones. En cuanto Tormak haya podido sanar a Jarik, recomiendo que empecemos.

Tormak había estado concentrado en la nave de Gorek, la mayor parte de su atención se había posado en el muchacho...

Gorek despertó a tiempo y su caza emergió de la brillante deflagración que cegó a los combatientes por unos segundos. La voz de Carr sin embargo captaría ahora la atención del maestro jedi.

Cita:

Jarik Tharen estaba herido. Había salvado muchas vidas este día con su acto heroico. Ahora le tocaba a Tormak salvar su vida.

Puso rumbo rápido hacia la nave de Dante para atender a Jarik lo más rápido posible. 

Cada presente retornó a la nave en mejor o peor estado. Tras el caos del combate espacial reinaba un silencio agobiante en los interiores metalizados del Primarca. La larga sombra de la angustia empapaba cada corredor tras conocer el crítico estado de un integrante.

La enfermería del Primarca tenía un fuerte corte militar, con un equipamiento muy envidiable, cinco tanques de bacta se ocultaban en un lateral, con algunos androides médicos automatizados integrados en el sistema de enfermería. Había un amplio dispensador de medicamentos además de mesa quirúrgica para las intervenciones, el fuerte olor del desinfectante impregnaba cada rincón de la estancia en donde dos cuerpos reposaban inertes.

Jarik Tharen estaba tumbado en una camilla de seguimiento, sus constantes vitales estaban monitorizadas e incluso cualquier persona carente del más mínimo conocimiento de la medicina podía averiguar por esos valores y luces de advertencia la crítica situación que atravesaba el caballero gris.

El aspecto de la piel era macabro, se había vuelto pálida mortecina y estaba fría al tacto con arrugas propias de una edad avanzada, su aspecto distaba mucho de un hombre jovén y en su lugar parecía un anciano demacrado por los reveses de la vida. Fuera lo que fuera ese arma los resultados en un ser vivo eran desoladores.

No muy lejos Erianne tapada con una sábana hasta el cuello reposaba inerte sobre un féretro metálico. Todas las constantes vitales estaban a cero y ni siquiera un resto de la fuerza se vislumbraba en su cuerpo inmóvil. Pero a diferencia de Tharen la expresión de la Jedi era plácida y cálida, no había signos de dolor ni sufrimiento alguno, muriera como muriera lo había hecho en absoluta armonía.

Tormak hizo aterrizar su nave en el hangar del Primarca y salió de un salto, corriendo hacia la enfermería. Jarik se estaba debatiendo entre la vida y la muerte y esta batalla era, sin lugar a dudas, la más difícil de su vida.

Con la mayor brevedad posible llegó hasta las puertas de la enfermería, las abrió y se dirigió hacia el cuerpo de Jarik Tharen. Sin embargo, sus pasos se detuvieron durante un segundo. Vio a Erianne, en un féretro metálico. El corazón del maestro jedi dio un vuelco. Recordó en unas décimas de segundo todo lo que había vivido con esa joven. Sintió la necesidad de acercarse a ella, de verla más de cerca, de preguntar qué había pasado... pero no podía, no antes de salvar al caballero de esa horrible muerte.

Así, se acercó de nuevo a Jarik y examinó su situación. Estaba demacrado y su aspecto no era propio de un hombre de su edad. Había sufrido en su interior lo que nadie en este mundo está preparado para resistir. Pero aún había esperanza. La voluntad de Jarik era fuerte y no se quiebra a un caballero como él fácilmente.

Éste es el poder de los sith, el poder de la muerte y el sufrimiento. Pero la muerte y el dolor no son nada sin la vida y la esperanza. Éste no ha sido un acto de poder, ha sido un acto de desesperación de un alma condenada por el universo.

No miró a nadie. Posó las manos sobre el cuerpo del caballero y cerró los ojos. Se concentró en las corrientes de la fuerza que afloraban del caballero, débiles hilos ni brillantes ni oscuros, que recorrían su cuerpo y lo anclaban débilmente a la vida. Tormak debía fortalecer estos hilos para recuperar la salud de Jarik...

El TIE modificado en el que viajaba la Bruja entró suavemente en el hangar del Primarca y realizó de un modo impecable las maniobras necesarias para que el brazo mecánico sujetara la nave en su posición preestablecida. La fría eficiencia con la que fueron realizadas las maniobras ocultaba la agitación interna que sacudía la bien entrenada consciencia de Xsycissae.

La descarga tenebrosa que había creado Dante era del mismo tipo que ella misma era capaz de crear con relativa facilidad en el tejido de la Fuerza, pero a un nivel completamente distinto. Mucho más focalizada e instrumentalizada, estaba muchos ordenes de magnitud por encima de las salvajes tormentas que ella era capaz de crear y dominar. No en intensidad, ya que ella era capaz de conectar con la Tormenta Primordial que daba forma y mantenía unido al universo, sino en precisión y refinamiento. Ella podía persuadir a la Fuerza primordial, Dante acababa de esclavizarla y dirigirkla como un escalpelo de odio y miedo hacia dónde el quería que se dirigiese.

Dónde dejaba eso su propio poder? Estaba claro que sus habilidades habían sido en cierta forma heredadas del propio Lord Primus; al igual que en ocasiones tenía visiones o ramalazos de consciencia basados en las experiencias del capitán del Primarca y de la propia Darth Lith como si ellos fueran sus padres y hubieran traansmitido su memoria genéticamente hasta ella.

Por supuesto, eso era imposible. Ella pertenecía a otra especie y conocía a todas sus ascendentes hasta la esclava personal de la Dama Oscura, aquella que se enfrentó en combate a Marik Ista. El como llegaron esas experiencias y habilidades a su esencia son un secreto que aún rehuía su excrutinio.

Mientras bajaba del TIE y se dirigía a la enfermería, sus pensamientos refinaron por fin la cuestión más perentoria que debía resolver a partir de lo que había presenciado. Para que era neesaria su habilidad con la Tormenta, si Dante poseía una habilidad a si mismo, mucho más refinada?

Xsycissae entró en la enfermería en último lugar para toparse con el alboroto que se había causado en la misma tanto por la urgencia que requería la sanación del Caballero Gris como el shock causado por la desaparición de la Jedi.

Tras dedicarle una una mirada al cadáver de esta, se dirgió hacia el cuerpo postrado de Jarik, sabiendo, nada más verle, que estaba más allá de lo que ella pudiera hacer por él. - Espero que te puedan salvar, compañero, el destino de todos depende de que todos permanezcamos con vida.

- Afortunadamente, el cadáver pertenece a la Jedi, y no a la Última Descendiente.