Partida Rol por web

X-Wing y Tie Defensor se cruzaron en la maniobra preparada, las computadoras capturaron con facilidad los blancos frontales, demasiados ocupados manteniendo su persecución frenética. Ningún piloto Sith fue capaz de prever la sutil maniobra hasta que sus naves quedaron a tiro directo de los dos veloces cazas.

Jarik Tharen abrió fuego sin dudarlo, su caza comenzó a girar sobre si mismo usando su propio su eje, lanzando una lluvia de fuego imposible de sortear, no obstante al Caballero Gris le costaba distinguir si el peligro venía de los disparos que recibía por detrás o el inminente mareo que le sacudía el estómago. Con la misma sorpresa su caza aceleró a extremos dramáticos en un peligroso arco ascendente, que sus futuros perseguidores apenan podían seguir.

Los disparos del X-Wing impactaron quirurgicamente en el caza que lideraba la formación perseguidora de Xsycissae, la pequeña nave Sith perdió su reactor de estribor estrellándose contra su compañero derecho del ala. La explosión fue desproporcionada para el tamaño de la nave, pero el Tie Defensar ebrio por los tres soles que alimentaban sus motores ya había salido a distancia segura con mucha ventaja.

Por su parte la Tora Naga prestó oídos sordos a la rápida y abundante retahíla de insultos con índole sexual que su compañero profirió refiriéndose a cierto androide, cuyos pitidos parecían más una sonora carcajada que un lenguaje propio.

Una décima de segundo antes de que los sensores mostraran el tiro la Bruja de las Tormentas abrió fuego, los potentes disparos del Tie impactaron en la base de un perseguidor de Tharen, el fuerte blindaje de aquella nave le permitió ignorar varios de los impactos, pero la rápida sucesión de disparos era demasiado incluso para esa tecnología, el piloto ni siquiera pudo gritar cuando el caza explotó.

Tal y como Dante había informado aquellos cazas estaban preparados para magnificar las explosiones que los destruían, los dos restantes perseguidores de Tharen tuvieron que romper por unos segundos la formación para alejarse de aquel brillo cegador. Segundos fatales, pues el X-Wing había acelerado imposiblemente, cobrándose una ventaja muy difícil de remontar.

La Tora Naga habría aprovechado para fulminar a otro perseguidor de Tharen, pero sus instintos le hicieron virar bruscamente cuando las baterías de las naves capitales Sith dispararon muy cerca de su posición. Su presencia comenzaba a hacerse notar, y ahora no solo debían lidiar con los cazas sino que además tendrían que sortear el fuego de cobertura que una de las Fragatas Agonía utilizaba para proteger las Dagas Estelares.

Hek Onwee recalculo su rumbo aprovechando para dar un rápido vistazo a la batalla, los Destructores Victoria abrieron un fuego sostenido contra el ahora vulnerable Erradicador, pero ninguna batería Turbolaser fue capaz de superar aquel extraño campo de distorsión. De las naves Sith, el Profanador y los 3 Devastadores lanzaron una brutal andanada de rayos atrapando a los lentos acorazados en su fuego mortífero, el casco pesado de esas naves fue inservible contra aquel extraño armamento, y el terror de su tripulación fue el único recuerdo que perduraría cuando dos de ellos explotaron.

El plan de Tormak era sencillo, si bien parecía la opción más sensata dada la situación. La cobertura que les daba el Primarca les permitía maniobrar con mayor facilidad que sus adversarios, los veloces motores de los Alas-A no tardaron dar caza a los 4 cazas Sith que terminaban su maniobra en curva para iniciar un ataque descendente en los motores del Primarca.

A una velocidad endiablada Gorek y el Maestro Jedi se cruzaron disparando su arsenal, los pilotos Sith reaccionaron ascendiendo y descendiendo en movimientos diferentes, pero uno de los cazas no fue bastante rápido, recibiendo casi todas las andanadas, su blindaje alienígena no fue suficiente ante semejante volumen de disparos, y reventó en una fuerte explosión que obligó a los pilotos Sith a alejarse por unos segundos de los motores sino querían verse atrapados en la onda expansiva.

La locura de esos pilotos era un cáncer incrustando en lo mas hondo de sus mentes, para el maestro era totalmente perfectible el sadismo incrustado en todas las acciones de esos seres. Cada acto, cada emoción, todo lo empleaban en la consecución de su meta, la cual no era otra que provocar la mayor destrucción posible en las filas enemigas, incluso a costa de la propia vida.

No eran más que desgraciados, o tal vez ignorantes presas de un engaño, seres sin nada que perder, lo cual no hacia más que volverlos si cabe aun más peligrosos.

Con una pericia envidiable Gorek maniobró entre aquella peligrosa trampa de fuego, el muchacho no dudó ni un segundo antes de disparar los misiles segador que su nave llevaba equipados. 2 ojivas de metal a hipervelocidad se fijaron en un caza enemigo, persiguiéndole de una manera implacable. Sus maniobras evasivas no funcionaban ante aquellos endiablados heraldos de la muerte que poco a poco salvaron la distancia que los separaba, "segando" el caza en dos explosiones anidadas.

Los dos cazas Sith restantes intentaron sus maniobras suicidas contra el casco del Primarca, pero las baterías de la nave disparaban de manera incesante, haciendo la suicida maniobra inviable, los pilotos aceleraron hasta un sector fuera del tiro de las baterías esperando ser reforzados por otros 3 cazas adicionales.

- Maestro Jedi, Gorek, cuatro naves de refuerzo van a unirse a los dos cazas restantes, en 11:55. Esperen a interceptarlos bajo la cobertura de las baterías. Dada la situación preferirán derribarles a ambos para luego centrarse en el Primarca.

Sr. Tharen, cuando termine de blasfemar encárguese de sus perseguidores, otro caza le va a entrar en 3:20 si su trayectoria no sufre mayores variaciones.

Hek Onwee está en el campo de tiro de una Fragata, cuatro cazas salen a su intercepción, vuele hacia el punto 31.001 para que pueda silenciar esa nave. Tengan cuidado, ahora serán objetivos de baterías láser pesadas. -

La batalla del Zabrak era bastante distinta al combate que sus acompañantes libraran en el espacio. En ocasiones el Primarca temblaba, alcanzado por algún disparo que se perdía entre el pesado blindaje de ese monstruo con inteligencia propia. Aunque podía alejar su mente de todos esos sucesos en su fuero interior la cosa era muy distinta.

Ganaban tiempo, para todos, pero en el fondo para él en mayor medida. La Puerta Estelar seguía siendo su más codiciado premio, pero el esquivo trofeo seguía sin aparecer. Aun cuando todos los indicios, todas sus averiguaciones coincidían, cada dato, cada frase apuntaba hacia este sector, y aun así las computadoras no devolvían nada, nada al menos que no supiera que ya estaba allí. Cada dato empezaba a redundar y muy pronto empezaría a ir en círculos sino conseguía sacar algo en limpio de la situación.

Consideraba la situación como un enorme puzzle, un complicado enigma labrado hace siglos, y escondido por la intervención de la calimidad, y quien sabe si el capricho de poderes Ancestrales e incomprensibles para las mentes actuales. Todo se había ido completando poco a poco con el tiempo. Pero la última pieza del rompecabezas, la meta final de su búsqueda se negaba a aparecer. Fuera lo que fuera, algo pasaba por alto.

Los nervios no le ayudarían, ya bastante tenía con su impaciencia habitual. Con pragmatismo el Zabrak se obligó a si mismo a serenarse, su mente fue recordando viejos acertijos, enigmas y adivinanzas que en sus muchas idas y venidas había aprendido en los distintos rincones de la galaxia. Sabía que para ocultar algo, dejarlo a simple vista podía ser la mejor estrategia.

Simple vista... si la puerta estaba camuflada así entonces no era un problema de lugar, sino de visión, ¿pero que podía haber errado en su visión? En su mente se había forjado la idea con claridad, el enorme disco áureo, con multitud de piedras preciosas incrustadas. Algo de esa magnitud a pesar de la ductilidad del oro solo podía ocultarse en el interior de un asteroide gigante tal vez, detrás de algún satélite o planeta o cuerpo estelar parecido.

No, no era correcto, algo fallaba en esa teoría, todas las premisas anteriores provocaban una ocultación física, ergo no estaría a plena vista. La Puerta Estelar estaba delante de sus narices, ¿tal vez eran sus ojos los equivocados?.

La idea fue tomando forma, hasta que una conclusión dolorosa y a su vez satisfactoria invadió su mente, refrenó el júbilo que comenzaba a extenderse en su interior a medida que la idea tomaba forma. Recordó una frase que el mismo había escuchado: "El propósito, al final, lo que importa, es el propósito"

Carecía de los conocimientos de astrofísica necesarios, pero eso aun así no era excusa. El disfraz había caído, Carr Junn había encontrado la Puerta Estelar.

Ese enorme disco de oro creaba un agujero de gusano, un agujero negro estable, pero agujero negro a fin de cuentas. Un objeto invisible por naturaleza, negro sobre negro. Imperceptible a los ojos, solo podían apreciarlo fijándose en las alteraciones que provocaba a su alrededor.

A diferencia de otros, ese agujero era estable, y a su vez controlado. Carecía del poder destructor de sus primos mayores pero sin duda compartía muchas de sus características.

Tecleó con rapidez los nuevos parámetros de búsqueda, abarcaban un enorme radio en todo el sistema, pero eran necesarios, necesitaba con total precisión las trayectorias de los rayos solares. Incluso una ínfima diferencia en algún sector en el decimal numero diez mil era bastante para corroborar su teoría.

Carr sonrió, incluso para aquella máquina el cálculo se salia de los límites razonables. Desconocía el transcurso de la batalla, pero estaba seguro de algo, el no había fallado, sus compañeros tampoco lo harían.

La variación en el decimal apareció. Una y otra vez, incluso los sensores alienígenas del Primarca sufrían el mismo cambio cuando sondeaban aquella zona. Un valor tan ínfimo e inapreciable que cualquier despreciaría. No era el caso del Zabrak. En su última comprobación el Primarca realizó un tiro muy errado hacia ninguna parte, e incluso la energía del turbolaser sufrió la misma variación.

Allí estaba...

A pesar de todo, Carr Junn sonrió. Era edificante darse cuenta de que uno nunca dejaba de sorprenderse. La vida tenía mucho de conciencia de lo que no era común. Una puerta en sus narices que sin embargo apenas podía verse. Una pesadilla conceptual, y sin embargo, la realidad. El zabrak suspiró y activó el comunicador.

- He encontrado la puerta estelar - dijo, simplemente.

Luego controló un sentimiento que emanaba de las mismas raíces de su interior, un sentimiento muy cercano a la alegría y al orgullo. Levantó la vista hacia el caos que se estaba produciendo en el exterior. No tenían tiempo que perder en batallas secundarias.

Bueno vamos a ver si conseguimos avanzar.
- R2, aumenta la potencia de los motores para poder coger desprevinido al caza. Reduce un poco la carga de los láseres para ello.
- beep bep boop.
- Sí ya sé que tenemos dos perseguidores pero vamos a ver si lo podemos dejar atrás para luego ir a por el otro.
- boop bop.
- No empieces de nuevo R2, te he dicho que quiero acelerar para luego girar. El freno lo haremos después del picado para salirnos de la línea de fuego.

R2 le hizo caso en parte, aumentó la potencia de los motores pero quitó energia a los escudos delanteros, preparándose para poner más a los delanteros cuando dieran la vuelta. Jarik esperaba que al ir a por ellos se confiaran lo suficiente y esperaran con toda lógica que les esquivara, cosa que haría pero en ese momento Tharen reduciría la velocidad drásticamente para poder tener una buena linea de fuego sobre esos cazas. De esa manera también podría no alejarse demasiado de Hek Onwee, bien por si la tora naga necesitaba ayuda bien por si la precisaba él.
R2 ... Esbirros de Xendor, te dije que quería de los láseres.
Con ese grito Jarik se puso a ir hacia los cazas perseguidores cambiando el equilibrio de los escudos para aguantar más impactos en la parte delantera.

Xsycissae no se molestó en hacer ningún comentario por la radio, ya era plenamente consciente de la situación en la que se encontraba ella y su compañerp de ala.

La Tora Naga echo un vistazo en el ordenador de a bordo la localización del sector 30001 al que le sugería rotar Dante; Si aprovechaba la energía extra que le proporcionaban a su nave los 4 soles del sistema, interceptaría en su camino al caza que se iba a incorporar a la persecución de Tharen y, a la vez, dejaría el camino libre para un disparo del Primarca sobre la Fragata que la acosaba, pero aún tenía que lidiar con los cuatro cazas que pretendían comenzar su persecucuón.

Concentrandose en la Tormenta de emociones que conformaba la batalla naval, Hek Onwee localizó rápidamente las mentes de sus perseguidores. Presionando los botones adecuados de sus retorcidos espíritus la antigua Dama Oscura, desposeida de su nombre, pero no de su poder, oscureció su percepción lo suficiente, para desaparecer momentaneamente de su rango de visión. O eso esperaba mientras iniciaba la arriesgada maniobra de intercepción.

La primera ofensiva no había salido mal. Habían abatido dos de los cazas, aunque ahora debían estar más atentos, el factor sorpresa había desaparecido.

Tormak se desvió para seguir las instrucciones de Dante. Sin duda, la cobertura era un elemento importante a su favor, tratándose de seis cazas contra dos. Ahora era el momento de utilizar esos misiles. Con la garantía de que perseguirían a su objetivo hasta eliminarlo, era más fácil centrarse en más de un blanco.

Gorek, rompamos su formación. Con las baterías como cobertura podemos usar los mísiles para centrarnos en más blancos a la vez. Ten cuidado y no te confíes. Estos pilotos no temen a la muerte, atiende a tu instinto.

El muchacho era un gran piloto, a diferencia de su maestro, que no era muy dado a las batallas con cazas. Sin embargo, la templanza de Tormak, fruto de sus largos años como jedi era una baza con la que no contaba el muchacho. Eso les hacía un gran equipo...

- Sigo ciego a la Puerta Estelar, precise más la posición Sr. Junn, no quiero arriesgar un tiro desviado de ningún bando y ver como el objetivo se esfuma delante de nuestras narices.

Y de paso, sopese si desea salir en otro caza a la refriega, bien sería un apoyo considerable para todos los pilotos. Aun no hemos salido de esta.

Buen trabajo. -

Tharen aceleró en su arriesgada maniobra, era muy consciente que en su situación un disparo frontal antes de volverse podía desintegrar el caza en cuestión de segundos. Pero a pesar de la rapidez del X-Wing las Dagas Estelares recortarían distancia si no hubiera desviado parte de su potencia a las máquinas.

Lo seguían sin cuartel vomitando aquellos extraños disparos, pero lentamente su nave fue consiguiendo la distancia suficiente para la maniobra. R2-T4 desactivó los estabilizadores inferiores en el mismo instante en el caballero gris se volvía en una maniobra inusitada. Cada escudo posterior volvió a activarse al mismo tiempo en que la computadora fijaba los dos blancos en el radar.

Carentes de cualquier duda los dos pilotos Sith aceleraron directamente contra Tharen, había cometido un error, no pretendían que los esquivara, querían estrellarse contra su caza, tanto uno como otro, si lo destruían era suficiente, Jarik no podría esquivarlos, tenían una mínima ventaja en velocidad y su instinto suicida jugaba a favor de los sith. El caballero gris apagó sus motores en el mismo instante en que T4 reducía drásticamente la velocidad. Disparó sus láser sin ninguna clemencia contra sus perseguidores, provocando que uno de ellos explotará con una potente onda expansiva, prueba del diseño suicida de aquellas naves. La Daga Estelar restante se lanzó directa contra el caza X, a tan escasa distancia Tharen la acribilló sin ninguna piedad, la explosión era exagerada para una nave de dimensiones tan reducidas. Parte atrapó al caza que volvió a encender sus motores y desviarse hacía abajo abandonado aquella nube ardiente.

El escudo frontal había absorbido la mayor parte de los daños, pero la explosión había dejado algo aturdido al caballero gris, estaría cegado unos segundos mientras se recuperaba y los sistemas de radar volvían a su configuración correcta.

Xsycissae había visto las consecuencias de la arriesgada maniobra de Tharen un segundo antes de que se produjeran, debería estar muerto, pero con una pericia impropia había reaccionado acribillando sin piedad esas dos naves en una distancia ridícula, se había defendido como un animal acorralado, y en esa ocasión había tenido una suerte envidiable, cualquier otro piloto habría muerto atrapado por las explosiones incrementadas de esos cazas xeno.

Confiar de nuevo en la pericia del caballero gris sería de necios. Estaba en una posición muy vulnerable ante el caza que estaba apunto de incorporarse. La Tora Naga aceleró en su propia maniobra, repartiendo su atención en quebrar aquellas mentes suicidas. Con esos preciosos segundos de ventaja el Tie Defensor ejecutó el Inmelman vomitando su regalo mortal sobre el caza restante, el blindaje salvó al piloto de la primera andanada, pero las planchas de metal cedieron ante los sucesivos disparos, reventando la nave y despedazando al piloto en el acto.

Su distracción había terminado, los perseguidores se habían sobrepuesto a la quimera que había enviado a sus mentes y de nuevo se situaban en cola para continuar la posición. No muy lejos el radar mostraba otro grupo de 3 cazas que se acercaba, pero no había manera de precisar si Hek Onwee o el caballero gris serían los objetivos.

La proporción de enemigos era de 3 a 1. Pero aquello no había desalentado en absoluto al muchacho, ni tampoco a su maestro, que se movía con una calma impropia para una batalla de consecuencias nefastas.

El mensaje de Carr irrumpió en los comunicadores, la Puerta Estelar... si la había encontrado entonces todo se cumplía, no estaban en el sueño de un loco, ni en la venganza de un demente, o al menos... si eso era parte de sus deseos no habían sido en ninguna ocasión engañados. Más que nunca, tenían que salir con vida de aquella situación.

Ambos jedi comenzaron una serie de maniobras serpenteando muy cerca del casco del Primarca. La pesada nave de guerra se movía lenta, pero incluso en aquella maquina se reflejaba la fuerza de voluntad implacable de su capitán. Cada plancha de metal era la mejor cobertura que podían esperar, muchos disparos de los cazas sith se perdían en el campo de gravedad de la nave, mientras que los más afortunados se estrellaban contra un blindaje de proporciones exageradas.

Sus perseguidores se movían por una telaraña de disparos incesante. Cada batería vomitaba muerte barriendo una zona muy amplia, rompiendo las formaciones de los Sith con facilidad. Ni siquiera podían acercarse lo bastante al Primarca para estrellarse, corrían el riesgo de quedar atrapados por su campo de tracción, tendrían que destruir una a una las defensas de la nave antes de poder destruirla.

Gorek apareció por la parte superior del Primarca, Tormak se había perdido a la vista de los Sith, pero en realidad su maniobra era muy simple. Estaba justo detrás del muchacho, en una horizontal casi perfecta. Que solo rompió en el último instante mientras cada uno se desvían a un lado contrario disparando los misiles segadores. Las cuatro ojivas de metal se separaron, fijándose en cuatro blancos distintos, los Sith rompieron de nuevo su formación comenzando sus maniobras evasivas. Pero el fuego pesado del Primarca les restaba la velocidad que necesitaban para dejar atras aquellos proyectiles implacables. Las 4 explosiones se concatenaron en el espacio, alejando buena parte del peligro sobre el Primarca.

Esto es una buena noticia compañero -dijo Tormak a través del intercomunicador-. Estamos despejando la zona del Primarca. 

Esbirros de Xendor, eso ha estado cerca.
R2, mira a ver si me devuelves el radar cuanto antes y reajusta los escudos y las armas de nuevo, no nos moveremos al máximo para tener un margen de maniobra en caso de ser atacados.
Tharen aunque no podía usar las pantallas de rastreo podía usar la Fuerza para guiarse si hiciera falta, aunque sólo fuera un momento. Recordaba más o menos por donde estaba la Tora Naga que le había quitado a su perseguidor más cercano así que ahora le tocaba el turno de ayudarla; pero sin el radar sería complicado.
Imprimió velocidad al caza pero no al máximo, quería disponer del tiempo necesario para estar al 100% contra los cazas enemigos. Lo que decidió fue seguir un curso elíptico por debajo de los cazas tanto del TIE Defensor como de los perseguidores; en el momento en que tuviera todo al 100% daría potencia a los motores y podría atacar desde abajo o por la retaguardia a los cazas dependiendo de dónde estuviera con relación a ellos. Con la Fuerza se guiaría para ir más o menos en la dirección correcta, y si sentía peligro usaría el resto de la potencia de los motores para poder hacer una acción evasiva.
Espero que me de tiempo antes de que se añadan los otros, o esto se complicará bastante; aunque con la velocidad de los cazas A se podía dar una pasada que nos daría un respiro pero no se puede dejar al Primarca sin cobertura de cazas. Lástima no tener tiempo para pensar con más calma.

El zabrak sonrió. Ya había cumplido su parte, si no recordaba mal. Era el momento justo en el que se volvía completamente prescindible. Bueno, no exactamente.

- Les daré luz.

Indicó las coordenadas exactas dentro del ordenador de la nave y presionó el botón que incluía esa información en el sistema. En ese momento era cuando sí se había vuelto prescindible.

- Iré a por un caza - dijo, a pesar de todo -. Espero que no todo dependa de mí. No soy el mejor piloto de la galaxia.

Carr Junn se dirigió hacia el hangar y allí eligió el caza que consideró más apropiado, o uno cualquiera, mientras pareciera funcional. No estaba seguro de por qué lo hacía, ya que seguía pensando que en ese momento no era más que un peso muerto para Dante. Le inquietaba actuar sin la completa colaboración de su intelecto. Y sin embargo, ahí estaba.

Probó los comunicadores.

- Bien, terminemos cuanto antes. Aún queda mucho por hacer.

Tharen recupero sus sistemas principales, pero no necesitaba de la computadora para adivinar las intenciones de los Sith. Aunque aparentemente sin daños su última maniobra había mermado las facultades de su caza. Los refuerzos destinados a perseguir a la Tora Naga cambiaron su rumbo, era muy evidente que cruzaban una ruta de intercepcion para acribillar al Caballero Gris a placer.

La disparatada mente de T4 reajustaba de maneras casi suicidas la distribución óptima de energía en el caza X. Pero si Tharen aceleraba el pequeño androide debería de nuevo calcular las frecuencias de energías correctas, forzosamente no todos sus sistemas funcionarían al 100%, la decisión siempre competería a Tharen de que era más importante en la situación, armamento, escudos, impulsión o radar.

Aunque difícil, había algo de estrategia en las maniobras de los Sith, los perseguidores de Xsycissae mantenían su formación, acosando el Tie Defensor desde la retaguardia, aunque por fortuna para este la distancia ganada desde su última maniobra le brindaba unos segundos preciosos para salirse de los tiros perseguidores.

Las computadoras de ambas naves se encendieron al detectar que eran fijadas en algún sistema de puntería. No era de extrañar, habían causado bajas considerables siendo un número ridículo de atacantes, ahora los dos cazas monoplaza entraban en los campos de tiro de dos Fragatas Agonía. Con semejante fuego de cobertura era necesario un cambio importante en la estrategia, un tiro directo de las Dagas Estelares podía bloquearse merced al blindaje y a los escudos, pero era muy improbable poder sobrevivir a un disparo directo de semejantes baterías incluso a pesar de la distancia.

No muy lejos el Primarca continuaba su lento avance vomitando fuego de supresión en todas direcciones. Buena parte de sus baterías estaban ocupadas cubriendo las partes más vulnerables de la nave a las Dagas Estelares. Mientras que sus cañones frontales comenzaban de nuevo a chisporrotear a medida que los depósitos de energía volvían a cargarse para disparar su extraño armamento.

Tormak y Gorek habían casi habían aniquilado los 6 cazas atacantes. Los 2 supervivientes se alejaron del campo de tiro serpenteando entre la lluvia láser del Primarca. Los pilotos Sith describieron una larga curva a poca velocidad a medida que varias naves de refuerzo se unían en la maniobra.

En la parte posterior de la nave de Dante los cañones volvían a cargarse de energía a medida que su armamento xeno anunciaba que pronto volvería a disparar su mortífero regalo sobre las naves Sith. Alguna nave capital enemiga debía haberse dado cuenta del peligro en esa nave hiperblindada, pues 8 cazas reforzaron a los 2 supervivientes en una peligrosa formación de 10 naves.

Los pilotos Sith aceleraron a toda potencia, recuperando la distancia que habían dejado para salirse del fuego procedente de las baterías. Su siguiente ataque tenía todo el aspecto de tratarse de una maniobra suicida, ya que en dos ocasiones había quedado patente que sus tácticas de combate no eran suficientes para dañar las defensas del Primarca.

Maestro y Padawan ya habían usado buena cantidad de los misiles segadores. 10 naves eran demasiadas para volver a emplearlos, podían cambiar rápidamente su formación y abatir los proyectiles con rápidas descargas, necesitaban romper por completo su formación o conseguir disparar a grupos reducidos para maximizar la eficacia de su armamento.

Pero la suerte no les había abandonado. De los hangares del Primarca un solitario Ala Y modelo BTL-A4 (monoplaza) salto al espacio incorporándose a la refriega. Carr Junn manejaba el caza hiperblindado en donde la unidad astromecánica se había sustuido por un potente generador de energía auxiliar. La computadora de la nave era muchísimo más avanzaba y de manera similar al Primarca reaccionaba a las ordenes de voz aunque no podía responder verbalmente. Buena parte de las funciones del androide habían sido integradas en su programación y además de actuar como apoyo su principal función era mantener siempre al 100% el rendimiento del caza sin importar los daños que este sufriera.

Sin embargo la singularidad más grande de ese modelo venía en su armamento adicional, que solo el Zabrak conocía. Muy cerca del fuego de los láseres se encontraba el disparador del Cañón de Neutrones, la computadora no devolvía mucha información de ese arma, únicamente que poseía un alcance muy largo, requería muchísima energía para dispararse puede que de ello viniera el generador auxiliar pero tal vez la somera descripción de sus efectos era lo que más intranquilizaba al Jedi. "Extingue la Vida".

Lo bueno de las maniobras suicidas era que, por definición, descuidaban la defensa. Él no lo haría. Levantó los escudos y activó los sensores de proximidad para asegurar que no le cogieran por sorpresa. Luego dirigió la nave hacia los cazas y buscó el disparador del cañón de neutrones. La definición era peligrosa. Extinguir la vida era anatema para los jedi, pero en el fondo, era lo que se veían obligados a hacer cuando se trataba de cumplir la misión. No le gustaba la palabra, eso era todo, y mientras lo activaba apuntando a las 10 naves, notó un pequeño temblor en su mano. Era la inseguridad y el desconocimiento, que se reunían para susurrarle malos augurios. Aún así, disparó en cuanto tuvo la formación sith a tiro.

A los Jedi se les adoctrinaba para tener siempre en mente la idea del sacrificio personal por el bien de sus semejantes. Esa misma mentalidad hace que la sola idea de sacrificar a otros sea totalmente herética. Pero aun así en los largos conflictos que han sacudido por siempre y para siempre la Galaxia defender la paz y la justicia ha conllevado un enorme sacrificio de vidas, criminales o no vidas a fin de cuentas.

Ni siquiera el más curtido de los maestros podría evitar las dudas que se planteaban en la conciencia del Zabrak. Su propia "humanidad" le reprobaba el acto que estaba a punto de cometer. Pero dejarse matar no era una opción mejor y aquellos que debían morir no cesarían en su empeño para destruirlo todo.

Puede que en la otra vida fueran juzgados por la sangre derramada, o puede que no. No lo sabría hasta que su chispa de vida se extinga y el presente actual no era el momento adecuado para ello.

Los cazas Y son lentos, pero compensan sus carencias con un fuerte blindaje y aun más pesado armamento. Ninguna Daga Estelar se esperaba la aparición de ese viejo aparato desde los hangares. Se encontraban en un peligroso fuego triple cruzado, entre las baterías del Primarca, ambos A-Wing y el recién aparecido zabrak.

Su dedo se hundió con facilidad en el disparador, los indicadores de energía descendieron bruscamente al mismo instante que dos rayos de tonalidad violeta salían disparados desde los cañones dobles del Y-Wing. El disparo impacto de lleno contra dos cazas Sith que aparentemente no sufrieron daño alguno.

Pero las apariencias devolvían falsos resultados, los rayos de neutrones ignoraron por completo los escudos y el blindaje de ambos cazas. La letal radiación envolvió a los dos pilotos en un agónico fulgor violáceo, sus últimos estertores fueron acompañados de una oleada de dolor incomparable hasta que se convirtieron en dos carcasas vacías de vida.

Sin nadie para guiarlos ambos féretros metálicos colisionaron con sus compañeros de ala, reventando otro dos cazas en dos explosiones concatenadas. La formación Sith se rompía en dos pelotones de tres, buscando la manera de realizar un ataque final al Primarca.

Tres cazas en cola, a unos cinco segundos de separación. El sector por el que te mueves de momento no ha recibido fuego de baterías por parte de las Fragatas, pero desconoces si disponen del bastante alcance para dar fuego de cobertura a tus perseguidores, hasta el momento y tras ver la maniobra de Xsycissae tienes la certeza de que estás a tiro, pero esas naves también tienen que defenderse de la flota corporativa.

No sabes como funciona el armamento del Primarca, pero sus disparos pesados consumen tiempo mientras que el fuego de las fragatas es continuo, la nave de Dante no ha perdido velocidad en momento alguno.