Partida Rol por web

- ¡Al profanador! - avisó Carr, mientras dirigía su propia nave hacia la nueva amenaza.

No estaba seguro del daño que podía llegar a producirle al Primarca, pero tampoco deseaba averiguarlo. Si su destino era un viaje a todas luces fatídico, no podían arriesgarse a terminarlo antes de empezar. Preparó los escudos para encontrarse con oposición y visualizó la nave para buscar el lugar que pudiera resultar más vulnerable. No conocía nada de aquellas naves sith. No había registros de ellas, así que no le quedaba más que su razón y su lógica para dar con el lugar adecuado para producir el mayor daño y esperar que los sith hubieran pensado igual que él al diseñar las naves.

Los Jedi desviaron su trayectoria a medida que esa monstruosidad avanzaba lentamente. Parecía una nave totalmente muerta y a la deriva, pero el vuelo era presto y toda su tecnología por incomprensible que pareciera se estaba cerniendo sobre el Primarca.

Aquel movimiento atrapó por sorpresa a ambas flotas, los cazas Sith más próximos al Primarca escaparon a otros sectores para combatir los restos del enjambre corporativo que por unos momentos podía respirar aliviado al ver alejarse aquel heraldo de la muerte.

Sin perder un solo segundo la flota corporativa disparo todo su armamento en un brutal contraataque a la desesperada. Sucesivas andanadas fueron encontrando sus respectivos blancos provocando daños cada vez mayores. Los turbolaser del Destructor Imperial alcanzaron con varios disparos directos a una de las Fragatas Agonía, con su campo de protección exhausto la nave Sith explotó con violencia, la energía liberada no se correspondía con una nave de semejante tamaño, de haber estado próximos cualquier efectivo corporativo se habría visto envuelto en aquella violenta onda expansiva.

Cada armado Coreliano vomitó un pesado fuego de cobertura, volviendo casi imposible maniobrar en determinados sectores a las Dagas Estelares, atrapados muchos pilotos suicidas intentaron su mejor maniobra y varios lograron alcanzar su destino con éxito. Los Devastadores Sith abrieron fuego de cobertura, reventando las ligeras naves Corelianas para luego cebarse con los Portacazas que tampoco lograron mejor suerte merced a sus ligeros blindajes y escudos de combate.

Pero las naves corporativas no se amilanaron, respondiendo al fuego en un brutal intercambio de bajas, otra Fragata Agonía reventó bombardeada por varios puntos merced a los Destructores Victoria y los Cruceros de Asalto, precisamente los mismos que corrieron a socorrer a las Fragatas de Asalto en su maniobra envolvente.

El júbilo se apoderó de la flota corporativa cuando el pozo de gravedad sith fue destruido, "tragado" por su propia gravedad en una tétrica implosión. En sus últimos estertores la alegría de una Fragata se tornó en miseria cuando los últimos disparos del Erradicador la arrastraron a compartir su destino en la muerte.

Con el súbito cambio de acontecimientos la incursión de la Tora Naga y el Caballero Gris estaba garantizada, los motores de la Fragata Agonía sufrieron las consecuencias del peligroso cañón Disruptor cuando el Tie Defensor enfiló la retaguardía, con todo el campo libre, cada pieza integral de la estructura se volvió loca a medida que el dispositivo alteraba cada campo magnético con total aleatoriedad, fragmentos de metal se unieron donde no debían, mientras que otros salieron disparos por violentas repulsiones. El flujo del motor no ayudo empeorando aun más la situación de aquella nave, que terminó a la deriva con ningún sistema de propulsión operativo.

Tharen probó su armamento en un tiro completamente limpio, el campo de gravedad disipó parte de la descarga, pero el plasma alcanzó igualmente su objetivo, a tan escasa distancia la descarga destrozó el metal como si no fuera más que un papel, el boquete no se correspondía con el calibre de las armas que supuestamente portaba el Ala X, pero poco importaba, R2-T4 disparo accidentalmente un torpedo de protones mientras Tharen apelaba a varios dioses de la chatarra inexistentes.

La Tora Naga y el Caballero Gris abandonaron a toda velocidad las proximidades de la Fragata cuando la ojiva detonó en el interior del navío Sith. Desprovisto de cualquier defensa la explosión nuclear redujo a chatarra la antes orgullosa nave Sith.

Pero ahora la nave de un loco inconsciente se enfrentaba a un horror mecanizado que parecía ser un heraldo de la misma muerte.

Doce naves y casi un centenar de cazas se habían perdido para destruir 4 naves Sith, y ni siquiera eran de gran eslora, sino naves medias. Con el pozo de gravedad libre la flota corporativa dio una orden clara, maniobra de retirada.

No estaría mal que la flota corporativa entretenga lo que pueda a las naves más pequeñas mientras intentamos acabar con el profanador. Después de todo, nosotros no nos podemos ir de aquí mientras naves sith estén en el lugar.
- R2, ponme en una frecuencia con las naves corporativas.
- deep dop.
- No, no quiero que intentes cortarles la comunicació sólo que me escuchen; y ya si puedes evitar que me oigan los sith.
- doop dopdoop.
- Bueno, haz lo que puedas; que no nos conviene nada que se vayan ahora.
- deep.

Con el último pitido, el androide le indicó a Tharen que podía hablar con los corporativos pero no le aseguraba que los sith no lo pudieran oir.
- Atención flota corporativa, aqui el ala X que entró hace poco en batalla. NO SE RETIREN, repito, NO SE RETIREN. Mantengan el fuego en las naves más pequeñas de la flota enemiga.
Jarik no sabía si le harían caso o si ni siquiera le responderían, pero tenían que intentarlo. Aunque habían demostrado entre todos una gran capacidad de destrucción entre la flota sith, no era cuestión de intentarlo en solitario si se podía evitar.

Mientras esperaba la respuesta, Jarik fue preparandose para hacer una pasada a la nave más peligrosa de la flota. Si conseguían, aunque sólo fuese incapacitar al Profanador, aún tendrían una buena oportunidad de acabar con todos antes de que llegaran refuerzos de los sith.
Después de todo, no debía olvidar que igual que podían escapar las naves corporativas, naves sith podían llegar a la batalla.

- Me dirigiré a las lanzaderas de cazas. Necesitaré algo de cobertura. Si terminamos con ellas sólo tendrán que preocuparse de las naves grandes - dijo como si aquello fuera un problema menor.

El zabrak dirigió su nave hacia la lanzadera de cazas más cercanas. Si no recordaba mal, cada vez que un caza salía el campo de estásis debía abrirse. No era un mal momento para disparar entonces un buen torpedo. Esas lanzaderas estaban pensadas como hangares de guerra. Dependían de que no se les atacara. Aunque eso era en los casos habituales. Quién podía saber lo que el Imperio desterrado de los sith había imaginado en sus peores pesadillas.

Tranquilo Carr, nosotros te cubriremos -dijo Tormak a través del comunicador-.

No creo que la nave de Dante pueda resisitir el fuego de todas estas naves. Aunque he de reconocer que una retirada es la maniobra más sensata, nosotros no podemos permitirnos este lujo... 

Mientras ambas flotas continuaban con sus maniobras de desplazamiento los intrépidos cazas solitarios tomaban posiciones ante el inminente asalto al Primarca por parte del buque insignia Sith "Profanador".

La enorme nave alienígena continuaba su lento y solemne avance. Invulnerable ante cualquier disparo de cobertura gracias a su pesado campo de protección. La tripulación estaba tan segura de su triunfo que apenas se molestaba en devolver el fuego enemigo a los restos de la flota corporativa, dejando esa tarea para las naves medias que aun se mantenían en pie, aprovechando la brusca retirada de las naves enemigas para disparar a placer.

Jarik Tharen y Hek Onwee fueron los primeros en alcanzar las cercanías del Profanador, la tecnología de ese buque quedo patente cuando ambos pilotos se vieron obligados a alejarse, casi atrapados en un rayo de tracción indetectable que parecía afectar exclusivamente a las naves de manufactura no Sith. El caballero gris logró esquivar una violenta andanada proveniente de las baterías superficiales, sin embargo la tora naga sufrió peor suerte, su monoplaza quedo muy desestabilizado cuando una salva pasó casi rozando el veloz Tie Defensor. La pericia de la piloto evitó que se estrellará contra el casco del Profanador, pero se vio obligada a desviar toda la potencia a los motores para lograr salirse del rayo tractor.

Por su parte Carr Junn serpenteaba en un enjambre de cazas enemigos mientras maestro y aprendiz cubrían su valiente empresa en muy cortas distancias. En una formación tan cerrada los Sith no podían recurrir a su maniobra suicida, y los pocos que lograban algo de espacio para disparar mejor eran abatidos por el triple fuego de los Jedis. Solo quedaba esperar a que el campo de contención.

La procedencia alienígena de esa nave quedaba totalmente confirmada. Su rayo tractor era formidable, como una esfera que atrapaba a todo caza ajeno de la misma manera que una simple red para apresar insectos. Sin duda esa protección estaría ligada a la extraña gravedad que dispersaba la mayor parte de los disparos que lograban acercase al Profanador. Evidencia más de la distancia entre civilizaciones respecto a los dos Imperios Sith.

Concentrándose en la pequeña tormenta que representaba su nave Xsycissae desvió los sistemas de armamento a motores y estabilización. Volando en bruscos cambios de trayectoria logro zafarse del molesto abrazo del profanador, aunque el precio era caro, había gastado buena cantidad de energía y necesitaría de unos segundos muy valiosos para alimentar el caza con la luz de los tres soles gemelos.

- Aquí Lady Hagedis, mi caza ha sufrido daños leves, no me es posible acercarme a utilizar el armamento sin estrellarme de lleno en su campo de tracción. -

Volando en el fragor de la batalla los ordenadores de vuelo barrieron un amplio espectro de frecuencias hasta finalmente encontrar la transmisión de la flota Corporativa que emprendía las maniobras de escape ante las numerosas bajas que habían sufrido por parte de un enemigo tan reducido en número.

Tras cifrar y ordenar todos los protocolos para evitar cualquier intercepción por parte de los Sith la figura de un oficial importante quedo reflejada en las computadoras de Tormak y Jarik Tharen. Solo quedaba esperar a que el enemigo no estuviera barriendo igualmente las frecuencias, sino podrían reaccionar en consecuencia. De nuevo el desconocimiento de la tecnología Sith jugaba en contra.

- Aquí el comandante Ryan Petrovic, de la 9ª Compañía de Batalla, ya han visto las bajas por parte de tan exigua flota alienígena, identifíquense. -

La voz de la Tora Naga salía del comunicador anunciando su situación de combate, parecía que no tenía problemas serios, pero su posición era delicada.

No se arriesgue, mantenga una posición segura hasta que consiga reparar los sistemas de la nave. Hay demasiado en juego para correr riesgos. Nosotros intentaremos destruir las lanzaderas. Cambio y corto.

Un parpadeo en la consola le indicaba a Tormak una comunicación entrante, procedía de una de las naves corporativas. Era importante mantener esas naves en el combate, el maestro jedi creía improbable que la nave de Dante aguantara el fuego de tantas naves sith.

Aquí el maestro Tormak, de la orden jedi. Les pido que no se retiren. Podemos proporcionarles potencia de fuego suficiente para acabar con esta amenaza. Se enfrentan a una flota con un armamento muy sofisticado. Si no detenemos ahora esta amenaza ya no seremos capaces de localizarla y seguiran su curso, sembrando la destrucción en múltiples sistemas de la galaxia.

Tormak esperaba que esto fuera cierto. Con la potencia de fuego del Primarca podrían acabar fácilmente con alguna de las naves de la flota Sith, pero no con todas. Y, por lo que parecía la retirada no era una opción, la puerta estaba demasiado cerca y los sith podrían hacer desaparecer toda esperanza de cruzarla en caso de abandonar esa batalla.

Tampoco quería alertar al comandante que se trataba de una flota sith, esto podría complicar la situación y desencadenar un conflicto a una escala mayor. Tormak sabía por experiencia que medir las palabras en una negociación era la baza más importante. Mantendría esta información escondida a no ser que no hubiera más remedio.

La flota corporativa era una pieza clave. Aunque al maestro de jedi no se le escapaba que muchas vidas estaban en riesgo, en ambos bandos, sabía que no había elección. Tal vez, combinando la potencia del Primarca, la distracción de la flota corporativa y la astuta maniobra de Carr pudieran decantar la balanza a su favor y forzar una rendición de la flota sith. Aunque viendo la estrategia de combate de los cazas sith, esto parecía, al menos, improbable...

- Maestro Tormak, nuestra flota ha sufrido ya 15 bajas en naves capitales además de 3 regimientos enteros de cazas, el conglomerado enemigo ha perdido únicamente 4 naves medías y su nave insignia es virtualmente invulnerable a todo nuestro fuego pesado de largo, medio y corto alcance.

Su regimiento de 5 cazas junto a esa fragata de asalto no parecen garantía suficiente de éxito, por muy patente que haya quedado la potencia de fuego. La vida de miles de tripulantes está en mis manos y no puedo permitir más baja sin tener total y absoluta garantía de éxito respecto a la destrucción de la flota enemiga.

Tengo instrucciones precisas que no dependen del Senado ni la Orden Jedi. Le doy unos minutos para exponer claramente sus estrategias e intenciones, pero luego procederé según los protocolos establecidos, el tiempo apremia así que sea breve. -

Profanador y Primarca continuaron sus lentos avances, como dos toros preparándose para la embestida final. Solo que en este caso uno de los animales superaba en proporciones exageradas a su oponente, como poner a pelear un Wookie contra un Ewok.

Ambas naves reservaban sus energías mientras todos los cañones apuntaban a un blanco solitario, el resto del combate estelar parecía haberse tornado irrelevante, ya que de algún modo el destino final de esa contienda se podía terminar en el enfrentamiento que dos locos capitanes estaban a punto de emprender.

Solo un necio subestimaría el potente campo protector del Profanador, incluso una nave dotada de armamento alienígena como la pilotada por Dante tendría serios problemas en romper semejante defensa. Ya no era por diferencia tecnológica, sino simplemente por tamaño y potencia de fuego.

Pero a medidas desesperadas situaciones desesperadas. Algo parecido a eso debió pasar por el cerebro de Alexander Dante, la frecuencia de comunicación con los cazas se abrió y el capitán Dante anunció su arriesgada idea.

- Aun queda una alternativa, que ni siquiera los diseñadores de esa nave han tenido en cuenta. Nunca he utilizado una técnica similar y menos en pleno vuelo. No puedo estimar que efectos tendrá dada la batalla, pero el riesgo es algo asumible y necesario.

Puedo envolver ese monstruo en una tormenta del lado oscuro. Pero las energías serán totalmente caóticas y todos deberán volar con cuidado de no ser alcanzados por una descarga repentina. Esa tempestad no destruirá semejante horror Sith, pero su campo de distorsión quedará inservible.

El odio concentrado será tan grande que deberán centrar sus mentes para no quedar aturdidos por la rabia que se va a desatar. Sobretodo los Jedi al encontrarse en el vértice opuesto. -

Seré breve entonces, comandante. Nuestra nave principal se encargará de la nave insignia de la flota enemiga mientras nuestros cazas neutralizan sus lanzaderas. Ustedes deberán concentrar toda su potencia en las naves medias. Una vez destruída la nave insignia enemiga, nuestra nave principal podrá apoyarles hasta destruir por completo la flota.

Sé que tiene sus órdenes, comandante, pero le pido que considere mi propuesta. Ya ha visto de lo que son capaces estas naves, no podemos permitir que abandonen este sector. Hay muchas más vidas en peligro a parte de las nuestras.

Xsycissae abrió la comunicación con el Primarca tras escuchar las intenciones de su Capitán. - Puedo colaborar en la creación de la Tormenta, Lord Primus, tengo... una cierta afinidad con ellas como bien sabe. Aún no lo he probado nunca mientras pilotaba un caza, pero estoy segura del exito.

- Seguiré mi rumbo predeterminado maestro jedi, si en cinco minutos sucede el milagro con gusto nos quedaremos a luchar, si por el contrario esa nave continúa siendo inexpugnable continuare con la maniobra de huida. Les deseo suerte, y que la fuerza les acompañe.

Comandante Petrovic, cambio y cierro. -

La frecuencia de transmisión se desvaneció, cada nave corporativa siguió su rumbo mientras sus motores preparaban el el salto hiperespacial. Cada luchador se encomendó a sus propias creencias mientras uno solo esperaba ansiosamente el milagro.

- No se trata de una tormenta hiperespacial, desataré meras energías en bruto en un vértice determinado, una vez estallé no será posible controlar ese cuadrante. La técnica requiere máxima atención y focalizar la oscuridad que portamos dentro, a la velocidad de su monoplaza corre grave riesgo de estrellarse, además sus percepciones quedarán embotadas por las explosiones.

Lo dejo a su propio criterio, el mero retroceso provocado por intentar controlar o manipularla tormenta puede matarla. Desatada la rabia del merodeador esta solo acabará cuando el objeto de odio quede destruido. -

Una tormenta de Fuerza Oscura.
Jarik había oido hablar de ellas, pero no había podido estudiarlas; lógicamente eran un secreto entre los usuarios del lado oscuro. Un secreto que como otros, se sabe que existe y cosas que puede hacer pero no todo lo que puede hacer ni, por supuesto, sus limitaciones.
Lo que más le preocupaba a Jarik era la parte en la que Dante confirmaba una sospecha suya; las tormentas una vez creadas no se podían controlar.
- R2, comunica ahora sólo con nuestras naves.
Ni un pitido de confirmación por parte del androide, sólo un aviso de confirmación de comunicación en la pantalla; sin duda, también pensaba en las posibles consecuencias debidas a la tormenta que pensaban desatar.
- Capitán, ¿hay posibilidades de que la tormenta escape del cuadrante dónde la creen?. ¿no afectará a nuestra misión?
La preocupación de Tharen era porque al no saber dónde estaba la puerta aunque el zabrak ya la había localizado, no sabía si podía afectarla o incluso revelar su posición al enemigo. Después de todo, las conexiones entre la Fuerza y la tecnología alienígena vista hasta ahora, quedaban patentes en los trajes que habían utilizado y en el tubo que tenían en el Primarca.

La respuesta del comandante Petrovic estaba clara y Tormak no esperaba más, dada su situación. Había muchos frentes abiertos en la batalla, quizá más de los que pudieran controlar. Evidentemente, esto no era de extrañar pues eran superados en número y en tecnología. Sin embargo no todo estaba perdido, sólo debían abatir ese horror sith para que la batalla se volviera a su favor, sólo.

La estrategia parecía clara, pero repentinamente, un nuevo elemento entró en juego. Y de la mano de Alexander Dante, abrazando el don del oportunismo.

Tormak abrió una frecuencia de comunicación con el Primarca.

Respecto a la utilización de esta técnica sith, debo discrepar. Su uso sólo desatará odio y destrucción. Este poder no es gratuito, reclamará su precio, como cualquier poder del reverso tenebroso. Quién deberá pagar ese precio, si los sith o nosotros, está por ver.

He contactado con el comandante Petrovic. Nos proporcionará su flota si conseguimos abatir el profanador. Deberíamos centrarnos en este objetivo. Especialmente su nave Alexander, pues parece la única capaz de penetrar el blindaje de ese monstruo. ¿Cree que podrá abatirla?

- Estoy con el maestro Tormak y comparto la preocupación de Jarik - contribuyó el zabrak -. No deberíamos crear algo que no sepamos controlar. Podría echar a perder toda la misión por no hablar de las vidas de todos cuantos luchamos en esta batalla. Yo confiaría más en el valor y la capacidad de una tripulación motivada que en cualquier técnica sith. La tormenta podría hacer mucho más mal que bien.

Mientras hablaba, el caballero jedi leía los sensores escrutando la información que le llegaba del Profanador. Quizá hubiera otra forma para que ellos pudieran producir suficientes daños a la monstruosa nave como para lograr abatirla. Normalmente las naves de mayor envergadura no estaban pensadas para repeler fuego de cazas pequeños, que podían sobrevolar su casco y encontrar puntos débiles. Para evitar aquello, solían confiar en sus propios escuadrones de caza, que ahora estaban mermados por el fuego continuo del improbable equipo de jedi y sith.

- La tripulación no se va a motivar, ya han perdido demasiados camaradas en este combate con la pertinente orden de retirada. Esperan un milagro de bandos aparte, los guerreros de verdad no se encomiendan a la providencia ni a las habilidades de otros.

Filosofía aparte, sin la tormenta de la fuerza no hay artillería suficiente para desmoronar el campo de anulación del Profanador, se necesitaría el impacto de un meteorito a hipervelocidad para provocar la fluctuación necesaria que lo desestabilizara, y ese arma solo se encuentra en los cruceros pesados CabezaMartillo. Algo ausente en este conflicto.

Si es control lo que desean la única posibilidad restante es un disparo quirúrgico dirigido exactamente al centro superior e inferior del profanador, no puede ser energía, tiene que aportar masa estable, como un misil o torpedo. La estructura a impactar tiene forma piramidal con 4 metros en la base y 2,5 en altura recorrida en su superficie por varios circuitos de energía electromagnética.

Dos disparos precisos que los dañaran anularían el campo de anulación, si una de las pirámides no cae la potencia del campo se quedaría a la mitad, pero aun así sería operativo, lo cual no garantiza que el armamento convencional logrará penetrar la protección.

En este caso haré una mínima distorsión en el campo protector, acompañada de un disparo del Primarca para darles tiempo. Solo tendrán unos 4 o 6 segundos de intervalo para disparar con éxito al blanco. Pero estarán totalmente expuestos al campo tractor del Profanador, además de al cañón de neutrones, arma que ya conoce bien el señor Junn.

Dejo la elección en sus manos. -