Partida Rol por web

En zafarrancho de combate era muy sencillo desplazarse por los pasillos. Nadie se paraba a hacer preguntas, los pasajeros se refugiaban en sus camarotes elevando rezos a quien sabe dioses olvidados. Mientras que los tripulantes ocupaban cada uno sus puestos en una coreografía ya ensayada varias veces.

Geela Ominia recorrió con facilidad los pasillos hasta una de las bodegas de carga. En la consola de acceso se mostraba una imagen de la flota atacante, realmente era una locura, apenas 3 naves poco más grandes que una fragata de escolta, habían venido a suicidarse o realmente es que algo no marchaba bien.

Forzar el acceso era arriesgado, pero mientras durara la situación de combate nadie repararía en ella. Con facilidad la Twilek superó las medidas de protección de la bodega, la puerta se abrió franqueando el acceso a Geela.

Había multitud de contenedores de sellados, pero a primera vista ya advertía el valor de la carga, piezas de maquinaría industrial pesada, sin duda de miles de cientos de créditos, enormes generadores de energía, deslizadores último modelo, perforadoras industriales, tanques de bacta vacíos, etc.

Llevarse cualquiera de esas piezas era absurdo, no había manera posible de moverlas sin ayuda. No obstante los contenedores sellados eran otra cosa. La elección era muy amplia, desde pequeños componentes para electrónica, pasando por medicamentos, bisutería, provisiones, artículos de ocio, etc.

Sin duda el valor de la carga era astronómico, eran lo más parecido a una escuadra de abastecimiento, resultaba factible pensar que viajaba en un transporte del gobierno de Geonosis pero no tenía mucho sentido ponerse a averiguarlo en ese preciso momento.

La alarma no cesaba, las 3 naves enemigas no respondían a la comunicación ni emprendían la huida. Por las informaciones del puente habían salido del hiperespacio justo delante de ellos, la coordinación había sido asombrosa.

Una vez calibrada la situación volvió hacia la cabina de mandos de la corbeta, necesitaba conocer algún detalle mas sobre las naves que se habían entrometido en su trayectoria. Si bien podía ser peligroso, era posible utilizar el ataque a su favor, y teniendo en cuenta los beneficios en juego.

Por el camino trató de pasar lo mas tranquilamente posible por entre aquella gente alterada, fijándose en las reacciones de cada uno de ellos, buscando atentamente cualquier señal que indicara un conocimiento mas detallado del ataque.

Una vez llegó a la cabina de mandos mantuvo una conversación bastante insulsa con el capitán. No obtuvo más información de la que ya tenía, y se ofreció a ayudar en la medida de lo posible. Después se dirigió a el con timidez y modestia fingidas en su voz y le dijo:

Puedo sugerirle algo….señor? sin esperar siquiera la respuesta continuó, esta vez poniendo una seguridad en sus palabras. Desconozco por completo la carga de la nave señor, pero creo que nadie se arriesgaría a atacarnos si no fuera lo suficientemente valiosa, deberíamos buscar la manera de evadir de ellos la carga, alejarla de ellos lo más lejos posible y lo más rápido posible. Aunque quizá podriamos enfrentarnos a ellos con todo nuestro potencial, pero…… y si falla? fingiendo aún mas énfasis se giró para marchar, a la vez que decía es muy posible que falle, sabrán cosas que no sabemos, si….. fallará. Se marchó esperando que sus palabras surtieran el efecto deseado, ponerle nervioso, y se dirigió a su lugar de trabajo cruzando algunas palabras intencionadas con los tripulantes y pasajeros que encontraba en su camino, si cundía el pánico su trabajo sería mas fácil.

Una vez llegó allí comenzo a pensar en cómo evitar la huida y la defensa de la nave, hacerla vulnerable para que el ataque resultara lo mas facil posible, evitar el salto al hiperespacio y evitar que los cañones disparasen cuando intentaran activarlos. En ese momento sus herramientas de trabajo comenzaron a funcionar, y por primera vez en su vida, procuró que no fuera digno de un profesional, no podía permitir que, en caso de que el ataque no tuviera éxito, la culparan de no mantener la nave en buen estado, ni de haber sido ella misma la artífice del boicot. Su cometido era desactivar las armas de la nave, debilitar los escudos y limitar su velocidad en vuelo, pasar desapercibida mientras lo hacía, y que el pánico hiciera que la toma de la nave fuese mucho mas fácil. Una vez hecho todo, decidió que se dirigiría a la zona cercana a la carga. Los asaltantes tendían mucho que agradecerle, y la carga de la nave permitía gratitudes de muchos créditos.

Geela no tenía que preocuparse de los curiosos, mientras se intentaban las comunicaciones se enviaban instrucciones y códigos de ayuda tenía el tiempo más que necesario para hacer su rápido pero a la vez dañino trabajo. El valor de la maquinaria y algunos fármacos le permitirían pasar una buena temporada acomodada.

Pero sus planes no se cumplieron, no hubo envío de órdenes, ni instrucciones de batalla, ni comunicaciones, ni nada. Solo un enorme fogonazo violeta por toda la nave. La twilek jamás había sentido un dolor tan lacerante, blasfemó de la manera más sacrílega mientras apretaba los dientes, el dolor era insoportable, como si cada célula de su cuerpo estuviera ardiendo en dolor. Fueron unos segundos agónicos hasta que finalmente el dolor desapareció.

La twilek se incorporó algo confusa, ignoraba que diablos había pasado pero no deseaba volver a sentir semejante dolor. Salió de nuevo hacia el pasillo para averiguar que había sido tal fogonazo y pronto todo su plan cambio radicalmente.

Todo lo vivo que había en el pasillo estaba inerte en el suelo, el rostro congestionado por el dolor en un paroxismo de dolor. No eran los únicos, pasillos, camarotes, puente de mando, bodegas de carga. Todos estaban muertos con la misma expresión, estaba sola en un ataud metálico ahora a la deriva, mientras que afuera se provocaban algunos intercambios de disparos en los que de nuevo se observaba el color violeta.

Las comunicaciones habían cesado, la flota vagaba a la deriva cerca de Geonosis y una Twilek estaba sola esperando un abordaje.

Se sentó en el suelo y miró a su alrededor, no sabia por qué pero no tenía miedo, aunque era consciente de que debería tenerlo. Se concentró durante unos instantes en la situación intentando decidir que debía hacer en ese momento.

Se levanto y dirigió sus pasos hacia su mesa de trabajo, allí cargó una bolsa de materiales que ella consideraba podían resultarle útiles, cogió todas sus herramientas y buscó entre los cadaveres algun arma aceptable. Después decidió que, teniendo en cuenta que estaba sola, quizá fuera mejor reactivar los escudos y las capacidades de movimiento de la nave para facilitar una posible huida.

Comprobó tambien la posición de la nave, y reprogramó su ruta hacia un planeta del que ni siquiera se habia molestado en leer el nombre, una vez allí, en caso de que tuviera que huir, ya pensaría que hacer, lo primero era salvar su vida y la carga.

Se escondió tambien algun pequeño arma en las botas y buscó algo de comida, encontrarse rodeada de muertos le habia dado hambre, luego se sentó placidamente en la silla del capitán, activó la radio para recibir cualquier posible mensaje, y espero alli tranquilamente comiendo, mientras se reía para sus adentros pensando :"aqui estoy yo, rodeada de muertos, posiblemente a punto de encontrarme en su misma situación, comiendo.....eh!!!! me han ascendido!!! Ahora soy el capitán!!!!!"

Geela Ominia no contemplaba una batalla naval por los monitores y el cristal del puente, sino una matanza rápida y desigual.

Los disparos de la flota impactaban contra un extraño campo gravitacional que envolvía las naves invasoras, otros proyectiles alcanzaban su destino pero el disparo se dispersaba por la superficie de la nave atacante sin causar ningún efecto.

Se produjeron unos fogonazos azulados resultando ser extraños rayos del mismo color. Los portacazas fueron atravesados impotentes, sus escudos incapaces de repeler el impacto, el blindaje se quebró con facilidad hasta que las naves, los cazas y toda la tripulación murió en las consecuentes explosiones.

El resto de la flota sucumbió ante los disparos de un extraño haz violetaceo. Provocaba el mismo destello que la twilek había experimentado en sus nervios.

Moraba sola, en una nave fantasma rodeada por los restos de la flota, enormes ataúdes metálicos. Las comunicaciones eran inviables, algo estaba interfiriendo las frecuencias.

Impávidas las naves asesinas enviaron sus lanzaderas de asalto contra la nave de la Twilek. Los choques contra el metal e impactos aislados le decían que no estaría sola por mucho

Pero ella esperó pacientemente, al principio los ruidos la sobresaltaban, pero despues se concienció de que su unica posibilidad seria mantenerse serena. El miedo solo haria que perdiera el control de sus actos. Comenzaba a impacientarla la tardanza, pero no obstante, se mantuvo calmada, su única esperanza residia en la paciencia.

Una vez los ruidos comenzaron a oirse ya dentro de la nave, Geela se recostó en el asiento mirando hacia la puerta de la sala, con su arma a mano pero no visible, y espero presta a recibir con la mejor de sus sonrisas al primero de los atacantes que cruzara la puerta.

El primero en entrar encontró a una twilek de color violaceo sonriendo, recostada en un asiento como si estuviera sola en su propio hogar, que le daba la bienvenida a la nave.

-Bienvenidos caballeros, comportaos como si fuera vuestra casa, pero.... podriais decirme a que se debe tanto escandalo??

Su finjida calma resultaba desconcertante.

Determinar la reacción de los asaltantes era imposible. Estaban protegidos por una armadura plateada, el rostro oculto tras una extraña máscara. Para sorpresa de Geela no portaban ningún arma de fuego visible, solo una enorme pica que emitía destellos a ambos lados.

No se produjo ninguna conversación, la vieron, la escucharon, no intercambiaron ni una sola palabra. Ante los ojos de la Twilek los asaltantes fueron difuminándose hasta desaparecer por completo, muy propio de los trajes de camuflaje.

La twilek puso todos sus sentidos alerta, pero solo escuchaba su propia respiración, sin saber muy bien como la mujer se apartó lo bastante rápido cuando un golpe traicionero reventó en pedazos la silla donde estaba sentada.

Su atacante había aparecido ante la violencia del impacto, pero de nuevo estaba difuminándose y aun faltaba su compañero.

Geela trató de sacar su arma y disparar antes de que desapareciese del todo, mientras buscaba en su mente cualquier lugar de la nave donde hubiera algo capaz de ensuciar, cualquier líquido, polvo..., tras realizar el disparo salió corriendo hacia la puerta de la sala, intentando huir para encerrarse en algún lugar para preparar su defensa, en los últimos pasos justo antes de llegar a la puerta realizó un disparo hacia el hueco, tratando de averiguar si se encontraría alli el hombre de la armadura o no.

Lo que habría sido un buen disparo se estrelló contra las paredes de la nave. La frustración de combatir contra oponentes invisibles era insoportable, pero podía ser aun peor si sucumbía al pánico.

Geela corrió por los pasillos sorteando cadáveres y mirando hacia atrás, era un puro reflejo aunque sabía que completamente inútil, estaba ciega y solo podía prolongar su situación por un tiempo.

Cerca del hiperimpulsor había varios bidones de combustible, liquido refrigerate, lubricante, etc. Los volcó sin miramientos arracando las tapas de seguridad, una película multicolor sumamente pringrosa se extendió por el suelo, demasiado grande para poder rodearla o saltarla.

Se ocultó como mejor podía, con el arma preparada en caso de percibir cualquier irregularidad en la película viscosa repartida por doquier. Estaba acompañada por el ruido de su corazón acompasado por una respiración nerviosa.

Un minuto... dos minutos... tres minutos, perdió la cuenta del tiempo, a que esperaban o a que jugaban era algo inimaginable.

Finalmente se rompió el silencio, pero lo que escuchaba la twilek provenía de uno de los pasillos laterales, fueron dos zumbidos fugaces acompasados de dos ruidos sordos.

Geela se imaginó una posible disputa entre aquellos dos individuos, y decidió averiguar lo que habia sucedido. Era posible que la suerte hubiera jugado a su favor...

Lentamente y procurando hacer el mínimo ruido posible se incorporó y se dirigió hacia el sonido que habia escuchado. El corazón se le salia del pecho, estaba sintiendo una mezcla de emoción y miedo que le resultaba muy agradable. Llevaba su arma en las manos, que le sudaban copiosamente.

Con paso firme, lento y silencioso llegó hasta el pasillo y dirigió la mirada hacia el sonido y buscó con la mirada a sus atacantes.

El problema de sus atacantes invisibles se había terminado. Los dos asesinos reposaban inertes en el suelo, prácticamente partidos por la mitad, aunque extrañamente no había sangre alguna derramada.

Erguido entre los dos cadáveres se encontraba un humano enorme, pasaría los dos metros de altura. Parecía enfermo, demacrado, y aun así en su pose en su andar emitía vitalidad, miraba con desprecio a las dos figuras ahora muertas antes de dar una violenta patada a una de las picas enviándola a uno de los laterales.

Geela había sido lo bastante silenciosa como para pasar desapercibida, pero aun así ese hombre pareció ser capaz de escucharla, se volvió con calma mirando friamente a la twilek, portaba un sable laser de color violeta en la mano izquierda, presumiblemente el arma asesina.

Sin inmutarse guardó el arma de nuevo en la cintura, antes de hablar con bastante hastió.

- No me esperaba una twilek. -

-Tampoco yo esperaba una intervención semejante en mi favor. Le estoy muy agradecida caballero

Geela analizó el aspecto de aquel hombre hasta el mas mínimo detalle, no sabia muy bien qué, pero habia algo que le resultaba inquietante en el, la había librado de sus atacantes, si bien, ella no estaba segura de si el remedio no sería peor que la enfermedad.

Le sonrió timidamente y procuró ser todo lo amable que estaba dentro de sus posibilidades, lo cual era bastante limitado.

-Tengo curiosidad, ha venido usted entre las naves agresoras o ha acudido en nuestro socorro?
Francamente, no es que la respuesta vaya a cambiar mucho las cosas pero calmará mi curiosidad, al menos durante un rato. Ahhhh, por cierto, que cabeza la mia, mi nombre es Geela Ominia, y el suyo???

Geela dirigió la mirada a aquel hombre, y le miró fijamente en espera de respuestas, aún era muy joven y muy inexperta, pero sabía que no estaba preparada para enfrentarse a aquel hombre. Ya no tenía miedo, pero la adrenalina seguía fluyendo por su cuerpo.

- Zhoriam, aunque los nombres carecen de importancia -

El hombre dio un par de pasos con el rostro escéptico, pisó con visible intención la mano de uno de los asaltantes provocando una desagradable crujido al romper varios huesos.

- Espero que sea retórica, pero no, no voy con estos aficionados. Tenía que ir a Geonosis pero se ha provocado este abordaje, debe de haber más, pero la nave es grande. -

Zhoriam miró una de las consolas, el ordenador no devolvía otra cosa que no fuera la confirmación de ir en la más absoluta deriva, cualquier comunicación con Geonosis estaba siendo interferida.

- Hay una lanzadera de corto alcance disponible en los hangares, veo que es mecánica, imagino que podrá hacer algo con ella. Quedarse aquí no es aconsejable, esto es un ataud y en cuanto se cansen puede que lo revienten al igual que hicieron con los portacazas. -

-Si, creo que deberiamos irnos, y por supuesto que puedo hacer algo con la plataforma-dijo Geela con una sonrrisa en los labios mientras se golpeaba suavemente un par de veces el cinturón de herramientas -hemos de pasar a recoger algunas cosas por mi taller.

Se dirigieron hacia el taller, con muchas precauciones dado que no sabian si había alguien mas en la nave o no, aunque suponian que si. Geela caminó todo el tiempo atenta a la actitud y los gestos de su acompañante, dado que no se fiaba mucho de el.

Cuando llegaron al taller Geela lleno una bolsa con la mayor cantidad posible de materiales, dado que desconocía el estado de la lanzadera y en aquella nave nada parecía estar en buen estado. Mientras se dirigian a los hangares fue recopilando en su memoria todos sus conocimientos sobre pilotaje. Cuando llegaron a los hangares comenzo una revisión profunda de la nave a la mayor velocidad posible rogando que no necesitara mucha ayuda para alejarlos de allí rapidamente.

Geela había visto muchas lanzaderas, pero desconocía el diseño de la que reposaba en el hangar. Tenía cierto corte marcial, proporciones aerodinámicas agresivas y fuertemente blindadas. Su aspecto era de haber viajado mucho, aunque estaba en bastante buen estado, cabía destacar que tenía un armamento muy fuerte, capaz de reventar cualquier caza con facilidad.

Solo necesitaba tiempo para mirar unos pequeños ajustes, todo tenía que estar perfecto, elevadores, propulsión, combustible, escudos, hiperimpulsor, quedarse a la deriva en el espacio era igual de prometedor que permanecer en la nave fantasma.

Zhoriam paseaba tranquilamente por el hangar observando el trabajo de la Twilek, en ocasiones se volvía fijando la vista en algún punto para luego continuar su paso como si fuera una falsa alarma. A pesar de su aparente calma parecía estar en tensión.

Si de alguna manera podía percibir a los asesinos es que sus sentidos eran envidiables, Zhoriam se apartó de repente hacia aun lado al mismos instante que un asesino camuflado descarga un golpe donde apenas unas décimas de segundo había estado un hombre. Sin ninguna muestra de piedad Zhoriam encendió su sable laser en un movimiento relámpago, su atacante no pudo reaccionar a tiempo y le atravesó el estómago de lado a lado. Impávido recuperó su arma dando un puntapie al cadaver inerte de su atacante.

- Dese prisa, es el quinto y vienen más, tarde o temprano terminarán extrañándose de no recibir comunicación. -

lo hare todo lo rápido que esté en mi mano, sería peor que lo hiciera apurada, se lo aseguro, un error puede ser.....

Poco a poco fue bajando el volumen de su voz hasta que solo se oía un murmullo. Estaba completamente concentrada en acondicionar la nave.

Lo hizo lo mejor que supo y lo mejor que pudo dada la situación, y un rato despues miró hacia Zhoriam con una sonrisa mezcla de irónica y triunfal en el rostro.

-Caballero, cuando desee creo que estamos listos para partir. dijo mientras se introducía en el interior de la plataforma, una vez su acompañante había entrado también, ella le miro y le invitó: es toda vuestra y se sentó comodamente a esperar

Zhoriam encendió los motores mientra revisaba los dispositivos interiores. La nave le resultaba familiar, tal vez estuviera en su propiedad, lo cual haría más fácil llegar de nuevo a la civilización.

- Están usando un generador de pozo de vacío, no puedo saltar al hiperespacio, iremos en sublumínica a Genosis hasta uno de los hangares.

No hace falta que le diga lo conveniente que resultaría "omitir" nuestra presencia en la nave. Ser los únicos supervivientes lejos de ser una buena noticia solo acarreará más problemas burocráticos. -

-No se preocupe, sabre estar callada, es algo que siempre hago muy bien. Salva muchas vidas.Geela rió suavemente y se concentró en sus propios pensamientos, la decisión que habia tomado de acompañar a aquel completo desconocido no era la mas inteligente de su vida, pero al menos era la mas cercana a la supervivencia, cosa que agradecía.

Tenía un buen rato para organizarse y decidir a donde se dirigiría y mucha curiosidad por ciertas cosas. Especialmente cuestiones sobre su compañero de viaje y sobre sus atacantes.

Quizás no fuese un momento adecuado, debido a la tensión de la situación pero su curiosidad no debaja espacio a la prudencia en ese momento, y empezaban a arremolinársele las preguntas en la garganta. La incomodidad empezaba a ser visible cuando decidió tragar saliva para ordenar las palabras y comenzar a preguntar, lo que no pensó bien fue el orden en que debía preguntar, y lanzó su curiosidad directa al centro de la cuestión:

-He visto que lleva una espada laser, siempre he querido ver un cacharro de esos de cerca.... es usted un jedi o algo parecido?

- La acepción más correcta sería Jedi Tenebroso, pero hay demasiadas definiciones y los que las formularon no se ponen muy de acuerdo. Consideré que tengo capacidades Jedi pero no soy un santurrón.

Me asombra que haya sobrevivido cuando nos impactaron con ese laser, o es muy dura o muy afortunada, sino una mezcla de ambas. -