Partida Rol por web

Casa de madera de dos pisos y sótano. Está orientada para el alquiler turístico de grupos amplios. Dispone de agua caliente y televisión y linea telefónica

Planta baja dispone de: Cocina completa, salón con chimenea y 3 sofás con capacidad para 7 u 8 personas, 1 aseo pequeño,1 despacho, 3 habitaciones con cama de matrimonio, almacén, escaleras que dan al piso superior y al sótano.

Piso Superior: 4 habitaciones de 4 camas individuales y 1 aseo con ducha, 1 aseo grande con bañera.  una escalerilla plegable hacia el tejado.

Sótano: Mesa de billar, mini-bar americano, bodega de vinos, caldera, cuadro eléctrico, deposito de madera y botiquín de primeros auxilios.

Anotaciones: La casa dispone de todos los accesorios mas cotidianos de un hogar, todas las habitaciones tienen pestillo interior, armario y 1 baúl por cama. Hay 1 extintor en el sótano, 2 en la planta baja y 1 en el pasillo de la planta superior.

Asignación de habitaciones:

-Aurora 1 habitación de matrimonio.

Cuando llegó a la casa pudo observar con diversión que la gente enseguida reclamaba alguna habitación como suya, estaba claro que todos necesitaban un sitio donde descansar los pies y la mente. Ella también, como Prior de Tenebrae sentía la necesidad de tener un refugio digno del que encargarse.  Se sentó en el sofá cayendo a plomo dejando que su cuerpo se hundiera en la comodidad de este.

-Si echan en falta cualquier cosa que pueda hacer falta para el refugio me lo comunican, por favor.

Hay dos bolsas de zumo vacias en el sótano.  -Mira a padre Ramón -Igual quieren darles un entierro digno y cristiano. -Dijo con cierta tono de burla entre compañeros.

-Si las cortamos en pedazos será mas fácil ocultarlas... debe haber un hacha en el sótano- lo pensó unos segundos-. Si dejamos que se congelen un poco hasta será como cortar leña- si necesitaban ayuda, les daría una mano, aunque ya había tenido que empotrarlas en el armario, la idea de tener que sacarlas para enterrarlas le aburría.

-Está bien chingona esta chosita Aurora.

Claro que mejorar las alcantarillas tampoco era muy difícil. Observó un poco la planta de abajo y postergó un estudio más pormenorizado del lugar para más adelante. La conversación de Aurora y Víctor le obligaba a intervenir.

-Gracias chamaquita, creo que ese par de almas ya han cumplido con su misión, les debemos cierto respeto por todo lo que nos han dado. No te preocupes Víctor, yo me encargaré de todo, estoy acostumbrado a hacerlo. Déjenme una pala nomás.

La casa estaba a las afueras y cerca de un bosque, no le costaría mucho trabajo ocultarlas en una fosa. Entonces el teléfono de Ramón comenzó a sonar con el politono de la cucaracha.

-¡Órale guey! Me llegó un mensajito al celular. -Sacó el teléfono y lo miró.- ¡No mames guey! Jajajaja. No avisaron a nuestro compadre Athanasivs que nos habíamos mudado y nos está buscando. Será mejor que le digan donde encontrarnos, parece que tiene prisa.

Aurora mira el móvil desde el sofá y efectivamente Atha a dado señales de vida por fin. Se le escapa un suspiro de alivio.

Luego lee el mensaje de Leonid y recuerda la conversación en privado que tuvo con este en las alcantarillas. La comodidad del sofá le ha durado poco, busca a su ductus con la mirada, una de esas miradas serias que dicen mucho sin mover los labios. 

Deberian ir ellos dos a recoger al sacerdote y tener esa charla en privado. Asi que sin dudarlo un instante se pone en pie, coge sus bolsa y bandolera para ponerse en marcha. -Victor las llaves del coches. Iremos a recoger a Atha, no tardaremos mucho.

Les dejaré un par de palas en la entrada.

-Pensó que quizá deberian poner a alguien al mando en ausencia del Ductus y la Prior, solo por si acaso pero no supo elegir entre Victor o quizá Selene. En cualquier caso no le correspondia a ella hacer eso si no a Leo.

Esperó en la puerta lista para marchar.

-Diviértete- le dijo al Padre Ramón con una siniestra sonrisa, como si enterrar a dos adolescentes desangradas fuera lo más divertido del mundo. El que no le pidiera ayuda fue muy bien recibido, porque le daría algo de tiempo con el billar del sótano, al menos hasta que le pidieran ir a alguna misión. Pero Aurora tenía otros planes, le arrojó las llaves en cuanto se las pidió. Ahora tendría que dejar de lado el billar, pues debía estar atento.

El lugar es perfecto..

Piensa mientras va pensando en todas las posibilidades, incluso hablar con el Padre Athanasiv a futuro de comenzar a crear guardias modificados para que cuiden los alrededores cuando llegue el momento. Había alcanzado a llegar solo a la sala de estar, deteniendo sus pasos cuando se escucha el sonido del celular " Sonata claro de Luna de Beethoven". Observando en ese momento el mensaje del Tzimisce, comenzando a teclear rápidamente con el pulgar de la mano derecha y enviando el mensaje.

-Vean mejor de quemar los cuerpos y si los entierran consigan sal de cal con una profundidad de cuatro metros por lo menos, aunque sería más fácil agarrar un poco de ácido y un tambor-.

Comentarios que parecen más bien para él de como deshacerse de un cuerpo, una costumbre a la que estuvo adherido en sus tiempos como agente del servicio de inteligencia e incluso hacerlo desaparecer en pedazos como ocurría con algunos políticos o periodistas impertinentes en lugares de trabajo. Eran buenos tiempos.

- No debemos hacer notar nuestra presencia en este sector aun-.

Observa a Aurora a los ojos por unos segundos, ambos saben lo que deben hacer. Guardando el celular tras ver como ella coge las llaves lanzadas por Víctor y en un reflejo de un par de segundos asegura tener la Makarov como la Smith preparadas a disparar de ser necesarios.

-Hasta que regresemos Víctor estará a cargo-.

De los presentes es a su parecer el más pragmático y sería el que tiene mejor los nervios de acero. Observando al padre Ramón tras detener sus pasos cerca del marco de la puerta.

-Padre Ramón, usted y Selene me esperan para ir a cazar con ambos. No tardaremos-.

Termina por ordenar, comenzando a salir junto a la bruja del nuevo refugio.

Me encontraba en la sala con los demás cuando Aurora y Leonid marchan al recibir ella una llamada de teléfono.

Varios continúan con lo de guardar los cadáveres, no le veo la lógica por ningún sitio, pero puede que cuando conozca mejor sus costumbres lo entienda, ¿serán como las marcas en las armas de algunos contando los muertos?

– Antes de que marche ninguno me levanto comentando. – Voy a buscar el Reuter para saber cual es la clave del Wifi.

Me extraña que nadie hubiera registrado mi casa cuando desaparecí, ¿tan poco les importaba a mis antiguos compañeros de la policía?

Enarcó una ceja al ser nombrado “líder” mientras los demás se marchaban, pero no dijo nada. Solo asintió con seriedad hacia Leonid. De haber sido otra persona, habría realizado alguna alusión a una enorme fiesta con drogas, sexo salvaje y sangre, pero siendo el Ductus, acalló su lengua. Otro motivo más para mantener los ojos abiertos y alejarse del billar.

Creía que de todos ellos, era el más idóneo para detectar algún peligro, así que pondría todos sus sentidos en alerta. Lo que menos quería era que les atacaran, por muy raro que fuera eso, cuando estaban divididos. Seguramente el Padre y Selene tendrían sed, aunque no creía que entraran en frenesí. Comenzaba a entender mejor a Aurora y el poder mantener gente a cargo, pero él prefería la soledad y los grupos pequeños.

No había demasiado equipaje que dejar en su pequeño, pero cómodo, cuarto. Lo primero que hizo fue probar la cama. Soltó un suspiro de alivio y volvió a ponerse en marcha. Observó la estancia de abajo una vez llegó a ella. Era muy acogedora. Había mucho sitio y eso la hacía sentir cómoda. Mucho más cómoda que en las alcantarillas. 

Además, el viaje en coche le había sentado bien. Parecía que sus emociones estaban bajo control. Una vez abajó se sentó en uno de los sofás libres y contempló la chimenea. ¡Qué nivel! Sintió una corta vibración en su bolsillo trasero que indicaba haber recibido un mensaje. Sacó el móvil con rapidez y lo leyó. No conocía mucho a ese tipo, pero le hizo gracia que fuese a buscarles a las alcantarillas y no encontrase más que ratas. Leonid y Aurora iban a salir en busca de ese pobre infeliz abandonado y lo iban a traer a este nuevo sitio, que esperaba que les durase como refugio. Hizo un leve movimiento de cabeza, acompañado por un gesto con la mano, como despedida hacia ambos, convirtiéndose en un asentimiento cuando se detuvo en Leonid. Después miró al cura. 

-¿Necesita ayuda con los cuerpos?- le preguntó. No tenía nada mejor que hacer, de momento. Así que no le importaba ayudar a su camarada. - ¿O me requieres para algo, jefe? - dijo en un tono de sorna. Era evidente que el mismo Víctor se había sorprendido de que depositasen en él esa confianza y ella no le impediría ascender en la jerarquía. Colaboraría con él, eso lo tenía claro. Y... ¿Por qué no? No cerraba la puerta a sociabilizar un poco, ahora que estaban todos con una buena predisposición. 

Al salir de aquel hogar, a pocos metros, en un poste de luz, podían ver un cartel que a más de uno del grupo podría interesar.

Ramón escuchó los consejos de Leonid, aunque allí tan alejados de la ciudad y con el bosque cerca no consideraba que fuera a haber muchos problemas.

-No se preocupen compadres, me aseguraré que esas chamacas no se vuelven a levantar, nadie las encontrará.

Acompañó a Aurora y Leonid hasta el coche para recoger la pala y al salir se fijó en un cartel fijado en un poste de la luz.

-¡Hijo de la gran chingada! -Ramón se acercó y arrancó el letrero.- Parece que alguien está preocupado por nuestro compadre. -Le enseñó el letrero a Aurora y Leonid, más divertido que preocupado y después recogió la pala.- Tengan un buen viaje, les esperamos pronto de vuelta. Iremos a cazar con usted.

Y mientras tanto tenía trabajo que hacer así que los dejó y fue a la casa en busca de las chicas. Entró agitando el cartel de desaparecido.

-Parece que alguien te está buscando compadre. Si aceptas un consejito llamaría para decir que estás de viaje o prepararía una muerte. Yo puedo ir a ver a tu familia y darles la noticia, la gente siempre confía en los curas. Pero mejor piénsalo y hablalo con los jefes antes de decidir. -Le dio su cartel, quizás lo quería colgar en su habitación o algo.- Una ayudita solamente. Cargaría yo solito con los cuerpos pero ya me estoy haciendo viejo. -Ramón sonrió y después continuó hablando.- Así que si alguien coge a una de las chamacas y me la acerca al bosque yo llevaré a la otra, después puede volver, yo solito puedo cavar la tumba. Pero si necesitas a la gente por aquí jefesito -Dijo dirigiéndose a Víctor.- me las apaño yo solo nomás.

Víctor se había dado cuenta que no conocía mucho a sus otros dos colegas, ni al Padre Ramón ni a Selene. Si algo pasaba, no sabría cómo “utilizarlos” en caso de necesidad. Aunque las palabras de Selene le hicieron pensar en otras necesidades. Sonrió ampliamente, notándola mucha más accesible que antes.

-Tengo algunas ideas en mente- le dijo sin tener ningún reparo en admirar su figura. El Padre aparece con una pala y un cartel en donde estaba la cara de su nuevo recluta-. Creo que Ramón tiene razón, si vamos a andar por toda la ciudad esto podría generar varios problemas- en su caso todo fue mucho mas sencillo. Sin parientes, lejos de su ciudad, convertido y dejado atrás para que sucumbiera al frenesí-. Decir que está muerto puede ser peor. Sobre todo si va a andar con nosotros.

Nadie quiere ver al que creyó muerto caminando por ahí, aunque esperaba que inventara alguna buena excusa. Como no era su problema, le dejó al novato lo creativo.

-Vamos Padre, le ayudaré a sacarlas- le caía bien Ramón, parecía tan dócil y amable con su sotana, a pesar de esa cara que tiraba para atrás. En verdad quería verlo en acción, desatando toda su furia sobre algún ser y bañarse en su sangre. Siempre le agradó las sorpresas que ocultaban las personas a los demás.

8 de enero, 2018

Cuarta Noche del Sol de la Medianoche

-15°

09:17 hs.

Cada uno se había colocado en el lugar que más cómodo le parecía dentro de aquella cálida casa.

Afuera el frio comenzaba a ser bastante peligroso, la nieve había cesado y la oscuridad casi eterna de aquellas tierras alejadas de lo mundano, había cesado levemente con unas nubes azules que aun evitaban que entren la luz del sol, pero aun así era la primera vez desde que habían pisado ese lugar que el cielo había cambiado de color a uno más amistoso, por así decirlo.

Los cadáveres de aquellas pobres desgraciadas, habían sido sepultados y el padre Ramón a pesar de su calidad de no muerto, guiado aun por su dogma católico, había procurado algunas oraciones para pedir por sus almas.

Al poco rato, tres golpes llaman a la puerta, nadie hizo nada para ir a abrir, eran golpes normales, de una persona que no buscaba hostigar o maquillaba perfectamente sus malas intenciones.

Otra vez golpean y fue Selene la que se animó a ir e intentar mirar algo por lo bajo o por la mirilla, pero no se veía a nada ni nadie, así que abrió la puerta y se topó con la inquietante sorpresa de un hombre deforme con los ojos amarillos que la miraba con gesto serio el cual vestía con unos ropajes elegantes como de los años 20, todo ese conjunto bastante curioso se complementaba a la perfección con un bastón negro que le servia como soporte ante una posible cojera o simple moda, por otra parte, junto a él, había otro hombre más con una pinta completamente contraria al caballero que tenía enfrente, contaba con cabello punk rojizo y chaqueta verde agua, asi como pantalones rasgados, el punki te mira sonriente.

- Buenos días – dice con voz rasposa aquel ser – perdone la desfachatez de mi presencia señorita, espero no incordiarla, me presento, soy Yuri Vladislav Spiridon, pero puede llamarme usted Yuri... – hace una referencia bastante desfasada con el tiempo ya que agacha la cabeza y se saca el sombrero de copa que llevaba en su calva cabeza – solo quiero hablar con usted y con su líder con respecto a un problema que tenemos aquí en mi querida Erebo, como notara, soy miembro de la Camarilla o al menos, lo que queda de ella, ya que nuestra mal educada príncipe se fue dejándonos desamparados como usted sabrá – ambas manos se posan sobre el bastón y trata de mirar más adentro de la casa – por mi apariencia, sabrá que no puedo estar mucho tiempo afuera, discúlpeme usted, pero la mascarada aun es mi prioridad, así que si me permite pasar se lo agradeceré enormemente, no se preocupe, venimos en son de paz – finaliza mientras el punki se voltea para ver si no había nadie en los alrededores -

Rió con descaro el comentario de Víctor y, lejos de avergonzarse o molestarse porque la mirase con descaro, sostuvo su mirada con una sonrisa pícara en la cara. Ramón salió hacia el coche a por la pala, así que se quedó a solas con los otros dos hombres. 

-¿Tienes pensado montar guardias o algo así? - preguntó a su compañero. Aunque dudaba mucho que alguien fuese a acercarse a una casa tan a las afueras de la ciudad, lo mejor era prevenir cualquier tipo de intromisión. Y no sería favorable para el ascenso de Víctor que la liasen parda en la ausencia de los verdaderos jefes. 

El cura entró trayendo consigo una sorpresita. -Víctor tiene razón. No puedes decir que estás muerto y andar por ahí sin levantar sospechas. Aunque puedes decir que eres un pariente lejano que se te parece mucho, en los tiempos que corren no creo que cuele. Lo que sí puedes hacer es dimitir y mandar a toda tu gente a freír espárragos. Solo como idea. - Había pasado mucho desde que ella fue convertida. Y, a esas alturas de la vida, ya nadie se preguntó dónde estaba. De eso estaba convencida. En cierto modo era bonito que la gente se preocupase por el novato. Entrañable. Un sentimiento de melancolía la recorrió entera por un instante. 

Víctor se le adelantó en ayudar al cura y eso la distrajo. Siguió sentada en su asiento y centró toda su atención en Lawrence al hablarle. -Si necesitas ayuda, andaré por aquí cerca... 

Al poco rato, unos golpes sobresaltaron a la muchacha. Miró en dirección a su nuevo jefe y se acercó a abrir, ante la insistencia. Se sorprendió mucho al ver quién había llamado, pero no lo dejó notar. Entrecerró un poco la puerta, para que no se pudiese ver el interior de la casa y el hueco lo tapó con su cuerpo. Miró con curiosidad al nosferatu que tenía delante y que no parecía tener intención de abrir la boca. Son más feos de lo que recordaba, por Dios... Después, posó su atención sobre su acompañante. Por sus pintas parecía poca cosa, pero se fiaba menos de él que del horrendo bicho al que acompañaba. Por su experiencia... Nada era lo que aparentaba ser. 

Escuchó con atención lo que el tal Yuri tenía que decir y la situación le dio mala espina. -Buenos días, Yuri y... ¿Cómo dijo que se llamaba su acompañante? - Esperaba que los demás estuviesen atentos a lo que estaba ocurriendo en la puerta porque  iba a necesitar de la ayuda de Víctor, como mínimo. Parecía que solo venían a dialogar, pero nunca se fiaba de la Camarilla. - Siento mucho no poder invitarles a entrar. La casa está un poco desordenada. - Soltó una risita inocente y le miró a través de sus pestañas, poniendo la cara más amable que era capaz. Sabía que en cualquier momento aparecería Víctor a sus espaldas, así que estaba relajada, aunque alerta. Siguió, sonriendo. - Algo hemos oído, sí... - dijo, moviéndose en la dirección de la mirada del punkarra para impedir que viese nada adentro. Al darse la vuelta, se quedó mirando al nosferatu por si hacía algún movimiento raro. De ella no iban a pasar, eso seguro.