Partida Rol por web

Erik desayunaba sólo esa mañana. 

Era el día festivo de la semana, por lo que todos se lo tomaban con calma. Incluso Lucas, que ahora disfrutaba de las breves pero intensas clases de Charles, se merecía despertarse tarde ese día, ya que su semana había sido agotadora. 

Erik, por su lado, estaba de buen humor. No sólo porque Edmund se hubiera puesto en contacto con él a los pocos días de su charla (Cosa que demostraba que el comerciante estaba realmente desesperado para encontrar clientes) o porque la fabricación de Escorpiones ya estuviera en marcha, si no que también porque por fin se iba a reunir el Consejo de nuevo. Y había cosas de las que hablar, y tanto que sí, aunque el principal punto de interés fuera la creciente aparición de Golems en las tierras de Helltia. 

Erik no quería comentar las mismas inquietudes que tuvo con su hijo y con Gholas en la reunión, o sería tachado de traidor. Erik quería dejar claro que estaba preparándose para una lucha contra los golems y manteniéndose alerta respecto a los bandidos. Pero Erik, al menos de primeras, no tomará la iniciativa en la reunión.

Tras el breve y tranquilo desayuno, Erik decide ser de los primeros en ir a la sala donde se suele reunir el consejo. Supuestamente ese día no iba a faltar nadie, ni siquiera el rey y la reina, razón de más por la que se había postergado tanto tiempo dicha reunión. Por ese motivo, Erik encontró interesante ir temprano, así podría conocer mejor las opiniones de los miembros del consejo sobre la situación, sin tener la influencia del rey a sus espaldas. 

Cuando llega a la sala, acompañado por Zaziel, se encuentra con que aún esta en silencio, por lo que supone que no hay nadie. Pero al rato un suspiro lo pilla totalmente por sorpresa. De entre todos los miembros del Consejo ese era con el que tenía Erik menos ganas de hablar, al fin y al cabo sus conversaciones podían resultar muy deprimentes. 

- Buenos días, Lord Erik. - Dice Remo, sin ganas. Se le notaba en el tono de voz que estaba cansado. - Veo que ha madrugado. 

"Podría ser peor. Podría ser el rey."

- No había mucho que hacer en la cama y vine antes. ¿Qué tal todo, Remo? ¿Qué novedades hay de la cultura de Helltia?

Como muchos otros, pienso que su puesto sobra. Si al menos alguien le hiciera caso, podría tener alguna utilidad como miembro del consejo.

- Como siempre, o quizás peor... - Dice Remo, aún más desanimado. - Los problemas con los Golems me han hecho pasar la noche en vela, cada vez son más los aldeanos que vienen a quejarse, y yo tengo que registrar todas esas quejas, más otras tantas típicas, y encontrar alguna forma de solucionar esos problemas... Tras acabar con el papeleo he intentado dormir pero me ha sido imposible, así que llevo aquí bastante rato. 

Realmente, solo por su tono de voz uno ya se deprimía. Además, el papel del Consejero de Cultura era el más agotador de todos sin duda. Se pasaba las días escuchando las quejas de las gentes que venían a pedir audiencia con el rey debido a que el mismo le encasquetaba a Remo dicho trabajo. Y después, cuando por fin acababan las visitas, se encargaba de registrar las quejas y intentar buscarles alguna solución. 

Remo apenas tenía un par de ayudantes mal contados que servían la mayor parte del tiempo como mensajeros, así que se encargaba casi de todo el trabajo. Lo raro es que no se hubiera rendido ya... Pero, como el decía, tampoco es que se le quisiera en ningún otro sitio. Al fin y al cabo era el hijo menor de una casa menor, quizás aquel era el puesto más alto al que podía aspirar. Y a pesar de su constante depresión, hacía bastante bien su trabajo, al menos la parte de la que se tenía que encargar él. 

- Debe ser agotador. ¿Te dan mucho trabajo los bandidos también?

Eso sí que podía ser interesante.

- No mucho últimamente... Al menos no hay más quejas de los "Azote del Infierno", es como si se los hubiera tragado la tierra. - Todo parecía indicar que Remo no estaba informado sobre lo que había hecho Erik. - Pero hay otros, están ganando influencia y creando problemas, sobretodo en las tierras de los Hollters. Los "Escudo de la Justicia" dicen que eran. - Bosteza. 

- Algo así había escuchado. Pero caerán como hacen todos. Todo muro cae si hay suficientes escorpiones. Y cada vez hay más escorpiones.

Era la verdad. Estaba haciendo escorpiones. Para los bandidos, para los golems o para lo que fuera, cada vez tenía más escorpiones.

- Si al menos no fuera la violencia nuestra única solución... - Dice Remo con tono entristecido. Después se pasa un rato en silencio, pero al final vuelve a hablar. - También han llegado otro tipo de quejas, personas que venían a denunciar a sus vecinos porque estaban colaborando con los bandidos. Es una locura, parece que los "Escudo de la Justicia" están muy interesados en reunir gente... Me temo que al final tengamos que usar sus escorpiones contra personas inocentes... 

- ¿Piden la colaboración del populacho? ¿De personas inocentes?

La gente ya estaba alterada de por sí. Esto era algo peligroso.

- Agradecería que me mostraras informes sobre ello. Como principal mitigador de los bandidos me gustaría echarte una mano.

- Claro... - Responde Remo, de todo menos seguro. - Más tarde podríamos verlo con más detalle. 

En ese momento alguien habré la puerta, y se para junto a la misma. 

- Vaya, y yo que pensaba que llegaba temprano. - Dice Bish, siempre con ese tono que lo identificaba como marinero. - Aunque hubiera jurado que oía voces. ¿Estabais conspirando contra el rey? - Dice en un tono acusador fingido. - ¡Pues deberíais haberme invitado! Sabéis que me encantan estas cosas. - Se ríe solo, sonoramente. Se sienta en su sitio, que es una silla algo más elevada de lo normal, para poder estar a la altura del resto. - Pensaba en escribirle un poema, ¿Se os ocurre algo que rime con "Condenado"? 

Bish solía ser así, y parecía que el rey no se daba cuenta o simplemente lo ignoraba para no aumentar sus problemas con los Zwerg. En todo caso, pocos le seguían sus bromas, siempre se palpaba una cierta tensión cuando las hacía. 

- ¿Ofuscado? - Interviene Remo, aún sorprendido por la entrada. 

- ¡He dicho que quiero hacer un poema sobre el rey, no sobre ti, Libertti! - Se vuelve a reír solo, sonoramente. 

Erik y Bish, habían tenido sus enfrentamiento y no era raro verlos lanzarse pullas disimuladas por la cortesía. Al fin y al cabo, Bish había venido a Helltia con la intención de ser Consejero de la Moneda, pero el puesto había sido ocupado por Erik hacía poco y Bish se había tenido que conformar con ser Consejero Naval. Ese puesto era sin duda aburrido y daba poco trabajo debido a la escasa flota de Helltia, por lo que Bish se pasaba largo tiempo sin hacer nada. 

- Hola Bish, qué placer volver a verte. ¿Qué tal están hoy las aguas?

Nada como recordarle su puesto. Del mío se acordaría él solo en consecuencia.

- Llenas de mierda, como siempre. - Dice Bish, sin perder el tono animado y sin molestarse en saludar a Erik. - Los que se pasan el día sentados deberían comenzar a pensar en deshacerse de sus deshechos de otra forma, por culpa de la acumulación de los mismos pronto los barcos no podrán navegar. - Se ríe sonoramente. Y antes de darle tiempo a decir algo a nadie, añade. - Bien, ¿Qué me he perdido?   

- Nada en particular, solo la conspiración contra el rey.

Tras esas palabras, me siento finalmente.

- Debes saberlo ya, Bish. Acerca de los problemas que asolan al reino últimamente. Aunque no creo que te preocupen esos golems. Al fin y al cabo, no creo que puedan nadar. Quizá el mar sea la solución contra esas criaturas.

Eso me da una gran idea, pero no la digo en alto.

- A los marineros les importan una mierda esos montones de rocas, solo sabrían hundirse en el mar. - Se ríe sonoramente de nuevo. - Pero últimamente andan hablando de otras cosas, están acojonados con leyendas que vienen de Genzo. ¿Que tendrán que venir los mares de Genzo con los mares de Helltia? Si al menos los piratas vinieran a molestar esto podría ser entretenido. - Se vuelve a reír. 

- Ya tenemos suficiente con los bandidos. Solo nos faltaban piratas. Y las leyendas solo son eso, leyendas. Creía que como miembro del consejo fuera usted más realista.

Mi tono era serio y ya no bromeaba para nada. ¿Piratas? Podía soportar hasta bromas acerca de conspirar contra el rey, pero solo faltaban piratas en Helltia.

- Yo no he dicho que me las crea. - Dice Bish, que ha abandonado todo rastro de humor. - Sólo digo que los imbéciles del puerto están que no cagan con ellas. 

- ¿Te refieres al barco fantasma? - Interviene Remo. 

- ¿Tú también, Libertti? Dime que no te crees esa chorrada. 

- El mundo se está poniendo patas arriba. - Dice Remo, entristecido. - Y la gente habla, dicen que si los Golems se están alterando después de no haberse movido de las montañas nunca, ¿Que será lo siguiente? Aunque por aquí lo del barco fantasma parece un cuento para asustar a los niños, he oído que en el sur se lo toman con bastante seriedad. 

Erik realmente no había escuchado nada de el supuesto "barco fantasma". 

"¿Un barco fantasma? Será algún pirata. El problema es DÓNDE."

- ¿Y dónde dicen exactamente que aparece ese barco fantasma?

- Pensaba que no creías en esas cosas, Marioneta. - Dice Bish, que ha adoptado un cierto tono burlón y parece que ha recuperado su humor. - Los imbéciles del puerto decían que aparecía en todas partes. Al menos podrían inventarse algo creíble...

Entonces interviene Remo, que parecía hablar más seriamente sobre el tema. Lo poco que Erik conocía a Remo sabía que su principal pasatiempo era la lectura (No era raro verlo encerrado en la biblioteca del palacio cuando no tenía que atender visitas), y en general la gente le atribuía que le encantaban las historias de fantasía (Porque siempre parecía que su mente andaba en otro mundo), aunque no era algo que él dijera de forma directa. 

- La mayoría de historias coinciden en que suele aparecer al norte de Genzo y cerca de las tierras salvajes. Ataca mayormente a barcos piratas, pero también se conocen ataques contra barcos mercantes de Flegellia y Goldort. La otra parte de la historia ya no parece tan realista... - Dice Remo, desanimado. - Dicen que siempre hay niebla antes de sus ataques y que como el barco es totalmente blanco y sus pasajeros visten túnicas blancas son invisibles en la misma. - El tono depresivo de Remo iba en aumento. - También dicen que nunca dejan ningún supervivientes y que dejan el cargamento del barco intacto. 

Tras la descripción de Remo, Bish se partía de risa. 

Sonrío un poco también, aunque no porque me haga gracia. Es porque parece que no nos afecte.

- Atacan a piratas... genial. Al menos los fantasmas son nuestros aliados.

Le hago una seña a Zaziel.

- Zaz, trae algo ligero para comer mientras viene el resto.