Partida Rol por web

Hidenori avanza hacía el guardián [G1], dejando un hueco evidente en su defensa por el que se le puede atacar. Por lo visto, su contrincante cae en la trampa y se abalanza con su lanza hacía Hidenori. Hidenori desvía el arma con bastante facilidad con su espada, lo que hace que el guardián pierda el equilibrio por un momento. Pero ese tiempo es suficiente para cortarle la escapada al guardián, que antes de que se de cuenta está rodeado por un lado por Hidenori y por el otro por el pirata de Suzume [P2], que había atrapado su lanza. Hidenori le pone la espada en el cuello al guardián, y este suelta el arma sin resistencia. El pirata de Suzume hace que el guardián se arrodille y se reúne con el soldado de Hidenori [So], para juntar a los dos rehenes que tenían por el momento. 

Hidenori puede ver cómo Suzume ya ha avanzado en dirección a la otra punta del pueblo, junto con Dante y la ha perdido de vista. Tampoco puede ver a Vleis, pero ve el cadáver rodeado de sangre del guardia con el que se estaba enfrentando. 

Suzume avanza dejando atrás la batalla de Hidenori, aunque viendo su resultado. Por el camino se reúne con Vleis que le había asestado ya su golpe de gracia al guardián contra el que se estaba enfrentando [G3]. De camino a la otra punta del pueblo escuchan otra explosión más, y un grito horrible, tras lo que llega el silencio. Y cuando pueden ver la escena se quedan paralizados durante unos segundos. 

Delante de ellos había el cuerpo de un hombre al lado del agujero que había dejado una explosión. Pero no era del todo correcto decir que era un cuerpo entero... Era Skedel. Por lo que parecía la explosión había alcanzado del todo sus piernas, y ahora de torso para abajo no había nada sólo un gran charco de sangre y carne hecha pedazos. Estaba muerto.  

Vleis no decía nada, y eso era lo más aterrador. Estaba paralizada, y por su mirada no parecía creer lo que estaba viendo. Pero Suzume podía verla, podía ver en su interior porque la conocía... Estaba a punto de explotar. 

En el exterior, pasando la puerta, el ninja de Hidenori [N] y Uragiri se estaban enfrentando a otros dos guardías que no habían visto hasta ahora [G5 y G6]. No había rastro de Kenshi o el encapuchado [E].  

Notando la adrenalina bombeando en las sienes, Suzume se acerca decidida a donde Uragiri y el ninja están luchando contra los guardias.
Su intención es abrirles las tripas hasta que hablen y luego cortarles la lengua y sacarles los ojos.
Intenta no mirar al cuerpo de Skedel. Es duro hasta para ella.

Los guardias apenas ven venir el ataque. Suzume está fuera de sí pero Vleis parece una criatura salvaje, soltando un alarido de rabia, en cuanto se abalanzan contra los guardias. La batalla dura menos de lo que ha tardado en comenzar. Sin piedad, Suzume atraviesa al guardia con la espada cuando está distraído y Uragiri le da el golpe de gracia cortandole por la garganta. Vleis le lanza su lanza al otro, atravesándole la cabeza con ella. Tan pronto cómo recoge su lanza, Vleis corre a ver el cuerpo de Skedel, al que aún no se había acercado. Pero no había nada que hacer con ello, no hay vida alguna en él. Vleis se arrodilla comienza a soltar una plegaría que le hacían los difuntos al dios Voo cuando un miembro de la tribu se moría, con lágrimas en los ojos. 

Todos rodean la escena, en un silencio fúnebre. 

Hidenori se encamina a la acción para encontrarse con un escenario desolador. El cadáver de Skedel se encuentra al lado del agujero provocado por una explosión, al cuál le faltan por completo las piernas. Vleis parece estar pronunciando una plegaria arrodillada frente a él, y el resto parece estar escuchando en silencio. En la salida, Hidenori puede ver también el cadáver de dos guardias a los que no había visto antes. No hay rastro de Kenshi o el encapuchado.  

Hidenori se acerca hacía el grupo de gente, y en cuánto Uragiri lo ve, se dirige a él y a Suzume. 

- Debemos seguir. Kenshi ha salido detrás del encapuchado, que ha huido a la jungla. Él es el responsable de las explosiones. Es peligroso dejarlos solos. 

Suzume asiente a Uragiri. Se acerca a Vleiss y le pone la mano en el hombro.

- Ven, buscaremos venganza. Juro que el fantasma tendrá la peor muerte imaginable y su cadáver se lo comerán las hormigas.

Suzume se acerca a Vleiss, le pone una mano en el hombro y le dice en el idioma nativo. Vleiss deja de rezar, y asiente, con expresión serena. Se levanta, y con el arma en la mano parece lista para marcharse en cuanto sea necesario. 

Dante no era lo que se dijera un gran corredor y el ninja estaba parcialmente herido, por lo que ambos se quedan en la aldea a vigilar a los rehenes junto con el soldado y el pirata de Suzume. También aseguran que se encargaran de enviar a un mensajero en el caso de que vinieran más atacantes de la aldea. 

Uragiri, Vleiss, Suzume y Hidenori se ponen en marcha rumbo a la selva. En un principio ninguno tiene claro el camino a seguir, pero no tardan en ver rastros de la persecución. Hay un agujero dónde debía de haber ocurrido otra explosión, y más adelante se veían rastros de llamas. No estaba claro con que se habían producido, pero algunos matojos estaban ardiendo por el camino. Por suerte no lo hacía con mucha intensidad por culpa de la humedad del ambiente.  

Finalmente, el grupo llega a verlo al inicio de un pequeño claro, el cuál mostraba signos de varias explosiones. Kenshi, katana en mano, tenía agujeros y quemaduras por varias partes de su ropa, y respiraba con fuerza por culpa del agotamiento. Frente a él estaba el encapuchado, con una máscara que también le ocultaba el rostro. Y sus manos... ¡Sus manos estaban ardiendo! O al menos esa era la impresión que daba... Pero sin duda el no parecía sentir dolor alguno. 

- Demonios de mierda. - sisea Suzume - ¡Rodeadlo!

Hidenori sostuvo la katana con la mano izquierda mientras corría hacia el encapuchado, aprovechando para sacar la pistola y apuntar al encapuchado. Apretó el paso para ponerse detrás del demonio y poder dejarlo atrapado entre los dos. Hidenori se prepara para disparar si el encapuchado intenta marcharse corriendo.

A la orden de Suzume, Vleis y Uragiri corren para rodear los alrededor del claro desde lados opuestos, mientras que Suzume avanza con el mayor sigilo del que es capaz. Pero por su lado, Hidenori corre hacía el combate para ayudar a un debilitado Kenshi.

Tan pronto como Hidenori está cerca del claro, el encapuchado se gira en su dirección. Y antes de que Hidenori pueda darse cuenta, el encapuchado lo apunta con la mano en llamas y una gran llamarada que parece salir de la punta de su dedo se dirige hacia él. La única forma de esquivarla que encuentra Hidenori es tirarse al suelo y rodar, y gracias a ello sólo parte de su ropa se ve afectada.

Parece que Kenshi se endereza y busca aprovechar esta distracción para atacar, pero justo cuando levanta su espada para asestar la estocada el encapuchado levanta el brazo, con la palma abierta en dirección de Kenshi. Una onda expansiva surge de la nada, y impulsa a Kenshi a gran velocidad hacía un gran árbol. Kenshi impacta de lleno contra el tronco, y pierde el conocimiento. La katana de Kenshi sale volando por los aires, y cae en el claro. 

- Estúpidos piratas. Os estamos cazando y venís a buscarnos. - Dice el encapuchado con tono de burla y superioridad. Tiene el accento de los salvajes, pero habla el idioma común. - Cuando tan siquiera sabéis de que somos capaces. - Mira a Hidenori. - Pero no saldréis vivos de aquí con esa información. 

No parece que el encapuchado haya visto aún a Suzume, Uragiri o Vleiss, pero los tres están colocados en posiciones equidistantes dispuestos a atacar cuando vean la oportunidad. Uragiri y Vleiss, en concreto, parece que esperan que Suzume tome la iniciativa. 

Suzume hace un gesto explícito y silencioso a Vleiss de que clave su lanza en el cráneo del fantasma.

Hidenori se levantó corriendo y siguió apuntando al demonio con la pistola cargada. Hidenori le respondió :

- Tú tampoco sabes de qué somos capaces... - Hidenori fingió sorpresa y añadió - ¡Cuidado, detrás de ti!

- Eres realmente imbécil si crees que caeré en algo así. - Dice el encapuchado al tiempo que levanta la mano en dirección a Hidenori. Y justo cuando iba a dar un paso hacía adelante, una lanza lo atraviesa por completo por el vientre. Hidenori puede ver entonces con el rabillo del ojo que es Vleiss quien la ha lanzado. 

El encapuchado se queda sin habla y cae de rodillas con las manos alrededor de la lanza. La sangre comienza a brotar de la herida y lo rodea formando un charco. 

Hidenori se encoge de hombros.

- Te lo dije.

Vleiss se acerca al cuerpo del encapuchado para recuperar su lanza pero de pronto el ambiente comienza a caldearse y la sangre deja de manar de su cuerpo. El encapuchado se ríe tras su máscara. 

- Habéis llegado demasiado lejos. - Dice con una voz entrecortada. - De verdad que no sabéis contra que os enfrentáis. 

Antes de que Vleiss pueda retroceder, un circulo de fuego nace de la nada alrededor del encapuchado. Vleiss se lleva la llamarada en todo el brazo y pega un alarido por el dolor. El encapuchado se levanta, se arranca la lanza y la tira a un lado. La herida se cierra por si sola. 

Vleiss retrocede al tiempo que mira la escena horrorizada. Murmura algo que nadie puede entender. 

El encapuchado se gira hacía Hidenori de nuevo. 

- Y eso ya "Te lo dije". 

Suzume, llena de rabia, aprieta los dientes y dispara al demonio a la cabeza. A ver cómo regenera eso el monstruo malparido.

Se escucha un disparo, y el encapuchado no tiene tiempo de girarse. La bala impacta contra la cabeza y la atraviesa por un ojo. El alarido que suelta el encapuchado tras eso es ensordecedor, el cuál cae de rodillas al suelo, sujetándose la cara con las manos mientras que la sangre fluye entre ellas. El circulo de llamas que lo rodea comienza a perturbarse, las llamas crecen y decrecen constantemente. Hasta que al final se extinguen... Pero el encapuchado se sigue moviendo.

Cuando levanta el rostro, todos pueden verle la cara debido a que la máscara se había destrozado. No era un nativo de la zona, pero tenía la piel muy morena, y allí donde antes estaba su ojo sólo había un agujero. La sangre había dejado de manar y él parecía muy desorientado. 

- Otro... - Dice mirando hacía los lados, confuso y tambaleándose. - Hay otro más... - Dice al mismo tiempo que de sus manos aparece una llamara que no se dirige a nadie en concreto. - Todos... Debo acabar con todos... 

Una llama sin objetivo vuelve a surgir de sus manos, pero está prende fuego a un gran árbol. Pero el encapuchado termina por dar la vuelta por completo, y acaba localizando a Suzume, que aún tenía la pistola en las manos. Sus ojos se llenan de odio al tiempo que las llamas se acumulan en sus manos. 

El encapuchado le había dado la espalda a Hidenori. Por su lado, parecía que Uragiri se estaba acercando al cuerpo inconsciente de Kenshi para apartarlo del claro, debido a que el arbol en llamas estaba cerca de él. Y por otro lado, Vleiss, que aún sujetaba su brazo quemado, se estaba acercando al claro con precaución, cambiando su mirada de la katana de Kenshi al encapuchado. 

Maldición.Ya estaba perdida, los demás tendrán una oportunidad.
-Sí monstruo malnacido, he sido yo. Y ojalá te hubiera reventado entero. Cerdo asqueroso, desperdicio de mar
Mientras grita y suelta palabras al azar se mueve de lado a lado, de arriba a abajo para tenerle distraído.