Partida Rol por web

Miro a la mujer llamada Agnieszka con un gesto - Gracias por el apoyo... Discúlpeme en la mesa ante Helena y Roxy. Volveré enseguida para continuar nuestra conversación.

Escucho las palabras de Shane junto a mi mesa y asiento mirandole y le respondo - de su parte.

Acto seguido me acerco a Roxy y a Helena de pie pero me dirigo mas hacia Roxy - Mihail se habra ido a hablar por el movil... no le veo... bueno - sonrio quitandole importancia -  ... por cierto, disculpas de un caballero que estaba hablando con usted... no recuerdo su nombre... tantos nombres nuevos para mi - sonrio.

Una vez que Shane se ha ido fuera a cubierta prosigo susurrandole al oido a Roxy, tan bajo que ni siquiera Helena o Laura puedan oirme inclinada hacia ella en un gesto de humildad hacia la primogenita de mi clan, el clan gangrel - yo solamente queria preguntarle Señora mia... si le gustaria acompañarme para cambiar de aires en cubierta, ahora que ha habido tanta tension aqui... queria presentarme ante usted en privado y... hablar sobre algunas cuestiones que necesito saber, usted es todo sabiduria... para una recien llegada como yo... -  me pongo derecha de nuevo esperando mirandola a Roxy con una sonrisa amable.

No sé qué pensar. Los dos extranjeros van y vienen de un lado a otro. Ayudan a la amante del principe y vuelven. Se dirige a mi. Su sire ha desaparecido. Yo estoy algo intranquila aunque me mantengo impasible ante la situación. 

- Por supuesto. Vayamos al piso de arriba. Lamento que tenga que vivir este tipo de situaciones. Imagino que es algo que ocurre en todas las ciudades. 

Miro a Helena y Christopher. -Me reuniré con vosotros después. En la gimkana. Vamos.

La observo y al fin se digna conversar conmigo - gracias, si... la verdad es que es duro para mi todo esto... me ha presentado al Príncipe... Mihail pero no entiendo lo que ha sucedido despues... quienes eran esos tipos, ella y los otros dos vástagos... han entrado de repente tarde y de aquellas maneras... sabe usted señora quienes son? - nos vamos a donde ella indica... la sigo y siempre con un rasgo de seguidora que me caracteriza por mi antiguo oficio y mi forma de ser y de comportarme. Mientras la miro me giro hacia Helena y Christopher haciendo un saludo mezcla como de permiso y disculpa. A medida que subimos hacia la segunda planta con la primogénita de mi clan, el Gangrel, me sintiendo mas en familia, mas a gusto...

Necesitaba… Eran como pinceladas difusas e indelebles sobre su retina, una pesadilla impresa con hierro al rojo vivo sobre la conciencia. Necesitaba alejarse de aquel tipo, de la gente, de la Sangre, del miedo que palpitaba bajo su piel. Sus pasos, cortos y rápidos, se perdieron como en un laberinto a través de escaleras y corredores emulando a una Alicia desesperada en su búsqueda del conejo blanco, excepto porque para ella este era un destello de calma que le permitiese respirar y, ante todo, pensar con claridad.

«Llego tarde, llego tarde, a una cita muy importante.»

Casi siempre ocurría de la misma manera y se preguntó por qué, tonta de ella, seguía llamando a aquel poder absurdo e inconmensurable que siempre terminaba por sacudir su cordura y con ella todo lo demás. Estaba en una fiesta, ¡en Nueva Orleans!, y apenas podía controlar el temblor de sus manos, arrastrada por la marea de reacciones humanas a las que su cuerpo se aferraba a pesar de tantos años. ¿Qué era? ¿Qué significaba? ¿Qué tenía que hacer ahora?

«Pues polvo eres, y al polvo serás tornado.»

Sus manos se aferraron a la baranda en el punto más alto del barco, y le pareció que olvidaba cómo había llegado allí, donde el aire era más frío y denso, y agitaba sin contemplaciones su pelo contra su níveo rostro quejándose en un aullido quedo pero constante. La ciudad empequeñecía en el horizonte, como su corazón, devorada por la creciente oscuridad que las luces artificiales apenas eran capaces de batallar, y supo que esa sería la gloria y el pecado de todos los Condenados, morir consumidos por sus tentáculos tras sucumbir a la Bestia sedienta de Sangre. Todos sin excepción, pues incluso ella, a pesar de sus esfuerzos, albergaba dicha maldición. Tan sólo era cuestión de tiempo; en el fondo lo sabía, ya había ocurrido antes, aunque dichos recuerdos quedaban relegados a un recodo inescrutable de su mente… Hasta que en noches como aquella, donde lo que realmente era deslizaba las garras por el borde de su memoria, le era imposible contenerlo. Eran los Vástagos de aquella sala muriendo, sus cuerpos inertes creando una alfombra carmesí, la Sangre de sus propias víctimas a lo largo de aquellos años y, por debajo de todo eso, el vago recuerdo de su propia muerte trayendo de vuelta la demoledora realidad de que estaba muerta. Estaba muerta, no había error en aquella afirmación y por primera vez en mucho tiempo, en aquel barco cargado de glamour y festejos, se sintió completamente sola en el mundo.

-

En algún momento, el mundo dejó de girar vertiginosamente, permitiendo que la marea se asentara con pesadez, atenazando sus pulmones vacíos. No podía volver, comida por la vergüenza de haber salido corriendo prácticamente delante de Fowler, y al mismo tiempo aterrada por aquel brindis envenenado, de modo que se acercó a una de las personas del servicio, buscando alivio de otra manera.

-Lamento molestarle pero, si no es mucha molestia, ¿podría facilitarme papel y un bolígrafo?

Y aquella pregunta tan sencilla le descubrió un pequeño tesoro escondido en la estructura de aquel esplendoroso lugar: la biblioteca Twain. Mark Twain, quien precisamente había sido una de las figuras que habían atrapado la curiosidad de Lavonne por las cenagosas tierras del Mississippi y el estudio de la condición humana. No pudo evitar perderse entre los volúmenes y las diferentes ediciones que componían su sección, deslizando los dedos sobre las tapas encuadernadas ante un tesoro recién encontrado que solo le pertenecía a ella. Y pensar que varias plantas más abajo habían estado a punto de matarse por la supremacía monárquica de un Príncipe… Ironías secretas que nadie más tendría el placer de disfrutar.

Tuvo que recordarse el propósito de aquello a sí misma antes de naufragar por cientos de páginas que ya había leído, así que tomó prestado papel y bolígrafo de donde habían indicado, además del volumen titulado Political Tales & Truth of Mark Twain, y regresó al solarium acomodándose junto a la piscina, donde sumergió los pies descalzos en el agua. Suspiró, dejándose arrastrar al recuerdo unos segundos antes de posar la punta negra del bolígrafo sobre la pureza del papel, dispuesta a emborronarlo todo con sus apócrifas visiones.

Caminamos al Paddlewheel Lounge, me encanta este lugar, me encanta observar la ciudad desde aquí, mi ciudad, donde nací, la misma que están destruyendo. Suspiro de manera amarga. 

Ellos son los rebeldes de la ciudad, siempre ha habido voces discordantes en todas partes tal vez los conozcas por el nombre de iconoclastas. Generalmente jóvenes e inmaduros. Mentes frágiles y manejables. 

Camino por el salón mirando con desprecio la decoración tan absurdamente ostentosa. Después miro a la invitada, lo suficientemente interesada como para que invierta mi tiempo en ella, pero no aquí. Aquí las paredes tienen oídos. 

Ven a la Destilería Jax,mañana por la noche, trae contigo al otro, ese tal Shane, mañana a las nueve. Os esperaremos. Esta noche, disfruta de las "divesiones" esa Jojo sabe lo que se hace.

Me siento mucho mejor ahora que Rosalie vuelve a estar en la mesa, no entiendo el fundamento de la visita de estos imbéciles, es absurdo, no tienen ninguna posibilidad, nadie osaría retarme. Menos rodeado de la primogenitura, sin embargo han venido. 

- ¿Cómo estás? mi dama. Acaricio el óvalo de su rostro y sujeto su mano con delicadeza. Aún la siento débil. Sé que Nigel desea hablar con ella pero deberá ser en otra ocasión.

Me acerco a la dama, las actividades deben de continuar según el protocolo. Dirijo una mirada de complicidad a Jojo, ella Abe manejar la situación. 

Que sirvan la cena. Es el momento de que entren las muñecas de sangre. Dejo que Jojo las presente, al fin y al cabo ella las ha dispuesto... y bueno, conoce sus atributos. 

Por otro lado está el concurso de humanos...

- Rosalie, querida, eres la jueza de los mortales, debes venir conmigo te los presentaré y decidirás cual de ellos es el ganador. La gracia está en que tú no sabes a qué vampiro pertenece cada uno. 

Camino dando tumbos por la cubierta hacia fuera cuando me doy cuenta de que me persigue el tipo este. 

- Eh tu. ¿Qué quieres, matarme aquí mismo? o ¿qué demonios?

Con un asentimiento obedezco a las palabras de John, y envío un rápido mensaje para que vengan las muñecas.

Muchas de ellas ya las conocen; forman parte de la plantilla habitual del Stoker's. Cualquiera diría que es osado, o una irresponsabilidad el haber traído a mi propio rebaño, pero ¿cómo voy a atraer a estos nuevos vampiros a mi local, si no prueban la mercancía? 

No tengo que esperar mucho para verlos aparecer por la escalera, y conforme llegan, mi sonrisa se alarga. Hay otros mortales entre ellos, rebaño traído por el propio príncipe, pero me aproximo a los míos en primer lugar.

-Queridos invitados, -proclamo, conforme van pasando. Todos ellos van ligeros de ropa, ya que la noche es húmeda y calurosa, y están limpios y aseados, como ordené- estas son las muñecas del Stoker's, más algunas del propio príncipe. Las reglas son sencillas: aliméntense, pero no las alimenten. Beban con moderación: hay más comida repartida en el resto del barco. Y, por supuesto, trátenlas con respeto. Recuerden que una vez ustedes mismos fueron humanos.

Tras estas palabras, me aproximo a la fila recta que se ha formado entre los humanos, para hacer una breve presentación de cada uno.

-Esta es Viola. Sólo tiene quince años, y para quien le guste la sangre de virgen, es deliciosa. Sin embargo, sus existencias son limitadas: no hay mucha vitae que puedan beber de un cuerpecito tan pequeño.

-Kimani no sólo es preciosa y voluptuosa, sino que sufre un... ¿cómo era, querida? -La miro, mientras pongo las manos sobre sus hombros- ¿Borderline? Un trastorno límite de la personalidad. Un poco de locura siempre añade un gusto picante a la sangre.

-Mi querido Chikae es estudiante de medicina, así que traten de mantenerle la cabeza en su sitio, que el chico tiene futuro.

-Si además de un buen trago de sangre, les apetece una charla trascendental, cuenten con Adriana. Es filósofa y muy inteligente.

-A nadie le amarga un dulce, ¿verdad? Lucas es diabético, para aquellos que añoren la sensación de un buen pastel en la boca.

-Rémy es un gran deportista, así que tiene una gran cantidad de sangre muy saludable que ofrecer. 

Tras presentar a mi rebaño, excepto a Chantelle, que se ha quedado en el bar como castigo a su carácter indómito, me dispongo a hacer un rápido barrido por los mortales que ha traído el príncipe.

-Estas son las muñecas del príncipe. Supongo que no hay que decir que deben tratarlas con el mismo cuidado como tratarían a su propio rebaño -sonrío- Jane, Morgan, Cleveland, Ari y Blanche. En este orden, espero que puedan disfrutar de ellas de la misma forma que están disfrutando de la velada.

Dejo que los mortales se repartan caprichosamente por la sala, a la espera de algún cainita interesado, y vuelvo mi atención hasta estos últimos.

-Les recuerdo que hay más comida repartida por el resto del barco, por lo que no se preocupen si no les gusta alimentarse en público o, simplemente, no les atrae ningún humano en particular.

Un escalofrío me recorre cuando Marcel toca mi rostro, siempre un simple roce hace que me estremezca, ¿será el poder que emana de él? o... ¿simplemente me vuelve loca?. Sonrío y apenas si voy a contestarle John viene a por mí.

- Mi querido Marcel, no te preocupes por mí - le sonrío con dulzura apretando su mano - estoy bien, nada puede estropear la magnífica velada que has preparado esta noche, y ahora si me disculpas creo que me requieren para no sé qué concurso...

Suspiro, quería quedarme con él, pero otras tareas requerían mi presencia, asi que cojo del brazo a John y me dejo guiar por él.

- Y... ¿en qué debería basarme para escogerles?, ¿habéis realizado este concurso anteriormente?, ¿algún precedente?.

Intentaba que no se me notase pero la situación me era un tanto... incómoda.

Miro el sitio Paddlewheel Lounge, oigo su suspiro de amargura cuando mira hacia las magnificas vistas que hay, desde este lugar se ve toda la ciudad. 

La escucho atentamente y asiento entendiendo sus explicaciones, me apoyo en una ventana abierta y disfruto del paisaje, después me giro a ella de nuevo y le respondo en tono bajo sólo audible para ella.

- Bueno, yo sólo quiero presentarme, soy... me apellido Parker - miro con cautela a mi alrededor para asegurarme que no hay nadie más, y al ver que así es prosigo - aunque mi nombre es Agniezska, de orígen vikingo pero no lo digo pues es difícil de pronunciar y además pocos me conocen por mi nombre, sólo la gente de mi clan... y el Príncipe y su séquito..., y mi sire es Helmut, hijo del primogénito del clan gangrel en Hamburgo, he venido a esta ciudad porque sé que está aquí... y... le sigo amando... - miro a Roxy con nostalgia y con ella abro un resquicio de mi escudo por el que sale un rayo de amor puro... después cierro mi escudo protector y continuo mirando hacia la ventana - me quedaré aqui un rato más, no soy de mucha fiesta, disfrutaré un rato del silencio y luego bajaré.

- Gracias por tutearme, por su confianza... - me giro a mirarla otra vez con una sonrisa... - alli estaré... iré con Shane y con Mihail si le encuentro... - sonrio y me quedo en silencio en este lugar pero me surge una duda y le pregunto antes de que se vaya - donde está Jax?.

Sonreí maliciosamente. Las muñecas de Jo eran maravillosas, casi tanto como ella misma. Bueno, en realidad ella era incomparable.
Me aproximé hasta mi amiga bicolor sin dilación.
-Necesito alguna recomendación, querida, y sé que tu eres la más indicada para asignarme a una muñeca. Estaba preocupa, ni siquiera hemos podido hablar contigo en toda la noche por esa revolución anarquista. Discúlpanos por el plural, pero hoy están agitadas-dije, dándole además un beso en la mejilla antes de decirle aquello.Con toda la cháchara de aquellos inmaduros, no había tenido tiempo de saludar a mi amiga y estaba preocupada por el alboroto. Además, desde que había utilizado mi poder, las voces no habían cesado en mi cabeza y ahora no solamente había una voluntad dentro de mi, algo iba mal. No en mi, sino en aquel entorno.  Gracias a Caín se habían marchado, y esperaba que la oscuridad derritiera su piel y los convirtiera en cenizas. Así puede que mi mente se apagara. -Mis ojos auguran que  algo no va bien. Que estos Vástagos se hayan presentado aqui no es ninguna coincidencia -trate de decir en voz baja.

Sin duda tanto la nueva princesa como la mujer de cabellos dorados y trenzados al estilo vikingo y el indomable señor de la barba, puede que un Gangrel, me habían llamado la atención, y así se lo dije a Jo, esperando que ella supiera sus identidades.

El espectáculo había terminado. Apago la grabación cuando los anarquistas salieron, devolviendo el celular discretamente a su sitio. Los reemplazaba en la pista una comparsa más atractiva, o lastimosa, según como quisiera verse. Una orgia decadente, en cualquier sentido. Nada que le atrajera, desde luego... pero seguro que otros no serian indiferentes.

Desvió la mirada para comprobar quien seguía allí afuera. Salvo por el señor Dumont, el resto le eran irrelevantes, así que si ya había vuelto adentro ella haría lo mismo. Con un poco de valor, podría aprovechar la oportunidad para presentarse con algunos de los otros “nuevos”, cuando fueran a ojear la mercancía que se estaba exponiendo.

Seria todo un esfuerzo de su parte, pero no quedaba otra si no deseaba que la noche constituyera totalmente una pérdida de tiempo. Aunque  si todos eran simples turistas, como los últimos tres, desde luego acabaría siéndolo…

Salgo fuera a buscar a Caroline, estos vástago son impredecibles y ella aún lo es más. No deseo que nada malo le ocurra. 

- Caroline, desde aquí fuera os vais a perder toda la diversión. Tenéis dentro a las muñecas de sangre. Parece que se han llevado a la pequeña Rosalie dentro para hacer el concurso de humanos en privado. Y en caunto se resuelva explicarán el significado de los prendedores y nuestro objetivo en la Gimkana. 

- Querida, debes relacionarte más, soy perfectamente consciente de todo lo que opinas de la mayoría de ellos pero no se puede vivir por la eternidad sin depender de nadie. 

Mientras espero a que la primogénita decida donde sentarse, contemplo la sala hasta que JoJo llama mi atención desplegando sus muñecas, como siempre tiene para todos los gustos e incluso el Príncipe ha traído algunas más. Jane y Morgan… Que halagador por parte del Príncipe que piense en mí. Pienso irónicamente.

Observo a Rémy un instante, deteniendo mi mirada más tiempo del que querría, quizás más tarde, ahora tengo demasiado en que pensar.

Miro mi móvil, ya había pasado cierto tiempo desde… recuerdo haber dejado plantada a Caroline, tendré que hablar con ella enseguida que pueda, espero que no sea tarde. Saco una tarjeta y se la doy a Karen. -Concretaremos los detalles más adelante.- Digo respetuosamente. -Ahora si me disculpa debo resolver un asunto.- Tampoco tenía toda la noche y tampoco es que me urgiera cerrar el trato, ella tenía que pensar lo que le interesaba más.

Me despido de ella y camino contemplando la sala, buscando a Caroline, al no verla supongo que estará donde la dejé, muy atenta por su parte esperarme. Mis ojos siguen moviéndose erráticamente por la sala, al cruzar mi vista con el molesto italiano, mi rostro se cubre de seriedad, no lo aguantaba, esperaba no tener que volver a verlo después de esta noche. Sigo caminando a buen ritmo hacia la cubierta.

Beso delicadamente las deliciosamente frías mejillas de Eris, mientras ella habla, agitada y por el resto de sus voces, sobre los anarquistas. Me retiro un par de pasos para hablar con ella de forma privada.

-No te preocupes, chérie. Ni tú, ni nadie que te acompañe en esa preciosa cabecita tuya. Estamos bajo el amparo del Príncipe -sonrío, retirándole el cabello de la frente. 

Très jolie. Uhmmm, ¿podrías ser tú la siguiente agraciada? ¿Cómo me sentará la sangre de los locos? 

-Venga, celebremos esta hermosa noche con un trago, -le señalo a mis muñecas- sírvete. Si te gustan con un punto de demencia, Kimani es perfecta para ti. Si no, ¿por qué no pruebas a Chikae? Tiene unos ojos preciosos y un... -enorme rabo de negro- unos abdominales de acero.

Oh el amor, que bonito, vampiros que se siguen creyendo humanos, el amor es una ilusión algo que cuando desaparece te deja vació por dentro como lo que eres, un cadáver. Sin embargo no pedo evitar sentir cierta comprensión. 

La destilería Jax, se encuentra en El Barrio francés en un lugar muy conocido, pero poco frecuentado por los clanes más elitistas aunque forma parte del Elíseo, pero ya sabes deben de darnos cabida a todos, o eso dicen. 

Encantada Agniezska, mi nombre es Roxy. No te demores mucho, te insto a que participes en las actividades, la sociedad cainita es una jungla y dar una buena imagen es fundamental. Si veo a Mihail le diré que le estás buscando. 

Te llevan a un camarote donde te sirven una copa de sangre, van a ir pasando distintos humanos y debes elegir a uno de ellos por los criterios que tu quieras. 

 Marlon 

Marlon, es un joven ingeniero, escogido por su cerebro. Tiene grandes ideas para mejorar las infraestructuras de Nueva Orleans y hacer ampliaciones de los diques. 

Anne

Mujer en plena senectud, fundadora del Oníria, una famosa tienda de esoterimo. Conoce los secretos sobre el mundo sobrenatural. Perdió a su única hermana, Mary Becker, durante el Katrina y habla (y discute) con su espíritu con una normalidad pasmosa haciendo como si estuviera aún viva. Es una mujer extremadamente amable y cariñosa.

Linda

Es una camarera de un bar de mala muerte. No tiene muchas expectativas de futuro trabaja para mantener a sus tres hijos de un borracho que la pegaba hasta que la abandonó. Se cree que le ha tocado la lotería por estar hoy en el barco.

George

Es un anciano de casi 80 años, toda su vida se la ha dedicado al cuidado de los demás limpiaba un parque en su barrio en los ratos libres, tras el Katrina ese parque quedó destruido muchos de los niños que allí jugaban murieron, pero él sigue yendo día tras día con la esperanza de que los niños volverán

Cojo la copa de sangre con mi mano derecha y le doy de vez en cuando pequeños sorbos, deliciosa, como era de esperar... Los humanos empiezan a desfilar delante de mí, debo elegir a uno, pero no es fácil, cada uno tiene algo que lo hace especial y para más inri, todos parecen buenas personas.

- Elijo a George, su bondad me ha cautivado.

Y así ha sido, que vuelva al parque a buscar a los niños ha hecho que se me remueva algo por dentro, parece un buen hombre, no entiendo que hace alguien como él en esta fiesta, es el único que no me cuadra que esté aquí, asi que por eso mismo resulta ser mi favorito.