Partida Rol por web

Obsesión

1. Los pilares se derrumban

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09/02/2012, 16:05
Celeste Índigo

-Damien, supongo que lo tuyo con la maga calva también es personal. Así que... si quieres, te dejo a tí interrogarla, con la promesa de que me la dejarás entera para... ejem. Presentarle mis respetos.

La voz de Celeste adquirió un tono sombrío, por fin veía cerca un ápice de la venganza que llevaba esperando años. Estaba ansiosa por causar dolor, por ver como la vida se esfumaba del interior de esa mujer...

Quiero estar ahí, quiero escuchar lo que dice, pero si pregunto yo... puede que nos quedemos sin informante antes de lo previsto.

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09/02/2012, 21:22
Director

Los tres, sin Aleph, bajaron al sótano para dirimir las cuestiones con los cultistas. Elías los había encerrado el día anterior en la bodega, encadenados como perros. La mujer calva estaba medio groggy cuando abrieron la puerta, y los miraba con una mueca que rozaba el odio y la confusión a partes iguales. Vincent permanecía quieto con la vista perdida y al abrir la puerta les dirigió una mirada expectante. Los otros dos cultistas parecían débiles y heridos y sin muchas fuerzas para resistirse. Todos, excluyendo a Vincent, estaban amordazados.

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09/02/2012, 21:36
Jules Lázarus

Aleph se quedó solo, aunque no tardó mucho en encontrarse con Elisabeth, que le pidió detalles sobre la noche anterior y el motivo por el que Jules estaba herido. Al parecer, el burgués no le había dicho nada al respecto. Pero el mismo Jules apareció en escena acallando la cháchara de la chica. Andaba muy despacio, aún del color de la leche cortada. Elisabeth trató de abrazarle, pero él se quejó.

-Aleph, quería pedirte algo. Si pudieras curarme otra vez te lo agradecería -dijo en voz baja.

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09/02/2012, 21:40
Celeste Índigo

Vincent no debería estar aquí. Tan cerca de la mujer. Que alguien lo saque.

Muy bien, Damien, tú empiezas. Luego me entretendré yo.

Celeste sonrió, y su sonrisa destiló odio. 

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09/02/2012, 22:18
Aleph

Aleph asintió

Elisabeth, ahora voy contigo Dijo sonriéndole a la niña Dame unos segundos con Jules

Esperó a que Elisabeth saliera de la habitación antes de encararse a Jules de nuevo. No quería que viera las heridas, y prefería algo de intimidad para hablar con Jules

¿Dónde te han herido? ¿O son daños internos?

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09/02/2012, 22:25
Jules Lázarus

-La curación que me diste ayer me salvó de lo más grave, pero los puntos no van a dejarme hacer lo que tengo que hacer -se quejó él-. Si puedes cerrarme la herida del todo te lo agradecería.

Jules se abrió la camisa y le enseñó la herida que escondía el vendaje. La sutura era correcta y no tenía pinta de ir a infectarse.

-El tipo raro de los ojos de vaca me clavó la daga cuando nos encontró a Celeste y a mí investigando. Luego la mujer me torturó, pero eso sólo fue dolor. Lo malo es que estuvieron a punto de dejarme morir desangrado.

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09/02/2012, 22:29
Elías Lázarus

Elías llamó a la puerta y entró sin que le dieran permiso.

-Ah, Jules. Te estaba buscando. Me gustaría que me acompañaras al registro. Tenemos asuntos que resolver, ya sabes.

Jules puso mala cara y asintió, esperando a que se fuese para que Aleph le curara.

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09/02/2012, 22:41
Aleph

Aleph frunció los labios, pero no dijo nada. Esperó a que Elías se fuera para curar a Jules lo mejor que pudo

Con esto debería bastar Le miró a los ojos, serio Lo que os hicieron no tiene nombre. Sólo espero que Celeste y los otros sepan controlarse en sus investigaciones. Si no, estaremos actuando igual que ellos

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09/02/2012, 22:43
Aleph

Elías y Jules van a ir juntos al registro de la ciudad. No sé para qué, pero andan con algo de secretismo

Hizo una pausa, tras la cuál no pudo contenerse

Por favor, Celeste, no les matéis. Sé que deseas vengarte, pero nada nos diferenciará de ellos si les asesinas a sangre fría

El gigante parecía estar pasándolo verdaderamente mal. Por un lado, sabía que no podía negarle a Celeste la venganza que tanto había ansiado. Por otro, dejar que esa gente muriera, indefensa, sin mover un dedo para evitarlo, era algo inconcebible para él

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09/02/2012, 22:48
Jules Lázarus

Jules no parecía muy contento con la idea de irse, pero no dijo nada. Cuando Aleph terminó le dio un apretón en el brazo y sonrió.

-Muchas gracias, Aleph. Cuando todo esto acabe voy a tener que daros una compensación a todos por la ayuda que me habéis brindado. De veras.

Tras esto, el burgués se alejó en busca de su hermano y poco después los dos se marcharon de la mansión.

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09/02/2012, 22:48
Celeste Índigo

¿Y quién te ha dicho que quiera diferenciarme de ellos?

Se guardó esa parte en su mente, y sólo le llegó a Aleph una sensación de verdadero odio.

No te prometo nada pequeño. Son muchos años esperando esto, fueron muchos años sufriendo por su culpa. Si no llega a ser por tí, ahora estaría muerta, y todo, todo eso puedo, si no redimirlo paliar mi alma. Lo siento cariño, pero si realmente quieres que no mueran, tendrás que entrar aquí y evitarlo. Y te aseguro que no me voy a dejar convencer fácilmente.

Cambió de tema radicalmente.

En cuanto al interrogatorio, empezará primero Damien. Él sacará la información, yo me limitaré a las tareas más... sucias.

Y al final, una nota de diversión surgió en sus palabras.

 

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09/02/2012, 22:51
Fiona Lázarus

Antes de que pudiesen empezar con el interrogatorio, Fiona apareció en el umbral.

-Damien. Ha llegado el momento. Venid todos arriba. Hay algo que debo mostraros.

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09/02/2012, 22:53
Celeste Índigo

-¿Seguro que no puede esperar? Solo unos minutos... un par de palabras...

Celeste rogaba... suplicaba a Fiona un poco de tiempo. La tenía ahí, al alcance de la mano, no podía perder esta ocasión. ¿Y si luego no había tiempo? ¿Y si algo ocurría?

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09/02/2012, 22:54
Fiona Lázarus

-Elías está comprando el tiempo que necesitamos y no será mucho. Por favor -insistió Fiona mirándolos con gran seriedad.

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09/02/2012, 22:55
Junette Branctorche

Miró preocupada a Damien, parecía bastante afectado y temía que el interrogatorio fuera demasiado para él. Claro que también podía ser terapéutico... Celeste así parecía esperarlo. Se quedó en la puerta, en un segundo plano, a la espera de que se la necesitase. No sabía si sería capaz de torturar a alguien, salvo si hacerlo significaba ayudar a los suyos.

La aparición de Fiona le sorprendió. Y ante una petición así, no había mucho que decir.

- De acuerdo... Vincent, ven con nosotros. - dijo según se giraba para salir.

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09/02/2012, 22:57
Celeste Índigo

Celeste resopló.

Vamos, que sea rápido.

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09/02/2012, 23:01
Celeste Índigo

-Volvemos. No hemos empezado. Fiona quiere enseñarnos algo.

Escueta y directa, se notaba resignación en sus palabras. Como si le hubieran quitado un bien preciado, y alejado unos centímetros, para que no pudiera cogerlo. Frustración era la palabra.

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09/02/2012, 23:08
Fiona Lázarus

Seguida de Celeste, Vincent, Damien y Junette, Fiona pasó a buscar a Aleph.

-Por favor, ven. He de mostraros algo. Ah, él no debería verlo -dijo refiriéndose al mentalista autómata que los seguía como un perro obediente. Fiona se dirigió a su cuarto y allí cerró cuidadosamente la puerta. Miró por la ventana y corrió las cortinas. Apenas un poco de luz les permitió ver su rostro desencajado y sus ojos llorosos. Sacó de debajo de la cama un diario envuelto en cuero y sin ningún tipo de inscripción en su portada-. Os dijimos que había un diario. Ayer, Elías lo encontró.

Se lo tendió a Damien y una lágrima cayó por su mejilla.

-Lo encontró en la habitación de Jules, mientras nosotros combatíamos al Tercer Guardián.

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09/02/2012, 23:16
Celeste Índigo

-¿Qué pone? ¿Lo habéis leído?

Celeste no pudo evitar la impaciencia. Jules ocultaba algo, lo había sospechado desde siempre. Ahora las pruebas aparecían, como buen científica quería analizarlo.

-¿Puedo?

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09/02/2012, 23:21
Director

Nada más abrir el diario había un pliego de pergamino muy viejo suelto del resto. La caligrafía con la que se había escrito en él era grande e inclinada hacia delante. La tinta se había corrido en algunas partes con el trazo de... ¿lágrimas?

Eso no fue lo más inquietante. Porque cuando Celeste leyó las primeras palabras...

Hay muchas cosas en este diario que pueden parecerte horribles y aberrantes. Actos que una persona con conciencia no puede hacer sin sentirse morir. Pero yo no soy una persona sin conciencia, Jules. Eso es algo que debes saber. Todo lo que he hecho lo llevo dentro, como un ascua que nunca se apaga. Los remordimientos, los miedos, los amores perdidos… Cuando un hombre está dispuesto a todo debe saber el precio que ha de pagar. Por eso, antes de que leas esto, debes prometerme de nuevo que vas a comprenderlo todo. Que vas a aceptarlo. Y que, en virtud de la confianza que deposito en ti, vas a continuar con mi trabajo.


Os quiero a ti, a Fiona y a Elisabeth más de lo que podéis imaginar,
Mateo.

...los pilares comenzaron a derrumbarse.