Partida Rol por web

Oswyn se acerca y saca un juego de ganzúas para abrir la puerta, pero antes de hacer nada se da cuenta de algo la puerta está bloqueada por dentro con algo, porque la cerradura está abierta, si no hay nadie alguien desde dentro podría abrirla con relativa facilidad.

La empalizada no era muy alta por lo que decidí intentar escalarla, sin rmbargo dicha decisión demostró no ser la más acertada al menos al principio, pues en mi primer intento de trepar la empalizada, perdi el pie, viéndome forzado a soltarme para no lesionarme.

Ante la mirada socarrona de Nox, suelto un gruñido de disconformidad, por lo que, antes de permitirle soltar ninguna clase de comentario, retrocedo un par de pasos y corró contra la empalizada dando un gran salto.

Gracias a ese impulso inicial, tanto mis manos como mis pies encontraron asidero y el resto fue coser y cantar. Una vez arriba, eché mano de mi cuerda y tras asegurarla en la propia empalizada la dejé caer para que los demás pudieran trepar con mayor facilidad.

Al ver a Oswyn caer primero y seguidamente a Eladamri, y aunque él no pretendía ni siquiera intentarlo para comprobarlo, Nox pensó que podría no ser tan fácil; sin embargo, no perdió la oportunidad de sonreír con sorna al elfo, que se apresuró a demostrar que podía hacerlo y no era tan ridículo como parecía. Observó como subía por segunda vez, esta vez con mayor gracilidad, y borró la sonrisa con cada metro que avanzaba; casi deseaba que se cayera, ya fuera de manera natural o con ayuda de algún hechizo, sin embargo no hizo nada, y esperó, hasta que al final el otro logró alzarse arriba del todo y, con gesto triunfal, ató una cuerda para que pudieran subir los demás. Con un gruñido, negó y se dio la vuelta: no iba a darle la satisfacción de deberle nada ni hacer uso de sus ayudas.

– Yo prefiero quedarme aquí, vigilaré por si vienen por el puente o por si alguien intenta escapar – se cruzó de brazos a la par que se apoyaba en el bastón –. Podéis abrirme después.

Al ver que ninguno de sus compañeros tenía éxito al trepar la empalizada el semiorco musitó un breve conjuro -கண்ணுக்குத் தெரியாத வேலைக்காரன்- que no pareció producir ningún efecto visible. No obstante acto seguido el semiorco dijo -ve y abre la empalizada desde dentro. Si no puedes rasca la empalizada.

Es posible que el sirviente no pudiese hacerlo, pero era más rápido y seguro que volver a intentar trepar.

- Lo que quieres es verme el culo, no lo niegues.- Contestó Samay a Nox cuando esté dijo quedarse el último para vigilar. No esperó respuesta y se sujetó a la cuerda que había tendido Eladamri para intentar subir con mayor facilidad que si fuera a pelo. Samay parecía un gato, tal era la gracilidad que demostraba subiendo por la cuerda.

- Has sido todo un detalle, caballero.- Le agradeció al elfo haber subido primero para que ella no tuviera que hacer tantos esfuerzos. Al contrario de lo que pudiera pensar Oswyn a Samay no le molestaba en absoluto estar metida en medio de aquellos dos. Todo lo contrario. Le alegraban la marcha.

– ¡Tsk! – gruñó entre dientes, como única respuesta a la 'acusación' de Samay, aunque sin poder evitar mirar de reojo, efectivamente, el culo de la pícara mientras subía.

Sin embargo, aquella atención tuvo un segundo aspecto no deseado. Mientras la observaba subir, vio como el estúpido elfo también prestaba atención, y por último como la chica volvía a tontear con él.

– ¡Tsk! – volvió a decir, chasqueando la lengua, mientras se volvía a girar. Ya no estaba prestando atención a nada.

Eladamri empieza a subir fallando el primer intento, entre tanto Kalimash convoca a un sirviente invisible. Al llegar Eladamri arriba en su segundo intento le echa una cuerda a Samay que sube con total facilidad. Arriba ya el conjuro de Kalimash hace su trabajo y abre la puerta. Al poco estáis todos dentro excepto Nox.

El suelo de esta habitación es de tierra compacta, como si los que la construyeron se hubieran quedado sin madera tras hacer las paredes y el techo, o como si sencillamente jamás hubiesen pensado en hacer un suelo. Hay varias cabezas de caballos y perros mal conservadas colgando de la pared derecba, mientras que de la pared por donde habéis entrado cuelga un par de alas grandes de plumas negras, clavadas al muro mediante dagas. 

Por donde habéis subido no había techo. Inspeccionáis por encima la habitación y hay 6 puertas más aparte de por la que habéis entrado. Una a la izquierda, cuatro al frente y otra a la derecha, esta última conduce a una torre de vigilancia.

No es que despreciase los esfuerzos de la humana, Kalimash era varón y disfrutaba de una visión como esa tanto como los demás, aunque sintió cierta aprensión al pensar que ahora tendría que bajar tras haber subido inútilmente.

¿Quizá tendría que haber dejado que la abriese ella?- se preguntó brevemente el semiorco sin querer ofender a los demás por restar importancia a sus esfuerzos.

Por suerte pareció que la grácil humana logró bajar sin problemas, así que el semiorco conteniendo un suspiro de alivio dijo al sirviente -abre todaz laz puertaz.

Cada vez sentía mayor inquietud ante la situación y se esperaba una trampa, una emboscada o ambas en cualquier momento. Apretando el mango de su hacha esperó a que el sirviente cumpliese la orden para ver cuál era el mejor rumbo a seguir.

¿No oz da mala ezpina ezto? Ya deberíamoz haber encontrado a alguien, aunque fueze un goblin dezpiztado que viene a mear o algo.

Las puertas empiezan a abrirse:

la 1 puerta doble que da a un pasillo que da a dos puertas

la 2 puerta que da a un patio donde hay sonido de gruñidos, en cuanto la abrís se acercan los gruñidos y aparecen 4 perros goblin

Kalimash en este punto da la orden al sirviente de que pare.

Malditos goblin en serio quieren montar jaleo, bueno si tan ansiosos está por morir pues vengan, aquí los espero idiotas. - digo mientras echo mano de mi confiable estoque y me preparo para recibir el embate de los goblins al lado de Kalimash, recurriendo a mi energía arcana para mejorar mi capacidad de combate.

Las puertas se iban abriendo y Samay iba frunciendo cada vez más el ceño. ¿Abrir todas a la vez? ¿A qué loco se le ocurría tal cosa? Cuando los perros goblin aparecieron dejó de lamentarse, ahora que ya era tarde, y sacó el arco para poder lanzar alguna flecha antes de que se le echaran encima.

No prestaba atención, porque le importaba lo que hicieran allí, subiéndose por las paredes o hechizando puertas para que se abrieran. No le importaba y no le interesaba, en gran medida porque volvía estar de mal humor. No le importaba... Hasta que escuchó los gruñidos de los perros. Así, de frente y por propia voluntad, sin siquiera revisar, acababan de meterse, nunca mejor dicho, en la boca del lobo. O al menos lo habían hecho hecho ellos, porque...

– Idiotas. Tendría que largarme y quemar el puente detrás mía – pensó con solemne sinceridad, aunque sin decidirse a hacerlo.

Al final, pasaron unos segundos, pero se decidió por quedarse, y con un gruñido de frustración al escuchar las palabras del elfo –tan prepotente e idiota como siempre– se acercó con el bastón en mano a la puerta que había atravesado –y abierto con su magia– Kalimash.

– No podíais evitarlo, ¿verdad? – preguntó mientras sus ojos chispeaban, cargados de energía, y escupía un hechizo. Un instante después, hebras azules que saltaban de entre sus dedos se fundieron en una pequeña bola y, un parpadeo después, ésta se transformó en un rayo directo contra el más cercano de los chuchos, del que empezó a emanar un olor a carne quemada y pelo chamuscado.

Apenas tuvo tiempo de empezar a examinar el interior de la empalizada, cuando Kalimash comenzó a abrir las puertas. Tal vez él fuera un paranoico, pero el semiorco a veces era demasiado inocente. En cualquier caso ya era inútil preocuparse por eso, más valía tener cuidado de que los goblins que habían dejado atrás no llegaran a oír el jaleo.

-Jodidos chuchos...

¡Kalimash, mantengámonos juntos, tu y yo cubriremos a Nox, para que pueda conjurar libremente, no cargues contra ellos déjalos venir y cuando estén a tiro los zurramos!

Golpes conjuntos para acabarlos más rápido. Nox no rompas la formación o no podremos cubrirte. - digo en tono serio mientras me preparo para resistir el embate del enemigo.

Samay, Oswyn, tomen el flanco, no se los pongan fácil, debemos forzarlos a dividirse, pues no sabemos cuantos enemigos aguarden en las entrañas del fuerte y si todos permanecemos juntos, nos rodearan y nos acabaran. - sentencio mientras espero el ataque del perro.

Samay sólo veía un par de perros goblins por lo que dejó en espera las órdenes de Eladamri y sacó el arco para tratar de detenerlos antes de que llegaran  demasiado cerca.

El perro 2 cae entre el daño hecho por Nox y la flecha de Samay.

– ¡Tsk! – chascó la lengua, molesto ante el hecho de que el elfo pretendiese tomar el liderazgo, decidido a no permitir tal cosa y dar muestra de ello –.  No necesito tu protección. Me valgo por mi mismo – dijo, ufano y con desprecio, mientras el sonido de la energía que corría por su cuerpo se desvanecía dejando paso al aullido de dolor del lobo, que al segundo siguiente quedó silenciado cuando cayó atravesado por una flecha de Samay.

No necesitaba la ayuda, y menos las órdenes, de ninguno de ellos, pero mucho menos de Eladamri. Tenía su magia, tenía su bastón y tenía su honda. Tenía su propio poder y su propia habilidad. Tenía la bendición de un dios. No había nada que pudiera detenerle, se creía capaz de luchar a cualquier distancia contra cualquier cosa que pudiera enfrentarse a él, y no iba a permitir que aquél idiota tomara la iniciativa y se llevara el mérito de todo. No iba a dejar que se luciera mientras parecía que él mismo se escondía detrás de los demás, como un cobarde.

Un gruñido surgió de su garganta mientras sus dedos aferraban el bastón con tanta fuerza que la madera crujió ligeramente. Sus manos, ambas, se pusieron blancas por la tensión mientras dejaba que la magia se esfumara y, en su lugar, fuera la ira la que tomara el control. Iba a demostrar a ese necio que no tenía miedo. Iba a demostrar que debía tener cuidado con sus palabras.

Pues bien, si no necesitas respaldo, entonces estás por tu cuenta a partir de ahora, gracias por la información, así programaré mejor mi estrategia. - respondo ante el comentario de Nox.

Kalimash, permanezcamos juntos, voy a requerir de tu ayuda para combatir.