Partida Rol por web

Es casi de noche cuando ves como un viejo increpa a un hombre joven que mueva su barco, que está estorbando. El hombre parece dispuesto a colaborar pero no se mueve, como si hubiese decidido no hacer lo que había acordado.

Tras un tiempo se pone en marcha y junto a un grumetillo se dirigen a la bahía. 

Otra tarde de mierda en esa isla de mala muerte, se te está acabando el dinero y el tiempo y estafar en el juego a los hombres borrachos es cada vez más peligroso, más cuando un idiota al que llaman el vikingo ha desplumado a unos pocos y casi se provoca una reyerta en la casa común. 

Dispuesta a ver si ese hombre necesita más gente en su barco le sigues con disimulo hasta el pantalán, ves como va en bote a una goleta fondeada y la mueve de sitio.

Hecho.

Primeramente trato de ver las banderas que ondean en las diferentes embarcaciones, no quisiera llevarme un susto al ver una bandera inglesa u holandesa y ante la duda de ver si quienes llegan lo hacen con malas o buenas intenciones, me trato de esconder detrás de algún barril; pero si por el contrario apenas hubiera cobertura y tras otear no divisara hombre armado con intención de atacar, pues seguramente les echaría un cabo o estaría pendiente de que me lo arrojaran para que vieran la buena disposición que tengo y aprovechar esa circunstancia luego para pedir enrolarme en su tripulación.

Cuando baje alguien del barco grande, o de la goleta, vamos quien primero llegue al pantalán y parezca que mande (si distingo al capitán a la primera mejor) trataría de presentarme e indicarle que puedo hacerle de guía en el puerto, en la ciudad (le puedo ir contando qué ambiente se puede encontrar en cada taberna, quiénes hay, puedo también preguntarles qué necesitan... sin que me confundan, a priori, con una prostituta (una vez conseguido el objetivo del reclutamiento, ya puedo variar mi estrategia y disfrutar más).

Una vez dadas las órdenes a Gil, contemplo la enorme nao con ojos soñadores, algún día tendré un navío como ese....

Una vez que se me da permiso, gobierno la muerte hasta el lugar que me corresponde. Una vez allí, bajo a tierra mientras converso con mi segundo. Aprovecho esos instantes para darle a  Gil las últimas instrucciones y le matizo detalles en euskera, pidiéndole que no deje escapar ocasión de encontrar lo que buscamos.

Una vez que todos menos los del retén de guardia estamos en tierra les digo a mis muchachos:

-Hombres, ha sido una gran victoria, así que disfrutad de esta noche, os lo habéis ganado. Pero dejad algo de ron y no canséis mucho a las mozas. Dejad algo para vuestros compañeros-digo con tono jocoso.-Venga, ¡Vamos! La noche espera.

Charlie vamos, hemos de mover nuestro barco, al parecer tiene que entrar un barco enorme que no puede esperar a mañana por la mañana. Sonrío a la vez que agarro a mi contramaestre por el hombro. El paseo en barca es reconfortante, el frío de la noche no es ni por asomo plácido, me gustaría volver a sentir el frío de verdad, en este puto sitio siempre hace un calor que te sudan los huevos. Al llegar al barco y moverlo veo pasar la Nao y otros dos barcos, uno de ellos bastante jodido.

Observa Charlie, ¿Qué ves? Digo mientras pasan y echan el ancla los grandes navíos. Yo te diré lo que veo, una gran ballena blanca herida, eso es lo que veo.

y... ¿Qué somos nosotros Charlie?

Somos tiburones siguiendo la sangre. Que se prepare todo el mundo.

El agarre del capitán zarandea a la delgada Charlie que debe sujetarse para no caer al suelo y mirar mal por unos segundos al capitán, apartándose de él rápidamente, no era mucho del contacto físico, más allá de golpear a Nikholás, además, si la abrazaban mucho podrían darse cuenta de sus curvas y eso sería peligroso para la chica. 

— sólo tiene la bandera quemada, no es que sea una herida de temer, capi — le responde la chica-chico, acercándose a la borda para ver mejor ambos barcos que se acercaban, preguntándose que tan difícil sería navegar aquellas naves, la Nao por ejemplo, que con su peso debía ser complicada  —  bueno bueno... pelafustanes ¿esta noche irán a coger putas como locos o se quedaran en el barco? — les pregunta al resto de los tripulantes, ella sólo quería ir a su hamaca para descansar, el baño le   había sentado de maravillas más cuando pudo soltar la maldita faja que debía usar. 

Ahora que lo pensaba, eso de volver a la taberna y pedir una cama no se hacía tan mala idea, ahí podría dormir tranquila, sin sentir que se le corta el aire. 

La tripulación de Morgan, a excepción de Bernardo, Red Dog y Nikholas, está a bordo de la cubierta del Lucero cuando llegan una goleta con pabellón español y bajo esa una bandera holandesa quemada, le sigue una fragata sin bandera. Ambas naves fondean cerca de la goleta El Lucero del Alba, debido a la forma de la bahía.

Apenas a careado la cadena tras el fondeo, un hombre que está a bordo de la goleta española La Muerte Súbita, grita algo y luego baja a tierra en un bote con un par de sus hombres, enseguida los otros dos botes transportan a gran parte de los hombres de ese barco a la playa.

Una mujer que había estado colaborando con el atraco de la nao Sol Radiante, se percata de la situación y va a la playa, pues las voces de los recién llegado hablan su lengua. Y escucha con claridad el grito de un músico Gil, un músico.

- Bienvenidos forasteos, bienvenidos a la isla Curama -una mujer morena os sale al paso, por el acento... española, andaluza, no cabe duda, esa forma de marcar las eses y ese garbo a la hora de hablar la hacen inconfundible- las tabernas os esperan, las mujeres os esperan, ¿queréis ganaros unas monedas con las cartas... quizás con los dados? Conozco las mejores mesas y tengo buen ojo para escoger rivales. - Sería difícil no reconocer a los buenos de los malos cuando llevo más de dos meses anclada en esta maldita isla, al principio todos me parecieron unos brutos, pero con el paso de las semanas he sabido distinguir a los pendencieros de los cobardes. -¿O quizás prefiráis una buena cena? Conozco los mejores sitios para degustar un buen guisado - aún me acuerdo de la última sopa, olía a pescado y no tenía nada del mar- los mejores cochinillos que hayáis visto y los más sabrosos... pero cuidado, sois nuevos aquí y os pueden guisar tanto liebre como gato -tendríais mucha suerte si fuera realmente gato- he visto comer carne de rata y pagar por ella como si fuera de vaca ¿o creían que comían vaca? - algunos ni ebrios sabrían distinguir una vaca de una mula- Puede ser, todo es posible forasteros... Un buen ojo, alguien que conozca este lugar, alguien que sepa deciros lo que es verdad y lo que es mentira -quizás en ese último comentario me había apresurado-.

- ¿Os he hablado de cartas y dados? cuidado no todo es lo que parece, no todos los jugadores saben perder, ni todos ganar, los hay peligrosos, los hay deseosos de que os sentéis con ellos en la misma mesa, puede que sea una simple apuesta o la última, quién sabe

- ¿Mujeres, vais buscando mujeres? qué puedo deciros, he visto algunas con barba -con que les asuste un poco bastará, tampoco pretendo que huyan despavoridos, si supieran...- quizás el ron... - ¿he dicho ron, hay ron? ah, sí el pis mojado- os haga perder la cabeza y acabéis con fuertes dolores... no sólo de cabeza. Por supuesto que, no es lo mismo tener alguien que sepa a probar suerte, quién sabe, igual os toca la tullida -igual la confunden con el tullido-, cuentan que a más de una se les ha caído los dientes cuando cocinan -hasta encontraron un pendiente dentro de la sopa-, no seré yo quien frecuente esa taberna, no, para nada, no se me ha perdido nada ir a contagiarme de cualquier enfermedad. ¡La rabia! eso es, hubo hace semanas una epidemie, la carne de rata... ¿de rata o de perro? - ¿realmente fue la rabia la que atacó a "Oliver el desdentado", le salía espuma por la boca pero el médico no llegó a tiempo para informar qué le había matado, bueno a parte de la cuchillada que había recibido, claro-

- La información es poder, eso decía mi padre - no había sido mi padre, pero igualmente si lo hubiera sabido por él, lo habría comentado-, es poder... poder entrar y poder salir, poder hacer y poder volver. El poder, amigos - ¿amigos, caballeros, señores? me estaba empezando a costar llamarlos de alguna manera-, el poder... ¿queréis que os haga de guía por Curama? No pido mucho, y llevo aquí lo suficiente para saber de quién os podéis fiar y de quién no, en dónde podéis comer y donde no se acercarían ni las ratas... pero es de noche, y sabemos que de noche no se ve tan bien como de día.

- Marineros, piratas, contrabandistas, espías... Curama es una isla que lo reúne todo -una gran verdad, sí, quizás más deprimente de lo que cabría esperar, pero una verdad-, la noche y el día, las calles pueden ser simples vías de comunicación como trampas a la espera de incautos. Pero por unas monedas, puedo haceros de guía durante vuestra estancia, no pido mucho.

- Quizás necesitéis mujeres -u hombres- para saciar esa sed de mar... no pido mucho -incluso podría sumarme a esa fiesta-. ¿Y vuestro barco, quizás necesitéis hacer arreglos? Os he dicho que hago reparaciones, mi padre me enseñó el oficio de calafatear, podría ayudaros... no pido mucho. ¿Necesitáis música a bordo? sé que es difícil paliar tantas horas en el mar perdidos, con el sonido de las olas aburriendo al más animado... Yo podría animaros cantando, bailando, tocando al ritmo de las velas. También se manejar la espada y no me mareo. ¿Necesitáis cocinera? Como veis soy apañada, trabajadora, tengo buen oído, buena lengua, mis ojos son despiertos igual que mis manos y podría ayudar en casi cualquier tarea a bordo y ... no pido mucho. - Maldita sea, me estaba saliendo un discurso muy bueno y apenas estaban escuchando, ¿qué tendría que hacer para llamar la atención, quizás prenderles fuego al barco? Miré el barco, pero vi que no estaba demasiado cerca, y seguramente habrían dejado alguien a bordo, así que, descarté la idea. Además yo quería salir de la isla, no acabar con los barcos que me podían sacar de aquí, aunque sólo necesitase uno para hacerlo.

- Mi nombre es Angélica, si queréis que os acompañe... no pido mucho.

Leí al final de la otra escena que Gil se llevaba dos hombres a tierra, estaba esperando para ver qué posteo...

También esperaba saber si el intento de saqueo de Matías en el navío holandés ha dado algo bueno...

Tras recuperarme del bloqueo que me causa la sorpresa de encontrarme con una andaluza que habla más y más rápido que cualquiera que haya conocido en mi vida digo -No lo vemos señorita, lo oímos. -haciendo referencia a lo trabajadora que es.

Mi experiencia me dice que es demasiado bueno encontrar a alguien así de conveniente, pero también soy optimista y creo en la providencia, al fin y al cabo salvo dar cobijo a una bruja soy un buen cristiano. 

No sé por que pero la muchacha parece... la palabra no es sincera, pero si honesta, debe querer algo que requiera que nos llevemos bien, eso es bueno, es la base de cualquier buen negocio.

-Señorita Angélica, soy el capitán Iker Montoya Arriazu, de madre vasca y padre paisano tuyo, en realidad abuelo. Y este buen hombre es Gil de Urdaneta, mi segundo. Habéis dicho cosas muy interesantes, os voy a hacer varias peticiones, por las cuales responderé generosamente, la primera es que indiquéis a mis hombres donde pueden descansar y reír sin mayor riesgo que el que ellos mismos se busquen. La segunda que nos acompañéis a cenar a Gil y a mi, para hablar de negocios, escoged el lugar, pero no os paséis con el coste, aún no hemos hecho efectivo el botín.

Miro al atajo de valientes inadaptados que me han seguido a este lado del mundo y siento orgullo, orgullo y lástima de que no todos los que partimos de Santander hayan llegado a pisar estas arenas.

-Disfrutad mis valientes, os lo habéis ganado. Pero no hagáis el imbécil o Gil... mejor dejo que Gil diga lo que Gil os hará como hagáis el imbécil.

Veis que los dos barcos solo quedan vigilados por cuatro hombres dos en cada barco, que se aprecie, el resto han bajado a tierra en un total de tres botes.

Por otro lado observáis como son recibidos en la playa por la mujer que ayudo en el atraque de la nao y se ponen a hablar como si se conocieran.

-Capitán, Bernado no ha vuelto, dijo que se encargaría de conseguir un comprador para nosotros, e información y puede que un encargo, debe estar en ello, pero marchó solo y no es el mejor defendiéndose que digamos, ¿cree que debería ir a por él? -pregunta Joe uno de los hombres que junto a Red Dog y Nikolas forman tu vanguardia.

Con una ligera reverencia poco dada a los marineros españoles el gran hombre desaliñado, con barba de una semana y cicatriz en el ojo izquierdo saluda a la recién llegada después de haber escuchado al capitán. Un placer señorita y más aún viniendo de una andaluza tan agradable de ver termina de decir Gil sin ni siquiera una sonrisa a la bella recién llegada antes de dirigirse a la tripulación con ese tono de padre enfadado, pero en el fondo afectivo al que se les refiere. Toma aire y grita Ya habéis escuchado al capitán panda de Rufianes! Bebed, Reid y follas el agujero que os apetezca esta noche, pero el que mañana no esté en estado o llegue tarde, más habrá deseado no volver, pues le pondré colgado de una cuerda a quitar todos los moluscos y algas de la quilla con un monda dientes de madera para que escarmiente! Mira a su tripulación y ve ciertas sonrisas, sobretodo la de los más veteranos que miran a los jóvenes con aire condescendiente, como si supieran lo que les espera Y recordad, que sea lo que sea que hagáis esta noche, sois hijos de españoles y que vuestra familia os mira desde el cielo orgullosos de todos vosotros, A SO QUE MUCHO HOJO CON LAS MUJERES BARBUDAS!!! Termina de decir esto con una gran carcajada, cortada de golpe por un rictus de dolor y una mano que se posa en su abdomen, antes de jurar algo sobre satánicos holandeses del diablo en voz baja.

¿Cómo ves acercarnos nadando en sigilo a esa goleta española tres o cuatro hombres, abordarla matando en silencio a esos dos rufianes y sacar algo de provecho Charlie?

- Encantada capitán Iker Montoya- hice una especie de reverencia, según dije el nombre, mas no había entendido bien el segundo apellido, así que aventuré con el primero que se me ocurrió- Arri-an-za - y poco menos que repetí gesto con su segundo Gil de algo- No hay problema, señores. Llevo aquí 2 meses y conozco el lugar como el reverso de la moneda con que vais a invitar - monedas, monedas, aún no las veía y ya escuchaba su repiquetear- yo misma os guiaré a una taberna de buen comer y poco gastar - que las había y cuyas gentes eran básicamente pescadores y agricultores por decir que algo cultivaban-, y en cuanto a vuestros hombres fácil lo tienen salvo que acostumbren a buscarse los problemas con las cartas y los dados... los carga el diablo.

En cuanto a las mujeres, si tienen buen olfato vuestros hombres para con el ron no debieran dejar engañarse entonces para con otros olores y fragancias, pues de noche... todos los gatos son pardos. 

De negocios quieren hablar, me sorprendió el motivo por el que me fueran a invitar a cenar, pero todo sea por conversar con gente recién llegada, igual me informaban de noticias de las que era importante saber para guardar o lavar la ropa a tiempo. 

Me acerco al capitán, - y vos, capitán Iker Montoya Arran-za-zu -porqué los vascos tendían a complicar sus nombres y apellidos, porqué no usaban los castellanos de toda la vida, en fin, todo un trabalenguas decir el apellido sin equivocarse, por suerte Montoya no se le había olvidado, además tenía una rima fácil- ¿qué esperáis de Curama, de paso o a trote, cómo preferís? -ya le había echado el ojo antes de que pudiera contestarme y tras agarrarme a su brazo iba hablándole más despacio para que no perdiera detalle, era bastante guapo-. 

Las palabras que Gil dirige a la tripulación casi logran sacarme una sonrisa, pero consigo guardar las apariencias, poniendo una mirada dura mientras habla a los marineros. Una vez que estos comienzan a marchar hacia el pueblo,quizá siguiendo las indicaciones y consejos de Angélica.

Tras esto vuelvo a centrar mi atención en la andaluza, la cual trata de pronunciar de forma algo graciosa mi segundo apellido sin lograrlo. De pronto me percato de que se me aproxima y de forma instintiva me tenso, como esperando un ataque, pero al ver que se contenta cogiéndome del brazo, me relajo.

El tacto de la muchacha hace que mi palo mayor comience a recordarme de golpe el tiempo que llevamos en el mar, lejos de tantos placeres...

Pero mi sentido común recupera rápidamente el control. Es una desconocida que busca monedas o un pasaje. Solo quiere eso aunque ¿Tan malo sería?

Su pregunta logra dejarme ligeramente confuso ¿A qué se refiere exactamente? En fin, basándome en experiencias pasadas estas cosas no suelen ser lo que parecen, pero nunca se sabe...

-Estamos aquí de paso-digo con voz suave-, en principio el tiempo justo para hacer unos pocos negocios y enrolar a unos cuantos. Pero no me gusta hacer las cosas de forma apresurada, pues pueden llegar a pasarse por alto detalles importantes... Aunque reconozco que en determinados momentos ir rápido puede ser excitante.

Casi no he acabado de hablar cuando escucho a Gil decir por lo bajini Borono Zorionez...

Y así, conversando de esta guisa con la señorita que sigue enganchada a mi brazo, y con Gil algo molesto tratando de hacerle decir correctamente nuestros apellidos, no tardamos en llegar a la taberna que nos ha recomendado.

Dentro la iluminación es escasa, y el local está poco abarrotado. A pesar de ello, los clientes son bastante escandalosos, y un violinista mediocre trata de generar algarabía. 

Sin muchos problemas nos sentamos en una mesa lateral que tiene a ambos extremos una buena madera donde reposar la espalda. Ya que Angélica no ha soltado mi brazo, Gil se recuesta enfrente nuestro procurando que sus heridas no le incomoden demasiado.

Cuando llega la tabernera y nos pregunta que deseamos tomar, le respondo:

-Primero tomaremos ron, puedes dejarnos la botella, y luego trae algo de comer para los tres, por favor-digo con mi mejor voz de mando.

-¿Qué desean cenar los señores? El plato del día es sopa de cangrejo y pescado, pero puedo preguntarle al cocinero si queda algo más de la pesca del día...-responde la posadera con voz que intenta sonar servicial pero que denota cansancio.

-La sopa estará bien, gracias. Pero si esta viene con muchos tropezones te prometo una buena propina.

Quizás espoleada por la palabra "propina" la mujer sale con diligencia con la comanda y no tarda en ponernos delante tres vasos bastante limpios y una botella, nos sirve en los tres vasos y vuelve a marcharse.