Partida Rol por web

Cuarenta días han pasado desde que abandonasteis las Palmas. Maldito Colón y todos los desgraciados que le siguieron, aún conociendo la ruta es una prueba de fe cruzar el océano así.

El problema es que a lo lejos veis un navío holandés, ha avistado vuestra insignia rojigualda y han levantado el Jollyroger, idiotas, creen que sois mercantes.

Su jodida majestad dio en el clavo con el cambio de bandera, ahora se la reconoce a distancias a las que apenas si se distingue un barco, aunque el hecho de que la vuestra sea explendorosa y enorme ayuda.

-En efecto es holandesa. -grita desde el carajo Lobato -Oh, dios nos ha bendecido con la oportunidad de vengarnos de esos malnacidos paganos. Mi capitán permiso para bajar a cubierta y alistarme a la batalla.

-No hará falta ni desplegar la bandera negra. -comenta el viejo Mariano con entusiasmo. -Si damos media vuelta y aflojamos el paño, aún pensarán que llevan ventaja y todo. Por lo que yo veo es un barco algo más grande que este, eso les dará confianza, y la confianza son los clavos de la tumba en el océano.

-Que les jodan -el puñetero cabrón al que llaman Jabalí sus colegas tiene la mirada llena de odio -Será lo que diga el primero o el segundo, pero yo a esos los paso a cuchillo.

El clima es tenso, no por miedo o preocupación, sino por ansiedad, todos desean demostrar ante su capitán su valía, todos desean derramar la sangre del enemigo y reclamar el botín. Aunque esto último puede ser muy poco si los piratas no han cazado recientemente, y a un alto coste como sea una tripulación veterana.

Con paso seguro y tranquilo (intentando calmar con ello a la tripulacion), el Teniente Urdaneta se dirige hacia la toldilla, para esperar instrucciones mas concretas del capitan, pero, no si antes dar (o mas bien gritar) ciertas instrucciones... - Esta es nuestra primera oportunidad para demostrar a nuestro Rey, a nuestro Dios y a nuestro Capitan de que esta hecho "La Muerte Subita", su tripulacion y porque nos llaman asi chicos- Tomando aire y viendo la cara de ansiedad de la tripulacion grita- Zafarrancho de combate!!! preparen los cañones para desaborlar con las balas encadenadas a esos malditos holandeses y que podamos pasarlos por la quilla- Grita a los artilleros- Ceballos, a los cañones de traves, carga balas al rojo vivo y visa el castillo!- Sigue diciendo, dando enfasis a sus instrucciones, señalando del dedo al grupo o marinero, dejando bien clara las ordenes- Aflojad el velamen- Grita a la tripulacion de la manga- Timonel, Virada por avante, 4 bordadas e intentaremos cortar la linea a esos malditos comedores de barro con una virada por redondo, atentos a la señal del Capitan para izar de nuevo el velamen!!!- Termina de decir, antes de bajar el tono, sacar pecho y dirgirse a su Capitan con un aire casi marcial y orgulloso.

-Mi Capitan, todo listo y esperando sus instrucciones- Termina diciendo con un tono extremadamente tranquilo... con un poco de falta de aliento.

Acababa de alistarse y ya estaba en un combate. - Si voy a tener un bautismo de fuego pronto.

Antes de abordar, le habían enseñado que su misión, o era con el cirujano, en apoyo y ayuda, o era con el timonel, de cronista, así que sin saber bien lo que pasaba, se iría al puente alto, y allí, junto al timonel y con las órdenes del navegante, vería si quedaba allí, tomando notas o bajaba con el matasanos.

Mientras mi leal Gil da las instrucciones, me quedo pensativo, estudiando las posibles opciones posibles. Aun falta algo más de una hora hora para que el navío nos de alcance, tiempo que he de empelar bien preparando el mejor plan de acción.

-Muchachos, tened las armas dispuestas para la refriega, ¡Esos holandeses van a pagar cara su osadía! 

Escucho con satisfacción el rugir de la tripulación y entonces me dirijo directamente a Gil.

-Buen trabajo Gil, como siempre. Voy a bajar a mi camarote a preparar la batalla, avísame cuando el navío este visible y sepamos a que nos enfrentamos. 

Una vez dicho esto, le digo unas palabras en Euskera y me retiro a mi camarote.

Procura que no muestren mucho sus armas los hombres, dependiendo de a que nos enfrentemos, quizás me decante por un ataque sorpresa, te dejo a cargo de la cubierta.

-Si mi Capitan- Dice Urdaneta con un tono tranquilo antes de dirigirse a la tripulacion.

-Solo armas de mano,dagas y puñales, pistolas y espadas ceñidas a la cadera y la pierna, el capitan quiere discrecion para sorprenderles, dejad los mosquetes en el suelo al lado de los cañones donde no sean visibles por el enemigo, colocad algunas cajas entre los cañones y cubridlas con unas mantas todo junto, para evitar asi que se vean- Apuntando con el dedo a los 3 nuevos llegados- De Cevallos, Castro, Del Casar, que solo se vean 4 cañones centrales, el resto tapados, 2 cañones por banda.... Y LO QUIERO PARA AYER!!!- Termina dando las ordenes con toda la potencia de su voz antes de salir de la toldilla y empezar el mismo a preparar las cajas de suministros al lado de los cañones.

Cruzar el Atlántico nunca era cosa de broma, y aunque no era la primera vez, el inmenso océano siempre me imponía un gran respeto. No era para menos: distancias enormes y tormentas traicioneras como sólo las vi en los Mares del Sur. Las primeras semanas me entretuve haciendome a mi puesto, conociendo a la marinería y, sobre todo, observando al capitán. Cuando me presenté a él y le expuse mi parca experiencia de pilotillo no abrió la boca, y entendí perfectamente que quedaba asignado a las tareas generales de la tripulación. Parece un hombre reservado, de pocas palabras. Mejor; si no sabe lo que se hace, al menos no pecará de bocazas. En todo caso, parece controlar conocer perfectamente su oficio. Más nos vale a todos.

Aunque bien sabido es que un barco de estas características no es el mejor lugar para hacer amistades, en estos días he trabado cierto conocimiento con algunos miembros de la tripulación. Un conocimiento todavía superficial, claro está, pero correcto y hasta diría que amigable. Los señores Cevallos y del Casar parecen gente de fiar, dentro de lo que cabe en el gremio. El segundo de a bordo, que es la verdadera voz del capitán entre la marinería, parece serle ciegamente fiel y conocer bien las obligaciones de su cargo.

En esas estamos cuando hemos avistado el navío holandés. Se oyen las imprecaciones y bravuconadas de costumbre, ya se sabe. No soy el que más habla, pero soy de los que acuden más ligeros a cumplir las órdenes. Con un breve "sí, señor segundo" ayudo a empujar las piezas más cercanas a la popa con la idea de hacerlas invisibles a los ojos de los herejes de enfrente, y luego empujamos unas cajas apresuradamente para colocarlas entre los cañones que quedan en posición. La mar está empezando a rizarse y no ayuda, aunque tampoco es un obstáculo serio.

Aprovecho ese breve instante de calma típico de estos momentos para aprestar la daga y la espada, cebar la pistola y comprobar munición. Oigo a algunos hombre a mi alrededor encomendarse a Dios. Como si Dios pudiese preocuparse lo más mínimo por una escoria como nosotros.

Siguiendo las instrucciones del primero el barco se hace pasar por un mercante de poca capacidad cargado hasta los topes, lo que justificaría la pérdida de velocidad ante cualquier cambio de dirección. Aún así y manteniendo el engaño la velocidad de la otra nave apenas es un poco superior y el tiempo que les toma reducir la distancia a la mitad es mayor del esperado.

Cuando por fin son lo suficientemente visibles para distinguir sus capacidades oís a Lobato -Seis cañones por banda y parece que una pieza de proa. Eso último no me gusta. Creo que esperan que bajemos el velamen en señal de rendición, deben ser novatos Urdaneta, el "Jolly" se despliega a esta distancia justo para eso. ¿Bajo o me quedo aquí para abrir fuego desde lo alto? Llevo conmigo el arma, y no es visible.

Debido al ajetreo que se dio en cubierta sale de Lope -¿Ya nos han jodido? Creía que me habíais sacado del convento para ser nosotros los reyes y no los vasallos. Voy a prepararlo todo abajo para atender a los heridos, y capitán, si veis difícil la contienda decídmelo y les preparo una sorpresa "del averno" -muchos se ponen nerviosos ante la presencia de la bruja, máxime cuando hace esos comentarios.

Después del comentario de nuestra "encantadora" médico, echo una mirada a nuestro capitán - A quien se Le ocurriría traer a una mujer en un barco por Dios-... Sigo con mis tareas de preparativos para la batalla, las 2 pistolas cargadas, la espada bien pegada a la pierna para disimularlo... Y un par de gritos por si alguno se me esta durmiendo en los laureles y Le respondo a Lobato. - Quedate arriba y dime todo lo que puedas ver. Si ves que cargan balas encadenadas, baja de ahí como si tu madre te hubiese parido con un par de brazos más, me has entendido? - Termino de decirle mientras pongo la mano como visera esperando la respuesta.

Durante toda la travesía había hablado poco con la tripulación y mis compañeros, me pasaba la gran parte del tiempo revisando mi cañón y entrenando en la recarga con mi dotación, conocía mas a mi cañón que al resto de la gente un día cuando estaba en cubierta se divisó un barco enemigo en el que ellos eran los cazadores y nosotros la presa parecía, en eso el segundo al mando nos da instrucciones de ir a los cañones y estar listos para darles fuerte, me dirijo a mi cañón y me preparo para la batalla siguiendo sus instrucciones

La matasanos me lleva dando repelús toda la travesía, así que trato de ignorarla. Para conseguirlo, me centro en atisbar por entre las cajas que agolpamos contra la borda el navío enemigo. Intento fijarme en todo tipo de detalles que indiquen su procedencia, el tamaño de la tripulación y el tipo de artillería que carga. También presto atención a los movimientos en cubierta, en las andanas o en la toldilla, tratando de descubrir sus intenciones y, sobre todo, si guardan algún as en la manga; bien conozco a esta raza de Satanás, ay...

Los atacantes se aproximan y realizan dos disparos, uno que se queda corto y otro que se pasa a proa, lo que se puede tomarse como un indicativo de que se está bajo alcance y que se facilite el abordaje. Pero para entonces ya conocéis varios detalles, muchos de ellos cortesía de Matías quien narra lo que ve.

En cubierta hay cerca de una docena, lo cual es malo, pues ya superan en fuerza a la tripulación de la Muerte, armados con espadas y machetes, aunque hay dos con armas de fuego, y seguramente alguno llevara pistola. La batería parece estar pertrechada, por lo que deben haber al menos otros seis hombres bajo cubierta. Sea como sea la batalla saldrá cara.

Antes de que estén lo bastante cerca de Lope sube a cubierta y deja un tarro en el costado de la banda donde se va a ser abordado -Si le pegáis un tiro a ese tarro, todos los que estén cerca verán sus capacidades reducidas, en vuestras manos dejo el como usarlo. -dicho esto la mujer vuelve bajo cubierta.

-Está todo según lo previsto, tenemos las piezas municionadas y ocultas, en caso de que sea necesario podemos realizar una salva de seis con gran velocidad. Perderemos lona y demás, pero creo que compensa. -escucháis al viejo vasco.

Tras haberlo meditado mucho en mi camarote, salgo a cubierta y lo primero que escucho es una de las lindezas de la doctora, ignoro el comentario con resignación. Es un mal necesario, es la mejor doctora que he conocido y mas de uno lo agradecerá pronto.

Escucho con tranquilidad los datos que facilita el marinero llamado Matías, mientras yo también recopilo la mía propia.

Al ha llegado el momento de la verdad, iba a comenzar a hablar, pero entonces Lope hace de nuevo una intervención....

Bien, una vez encajadas las nuevas piezas, me dirijo a la tripulación:

-¡Atención hombres! Vamos a dejar que nos aborden, y cuando lo hagan descubrirán muy a su pesar quien es la autentica presa. ¡Martín! Coloca el tarro donde te lo indique Gil. Una vez que nos aborden Gil lo volará de un tiro y entonces comenzará la refriega. 

Gil, para facilitarme una buena posición de disparo, te harás pasar por el capitán cuando nos aborden, dales una cálida bienvenida en mi nombre. Una vez que abata a sus tiradores me uniré a vosotros y les arrojaremos a todos al mar.

Habrá doble ración de ron para el que abata al primer enemigo ¡¿Entendido muchachos!? ¡A vuestros puestos, ¡Vamos! 

Urdaneta, como en su costumbre, respondio a la tripulacion con una salva de gritos- Ya habeis escuchado chicos, a partir de ahora y hasta que termine esta fanfarronada holandesa, me llamareis mi capitan y a ver quien es el capaz que trincha a uno de esos cantamañanas antes que yo!- Tomando un poco de aliento, apunta a Martin con su gran dedo de apuntar a gente- Martin! Subele ese tarro a Lobato al carajo, si lo dejamos en la banda, corre el riesgo de carse al agua y que no sirva de nada. Sera mas facil tirarlo desde lo alto encima de esos condenados- Poniendose la mano como visera le grita a Lobato- He! Lobato! Si le endiñas a uno en mitad de la peonza, te doy la segunda racion de ron que me dara el capitan por ser el primero en despellejar a uno de esos malnacidos que se atreven a desafiar a un barco Español.... Y ENCIMA VASCO! -Termina de decir Urdaneta, dejando salir cardajos de espumilla blanca de entre sus dientes a causa de la rabia.