Partida Rol por web

Apolo se acerca todo lo que puede a los pequeños huecos y observa con detenimiento tratando de ver algo, pero es demasido difícil, está demasiado lejos. Sólo percibe un atisbo de luz al final pero ni siquiera puede afirmar (aunque lo supone) que sea el exterior.

- Supongo que lo has visto pero me han perseguido un par de arpías, cada cueva tiene dos supongo que encargadas de que nadie salga volando...  y aunque lo cierto es que volando no han tenido nada que hacer contra mí, estoy segura de que de no haber vuelto hubiese ocurrido algo más contundente.

- En cuanto al resto de celdas, no he podido ver con tranquilidad a sus inquilinos, pero Gamínedes no se encuentra donde debería, de hecho, no está...  

- ¿Crees que sería posible abrir un poco más este agujero? - le pregunto con toda la intención - No quise aterrizar en tu celda para que no nos separasen o que no resultase evidente que tramábamos algo.  Sin embargo, si pudiste hacer ese hueco y nadie pareció preocuparse de ello, quizá podríamos aumentar un poco su tamaño, juntando nuestras habilidades, lo justo para que mi forma de lechuza pueda traspasarla.

- Una vez juntos podremos hablar con más tranquilidad.

Apolo escuchó atentamente la descripción que hizo Atenea de los alrededores. Saber que había dos arpías custodiando cada una de las celdas no eran para nada buenas noticias y el primero de sus planes lo desechó. Trepar por elmprecipicio hasta la cima iba a ser misión imposible, un solo error, y tras ser atacados podrían caer hasta el fondo quedando empalados por toda la eternidad. No era agradable imaginarlo.

Valoró otras posibilidades...¿Quizá era una posibilidad viable convencer a Hades de que los dejasen salir? ¿Qué solicitaría a cambio el Dios de inframundo? Pornotro lado estaba la actitud de Perséfone, resultaba evidente que ocultaba información y que sabía de otra alternativa para sacarlos de allí...y lo más importante ¿El efebo ya estaba fuera de su celda? ¿Cómo lo había logrado? ¿Un trato con Perséfone? ¿Un trato con el mismísimo Hades? Por lo que Apolo sabía, las conversaciones no eran ni mucho menos secretas con esas gargantas de resonancia permitiendo escuchar cualquier confabulación. Si Perséfone ya les había oído hablar...¿No podía estar haciéndolo el efebo también? ¿Quizá directamente Hades? No sabía la magnitud y alcance de aquellas grutas por lo que decidió intervenir...

Primero susurró a Atenea usando un hilo de voz y colocando sus manos a modo de embudo hasta su oreja. Necesitaba que aquella conversación no se escuchase pasará lo que pasará.

- Atenea, estoy convencido de que nuestra conversación puede ser escuchada solo por hablar en voz normal, aprovechemos eso en nuestro favor. Trazaremos planes por aquí como estoy haciendo ahora, pero en voz alta nos contradeciremos y manipularnos al resto. Deben creer que no tratamos de escapar por lo que comentemos, pero nuestras acciones serán justo lo contrario. Te contaré mi idea...

 Por lo que yo sé, hay una especie de voladuras desde tu celda hasta la cima que podrían permitirnos salir de aquí... seguiremos agrandando el agujero hasta que sea capaz de cruzar, pero yo ahora diré justo lo contrario. Una vez lo logremos, necesitaremos crear una distracción y que las arpías no nos presten atención...y ase me ha ocurrido una idea ¿Y si usamos al efebo? Yo gritaré desde la celda para que me oigan las arpías que el Efebo ha escapado sensual celda. Ambos debemos estar en nuestra celda y a la vista para que no sospechen de nosotros. Entonces bajarán a comprobar si es cierto y apuesto a que bajarán en grupo con tal de localizarle, el está en los niveles inferiores, nadie sería capaz de escalar hasta nosotros por lo que se afanarán a buscarle por abajo. Será nuestro momento, cruzaré por el agujero, y ambos treparemos hasta arriba ¿Qué te parece la idea? ¿Demasiado arriesgada quizá?

La otra opción sería ceder ante las pretensiones de Perséfone, que ella hablé con alguien del inframundo y que haga venir a Hades. Y temo que tendríamos que ser nosotros quién convenzamos a Hades de que nos deje en libertad jurándole lealtad...¿Es una opción más segura, que quizá nos permitiese recuperar nuestros objetos si lo logramos, pero que probablemente nos condicione a tener que servir y obedecer a Hades...¿Qué te convence más?

Dicho esto, se separó de Atenea y habló como si estuviese desesperanzado y atribulado por su condición.

- ¡Maldita sea! ¡Es imposible salir de este lugar! ¡Esas sucias arpías impiden que podamos hacer cualquier cosa! ¡No hay nada que hacer Atenea! 

Después se acercó a los agujeros de resonancia y habló nuevamente. ¿Quizà el resto también eran capaces de oírles?

- ¿Alguien puede oírme? ¿Thanatos, Ganímedes, Perséfone, Atenea? 

Sin esperar respuesta, apoyado en la pared que les separaba, con gesto como quién ha perdido toda esperanza, Apolo seguía acrecentando el agujero que les separaba a ambos. 

Sonrío divertida ante la ocurrencia de Apolo. También me sorprende que el Efebo haya escapado, pero lo que más llama mi atención es lo de sus objetos. Se los han quitado, pero quizás yo pueda recuperarlos. Después de todo, mentir es mi especialidad ¿no?

Mmmm... meterse en la torre de los gritos a recuperar los objetos parece suicida. Es el tipo de cosa que haría alguien loco. Por suerte, yo no estoy loca. En mi caso es el tipo de cosa que engañaría a alguien para que hiciese por mi, así que me quedo meditando quién puede ser tan temerario e ingenuo para dejarse engañar así mientras sigo escuchando.

Acto seguido a las palabras de Atenea, escuchas como ambos empiezan a mover algo de piedra, supones que para estar juntos en la misma celda, aunque no puedas verlo directamente.

En lo que respecta al resto de celdas, Gamínedes sigue en silencio, Perséfone envuelta en llanto y Thanatos ha dejado de desear la muerte en voz alta, de hecho no escuchas nada proviniente de su celda, silencio absoluto.

Apolo y Atenea se centran en la tarea de rascar y forzar en la medida de lo posible el agujero de la pared.  Consiguen dedicando un largo tiempo y esfuerzo hacerlo lo suficientemente ancho para que la forma de lechuza de Atenea, no sin algún esfuerzo, pase a la celda de Apolo.

Cuando Atenea recupera su forma humana se sacude la suciedad de las ropas y se queda esperando unos segundos, preparada, sin embargo, no aparecen arpías ni guardianes.  Se ve que aquello era algo con lo que nadie contaba.

Seguíais encerrados, pero al menos ahora estabais juntos, y dos mentes siempre piensan mejor que una.

Me sacudo los restos de...  ¿pared? de encima y me acerco a Apolo, para poder decirle algo sin que nos escuche "Perséfone", poniéndo la mano entre mi boca y su oído para evitar que se escape nada de sonido:

- Disimula Apolo, pero la mujer que nos habla no es Perséfone, no estoy segura al 100% pero no parece Perséfone, y no se quién es ni qué intenciones tenga pero la falta de sinceridad me pone en alerta.

Acto seguido me alejo un poco sopesando si decirle lo que he visto o no...

Apolo ayudó a que la diosa de la sabiduría pasará lo más cómodamente posible por aquel estrecho agujero. Tras ampliarlo un poco más a base de rascar y rascar, tendió sus manos atravesando la abertura y esperó a que Atenea se apoyase en sus palmas. Con sumo cuidado hizo cruzar el ave por el agujero y una vez estuvo en su celda aguardó a que se volviese a transformar.

Sentir a Atenea durante el breve lapso que transcurrió hasta que cruzó, hizo que Apolo sintiese una calidez agradable y cuando la vió ya nuevamente en su apariencia divina Momondo evitar ruborizarse. Aunque no fuese algo premeditado, había palpado el cuerpo de la joven...

Fuese como fuese, rápidamente recobró la compostura y escuchó atentamente la información acerca de la posible falsa Perséfone.

- Vaya, pues no había llegado a apreciar el engaño. Muy perspicaz, la verdad... Bueno, entonces...¿Qué sugieres? ¿Cuál sería la posibilidad más plausible para que salgamos de aquí? Porque supongo que llegados a este punto, estamos juntos en esto ¿Cierto? - le susurró Apolo a modo de respuesta tras escucharla y teniendo sumo cuidado de que su voz no fuese escuchada salvo por la diosa. Ya te he dicho lo que logré observar, desde tu celda existe la posibilidad de poder trepar la ladera y tratar de llegar a la cima, desde la mía no. Bajar creo que es imposible sea cual sea. ¿Lograste percatarse de algo más? ¿Que lograste ver? ¿Cómo supiste del engaño? Tenemos un serio problema con las arpías, estoy seguro de mí mismo de poder hacerles frente de ser visto. El problema principal lo tendríamos si diesen la señal de alarma y se acercase el hecatónquiro.

Apolo aguardó a que Atenea hablase mientras investigaba con detenimiento la celda y las paredes, por si pudiese haber algún tipo de pasadizo oculto o similar. También golpeó el lecho por si ocultase algo.

Miré a Apolo directamente a los ojos, y me acerqué a los orificios por los que habíamos escuchado la voz de Perséfone:

- ¿Sigues ahí Perséfone? ¿Cómo escapaste? ¿Cómo burlaste a las arpías? Ahora mismo esa información nos sería muy útil...  

- Por cierto ¿Sabes cómo huyó Gamínedes? Su celda estaba vacía y las arpías no se mostraban interesadas.  

- Necesitamos salir de aquí, reunirnos y trazar un plan.

- ¿Perséfone?

Permanezco en silencio

Tras el contacto físico con Atenea sientes un ligero mareo.  Mientras ella trata de comunicarse con Perséfone trastabilleas sin tener my claro lo que te está pasando, llevandote una mano a la cabeza.

Entonces ves a Gamínedes frente a ti, triste y cabizbajo y con los ojos llenos de lágrimas, la derrota puede verse en su rostro.  Alargas la mano y se la pones en el hombro justo antes de dirigirte a él con una voz que no es la tuya:

- Es la única manera, debe ser voluntario - el efebo asiente y se seca las lágrimas, viéndolo tan vulnerable no puedes evitar pensar que realmente parece un niño.

- No tengo ninguna duda, se lo que quiero, y lo que quiero es la cabeza de Zeus y de tantos otros que miraron a un lado mientras él hacía lo que se le antojaba - dijo con furia.

- Pues este es el camino - prosigues señalando con tu mano derecha lo que parece un precario puente de madera sobre un río de lava -, será rápido.

- Sólo lamento no estar aquí para ver lo que sucederá.

Acto seguido vuelves en ti, has tenido una visión, y desde luego ha sido una intensa.

Atenea se queda esperando unos instantes la respuesta de Perséfone, que parece no llega, silencio.

Cuando se gira hacia Apolo, observa que el dios tiene los ojos en blanco y poco después trastabillea y vuelve en sí, agotado.

Me aerco confusa a Apolo, pero qué narices...

- ¿Estás bien? - digo tratando de ayudarlo a sostenerse - lo que he dicho es cierto, Gamínedes no está en su celda y las arpías no parecen interesadas en ese hecho - prosigo acercándole al saliente más cercano para que se siente.

- En cuanto al tema tácticas...  necesitamos despistar a las arpías para trepar o salir volando, y eso no creo que sea sencillo, para ello vamos a necesitar a Mudito y no parece muy dispuesta a ayudarnos.  Sino sólo se me ocurre atraerlas hasta aquí e ir acabando con ellas una a una...  aunque por supuesto acepto sugerencias.

Cuando termino de sentarle y pensar en voz alta me quedo unos instantes a la espera, no sea que le de otro soponcio y me quede sola nuevamente ante la amenaza que nos impide irnos por nuestro propio pie.

Entre muchos de sus epítetos, Apolo era conocido como el dios de la profecía y los oráculos. "Loxias" lo llamaban algunos por sus visiones, oráculos y profecías ambiguas... y eso fue lo que le había sucedido en aquel instante, había tenido una extraña visión que la sintió muy real, muy intensa. Cuándo se recobró del impacto inicial agradeció que Atenea estuviese a su lado y le relató lo sucedido.

- Querida Atenea, acabo de tener una extraña visión. Empezó a explicar Apolo bajando la voz para que no pudiesen ser escuchados. He visto al efebo, triste, cabizbajo, lleno de lágrimas y con el rostro derrotado. Estaba hablando conmigo pero tengo la impresión de que no era yo,...como podría decirlo...era como si viese la escena desde los ojos de alguien...¿Sería Hades? No distinguí la voz ni vi sus ropas...  Apolo trataba de asimilar lo visto, pero viendo que Atenea esperaba una respuesta, habló con el mayor detalle de lo que había visto y escuchado.

- Verás, Ganímedes estaba preparado para cruzar un endeble y precario puente de madera que estaba sobre un amenazante río de fuego y lava. Yo puse su mano sobre su hombro infundiéndole ánimos y la voz que escuché que salía de mí, que no era la mía, dijo que "és la única manera, debe ser voluntario". Entonces el efebo respondió con furia..."No tengo ninguna duda, se lo que quiero, y lo que quiero es la cabeza de Zeus y de tantos otros que miraron a un lado mientras él hacía lo que se le antojaba". Después de eso, le señalé con mi mano derecha que cruzase el puente y respondí... "Pues este es el camino, será rápido". Y finalmente... "Sólo lamento no estar aquí para ver lo que sucederá".

Eso era lo que recordaba. ¿Había llegado Ganímedes a hacer un trato? ¿Era Hades o algún otro el que hablaba? ¿Que podía significar todo aquello?

Decido que ya he escuchado suficiente. Voy a ponerme en movimiento e ir yo misma a por los objetos de los dioses. Después de todo, yo estaba ahí por propia voluntad y no encerrada.

Pero antes...

Aclaro la voz y hablo con el tono fingido de Perséfone.

Sabíais que iba a quedarme escuchando, ¿verdad?... Si lo que necesitáis es una distracción para las arpías creo que conozco el modo perfecto, pero sería más seguro negociar con Hades. Sea como sea, en un rato vuelvo.

Esta vez sí sono sincera en cuanto a su ausencia