Partida Rol por web

La liebre mueve la nariz y se pasa varios minutos sin decir nada. Suspira un poco y asiente - bien, bien, marchemos pues... ¡pero rápido! antes de que oscurezca más - con prisa se acercó de nuevo al armario y sacó un candil a la cual le puso una vela. La encendió y cogió un cuchillo de untar - coged armas o lo que sea para defenderos, no sabemos que podemos encontrar ahí fuera. - con el candil y cuchillo en mano salió de la casa con prisa - ¡vamos! ¡vamos! 

La extraña elocuencia del sombrerero había terminado por convencer a la liebre de marzo, y aunque habría ayudado con el discurso, el tener que actuar como un personaje que me era totalmente desconocido no ayudaba a mi propia elocuencia - ¿Qué se supone que debo hacer?¿ cepillarme el pelo para que no se me enrede? – pensé con cierta ironía, pero cierto era que, si quería descubrir quién era, debía intentarlo al menos pero suponía que tenía un largo viaje para pensar en ello.

Al ver a la timorata liebre coger un “arma” me propuse a hacer lo propio, busqué un cuchillo que pudiese tener algo mas de filo, o un cristal roto al que pudiese poner una tela en la parte mas ancha y así poder usarla como punzón, cualquier cosa serviría supongo – o también puedes buscar un cepillo y usarlo como arma arrojadiza – se burló mi subconsciente, alegré de poder reírse a mi costa.

<<Dos fuentes de luz serían de ayuda en vez de uno>>...

Wendy comienza a buscar otro candil o siquiera una vela para que hubiese más iluminación dada las circunstancias del ambiente en el País de las Maravillas. No lo encendería, pues no conviene llamar la atención; más bien para tomar precauciones. De igual manera, rebusca con la mirada y tocando con cuidado lo que hay en el lugar para improvisar un arma. Es mejor el diálogo que el combate, pero a como están las cosas es preferible resguardarse de varias fuentes y sólo en caso extremo involucrarse. No es muy fuerte, pero a veces se deben tomar decisiones que no correctas pero sí necesarias.

Un cuchillo, una resortera, una espada de madera, una cachiporra... la pelirroja no pudo evitar sonreír, pues esos objetos los llegó a ver en los Niños Perdidos. Si no encuentra nada optará por improvisar con vidrio, madera, tela... lo que pueda ser de ayuda para los demás.

Cogí un cuchillo de la cocina de la liebre...Me lo guarde debajo del vestido.... Y de hay salí ya para la puerta.

¿Armas? Las damas estaban cogiendo cuchillos y otras cosas que sirvieran como tal...¿Necesitaría él armas? ¿Qué podía servirle? Buscó en sus bolsillos. Tal vez alguna aguja o algo suficientemente grande le serviría... Las demás ya se habían encargado de lo necesario, no sabía qé podría él aportar...

Poca cosa con filo podría haber en esa casa, como mucho podríais usar las teteras, los platos, cuchillos y tazas como armas. Llegasteis a la conclusión de que quizás era mejor que ese animal no tuviese nada punzante, quizás acabarían por hacerse daño o mutilarse en un descuido. Wendy no encontró otro candil, pero quizás (y sin que la liebre se diese cuenta), podríais usar la pata de una silla o de una mesa como antorcha si se preparase adecuadamente (incluso como arma).

El Sombrerero por su parte, al meterse las manos en los bolsillos se pinchó con un par de alfileres de tamaño pequeño. No era gran cosa, a no ser que quisiera coser a sus enemigos.

Fuera era ya de noche completamente, aunque no noche cerrada por suerte. La luz de la luna y las estrellas os acompañaba, bañando de luz nocturna todo y por mala suerte dando un aspecto tétrico al bosque que había cerca de la casa y que por desgracia debíais atravesar.

Liebre de Marzo os miró dando tiritones, con el morro arrugado - hay que estar atento, ¡atentos!-  se tapó la boca con una de sus patas al darse cuenta del pequeño gritito- todo es salvaje, todo es peligro y ahora no están locos, son auténticos asesinos...

Después de ese mini discurso, se colocó detrás del Sombrerero y empezó a empujarle dirección al bosque.

Satisfecha por encontrar madera firme para fungir como un arma provisional y antorcha en caso necesario, Wendy sale con los demás a recorrer el lúgubre lugar. Le da un poco de miedo el hecho que el País de las Maravillas no es tan alegre como lo había leído, pero algo en su interior le indica que todos ellos pueden hacer la diferencia si hacen las cosas bien.

La pelirroja se lleva un dedo a sus labios y pide guardar silencio para después susurrar.

-No sabemos qué podemos encontrar, hay que ser sigilosos, cautelosos... 

Y así la joven permanece callada mientras observa con suma atención los alrededores. No le gustaría que se topasen con un enemigo.

Salimos todos de la casita de la liebre y ya era de noche apena se escuchaba nada.... y teníamos que tener mucho cuidado pues el país de las maravilla no tenia nada que ver con lo que me contaron cuando era pequeña en aquella historia en un libro.
Tenia los ojos bien abierto y pendiente intentaba no hacer mucho ruido.... andaba despacio y mirando por por todo sitio....

Escuche lo que dijo Wendy sentí con la cabeza..

-¡Uy!¡Cuidado lo que tocas, traviesa!-sonrió el Sombrerero al sentir la Liebre empujándolo.-Bueno, chicas, yo voy a estar calladito. Parece que esta pequeña me usa como escudo... Así que más me vale estar callado, no vaya a ser que hasta los árboles me ataquen...-cuchicheó nervioso, frunciendo el ceño.
¡Ojalá vea algo!

Andáis un buen rato por aquel bosque tétrico del País de las Maravillas. No sabríais cuanto rato, el reloj de bolsillo del Sombrerero no parece funcionar correctamente. Sus agujas giran y giran sin parar. Escucháis el castañear de los dientes de la pobre Liebre, que mueve sus bigotes muy nerviosa. No hay viento y ningún sonido. Siempre habéis escuchado eso de que cuando el bosque está en calma es que hay algo malo. 

Dominique es la primera que comprueba que esto es cierto. En un lado del bosque ve a lo lejos una gran silueta que se mueve pesadamente de arriba a bajo, como el de una respiración. Sea lo que sea, escucháis pasos pesados los demás, pero no sabéis de donde exactamente. "Eso" comienza a olfatear en el aire y parece que ha encontrado vuestro rastro, ya que un terrible gruñido os envuelve. 

-¡Mierda!-susurró, tapándose la boca, primero para tapar el grito y segundo por haber jurado.-¿Liebre?¡Dime por favor que tienes un plan!-susurró.
No tenían armas, ni armaduras, ni nada que pudiera servirles. Si se llegaba a lo peor... ¿Qué quedaría por hacer? Pensó que él podría correr y atraer a esa ... Cosa, pensando luego en un plan. Era ágil y rápido y, con suerte, tal vez podría llegar a vencer en inteligencia a la cosa... El plan lo idearía cuando ya tendría sus ojos sobre la bestia. Hasta entonces, sólo quedaba esperar.
-¡A los árboles!¡Deprisa!-dijo a las damas, señalando a que se escondieran. Él tenía que ver a ese ser. Era imperativo hacer un plan de batalla o, en situación adversa, uno de escape...

Gran parte del camino lo hice en silencio, mi cabeza estaba en intentar descubrir como actuaba Rapunzel, - ya que me vuelto loca ,¿por qué no intentarlo? – me pregunté, al final de cuentas quizás eso fuera lo mejor que podía hacer - ¿alguien sabe cómo era Rapunzel? – pregunté, aunque realmente no esperaba que alguien me respondiese.

Seguí en silencio hasta que aquella figura me sorprendió de pronto, no sabía lo que era, no sabía que podía hacer, pero por su gruñido estaba casi segura que no era amistoso. La figura me había dejado petrificada en mi puesto, he incluso la respiración había cesado por un momento, pero las palabras del Sombrerero me hicieron reaccionar, corrí en busca de la protección de alguno de los arboles mas grandes que encontrase, en el peor de los casos subiría a las ramas de este si fuese necesario. 

Siguiendo a los demás, Wendy trata de mantenerse atenta a lo que pueda irrumpir aquél silencio del bosque cuando nota las reacciones del Sombrerero y Dominique. Trata de saber qué ocurre cuando ese gruñido se hace presente y da unos pasos hacia atrás. Miró la fuente de la Liebre y susurró inquieta:

-Apágalo, por favor. Probablemente el fuego puede estar atrayéndolo.

Escucha la indicación del Sombrerero e irse hacia los árboles y sin soltar si palo de madera, se dirige algún tronco que pueda trepar a la vez que mira si los demás hacen lo mismo.

-Hay que ir todos arriba. Si está rastreándonos por el suelo esperemos que no tenga la capacidad de subir  por los árboles.

No es buena en combate y no es el momento de algún enfrentamiento, así que la pelirroja espera a que alguien más suba antes de hacerlo, no quisiera que alguien se quedase atrás. Espera no haber olvidado cómo trepar para jugar con sus hermanos en ese entonces.