Partida Rol por web

Subí árbol como los demás con prisa, mi corazón latía muy rápido sentí miedo no sabia que podía estar pasando o quien no estaba vigilando...
Wendy subió la ultima . Ante de subir apague el fuego no quería vieran sobran nuestras entre los arboles. Me quede sentada en una rama sin hacer ruido mirando mis compañeros.

Subisteis a los árboles con algo de dificultad, pero habían ramas que podían soportaros. Entonces unos pesados pasos se acercan hasta vosotros y por fin podéis vislumbrar aquella cosa. Un ser enorme, tan grande como un oso o incluso algo más. De pelaje gris y moteado, con enormes patas y afiladas garras. Sus ojos pequeños y redondos se fijan en vosotros, pero sobre todo en el Sombrerero. De su hocico chato, sale un rugido atronador y es ahí cuando podéis ver la enorme hilera de dientes de este ser. Solo los habitantes del País de las Maravillas podían identificar a este ser rápidamente, era el Banderstnach. Un terrible ser, al que es difícil combatir. 

La Liebre ahora un grito al ver el ser y se queda quita en el sitio, petrificada por el miedo. Con pasos lentos el ser se acerca hasta el Sombrerero, parece que pueda caminar pesado. Pero tanto el Sombrerero como la Liebre, saben que la fuerza de las patas de este ser, hace que sus zancadas puedan alcanzar una buena distancia.

-Oh,¡santo sombrero!-murmuró. Trató de calmarse.Si huyes de una criatura así, firmas tu sentencia de muerte. Lo sensato es ... Lo sensato no existe en tal caso. Sólo locura.-¡El Bandersnatch...!¿Qué te han hecho, pobre criatura?

Por ser un oso-gato-perro gigantesco, que estira su cuello, corre más que un coyote y, además, tiene saliva venenosa, el Bandersnatch a menudo se confundía por un ser repugnante y vil. Quizá...
Cierto, no podía arriesgarse demasiado. Tenía que ser cauteloso. Nada de movimientos bruscos, amenazas, miradas malignas, gritos...

-Liebre, corre al árbol y diles que sigan adelante en cuanto me aleje con el Bandersnatch. No os paréis, ¿de acuerdo? Llévalas a salvo.-susurró al oído de la Liebre. Le dio un empujoncito flojo en la espalda para que se despertara de ese miedo.

Se forzó a si mismo a caminar. Un paso. Dos. Hizo una señal al Bandersnatch de que lo siguiera, con las manos. No como si lo retara, sino más bien... Con tranquilidad -aparente- , como si se lo dijera a un amigo.
Se alejó un poco con saltitos del árbol donde estaban las chicas. Hizo otra señal al animal.
-Ven. Tenemos cosas que hablar, Bandersnatch. ¡Ven, ven!-trataba de sonar tranquilo y relajado. ¿Lo habrá conseguido? No lo decía en alto, sólo para que el animal lo oyera.

¿Su plan? Llevárselo lejos y tratar de calmarlo. Todo animal , si es cuidado debidamente, se vuelve amistoso. En teoría...

Wendy abre los ojos y se queda muda de la impresión ante dicha criatura. No la recuerda sino hasta que el Sombrerero lo menciona. Claro, Banderstnach es mencionado en Alicia a Través del Espejo y los dibujos ni le llegan a sus características reales. 

La pelirroja se mantuvo cautelosa e intenta ver a través de las ramas y la oscuridad del bosque*, esperando que no ocurriese nada malo y todos estuviesen sanos y salvos.

Eso sí, se mantiene alerta por si el Sombrerero requiere ayuda. ¿Qué puede hacer? No lo sabe con exactitud, pero si llega el momento lo averiguará. No quiere dejar a nadie atrás.

Me quede blanca como mi propio vestido, aquellos ruido que se escuchaba de fondo era, esa bestia tan grande como un Oso o diría yo aun mas grande, tenia miedo no era capaz de moverme ni un centímetro no quisiera que me viera y todo acabara aquí... Pero entonces vi al sombrerero que se acercaba a la bestia y que le hacia gesto señales para que le siguiera...Escuche decirle a la liebre que tras verse alejado con la bestia que nosotros nos fuéramos .... pero como iba a dejar ese hombre solo con esa bestia.... se estaba arriesgando por nosotros.... Trague saliva tenia la boca seca... y mire a Wendy como preguntadole con la mirada en el medio de la oscuridad que se iba hacer....

Subí al árbol sin demasiada dificultad y me quedé arriba, oculta tras las ramas y expectante a ver que era aquella cosa que con sus estruendosos gruñidos, había erizado cada vello de mi cuerpo. La sombra fue acercándose hasta quedar a escasos metros de mi vista, su aspecto era completamente aterrador, una criatura de la que no había leído en ningún cuento ni en ningún libro.

El sombrerero le identifica y le llama por el nombre, hombre valiente o completamente loco, o un poco de ambas mas bien. Me sentí tentada de bajar del árbol, de acercarme a aquella criatura y preguntarle mil y una cosas, pero no cría que quisiese ser interrogado por una mujer que no corresponde a ese lugar. Me quedé mirando hacia abajo, no bajaría de momento, pero tampoco iba a quedarme aquí eternamente. 

El ser gruñe con fuerza al ver a su presa, la porbe Liebre que parece ser que por el miedo no ha oído al Sombrerero. La bestia se abre paso hacia su atemorizada cena, sin notar vuestra presencia. Pero entonces, es cuando el Sombrerero en acto de valor decide llamar la atención del  Bandersnatch que ruge al darse cuenta de su presencia.

Aquel hombrecillo se veía más delicioso que una liebre delgaducha y seguramente con más hueso que carne. Así que sus pasos ahora iba directos hacia él, cada vez más rápidos, cada vez con más impaciencia de hincar el diente en la sabrosa piel del fabricante de sombreros. 

La bestia parecía no tener intención alguna de dialogar con el sombrerero, su mirada reflejaba que le veía mas como un suculento manjar que como un amigo. No podía dejar al sombrerero vendido a su suerte, sea como fuere él había llamado la atención del animal solo por salvarnos. Busqué entre mis ropajes algo que pudiese servirme y viendo la escases de mi inventario, me quité una de las botas que la liebre me había dado y se la lancé al enorme animal – Eh tú, no se come a los sombrereros , Bandersnatch malo – le riño desde arriba del árbol esperando que eso distrallece al animal y le diera al sombrerero tiempo de escapar. 

Aprovechó la pequeña distracción para correr hacia unos matorrales , tratando de atraer al bicho lejos del árbol. No lo hacía a toda pastilla, para que el bandersnatch tuviera tiempo para reaccionar y perseguirlo. Se lo llevaría lejos y, después, ya vería él cómo lo domaría...
Una cosa tenía clara: la criatura tenía hambre. Quizá podía usar eso a su ventaja... Aunque con hambre, un animal no se para a pensar y razonar...
Buscó por el suelo algún palo con la mirada, o algo que sirviera, pues un ser tan grande vive rodeado de destrozos. Tal vez hallaría algo que pudiera darle de comer...

Wendy observa con impotencia cómo la criatura deja de perseguir a la Liebre para centrarse en su nueva víctima, el Sombrerero. Agarra parte de la rama con fuerza y ve alejarse a ambos. Con el mayor sigilo posible, la pelirroja baja del árbol y manteniendo ese mismo cuidado cuando llega al suelo, se encamina a la liebre para quemar o encender la punta del trozo de madera que lleva. Si se vio atraído por el fuego, tal vez sentir el calor lo asuste y logre ahuyentarlo.

Y así, la joven empieza a seguir a Banderstnach en la espesura del bosque y la oscuridad que los cobija. 

El Bandersnatch ruge con furia a Dominique, cuando esta le lanza una de las botas. Justo cuando se iba a dirigir hacia ella, nota que el Sombrero comienza a correr del lugar como alma que lleva el diablo. Entonces, dibujando una extraña "sonrisa" maliciosa, persiguió al hombre. La caza era más divertida cuando corrían y para desgracia del fabricante de sombreros, ese bicho corría más de lo que se pensaba. 

Y allí se quedaron solas Dominique y Blanca, la más joven de las dos tampoco estaba en su respectivo árbol ¿dónde demonios se había metido? La Liebre por fin reaccionó y entre susurros desesperados os pedían que bajaseis de allí. Aún quedaba camino y este solo era la primera piedra que os encontrabais. 

"¡Por dios santo cómo corre el diablo!"-pensó, tratando de escapar. En algún momento tenía que conseguir algo, sólo era cosa de correr lo suficiente.
No obstante, el bicho era más rápido y también más grande que él. No cabía duda de que se cansaría con dificultad. Al menos, el Sombrerero podía girar detrás de árboles para ralentizar a la bestia -o al menos intentarlo. Con suerte, el Bandersnatch le perdería el rastro. Con MUCHA suerte, cosa que él no parecía tener. Con habilidad, hallaría algo con el que defenderse o seducir al animal y hacer que deje de perseguirlo.