Partida Rol por web

Kotar lanza la granada y se escucha la explosión y los gritos de los imperiales. Con un grupo tan sólido y en formación de ataque, probablemente haya sido un ataque efectivo.

Seguidamente a la explosión salís todos corriendo desde la boca del callejón hacia la izquierda. Una furtiva mirada os hace ver que hay siete imperiales tirados por el suelo, algunos con graves daño, aunque no os detenéis mucho a observar.

En vuestra febril carrera escucháis las armaduras imperiales tratando de levantarse del suelo, y algún disparo suelto que se estrella contra la pared con lluvia de chispas.

Un giro a la izquierda y os encontráis en una calle principal, la que conduce a vuestra bodega de amarre, que se encuentra unos 200 metros más adelante.

Os cruzáis con personas que no hacen nada por deteneros, pero os miran, asustados algunos, divertidos otros,  e indiferentes la mayoría.

Estáis llegando, pero... maldición, una patrulla de seis imperiales viene por delante vuestra, acaban de entrar en vuestro corredor por una entrada de la derecha. Los enemigos están a cincuenta metros de vosotros, y corriendo. La entrada a la bodega está a veinte metros, sólo tenéis que recorrer esa distancia y girar a la izquierda. Está tan cerca, y a la vez tan lejos. Si os entretenéis demasiado os alcanzarán vuestros perseguidores, y esto será una ratonera.

Hay que decidir, y hay que hacerlo rápido.

¿Qué hacéis?

Sin dejar de correr, miro hacia delante y vislumbro al fin la rampa de acceso a nuestra nave.
Y a continuación, veo como aparece un nuevo pelotón de imperiales delante nuestra.
Alzo mi Blaster sin dejar de correr y abro fuego sobre la formacion de tropas de asalto.
¡¡Vamos!!. ¡Acabemos con esos malditos lo antes posible!.
Tras disparar, me hago a un lado previendo el contraataque del enemigo.

Corro en zig zag hacia la entrada de su bodega sin detenerme , mientras disparo mas para hacer que los imperiales frenen su carrera que buscando causar daños reales .

Kotar , una granada nos iria de perlas para frenar a esos moscones .- Grito sin dejar de correr .

Satisfecho por el resultado de la primera explosión continúo avanzando cubriendo la carrera del resto del grupo. Ahora mismo mi vida vale lo mismo que hace dos días, nada. Y para que valga algo será necesario que salgamos de los pasillos con vida. Tanteo la granada sujeta en la otra mano y parándome un momento junto a una pared la lanzo contra el grupo que aparece nuevamente frente a nosotros.

- No tenía pensado llevármela. ¡A cubierto! ¡Y no os paréis!

Entre vosotros y los imperiales solo hay un par de personas, que rápidamente salen corriendo por detrás de los soldados, quitandose de la línea de fuego. Estáis vosotros y ellos.

Ora se lanzó a la carrera hacia el pasillo, con tratar de evitar los disparos de los soldados parecía tener bastante.

Como habéis contactado con  Maktar'anon que está en la nave, por el camino, suponéis que cuando lleguéis, si llegáis, el Oro de Alabak estará en marcha y a punto para salir por patas. Aunque eso es mucho suponer, sabiendo que el twi´lek ni tiene ni idea de pilotaje. Ojalá pueda al menos encender los motores.

Kotar realiza su lanzamiento de granada, con una potencia fuera de lo normal. Tanto que el explosivo pasa por encima de las cabezas de los soldados imperiales, y se va once metros más allá, para explotar allí, dejando heridos a las personas que trataba de quitarse de enmedio, pero sin dañar en absoluto a los soldados imperiales, quienes avanzan en formación mientras disparan.

Tanto los imperiales como los rebeldes fallan todos sus tiros, debido a la gran distancia que les separa, y que, por suerte para los rebeldes, los soldados llevan pistolas blaster, y no rifles, por lo que su alcance y precisión es mucho menor.

Mientras disparan avanzan unos metros, al igual que vosotros, y ahora estáis más cerca. ¿Podréis llegar a vuestro destino? ¡FUE-GOO!

Estás dentro de El Oro de Alabak, vuestra nave. Tus compañeros salieron en busca de Dana, una rebelde infiltrada en un destructor imperial y la causa de que estés aquí, ya que trabaja para inteligencia, y tú necesitas su información.

De pronto suena el comunicador y hablas con Kotar, quien te dice, con ruido de blásters alrededor, que Dana está muerta y que la estación espacial Kwenn está en alerta por vosotros. Que enciendas los motores que en cuanto lleguen tenéis que salir a toda mecha.

Para tu tranquilidad te menciona algo acerca de un registrador de datos encontrado en el cuerpo de Dana. Tienen que estar al llegar, ¿qué haces?

Nuevamente, una tormenta de fuego láser se desencadena en el pasillo por el que avanzamos. Al oír los impactos, me agacho instintivamente mientras aprieto los dientes soportando el dolor de mi herida.
De momento, ninguno de nosotros ha caído, al igual que los imperiales.
Pero estos, acortan distancias tratando de mejorar su puntería.
Y yo, alzo de nuevo mi pistola Blaster y digo.
¡Fuego otra vez!. ¡Hemos de quitarnos de en medio a estas ratas!.
Apunto a uno de los imperiales y no dudo en volver a disparar.

Visto lo visto y ante la poca efectividad de la segunda granada me aproximo a una de las paredes y pego mi espalda a ella para ganar cobertura ante los disparos. Estiro mi brazo y sujetando la pistola comienzo a disparar contra los soldados imperiales. Camino intercambiando los pies y me agacho intentando esquivar los más que posibles disparos.

- ¿Quién puede contactar con el piloto? ¡Contactad con él! ¡Que abra la rampa! ¡Que la abra!¡Y seguid disparando sin parar de avanzar!

Mientras me pregunto como se han torcido tanto las cosas para Dana para acabar muerta activo los sistemas de la nave.

Miro por la parte trasera de la nave esperando la llegada inminente mis compañeros para bajar la rampa. Ya puedo ver refulgir los blasters al final del pasillo del hangar.

- Mierda .- murmuro al ver fallar mi disparo , luego sin dudar vuelvo a disparar y a correr esquivando para evitar que me impacten , intentando llegar al pasillo para alcanzar la nave y prepararnos a escapar de allí a toda leche .

- Corred , hay que llegar a la nave cuanto antes . - Grito a mis compañeros sin preocuparme si me han escuchado o no .

Ora corre junto a Kotar a la pared, resguardandose de los disparos. Respira con dificultad, pero aún así, coge el intercomunicador, tratando de ponerse en contacto con Maktar´anon

- Maktar... - tose - Maktar, ¿me recibes? Estamos en problemas, no se si podremos llegar, baja la rampa....

La voz de Ora en el comunicador.

- Maktar... - tose - Maktar, ¿me recibes? Estamos en problemas, no se si podremos llegar, baja la rampa....

-Aqui Maktar- dice la pausada voz por el intercomunicador.- La rampa está lista para bajar en cuanto os tenga a la vista.

Correís todos menos Kotar, que camina rápido mientras dispara lo cual hace que afine su puntería abatiendo a uno de los imperiales, que cae al suelo herido.

El resto de blásters no hace efecto, salvo... maldición, Daell ha caído. Un certero impacto en el pecho y vuestro compañero cae rodando por el suelo, ha sido abatido. Es un grave contratiempo, porque eso es lo que os falta, tiempo.

Os fijáis en vuestro amigo y veis que vive, aunque está seriamente herido, e inconsciente.

Estáis cerca del objetivo, pero la cosa se complica. Los imperiales avanzan en formación, aunque uno de ellos está fuera de combate momentáneamente, no como  vuestro amigo que necesita atención médica y..., ayuda para escapar.