Partida Rol por web

La ballena se guiaba no por distancias, sino por tiempo en llegar a los sitios, así que lo más fácil era seguir las corrientes. - Hacia el sur tenemos algunos asentamientos.

Me vuelvo para encarar la dirección que indicaba el cetáceo y después desciendo hasta mi montura.

- Seguidme. No dejéis que escape ninguna nave. Vosotros, montad en los rinohauts, tenemos una batalla en el horizonte.

Reparto órdenes a las dos ballenas, así como a mis soldados antes de dirigirme en busca del asentamiento. Pronto entraríamos en batalla.

La ballena suena sorprendida. Son varios días de navegación, y lo más cercano son islas, así que los Rino-esos no podrán ... legar a ... a no ser que naden muy bien. Luego, tras una breve momento que usa para pensar comenta. A una semana o así tendríamos algunos asentamientos en costa continental, pero son más duros y algunos están fortificados.

Tras eso te pide: - ¿Podría dejar, mi señor, de hacer sangrar a mi hijo antes de que muera? El charco ya era considerable y todos los "bichos" que podías resucitar están en pie, comprobando sus armas .. y algunos intentando montar (Son bastante malos).

Suelto al animal por completo, principalmente por haber alcanzado ya a mi montura.

- ¿Y qué importa qué estén fortificados? - pregunto molesto por sus objeciones - Las mejores batallas son aquellas en las dónde se encuentran los mejores guerreros, los más difíciles de abatir y en las que te levantas sobre los cuerpos de mil enemigos. Son las grandes campañas las que dejan los ríos de sangre tras multitud de batallas.

Ilustro al animal y luego miro molesto a los demonios.

- ¡HE DICHO QUÉ MONTÉIS! ¡KHORNE YA HA ESPERADO DEMASIADO POR VUESTRA INCOMPETENCIA!

Les grito furibundo, pues poco me importaba su pericia como jinetes.

Algunos empiezan a controlar las monturas, pero hay casos en los que son ellas las que dominan.

¿Cómo quieres organizaros?

La pequeña ha perdido mucha sangre como para salir hoy mismo.

Resultaba desesperante. Si no fuera porque aquellos que no controlaban a los rinohauts deberían seguir al resto, por el puro instinto de manada, los mandaría directos para que funcionaran de escudo para el resto.

- Panda de incompetentes...

Mascullo para mis adentros antes de volver a mirar a la cría del cetáceo. Era débil, sobretodo al compararla con su ascendente, y en ese estado probablemente no llegaría al asentamiento, lo mejor que podía hacer era matarla ahora mismo o mantenerla en reserva.

- Os concedo un día cómo máximo. Después continuaréis hasta el asentamiento.

Nuestro ataque seguro que provocaría que algunos intentaran escapar por mar, los más débiles igualmente, convirtiéndose en una batalla a la altura de la pequeña aún permaneciendo herida. Éso le enseñaría que a Khorne poco le importa de quién sea la sangre vertida, si conseguía sobrevivir, claro.

Las ballenas han salido a merendar, y han descansado bastante. Los rinohauts han pasado como mansos corderitos y tus secuaces se han repuesto totalmente, (con algo de ayuda del charco de sangre de ballena) de la trasformación de cenizas a ente físico otra vez.

Parece que el descanso ha venido bien a todos. Incluso a tu cuerpo físico le ha ido bien por la acumulación de estrés y la pérdida de esencia que sufre un demonio en el plano real. Las emanaciones de todos los que ahora te siguen te aliementan, y parece que cuantos más ejército tienes, más aumenta tu poder. Y no el poder de proyección, sino el corporal. Te ves, te sientes mejor, más grande, más poderoso, más ... como quieres ser.

La espera resultaba tediosa en extremo, pero era lo que me esperaba por depender de criaturas con un espíritu tan débil. Tan impaciente estaba por continuar qud había hendido la tierra con mi espada y observaba el transcurrir de mi sombra para calcular el momento exacto para volver a ponerme en marcha mientras el suelo se retorcía por la herida y mi presencia. Hasta que el momento por fín llegó.

En esta ocasión no bramé ordenes. Simplemente monté nuevamente sobre la bestia y comencé a moverme. Más les valía seguirme o terminaría con ellos de inmediato.

Os distribuís como buenamente pueden y nadie duda un momento justo cuando das el primer paso. Te sientes orgulloso por la decisión, pero te das cuenta de un problemas cuando ya la costa empieza a estar un poco lejos. Si las bestias hacen inmersión, las aguas os eliminarán. Habrá que premiar la lealtad, pero no era ni el momento ni el lugar.

Cuando empiezas a ver costa otra vez, ha pasado un día entero, y para la segunda noche, ya bien entrada, descubres un pueblo pesquero, que parece ser un embarcadero para grandes navíos de trasporte. Entre las escasas casitas y botes, redes tendidas y fuegos en los que las voces apagadas por el susurrar del mar, se pueden ver montones que te recuerdan a los montañas de cráneos que has visto en el empíreo.

Es un pueblo de elfos oscuros.

Elfos.

Su imagen apareció en mi mente de inmediato. Eran viejos conocidos, aunque no de este mundo, o quizás fueran vestigios de la mente de la bestia que había poseído, poco importaba. Sabía lo necesario de ellos, que darían batalla, que serían adversarios capaces y que con su capacidad para manipular los vientos de la magia serían un grato sacrificio para Khorne.

- Llevadnos a la orilla. Arrasaremos ese puerto.

Expreso mis deseos como auténticos mandatos divinos, nada más lejos de la realidad. Ni siquiera me importaba si también eran adoradores de mi amo y señor, pues estaría complacido por el baño de sangre.

- Aprovecha el espacio para las naves para adentrarte lo máximo posible, después regresa al mar y acaba con todo lo que flote.

Señalo el camino a la ballena mientras noto como empiezo a estar en tensión. Ya paladeaba el sabor de la batalla y pronto tendría almas y sangre que sacrificar.

Parecen estar disfrutando de algún tipo de fiesta.

Siento como mi sangre comienza a hervir por la emoción conforme nos acercamos. Quizás entre esos elfos hubiera alguien merecedor de pelear conmigo. Estaban muchos congregados, sumidos en algún tipo de festividad que pronto se tornaría en una digna de mi amo y señor.

Como una ola, llegáis sobre vuestras dolbes monturas, que quedan varadas en la playa. El roce de la piel de esos animales contra la arena en el brusco frenazo hace un ruido horripilante. Como una roca que se desliza colina abajo. Además el brusco frenazo os hace caer a todos de ellas y empezáis bastante mojados. Todos se reponen enseguida y suben otra vez a sus rinohauts, pero los animales parecen bastante desorientados.

Estaba claro que no había vivido muchos de estos atraques, pero no me quedaba otra que volver a montar en el rinohaut y azuzar al resto para empezar la carnicería.

- ¡SANGRE PARA EL DIOS DE LA SANGRE!

Estallo echando mano a una de mis espadas y cargar contra el primer elfo que apareciera a mi vista.

Por tu movimiento, te retrasas, pero cuando llegas al combate, aún quedan cabezas que tienes el placer de separar de sus cuerpos. El asalto es brutal, y todos los tuyos, tanto bestias como demonios están heridos, pero ninguno que creas que se fuera a morir/desvanecer ...

Hay un pequeño grupo (comparados con los 100 que ya habéis asesinado) que se ha atrincherado en una casa. Rechazan vuestros ataques. Tiene un tejado pesado. Parece una casa comunal y es el edificio más grande. También el más resistente. Paredes de piedra, techo de pizarra, y ventanales que tienen remaches y chapas metálicas. Serán unos 20, y entre ellos parece estar el mejor luchador de todos ellos. Piensas que o es el jefe, o un líder militar, ya que es el que los ha organizado y ha dispuesto el repliegue para resguardarse en el edificio.

Tienes sangre y cuerpos para tiempo, y tendrías que comprobarlo, pero si se pierde mucha de esa sangre, igual no puedes invocar muchos seguidores más. Eso te hace dudar. Más seguidores, más peligro de caer, y lucha tu mente contra más seguidores o más poder para ti.

La carnicería había resultado entretenida y era una auténtica lástima no poderla completarla en totalidad, por lo que mientras el resto de demonios se entretenían con los restos, yo fui a la improvisada fortaleza. Ahí estaba el mejor de todos, el único capaz de suponer un reto digno de mi espada, por lo que desmonté y avancé un par de pasos al tiempo que olfateaba el aire.

- Uno - comento con desagrado - ¿Eso es todo lo que esta pocilga puede ofrecerme? ¿¡Un único guerrero!?

Estaba molesto por un reto tan débil. Ahora mismo la única dificultad era derribar la fortaleza en la que se guarecían, lo cual no era un reto en estos momentos.

- ¡SAL AQUÍ ELFO! Y te daré la oportunidad de un duelo - luego saco una de los explosivos - No me hagas entrar a buscarte...

La decisión era obvia a mis ojos, aunque quizás no tanto para el elfo, de todos modos no iba a dejarle mucho tiempo para tomar una decisión.

- Inmundicia trashumante, largo de aquí. Sabías que era su voz, y eso te encendió más la sangre con el ansia de poder desmembrarlo con tus propias manos, sin armas, sin trucos. Agarrarlo y estirar de sus brazos hasta arrancarlos mientras grita de "placer". A no, piensas para ti, que eso de placer es para otros. Dolor.

Fue su única respuesta. El insulto te afectó lo justo, pero más que el insulto por él mismo, lo que te molestó es que te confundiera con uno de otro culto.

Estaba sentenciado, pero no iba a infravalorar su organización dado que habían conseguido repelar a mis desangradores hasta ahora...

- ¡Bivk, Iruj! Conmigo.

Llamé a dos de ellos y mientras llegaban busqué el lugar más adecuado para penetrar en el edificio, hasta que terminé por decidirme por la puerta principal a la que lancé uno de los explosivos para luego asaltar la edificación. No podía ser de otra forma.

Ambos demonios se pusieron tras de ti, hacia los lados. Arma en mano, prestos para el combate, les pilló la explosión por sorpresa, incluso tras verte con la "bomba" en la mano.

Las puertas, entre el ruido y humo, descoyuntadas de sus bisagras cayeron hacia atrás casi tan sonoramente como la detonación. Los elfos se apiñaban en el fondo. Todos menos el jefe, que estaba en el centro de la sala y empezó a correr hacia ti con un shamshir en una mano y una daga como las que usaban de arma secundaría las Elfas Brujas. Es extraño que alguien porte esas armas sin ser mujer (en concreto elfa bruja), y eso te hace sospechar. Para un soldado de élite, incluso para uno del templo, lo adecuado sería un draich o algún tipo de sable, pero eso ... era sospechoso.

TE parecía raro raro. Muy raro.

Pero te llamó otra cosa la atención. Portaba una máscara de: ¿Porcelana?