Partida Rol por web

No le había dado tiempo ni de desayunar aquella mañana y lo estaba haciendo de forma apresurada mientras repasaba las diapositivas que había preparado la noche anterior. El hecho de haber salido a correr con Noor aquella mañana, a las cinco de la mañana, como si quisiera ver de que pasta estaba hecho había sido 50% estimulante y 50% machacante, así que no eran ni las 9 y ya estaba cansado y tenía sueño, y le quedaban dos clases, prácticas de tiro y eso si nadie se hacía daño...y se quejaba cuando dirigía el hospital que las jornadas eran largas, no sabía nada, no sabía como era la vida de dura en el ejército.

Repasó por última vez que todo el material estaba en su sitio cuando vio entrar a Daya antes de tiempo en la enfermería. Sonrió y agitó la mano. Parecía que tenía más ganas de nadie que aprender, se había presentado la primera. Volvió a sonreír. Tal vez no le tendría que haber dicho aquello de que si destacaba la formaría de forma especial, porque no pensaba hacerlo por eso. Daya tenía buena actitud, paciencia y era amable con todo el mundo, solo por eso le enseñaría, pero si la empujaba un poco más puede que se enganchara a la medicina, y se perdería una gran piloto, pero Daya podía ser tan grande o más como doctora, estaba seguro. En cuanto se acercó le escribió en su intercomunicador

- Llegas pronto. Ya haciendo la pelota al profesor? Y mi manzana?

Esperaba que no lo fuera contando por ahí, no parecía que fuera de esos, aunque lo estaba empezando a conocer. De todas maneras, me fié. Y sí, rumiaba una cantidad de reflexiones de manera increíble, además me hacia sentir bien - sí, utilidad, eso. Tienes fluidez con las palabras, eh - aunque parecía que le costaba hablar, un poco lento quizás.

- Así que te adiestraron para ser un marine espacial - increíble, estaba frente a un tipo que había sido instruido exactamente para este tipo de trabajos. Se había ido por desavenencias y ahora había regresado para cumplir con su trabajo - vaya, vaya, entonces todo esto te encaja como anillo al dedo, vamos que, estás en tu salsa.

Por contra la historia de su vida era bastante triste - así que mataron a tus padres, vaya, lo siento, tuvo que ser muy duro - me acerqué y le di un abrazo - ahora entiendo lo de tu discurso de ser una familia ¿Hermano Eylo? - no sonaba muy allá pero si íbamos a ser familia, había que empezar por algo - Diosss, me va a costar relacionarme con el primo René - volví a mi posición natural frente a él - vale, vale, estoy bromeando. No pierdas el humor, ya sabes... 

- Joder, la cantidad de aventuras que habrás vivido, estaría guay escucharlas alrededor de una hoguera, todo el domo ahí fuera contando historias, luna llena, una barbacoa... - me empecé a imaginar la escena y no babeé de milagro; a veces la fantasía se volvía tan real... - nunca creí que tuvieras detrás una historia entretenida, la verdad es que te veía más gris, pero oye, prefiero haberme equivocado y poder escucharte, yo nunca me canso de escuchar a la gente; siempre hay algo que contar.

Triste aquello que me cuenta de que fue marcado para ser vendido, me muestra y todo la marca de su brazo - guau, estás marcado como un animal. Ermm, perdona, es una expresión no te estoy llamando... - aunque recordé que yo también tenía marcas sobre la piel - yo también tengo tatus, mira - me giré y le enseñé el cisne que tenía en el hombro - sí, ya sé que hay diferencias - básicamente a él se lo habían impuesto para venderlo y el mío lo había escogido yo - pero son marcas, recuerdos, heridas de batallas, etc. Forman parte de ti.

- Pues si quieres aprender a conducir, te puedo enseñar. Se me da bien, soy una máquina - era la mejor, además relajaba un montón conducir y podríamos incluso hacer excursiones - si quieres te doy una vuelta en el carro y así contemplas los paisajes de este planeta.

- ¿Teluria? - sonaba a marca de bebidas - vale, pues la teluria me llena de energía, es como esa Fuerza ¿Tampoco? Una energía... como la teluria, me fluye y da dinamismo, como si tuviera batería y poderes, tal cual.

A darse de madres. Exterior

Mes 1. Día 9. 17.30 p.m

Grey y Mikhail

El joven ruso ya estaba bastante cabreado por la herida que el maldito insecto le había causado, y las palabras de Grey no hicieron más que cabrearle en mayor medida. – Me importa una mierda tu padre. – Declaró con frialdad, sintiendo el veneno correr por su cuerpo. Puta criatura de mierda, cuando terminara con ella, se quedaría con alguna parte como trofeo. El hecho de que la exsargento le comparara con el padre de esta, y que encima le acusara de violento, era algo que no le agradaba en lo más mínimo. – Soy violento con los idiotas que se buscan mi violencia, y tú te la estás buscando. – Afirmó, a medida que le dedicaba una mirada afilada a la mujer. Para Mikahil, Grey se estaba excediendo en sus palabras, y no habría dudado en propinarle un buen golpe en el estómago, si no fuera porque tenía algo más importante en lo que centrarse en ese instante. – Cuida tus palabras. – Advirtió con frialdad, a la vez que cargaba su fusil. No podía perder mucho tiempo, no cuando el veneno comenzaba a hacer efecto en su cuerpo. El entumecimiento de su pierna no era una buena noticia, lo sabía de sobra. – Joder… - Masculló de mal humor.

No obstante, la criatura no tardó mucho en concentrarse en Grey, lo que le dio un cierto momento de respiro al ruso para pensar lo que haría. Por fortuna, eran dos, o de lo contrario no estaba seguro de que hubiera podido enfrentar a semejante ser y salir relativamente ileso del enfrentamiento. Tenía que reconocerlo, si la exsargento no hubiera salido con él a cazar aquella criatura, era posible que no hubiera regresado de la aventura. Aún así, no dudó en reírse ante el comentario de la mujer respecto a Martin. – Bien, de seguro le sirve de mucho correr más que el resto cuando vengan los Skullrep. Tendrá éxito en dejarnos a todos atrás cuando tenga que escapar. – Se expresó con la misma frialdad de siempre, antes de reírse levemente. ¿De qué servía correr más que los otros? El enano era patético, ni siquiera se había subido al ring a enfrentarle, a pesar de que estaba claro que Mikhail no le agradaba. – Y también estoy seguro que la geografía es muy efectiva para matar Skullrep. Deberíamos deshacernos de las armas ya que estamos. – Declaró con sarcasmo, pasándose por el trasero las palabras de la fémina.

El enorme insecto no tardó mucho en concentrarse en él, en el instante en el que Grey evadió su ataque con cierta facilidad. – Cabrona. – Masculló, cabreado, a la vez que él se lanzaba a un costado para evadir el siguiente ataque de la criatura. Por fortuna, tal vez por las heridas que dicho ser había sufrido, logró evadirle, ya que el veneno parecía haber provocado un fuerte efecto en la pierna herida. Sea lo que fuera, Mikhail no dudó en preparar su arma, alineando el barril de la misma a la cabeza de su objetivo. – Vete a tomar por culo, hijo de puta. – Ignoró por completo las palabras de Grey, optando por apretar el gatillo de su fusil y descargando su ira en forma de un proyectil a la cabeza de su objetivo, acertando con precisión y penetrando la coraza natural del enorme insecto. – A ver si te gusta eso, cabrón. – Espetó de mal humor, a la vez que se levantaba del suelo como podía. No podía creer que Grey no hubiera traído un antídoto para el veneno de aquella criatura. – Sabías que íbamos a cazar una de estas cosas, y que son venenosos… ¿y no preparaste unas dosis de antídoto? – Le preguntó con cierta incredulidad. – Pensé que eras más organizada que eso. – Se expresó en un tono serio. – Será mejor que movamos el trasero. – Chasqueó la lengua, cabreado, a medida que se sacudía el polvo de su ropa. Habían tenido éxito en la cacería, aunque él había sido herido, y ahora necesitaba una maldita dosis de antídoto.

Entrada de la sala de telecomunicaciones.

Día 13. Tarde.

Jim y Eylo

Eylo rio ligeramente y se encogió de hombros.

—Tengo mucha verborrea, eso es todo —restó importancia, siendo consciente que, a veces, le gustaba demasiado oírse hablar —. No tanto —repuso cuando Jim comentó sobre que estaba en su salsa —. Conozco las formalidades, los saludos, la forma de dirigirse a los mandos.. pero.. ¿en mi salsa? —mostró una sonrisa un tanto socarrona, casi nostálgica —. Bueno.. el comandante Kawalski no diría eso.. le traía de cabeza. ¿Cómo decirlo? Yo era de los liantes del orfanato. Me escapaba, contestaba, robaba suministros.. ya ves.. tengo una pasado criminal —rio recordando todo aquello —. Pero.. a pesar de todo, el comandante era un buen hombre, me ayudó a superar las cosas.. aunque sé que le decepcioné cuando decidí no entrar en la Space Force tras alcanzar la edad —hablaba con cariño de aquel hombre, se le notaba.

El abrazo de Jim lo tomó por sorpresa, la mujer le notó un poco rígido al principio, pero lo aceptó con agradecimiento, quizá un poco ortopédico al principio.

—Bueno.. como dije, a pesar de todo, yo he tenido suerte —aseveró, convencido de ello, riendo levemente cuando le llamó hermano —. Algo así. Es una forma de hablar también. Para los eridianos convivir en las estaciones o las naves durante tanto tiempo, hace que todo funcione de forma comunal. Los niños los cría el grupo, todos nos preocupamos por todos.. —explicó sintiendo que eso era lo natural, sonriendo un poco con la coña de René —. ..y bueno, no todos nos tenemos que llevar bien por narices. No siempre es así. Pero es importante no olvidar que, al final, juntos tenemos más fuerza que por separado.

—La mayoría son historias aburridas de desmontaje de pecios espaciales —admitió con un encogimiento de hombros —. Largas guardias frente a un monitor y sacar lo justo para vivir, no es la gran vida —negó suavemente con la cabeza, sin sentirse ofendido a la mención del tatuaje —. Lo hicieron. Me marcaron como un animal. Y tienes razón, es una marca, un recuerdo.. por lo que es correcto luchar. ¿Sabes? Mucha gente teme a los skullcrep, yo nunca he tenido experiencia con ellos, pero sí con gente. Gente que le hace cosas horribles a otra gente, y ojalá no fuera así. Si mi deber es proteger a la humanidad, pretendo hacerlo.. pero no solo de los alienígenas —dijo con convicción, pecando, una vez más de aquel chiste de gustarse al oír hablar, miró curioso el tatuaje que le mostró —. ¿Y qué significa para ti?

Pensó acerca de la posibilidad de aprender a conducir, para la mentalidad espacial del eridiano un vehículo terrestre no era algo que le provocara demasiado interés. Miró a Jim unos instantes, pero se dejó vencer ante el pragmatismo de tener que saber un poco de todo.

—Queda anotado. Nunca está de más saber un poco de todo, ¿no? —sonrió levemente —. Ver los paisajes de Protect desde otra perspectiva será curioso —la escuchó con curiosidad cuando habló de ese modo de la teluria, riendo un poco —. Supongo que el nombre es lo que menos importa. Sí, todo tiene una conexión, profunda e íntima. Saber ver, conectar, con las cosas nos hace pertenecer a algo mayor que nosotros mismos. Somos la nota disonante en la armonía del cosmos —dijo con.. ¿fe? en lo que contaba —. De nosotros depende que nuestra nota sea única, especial, o una más que se pierda en él.

Entró en la enfermería sabiendo que ya encontraría allí a Duncan. No era difícil imaginar que llegaría antes de tiempo para preparar la clase. Traía con ella el termo más grande que había encontrado en la cocina y una bolsa térmica.

-Buenos días, Duncan, ¿se puede?-saludó cerrando la puerta tras ella y acercándose a la mesa en la que estaba el doctor-Vaya, he llegado tarde-comentó señalando el desayuno de su compañero y después el termo y la bolsa que dejó sobre una mesa auxiliar-Para media mañana entonces, aguantará. Café para todos y, para acompañar, una modificación de una receta de mi madre. Básicamente son bollitos dulces, nada mucho más refinado, la cocina no es lo mío. Pero la prefiero a correr a las cinco de la mañana-lo miró con una sonrisa-Me lo dijo Noor anoche, no soy adivina. Le dije que me despertara cuando os fuerais para hacer los bollitos mientras tanto.

Se acercó a Duncan y miró con curiosidad las diapositivas en las que estaba trabajando antes de tomar asiento a su lado-¿Lo has preparado para la clase de hoy? Vaya…-sabía el tiempo que estaban teniendo y el trabajo que costaba hacer algo laborioso como aquello y lo había tenido que preparar la tarde anterior, después del examen de legislación. Era un detalle que él estuviera preparando material adicional que ofrecer a sus alumnos.

Miró el reloj que había en una de las paredes. No quedaba mucho para que el resto de alumnos fueran llegando a clase.

-Duncan, quería comentarte una cosa. Aquello que me propusiste… he pensado en ello esta noche. Te dije que sí muy rápido porque tu campo, esto-dijo señalando a la enfermería-me produce mucha curiosidad e intriga, no te lo puedo negar, me atrae. Pero...-lo miró seriamente, había estado pensando en ello desde que se metió en la cama aquella noche, una vez que la tensión del día había pasado-…quiero decir… ¿crees que al teniente Teller le gustará la idea? Lo mismo no quiere a nadie más que a ti por aquí. 

Seguíamos hablando en el pasillo, en mitad de ninguna parte - oye, porqué no pasamos y ya de paso nos tomamos algo - en mi imaginario suponía que en la sala de telecomunicaciones habría una nevería o alguna máquina de bebidas. Aunque luego me entró la duda de si habría alguien y le podíamos interrumpir la charla si abríamos la puerta - te lo digo porque cualquiera que nos vea, como llevamos ya un rato, va a pensarse que me estás riñendo o algo así.

- ¿Sabes lo que molaría? Que esta historia que me estás contando la hicieras común, que todos contaran la suya, imagínate una barbacoa ahí fuera y comiendo alrededor de la hoguera mientras cada cual va contando sus cosas - aquello sería un encuentro único - podríamos bailar y cantar, tocar instrumentos - un formato de fiesta distinto a lo que estábamos acostumbrados aquí - podríamos incluso acampar ahí fuera, sería una experiencia - una forma de combinar la formación con la diversión.

- Ah, el tatu... es un cisne, un símbolo de la pureza, la lealtad, el amor, la capacidad de ser transformado. Los cisnes son considerados un símbolo del amor y de la fidelidad durante toda la vida. Así que, la motivación sería de amor y fidelidad, ser una misma y procurar una transformación en cuanto a lograr el reto por el que me apunté al ejército pero sin tener que abandonar quien soy yo, sin perder personalidad ¿Quieres que te reconvierta esa marca en un tatuaje? lo puedo hacer, piénsate qué quieres y te lo dibujo. 

Mes 2, día 3. 08:30

Duncan había tenido una noche regular después del ataque de los skullreps, así que apenas había dormido. Se hubiera pelado la clase y el entrenamiento pero Noor había insistido y había tenido que correr. No habían hablado mucho durante la carrera pero se había sentido acompañado por la joven, que le había dado su espacio conociendo lo ocurrido en su niñez. Solo le había dado órdenes, corre así, ahora haz esto, algo sencillo con lo de quitarse parte de la carga psicológica de la cabeza.

No había desayunado, solo se había traído cuatro cosas para improvisar algo mientras preparaba los materiales cuando entró Daya, le hizo una señal para que se acercara y la miró con extrañeza cuando dijo que llegaba tarde. Señaló la enfermería, vacía, y luego comprendió que se refería al desayuno. Chasqueó la garganta y le escribió

- No me estarás espiando Banerjee?? - dijo con una sonrisa mientras asentía - Noor es un diablo, yo pensando que quería ligar conmigo y lo que está intentando hacer es matarme. Gracias, la verdad es que no hacía falta, pero se agradece. Bollitos dulces? eso hay que probarlo

Duke se llevó uno a la boca y sonrió, estaban duros y les faltaba azúcar, aun así asintió afirmativamente y le escribió - Están buenísimos, y tú que decías que eras mala cocinando.... cásate conmigo.... - chasqueó la garganta - ah, no, que ya has puesto un médico en tu vida....uno del 15....

Sonrió sin malicia. La verdad es que Daya le tenía despistado, no sabía si entre Vera y ella había algo o en cambio era Frank por quien se sentía atraída, pero lo que tenía claro es que a ambos les gustaba, y se podía entender, era dulce, inteligente y divertida. Miró a sus diapositivas y asintió. La primera diapo solo tenía números bajo el epígrafe "Las 5 reglas de Duke para seguir vivos"

2 - 3 - 4 - 7 - 30

La miró y escribió - Espero que sea divertida la clase, si hago algo tipo legislación alguien me arrancará los ojos. - Asintió cuando le dijo que si le podía comentar algo y le hizo un gesto con su mano como si fuera una pistola, dispara, estoy listo.  Asintió y se encogió de hombros. Le pedía certezas, y no tenía ni para él, así que decidió ser completamente transparente y le dijo

- No lo sé, de hecho no sé que pasará cuando venga Teller. Digamos que cuando estuvimos en la tierra intentó extorsionarme para conseguir que firmara unos papeles para poder disponer de ciertas drogas... así que no debo ser su persona favorita. Es posible que cuando llegue ya no sea médico, y al ser el mayor rango de la base me ponga a fregar suelos, pelar patatas.... no lo sé. Yo defenderé ante quien haga falta que es necesario formar a un par de personas en primeros auxilios avanzados. Si pasa algo, dios no lo quiera, tengo solo dos manos y tener a alguien que me pueda ayudar en cosas sencillas como tomar la presión sanguínea, poner un suero o poner a analizar una muestra puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Le sonrió, tranquilizador, y le escribió - Pero si no te ves, o crees que Teller la puede tomar contigo lo entiendo perfectamente. No te voy a obligar y no va a cambiar nuestra relación. Prometido.

La explicación de Duke tanto sobre Kurik como sobre René tenían sentido - Vale, me fiaré de la opinión de un médico - pero y si habían ido un paso por delante y habrían previsto todas esas pruebas? Demasiado misterio - ¿No tendrás el suero de la verdad, no? Seguro que con eso cantan - porque claro, de otra forma, si les preguntaba directamente me podrían mentir, pero quizás el suero les hiciera efecto y confesasen la verdad.

De todas maneras, noté un poco raro al médico, era como si le hubiera entrado prisa, vi como se vestía en plan ciclón poniéndose la ropa del revés. Pero luego me aceptó lo del paseo por el exterior, así que, no sabía qué pensar - espera que te ayudo - si se había puesto los calzones al revés, con el traje podría armar una gorda.

- No tiene ningún misterio, tú vete metiéndote y ya lo último el casco, si quieres puedes hacer Sky sobre la arena ¿Te animas? - no tenía ninguna dificultad, simplemente como agarrarse bien a la cuerda y que tratara de hacer equilibrio para que no pareciera que lo estaba arrastrando por la arena, aunque tampoco lo quería saturar aquella tarde - vale,  vale, eso para otro día, hoy paseo nada más - parecía más un astronauta con aquella indumentaria.

Era curioso, tan pronto le entraba la prisa como iniciaba un nuevo tema de conversación - ¿Que desde cuándo me gusta conducir? Mi padre tiene negocios en el  sector del transporte, simplemente un día me retó a que no era capaz de cargar unos contenedores en un barco con esas grúas gigantes de los puertos y ahí empezó todo - se me daban bien los mandos, de las grúas, la diferente maquinaria, camiones, coches, motos, mech... - tengo afinidad, es algo innato, se me da bien. Yo y la máquina somos uno, hasta hablo con ella ¿Estás? - Me coloqué el traje también y comprobé que Dure lo tenía bien ajustado, se había quitado el comunicador y ya no hablaba - jajjajaa ¿No me ves? No eres el único que me lo ha dicho, seguramente los oficiales tampoco hayan visto a alguien como yo en los domos - era un hecho, lo habitual en el ejército no era alguien como yo, seguramente más el estilo de Mikhail Kurik o algo más intermedio como Eylo el chatarrero - tengo muchas ideas y buenas, al ejército le falta gente creativa... Mira lo de los Mech es una idea mía, yo participaba en combates de gigantes robóticos y se me ocurrió que esa tecnología podía servir en la Space Force - también estaba el asunto de las comunicaciones con los skull, otra propuesta netamente original.

- Salta - abrí la puerta lateral y dejé que saliera el primero, aquello era como cuando siglos atrás el hombre pisaba la Luna. Me dio la sensación de que se movía con dificultad - agárrate a la cuerda, así si caes en arenas movedizas te puedes salvar - salí detrás de él con bastante soltura, tenía la intención de dibujar un "I love you" sobre la arena, para que viera que no tenía prejuicios de ningún tipo.

Cuando Einar le comentó a Yum de que ella le parecía fascinante, provocó sobre la fémina un estado de nerviosismo que quizás fuera el causante de que se le cayesen las herramientas al suelo. Y suerte que no estaban en el hangar, o posiblemente toda la caja de instrumentos habría acabado desparramada.

- Gra...Gracias... - Dijo con voz muy baja y sin poder mantenerle la mirada

En aquella salida ambos iban a poner de manifiesto el funcionamiento de las aeronaves y tras haber aterrizado en una pendiente, el sistema anti derrape era uno de los mecanismos principales para evitar que todo el transporte se viniera abajo y, consecuentemente, perder la posibilidad de que se estrellase el Eagle, así como tener que regresar al Domo caminando y dando las pertinentes explicaciones.

- Freno auxiliar activado, estabilizador hidráulico... Uhmmmm.... También... - Iba nombrando Einar mientras la mirada oscura de Ziam buscaba el mecanismo, lo comprobaba y escuchaba por si dejaba de hacer el sonido característico que evidenciase un buen funcionamiento - Parece que todo está perfecto... El servomotor fue una tecnología que le dio mucha soltura a los dispositivos mecánicos, especialmente a las naves de combate...Ayuda a mantener el fluido hidráulico y al ser un mecanismo cerrado puede permitir que la vuelo de la nave sea constante y se mantenga a velocidad de crucero

La pérdida de la herramienta hizo que el atractivo piloto le tendiese la mano a su compañera, y ella, concentrada en la pieza perdida, no dudó un instante en tomarla, obviando el pudor que aquello podía provocarle, algo que más tarde al recordarlo, haría enrojecer su rostro.

Yum se estiró para coger la herramienta y no tuvo dificultades para ello al tener la seguridad de que Andersen le cogía. Para el hombre no era difícil sostenerla, la muchacha era muy ligera, pequeña, para el prototipo habitual de lo que era una soldado espacial.

- No sería tu responsabilidad si me caigo. Nadie podría culparte jamás de hacer mal las cosas. Nunca he visto a nadie que se esfuerce más que tú en ayudar a los compañeros... - Y aquella aseveración iba dicha con orgullo, le gustaba el carácter de Einar, era una forma de ser que comprendía a la perfección. Cumplía con sus obligaciones y tenía un alto sentido del deber y de la moral. Le agradaba que así fuera.

Andersen intentaba por todos los medios conectar con la oriental de otra manera. Tener una conversación mucho más profunda que le permitiera conocerla, pero la joven se mantenía esquiva porque los comentarios del piloto no eran completamente directos, y ella solía evadir las cuestiones que se le hacían de esa forma. Ahora bien, las frases que intentaban sacar más información sobre ella de manera sutil, era difícil de que obtuviera una respuesta satisfactoria. Ziam era alguien de carácter tímido e introvertido, no sabía mentir y las preguntas directas obtendrían respuestas mucho más satisfactorias que intentar que surgiera una conversación casual.

- Hace tres años no era feliz - Fue muy clara al dar esa información, tanto como la pregunta que Einar le había planteado - No comprendía la existencia de la vida ni tenía pensado ser una soldado espacial. No tenía ilusión por nada que no fuera reparar máquinas - Por unos instantes le mantuvo la mirada y se atrevió a preguntar - ¿Tú has sido siempre feliz, Einar? ¿Quién es la persona que más te importa en la vida?...

A darse de madres. Exterior

Mes 1. Día 9. 17.30 p.m

Grey y Mikhail

Grey no parecía tener miedo de Kurik, no es que realmente no lo sintiera, pues a nadie le gustaba ser golpeado, pero ella sabía mantener el porte que se esperaba de una soldado espacial, alguien que cuando era amenazado levantaba el mentón y mantenía su presencia con orgullo.

- Sí, supongo que mi padre te importa una mierda, a él todo le importaba una mierda. Tenéis mucho en común - Y tanto, la violencia, el hecho de creerse superiores al resto y sobre todo la falta de empatía por las personas. No obstante fue prudente y no siguió hablando, la mirada de Kurik indicaba que si tensaba más la cuerda acabaría rompiéndose y no era precisamente eso lo que buscaba - Ya me callo, hombre, aunque no deberías amenazar a alguien que puede pegarte un tiro - Y aquella era una gran verdad, los accidentes ocurrían, ¿y si Grey quería sacrificarle y dejar su cuerpo pudriéndose en la superficie de Protect? Aquella idea fue descartada cuando la fémina apuntó al miriápodo y le disparó, cubriendo al compañero para evitar que la escolopendra se diera un festín con el musculado cuerpo del ruso.

- Correr no es siempre sinónimo de huida, Mikhail - Explicó Grey, la cual siempre parecía tener algo en mente - Pueden actuar como cebos los mejores atletas, o incluso lanzar granadas acercándose mucho más al enemigo de lo que tú y yo podríamos conseguir. Un tipo como Martín puede darnos muchos respiros en combate, créeme, nadie es repudiable en campo de batalla, ni el peor de los que conforman nuestro actual domo - Dijo la mujer con pleno convencimiento, dando otra aguda respuesta - La geografía es genial para saber dónde coño está el enemigo, y la topografía para determinar si el sitio que los soldados van a pisar les beneficia como tropa de a pie, o si sería mejor equiparles con vehículos... Todo tiene un porqué Kurik... Todo... - Sonrió levemente al escuchar que podrían deshacerse de las armas, y es que el joven era un tanto cerrado en la posibilidad de pensamiento lateral.

La escolopendra parecía querer volver a atacar, pero el ruso no le dio la más mínima oportunidad para ello, disparando en la cabeza a la criatura y reventando parte de su exoesqueleto, de manera que el ser cayó sobre el suelo tras emitir un sonido de chasqueo algo más agudo que cuando salió de la tierra.

- Genial, ya está muerta, eres bueno disparando... - Le evaluó con la mejor de sus sonrisas mientras se dirigía al miriápodo y tras sacar un cuchillo y rasgar las mandíbulas de la criatura, obtuvo de su cuerpo una estructura pequeña a modo de bolsa con un líquido en su interior - Aquí está el veneno del bicho. Mejor no te levantes, voy a preparar el antídoto y mientras escúchame, pues no estás en posición de exigir demasiado - La tranquilidad de Dunne determinaba que sabía lo que estaba haciendo, a pesar de que por sus palabras pudiera intuir el joven de que estaba improvisando, mostrando como siempre la dualidad característica de la fémina. Nunca se sabía con exactitud cuál era su plan y si es que lo tenía.

- Las glándulas de estos animales son valiosas en el mercado porque cuando te pican, el antídoto consiste en hervir su propio veneno y es raro que alguien consiga cazarlas sin haber sido mordido... - Se dirigió al Eagle y sacó un pequeño recipiente metálico y material para hacer fuego con el fin de preparar la mezcla - Esto lo aprendimos gracias a los cerebritos y es otro motivo por el que no debes despreciar los conocimientos de un compañero...

- Mikhail, voy a tomarme unas licencias más contigo pero quiero que comprendas la situación. Si yo hoy no hubiera estado aquí, tú estarías muerto. Si yo te hubiese querido traicionar, podría haber dejado que el animal te comiera mientras estabas en el suelo. Si no existieran compañeros científicos, no tendrías el antídoto para poder recuperarte. Tienes que comenzar a colaborar más con el resto de los reclutas. Si no lo haces pueden volverse contra ti y comprobarás cuando veas tu ocho en legislación, que no todas las batallas se ganan con fusiles en las manos - Intentaba advertirle que como siguiera por la vía que llevaba, la gente se podría revolver y al final el único que podría salir perdiendo era él - Bueno, y dicho esto, ¿has disfrutado la mañana?... - Dunne sonreía, le había divertido la caza.

Cuando el veneno que contenía la glándula hirviese, dejaría que se enfriase y se lo daría a beber al combatiente. Luego subirían al Eagle y volverían al Domo. El entumecimiento de la pierna se iría a las dos horas, según Dunne había tenido suerte de que el ejemplar fuera joven, los adultos tenían más veneno. En cualquier caso Kurik aprendería algo de Grey, era una mujer con recursos y si se lo proponía, podía ser muy peligrosa.

A pesar de ser tan distintos había algunas cosas que le asustaban de Jim, era como si captara de alguna manera las ondas mentales de lo que estaba pensando. Llevaba pensando en el suero de la verdad hacía días, y no se lo había compartido a nadie, pero allí estaba ella, soltándolo, como si los dos hubieran pensado lo mismo. Sonrió, bajando la voz en el nuevo comunicador que le había preparado Evan, por si alguien los estaba escuchando y le escribió

-No, no tengo, aunque me gustaría tenerlo. Tenía pendiente hablar con Kalina, sé que ella es bióloga, pero igual sabe algo de química, y si pudiéramos hacer pentotal sódico podríamos conseguir que Kurik confesara lo de la violación. - Arrugó la nariz, mostrando profunda repulsión y entonces suspiró, bajó la mirada y cerró los puños y luego escribió - No pude demostrarlo....

Se vistió de cualquiera manera, y se equivocó al vestirse, algo que no pasó desapercibido. Se sonrió y asintió, dejándose embutir en la lata de sardinas que representaba el traje. La verdad es que no tenía mucha destreza en ponerse el traje, así que una mano le vino bien, aunque aquello iba a tener un pequeño problema de comunicación. En cuanto se pusiera el traje no podría usar el comunicador, más que nada porque no vería las teclas, así que antes de pasarse el brazo le preguntó algo sobre ella, algo para que viera que aquello para él no era solamente gimnasia, que es que le gustaba de verdad, aunque si miraba para atrás, no podía decirse que tuviera buen ojo para las mujeres. Abrió mucho los ojos cuando dijo lo del Sky y negó con la cabeza, serpenteó con la mano, imitando un esquiador e hizo una equis con los brazos. Ni de coña, nada de esquiar, no tenía ni idea de esquiar y a Jim le pesaba el pie, así que si no salía volando o lo estampaba contra cualquier sitio sería otra cosa, pero esquiar era una locura, y ni siquiera para impresionarla lo iba a hacer. Podía hacer locuras por amor, pero aun no estaba en ese punto, le gustaba, mucho, pero no tanto como para suicidarse y encima hacer el ridículo.

Jim le contó como empezó a conducir y sonrió. Así que su padre estaba tan loco como ella como para dejarla manejar gruas siendo niña. Acabó de ajustarle el traje y levantó el pulgar para decir que estaba bien. Asintió cuando dijo que los oficiales no la veían tampoco, pero allí estaba, la primera que le gustaba desde que se declaró a Heather. No le faltaba ingenio, aunque a veces no tenía freno. Se tocó el casco y levantó un pulgar a modo de aprobación, y luego hizo un gesto repetitivo por la cabeza, como si le bullera de ideas. Le tocó la espalda de modo cariñoso y sonrió desde detrás del casco.

Miró la puerta y cuando le dijo que saltara lo hizo, se agarró a la cuerda, y, bueno, no esperaba aterrizar de ese modo. Cayó de boca, al tropezarse con la puerta y calcular incorrectamente la influencia de la gravedad. Por un momento sintió pánico por si se había roto el traje. Esperaba escuchar un silbido, algo que indicara que iba a morir pero no, no escuchó nada. Rodó, y por un momento se quedó como una cucaracha, moviendo las patas frenéticamente mientras intentaba darse la vuelta y al conseguirlo miró a Jim con cara de circunstancias. Dios, porqué siempre tenía que liarla cuando estaba con una mujer?, por qué? con lo bien que se le daba la gente, las chicas incluidas, cuando solo quería una amistad, y cuando había mayor interés la liaba, la liaba a tope. Al menos no había arenas movedizas, algo era algo. Sonrió e hizo una señal con el pulgar para decir que estaba bien y una para que bajar a pasear con él. Un brillo le llamó la atención en el suelo. Algo brillante de color negro, un trocito de algo. Se agachó y lo cogió, era un trozo de obsidiana, no muy grande, pero era bonito. Se levantó y se lo enseñó a Jim y se lo alargó, si lo quería era suyo. No es que fuera gran cosa, pero era lo que había, un primer detalle. 

Pensó en hacer algo estúpido, dibujar en el polvo alguna chorrada tipo Mad Max & Mudito, pero estaba seguro que a Jim ese tipo de cosas no debían gustarle. Era mujer de acción y seguramente los gestos románticos no eran lo suyo. Le señaló una formación rocosa no demasiado lejos e hizo gesto con los dedos de caminar. Una vueltecita, su primer paseo a la luz de la luna, bueno, de la estrella, de lo que se llamara.... Solo faltaba que la atmósfera no fuera letal y le hubiera preparado un picnic con su cestita y todo.

A darse de madres. Exterior

Mes 1. Día 9. 17.30 p.m

Grey y Mikhail

El ruso chasqueó la lengua cabreado al escuchar la explicación de Grey respecto a Martin, o el hecho de que ella podría pegarle un tiro si él la amenazaba. – Te olvidas que yo también tengo un fusil. – Aclaró con tranquilidad, confiado de su propia habilidad para disparar. No obstante, tenía algo de razón, al menos respecto a la posibilidad de recibir un disparo por la espalda. No sería algo extraño, por parte de los otros reclutas, ya que muchos no eran más que un montón de cobardes que ni siquiera se atrevían a subirse al ring para enfrentar sus problemas. La posibilidad de que pudieran desear resolver las cosas como cobardes, era algo que no le sorprendía para nada. – Ya veremos si tienes razón sobre el enano de mierda. – Se expresó con frialdad en su voz, ciertamente demostrando tener poca fe en Martín, en especial sobre su utilidad en combate. Junto con William, Martin era uno de los reclutas que se había ganado la peor opinión posible por parte de Mikhail. Los veía como gusanos, además de cobardes, más cuando ninguno de los dos había optado por enfrentarse a él en el ring, donde el ruso podía responder con total libertad y sin temor a las consecuencias. – Me importa una mierda el por qué. No son soldados. Son patéticos. Piensa lo que quieras. – Declaró, serio, hastiado de aquel tema de conversación. Grey le agradaba, había demostrado ser una combatiente en la que se podía confiar, pero no así esos dos, ni varios de los otros reclutas.

Afiló la mirada en el instante en el que la joven mujer le dijo que esperara mientras ella preparaba el antídoto. ¿De verdad sabía prepararlo? ¿O sólo estaba improvisando? Bueno, no era como si tuviera mucha opción en aquel instante. Sería realmente malo que el veneno continuara su camino, la horrible sensación de entumecimiento en su pierna lo demostraba. – Soy bueno combatiendo. Para eso me entrené todo este tiempo. – Afirmó con confianza en sí mismo antes el cumplido de la exsargento. Al menos alguien lo reconocía, en vez de hablar mierda de él. Sea lo que fuera, al oírla hablar sobre los “cerebritos”, el joven le dedicó otra de sus miradas afiladas. No paraba de darle sermones, uno tras otro, como si esperara que dejara de ser él o llegara a comprender al resto de los reclutas. – Vamos a ver cuánto les sirve ese conocimiento cuando tengan a un skullrep encima. – Se expresó con cierto cabreo en su voz, dejando en claro que el conocimiento no servía de nada cuando debías de eliminar a una amenaza que atentaba contra tu vida en un preciso instante. Si no poseías habilidades combativas, no serías más que el juguete de tu enemigo. Tampoco podía negar la necesidad del antídoto en ese momento. Aquello era una gran verdad, pero eso no quería decir que él no tuviera razón respecto a la debilidad de los otros.

No obstante, si todo lo demás había servido para cabrear al ruso, el hecho de que la exsargento le dedicara aquella última advertencia, y le recordara que podría haber muerto si no fuera porque ella estaba allí, no hizo más que herir el orgullo de Mikhail. – Cierra la boca. – El tono de su voz denotaba que estaba cabreado. Demasiado. Si bien, tampoco podía negar aquellas palabras. Tal vez habría sobrevivido, o tal vez no. Aunque ciertamente habría tenido un mayor porcentaje respecto a la posibilidad de morir más que sobrevivir a aquel enfrentamiento. El ruso no era idiota, sabía que necesitaba de compañeros de confianza en los que poder depender para que le cubrieran la espalda. Sin embargo, no pensaba que todos los reclutas lo fueran. Muchos eran unos malditos cobardes y unos completos blandengues. No se podía confiar en alguien así. Aún así, Grey tenía razón, algunos de ellos no dudarían en traicionarle si les presionaba lo suficiente. Eso significaba sólo una cosa… que tendría que andarse con cuidado, y si los cabrones querían jugar ese juego de traición con él, el ruso haría lo mismo con ellos. Sería mejor que Martin o William no necesitaran de su ayuda en el futuro, si era eso lo que tenían en mente para Mikhail. – Sí. Aunque la próxima eres tú a la que muerden… No lo hiciste mal. – Declaró entre una mezcla de intentar tener algo de humor y el cabreo que sentía en ese instante. No dudó en beber el antídoto ofrecido, antes de subirse al Eagle con la intención de regresar al Domo. Grey había demostrado ser una buena compañera en la que confiar. Aquello era algo que tendría en cuenta para el futuro.

Vi como Duke salía del vehículo mientras yo me colocaba el traje, era un poco patoso fuera de la enfermería, al poco ya estaba rodando por el suelo. Me aguanté la risa como pude, pero sabiendo que no me oiría solté una buena carcajada; incluso me dio tiempo para grabar la escena con la minicámara y es que estaba super gracioso cuando no era capaz de levantarse. Y todavía había presumido de que había dado un par de paseos con él. Si es que...

Acabé de ajustarme el traje y salí con la cámara, un arma y la radio de comunicación por si las moscas, que nunca se sabe. Vamos que salí con una mochila como si fuéramos de acampada y eso que sólo era para cinco minutos como había dicho el médico - Vamos ¿Qué es eso, qué me das? - me acerca una piedra pequeña, igual es la excusa de que ha tropezado con ella pero se ha visto que ha dado un cabezazo con la puerta. Me fijo más, no entiendo mucho de piedras pero parece que me la regala - muchas gracias, buen detalle - hago como que estoy recibiendo un colgante de oro y me la guardo en el bolsillo.

Me indica un lugar a lo lejos, parecen dos piedras mal colocadas - A stonehenge, vale, allá vamos - Le doy la mano, no vaya a caerse de nuevo, parece que la gravedad le afecta en mayor medida. A la vuelta le tengo que preguntar si es adoptado de algún planeta extraño, lo de los cabezazos y las caídas empieza a ser algo habitual en él - la cuerda es para no caernos... - dudo que lo entienda - confía en mí - ahora caigo que no lleva el comunicador, vamos que, voy con un sordo-mudo, menudo paseo.

- Tate quieto ahí, vamos a hacer un selfie - saco la cámara e inmortalizo el momento, aprovecho para seguir grabando el exterior, enfoco al suelo y al camino que llevamos, así como los piedrolos esos, están ya más cerca - tampoco conviene que nos alejemos mucho - llegamos por fin hasta las piedras, no veo nada interesante y por supuesto, no le dejo subir ahí arriba no vaya a matarse tratando de bajar - Bueno, volvamos... que te van a echar de menos - no era yo muy exploradora yendo a pata, para eso lo mejor era el vehículo - a ver quién llega antes... ¡¡corre!!

Ganadería gourmet: Mis gregatíllidos y yo. Exteriores del domo

Algún día del mes 1. Alguna hora de ese día :P

René, William y Kalina

Ante la tensión entre sus dos compañeros, Kalina empezaba a dudar que hubiera sido buena idea juntarlos. En un primer momento había esperado que aquella excursión sirviera para limar ciertas asperezas, pero estaba comprobando que los dos se mostraban no solo celosos de su intimidad sino tal vez demasiado a la defensiva.

Frunció ligeramente el ceño ante ciertas palabras que William dedicó a René, desde su punto de vista un tanto fuera de lugar. Pero lo que podía haber resultado un completo desastre, con la disculpa de Billy la situación al menos se había suavizado, aunque la actitud indiferente que mostraba su amigo comenzaba a hacer mella en la croata.

Era capaz de entender al hydriano, al fin y al cabo ella también era selectiva con la gente con la que quería relacionarse, pero también estaba haciendo grandes esfuerzos por ampliar su círculo más cercano ya que los necesitaría si quería seguir dentro de la Space Force. Que no fueran a llegar a ser íntimos amigos no significaba que no pudiera mantener una relación cordial con la mayoría ya que con todos Kalina sabía que era imposible. Y René tendría que empezar también a suavizar un poco más su carácter pues estaba visto que no sobrevivirían allí en solitario.

Suspiró resignada pues aquel no era momento para decir algo sobre ese tema. Lo mejor sería hablarlo con René en uno de los tantos instantes que compartían juntos. Lo que sí hizo la croata fue escuchar con atención lo que sus dos compañeros tenían que decir sobre el búnker descubierto la primera vez que habían salido a explorar. NI siquiera en eso parecían estar de acuerdo esos dos.

—¿Zona de contrabando? —preguntó mostrando en su entonación las dudas que esa cuestión le planteaba. Respecto al búnker era más de la opinión de René que la de Billy, pero sin descubrir exactamente que se escondía allí cualquier comentario sería mera especulación—. Sea lo que sea tienen mucho interés en protegerlo y eso solo consigue despertar aún más mi curiosidad. Me parece buena idea la de ir a cotillear un poco —dijo animada ante la perspectiva de una nueva excursión— y tienes razón... Un grupo demasiado numeroso no solo llamaría la atención sino que sería difícil que todos se mantuvieran con la boca cerrada. Nosotros tres me parece un número perfecto. Cuatro si se apunta Jean pero no más...

De todas formas lo más importante en ese momento era llegar a la nueva zona de cuevas para saber si sería una zona apta para el terrario.

—Si he calculado bien los tiempos deberíamos estar llegando a nuestro objetivo —dijo emocionada ante la perspectiva de encontrar un lugar idóneo para sus investigaciones. Una emoción que se hizo más evidente cuando apuró el paso.

Mes 2, día 3. 08:30 - Enfermería

-Noor está llena de vida y le proporcionas un reto-dijo cogiendo otro de los bollitos-además de compañía para correr por las mañanas. Yo no puedo seguirla, es imposible, solo de escuchar contar lo que hacéis me canso. Pero si es demasiado no le digas siempre que sí o puede que lo mismo lo consiga y un dia no te puedas levantar de puras agujetas.

Se sentó junto a él, mirando curiosa la pantalla y los números que brillaban en ella.

-No mientas, no están tan buenos. Después de lo que nos cocinan nuestros compañeros, se perfectamente hasta donde llego en la cocina, pero me hacia ilusión… ya sabes… traer algo para distraer a los demás un ratito-su voz sonó un poco emocionada-si a alguien le gustan y se los toma con el café hablando en el descanso, perfecto. Si a alguien no le gustan, ya tienen a alguien con quien meterse porque cocina mal, alguno soltará un chiste, otro intentará tirar el bollito a la basura sin que yo lo vea… y con suerte alguno intentará operarlo y ver que tiene por dentro-se forzó a sonreír y se encogió levemente de hombros-A ver si lo consigo, si no, siempre puedes empezar tu a meterte conmigo, te doy carta blanca. Haz un descanso a mitad de la clase y aprovechemos para un momento de relax, con diez minutos bastará, si lo ves bien, por supuesto-le guiñó un ojo justo cuando él propuso matrimonio, lo que consiguió sacarle una sonrisa divertida esa vez. Le encantaban aquellas salidas de Duncan, había momentos en los que no sabía si hablaba en serio o se quedaba con el personal, era el encanto del doctor. Su comentario siguiente hizo que mantuviera su sonrisa unos segundos más mientras lo miraba a los ojos, ladeando un poco su cabeza-No soy la única. Se de un doctor del 12 al que creo que le encantaría trabajar con alguien competente como él. Haríais un buen equipo.

Su expresión no dejó entrever nada de lo que Duncan había dejado traslucir con su comentario. Quizás no había pillado la directa, quizás no quería comentar nada al respecto o, quizás, no había nada que contar. Daya era muy abierta en lo relativo a ella, no tenía problemas en responder a preguntas directas sobre su persona, a las que contestaba con naturalidad, dando incluso más información de la pedida si eso ayudaba a la persona que preguntaba a comprender la respuesta. Pero cuando había segundas personas implicadas, era muy discreta.

Daya se volvió hacia la pantalla, mirando los números-Quieres explicar algo con esto, ¿verdad? Puede que el dos y el tres tengan un sentido para mí. Pero los otros no. Estoy deseando que empiece la clase para ver que son para ti-su dedo índice recorrió la pantalla, como si intentara saber que secreto se escondía tras aquella secuencia-¿Te intentó qué? ¡Madre mía!-cerró los ojos, reconociendo la evidencia. Suspiró-A mi me preguntó que si necesitaba algo… especial. No me lo podía creer cuando me lo propuso. No puedes meter a un grupo de gente en un sitio como este, en el que sabes que va a haber presión, poca intimidad y roces, en el que no conoces exactamente a quien metes y dejar que entren sustancias prohibidas-miró a Duncan, negando-No me gustó, ni creo que me guste cuando venga y lo conozcamos más,a no ser que fuera parte de la prueba de admisión. No me gusta la gente que juega con la salud ajena de esa forma y tan a la ligera.

Se volvió hacia él, a mirarlo de frente, cuando le comentó que si quería salir por la puerta y no volver, era libre de hacerlo-No, no creo que la vaya a tomar conmigo, sino contigo, Duncan. Si no me quiere solo tiene que mover una mano y yo no tendré más remedio que salir de la enfermería sin rechistar. Pero tu no lo tendrás tan fácil si siente que, de alguna forma, has tomado una mala decisión y has metido a alguien ajeno aquí sin su permiso. No quiero crearte problemas, sé cuanto te gusta esto, vives para ello-guardó unos segundos de silencio, pensativa, quizás recordando, quizás pensando en el futuro-No me obligas, estoy aquí por que quiero. Otra cosa es que esté a la altura y pueda realmente serte útil-le sonrió, pícara-Así que, si quieres que sigamos adelante... tengo que aprovechar para aprender todo lo que pueda antes de que aparezca y me largue de aquí a limpiar el hangar. Todo lo que me enseñes siempre vendrá bien al equipo, aunque no esté aquí contigo, estoy segura de que fuera también nos encontraremos situaciones en las que será necesario. Cualquier expedición de reconocimiento puede encontrarse con algún accidente, algún otro ataque de skullreps… ya hemos visto lo que puede pasar en un instante. Si puedo darle a alguien una mínima oportunidad de llegar a tus manos, creo que se lo merecen.

Duke se sonrió. Un reto para Noor? Que va, a no ser que el reto fuera saber cuando tiempo tardaba en matarlo. Chasqueó la garganta divertido y le escribió - Y se lo digo, pero entonces ella empieza con el rollo del doctor pleistoceno y me tengo que levantar aunque sea por orgullo. Soy escocés, por mis venas corre sangre de William Wallace, y si no nos pudieron los ingleses menos lo hará un cachorro de mujer.

Se notaba que Duke le había cogido cariño a Noor, pero es que Duke le cogía cariño a todo el mundo, era muy abierto pero casi nunca tenía el tiempo de sentarse mucho tiempo con la misma persona. No es que no quisiera, pero siempre había algo de que ocuparse, un herido, una consulta... Hacía lo que podía, pero siempre le daba la sensación de no ser suficiente, de necesitar días de 30 horas, y así lo acreditaban sus ojeras, se notaba que dormía poco y se divertía menos. Sonrió cuando dijo que los bollos no estaban tan buenos y que le estaba mintiendo. Negó enérgicamente con la cabeza sin perder la sonrisa. De acuerdo, no eran bollos dignos de una abuela o de una pastelería, pero Duke había pasado hambre en los orfanatos, mucha. En un mundo superpoblado, nadie se ocupaba mucho de los niños sin padre a no ser que destacaran en algo, pero mientras no lo hacían, bueno, había días que no hacía las tres comidas. Seguramente era uno de los motivos de su estatura, su padre había sido un hombretón, su madre no era pequeña y él se había quedado en una altura que le permitía mirar a Daya a los ojos, siempre que ella no se pusiera tacones. Empezó a escribir y le dijo

- Haz caso al médico, están buenos, muy buenos, de hecho me voy a comer otro - Lo cogió y se lo metió en la boca alegremente mientras seguía escribiendo y masticando. Era una de las ventajas de usar comunicador, podía comer y hablar a la vez, porque no todo era malo en ser mudo. - Muchas gracias, no tenías porqué hacerlo, los chicos estarán encantados, de todos modos, haremos un trato, si gustan diremos que las hiciste tú, y si no, que las hizo Gleason, de acuerdo?. No pensaba hacer una pausa, pero creo que es un buen motivo, celebraremos el día del bollo del domo 12.

Le acompañó con su sonrisa y mirada franca cuando la vio sonreír con lo del matrimonio. No podían negarse los atractivos de Daya, su dulzura y su inteligencia pero su atención estaba en otro lugar en ese momento y además, Frank y Daya hacían buena pareja, y mucho se equivocaba o entre esos dos habían habido amor a primera vista. Asintió y le escribió - Es un médico competente y una buena persona, me encantaría trabajar con él, de hecho me he ofrecido a ayudarle si alguna vez necesita un cirujano cardíaco, y le envié una copia del informe de la prótesis que Evan y yo hicimos para que Anne pudiera disparar. Buen tipo. Me gusta, casi que hasta para mi y todo - Le dijo con una sonrisa inabarcable, sin parecer molesto porque no hubiera contestado una pregunta que realmente no buscaba respuesta.

Se centraron en la pantalla y sonrió. Le hizo un gesto para que fuera pulsando la flecha de la derecha y el fue escribiendo a toda velocidad. En la diapositiva siguiente se veía a Duke, en el suelo, en medio de un charco de lo que podría ser sangre y haciéndose el muerto, con la lengua fuera. Chasqueó la garganta y escribió - 2 litros de sangre, en cuanto la pierdes mueres, de hecho el charco que se forma al perder dos litros es similar a este, así se puede calcular más o menos a ojo, pulsa siguiente. - En la siguiente Duke estaba fingiendo que se asfixiaba, manos al cuello, ojos saltones y ligero tono azulado - 3 minutos de aire. En esa foto casi me muero de verdad. Siguiente - En la siguiente aparecía Duke, con un gorrito de dormir improvisado con una funda de almohada y abrazado a una almohada como si fuera un peluche - 4 días sin dormir, siguiente. - En la siguiente aparecía Duke, con gafas de sol y un vaso del destilado especial del domo 12 - 7 días sin beber, aunque si te bebes dos de las de nuestro destilador igual te mueres igual - En la última el médico miraba uno de los guisos de Gleason y arrugaba la nariz - 30 días sin comer. Si excedes esos parámetros te mueres, en algunos casos hay gente que aguanta un poco más, otros un poco menos, pero es la media. Supongo que el dos y el tres no tenían ese sentido.

La dejó reaccionar. No sabía si era demasiado payaso, pero es que era intencionalmente así, era pura neurociencia. Los humanos eran malos en recordar pero, cuando un aprendizaje iba asociado a una emoción ese aprendizaje perduraba de por vida, era la mal llamada neurona del elefante rosa, así que, aunque fuera haciendo el payaso, eso se les quedaría, y con eso salvarían sus vidas, así que valía la pena unas cuantas risas y que pensaran de él que estaba loco.

Llegaron al tema de Teller y se encogió de hombros. La verdad era la que era y una cosa era denunciar sin pruebas y otra no alertar a otros para que estuvieran en guardia. Escribió con premura
- A cambio del comunicador me intentó hacer firmar indicando que necesitaba pastillas, pastillas que yo no vería y que irían a gente como tú, supongo. Es su negocio, no sé si saca dinero o favores, pero si tienes reclutas enganchados en la base y tu eres el que controla las drogas los tienes en las manos. Ten cuidado con él, no me gusta....no me fiaría de su diagnóstico médico, no es como Frank.

Chasqueó la garganta cuando Daya dijo que temía que la tomara con él. Negó con la cabeza y le sonrió con ternura antes de empezar a escribir - Y que va a hacerme? Ponerme a fregar platos? Mientras no haya un doctor con mayor graduación es mi enfermería, y necesito gente que me pueda aliviar de las tareas rutinarias. Si consigo que aprendas a tomar vías, cambiar sueros, poner vendajes o asistirme en operaciones ganaré mucho tiempo, y ese tiempo a veces se cuenta en vidas y no en minutos. Ya he pasado por esto, tengo 30 años y para llegar a director de hospital he tenido que sortear varias piedras en el camino. No vas a ser un problema, y no te preocupes, me gusta mi profesión pero me gusta más la gente.

Frunció el ceño aunque su mirada lo contradecía, no estaba enfadado aunque quería aparentarlo. Le tocó con el índice en medio de la frente y le dio dos golpecitos, como intentando que la idea entrara en su cabeza y le dijo
- En esta enfermería quien viene ayudar es útil, y vamos a seguir adelante. Quiero que tengas claro lo que puedes esperar, porque no puedo enseñarte 7 años de carrera y 10 de hospital en un mes, pero si puedo hacer de ti una enfermera de medicina de combate porque, honestamente, es probable que la mitad de la gente olvide lo que le cuente, así que necesitarán de alguien que sí lo recuerde. - Asintió y sonrió - Esa es la actitud. Aprender para comprar tiempo para que lleguen a mis manos, aunque espero que puedas encargarte de los casos más fáciles. Te enseñaré a manejar el aparato de rayos, a meter la sangre en el analizador..... te va a salir por las orejas Banerjee, igual hasta te salen canas. - Volvió a pasar las diapositivas hacia atrás, para mostrar los números y sonrió mientras miraba la puerta, entonces algo le vino a la cabeza, la miró de reojo y luego suspiró y negó para él mismo con una sonrisa. Le había dicho que quería serle útil? Aquella sonrisa pícara no podía tener ese tipo de connotaciones, y lo del 2 y el 3 pero nunca uno solo.... le estaba ofreciendo un trío?? No, imposible, de todas, todas. Volvió a chasquear la garganta, riéndose de si mismo y dio un trago de café. Siempre había sido un tipo más bien tímido con las mujeres, y ahora que una le hacía algo de caso ya se pensaba que todo el monte era orégano.

Vale, no la podía oír, pero ciego no estaba, así que, o estaba sufriendo un microterremoto dentro de su traje o se estaba descojonando a mandíbula batiente. Vamos, que se estaba cubriendo de gloria y si hubiera podido hubiera excavado una madriguera donde esconderse y no salir de allí nunca jamás. No sabía que podía ver en él, bueno, era práctico, eso estaba claro, podía mirarle a los ojos sin forzar el cuello y no le daría nunca tortícolis, pero, es que intentaba hacer algo bien y nada, que no le salía, al menos le daba gracias a San Jorge de que no hubiera tenido un gatillazo, aquello le habría hundido en la miseria más absoluta. En realidad en la cama funcionaban, bien, para ser honestos, joder, mejor que bien, pero es que a Duke le gustaba de verdad, por esa forma de ser que tenía tan caótica y divertida, y por lo que sabía de citas, vamos, no estaba yendo muy bien. Se encogió de hombros y sonrió al levantarse, había que ser deportivo, me he caído de boca delante tuyo, vale, he movido las piernas como si fuera una cucaracha, de acuerdo, pero todo formaba plan de un astuto plan de seducción, solo espera y verás Jim Foster, solo espera y verás.

Se levantó como pudo y la vio que parecía que venía de salir de las rebajas, le faltaba la sombrilla y el pareo, pero siempre era mejor que sobrara a que faltara. Mientras caminaba vio algo negro brillar, obsidiana, y decidió regalársela a Jim porque de eso, si sabía, se podía hacer unos pendientes la mar de monos. A ver, que si hubieran habido flores le habría hecho un ramo, o si hubieran estado en un centro comercial, pero es que estaban en medio de un planeta desértico, y había lo que había, o piedras o nada, aunque, por la forma que reaccionó Jim no estaba seguro de que le hubiera gustado. Seguro que pensaba que era un cutre, o que tampoco había que creerse tanto, que se estaban conociendo, que no es que estuvieran de aniversario ni nada. Conociéndose, solo eso, pensó mientras intentaba poner los pies en el suelo.

Asintió, sonriendo por lo de stonehenge y empezó a caminar hacia allá con decisión cuando notó que le daba la mano. No era la mano, mano, era el guante del traje, pero no se podía negar que Jim era una romántica. Stone-henge no tenía mucho que ver con las ruinas británicas, eran cuatro piedras mal puestas que vete tu a saber como habían llegado hasta allí. Se giró para ver si el vehículo estaba a la vista y suspiró al ver que allí estaba, que no se habían quedado tirados en la nada. Le aviso lo de la cuerda y le pidió que confiara en ella. Duke alzó un pulgar en señal de acuerdo y le dio una palmadita en el casco, que uno podía estar mudo pero hay maneras de otorgar la confianza que van en lenguaje universal. Se hicieron una foto y Duke le pasó la mano por la cintura, porque, de que valía estar con la chica más guapa del domo si no le podías pasar la mano por la cintura? Sonrió a través del casco y cuando Jim dejó de hacer fotos algo llamó su atención. Sus huellas no se borraban, habían quedado allí e igual permanecían años, tal vez siglos. Molaba. Se agachó y empezó a escribir con el dedo en la arena

- Jiuke. Domo 12.

Entonces fue cuando reparó en otras marcas en el suelo algo más lejos. Se fue hacia allá y Jim le pidió que no se alejara, respondiéndole Duncan con una sonrisa y poniendo la mano, espera un segundo, ahora vuelvo. Aquello hizo que se le erizaran los pelos de la nuca. Eran pisadas de Skullrep, uno, tal vez dos, pero podían llevar allí años, o ser de hacía 5 minutos. Volvió con Jim, sonriendo, como si nada pasara y cuando le dijo que echaran a correr asintió vigorosamente. Y vamos si corrió. En su carrera no hacía más que mirar hacia atrás, hacia los lados, a todas partes en lugar de mirar donde tenía que mirar, al trasero de Jim. Duncan suspiró tranquilo cuando entraron en el vehículo y lo primero que hizo fue escribirle

- Sí, es mejor que volvamos, seguro que alguien me busca... Mejor que conduzcas tú, por si hay que acelerar, sí, que yo voy muy lento. Esto... gracias por la lección, de conducción, y de....... bueno..... me ha gustado, mucho... Tenemos que repetir, pero ahora no podemos... arranca.... arranca....

Aquel breve vuelo nocturno estaba logrando que Einar empezase a ver a la oriental como algo más que una válida compañera de promoción.

Su timidez reclacitrante, si bien podría parecer cargante a más de uno, aquel no era el caso de Einar, quien empezaba a sentir la necesidad de escarbar más y más en aquella enigmática personalidad que, por algún motivo, tanto parecía atraerle.

Al piloto le resultó curioso como alguien con tanta facilidad para alabar a otros parecía tener por imposible el aceptar un halago dirigido a su persona, por lo que no pudo evitar que se le escapase una pequeña risa convertida ensuspiro-Bueno, ahora mismo yo tengo a una delante. Recuérdame que te regale un espejo de mano-dijo en tono de broma si bien hablaba muy en serio. Pero dándose cuenta de que no llegaría a nada siguiendo aquel extraño juego de ping-pong con los cumplidos rechazados, acabó por claudicar -Pero sí, te lo reconozco. Intento ayudar en lo que puedo. Al fin y al cabo uno de los credos de la Fuerza Espacial es el compañerismo, ¿no?-respondió encogiéndose de hombros.

-Pero bueno, no creas que me ha pasado por alto que tú pareces haber escogido el mismo camino que yo, así que esforcémonos los dos en ayudar al resto, aunque a veces nos lo pongan difícil, ¿vale?- Le extendió la mano para estrecharla, a modo de rúbrica del pacto.

Finalmente, tras algunos rodeos insistentes Yum pareció abrirse lo suficiente como para mostrar un poco de lo que se guardaba dentro. En forma algo críptica y escasa, pero al menos era un avance.

Einar escuchó con atención y sin intervenir. No quería interrumpirla ni quitarle importancia a aquel paso que estaba dando hacia la confianza mútua. Quería preguntar por el motivo de su infelicidad, pero consideró que aún era pronto para eso.

-Si hablas en pasado supongo que quiere decir que ahora sí que has encontrado la felicidad. O al menos el camino hacia ella. Eso es algo bueno-dijo acompañando sus palabras de una cálida sonrisa.

-Yo... realmente no se si he llegado a ser feliz alguna vez-respondió, desviando su mirada hacia la derecha, tratando de descifrar su propia memoria.

-Quiero decir, es cierto que tuve la suerte de nacer en una familia bien posicionada. No me faltó de nada y no conocí más dificultades que el ataque a nuestra colonia, pero era muy pequeño para acordarme realmente...-realmente estaba intentando encontrar una respuesta sincera a aquella pregunta tan compleja.

-La época de estudios superiores fue la más divertida que recuerdo. Pude sacarme la licencia de vuelo, probar prototipos, prepaparme para la Space Force... Supongo que esa fue la época más feliz. Pero creo que aquello era una felicidad algo irreal... inmadura... ¿Hedonista?-parecía buscar la manera de expresarse. Tenía claro que Yum parecía haber pasado una infancia mucho menos despreocupada que él y su intención no era la de restregarselo, si no más bien serle tan sincero como le fuese posible para resarcir la sinceridad mostrada por ella.

-Pero creo que aquí es donde podré alcanzar una felicidad plena-respondió convencido de sus palabras.

-Poder protejer a la gente, la posiblidad de utilizar mis cualidades por un bien mayor...-sus ojos parecían iluminados ante aquella expectativa, si bien bailaron con una chispa de nerviosismo ante aquella última pregunta.

-¿La persona más importante de mi vida...?-respondió tratando de ganar tiempo ante aquel interrogatorio.

Su mente se puso a trabajar buscando una respuesta válida a semejante pregunta. ¿Quién era la persona que más le importaba? Por un momento pensó en Alejandra, si bien había dejado de saber de ella hacía ya más de un año y se sorprendió dándole bastante igual aquello. Su madre era importante en tanto a que le había traido a la vida, pero su relación no era mucho más pragmática que emocional. Pensó en el uniforme de la Fuerza Espacial. Siendo llevado por una figura cualquiera, como por ejemplo Yum. Pero eso no era una respuesta demasiado lógica ni placentera. Quizá sus compañeros fuesen las personas más importantes para él llegados a aquel punto. Si tuviese que decir uno concreto probablemente sería alguno de su grupo más cercano. como la menuda mecánica oriental, por ejemplo.

Empezó a ponerse nervioso ante sus propios pensamientos. Ser consciente del prolongado silencio que estaba provocando lo puso aún más nervioso y que ella le estuviese mirando tan fijamente justo en aquel momento le puso aún más nervioso. ¿Siempre miraba tan fíjamente? Habría jurado lo contrario...

-No se muy bien qué responder a eso...-acabó por responder con una risa nerviosa, frotándose la nuca y desviando la mirada

-¿Que me dices de ti...?-respondió como torpe maniobra evasiva que habría hecho avergonzarse al piloto más inexperto.

Duke era gracioso, además le salía todo de forma natural para nada se le veía artificial. Eso me gustaba mucho, odiaba la gente que actuaba e interpretaba un papel. 

Fuimos y nos hicimos las fotos donde había escogido, el paisaje era bastante árido pero así era todo el planeta. Mientras yo miraba a lo lejos, el médico se acercó a una especie de camino o senda que había cerca y volvió con otra cara. Igual era el sol o que no había bebido la suficiente agua para la excursión, así que, tampoco le dije nada para no contrariarle. 

Eso sí, entre medias había dibujado con la mano una especie de dedicatoria en la arena - mejor usa el pie, así se ve mejor, qué andas usando la mano como si ésto fuera algo pequeño - había puesto "Jiuke. Domo 12", original era. A su lado escribí yo "Dunkim. Domo 12"

- Si llego a tener más previsión, habría traído un bote de pintura o un pico y una pala... ¿Que no? No me conoces, te digo que la próxima vez que salgamos hago algo imperecedero - quizás con dinamita quedaría mucho mejor y para el recuerdo. Bueno, ya lo pensaría. Ahora había que volver.

Empezó a correr como alma que lo lleva el diablo, por suerte no tenía una postura muy atlética con el traje puesto y así fue como lo adelanté. Llegamos al vehículo y le ayudé a subir. Una vez dentro ya la cosa fue más sencilla - me ha gustado, ha estado guay. Hay que repetirlo otro día.

Tenía prisa, no sé qué mosca le había picado pero ahora tenía un apurón encima que válgame, igual tenía ganas de ir al baño, algún retorcijón, vete a saber - ya voy, ya voy... tranquilo que arranca sólo, hay que darle un poco de tiempo. Ya está, vale, como quieras... conduzco yo - conduje hasta el domo más o menos rápido, no fuera a desestabilizarse allí dentro.

- Oye, ¿Dónde vas? ¿Y el beso? - tanto que le gustaban las caricias y los afectos y se iba por la puerta sin despedirse. No cabía duda que era un profesional, cuando su labor le llamaba se olvidaba de todo lo demás.

Parecía que René había decidido dejar correr todo lo dicho anteriormente sin ni siquiera decir algo al respecto, Billy frustrado decidió dejarlo correr también. El comentario sobre que pudiera ser una estación científica no le acababa de encajar a Thompson, ya que una estación científica no estaría tan abandonada, pero era una posibilidad, ya que no lo había visto en realidad y no podía saberlo... lo mejor sería ir para investigarlo. Mencionó al comandante del Domo 15, posiblemente buscando una reacción, pero William ya estaba preparado, Caracci se mostraba como un perro con un hueso. No entendía que esperaba sacar de aquello, pero estaba claro que le costaba comprender a aquel tipo, desde luego este viaje que había intentado para intentar limar asperezas estaba mostrándose como un grave error... 

Finalmente intervino Kalina, trayendo de nuevo a colación el tema del bunker - Si, al final lo mejor sería ir a ver que hay... aunque siendo precavidos por si acaso - Lo último que necesitaban era que en caso de ser la zona de contrabando justo aparecieran los contrabandistas y se metieran en un combate. No sabía como sería la habilidad del resto, pero él a pesar de haber pasado bastante tiempo en el campo de tiro, jamás había estado en un enfrentamiento real. 

Por suerte finalmente estaban llegando a las cuevas, esperando que fuera adecuada para las necesidades de Kalina. Había decidido mantenerse en un segundo plano, estaba claro que René no estaba dispuesto a llevarse bien con él e insistir sólo iba a empeorar las cosas, Kalina estaba claramente unida a él más que a Billy por lo menos, así que no podía salir nada bueno de aquel enfrentamiento y decidió quedar relegado a una posición menos llamativa...