Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Capítulo 2. En honor a la verdad

Cargando editor
12/08/2021, 02:01
Brigada Alice Arkest

Mes 2. Día 7. Zona médica

Las citas de consulta psicológica habían sido mandadas de manera personal a cada recluta, con la hora y el lugar específico donde se llevarían a cabo, emitiendo permisos especiales para que los cadetes pudieran acceder al servicio que se les había ofertado.

El sitio era en el nivel 3 del PEC en la consulta 666, un número no demasiado consolador y que adornaba la puerta por donde se debía entrar. Lo irónico de aquello era que aquella estancia no estaba situada entre los números 664 y 665, como debía corresponder, quizás una forma que tenía la facultativa de indicarles que nada de lo que allí haría sería convencional. Pero eso sí, todo se enmarcaba dentro del marco de lo legal.

Había un timbre en el lado derecho de la puerta que, al presionarse, abriría la compuerta lateralmente hacia la izquierda y, una vez entrase el paciente, se cerraría permitiendo cierta intimidad en la estancia.

- Recluta, indica tu nombre - Dijo una mujer rubia, de una edad aproximada de 46 años, ataviada con una bata blanca, como si fuera doctora. Se giró y miró al recién llegado con seriedad, escrutándole milimétricamente, como si midiese cada uno de sus gestos y pensamientos.

En la sala resaltaba el color blanco. A la derecha había un diván acolchado y frente a él un sillón que parecía ser bastante cómodo. A la izquierda se podía encontrar una mesa en forma de L, una superficie estaba completamente limpia y en la otra, tan solo un portátil se encontraba. Había unas estanterías donde descansaban bastantes libros y varios baúles de mimbre escondían algunos tesoros en determinados lugares de la sala. Quizás lo más llamativo es que en una de las paredes habían colgados varios cinturones y fustas. Tenía aquella mujer un particular gusto por la decoración.

- Soy la brigada Alice Arkest. En este lugar siempre vas a referirte a mí con el término de "señora". Atiende bien porque no soy una persona muy dada a la paciencia - Advirtió - Pero tengo métodos que pueden obtener bastantes éxitos a nivel psicológico, siempre y cuando haya un contrato de por medio entre nosotros dos - Puso unos documentos encima de la mesa - Si firmas podremos comenzar, pero has de saber que soy dura y voy a ir a hacerte daño, física y psicológicamente... Una vez te comprometas conmigo no podrás dejar mis sesiones a no ser que yo te expulse, si eso sucede, irás con el doctor Gerald Target para arreglar lo que yo desarregle... - Sonrisa divertida, estaba claro que acostumbraba a dar miedo.

- Y ahora, cadete, túmbate en el diván y comienza a explicar el porqué estás aquí. Ten en cuenta algo, yo sé tu historia, si me mientes no me va a quedar más remedio que castigarte. Y créeme, no te gustará - Le dijo sonriendo por primera vez, estaba claro que disfrutaba su trabajo.

Notas de juego

La hora de la consulta la elige el jugador

Cargando editor
12/08/2021, 02:02
Gerald Target

Mes 2. Día 7. Zona médica

Las citas de consulta psicológica habían sido mandadas de manera personal a cada recluta, con la hora y el lugar específico donde se llevarían a cabo, emitiendo permisos especiales para que los cadetes pudieran acceder al servicio que se les había ofertado. El sitio era en el nivel 3 del PEC en la consulta 22, un lugar cuya puerta estaba situada en una esquina bastante apartada. Adornaba la entrad un par de macetas que daban cierto encanto al pasillo donde se encontraban

Había un timbre en el lado derecho de la puerta que, al presionarse, abriría la compuerta lateralmente hacia la izquierda y, una vez entrase el paciente, se cerraría permitiendo cierta intimidad en la estancia.

- Hola, buenos días... - Dijo un varón con una edad que rondaba los sesenta años y que de forma amable se acercó hasta el recluta con el fin de apretar su mano y presentarse - Mi nombre es Gerald Target, llámame Geralt, ¿cómo te gustaría que te llamase?...

En la sala resaltaba el color blanco. A la derecha había un par de sillones individuales enfrentados, con el aspecto de ser bastante cómodos. A la izquierda se podía encontrar una mesa, en cuya superficie había pocos elementos de decoración, un portátil y unos documentos. Había unas estanterías donde descansaban bastantes libros y varios baúles que escondían algunos tesoros en determinados lugares de la sala. Quizás lo más llamativo es que en una esquina de la estancia, justo encima de una mesita esquinera, había un hervidor de agua y varias tazas limpias rodeándolo

- ¿Te apetece un té? Siempre he pensado que una bebida caliente consigue que las personas se sientan más cómodas y relajadas... Es un consejo profesional, comenzar nuestra relación comunicándonos de manera convencional, como si fuésemos viejos amigos que van a ponerse al día sobre sus vidas... - Miró al paciente con la mejor de sus sonrisas - Yo voy a ponerme una taza, con dos de azúcar - Le guiñó el ojo esperando su respuesta para señalar a continuación los cómodos sillones, una clara invitación a que se acomodase.

- En primer lugar quiero indicarte que no tienes obligación de decir nada que no quieras. Es importante que entre tú y yo haya fluidez y solo podremos lograrlo con sinceridad. No hablar no es algo negativo, pero faltar a la verdad sí puede serlo. Así que confiemos el uno en el otro.... - Miró con intensidad a su paciente - ¿Por qué estás aquí? ¿Quieres contarme el porqué estás mal?... Sé todo lo que ha pasado en el Domo 12, me han informado, quiero escuchar tu versión porque seguro, tienes mucho que decir.

 

Notas de juego

La hora de la consulta la elige el jugador

Cargando editor
12/08/2021, 02:28
Director

Notas de juego

Sugerencia para rol:

- Obligatorio en psicólogo.

- Post donde vayáis (solos o en grupos) a cualquier parte de la nave donde tenéis acceso. Solo podéis elegir un lugar, no podéis ir al nivel 5, luego al 4, luego al 3 y ser omnipresentes....XD

- Los pnjs recordad que los manejo yo, están donde queráis y si eso tiene sentido, pero ellos tienen vida propia y no van a actuar contra su naturaleza.

Cargando editor
12/08/2021, 20:04
Duncan "Duke" McCarthy
Sólo para el director

Mes 2. Día 7, 08:00. Zona médica

Había dormido como un tronco, por primera vez en muchas noches había dormido a pierna suelta, sin pesadillas, sin remordimientos, y todo gracias a una chica de 22 que le trataba como si tuviera 500. Noor había cumplido, con creces, y lo había llevado más lejos de lo que creía posible. Los pulmones le habían ardido y mientras se daba una ducha para quedar con Jim todo parecía muy sencillo. No lo había tratado bien, o como poco había jugado a más de una banda, estando tan cansado todo parecía sencillo, hacer lo que menos doliera, recorrer el camino de menor resistencia, alejarse de Jim.

Se dio una ducha temprano y comió algo ligero, por si acaso el té con el doctor tenía pastitas, le encantaban las pastitas. Se iba a sentir raro, normalmente él era el que llevaba la bata, hacía las preguntas y llevaba la batuta, pero en esa ocasión sería el paciente. Raro, pero a todo había que acostumbrarse, que remedio. Se metió en el ascensor para acceder al nivel 3 y suspiró aliviado al comprobar que sus credenciales le permitían el acceso. Al llegar abajo preguntó por Keira y le dijeron que no estaba lejos, así que se pasó para hacer una visíta de médico, 2 minutos, lo justo para cerciorarse que estaba bien instalada y bien atendida. Le prometió que un poco más tarde la visitaría y se dirigió a la consulta del psicólogo.

La entrada era bonita, acogedora, aunque pensó que igual le pegaba más bambú o algo de decoración japonesa, igual una fuente, pero nada, teniendo en cuenta de que estaban en una meganave espacial y no en una granja se apañaría con dos macetas. Se puso delante de la puerta y movió la mano, por si se activaba por movimiento, pero nada, así que saltó sobre el felpudo por si había un sensor, pero tampoco se abrió, así que le dio al timbre y entró, sintiéndose un poco estúpido.

El hombre le recordó a un abuelo, o a un científico loco, alguien amable y acogedor. Le sonrió, se encogió de hombros y empezó a escribir

- Buenos días doctor, soy Duncan McCarthy, tenía cita a esta hora. Disculpe que la comunicación tenga que ser a través del comunicador pero sufro de afasía postraumática permanente, aunque - dijo sonriendo antes de decir con su propia voz - Oaa Eeeeal - Se encogió de hombros y siguió tecleando - Supongo que ya habrá leído mi expediente, así que el bloqueo causado por lo skullreps parece que ha desaparecido, pero necesito todavía tiempo y mucha logopedia. Puede llamarme Duke o Duncan, como prefiera.

El sonido del agua hirviendo le arrancó una sonrisa. Asintió distendido y le escribió - Siempre, con un terrón y un poco de leche, a no ser que el té sea verde. La verdad es de las cosas que más he echado de menos en la Space Force, el té - Asintió, estaba vez algo más rígido. Volvió a asentir y le dijo - Sé lo que me quiere decir, su ayuda será proporcional a lo sincero y abierto que sea, y aunque no me obligue a hablar me recomienda que si lo hago sea sincero. Está bien, empecemos.

Cogió aire. Aquello era rarísimo, él era de los que escuchaban a los pacientes y ser escuchado era raro, muy raro. Asintió y se dio un golpecito en la barbilla con un dedo, animándose a escribir y empezó

- Siendo sincero estoy aquí porque me lo han ordenado y porqué creo que no estoy gestionando bien lo que pasó en el doce. Le pondré en antecedentes. Siempre me ha gustado trabajar con gente, la gente se me da bien a pesar de mi minusvalía, adoro cuidar de la gente, pero normalmente, en el hospital todos están en el mismo equipo. Los enfermos quieren sanar, los médicos queremos sanar, y todos remamos en la misma dirección. A veces hay disputas, pero lo resolvemos como adultos. En el 12 las cosas no son así, hay bandos, y yo no estoy en ninguno. Me siento como si solo se me valorara como médico en lugar de como persona, y cuando lo expuse en público no encontré más que indiferencia, incluso alguna muestra de rechazo. Trabajo duro, trato de ser amable con todos y huyo de privilegios, pero aun así no estoy encajando.... y si a eso le unimos lo duro que ha sido para mi ver como dos compañeros se han matado entre ellos..... No lo sé doctor, como se sabe si esto está hecho para uno? Me viene a la mente la idea de dejarlo, de volver a casa, pero yo me alisté para salvar a la humanidad, y ni siquiera soy capaz de evitar que se maten en mi domo......

Suspiró, miró al doctor y se encogió de hombros - Supongo que esperaba oír algo parecido, habrá oído muchas cosas así, pero para mi es raro, normalmente no dudo, hago lo que es correcto, pero ahora...ya no sé lo que es correcto.

Notas de juego

Voy a primera hora, si no está a las 08:00 y sí a las 09:00 cambias la hora y ya está :)

Cargando editor
12/08/2021, 20:53
René Carracci

Mes 2. Día 7. Hora 6:00 a.m. Gimnasio del PEC, nivel 7

***Sesión de chakras con Lesly Waist***

René se levantó puntual de la cama. Se sacó la máscara protectora para lavarse la cara con cuidado de no tocarse apenas la nariz. Se miró durante un rato largo al espejo, observando los oscuros moratones bajo sus ojos. Por suerte, el doctor había hecho un trabajo impecable y la nariz le había quedado perfectamente recolocada. Se tocó suavemente los oscuros pómulos, sintiendo un poco de dolor al hacerlo. Tenía la mente en blanco. No había dormido muy bien. Una vez más.

Bueno, a ver esas... chakras —dijo al espejo en voz alta. Después de que Waist le corrigiera el día anterior con aquella sonrisa divertida, había tenido cuidado de aprenderse bien el nombre de esas cosas.

Se volvió a poner la máscara protectora, se vistió, tomó dos botellas de agua del refrigerador y salió de su camarote rumbo a la zona de entrenamiento, en el nivel 7.

Llegó puntual al gimnasio, a las 5:59 para ser más exactos. No quería hacer esperar a Waist, ya que había sido tan amable de aceptar su petición. Cuando llegó también Waist (si es que no estaba antes), le mostró las botellas de agua, una en cada mano, y le dijo:

Vengo en ayunas y con agua, como me dijiste. Muchas gracias por tomarte la molestia de ayudarme...

Entonces, René se dio cuenta de que no iban a estar solos. A la sesión se les unió Jim Foster. «Oh, joder», pensó algo desolado para sus adentros. «Espero que no empiece de nuevo con sus fosteradas. Ya he tenido bastante de esas». Trató de que no se le notara externamente la desolación que le invadió al ver a Foster, aunque es probable que una pequeña sombra nublara su rostro.

Cargando editor
12/08/2021, 22:36
Jim Foster

Mes 2. Día 7. Hora 6:00 a.m. Gimnasio del PEC, nivel 7

***Sesión de chakras con Lesly Waist***

El comunicador también hacía las veces de despertador, lo cierto es que había inaugurado la agenda aquel día con una cita muy tempranera - ¿A las 6? Con todo el día por delante y quedar tan temprano... - en fin, para conseguir estar allí puntual me había levantado casi una hora antes. Menos mal que en la ducha había despertado, no había extrañado cama y me había levantado como una zombi cuando sonó la alarma. 

Dudé en ir desayunada o no, pero gimnasio y comida como que hacen mala combinación, así que, me llevé un par de botellas de agua, ya cuando terminara iría a comer algo. 

Iba tan pancha que tuve que apurar en los últimos metros para llegar puntual, fue acercarme a donde parecía estar Lesly y ver alguien de espaldas - vaya, veo que no soy la única que ha madrugado - resultó ser René, me sorprendió su presencia pero igual formaba parte del entrenamiento, quizás estaba ahí para provocarme y conseguir canalizar la ira - hola, buenos días... oye, una pregunta Lesly ¿Nos referimos a ti como sensei o... cómo? - había visto pelis y sabía que tenían su vocabulario particular, aunque ahora mismo me bailaban los conceptos con aquella técnica suya.

Me coloqué en paralelo a mi compañero de escuadra, era increíble lo que estábamos coincidiendo últimamente él y yo.

- Vaya, veo que también has traído agua - aparqué las botellas que traía cerca de las suyas, también la toalla, vi que René no había traído, igual era porque esperaba no sudar, cosa rara.

Cargando editor
12/08/2021, 22:49
René Carracci
Sólo para el director

Mes 2. Día 7. Hora 9:00 a.m. Zona médica

René se había tomado la molestia de pedir una cita temprana con la psicóloga, a las 9 de la mañana. No tenía sentido demorar más ese momento. Madrugar no era algo difícil para él en general, quien en Natgrew solía vivir al ritmo del sol, pero esos últimos días era más fácil aún, pues sus dificultades para conciliar el sueño hacían que se encontrara despierto muy temprano.

La noche anterior se había despertado tras una pesadilla en la que había visto un skullrep con cabeza de minotauro, a eso de las 3 de la mañana. Se había levantado a lavarse la cara para despejarse y luego se había quedado en la cama, mirando hacia el infinito y frío vacío espacial que se abría en la ventana.

Mientras lo hacía, vinieron a su cabeza las palabras de Benedict en la Starliner. Un dios que crea todo... que mandó a su hijo a salvar a los hombres... y que los ama... Qué raro le sonaba todo eso. Si creó todo, ¿por qué tuvo que salvar a los hombres? ¿No podía haberlos creado ya salvados? ¿Y por qué mandó a su hijo? ¿No habría bastado un chasquido de los dedos, si era tan poderoso como para crear el universo entero? ¿Y por qué tenía que hacer un mandamiento de amarse? ¿No podía haber creado a los hombres de forma que directamente se amaran? Qué dios tan raro.

René se había quedado ensimismado en estas preguntas mientras miraba por la ventana. Se concentró en aquello del hijo. Un dios que mandaba a su hijo a salvar a los hombres. ¿Por qué mandó a su hijo? ¿Por qué no fue él? Los padres hacen cosas raras... Como abandonar a su familia y desaparecer sin volver a dar señales de vida. Mientras miraba la inmensidad del espacio, volvió a pensar en su padre. «¿Dónde estás, padre? ¿Estás vivo? Hazme una señal. Por favor». ¿Por qué no se había atrevido nunca a preguntarle a su madre? Cuántos silencios innecesarios. Quizás el silencio no fuera algo tan bueno como siempre había pensado y como la propia Leonora les había inculcado, después de todo.

Al pensar en su padre, no pudo evitar que le viniera a la cabeza esa duda que tantas veces le asaltaba: ¿había sido o quizá seguía siendo su padre un anarquista? Suspiró, pues eso le traía a la mente cómo Leonora había usado su amor para atraerle a la causa. Mierda. Y algo más le vino de pronto a la cabeza, inesperadamente: Buck Smith. Ese chico escondía algo, no había sido sincero en su respuesta durante el almuerzo en el viaje hacia el PEC. ¿Estaría él también metido en algo turbio? Tenía que tratar de enterarse más sobre aquel muchacho. ¿Y si era también un anarquista él? Eso sí sería sorprendente.

Y, pensando en estas cosas, se le habían pasado las horas hasta tener que levantarse para ir al gimnasio del PEC, donde se reunió con Lesly Waist. Después, se había duchado y había desayunado, antes de acudir a la cita con la psicóloga.

Y allí estaba, en la zona médica. La sesión con Waist pareció haberle sentado bien, pues cuando llegó a la zona médica se sentía bastante fresco a pesar de su mal dormir.

Había llegado en silencio y observando todo con curiosidad. Todavía no podía terminar de creerse que estuviera en un PEC de la Space Force. Todo en aquel lugar le parecía frío, pero así era como siempre lo habría podido imaginar: frío y tecnológico, todo artificial e inhumano. Antinatural.

Al tocar el timbre de la puerta, esta se abrió y Carracci entró. Allí lo recibió fríamente una mujer que le pidió su nombre.

Soy René Carracci, doctora, de Natgrew —dijo, llamándola «doctora» al verla con una bata blanca. Al fin y al cabo, él venía para que lo curaran. En lo que a él concernía, esa mujer era una doctora.

La mujer lo escrutó un rato en silencio, durante el cual él se quedó de pie sin saber muy bien qué hacer más que observar. Tenía aspecto de ser una mujer implacable, como había imaginado, y a René le pareció que su bello rostro se contraía e incluso se afeaba un poco por ese gesto de dureza que tenía.

Se fijó en la habitación y le llamaron especialmente la atención los libros y las fustas. Claro, era doctora y por eso los libros, debía ser una mujer inteligente, pero... ¿para qué quería las fustas en el PEC? Un instrumento muy útil en Natgrew para quienes arreaban carros de tiro o montaban a caballo u otro animal de transporte. ¿Sería natgrewniana ella también? ¿Habrían sido jinetes sus padres y aquello era un recuerdo? Mientras miraba las fustas, René abrió la boca ligeramente para preguntar eso, pero rápidamente se dio cuenta de que posiblemente sería un error empezar haciendo él las preguntas con esa fría mujer y volvió a cerrar la boca sin decir nada.

Después, la mujer le habló con seriedad, presentándose y diciendo que le llamara «señora».

Sí, doct... señora —respondió René.

Le extendió un documento que debía firmar. René se acercó a la mesa y miró ese documento. Sabía que lo apropiado sería leer antes de firmarlo, pero también sabía que tardaría mucho tiempo en leerlo y que no entendería nada de todas formas, así que lo firmó sin leerlo. No estaba acostumbrado a firmar ni escribir y eso se pudo notar en la torpeza con que firmó; de hecho, en el lugar de una firma, simplemente escribió su nombre con una letra casi infantil y con cierta lentitud, como si quisiera hacerlo bien y le costara.

Se tumbó en el diván como le pidió la mujer, que le amenazó con castigarlo si mentía sobre por qué estaba allí. «¿Castigarme? ¿Cómo?». Sería mejor no preguntar. No veía tampoco razón para mentir sobre la causa que lo tenía sobre aquel diván.

Estoy aquí... Estoy aquí porque... —Hizo una breve pausa y tragó saliva—. Porque vi morir a una amiga y compañera del Domo, señora. La vi morir en mis manos. Sarah Castle era su nombre. Sarah Castle. La gran Sarah Castle.

Hizo otra pausa. Se quedó pensativo. Se quedó mirando el techo. Eso de estar tumbado estaba bien, así no veía la cara de la mujer, que seguramente lo estaba mirando con dureza. O a saber cómo. Debía estar pensando que era un estúpido recluta, quizá, un niñato, quizá, un tonto, quizá, un paleto de Natgrew, quizá. ¿Sería ella de Natgrew? ¿Para qué tenía las fustas si no?

La veo por las noches, en mis pesadillas, a Sarah. Veo la escena una y otra vez. No la pude salvar, señora. Yo estaba junto a ella y no la pude salvar. Yo soy cazador, señora, se supone que se me da bien disparar. Pero ese día no conseguí matar ni uno de esos bichos. Y ella murió a mi lado, murió en mis manos, desangrada...

René frunció el ceño. Dolía pensar en todo eso de nuevo y, además, a él nunca le había gustado hablar de sus sentimientos. Pero, de algún modo, también se sentía bien, soltar todo aquello a alguien que simplemente estaba ahí para escucharlo. Al fin y al cabo, aquella mujer era una doctora, o eso pensaba él, así que eso no era diferente de desnudarse delante del médico para que te curara de un mal.

No la conocía mucho. Eso es raro. No la conocía casi nada, pero esa mujer era como un faro de luz. Era imposible no quererla. ¿Por qué tuvo que morir justo ella? ¿No podía haber muerto, por ejemplo, Ji...? —Se detuvo en seco, pues no era plan de desearle la muerte a nadie, salvo a Kurik, a ese sí le deseaba la muerte, se la había tenido bien merecida—. Olvide eso último, señora, no quería sonar cruel con nadie. Sólo que me parece tan arbitrario que justo, de entre todos, muriera justamente ella... No me habría importado morir yo mismo si con eso ella pudiera estar viva. Eso habría sido más justo... Si hubiera una máquina del tiempo, me gustaría poder volver atrás y morir yo en lugar de ella...

Se quedó pensando de nuevo en las palabras de Benedict.

Ayer un compañero recluta me dijo que, según sus creencias, hay un dios que lo creó todo y que nos ama. Pero si es tan poderoso como para crearlo todo y si nos ama, ¿por qué ha hecho un mundo en el cual Sarah Castle muere de esa manera? ¿Por qué ha hecho un mundo en el que hay skullreps? Puede que lo haya creado todo, pero entonces no nos ama... Si nos amara, ¿nos habría abandonado a nuestra suerte? ¿Dónde está? ¿Por qué se fue? ¿Por qué sigue en silencio? ¿No podría simplemente mandar un mensaje y decir «eh, aquí estoy, no te preocupes, todo está bien, estoy aquí contigo»? ¿No podría volver?

Se quedó en silencio. En realidad, en la mente de René y en sus palabras se estaban empezando a mezclar sus pensamientos sobre lo que le había dicho Benedict con lo que pensaba de su padre ausente.

Cargando editor
12/08/2021, 23:11
Daya Banerjee
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Mirada brigada. Percepción+empatia

Dificultad: 0

Habilidad: 10

Tirada: 1 1 1

Total: 1 +10 = 11 Éxito

Notas de juego

Para intentar percibir que hay detrás de la mirada que el brigada le lanza tras recoger el comunicador.

Cargando editor
13/08/2021, 15:15
Jim Foster

Mes 2. Día 7. Zona médica

A las 9 de la mañana tenía consulta con el psicólogo, así que, tras confirmar que tenía la autorización para ir al piso 3, decidí acudir con la suficiente antelación para cotillear la zona de la que iba hasta allí. Al parecer era una planta reservada a todo el espectro médico, así como laboratorios y demás dependencias vinculadas. Me fue fácil llegar hasta el despacho en cuestión pues había una especie de GPS integrado en el comunicador. 

Una vez dentro estuve observando la habitación, dominaba el blanco y parecía acogedora. Es más el hombre que estaba allí era súper amable. Para nada me pareció que estuviera escondiendo otra forma de ser, parecía el típico abuelete bonachón que hace mucho que no lo visita nadie y quiere dejar una buena huella para que lo visites más a menudo.

- Hola, buenos días... vaya, es impresionante, ha sabido escoger la decoración... éste lugar inspira tranquilidad y paz - aunque quizás había demasiado blanco, igual un par de cortinas rojas, un cuadro con colores llamativos y una luz en tono melocotón podría quedar igual de bien - Geralt, perfecto. Yo soy Jim Foster, puede llamarme Jim, todo el mundo me llama así - noté como se quitaba de encima las barreras estructurales, me gustó porque así no tendría que estar atenta al protocolo y podría resultar una charla más amena. 

En vez de sentarme en aquella silla, al otro lado de la mesa, me invitó a hacerlo en una de aquellas butacas. Acepté porque parecían más cómodas, y así fue, tardé relativamente poco en encontrar una postura acorde, doblando una pierna y colocándola sobre la otra, echando mi espalda hacia atrás, y mis brazos ocupando los laterales - son cómodos, me gusta - el tipo me invitó y todo a un té, hacía un montón que no probaba aquella bebida ¿No tendría coca-cola? Venía de hacer deporte, igual un té no era precisamente la bebida que necesitaba pero por no decirle que no, dije que sí - eche poco, con medio vaso es suficiente - venía de desayunar y no tenía mucha sed. Luego lo pensé mejor porque si echaba azúcar en menor cantidad, acabaría siendo demasiado dulce - olvídelo, otro vasito igual. No nos vamos a complicar la vida tan pronto.

Me molestó un poco que ya supiera del tema, no iba a ser sin más lo que le contara sino "una versión" pero bueno, salvo que le cortase la lengua a Eylo, Daya, Narel o Yum iba a estar complicado silenciarlos. Respiré hondo, al fin y al cabo, tenía que hacer memoria - bueno, pues como usted ya sabrá... varios de mis compañeros mataron a otros compañeros mientras el resto estábamos eliminando la amenaza de los skullreps - que uno fuera por accidente y el otro buscado se lo dejaba al juez y al tribunal - pues hicimos un funeral, yo misma les dediqué a los fallecidos unas palabras en recuerdo - había incluso solicitado construir un monolito en su nombre, hasta les metí un saco de piedras de Protec a sus familias y aún con todo había recibido críticas. La gente era muy ingrata - pues resultó no ser suficiente, al parecer había que ir arrastrándose por el domo porque sino lo sientes de la misma manera que los eridianos pues como que lo haces mal - yo lo sesgaba a un conflicto cultural, en cuanto que, unos reclutas llevaban el luto de una manera y otros de otra, y claro no había mucha tolerancia entre los que lo guardaban y los que lo tomaban (yo) más light - y bueno, llevaba unos días en que nadie me había dicho nada, o sea, cuando los demás hacen las cosas bien hay felicitaciones pero cuando yo las hago pues no, y en la clase de enfemería pues me pareció mal el ambiente que había y salté, se me fue... es verdad, reconozco que se me fue un poco la lengua, pero vamos, tampoco era para tomárselo así - le expliqué, nuevamente, que había reclutas que eran unos tristes y que no hacían otra cosa que arrastrarse por el domo, en sí eran unos hipócritas porque el otro fallecido les importaba una mierda - pues total que el delegado, Eylo, me castigó y acabé siendo la víctima propiciatoria de su malestar - le comenté lo de que me había colocado en el centro de la clase a recibir todo tipo de acusaciones e improperios por aquellos que estaban molestos - y dicen que si no tengo empatía, que si soy insensible... - le volví a recalcar que yo claro que era empática pero sólo que no era como los eridianos (Eylo y Narel, y Daya y Yum; era curioso porque todos ellos eran extra-terrestres; así que, abonaba la teoría del conflicto intercultural).

- La verdad es que yo reconozco que vengo de un mundo muy individualista y me estoy tratando de acoplar a una forma de vida comunitaria, pero claro, ellos - los que me critican, claro - no hacen por conocerme ni entenderme, simplemente quieren que me convierta en un clon de ellos para recibir su aceptación - miré para el té, creo que ya estaba frío porque no salía humo, bebí un trago - ¿usted cómo lo ve? ¿Qué opina?

Cargando editor
13/08/2021, 15:53
Jim Foster

Mes 2. Día 7. Hora 7:00 a.m. Gimnasio del PEC, nivel 7

Por primera vez desde que estaba en la Space Force tenía una agenda cubierta, me acordé de mis días anteriores cuando entre carrera y carrera había que pasarse por la cadena a participar en entrevistas, luego una reunión con los del sponsor y la publicidad, el director de carrera también tenía su evento con todos los corredores explicando el trazado y los puestos de control, luego volvías a estar con la gente, sobretodo los fan que venían a pedirte autógrafos y fotografías. Y así transcurrían un montón de horas sin que pudieras sentarte o irte. Pues desde que había llegado al PEC, ocurría algo similar: No paraba.

La noche la había pasado con Vera, en plan tranqui, aunque la excusa de mover los muebles había servido para hacer de todo. Pero el día siguiente venía rápido, a las 6 en el gimnasio con la sensei Lesly para aprender a dominar la ira o canalizarla. Luego había quedado con Anne Durrell para empezar a practicar un poco de defensa y lucha, las dos lo necesitábamos, ella porque venía de varios parones por culpa de las lesiones y yo porque sabía su potencial y porque formaba parte del grupo de los combatientes y quieras que no, necesitaba hacer guiños a esa gente para sentirme una más de aquella unidad ¿Si me caía bien Durrell? No tenía motivos para que me cayese mal, además yo creo que ganaba puntos si demostraba mi interés por sus capacidades.

Que ya estuviera allí cuando apareció Anne, creo que, fue un elemento positivo a tener en cuenta - ¡Hola Anne! Sí, he salido temprano de la cama para ponerme en forma, ya sabes, a quién madruga... - nunca había sido buena con los refranes y los dichos, pero al menos escondía mi ignorancia comentando una parte bien y si colaba, colaba - bueno, qué, nos ponemos? Me tienes que enseñar porque yo de ésto... poco. A ver, mi especialidad es conducir, ya sabes - procuraba con ello que no me lesionara de la primera patada, o puñetazo, porque Durrell para mí que iba sobrada de potencial y tampoco era plan acabar destrozada porque midiese mal - pero hay que empezar y no quedarse atrás, así que, aquí estoy. Tampoco te ensañes, hoy es el primer día...

Practiqué un poco de boxeo, al menos unos cuantos puñetazos al saco, aunque esperaba que Durrell me dijera trucos, así como, movimientos clave para memorizar y practicar - Oye, ¿Sabes conducir? Si quieres te puedo enseñar - no pedía Eylo colaboración, pues ahí estaba yo, con mi granito de arena. Además seguro que Noor lo aprobaría porque daría un refuerzo al grupo de los combatientes - ya sabes, cuanto más sepas, mejor.

- Oye y ¿Cómo es que sabes tanto de lucha, tenías en la familia gente que competía o vivías en una zona conflictiva? - para Jim sólo había dos explicaciones o bien era algo impuesto o necesario - yo cuando empecé a conducir... aprendí a disparar, había que proteger los cargamentos y... eso.

 

Notas de juego

- Post donde vayáis (solos o en grupos) a cualquier parte de la nave donde tenéis acceso. Solo podéis elegir un lugar, no podéis ir al nivel 5, luego al 4, luego al 3 y ser omnipresentes....XD

Amada Máster

esa indicación me ha fastidiado un poquito porque tenía muchas actividades abiertas a través de los mensajes del comunicador, pero los iré aplazando para hacerlos jugables todos. Y como estaba en el gimnasio con René y Sensei Watsley... pues lo lógico es continuar en él... con Anne Durrell. 

Cargando editor
13/08/2021, 20:05
Duncan "Duke" McCarthy
Sólo para el director

Mes 2. Día 6. Nivel 5, 15:45

El mensaje de Noor lo había precipitado todo y luego llegó el mensaje de Daya, así que su plan de echar la mejor siesta de su vida se había desvanecido. Se dio un remojón para despertarse y luego le dedicó a Daya unos minutos para decidir si iba a seguir en la enfermería o no. La conversación había sido complicada pero al menos ya estaba todo claro entre ellos, algo nada desdeñable.

En cuanto Daya se marchó se limpió la cara con agua para acabar de despertarse y se apretó con fuerza los cordones, tal y como le había enseñado Noor. Había muchas diferencias entre correr, como había hecho Duncan hasta ahora, y CORRER al estilo de Noor, tantas diferencias y cosas nuevas que casi le parecía una actividad física distinta. Las zapatillas no podían ser unas cualquiera, la mecánica de la pisada era estudiada no descuidada,  los cordones debían estar fuertes, y dependiendo del tipo de pisada que tuviera necesitaba plantillas. El primer día de correr Noor le había dicho que era ligeramente supinador, termino que conocía por la medicina, pero que no debía preocuparse por su pisada porque no necesitaba refuerzos. Se miró en el espejo y sonrió. No era una persona coqueta, pero es que el reflejo del espejo le mostraba una persona cansada, con grandes ojeras, a la que parecía que le habían dado una paliza, y lo peor no era eso, lo peor era la mirada, ojos tristes, ojos azules, el mar de la tristeza.

Se tocó los muslos, hincando los dedos en ellos, descubriendo que estaban más fuertes que hace dos meses, bastante más, al menos algo bueno tenía estar en la Space Force, las piernas las tenía mejor e igual se le estaba poniendo mejor culo, con algo se tenía que consolar. Bebió un trago corto de agua y la paladeó, estaba buena, miró la etiqueta y sonrió, agua del llagu, estaba seguro que a René le gustaría. Salió de la habitación y se fue hacia la puerta de la de Noor. Aun no había salido, así que empezó a estirar tal y como le había enseñado, despacio y metódicamente, parte izquierda abajo, parte derecha abajo, tronco, extremidades superiores y cuello, despacio, notando como la musculatura se iba preparando para el esfuerzo. Sonrió, aquel ritual le relajaba, era el inicio de su momento, el momento en que podía concentrarse solo en el sonido de sus pasos y olvidarse de todo, concentrarse en la pisada, en la coordinación de las piernas, correr de sus miedos, de sus preocupaciones, dejarlas atrás, por poco que corriera siempre se quedaban atrás.

Entonces salió Noor, tan guapa, joven y segura de si misma. Le dedicó una sonrisa y le escribió en el comunicador

- Entrenadora, el doctor pleistoceno se presenta para su extinción. Vamos a correr al anillo exterior? Al menos dos horas, tu mandas, haré lo que me pidas, hasta intervalos si quieres, pero haz que no me acuerde de mi nombre. Puedes hacer eso cachorro?

 

Cargando editor
14/08/2021, 00:03
Daya Banerjee
Sólo para el director

Mes 2. Día 7. Zona médica

Daya había pedido cita con el psicólogo al día siguiente a primera hora, después del desayuno, para así poder tener el resto del día libre. La cita le había venido confirmada al rato de pedirla junto con el permiso especial para poder acceder al nivel 3 del PEC que era donde estaba situada.

Un buen rato antes de la hora acordada, Daya ya se dirigió  a donde estaba la consulta siguiendo las indicaciones. Tuvo que usar el permiso especial para poder acceder al nivel 3 y, siguiendo las indicaciones de los pasillos, finalmente consiguió llegar a la consulta 22 que es la que aparecía en su cita. Le habían sobrado cinco minutos. A la siguiente sesión tardaría menos en llegar ahora que sabía a donde tenía que ir. Espero los cinco minutos que aún faltaban para su cita y, a la hora en punto, tocó el timbre que hizo que la puerta se abriera sin más.

Entró, dejando que la puerta se cerrase tras ella con un leve siseo.

Un hombre más mayor de lo que esperaba, no tardó en acercarse a ella con un gesto amable en su rostro, tendiéndole la mano que ella aceptó y estrechó con educación, presentándose igualmente-Buenos días, Geralt. Mi nombre es Daya.

La primera impresión del psicólogo fue buena, por lo menos parecía alguien cercano dispuesto a tratarla a su mismo nivel. Eso lo haría todo más cómodo y sencillo, estaba segura.

La propuesta de tomar un té la descolocó, al igual que su guiño, pero ambas cosas la hicieron relajarse al instante. La técnica del hombre era clara y así la trasmitía sin ocultar sus intenciones. La sonrisa le salió de forma natural al contestarle-Sin azúcar, por favor-indicó su predilección para el té. Mientras el llenaba las dos tazas, ella tomó asiento en uno de los sillones, no pudo evitar echar un vistazo a la consulta. No se la esperaba así ni mucho menos. Esperaba el típico diván que siempre parecía acompañar a aquella profesión, una habitación más oscura, mucho más oscura, aunque no sabía realmente porque la esperaba así, esperaba que él hubiera elegido la mesa y no los dos pequeños sillones. Aunque eso sí, estaban enfrentados. Viendo su despacho, asumió que se trataba de un hombre tranquilo y ordenado, con mucha seguridad en lo que hacía. Pero por ahora, no podía negarle a Vinda que la opción parecía acertada.

Cogió de manos del hombre la taza con su té y la sostuvo entre sus manos mientras él tomaba asiento y le explicaba lo que esperaba de aquella consulta. Todo le pareció perfecto, las condiciones eran claras y le gustaban pero, su último comentario la puso sobre aviso casi de forma instantánea. Ella no había ido allí a contar su versión de lo sucedido, había ido para que le ayudara. Así que recordó que su primera condición era "no decir nada que no se quisiera", y contar su versión de los hechos entraba dentro de aquel punto.

-Saber que ya conoce… conoces lo que sucedió en el Domo simplifica las cosas. Entiendo que le... te han dicho también que no nos han dejado elección para pedir cita contigo o con tu compañera-descubrió que se le hacía complicado tratarlo de tú en lugar de usted. Tenía que pensar cada una de las palabras que implicaban esa diferencia y cambiarla a la forma correcta. Y eso sin saber el rango que tenía allí dentro pero, no había que ser tonta para saber que, por edad, no era un mero Soldado Espacial. Pensar eso le hizo plantearse otra cosa, ¿había dado por supuesto que él lo era? Quizás solo era un civil que desempeñaba allí su trabajo. Eso explicaría que no llevase uniforme. Supuso que lo sabría más adelante o, si no, preguntaría-Pero a parte de ser obligatorio, tenía claro que yo necesitaba venir. Así que para mi no hay diferencia-tomó un sorbo de té que saboreó, estaba delicioso-aunque es la primera vez que necesito hablar con alguien como usted.

No se dio cuenta de que acababa de llamarlo de usted, estaba pensando como orientar lo que ella quería trasmitirle para que la ayudara.

-Desde que nos atacaron los skullrep tengo dos problemas. Uno es que tengo pesadillas por las noches. Siempre son parecidas… estoy con alguien querido en algún sitio idílico y, de repente, aparecen los skullreps. Me suelo despertar con los gritos de las personas que me acompañan cuando son alcanzadas por los skulls y… bueno, a partir de ese momento los finales varían pero suelen tener como norma que hay bajas… -tomó otro sorbo de té, pensativa, recordando quizás su último sueño, el de aquella misma mañana-Siempre me suelo despertar entre las cuatro y las cinco de la mañana y ya no puedo conciliar el sueño. Es decir, duermo menos horas de las que debería y sin calidad de sueño. No estoy rindiendo como debería y no me gusta cómo me siento. Me siento cansada y un poco ralentizada y, como no soy así, me lo noto y no me gusta. Se que esta falta de sueño, al final, hará que cometa una equivocación. Y no quiero que eso pase.

Y menos a los mandos de un Starliner con compañeros en él... Si al fin y al cabo es un Eagle y vuelo yo sola... dejó de pensar en eso, no la llevaba a ningún sitio.

No dijo nada de las pastillas para conciliar el sueño que le había pedido a Frank. Le había hecho caso y le había dado algo muy suave que solo la ayudaban a quedarse dormida al acostarse y así evitar comenzar a pensar y desvelarse, pero que no evitaban las pesadillas y el despertarse a media noche y después ya perder el sueño por completo. Pero no quería nada más fuerte. Estaba segura de que habría otras formas que no fuera medicarse.

-Y, todo lo sucedido, también me ha generado un miedo. Le cuento…-volvía a hablar en tercera persona, con educación, pero tras el tiempo que llevaba en el Domo, le salía de forma natural-Organicé salidas nocturnas para ver las estrellas y charlar con mis compañeros al poco de llegar al Domo. Al principio no salía casi nadie, después la gente se dio cuenta de que estaba divertido salir y relacionarnos, conocernos lejos de las obligaciones del día a día, es bonito… Ahora veo el peligro al que expuse a todo el mundo sin saber. La noche del ataque estuvimos fuera cinco o seis personas y, a las pocas horas, teníamos allí a los skullreps. Si ellos hubieran llegado antes nos hubieran sorprendido allí sin posibilidad de reacción ni defensa, sería muy probable que hoy no estuviéramos hablando. Necesito ver las estrellas… pero ahora tengo miedo de salir al exterior sola cuando antes salía sin problema, me quedaba horas observándolas sin temor, sola si nadie salia. Y ahora tengo miedo de que alguien salga a hacerlo y le ocurra algo. Me sentiría responsable por haber sido la… instigadora, por llamarlo de alguna forma, de esas salidas-suspiró profundamente, tomando un largo sorbo de té y mirando al líquido que quedaba en la taza-Me he planteado muchas veces esto. Me digo que no podía saber lo que sucedería. Estoy segura de que los mandos sabían que salíamos y nunca dijeron nada, ellos tampoco pensaban que esto podía pasar, estoy segura. Me lo he repetido miles de veces… pero no consigo perder el miedo a salir y la sensación de culpabilidad de que podía haberle pasado algo a mis compañeros por mi culpa. De si ellos vuelven a salir y entonces ocurre algo. Creo que enfrentarme a salir a verlas, sola, me demostraría que no pasa nada, que todo está bien… pero nos prohibieron salir y la prohibición ha estado desde entonces. Cada día que pasa siento que el miedo crece, me veo más incapaz de volver a salir aunque… lo necesito.

Mientras hablaba, miraba a Geralt intentando adivinar por su expresión lo que pensaba de lo que le estaba contando. No eran dos problemas cruciales ni muy complicados, pero necesitaba que la orientaran para que no empeoraran. Después de varios dias arrastrándolos y viendo que no decrecían sino que, su miedo a salir iba en aumento, sabía que necesitaba seguir alguna pauta concreta para atajar y cortar aquello de raíz.

Tampoco le contó que no solo fueron cinco compañeros a los que ella había puesto en peligro. Ella y Frank estuvieron esa noche hasta bien entrada la madrugada hablando en el exterior, sin pensar lo que se acercaba al Domo. ¿Que hubiera pasado? ¿Habían llegado ya estando ellos dos aún allí fuera? Si llegaron por la parte del hangar podía haber pasado perfectamente. Esa era su pesadilla más recurrente. Que estando los dos fuera veía acercase a uno por detrás de Frank y...

Deja de pensar en eso aquí, Daya se ordenó a sí misma cuando se descubrió visualizando de nuevo aquel sueño.

-Esas son las dos cosas por las que he venido. El ataque fue duro y perdimos compañeros pero, para mi sorpresa, aparte del shock inicial, creo que lo he sobrellevado bien. Poder despedirme de ellos cerró esa página y me ayudó a aprender.

A esas alturas ya se había terminado el té-¿Le importa que tome otro? Hace mucho tiempo que no tomo uno y está delicioso.

Cargando editor
14/08/2021, 03:24
Martín A. Ruiz
Sólo para el director

Ya con la cita solicitada y una vez me indicaron a que hora vería a la psicóloga, solamente me quedó esperar y disfrutar de una siesta hasta las 6:20 PM cuando se daría la cita. De camino hasta la oficina venía algo soñoliento, tratando de quitarme la pereza al estirarme un poco, pero la verdad algo de ese sueño y el cansancio quedaba en el momento que ubiqué la puerta, viendo con algo de seguridad el número que había en la placa antes de tocar el timbre.

Y una vez adentro cuando vi a la mujer delante mía, en mis adentros estaba celebrando de que, como me lo imaginaba, sería una ardiente psicóloga, quien luego de pedir mi nombre empezó a verme con detalle de arriba a abajo. Naturalmente estaba en la posición de firmes e incluso hice un saludo antes de responder. -Martín Alejandro Ruiz, señora.- Cuando me indicó que descansara, o luego de un tiempo de dar el saludo sin que ella lo ordenara tomé la posición de descanso, antes de empezar a caminar y revisar la estancia. Se veía bien, cómoda y tranquila, aunque tal vez sería algo más reconfortante de tener otro color además de ese blanco totalmente pulcro.

Pero cuando vi a la estantería, encontrándome frente de la mujer no pude evitar sonreír de lado, una sonrisa algo pícara además de estar alzando una ceja, aunque esto desapareció pronto para una expresión más calmada, volteando para ver a la mujer justo cuando retomó la palabra. Escuché atentamente a estas, asintiendo un par de veces. Luego volteé a ver los papeles que colocó en la mesa por encima, y ante las palabras que dijo cuando mencionó al otro psicólogo esta vez si logré controlar mi sonrisa y mi cara como tal, tratando de mostrar algo de seriedad, aunque se notaba por mi mirada que aquello había tal vez picado mi curiosidad. -Entendido...- Respondí antes de sentarme en el diván y firmar el documento, este y la pluma antes de recostarme en el diván como la mujer lo pidió... Aunque luego de acomodar un poco las almohadas, finalmente me acomodé mirando al techo y con ambas manos en el abdomen.

Asentí un par de veces, tratando de pensar en que decir, pero nuevamente me traiciono a mi mismo al sonreír cuando la mujer mencionó algo de un "castigo", pero rápidamente corregí eso tratando de ponerme más serio. -Vale... Hace unos días en el Domo 12 estábamos por hacer una práctica de tiro con la cabo Quest. En la salida escuchamos sonidos extraños en el hangar, y fue entonces cuando salieron unos 50 skullreps... Logramos matarlos a todos, pero 2 compañeros murieron y una fue gravemente herida... Es por eso que vine aquí, o al menos la razón por la que nos ordenaron venir.- Una declaración fuerte pero cierta, era la primera vez que lo decía en voz alta, y la verdad se sentía bien sacar algo así.

Cargando editor
14/08/2021, 13:58
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 7. Zona médica

Eylo había elegido a la psicóloga guiado por la opinión de la cabo Lake. Era consciente de que si pretendía seguir con sus objetivos de convertiste en comandante, nada se le daría fácilmente, que iba a ser retado y puesto a prueba continuamente y debía aprender a gestionar la presión. Saber que aquella mujer le exprimiría y le presionaría era como una prueba más para él, aunque también esperaba que su guía que, por muy dura que fuera, le sirviera para aprender a gestionar toda esa presión que le estaba ahogando esos últimos días. Prefirió hacerlo por la mañana, no quería demorarse en exceso.

Recluta Eylo Yilmaz, señora —se presentó en posición de firmes y esperó que le diera permiso para descuadrarse. Escuchó su presentación mirándola fijamente, aunque en ello también trazó un examen de lo que allí veía. La mirada terminó sobre los documentos que esta le ofrecía.

El eridiano lo leyó, aunque sin intención de echarse atrás. La temeridad Yilmaz era una espada de doble filo, a menudo terminaba siéndole contraproducente, pero en otras le permitía conocerse mejor y mejorar. Firmó el documento dejando la estilográfica sobre la mesa, la sonrisa de la mujer no le causó miedo, pero Eylo tampoco demostró desfachatez. No tenía miedo al dolor físico, y para que una persona le diera miedo de verdad se habían de dar unos condicionantes mucho más mentales que físicos. ¿Miedo? Miedo fue enfrentarse por primera vez a los Skullreps, pero no tanto por el horror que generaban, sino por.. la impotencia que le causaban.

Eylo obedeció tumbándose en el diván, aquel ritual le resultaba extraño, hasta incómodo para él. Respiró hondo buscando cómo empezar, paseó con la mirada perdida sobre el techo hasta que se decidió a arrancar.

Tengo problemas para gestionar la presión y el estrés —dijo lentamente, a lo que añadió a continuación —. Una mayoría de compañeros me eligieron para liderar el Domo, y está siendo.. muy exigente. Tengo que lidiar con los díscolos, los inadaptados, los que se creen por encima de los demás.. no son cosas por las que me vea preocupado, terminaré lográndolo de una forma u otra —reflexionó con dureza —. Pero desde el ataque de los Skullreps.. no me siento con la solidez suficiente a veces. Nunca los había visto y.. tuve miedo. Miedo a la impotencia que me generaba tenerlos encima y no poder hacer nada —suspiró tratando de poner en orden su batiburrillo interno —. Y luego.. la muerte de mis compañeros, y todo.. lo que lo acompañó.

Hizo una mueca asumiendo que ahí había trazas de culpa, muy incrustadas en su psique.

Siento culpa por no haber hecho más para evitar lo que pasó. Denuncié la agresión del recluta Kurik a la recluta Jacobs, y no hubo ninguna reacción —apuntó con rabia —. Luego supe que a este recluta.. lo protegían desde la Comandancia, que daba igual, que un tarado mental al que le importaba una mierda sus compañeros podía ser Soldado Espacial. Luego me dijeron los mandos, que bien se podría haber organizado un escuadrón de castigo, darle una paliza entre varios.. pero.. —chasqueó la lengua —. ¿A qué precio? ¿Al de ser vulgares pandilleros de barrio? ¿Ese es el mensaje que debo aceptar de los Soldados Espaciales? ¿Qué somos matones sin leyes? No tengo una venda en los ojos, sé que a veces se deben hacer cosas.. complicadas. Pero si los cimientos sobre los que subyace el prestigio y fortaleza de la Space Force fallan desde la base, ¿qué se puede esperar a continuación? —el eridiano apretó los dientes dejando entrever la rabia que le presionaba el pecho —. Y, a pesar de todo, me siento culpable por no haber hecho más. Y sostuve el ataúd de ese degenerado por tender puentes y fortalecer al grupo.. para nada. Siento que estoy fracasando y que.. quizá no sea este mi papel —sus últimas palabras le causaron cierta impresión, no se las esperaba. La inseguridad había salido a flote contradiciendo la férrea convicción con la que había estado actuando hasta ese momento, y es que por algún lado debía reventar.

Rutina en la nave

A Eylo le resultó muy fácil adaptarse a la vida en la estación. A pesar de toda esa tecnología, los principios básicos que regían la vida en el espacio permanecían inmutables y enseguida realizó un plan de rutinas al que se acogió de inmediato. A pesar de todo lo que tenía encima, estar en el espacio aliviaba su ánimo y le ayudaba a no dejarse someter a los pensamientos más oscuros de su psique.

Se acabó enterando que un grupo de sus compañeros acudirían a prestar atención a la peculiar forma de ver la lucha de Lesly Waist, por lo que se decidió a asistir también. La espiritualidad de la luchadora gustaba a Eylo, se preguntaba cuando parecidas podían ser sus creencias con las suyas, si se relacionaban o se tocaban. El eridiano no era un gran conocedor de la historia de su gente, pero sabía que los pioneros y colonos que llegaron a Eridani procedían, en su totalidad, de Marte, obligados a huir por los ataques skullreps. Entre los marcianos había mucha población oriental y de Oriente Medio, de donde él había heredado los rasgos, pero las creencias de tantas gentes terminaron mezcladas a lo largo de los siglos. Eylo no sabía nada de chakras, pero la forma en cómo Lesly se refería a ellos le recordaba, en cierto modo, a la espiritualidad eridiana, ¿quizá en algún momento fueron lo mismo? ¿quizá las creencias de Lesly era uno de los puntos de partida de las eridianas? A pesar de ser una persona espiritual, Eylo nunca se había preocupado por conocer los orígenes de sus creencias, quizá era momento de explorar esta faceta.

Mientras organizaba sus rutinas, y preparaba conversaciones con otros reclutas junto a Daya*, mandó un mensaje general para todos los miembros del Domo para quien no estuviera acostumbrado a estar en estaciones especiales.

Notas de juego

*La atemporal

Cargando editor
14/08/2021, 17:05
William P. Thompson

Mes 2. Día 7. Zona médica. Primera hora de la mañana

William estaba decidido a no llamar la atención y permanecer en un discreto segundo plano. La verdad es que la situación de Townhall con sus hijas le había llamado poderosamente la atención y algo rebullía dentro de él con ganas de actuar, pero al final pesaba más la inteligencia, siendo consciente de que habría tiempo para hacer algo llegado el momento. Así que había pedido cita con el psicólogo a primera hora de la mañana con intención de causar buena impresión. 

Acudió al nivel 3 mientras iba buscando la consulta 22, era la consulta donde tendría lugar la primera visita. No tenía claro que esperar, pues a fin de cuentas él era la razón por la que todos habían venido aquí. Llamó a la puerta con cierta timidez cuando llego su hora y entró cuando se le permitió. El lugar parecía agradable, incluso demasiado para lo que sería una consulta de un psicólogo al menos a ojos de Billy. Quizás tuviera alguna función adicional o simplemente que había mucho que tratar al respecto en el ejercito y por eso invertían más fondos en la salud mental de los pacientes, algo que veía bastante bien. 

- Buenos días, señor - Respondió Thompson de manera formal - Me llamo William, aunque muchos me llaman Billy. Como quiera señor - Continuó respondiendo. Sabía que era importante ganarse a aquel hombre, pues posiblemente su testimonio fuera relevante durante el juicio, o si no, al menos el informe que pudiera presentar. William aceptó el ofrecimiento del té con un leve asentimiento de cabeza - Uno de azúcar por favor - respondió elevando el dedo índice de la mano. Aceptó el siguiente ofrecimiento sentándose en el sillón que le indicaba. 

Los comentarios eran interesantes. Lo que pedía era que no le mintieran, pero había algo, sobre lo que pasó con Kurik que desde luego no podría contar, al menos, no si esperaba mantener la cabeza sobre los hombros. La pregunta de porqué estaba ahí, le resultó un poco vacía, era evidente el por qué. - Bueno... han pasado cosas muy serias en el Domo... ya las conoce - No tenía claro que si lo sabía realmente o incluso si sabía todo... - Intento de violación, agresión, una compañera muerta por los skulls, una compañera con heridas de gravedad y yo mismo he matado a un compañero cuando le vi disparar a la compañera herida de gravedad... - Lo había soltado todo con rapidez, en parte porque no quería ahondar mucho en ello, por lo doloroso que era, pero también para ver hasta donde sabía y según lo decía, por lo apesadumbrado que se sentía al volver a mencionar todo. Parecía que no estaba satisfecho con la breve descripción de los hechos, así que tomó aire, un sorbo de té y procedió a relatar lo ocurrido. 

- El recluta Kurik, trató de violar a la recluta Lizza. Consideraba que el hecho de que su padre fuera militar conseguiría que se librara de cualquier posible castigo por ello. Ella hábilmente consiguió inventar que su padre también lo era, así que consiguió que se conformara con tocamientos forzados y una paliza que la dejó marcada por todo el cuerpo. Ella me lo contó, o quizás se lo sonsaqué, ya que estaba muy distinta después de aquello, quizás hubiera sido mejor no hacerlo, ya que además Kurik le había amenazado con que si contaba algo de aquello la mataría. Cuando descubrí lo que había pasado, hablé con el resto de los compañeros para hacer algo al respecto - Había contado aquello tantas veces que debería hacerse más fácil cada vez... pero no, no era así. La rabia que sintió en aquel momento, recordando la cobardía mostrada a la hora de tomar decisiones regresaba... Hizo un gran esfuerzo por serenarse, comprendiendo que aquello no sería bueno para él. - Nadie quiso unirse para hacer nada, nadie quería involucrarse, sólo Sarah Castle, la compañera que murió en la batalla fue la que quiso hacer algo. Le retó a un combate en el ring, acusándole por lo que había hecho, pero no sirvió de nada y nadie hacía nada - Sentía de nuevo la impotencia de aquellos momentos. Posiblemente el doctor ni siquiera estuviera preguntando por aquello, pero Billy necesitaba soltarlo. Lo había comentado con algunos, pero esa rabia seguía comiéndole por dentro... era el inicio de todo lo que vino después y la historia, sin conocer el inicio carecía de sentido. - Fui conociendo más a algunos de los compañeros, al menos cuando había tiempo. Sarah, era una gran chica, desde luego la mejor de todos los que estábamos allí. Había unos cuantos con los que me llevaba bien, aunque en cualquier reunión, Kurik aprovechaba para ir minando a Lizza. Atacándola verbalmente, despreciándola y aunque yo siempre intervenía ayudándola, el resto seguían mirando para otro lado... supongo que eso hizo que ella se viera más sola, abandonada e hiciera lo que hizo. Sarah, la mejor de todos cayó en aquel combate. Yo disparé a Kurik cuando le vi disparar a Lizza y lo maté. Lizza recibió un disparo en la cabeza que le ha dejado con secuelas para siempre y al parecer fue ella la primera que disparó sobre Kurik... Parecen bastantes cosas si, para no llegar al mes y medio de estancia en el Domo... - Había narrado lo que pasó de manera que pudiera entenderse que él no había visto disparar a Lizza, el informe que entregase el doctor sabía que podría tener bastante peso y lo último que debería hacer sería confesar.

Notas de juego

No he querido concretar la hora, por si coincidía con alguien. Siendo a buena hora por la mañana ya me vale. 

Cargando editor
14/08/2021, 17:19
Daya Banerjee
Sólo para el director

Mes 2. Día 7. PEC. Resumen día 6 y 7.

Nunca hubiera pensado estar aquí hoy. Más de año y medio antes de tiempo, ayer llegamos al PEC. Solo tienen el placer de estar aquí los que han sido aceptados por la Space Force con plenos derechos pero nosotros, con ni tan siquiera tres meses en el Domo, hemos tenido el privilegio de subir aquí. Para algo que no nos agrada, bien es cierto. Algo amargo y triste y que decidirá si nos quedamos con un compañero menos o William seguirá teniendo la oportunidad de seguir con nosotros y terminar su formación.

Ayer fue un día extraño. Después de una noche plagadas de esas pesadillas que me acosan todas las noches y de escuchar el Eagle de Frank despegar y perderse en el cielo antes del amanecer, todo comenzó a coger velocidad por momentos. Nos repartieron comunicadores, algo que, al igual que subir al PEC, solo nos correspondería en el caso de pertenecer oficialmente a la Space Force y, al subir a la Starliner que nos traería aquí, el Teniente Townhall pidió que Einar y yo fueramos en cabina para que el hermano de William pudiera evaluar nuestra aptitud para el desarrollo de las prácticas de vuelo que tendremos en el futuro. Piloté la nave hasta el PEC. Todo fue genial, pero tengo que practicar más el cálculo de trayectoria y la aproximación a cuerpos celestes para aprovechar su tirón gravitacional y usarlo a nuestro favor, ahorrando combustible. Es algo que me explicó el Capitán Thompson, pero tengo que volver a repasarlo e interiorizarlo. Espero que, durante el tiempo que estemos en el PEC, me permitan usar uno de sus simuladores para ver este tema y algunos aspectos más de las Starliners que aún no he tenido que usar, pero que hay que conocerlos para pilotarla con confianza.

El PEC es impresionante desde fuera. Es una obra de ingenieria increíble. Desde dentro no se queda corto tampoco aunque pierdes la sensación de enormidad que sientes desde el exterior.

Mi habitación es enorme, silenciosa y... opresiva porque me siento sola. Lo único bueno es que tengo una enorme ventana panorámica al exterior y si apago todas las luces de la habitación casi parece que estoy flotando ingrávida en el exterior. Pero siento que no puedo compartirla con nadie. A Hamza le encantaría estar aquí y disfrutarla, nos tiraríamos horas hablando sobre lo que se ve desde aquí. A la abuela también. El resto de mocosos armaría tal revuelo aquí estoy segura que recibiríamos las quejas de las habitaciones contiguas. Pero ninguno está conmigo. Y Frank está igual de lejos que ellos.

Nada más llegar mi cuerpo y mi mente reaccionaron de forma natural. Me quedé profundamente dormida y solo el vibrar el comunicador me sacó de mi sueño. Era un mensaje entrante de Frank, que ya tiene mi código de contacto. Al poco, me confirmaron también mi cita con el psicólogo y aproveché para mandarle un mensaje a Duncan, con quien quería hablar para aclarar mi presencia en la enfermería y a Leslie, ya que había escuchado que iba a dar clases en el zona de entrenamiento por las mañanas. No es que tenga especial ganas de hacer ejercicio, pero puede que me ayude a dormir y, si ella va a enseñar lo que creo, me vendrá doblemente bien pues utiliza mucha de las técnicas que yo en la meditación, así que no me será de todo extraño. Además, si aprendo algo que me sirva para defenderme, me vendrá bien. No voy a pretender dejar ko a nadie, pero quien sabe cuando puede aparecer un nuevo Kurik en mi vida. Cualquier técnica que me ayude a protegerme será bienvenida, protegerme de los humanos porque ningún ataque cuerpo a cuerpo podrá contra un skullrep, eso lo tengo claro.

Hablé con Duncan sobre la enfermería. Tengo que pensar sobre lo que me dijo y ver hasta donde puedo comprometerme. Es algo muy delicado y mi conciencia es demasiado poderosa como para poder dejarla al margen en ciertas ocasiones. Entiendo su postura, pero también entiendo la mia, el problema es que ambas chocan en un punto sutil pero que, a la vez, es demasiado importante como para ignorarlo. Es una decisión moral compleja que nunca se me había planteado desde su punto de vista. Tengo que pensar sobre ello.

Eylo me citó para asignarme mis obligaciones en mi nuevo puesto, responsalidad, cargo... que cada uno lo llame como quiera. Para mi simplemente significa que tengo que ayudar a que el Domo funcione, a que trabaje unido, a que nos movamos como un engranaje perfecto contra el que no puedan las adversidades naturales e impuestas que nos adjudiquen como parte de nuestra formación. Estuvimos hablando un buen rato, pero no fue dificil ver los cambios que han producido en él las nuevas responsabilidades que le han asignado los mandos. Es el mismo pero, a la vez, ha crecido como persona, como soldado, mucho más rápido que los demás. Espero que el resto lo puedan ver y quieran parecerse a él en el sentido de lo que siente por estar aquí. Eso facilitaría mucho las cosas y animaría a muchos a seguir su ejemplo.

Para la cena subimos al nivel de las cocinas y el comedor, nos sentamos como siempre, los mismos compañeros, Einar, Yum, Evan, Martin... pero a la vez nos buscabamos todos nosotros, todos los reclutas del Domo 12. Mientras todos hablaban, comentaban cosas del comunicador y bromeaban, estuve observando a los hombres y mujeres que estaban con nosotros en ese comedor, verdaderos Soldados Espaciales. Su forma de llegar, recoger la comida, sentarse y hablar. Los distintos galones que portaban, muchos conocidos y otros que era la primera vez que veía y que tuve que buscar en mi comunicador para situarlos correctamente en la jerarquia. Vi aparecer un grupo de muchachos portando una insignia en el uniforme que me llamó la atención por que la reconocí al instante. Pilotos. No les quité el ojo de encima durante todo el rato que coincidimos allí. Con suerte, algún día, serían mis compañeros. Me sorprendió no ver a ninguna chica con ellos, quizás no había podido venir ese día, quizás no había en esa escuadra y sí en otras, quizás no había pilotos chicas en el PEC12. Algún día lo sabría. Estaba decidida.

Después de la cena me retiré pronto, quería descansar bien esa noche o, por lo menos, intentarlo. Después de las seis horas de vuelo supervisada por el Capitán Thompson estaba cansada y no sabía que nos depararía el día siguiente. Estuve tentada de llamar a casa pero al hacer el cáculo de la hora que sería en Innum en ese momento vi que estarían todos durmiendo pues era mucho más tarde de media noche. Al día siguiente llamaría, una vez hecho el cálculo del desfase horario, era más fácil encontrar un hueco adecuado.

 

Y aquí estoy, mirando por la ventana de mi camarote y observando las estrellas. Aún es demasiado temprano para que se vea mucho movimiento de naves en el exterior pero llevo despierta ya un buen rato gracias a una de esas deliciosas pesadillas que no consienten en dejar que duerma tranquila. En media hora comienza la formación de Lesly así que es hora de que me vaya moviendo para llegar a tiempo. Después desayunaré y visitaré al psicólogo, quien espero que me pueda dar algunas pautas para volver a ser la que era antes del ataque de los skullreps. Creo que sí me podrá ayudar, solo espero que sea bueno y cercano como nos dijo Vinda, eso facilitará mucho las cosas.

Y después ya veremos como se desarrolla este segundo día en el PEC....

Cargando editor
15/08/2021, 01:21
Gerald Target

Mes 2. Día 7, 08:00. Zona médica. Psicólogo

Noor había cumplido con creces, y ya no solo porque le diera la paliza de su vida corriendo, sino porque no había hablado ni tratado ningún tema incómodo, tal y como él le pidió por el comunicador, demostrando que podía ser muy solícita cuando se lo proponía.

Keira parecía encontrarse en perfecto estado, quizás algo más nerviosa de lo habitual, pero no solo estaba bien atendida sino que las heridas de su abdomen se notaban mucho mejores. Estaba claro que en el PEC había sustancias que permitían una rápida cicatrización, material que, posteriormente, podía indagar de qué se trataba.

- Duncan McCarthy... Sí, sí, pase... No se quede ahí hombre... - Le invitó a entrar y a ponerse cómodo - Vaya, afasia postraumática... ¿Le resulta molesto hablar de ello? ¿O lo ha normalizado como una rutina más? - Indicó haciendo referencia a su comunicador - Zona de confort.... Si no mejora en su problema es porque quizás, se encuentre ya cómodo con la situación, asumiendo que no puede cambiarla... Aunque de hecho, sí se pueda. Es un éxito haber conseguido el desbloqueo. Le apuntaré para que pueda entrevistarse con el logopeda y así recuperar el habla... - Hizo una anotación en su comunicador

Mientras el doctor iba preparando el té de McCarthy, con un terrón y sin leche, pues el té era verde, escuchaba los primeros comentarios del doctor con paciencia, sin intervenir hasta que el médico tomase aire y una parada para observarle, momento que aprovechó Gerard para posicionar la taza de té en la mesita auxiliar.

- En el Domo 12 las cosas no funcionan bien. La gente no está en el mismo equipo y usted no se encuentra en ninguno... ¿No se siente desplazado por ello? ¿Está cómodo entre sus compañeros?... - Preguntaba casi de forma casual mientras él mismo había tomado una taza de té para él, llevándola a los labios despacio, recibiendo la respuesta de McCarthy - Indiferencia y rechazo por sus compañeros... Permítame preguntarle, ¿quién es la persona de su Domo en quien más confía?... Quizás esa persona sea clave para llegar a acercarse al resto de sus compañeros. Normalmente cuando alguien se aísla es porque se cree ser muy distinto a los demás. Si quiere un consejo, hable con aquellas personas que en su momento le rechazaron, intente ponerse en su situación y pídales que hagan lo mismo por ti. Quizás de esta manera puedan llegar a entenderse....

Hubo un comentario que arrancó una sonrisa de labios del doctor, el cual asintió con la cabeza ante la duda de cómo podía saberse si se estaba hecho para el ejército.

- Te apuntaste con un propósito, y por lo que me cuentas es ayudar a los demás. Y ese objetivo sigue vigente, solo que has encontrado las primeras dificultades... Yo no puedo decirte si vales o no para estar en la Space Force, es algo que debes decidir tú mismo... Quizás debas plantearte, ¿haces bien quedándote? ¿Ayudas? ¿O perjudicas al resto?... Una persona no siempre tiene en su mano salvar el mundo, pero si cierras la herida de alguien que puede ayudar a otra persona, quizás así entiendas que fuiste necesario, aunque sea indirectamente... - Sonrió con benevolencia - Tus dudas son muy comunes Duncan, tienes miedo de fracasar, pero un médico nunca lo hace si salva una vida. Ahora eso sí, las personas somos complejas... Si quieres ayudar a la gente que te rodea en el Domo, quizás debas posicionarte y siempre mirando el bien general. Habla con tus compañeros, empatiza con ellos, conóceles y no solo como pacientes, involúcrate en las personas y sigue dando pasos... El tiempo te dirá si realmente es o no tu sitio.

Cargando editor
15/08/2021, 01:22
Brigada Alice Arkest

Mes 2. Día 7. Hora 9:00 a.m. Zona médica. Psicóloga

Los pensamientos de René sobre las creencias de Benedict suscitaban muchas dudas en su interior, tantas que estuvo un buen tiempo razonando para encontrar soluciones, tras mucho pensar en las preguntas que se auto planteaba. ¿Por qué Dios había salvado a los hombres? Si René tuviera que hacer eso con alguien sería por una persona a la que quisiera, y claro, eso encajaba con el Dios amoroso que Dickens aseguraba que era. ¿Y por qué mandar a su hijo? Había una película antigua que se llamaba el Padrino, donde la familia lo era todo, por tanto ideal mandar a alguien de su completa confianza. ¿Y por qué no hacer que todo fuera más fácil con un chasquido de dedos? Quizás porque para valorar lo que se tenía, previo era perderlo, como su propio padre, ¿dónde estaba?

El entrenamiento con Lesly había sido fluido. La mujer se había centrado en algunas posturas básicas de Kung Fu, así como ciertas técnicas de ataque y esquive, mientras marcaba mucho la respiración para que sus compañeros le siguiesen. Puede que aprendiera más o menos con ella, pero desde luego, mantenía la mente ocupada.

Y ahora tocaba llegar hasta la consulta de la psicóloga, una mujer hermosa, si no fuera por la frialdad que destilaba. La fémina observó al natgrewniano de la misma manera que un científico observaba un cobaya, con clara intención de estudiar sus movimientos, determinando la fémina que René era bastante sumiso, puesto que cumplió la primera orden impuesta sin preguntar absolutamente nada.

El joven firmó el documento sin leerlo, un error de quien no tenía conocimientos amplios de lectura - No sabes leer, Carracci. ¿Y firmas los documentos? - No parecía extrañada, pero era la voz de una mujer que reñía solo con la mirada - Probablemente, esa costumbre la pierdas conmigo - ¿Era una promesa? Sonreía. Inquietaba.

Cuando el joven arrancó a explicar los motivos por los que allí estaba la mujer le escuchó con atención, dispuesta a intervenir en la primera oportunidad que se le presentase.

- ¿Viste morir a una amiga? ¿O a una compañera? Son dos cosas distintas... Y la ves en tus pesadillas porque no tienes la conciencia tranquila. ¿Por qué? ¿No hiciste nada por ayudarla? - Las explicaciones vinieron dadas a continuación - Fallaste con las armas y por eso murió. Se hizo un silencio muy incómodo - Dijiste que era amiga tuya. ¿Por qué dices ahora que no la conocías mucho? Y ahora dices que no la conocías casi nada... - Mueca de disgusto - Te dije que no me mintieras - Advertencia en la voz - Vaya, parece que hubieras preferido que otra persona hubiera muerto en el lugar de Sarah... ¿Es eso Carracci? ¿Querías que otra persona muriese?

El tono de su vos era imperativo - No, no lo olvido, recluta. Te sientes culpable por la muerte de una mujer a la que posiblemente hubieras podido salvar si hubieras sido mejor con las armas. ¿Sabes qué significa eso, cadete? Que te mereces un castigo y no, no es la muerte lo que debes encontrar, es que alguien te inflija un dolor físico proporcionado al de tu alma - Le miró muy seria - Necesitas expiar tus culpas - Señaló su pared donde estaban las fustas y los cinturones - Esto es bastante sencillo, te bajas los pantalones y te inclinas sobre la mesa...

Dejó un tiempo para que procesara la información. Lo normal a esas alturas de la sesión era negarse a ello. Algunos incluso intentar salir de la sala, pero la puerta había sido cerrada y la única forma de escapar de allí, enfrentándose directamente a la rubia mujer.

- Bien, te explicaré porqué te pido eso... Necesitas pasar vergüenza, por eso quiero que te bajes los pantalones y recordarte a ti mismo que te has equivocado. Los golpes sirven para que físicamente y cada vez que te sientes, mantengas en la memoria que ese es tu castigo por Sarah Castle. Voy a azotarte a diario, René Carracci, hasta que tu deuda con esa mujer se haya cumplido - Los ojos azules y fríos de Alice se clavaban en su piel - ¿Dios?... No existe, es un cuento que se ideó para que las personas tuvieran esperanza, un recurso de minorías para controlar que se comportaran según unos cánones instaurados... ¿Prefieres fusta o cinturón?... Empezaremos ligero, diez azotes por mentirme y otros diez por Sarah.... Con veinte seguramente hoy comas de pie... Vamos, levántate y bájate los pantalones... - Señaló la mesa sin contemplación alguna denotando lo fría que era.

Cargando editor
15/08/2021, 01:22
Gerald Target

Mes 2. Día 7. Zona médica. Psicólogo

El doctor Gerard Target, psicólogo de profesión, era un hombre particularmente amable. Su mirada y formas a Jim se le antojaban como las de un abuelo que espera fervientemente la visita de sus familiares.

- Oh, ¿le gusta la combinación? Es algo sencilla, sin muchos matices de personalidad, intento que no desagrade a nivel general pero que tampoco impacte más de lo necesario, porque la sobre atención puesta en el escenario puede hacer que las palabras sean menos valoradas y claro, aquí lo importante es lo que se dice... - Comentó el varón con sencillez, hablando con claridad sobre la intencionalidad del sitio.

Gerard asintió a Foster cuando le dijo su nombre - Jim, perfecto... Dice que todo el mundo le llama así, intuyo que se siente a gusto con su nombre y que usted misma es quien marca el cómo han de denominarle y no al revés... - Tanteaba la capacidad de la muchacha de tomar determinaciones por sí misma.

La conductora se acomodó en uno de los silloncitos, aceptando una taza con la mitad de su contenido en té, la ofreció a su interlocutora y Target tomó asiento frente a ella, tras haberse servido una taza humeante con esa misma bebida.

- Acabas de decir que si no sientes de la misma forma que los eridianos, pues se hace mal... - Miró con interés a la mujer antes de preguntarle - ¿Y quiénes son esos eridianos? ¿Cómo sienten ellos?... - Miraba a la mujer con curiosidad, intentando averiguar cómo se sentía - Nadie le felicitó cuando hizo algo bien y reconoce que se le soltó la lengua. ¿Qué dijo? ¿Por qué sus palabras molestaron a sus compañeros? - Intentaba comprender aquellas informaciones superficiales puesto que el psicólogo no tenía informaciones específicas con las que poder incidir en sus palabras, solo conocimiento general de lo vivido.

- Veamos, deduzco que dijo usted algo y sus compañeros no se lo tomaron a bien. Ese tipo de conflictos es muy común, se basa en la empatía, a veces un comentario no afecta a los demás y puede que las mismas palabras a mí me hieran. La solución tiende a ser sencilla de entender y compleja para practicar... Habría que pensar muy bien lo que se dice y delante de quien se hace, con cuidado de no ser inoportuno y fijarse muy bien en el rostro de la persona por si encuentra rasgos de enfado o molestia en ella - Hizo un par de muecas con la cara, como si fuera de disgusto, de esa manera exponía visualmente lo que intentaba transmitir. - También es importante saber disculparse, existen juegos de rol para eso, donde te reúnes con personas a las que se afrentan y la situación mejora mucho... Dígame usted... ¿Quién es la persona de todo el Domo con quien peor se lleva? ¿La qué peor le cae? ¿Ese tal Eylo?

Que Jim reconociese que venía de un mundo individualista hizo que el hombre asintiera con la cabeza, comprensivo - No te preocupes, el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación. Si los demás saben vivir en comunidad. ¿Por qué no tú? Llevará tiempo y paciencia por parte de todos, pero tendremos que conseguirlo, ¿verdad Jim? - La última frase de Foster hizo que el hombre sonriera y llevase la taza de té a los labios para degustarla, despacio - Yo no opino, Jim, yo solo intento encauzar lo que vosotros decísAporto ideas de posibles soluciones y conforme a estas debemos ir probando para que la situación mejore... De entrada, me gustaría que tuvieras una reunión con esa persona con la que te llevas muy mal, para ver vuestros conflictos desde la raíz.

Cargando editor
15/08/2021, 01:23
Gerald Target

Mes 2. Día 7. Zona médica. Psicólogo

La piloto había saludado al psicólogo con educación, la misma que el hombre mostraba con sus palabras y gestos, denotando que le agradaba mucho la presencia de la fémina. Le obsequió con la taza de té y él mismo se preparó una para acompañar a su interlocutora con la bebida.

- Bueno, a mí me han dado datos sobre los sucesos acontecidos, ideas generales de lo que sucedió ahí abajo y que ha sido recogido en los expedientes... Luego es cierto que algunos compañeros han hablado y comentado detalles que no sabía, pero es curioso, por más que yo sepa lo que pasó, lo importante es que cada uno de vosotros avance con la "percepción personal" de lo sucedido... Porque lo que tú has vivido, no es lo mismo que ha vivido el recluta de tu lado, aún estando ambos ante la misma escena... - Dijo con la mejor de sus sonrisas - Sí, sé que también se ha ofertado sesiones con Alice. Ella y yo no trabajamos muy distinto... Pero bueno, cada persona deberá tomar sus preferencias...

Y dicho esto bebió de su té y escuchó atentamente las palabras de Daya, siendo muy respetuoso con los momentos de charla y de silencio.

- Pesadillas de noche, son todo un clásico en psicología, el miedo a la pérdida, al enfrentamiento y a la muerte... Todo eso tiene solución y se puede encauzar. El cansancio provoca esa sensación de dejarse llevar, de pensar que se va más lento de lo normal y tener ideas negativas todo el tiempo... Para solucionarlo debe crearse rutinas de sueño, tomar una cena ligera, leer un libro o practicar meditación antes de dormir. Le recomiendo que durante el día haga deporte y hable con sus compañeros, de sus progresos, de sus miedos, de sus sueños... Hable... Conectar con las personas nos hace aferrarnos al mundo... Y por si acaso lo precisa, le recomendaré media pastilla sedante durante tres días... Después de ese tiempo, tendrá que comenzar a intentar descansar correctamente. No es bueno abusar de medicación, pero dormir menos de lo adecuado en un sitio con armas es algo peligroso. Espero que lo comprenda...

Gerard Target asintió levemente a la mujer comprendiendo cual era su siguiente problema. Exponer a sus compañeros a la muerte era algo complicado de asumir.

- No podías saberlo. Nadie lo hubiera podido intuir, ni siquiera los mandos. El Domo 12 siempre ha sido un sitio seguro, ataque de skulls cero. Si nos dejamos llevar por ese miedo nunca saldríamos a la calle, ni nos relacionaríamos con los demás, caparíamos nuestra vida por no exponernos ante el enemigo... ¿Eso no sería una manera de dejar ganar a los extraterrestres?... - Planteó la cuestión, mirándola con tranquilidad y una ligera sonrisa - Tendréis que cambiar hábitos. En el futuro tendréis que acotar el perímetro y defenderlo, pero no dejar de salir a ver las estrellas si eso es algo que particularmente te hace feliz - Le dijo con una actitud paternal - Y si quieres ver un firmamento espectacular, el observatorio que está en el nivel 1 te va a encantar y es de libre acceso. Te animo a que no te lo pierdas y que esta noche pienses en algo, muchacha... - Le tomó una mano con delicadeza, siendo muy cercano - Las cosas propuestas con bondad pueden salir bien o mal, no depende de ti, por eso no puedes arrepentirte de ello... ¿Y si me invitas a subir al observatorio, tropiezo por la escalera y me mato?... ¿Serías una asesina? ¿Sería tu culpa?.... No, las circunstancias a veces nos llevan por derroteros incontrolables. Bloquea los pensamientos negativos con un muro blanco, siempre que haya algo que no te guste, solo en tu mente debe haber un muro blanco - Y señaló una de las paredes blancas del despacho - Al principio cuesta mucho, pero es un ejercicio para gente tozuda.... - Otra sonrisa más y mucho más enérgica cuando la mujer pidió otro - ¡Por favor! ¡Los que quieras!... - Y le sirvió otra taza sin azúcar - ¿Qué te hace feliz, Daya? Además de las estrellas... ¿E infeliz? ¿Hay alguien en el Domo con quien te lleves muy bien? ¿O muy mal?... - Le preguntó curioso, era casi como charlar con un abuelo.