Partida Rol por web

-Es una expedición de caza. Puede que sean bestias capturadas o tal vez pretendan liberarlas en algún planeta virgen y darles caza.

Meditó un momento. 

-Puede que valgan algo pero será una mercancía complicada de colocar. Y seguramente no les haya sentado bien la radiación. Lo decidiremos cuando tengamos la nave bajo control. "Doble", proceda. 

- Buen trabajo, V. – agradeció por el comunicador aun sin querer usar nombres reales por si acaso.

Tomo posiciones frente a la puerta agachado para devolver el fuego si los dos individuos al otro lado estaban esperándolos con la sana intención de defenderse. Espero a que todos tomaran sus posiciones y le hizo un gesto a Darko para que procediera con la apertura de la puerta.

La compuerta estanca se abrió de forma automática al fin. Darko dio un paso adelante. Su imponente presencia, combinada con un fusil que parecía más bien un arma de asedio, debió impresionar bastante a los dos tipos que esperaban al otro lado. Quizá incluso se creyeron de verdad que los acababan de disparar unos aslan, aunque la morfología humana y aslan era bastante diferenciada.

Ambos parecían humanos. Llevaban puestos sendos trajes de vacío, similares al que llevaba Drako, y tenían los brazos en alto. 

- No disparen, nos rendimos. - dijo uno de los dos hombres, con una voz temblorosa y un acento típico del sector Deneb (*)

No parecían ir armados.

Comencé a observar los datos e intentar hacer memoria, para ver si la información me cuadraba con algún tipo de especie u organismo similar que hubiese tenido la oportunidad de estudiar. Empezó también a contrastar lo que tenía con las consultas a la base de datos de la nave...

-Señor-dirogiendome a Malta pero sin decir su nombre-Si le parece oportuno me quedare con estos dos tripulantes mientras asegura el resto de la  nave con la escuadra.

Mientras no dejo de apuntar a los dos tripulantes.

- Gracias, D. – le contestó sin girarse a él y sin dejar de apuntar a los dos tipos.

- R. avance y busque una jaula libre para encerrar a estos dos. – ordenó a Valdés.

- Ustedes, quítense los cascos y déjenlos en el suelo – no quería tener sorpresas de que tuvieran armas escondidas debajo

Abriendo el armario a mi derecha me aseguro que no hay ningún tipo de armas en él. Luego encañono a los dos hombres y les hago un gesto inequívoco con mi fusil para que entren en el cuartucho. Una vez dentro, y antes de cerrar la puerta les digo, Colocaré una granada sin espoleta justo tras la puerta, como intentéis abrirla por la fuerza volaréis por los aires y tras eso cierro la puerta. A ver si cuela. Luego, mientras sigo apuntando hacia la puerta le hago un gesto a De Bligh mientras digo, La cerradura. Y aguardo cubriendo la puerta a que haga su parte del trabajo.

Los dos tipos se apresuran a seguir las órdenes de los piratas. Se quitan los cascos y los dejan en el suelo. Podéis ver que son un hombre y una mujer, ambos de unos treinta años. No parecen encontrarse muy bien, pero no podéis determinar si será por el miedo que les provocáis o porque hayan sido afectados por la radiación.

Cuando Roberto abre el armario de los trajes de vació y les ordena que se metan dentro, los dos tipos se apresuran a obedecerlo, sin dejar de mantener las manos en alto.

- Tranquilos, muchachos. – les dijo Malta parándolos antes de entrar en el armario – Ya habrá tiempo para meterse en el armario o en otro sitio.

Le hizo un gesto con la cabeza Darko.

- O. regístralos. No quiero sorpresas más tarde. – le ordenó.

Le hizo otro gesto a Valdés.

- Ve a revisar esas putas jaulas y ya veremos después si los metemos en una de ellas o en el armario de la limpieza. Una vez registrados. – le ordenó con un tono más firme que antes.

Se volvió a dirigir a los dos tipos de la nave.

- ¿Qué hacíais aquí los dos con los trajes puestos, chicos? – les preguntó y con otro gesto de cabeza a Pavel le quiso indicar que le daba pie a hacerles más preguntas si lo consideraba procedente antes de encerrarlos. Al fin y al cabo al cabronazo que se le daba mejor pensar era a aquel del que no se fiaba.

Ante la insistencia de Mark suelto un sonoro bufido y me abro paso hasta el otro lado de la exclusa que da a la sala contigua, sin dejar de apuntar con mi fusil. Luego cruzo la sala y abro la compuerta que da a la zona de carga. Qué necesidad hay de mirar a estos animales cuando arriba están todos esperándonos, pienso mientras oteo la enorme zona de carga.

Mark, Pavel y Darko

Los tipos se detienen antes de seguir avanzando hacia el armario. Ante la pregunta de Mark, los dos se miran y el hombre habla. - La Capitana nos ha enviado aquí a recibir a los... señores Aslan. - El tipo parece dudar antes de seguir hablando. Probablemente porque no parecéis para nada unos Aslan. - Los trajes nos los hemos puesto al ver que estábamos siendo atacados con un cañón de partículas. - Los trajes de vacío ofrecen protección contra la radiación, y puede que los tripulantes al menos se hayan decidido a ponérselos, si no después del primer cañonazo, después del segundo.

Roberto

La primera puerta que Roberto abre le lleva hasta una sala adornada con todo lujo. Hay una enorme pantalla de holoproyección en una pared y una compuerta de cristal cerámica en la pantalla opuesta, que da al espacio. Probablemente para usarla como mirador en las cacerías. El resto del lugar está ocupado por sillas barrocas, mesas ricamente decoradas y otros cachivaches de los ricos.

Roberto cruza la habitación hasta llegar a la puerta que lleva a la gran bodega de carga. 

Cuando entra, lo primero que le llama la atención es el olor. Un olor a animales, excrementos y... sangre. La bodega está ocupada por grandes jaulas en las que se puede ver bestias cuadrúpedas moviéndose de un lugar a otro, nerviosas. Algunas empiezan a rugir. Una se lanza sobre los barrotes de su celda, mordiéndolos. Roberto, instintivamente, apunta hacia allí.

Entonces, escucha un ruido al otro lado. Se da la vuelta justo a tiempo de ver que dos de las jaulas están abiertas... y notar un movimiento por el rabillo del ojo.