Partida Rol por web

El chico sonrie ante la respuesta de Mery, pero el sabe que nunca será completamente suya, nunca lo será. Ella era una persona libre y sin esa libertad, no sería la Mery que el conoce.

Lentamente, hace que la capitana se recueste sobre la cama, mientras el se acomoda a un lado, con su torso casi encima del de ella. En esa posición, sus manos comienzan a acariciar su cuerpo con dulzura, mientras sus labios comienzan a besarla, comenzando primero por el cuello, intercalando algún mordizco entre cada beso.

Lentamente, sus besos van subiendo de intensidad, hasta que llegan a la oreja de la capitana, a la cual comienza a recorrer con la punta de su lengua, buscando cada rincón, cada surco...

Mery correspondía todas las caricias, disfrutando del cuerpo del chico, de cada zona, de cada rincón íntimo...Con cada beso en su piel, la capitana se estremecía, ahogando leves jadeos que no conseguía apagar cuando sentía un mordisco, incluso momento que no sólo un jadeo salió de sus labios. En los más apasionados, Mery atraía el cuerpo del chico hacia él, pegándose, sus caderas, torsos...

Con el aumento de intensidad, Mery se sentía más inquieta, incapaz de quedarse sin hacer nada, recorriendo de nuevo el cuerpo del chico. Con el contancto cálido de la lengua en su oreja, Mery arqueó levemente la espalda pero sin emitir sonido...

El pirata había encontrado lo que estaba buscando. Y para variar tenía esa sonrisa estúpida en la boca.

Markus desvió su caminar hacia donde peter se encontraba y se paró a escasos centímetros de él mirándolo con unos ojos que odiaban, desencajados. Tras dejarle entrever lo que iba a ocurrir a continuación, Markus le devolvió la sonrisa antes de empujarlo y soltar un puñetazo directo al rostro del reparador.

Las manos del chico recorrían el cuerpo de la capitana por todos los sitios. No dejaba un lugar de su cuerpo sin acariciar y ahora, de besar. La ropa ya le estaba resultando incómoda, por lo que se quito la camisa y los pantalones, quedando en ropa interior sobre la capitana.

Después, empezo a juguetear con su ropa, quitándosela lentamente, sin dejar de besarla.

Peter recibe el puñetazo en toda la mandibula, lo cual lo hace caer al húmedo suelo del muelle, dando un par de vueltas por el suelo. El marinero está completamente atontado, el puño de Markus ha sido certero.

El pelilargo intenta levantarse, pero se encuentra mareado. Escupe al suelo lo que parecen ser un par de dientes mientras sacude la cabeza intentando recuperar la verticalidad.

¡¿Qué cojones estás haciendo aquí, Peter?!. Preguntó Markus de un grito al tiempo que propinaba una patada al Marinero mientras éste se trataba de incorporar.

La capitana se movía con las caricias, disfrutándolas. En cuanto pudo, recorrió la piel desnuda del chico, placenteramente. Se centraba en el cuello del chico, devorándolo a besos apasionados y algun lleve mordisco.

Se le escapaban risitas nerviosas cuando el chico jugaba con su ropa y le besaba la piel a veces, produciéndole un leve cosquilleo. En cuanto podía, atacaba a sus labios, deleitándose con su sabor...

Se compaginaba con Charly, facilitándole la retirada de la ropa al mismo tiempo que ella provocaba empezando a despojar del chico lo único que le quedaba de ropa.

La capitana respiraba agitadamente, recuperando el aliento. Miró al chico a su lado, apartándole el pelo de la frente. Le beso con cariño un intanto y se apoyó en su hombro.

Sí, ya eres un hombre... Bromeó divertida, acariciándole el torso.

Charles te mira asombrado...

¿Tanto se me ha notado?

Después comienza a reirse con fuerza.

El marinero recibe la patada en una de sus piernas, pero ahora ya no se encuentra mareado y desde el suelo, intenta golpear la entrepierna de Markus, dejando detrás toda amabilidad.

El puño de Peter se mete en la entrepierna del marinero, pero el golpe falla por poco y solo logra golpear el interior de su muslo, haciendo que pierda un poco el equilibrio.

Sonríe alegre, encantada de ver así a Charly. Le acaricia una mejilla, sonriéndole.
Tienes una pasión que muchos pierden con el tiempo...Ha sido mejor de lo que puedas creer, cielo.  Le guiñó un ojo.

El pirata volvió a soltar un derechazo al rostro de Peter.

Te he preguntado que qué coño haces aquí. ¡Responde, maldito bastardo! Dijo Markus, todavía furioso y con el conocimiento de que no tenía por qué ser un combate limpio.

Pues que sepa, mi Capitana, que recordaré este momento para siempre. Te dice mientras te hace un saludo pirata mientras te vuelve a besar.

Ahora me imagino que te irás, ¿no?

Necesitaría un paseo para aliviar este calor... Se abrazó al chico extrañamente para él, incluso para ella, en modo mimosa, en busca de cariño. Si me quedo...¿Voy a encariñarme demasiado de ti? Le mira algo triste. Realmente ambos sabían que ella había nacido del viento, el mar y la libertad, y que no quería estar atada a nada...

El golpe que recibe Peter, hace que su cabeza gire hacia atrás, golpeándose contra uno de los hierros de las amarras y quedando allí inconsciente.

Podemos salir a dar una vuelta si quieres, pero aquí, entre tus brazos, tus rizos y tus... Bueno, que aquí estoy muy bien. Te dice mientras te acaricia el pelo con delicadeza.

Las dos muchachas se acercan al muelle hablando y riendo como si fueran viejas amigas. A lo lejos, pueden ver la figura de un hombre que bajo la luz de los farolillos, parece ser Markus.

Markus está a lo que está, y no repara que las dos señoritas vienen caminando solas por el muelle.

Qué poco aguante... Dijo mientras escupía cerca del cuerpo inconsciente de Peter. ¿Sabes? Me has sido de lo más útil, pero no me has respondido... y te prometo que vas a hacerlo conforme despiertes.

Raven agarró al reparador por la ropa y lo arrastró por el suelo hasta dejarlo recostado contra uno de los barriles que había por la zona portuaria.

Tras ello, tomó otro de los barriles y lo situó a unos metros de Peter. Markus se sentó allí enfrente, sin quitarle la vista de encima. Tenía mucho en qué pensar, pero tendría que calmarse por completo para no degollarle allí mismo e ir después a la taberna...

Elisabeth se acerca hablando junto a María. Ambas se dirigen al barco.

Pues descansemos hoy y mañana por la mañana visitaré el barrio alto de la ciudad para ver si puedo ofrecer algún tipo de servicio como institutriz o de lo que sea necesario. Sin llegar a ser extremistas, claro. Añade la última frase entre sonriendo para aclarar posibles malentendidos.

En ese instante vislumbra a Markus en el muelle.

Mirad... ¿no es aquel el contramaestre del Berenice? Pregunta poniendo suavemente una mano en uno de los brazos de María sin apartar la vista de la figura de Markus.