Partida Rol por web

Nada, Capitana. Dijo al tiempo que separaba su espalda de la pared y la miraba. ¿Donde vamos?

Quizás el resto sepan algo...¿Adonde fueron? Le observaba. estaba más frío que de costumbre...

No lo sé. Contestó Markus cayendo en la cuenta de que a estas alturas, sus compañeros estarían armándola en cualquier lugar. Fui a la parte trasera del local a conseguirte la información sobre el tipo del que hablaban los guardias y les perdí de vista a todos... menos a tí.

¿Has decidido pasar del aprovisionamiento del que hablabas?

Cierto...Pero a estas horas no lo se...Si podré hacerlo. Supongo que mañana por la mañana será mejor...Suspiró En fin, tienes permiso para lo que quieras... Le comentó sin mirarle y empezando a andar hacia el pueblo.

Pues vaya...la próxima vez me lo tomo con más calma...

Entonces te acompañaré. Dijo Markus echando a andar tras ella y situándose despues a su lado, caminando a su ritmo. Se abrochó los dos botones superiores de la chaqueta, pues parecía comenzar a refrescar conforme caía la noche y metió sus manos en los bolsillos.

Tras unos cuantos pasos en silencio, el pirata no logró reprimir más su pregunta. ¿Quien era tu acompañante, Mery?

La capitana le miró y siguió caminando.

Era Charles. No sé si tú le conociste. Éramos amigos de infancia, y al irme yo en barco le dejé el tierra firme. Él tendría....quince años quizás. Desde entonces que no le había vuelto a ver. Sus ojos aún eran los de aquél chico... Suspiró sonriendo de lado. El chico vino con el barco donde estaba Peter.

Siguió en silencio, caminando. Aún podía soportar el fresco.

¿Peter? Se sorprendió Markus. ¿Qué demonios hace él en Tortuga? Preguntó más para sí mismo que esperando una contestación de Mery.

Luego, con cara pensativa, trató de hacer memoria Charles... Charles... ¡Charles y Peter!
Si, le recuerdo, aquel crío que te seguía como una lapa allá a donde fueras. Comentó con un leve tono de rabia y disgusto.

Sonrió de lado sin saber que decir. Bueno, ahora ya sabes quien era.  Ha sido una sorpresa reencontrarlo... Por un momento, se incomodó. En fin, se bueno saber que todos estamos bien...

Miró al contramaestre, ¿realmente se había quedado indiferente?

Parece que estabais realmente bien... si me permites el comentario, Mery. Dijo directamente a la capitana, llamándola por su nombre, cosa que no había hecho todavía. Su tono era claramente molesto, pero en cierto modo, prefería jugársela en el atrevimiento antes que quedar con la duda.

Sí, claro... Hizo una pausa de apenas unos segundos... Pero estuve mejor contigo, Markus. Tras esto se limitó a morderse el labio inferior sin mirarle aún y apretó un poco el paso, incómoda por si éste la mirase.

Había aflojado la lengua...Pero qué importaba...

Markus posó su mano sobre el hombro de Mery cuando ésta apretó el paso para evitar que se adelantase en exceso y volvió a situarse a su lado, dejando su mano allí unos instantes. Poco se nota... murmuró el chico en voz baja.

El murmuro le hizo disparar sus sentimientos. La frustración de la muerte de su marido, el intentar superarlo, la atraccion hacia Markus y la confusión que ello le preoducía...El dolor de ver que todo desaparecía, que sus recuerdos se rompían como una lámpara de cristal...

Agarró con fuerza a Markus por el cuello de la chaqueta, mirándole profundamente. Respiró con sus rostros cerca, penetrando en su mente a través de su potente mirada.

¿Eso crees? Sintió un impulso contra él, pero se limitó a sostener la mirada hasta que sus ojos se empezaron a humedecer. Al notarlo, le soltó con fuerza y se separó. No había llorado desde la muerte de Will, y no lo vovlería a hacer. Supongo que Charly aún debe estar en la taberna. No sé porqué me habré apresurado a salir y dejarlo ahí colgado. Me vuelvo, haz lo que gustes. Tras apenas dos segundos retomó sus pasos hacia la taberna.

No realmente a su reencuentro con Charles, sino con el ron.

Mery Red entra a la Taberna y pide una jarra de ron en la barra. En la mesa donde estaba sentada hace un rato, sigue Charles, con la cara metida casi dentro de la jarra de ron... parece triste...

Me se acercó de nuevo a Charles. Estar con él por despecho sería....Que demonios. no era una santa. Era una pirata.

Sin preverlo, se acercó a Charles, dejando su jarra encima la mesa. Se sentó sobre Charles cara él y le tomó por la barbilla. ¿Aún tienes un momento para mí?

Charles levanta la mirada y no puede creer lo que tiene frente a sus ojos. Levanta más la mirada y te mira a los ojos. Puedes notar que estos están rojos, como si estuviera a punto de llorar...

Siempre, mi capitana, siempre...

...Demuéstrame que ya no eres un crío, Charly...Deja de llorar...Le besó los párpados. Le miró entristecida y se levantó, tomándole de la mano. Ven... Tiró de él, subiendo hasta una de las habitaciones del piso superior. Ahí entro en una, cerró y le hizo sentarse, ella a su lado.

Siento si te hice daño, cielo... Le miró aún algo entristecida. En el fondo le tenía un gran cariño y amor, amigos desde infancia...Le besó un instante los labios.

No... no soy un crio... Mery... pero no puedes hacer conmigo lo que quieras. Te dice después de que lo besas.

Después una de sus manos pasa por detrás de tu cintura, mientras la otra se apoya suavemente sobre tu mejilla. No dejaré que te vayas ahora. Te dice mientras apoya sus labios contra los tuyos una vez más.

Furioso consigo mismo, e impotente por no poder hacer nada, Markus profirió un grito de rabia al tiempo que desenvainaba su espada y descargaba un fuerte mandoble contra la sólida piedra del edificio más cercano, haciendo saltar esquirlas de la pared así como algunas chispas por la colisión del metal.

¿Qué podía hacer ahora? La había cagado hasta el fondo con Mery, pero no era propio de él arrastrarse implorando perdón por nadie. Enfundando de nuevo el espadón en el cinto apretó el puño y comenzó a caminar rumbo al puerto con media sonrisa en la cara.

Mery le miró unos instantes, recibió el beso, pasando su mano por la nuca del chico y entre su pelo. Buscó la lengua de él. Está bien....lo siento. Murmuró al coger aire. Le miró unos instantes, esos ojos de mar...

Acarició su torso con una mano, estremeciéndose con el trabajado cuerpo. Para ser justos esta noche... Murmuró, besándole el torso y subiendo por su cuello hasta su oído. Yo si te dejaré que hagas de mi lo que quieras. Le susurró, en parte como compensación y en parte atraída por los ojos y el cuerpo del chico.

Ella siempre había sido mujer de varios hombres, no aceptando que sólo era de su difunto marido. Si se había sentido atraída por alguien, no lo había repirimido. Sería tontería hacerlo ahora.
 

Markus camina por el muelle. Ciego. El odio y su orgullo herido no le dejan pensar con claridad. Apreta los puños y sus nudillos se tornan blancos por la presión.

En ese momento, ve a alguien conocido bajando por la pasarela de un barco. Agudiza la vista cuando se da cuenta que esa persona es Peter, el cual lo mira y lo saluda con una sonrisa.