Partida Rol por web

Los adultos hablaban. Hablaban, y hablaban, y no se daban cuenta que la situación no iba a cambiar por mucho que añadieran palabras a aquél saco de tonterías. Estaba atenta a las dos conversaciones que se estaban dando, y ninguna de las dos me parecía interesante en lo absoluto. Parecía que la que manteníamos los tres que estábamos, en principio, comiendo, se había resuelto, cuando Sweet salió corriendo. Sin embargo no era mi intención salir hasta acabar de comer, y si bien no tenía más hambre, tampoco tenía pensado ponerme a jugar. Así pues, me teletransporté hacia el bosque, al lado de Hannah. Si iba a estar con nosotros, la iba a ir presentando a mis compañeros, y Charmander parecía el sujeto óptimo para presentarle a Hannah, puesto que el juego y su olfato iban a conducirlos hacia nosotros.

Esperé a ver a Hannah y me pegué a ella mucho. —Te he echado de menos —dije, mirándola a los ojos y sonriendo. Esbocé una pequeña sonrisa—. Ahora va a venir el Charmander del grupo, pero no te preocupes. Él no es peligroso. Con los que sí deberías ir con cuidado es con Sneasel. Os presentaré, es muy agradable, aunque un poco infantil —sentencié, esperando a que el Pokémon de tipo fuego diera con mi rastro.

Cuando la llama finalmente se consumió me levante y observe a mí alrededor. Ninguna de las dos pokémon estaba a la vista, así que husmee el aire para encontrarlas.-Voy a buscaros.- Exclamo con alegría, dando por avisado a mis compañeras de juego. Me deslizo por el suelo, procurando no hacer ruido. El rastro no es difícil de seguir, aunque en general el campamento tiene bastante del olor de Sweet, no tiene tanto del de Aba y es más sencillo encontrarla por lo que lo sigo primero. Luego buscare a la traviesa Ralts. Me dirigi poco a poco a los arboles cercanos.

Encuentro a Aba junto a un bípedo más pequeño. Mi primera reacción es prudente, no parece peligrosa. Pero me aproximo agazapado y con los ojos fijos en la nueva criatura que no conozco. Me siento sobre mis cuartos traseros a medio metro de ellos, y me quedo mirando. Aba está muy cerca, por lo que debe de tenerle confianza pero…

Venciendo la desconfianza me acerco y olisqueo. Es una hembra parece más pequeña que Kate. Le doy un pequeño lamentón en la mano. Me levanto y la examino, comparando su olor con el del resto de seres de dos patas.- ¿Quién eres? ¿Eres amiga de Aba? ¿Serás mi amiga?- Agito la cola algo más contento aunque permanezco aun atento a lo que haga.

Esperé, atenta a lo que sucedía, mientras vi como Charmander, dubitativo, se acercaba a Hannah y a mí. Me sostuve en tensión, mirando la situación en silencio, al lado de Hannah. —Es Hannah, mi amiga. Mi mejor amiga. Ni se te ocurra hacerle daño, o te las verás conmigo— dije, esbozando una sonrisa de sinceridad. Era en ese ambiente en el que podía expresar mis opiniones con sinceridad y no en otro. Cuando estaba con Hannah era cuando me sentía viva, cuando podía ser lo más parecido a una pesona, y Charmander debía entender que aquella situación era prácticamente un privilegio para él. —Es majo, Hannah. No te preocupes por ello, no te va a hacer daño— comenté con una sonrisa hacia ella, tomando un poco de sus ropas.

Me dirigí a los árboles que había más cerca, corriendo para asegurarme de que Charmander captaba mi olor por el camino. Si iba a usar su nariz para encontrarme, bien podía usarla yo para tomarle el pelo. En cuánto llegué al linde, me teletransporté unos metros hacia atrás, a medio camino de por donde había corrido, y al instante siguiente, dentro de la tienda de Mark. 

Me acurruqué entra las cosas y me asomé ligeramente mientras me aguantaba la risa viendo a Charmander contar.

-Nada me da miedo si me acompañas, Aba -afirma con seguridad- y mucho menos un Charmander- dice antes de que el pequeño pokémon salga de la maleza y se acerque a vosotras, curioso.

La chica, ni corta ni perezosa tras las palabras de Aba, se acerca a Charmander y empieza a acariciarle la cabeza como si lo conociera de toda la vida, al parecer sin miedo de que el pokémon de fuego pudiera soltar una llamarada.

-Hannah -se presenta, pronunciando despacio las palabras- si, soy amiga de Aba. ¿Tu también, verdad? -sonríe mientras se gacha y te sigue acariciando por otras partes del cuerpo, causándote algunas cosquillas- Oh Aba, apenas es un bebe, no es peligroso, es una preciosidad. ¿Tu no me harías daño, verdad que no, pequeño?

La cría de bípedo se presenta como Hannah. Me gusta, habla despacio, y huele bien, a Pokemon y a bosque. Me dejo acariciar, levantando el cuello y estirándome según pasa las manos; un gorjeo suave escapa de mi garganta mientras lo hace, fruto del gusto por las atenciones de Hannah.

La miro con los ojillos entrecerrados y tardo un poco en contestar.- Si. Yo soy amigo de Aba.- Digo alegremente recordando que antes me había perdonado mi falta. Luego me quede pensando, ella no quería que yo le hiciese daño… entonces no podía jugar a ciertos juegos con ella, como si Hannah fuera un charmander recién salido del cascaron.- No te haré damo.- Digo negando con la cabeza, y dándole un lamenton amistoso.- Yo no juego duro contigo.- Sonrío contento.- ¿Juegas al escondite? Sweet esta cerca puedo olerla.- Estábamos jugando, cuantos mas mejor.

Charmander termina de contar o simplemente se aburre de esperar, porque se mueve antes de lo esperado. De todos modos parece no captar tu olor y se interna en el bosque, seguramente en busca de Aba.

Pasa el rato y los humanos siguen hablando, pero Charmander parece haberse desvanecido. Te empiezas a aburrir un poco y a preguntarte donde se habrá metido ese pequeño lagarto de fuego.

-Aba, ¿los demás pokémon hablan? -dice, curiosa, señalando en dirección al campamento- Hablar como los humanos. En el bosque no hay ninguno parecido, excepto tú. 

Ladeando la cabeza, vuelve su atención hacia Charmander -¿Ese pokémon blanco? La he visto antes, es muy rara, tiene poderes como los de Aba. Se ha metido dentro de las..."tendas" -añade tras pensárselo un segundo.

Empezaba a aburrirme. Mis pies empezaron a hacer una danza de arriba a abajo que sin duda habrían delatado mi posición, pero Charmander no estaba por ningún sitio.

- Vaya, si que soy buena en esto...

Empecé a tararear mientras hacía la croqueta en la tienda de un lado a otro, siempre mirando hacia afuera para ver si se acercaba Charmander, pero nada. Nada de nada.

- Me abuuurrro ~~ lalalá~~ Y Charmander no apareceee~~ lalalá~~

Cansada de esperar, salí de la tienda y con rapidez me dirigí al bosque, dónde Charmander había desaparecido en nuestra búsqueda. Me teletransporté encima de un árbol e intenté ver si alguna llama se movía entre los árboles. Vamos, un pokemon con fuego perpetuo en la cola no debería ser difícil de ver, ¿no?

-Los de este grupo sí, Hannah. Al principio, Charmander no hablaba muy bien, pero cada vez habla mejor —dije, esbozando una leve sonrisa, acariciándole la cabeza al Pokémon de fuego—. Ya lo sé, Hannah. Es uno de los motivos por los que he decidido ir con ellos. No es algo lógico visto lo que ha ido sucediendo hasta ahora. Son objeto de estudio, por así decirlo —sentencié, mi mirada puesta en el cuadrúpedo-bípedo.

—Sí, Sweet. Es extraña. Pero es divertida, aunque es muy nerviosa. No estoy acostumbrado a tanto movimiento, y a veces hace que me ponga de los nervios. Pero es buena, no le veo esa maldad ni egoísmo que sí les veo a los humanos.

Probablemente, de los tres que estábamos yo era la que poseía unas condiciones mentales superiores. No obstante, no podía dejar de pensar en el afecto que esa figura anaranjada proyectaba sobre mí, y la consumación de aquella cláusula de reciprocidad se había dado cuando había hablado ante él y le había presentado a Hannah. No tenía claro que Sweet no fuera a hablar, pero aún así...

—Charmander, quiero que escuches atentamente esto. Hannah, de momento, no puede ser detectada por los humanos, así que por favor, no le hables de ello a nadie, ¿vale?

Me deje atusar por ambas. Perdiéndome en las caricias. Es una sensación francamente agradable, como cuando charizard me acunaba, y me limpiaba, pero no tan brusco. Aba le explica a Hannah como es Sweet y un poco por encima su impresión de lo bípedos. Creo que el término correcto es humano.

Cuando me habla regreso mi atención de los arrumacos, con reticencia a abandonar todo mi interés, procuro escuchar lo que dice. Ladeo la cabeza tratando de comprender. A pesar de que Hannah huele a Pokemon, es humana, pero debemos esconderla de los humanos… incluso de Kate. No me gusta. Pero si me lo piden ellas procurare hacerlo. Me abrazo a la humana, y lá rodeo con la cola en afán protector.- Yo protejo y escondo a Hannah. Ella es mi amiga.- Lanzo un gorjeo de satisfacción después. Luego sin soltar la cola de la pierna de la pequeña humana me acerco a Aba, y le doy un abrazo y le doy un largo y húmedo lametón en el rostro.- Aba también amiga.- Me río juguetón.

Sonrío y tiro de las dos señalando el lugar donde podía oler a Sweet.- Sweet por allí, no en tendas. En tendas antes conmigo. Busquemos, busquemos.- Digo muy animado por la nueva jugadora.

Te adentras en el bosque mientras los humanos siguen discutiendo a un lado del campamento. Al principio no les ves, pero finalmente le localizas, no ha ido muy lejos, pero no está solo. Aba le acompaña y...¿quien es esa humana? Está muy cerca de Aba, como si ambas se tuviesen mucha confianza y acaricia a Charmander en la cabeza con confianza, como si fuera su propio pokémon.

A primera vista tendrá unos 8 o 9 años, no es que hayas visto muchos niños humanos para poder comparar. No tiene casi ropa, solo una piel de Ursaring que cubre las partes que los humanos consideran más pudorosas, a la altura del pecho y las caderas.

No es que sea precisamente una experta en humanos, pero sé lo bastante cómo para que una niña en medio de un bosque lleno de pokémon peligrosos no es normal. Además, sólo lleva un cachito de piel cubriéndole, cuándo el resto de humanos siempre llevan un montón de capas de ropa. No es normal... Pero Aba y Charmander no parecen tener ningún problema con ella. Además, es una niña. Por eso, acelero un poco el paso y me acerco a ellos sin pretender que no me escuchen.

- Si queríais parar de jugar podíais decirlo. - les dije con mi voz aguda - Sobretodo tú, Aba, que me podías avisar sin moverte... En lugar de dejarme sola y aburrida. Ya no voy a jugar más con vosotros. - les anuncié decidida, aunque sabía que en cuánto me aburriese, mi amenaza-promesa se rompería. - ¿Quién es ella?

Sweet aparece, por donde pensé que estaría. Saco pecho orgulloso, yo juego mejor a esto de lo que creía o los pokémon psíquico peor… nah yo soy mejor. Hannah pensó que ella estaba en las tendas.

-Te dije que no estaba en las tendas.- Le digo a la niña, con un tono orgulloso y juguetón.- Si juego, si juego.- Digo corriendo tras la ralts, aunque me detengo al ver que parece molesta.- Nos detuvimos porque Aba me quiso presentar a Hannah.- Señalo a la niña.- Ella es Hannah.- Luego entro momentáneamente en pánico.- Ella podía saberlo ¿Verdad?- Me giro a mirar a Aba y a la pequeña Hannah.

Aun asustado y tras comprender que Sweet está enfadada por haberla dejado esperando me acerco a ella despacio.- Disculpa.- Me tiro al suelo con la panza arriba para pedir perdón. Gimo un poco y miro con ojos de cachorro a Sweet. Agito las manitas a modo de súplica.

Miré a Hannah, con una mueca de incredulidad. No recordaba (y de hecho, estaba segura de ello) haberle dicho a Charmander que iba a jugar en ningún momento. Aquello incluía el hecho de que tampoco le había dicho a Ralts que iba a jugar con ellos. Tras ese rápido gesto de incredulidad, eché un vistazo a Ralts y a Charmander. Ellos me parecían sumamente extraños, comparados con la chica. —Yo no he dicho que fuera a jugar en ningún momento —dije, finalmente. Vi cómo Charmander se entristecía porque Ralts no iba a jugar con él más, y de una forma un tanto brusca le pedía disculpas. Desde luego, si bien el don de palabra no era su mejor característica, Charmander poseía un lenguaje no verbal alucinante. Él y yo éramos la antítesis hecha realidad.—. Sí, Charmander. Sweet puede saberlo —sentencié. Miré a la Ralts, antes de proseguir—. Sweet, quiero que quede claro que los demás no deben conocer a Hannah. Hannah es mi amiga, y si alguno de vosotros trata de hacerle daño... No responderé por mí misma. Espero que haya quedado suficientemente claro —dije. Tenía claro que si alguno de ellos trataba de hacer daño a Hannah, jamás lo perdonaría. Probablemente abandonara si se trataba de alguno de ellos dos, para no volver más, y atacaría a los humanos y a Sneasel. 

Aba tenía razón, en realidad. Decir, no había dicho que jugase... Pero tampoco había dicho que no cuándo la incluíamos en el pack e incluso se habia ido al bosque. Habíamos asumido que no decía anda proque era pokemon de pocas palabras. ADemás, el silencio otorga,que dicen los humanos. Por eso yo prefiero hablar siempre.

Miré a la niña, Hannah. Interesante. Aba tenía una amiga niña humana del bosque y un entrenador, y no eran la misma persona, ni se conocían.

- ¿De qué os conocéis? - pregunté curiosa.

Entonces me fijé en la posición sumisa de Charmander pidiendo disculpas. Este pokemon era demasiado adorable, más que yo, y en otras circustamcias eso me habría parecido un enfrentamiento... Pero Charmander era un bebé. Los bebés tienen que ser adorables.

- No pasa nada - dije dándole un par de palmaditas en la barriga. Ya no estaba enfadada, y sólo habían pasado unos segundos. No era rencorosa. Empecé a acercarme a la niña humana cuándo Aba me amenazó. Fruncí el entrecejo (o lo habría hecho si tuviese uno), mirando a la Abra. - Sabes, suele ser más efectivo pedir las cosas amablemente. O poniendo ojitos de Charmander. Y se hacen más amigos también. - Aba claramente no había pasado mucho tiempo en compañía de otros pokémon o personas, ya que era seca y amenazante hasta con sus nuevos amigos. Charmander y yo le enseñaríamos a confiar y ser simpática. Dirigí mi mirada entonces a la niña y alargué un brazo, cómo hacían los humanos para saludarse - Me llamo Sweet, y tranquila, no le diré a nadie que te he conocido. Aunque me gustaría saber porqué es un secreto. ¿Porqué es un secreto? - le pregunté ladeando la cabeza.