Partida Rol por web

Me reí cuando sentí la manita suave de Sweet en la panza. Me incorpore al notar que solo pensaba darme un par de palmaditas. Estaba bien supongo, eso significa que me disculpa… aunque quería más mimos. Observe como se acercaba a la pareja formada por la pequeña humana que huele a pokémon y Aba. Creo que está molesta, y Aba se veía… amenazante. Agache un poco la cabeza, y mire intermitentemente a las dos antes de levantarla y acercarme para saltar sobre el grupo para hacer cosquillas a todos para que pierdan el mal gesto.- Chaaar….- Exclamo alborozado casi riendo para que todos jugasen.

-Yo lo sé. Lo se.- Digo riendo y pegando la cara con la de Sweet. Luego busco a Hannah y la incorporo mostrándosela a Sweet.- Es porque huele a pokémon.- Digo con orgullo, y aspiro el aroma de la humana en miniatura.- Ella ahora nosotros, no ellos.- Está claro, no necesita mas explicación. Le doy un lametón a la pequeña humana.

Sigo haciendo cosquillas un poco y luego me aparto. Miro el revoltijo que he organizado, riendo satisfecho. Me pongo a correr mientras grito corriendo con todas las patas.- Nadie puede cogerme.- Las desafío, contento por tener tantas compañeras de juego.

Sweet preguntaba mucho. Era normal. Tanto Charmander como Sweet eran Pokémons nerviosos, y tenía que entender que debía redoblar mis esfuerzos para no entrar en furia y decirles algo hiriente. “Hm. Curioso. Parece ser que con Sweet las amenazas no resultan buenas estrategias. Tendré que empezar a pedir las cosas amablemente, usando 'por favor' aunque no lo sienta. Curioso, Sweet es como los jóvenes adultos que he conocido. Charmander, por su parte, es mucho más parecido a Hannah y a los niños. Es muy puro”, pensaba en silencio, antes de contestar a Sweet, seleccionando las palabras óptimas para evitar un enfado mayor por su parte. Tenía, parcialmente, razón. Podría haber sido algo menos tajante, pero quería dejar las cosas claras desde un principio. -Digamos que no estoy acostumbrada a hablar. Tan solo hablo con Hannah, Sweet. Y Hannah es mi amiga. Ojalá lo seáis también pronto -dije, sin poder evitar agachar un poco la frente. No los consideraba amigos míos, todavía. -Es un secreto porque Hannah nunca ha estado cerca de humanos. Hannah es un Pokémon. Tiene la mente más pura que haya visto nunca, es adorable, como vosotros dos -dije, tocándoles la cabeza al Pokémon de tipo psíquico y fuego con las manitas-. Y, lo mejor de todo. Ella es una parte vital de mí. Si ella muriera, probablemente yo lo haría al enterarme. Por eso no quiero presentarla a los adultos y a Sneasel. Le obligarían a hacer cosas que ella probablemente ni entienda, la manipularían y ella no podría ser, nunca más, libre -sentencié, abrazándome a ella unos segundos. Seguro que aquella conversación era la más civilizada que había oído Hannah nunca, pensé mientras rompía el abrazo, sintiendo un pinchazo a la altura del pecho al hacerlo. No me gustaba romper el contacto físico con Hannah, y me repudiaba establecer un contacto físico con casi cualquier ser humano o Pokémon.

No entiendo las cosquillas. No siento las cosquillas, pero una sensación agradable me hizo sonreír cuando Charmander saltó sobre nosotros e intentó hacérnoslas, su mano acariciándome el cuerpo y obligándome a corresponder, acariciando un poco su panza. Luego se levantó e hizo la mejor descripción de la situación de Hannah en aquél momento, bajo mi punto de vista. “Para él, Hannah es un Pokémon, un Pokémon libre. Como nosotros cuatro. Hemos tenido muchísima suerte, a decir verdad”, pensé, y no pude evitar pensar en la despedida de Hannah, por lo que la volví a abrazar, musitando un -Lo siento -que no se alzó mucho. Luego, Charmander se puso a correr como un loco y dijo que nadie lo alcanzaría, hasta que, esta vez, yo me teletransporté justo sobre él y me abracé sin ejercer presión, separándome un par de segundos después, confundida. “¿Qué haces, Aba? Se supone que no deberías implicarte en asuntos que no te conciernen...”, pensé, antes de imaginar qué estaría pasando con la otra parte del grupo.

Hannah había rezongado ante las precauciones de Aba, ella sabía como moverse para que no la vieran los humanos. De todos modos estaba demasiado feliz y ya se disponía seguir jugando con Charmander cuando desde el campamento os llegan voces. Por fin, parece que los humanos empiezan a moverse de nuevo y por supuesto requieren vuestra presencia.

Ante las explicaciones de Aba y Charmander asentí, pero en realidad, era por disimular que estaba intentando entender lo que decían. Las palabras de Aba eran más detalladas, sin duda, pero tal vez por eso parecía extraño lo que decía. Las de Charmander, simples y cortas. Por eso no lo entendí a la primera. Fue mientras sentía mientras hacía un ruidito de "hmm,hmmm" que todo el mundo entiende como "comprendo" que de verdad lo entendí. 

- Oooooooooooh. Qué cosa más curiosa. Nunca había visto un pokemon así, es fascinante. No te preocupes Hannah, ni Aba, ni Charmander - dije numerándolos mientras los miraba uno a uno - No diré nada, ni tan siquiera a Mark. No me gustaría que se la llevasen a un colegio, son aburridos, y hay niños que son malos y se meten con otros niños... - aunque eso era mucho mejor que los adultos que se mataban entre ellos sin razón alguna. Nunca entendería el porqué los humanos se mataban si no era para comer. 

Iba a decir algo más, pero Charmander nos atacó y me dejé caer de culo riendo. Cuándo vi a Aba desaparecer y aparecer sobre Charmander justo cuándo yo pensaba hacer lo mismo, di unas palmadas mientras reía.

- ¡Buen trabajo Aba! Así se caza un Charmander, ¡fiu fiuuu! - dije aún más agudo que normalmente imitando un silbido, porque no sabía silbar.

Fue más o menos entonces cuándo empecé a oír a nuestros compañeros en el campamento.

- Oh no...nos vamos ya...* ¿Qué va a hacer Hannah?

-Hannah me ha dicho que vendría con nosotros, pero que nos seguirá de forma que los demás no nos vean. Supongo que será lo mejor para todos, hasta que demos con una solución. No pienso permitir que le hagan daño a Hannah... -contesté a Sweet, insistiendo con un tono de voz algo grave, asumiendo que entenderían que 'algo pasaría' si a Hannah le hacían daño. Por lo visto Sweet y Charmander parecían bastante comprensivos, pese a actuar como niños, y me apoyaron. Eso me hizo sentir bien, supongo que tendrá que ver con el hecho de sentirse perteneciente a un grupo. Me encantaba, a decir verdad, que me oyeran y que estuvieran conmigo en según qué situaciones, y el hecho que se hubieran puesto de mi parte en lo que a Hannah respectaba me hizo esbozar una leve sonrisa.

Ya encima de Charmander, intenté hacerle cosquillas, aplicando una presión similar en los puntos similares de la fisionomía del Charmander recordando dónde él había intentado hacerme cosquillas anteriormente, aunque no lo había conseguido. “¿Debería asumir, pues, que las cosquillas se ejercen sobre el mismo punto en todos los seres vivos con fisionomías parecidas?” De eso no estaba segura. Sin embargo la cavilación duró poco, el tiempo que tardaron en llamarnos. Me abracé una última vez a Hannah, antes de despedirme de ella, dejándola atrás, y levité hacia el lugar donde estaban los humanos.

Transcurridos cinco días de viaje por el bosque, las provisiones, aún con la ayuda de los pokémon, han descendido bastante. Claro que también es lógico teniendo en cuenta que sois diez individuos, aunque Aba apenas come el resto lo compensáis con el apetito que da el andar durante todo el día. No habéis tenido ningún problema, salvo el incidente con un Hoothoot, que apenas cuenta como anécdota. Pero a menos que se os ocurra algo, tendréis que visitar algún sitio para haceros con algo de comida.

De repente observáis algo en el camino colindante, que podéis ver a través de una prudencial distancia. Un camión ha derrapado y las puertas traseras se han abierto, dejando caer la carga que llevaba. Una mujer de pelo rosa se afana en volver a colocarlo todo, pero las cajas parecen pesar mucho para ella y no consigue progresar con buen ritmo. Frustrada, le da una patada al camión.

Su estomago no profirio la mas minima queja, el entrenamiento militar y las condiciones en el campo de batalla no llegaron a hacerle pasar hambre, pero sabia controlarse.

Gracias a los pokemon y a las habilidades de Sasori no pasaban hambre alli tampoco, pero las reservas ya eran exiguas. Era hora de buscar una solucion, debian apretar el paso hasta ciudad Trigal o cazar algun pokemon, puede que hubiera algun Oddish que les cediera unas hojas.

A los pies del camino. Parecia tener problemas con el cargamento. Por un momento olvido su tullidez, olvido que les perseguian. Eran aquellos actos los que le movian de dentro. Aquellos pequeños detalles los que nacian en sus visceras.

Sin decir nada al grupo se dirige hacia la mujer desviandose de la senda.

"Hay que ayudar al que lo necesite, recuerdalo siempre Sweet"

Llevábamos cinco días moviéndonos. La mayoría del tiempo lo pasaba durmiendo, pero era notorio que aquellos humanos y los demás Pokémon comían en cantidades que a mí me parecieron enormes. “¿Cómo es que comen tanto?”, me pregunté. La verdad, no estaba segura, y durante aquellos días me había ido haciendo unas hipótesis.

La primera fue que su actividad era mucho más alta que la mía y por lo tanto consumían muchos más nutrientes. Si bien en movimiento físico ellos eran mucho más activos que yo, hablaban mucho más y se movían más que yo la cantidad de energía consumida por mi actividad cerebral probablemente suplía, con creces, la falta de movimiento físico, y en muchos casos (probablemente con la única excepción de Charmander, que era puro nervio) inclusive las superaba.

La segunda se basó en el tamaño, pero si bien en cuanto a lo que los humanos se refiere sí podía tener una explicación plausible ni Sweet ni Charmander poseían un tamaño mucho mayor al mío y, la verdad, “comen como cosacos”. La hipótesis quedaba descartada.

La tercera y última fue la única que no pude descartar por completo, pese a no ser condicio sine qua non de la ecuación. Pudiera ser todo tan sencillo como una cuestión de metabolismo. En ellos, el metabolismo iba muy rápido, y yo pasaba la mayor parte del tiempo dormida, y las actividades físicas se resumían a la levitación y el movimiento.

En ocasiones, cuando descansaba, le comentaba a Charmander (al que cariñosamente llamaba y llamaría a partir de ahora Char) y Sweet mis planes y desaparecía por el bosque. Solía pasar las noches fuera, cosa que había dejado claras a todos cuando la segunda noche desaparecí como la primera y aparecí, esta vez, antes de que despertaran. Estaba claro que no me sentía a gusto durmiendo con ellos, pero que no tenía problemas en acompañarlos. Al fin y al cabo, era el Pokémon de Gin.

Hablando de Gin, parecía que la situación se había calmado bastante. Seguía sin hablar con ellos, y menos aún que imaginaba que el concepto de irritación aparecería tarde o temprano, aunque por el momento lo llevaban (o parecían) llevarlo bastante bien. Viéndolos, en grupo, me imaginaba qué sería tener una familia. Me imaginaba qué sería vivir en familia. Me imaginaba qué debía ser tener a alguien con el que vivir, en un lugar concreto, sin tener que estar durmiendo una noche aquí y otra allí.

Mark fue el primero en reaccionar, y yo parece que la segunda. Me teletransporté a uno de los árboles cercanos a ella, sosteniéndome sobre una de las ramas en un absoluto silencio, la rama emitiendo un pequeño quejido casi inaudible al posarme sobre ella. “Parece que está en problemas. ¿Qué dicta, el protocolo? ¿Debería aprovecharme de la situación o debería ayudarla? En cualquier caso, veamos qué hacen los demás...”

Llevábamos demasiado tiempo andando y empezaba a aburrirme. Lo único que me entretenía era hablar con Mark y contarle adivinanzas telepáticamente mientras me sentaba en su hombro, o jugar con Charmander cuando no nos echábaman bronca por ruidosos. Pero seguramente no éramos taaaaan ruidosos como decían teniendo en cuenta que el único "problema" fue un Hoot-Hoot. También intentaba hablar a veces con Aba telepáticamente porque sabía que ése era su terreno preferido, dónde estaba cómoda, y quería hacerle ver que no le obligaba a nada que no quisiera hacer, sino que me amoldaba perfectamente. Eso es lo que hacían los amigos.

Fue en el quinto día cuándo algo "emocionante" ocurrió: un camión volcado y una persona. ¡Algo que hacer aparte de caminar (o dejarme llevar)!

Dándo saltitos, seguí a Mark hasta la extraña mujer de pelo rosa. Parecía enfadada. Esperé pacientemente a que Mark decidiese hablar. Había aprendido que los humanos prefieren arreglar las cosas entre ellos siempre que fuera posible, igualq ue los pokemon, aunque algunos humanos no se daban cuenta de eso.

- ¡Lo recordaré! - le dije asintiendo mentalmente ante lo que me había dicho sobre ayudar, aunque me parecía raro que me lo dijese solo a mí en lugar de decirlo en voz alta, como si no quisiese que otros le oyesen.

Estoy cansada, estoy sucia y estoy preocupada. ¡Joder! Ni siquiera Charmander y su francamente encantador genio infantil consigue animarme más que una breve sonrisa o una risilla entre dientes. Me las he visto peor, pero no mucho, la verdad. Además, Kate Manson nunca se las ha visto peor. Está muy nerviosa, preocupadísima y triste. Su viaje Pokémon no es como lo esperaba.

Y encima ahora me vuelve a bailar la tapadera. Tengo que llevar a esta gente por el complicado mundo de las decisiones no estúpidas sin que se note demasiado que soy una veterana. Y no lo ponen demasiado fácil, aunque por lo menos parece que tienen dos dedos de frente para reconocer una buena idea cuando otro la tiene.

Y ahora esto...¡Mierda! Pelo rosa. Malo. Pelo rosa tenía la tipa que quería matarnos. Igual es una carroñera y hay que pegarle un tiro por compasión con la buena gente de Johto. O igual sólo es una inocente que tiene problemas. Yo pasaría. Pero Kate no puede, y Charmander tiene que aprender. Noblesse obligue, decimos en Kalos.

Me pongo a la altura de Doc (no es difícil, teniendo en cuenta que es un poco...asimétrico) y hago un gesto a Charmander. "Quédate cerca", significa. Quiero que se sienta importante, quiero darle a entender que él me protege. Aunque en realidad le quiero cerca para protegerle yo a él. Qué relación tan codependiente y estúpida...

- ¡Hola! - saludo con mi mejor tono y acento de la región, tan amable como puedo transmitir a través de las penurias del viaje -. ¿Necesitas ayuda?

Kate llevaba unos días molesta, procuraba tratar de animarla pero no apenas conseguía sonsacarle unos segundos de alegría. Jugaba con ella y con Sweet, trataba de que Aba lo hiciera, aunque no solía participar demasiado. Alguna vez había desaparecido pero no demasiado rato. El viaje como lo llamaban parecía pasar factura a la mayoría… yo me estaba divirtiendo mucho.

Ahora algo en el camino había aparecido. Parecía una enorme caja metálica con ruedas. Una humana de pelo rosa trata de guardar otras cajas dentro, Mark, Kate Sweet se acercan, Aba desaparece, y trate de buscarla con la mirada antes de seguir a Kate que me hizo una señal de que me acercara. Me situé junto a ella frotando el lomo contra su pierna para que supiera que estaba a su lado. Observe a la humana de pelo rosa que recogía cajas, y me acerque un poco por delante de Kate, olisquee el aire, tratando de saber si había más gente  como se encontraba aquella con nosotros.

Luz y oscuridad, eran cosas opuestas.El bien y el mal son dictados por la moral, la cual es una serie de normas generalizadas por la sociedad que dictas que esta bien hacer y que no.Tras varios días caminando allí se presentaba ante nosotros una oportunidad única.Estábamos bajos en provisiones y una mujer sola se encontraba junto con muchas provisiones desprotegida. ¿Quien no pensaría en aprovecharse de la situación? ¿Quien tiene tiempo para pensar en los códigos morales cuando el estomago ruge de hambre? Ciertamente seria algo muy sencillo, algo demasiado sencillo.Debemos recordar que estamos siendo perseguidos por una banda, y entonces ¿Seria una trampa? Antes de poder hacer nada los demás se adelantan ya para ofrecer ayuda, aunque Kate es la única que habla ya que el doc parecía que pretendía como el, analizar primero la situación.

Ya habíamos pasado varios días juntos, no lo suficiente para conocerse de toda la vida, pero si para aprender que debemos ser precavidos y no actuar sin pensar.Kate no parecía haber comprendido este hecho.¿Seria una trampa o no? Había una forma de leer las intenciones de esa mujer antes de acercarse mucho, solo debía concentrarme en sus ojos. "Espero que no me sangre la nariz, los demás aun no saben mucho de mis cualidades." Ya Kate había avanzado así que de nada serviría ocultarse, me adelante para ofrecer mi ayuda también -Parece que eso es muy pesado, si lo desea podemos ayudarla.- Me consideraba alguien bastante carismático, o lo suficiente para engañarla mientras intentaba averiguar sus verdaderas intenciones.

Afilo mi mente y concentro mi mirada, intentando leer los pensamientos de aquella mujer.
 

Algo sobresaltada, la mujer se gira rápidamente para enfrentarse a su interlocutor. Respira aliviada cuando os ve, parece obvio que no os considera peligrosos. Quizás ayude el hecho de tener el pelo despeinado y la ropa algo sucia, así como el cansancio acumulado que se refleja en vuestro cuerpo. Ella, por su parte, va arreglada muy sencilla, con ropas blancas de lana. Al acercaros veis que no tendrá mucha más edad que vosotros, entre dieciocho y veinte años. Y es bastante guapa.

¡Hola! -saluda alegremente. Además tiene una voz muy linda, encantadora es la palabra apropiada- Sí, realmente me vendría bien que me echaran una mano, todo esto es muy pesado y no voy a poder colocarlo a tiempo. Perdonadme, no os he dicho mi nombre. Sakura Joy, encantada de conoceros -junta las manos y hace una pequeña inclinación.

¿Joy? Como para no conocer ese nombre. Siempre ha habido monopolios, pero el que ejerce la familia Joy desde hace décadas sobre los centros pokémon no podría ser más conocido. Por eso y por la cantidad de gemelas que hay en su línea familiar, lo cual ha dado lugar a muchas bromas de uso común.