Partida Rol por web

Despierto con una sensación bastante incómoda. Había estado soñando con aquel viaje a Nueva Tork del que hace tanto tiempo y justo cuando rememoraba un momento romántico algo me está chupando la cara. Abro lo ojos. Es Charmander. Por todos los dioses habidos y por haber, espero no haber besuqueado en sueños.

- ¿Qué hay, criatura? - digo con voz perezosa y con los ojos entreabiertos. Entonces, como si tuviera una bengala en el trasero, mi Pokémon empieza a corretear y a dar saltos por la tienda. Va prender fuego a algo -, ¿Y si vas a ver si Doc ha hecho desayuno? Huele a comida

Suspiro y me dejo caer en la almohada. Cómo ha cambiado mi vida, maldita sea. Tengo que ponerme en contacto con el jefe, pero de momento no urge y con una banda de locos persiguiéndonos no quiero arriesgarme. Y además estaba teniendo un sueño...demasiado vívido. Aunque eso tiene solución.

- Necesito un río de agua muy fría - digo a nadie en particular

Saco la cabeza y veo a Doc bailando con su bastón. Yo también debería ejercitar, pero hoy no tengo malditas ganas y mi tapadera me da una excusa. Qué malas mañanas tiene Kate, en eso no es diferente de mí.

Empiezo a repasar la situación. Tendremos que ir campo a través hasta Trigal a entregar un ordenador que contiene información peligrosa que seguramente tenga que destruir. Y todo eso con estos simpáticos compañeros. El Doctor Sarcasmo, el Tipo del Pañuelo y Malrollo el Magnífico.

Al despertarme me estiré perezosa... sólo para volver a acurrucarme y seguir durmiendo. Dormir por las mañanas era uno de los pequeños placeres de la vida de los que uno podía disfrutar si estaba en un entorno seguro, y con un montón de humanos y pokémon a mi alrededor que se (supuestamente) eran compañeros, podía permitirme el lujo. 

Noté cómo Mark se levantaba y hacía cosas, y aunque en otro momento lo habría ayudado, algo en mi reloj biológico me decía que era demasiado pronto. 

Y si no descanso bien y nos atacan, no puedo defendernos, no. Así que mejor dormir y deja a Mark hacer...

Lo único que me preocupaba era que Mark se fuese y me dejase, pero mientras siguiese durmiendo enciam de algunas de sus cosas y en su tienda, estaba bastante segura de que no lo haría.

Además, me quiere. Y yo a él. No me abandonaría...

Seguí durmiendo hasta que otros ruidos empezaron a llegarme... Charmander, y la voz de Kate, a no ser que los chicos tuviesen voces muy femeninas por la mañana. Ah... sabía que no iba a poder dormir más, así que me arrastré hasta la entrada de la tienda y la abrí un poco, girándome para evitar los rayos de luz directos.

Me hice una pequeña ola y di una voltereta apra salir de la tienda, perzosa aún para caminar.

- Bonosh diash... - dije mientras bostezaba y me estiraba, viendo que el campamento estaba tan dormido como yo.

Kate remolonea entre las sabanas. Me recuerda la comida y percibo un olor delicioso del exterior de la tienda. Alterne entre mirar afuera y a Kate, finalmente deje escapar un gañido, y me despedí con una lamida rápida del cuello de la hembra bípeda, olia diferente hoy… mas intenso… mejor… me separe de ella con un poco de reticencia. Pero tan pronto como puse un pie en el suelo sin cubrir corretee observando alrededor.

El Doctor Caramelos jugaba con un palo a un lado, no muy lejos; observo fascinado lo movimientos pero en seguida me distraigo. Capte el olor de la comida  busque. Sweet salta de su refugio de tela y saluda. Con un rugido de alegría, corro hacia ella y salto empujándola  al interior de nuevo y revolcándonos por el suelo cubierto.- Deeeer (SweeeeT)- Digo mientras juego con la ralts, aferrándome a ella en un revoltijo y dándole lametones para saludar.

Estaba unos pasos mas adelante del campamento, había montado guardia toda la noche, una noche tranquila que pudo disfrutar mientras los demás dormían. 

Poco a poco iban despertando, Mark fue el primero quien empezó a ejercitarse, luego charmander, kate y sweet, decide entonces acercarse al grupo nuevamente buenos días saluda espero hayan descansado bien lo dice de buena manera aunque por su poca expresión no lo parece. Va junto a Sasori y se queda por allí, esperando que despierte  

Me vi atacada por un juguetón charmander que nos mandó a ambos rodando mientras me daba lametones, los cuales por cierto, hacían muchas cosquillas.

- ¡Jajaja! ¡Para, que me vas a matar de risa! - mi risa era aguda y seguramente despertaría a todos los que no estaban despiertos aún, pero, ¿Te imaginas un pequeño Ralts como yo con la voz aguda? ÉSO sería raro, daría muy mal rollo.

Me teletransporté unos 20 centímetros al lado, lo justo para liberarme del ataque de Charmander y no hacerme pis encima de la risa.

- ¿Tienes haaaaaambre chiquitiiiiín? - le dije acuclillándome un poco, con las manos en las "rodillas", cómo hacían los humanos cuándo hablaban con los pokémon bebé, o a los bebés por ese hecho. - Mark ha preparado el desayuno para todos, creo, o lo he soñado si no.

Sonrío agradecida a Sneasel. Qué educado es éste Pokémon. Me voy levantando. Tengo que cambiarme y sigo teniendo que darme un agua porque no soy como ésos montañeros que se pasan un mes en zonas salvajes y vuelven oliendo a...todo lo que pueda haber en dichas zonas salvajes. Puede que no sea tan prudente como mimetizarse en plan supervivencia, pero me niego a ir oliendo a Grimmer por ahí, tengo un deber para conmigo misma.

- ¿Alguien sabe dónde hay agua por aquí? - pregunto mientras me abrocho los pantalones y me aclaro la garganta

Jugaba con ella con la pequeña ralts, se reía y yo con ella. De pronto Sweet desapareció de mi abrazo. Ladee la cabeza, confuso, hasta que escuche su voz a mi lado. Es un poder extraño, no me acostumbro a estas capacidades ¿Qué más podrá hacer?

La miro ladeando la cabeza, no entiendo el gesto, aunque si sus palabras. Sí que tengo hambre. Me acerco de nuevo a ella, y la acaricio bajo el cuello con el hocico. Pongo cara de concentración, y trato de hablar.- Mamos… a… comer.-Digo y esbozo una sonrisa. Parece que cada vez hablo mejor. Hincho el pecho orgulloso.- Deer(Sweet)…come…con… Charmander.

Husmeo el aire, huele al Doctor Caramelos y a Sweet, pero aun puedo encontrar cerca el aroma a comida que percibí antes. Tomo a Sweet de la mano y tiro de ella para buscar la comida.

Escucho a Kate, que sale finalmente. Menciona el agua, y me asusto. Me pregunto si habré hecho algo malo. Abro mucho los ojos, y levanto la cabeza observando a la hembra, atento a su siguiente acción ¿Qué pretende hacer con el agua?

Aún estaba en mitad de un placido sueño cuando una presencia fría me hizo despertar. Allí estaba, como no, Sneasel, ¿que otro iba a ser? Podía haberme dejado dormir un poco más...sentí deseos de lanzarle algo a la cara para que saliera. Al menos los dos primeros segundos. Luego recobré la sensatez. El no había hecho nada...y entonces recordé el motivo del mi mal humor. La nota de Oak, que garantizaba que no iba a cobrar ni un duro por esta misioncita en aquel monte perdido de la pata de Arceus. ¡Y encima nos metía en otra, así por la cara! Si lo volvía a ver se acordaría de mí.

-Sneasel -dije con voz rasposa, sin disimular mi irritación- la próxima vez avisa antes de entrar en mi tienda o pasarás una buena temporada en la pokeball. Y ahora deja que me vista. Imagino que los demás estan despiertos...si, ya los oigo, diles que estaré arriba en un momento. Y decide un nombre, Sneasel todo el rato me cansa.

Cuando salí estaba mucho más tranquilo, contento de haber volcado mi frustración en alguien, aunque ese alguien solo fuera un pokémon. Lo cierto es que, aunque me habría encantado ignorarla, no me quedaba más remedio que cumplir con la petición de Oak. Los Cuervos me habían visto directamente y tras lo que había pasado estarían buscándonos en poco tiempo. Ya había visto muchas veces bandas similares en acción y no tenía deseos de ser una de sus victimas, pero separarme del grupo era un suicidio en toda regla. Ahora tocaba tragar y terminar cuanto antes.

-Eso huele bien -dije antes de darme cuenta de que era la comida de los pokémon. Fff, empezamos bien- Prepararé algo, dado que Doc ya se ha encargado de los pokemon. Y ni idea Kate, yo no vi nada cerca, pero puedes echar un ojo si quieres.

Me habría encantado hacer unos huevos, pero a saber como se lo tomarían en el grupo, de modo que me contente con algo de pan tostado. Unas bayas de un arbusto cercano hacían de complemente perfecto y enciman estaban exquisitas.

tsk ensima que vengo a despertarte.. al parecer Sasori no tiene un buen despertar, pero desquitarse asi no estaba bien, asi que sin decir nada, salgo de la tienda y me reuno con los demas, esperando que sasori vuelva.

Mientras cocinaba y aun algo molesto no se que problema tienes con Sneasel pero si quieres llamame Ryuto, siempre me gusto ese nombre recordando a un compañero durante su anterior vida. 

Hacia rato que estaba vestido y listo para salir, pero no me atrevía. Mire la pokeball que había en mi mano, dolorosamente vacía. El otro día me había comportado como un estúpido y por eso Abra se había ido. Mi primer pokémon y me había abandonado justo el primer día de conocernos. Sabía que tenía que volver (todas las pokeball contaban con un sistema de seguridad) pero no tenía ni idea de como iba a reaccionar.

¿Que pensarían mis padres? ¿Alguno se habrá enfrentado a este problema? Seguro que no. Podía ver sus caras de decepción tan perfectamente nítidas como si los tuviera a un palmo de mí. Una punzada en el estomago me hizo removerme, inquieto. Era mejor que fuese saliendo y comiese algo o estaría sin fuerzas para continuar la marcha.

No pude evitar mirar alrededor, esperando que, quizás, Abra ya estaría en el campamento, pero al no verla no pude evitar un suspiro de decepción. Tenía que hablar con ella cuanto antes.

-Gracias Sasori-le dije, antes sus evidentes intenciones de preparar el desayuno.

Pareciera que Mark no me hacía caso, tras esperar unos instantes y oír a todos despertarse me hice visible para el resto del grupo, tan solo apartándome unos escasos centímetros de la visión que tapaba Mark. Afortunadamente, parecían estar todos bien, desde el siniestro Sneasel hasta.. Hasta Gin, que parecía triste por algo. Veo a los Pokémon jugar. Para mí, aquello es un misterio. En un alarde de empatía me acerco hacia ellos, flotando por el aire, imaginándome lo divertido que debe llegar a ser integrarse en un grupo y tener amigos, como ya parecía que lo eran Charmander y Sweet. Sin embargo yo sentía que aquello se alejaba enormemente de la concepción de amistad a la que me permitía llegar con casi todos (a excepción, claro está, de la hiperactiva niña de cabellos de oro. 

Me senté en el suelo, frente a Charmander y Sweet, manteniendo una postura relajada, mirándomelos como quien mira la televisión en su casa.

Aplaudí ante las palabras de Cahrmander.

- ¡Muy bien! No sabía que podías hablar. Eres muy listo para ser tan pequeñín. - le dije dándole unas palmaditas en la cabeza.

En ese momento vi a Abra sentarse cerca y observarnos. Ayer se fue enfadada pero ahora no lo parecía (aunque era difícil decir con esa cara tan neutra). 

- ¡Buenos días Abra! ¿Vienes a comer con nosotros? Mark ha preparado el desayuno.

Parecia que ya todos se estaban levantando asi que deje los ejercicios. Parecia que Abra se volvia a integrar al grupo lo cual era bueno.

Ya hacia horas que habia tomado un tentempie sin embargo no iba a rechazar los arandanos de Sasori. Saco unas galletas, que mas parecian sacadas de raciones del ejercito que las comerciales que se encuentran en cualquier pokecentro, cogio unas cuantas para acompañar y el resto las dejo junto a los arandanos para que la gente se sirviera.

- Bueno... hoy toca llegar a ciudad Trigal ¿no?
 

Sweet me felicita y me palmea la cabeza. Agito la cola, contento de que mi progreso sea adecuado. Quiero aprender a hablar como ellos pronto. Doy un par de saltos contento, mientras sigo tirando de ella para acercarnos a la comida.

Saluda entonces a alguien cuya presencia había pasado por alto debido a los juegos. Abra había vuelto. Estaba sentada delante de nosotros observándonos con esos ojos cerrados. Tardo un momento en salir de mi asombro al verla allí.

- ¡ADRA!- Chille, antes de abalanzarme sobre ella como ya hiciera antes con Sweet. Tirandome encima y revolcándonos de nuevo por el suelo, lamiéndole el rostro para saludar. Sin dejar de sujetarla y apretarla entre afectuoso juegos, me giro a Sweet riendo.- Adra.- Digo.- Adra… come…  con Deer… y Charmander.- Dicho esto trato de levantarme y arrastrar a Abra para acercarme a Sweet. Tengo intención de llevarme a las dos al comedero.

Miré hacia Sweet, y parpadeé con interés, sonriendo dentro de mi cabeza. La relación que poseía el otro Pokémon del grupo de tipo psíquico con el Pokémon de tipo fuego se asemejaba muchísimo al vínculo que poseía una madre con su hijo. Tendría que estudiar a Sweet con más detenimiento, puesto que parecía que ella se correspondía a su entrenador y con los demás del grupo con soltura, de forma muy diferente a mi casi nula relación con ellos. De hecho, si había alguien con la que me sentía segura al comunicarme era con Sweet, y así lo hice, de forma muy disimulada, dejando caer la cabeza hacia delante un poco y levantándola, como si diera una cabezada en forma de asentimiento. Aunque no tenía mucha hambre, porque ya había comido, sabía que formaba parte de los estándares sociales el hecho de comer en grupo. De hecho, no necesitaba mucho alimento para sentirme llena, ya que no era ni un Pokémon muy activo (aunque pese al escaso movimiento quemaba muchas calorías en utilizar la cabeza) ni uno muy grande. Seguro que, además, Gin tenía alguna explicación para el trato que me dio la noche anterior, pese a que no tenía del todo claro que fuera a hacerle ningún caso. Pero ya se vería.

Lo que no vi venir fue a Charmander, que se tiró encima mío. Hasta que le vi la sonrisa encantada, no fui capaz de determinar al cien por ciento que se trataba de un arrebato de alegría y no a un súbito ataque de rabia hacia mí. En un gesto impropio para los que me habían visto, probablemente incluido el Charmander que corría hacia mí abrí los brazos, invitándolo a abalanzarse encima mío. Cerré mis ojos y no pude evitar esbozar una tímida sonrisa. Lo que más raro debió parecerle al Pokémon de fuego fue que posé una mano en su cabeza, y susurré, de forma audible para los dos Pokémon, con una voz dulce y sobrenatural, -Mi nombre es Aba, Charmander. E iré encantada-, comenté, manteniendo la sonrisa y acompañando a Charmander, aunque más bien a eso se le podría llamar ser llevada a la fuerza.

Casi se me cayo la tostada al suelo al ver aparecer a Abra, así, tan natural, como si nada hubiera pasado. Las ganas de abrazarla me superaban, pero ya me estaba levantando cuando recordé la escena de ayer. Su mirada, indignada y asustada. Y lo miserable que me sentí y aun me sentía. No quería cometer más errores.

-Abra...-dije, acercándome a ella, aunque manteniendo cierta distancia, cabizbajo- quiero...es decir, ¿puedo hablar contigo a solas?

Me quedé quieta, soltándome de la mano de Charmander, cuando Gin se dirigió a mí. Me lo miré, estudiándolo con interés tras un halo de absoluta indiferencia, pero no me moví ni un ápice. Estaba clara mi postura. Si él tenía que hablar conmigo, que lo hiciera allí, delante de todos. Iba a escucharlo, pero no quería moverme. Tenía hambre, y por otro lado no quería que Charmander me viera desaparecer más. Además, tenía otro asunto entre manos que me impedía alejarme en demasía del lugar. Mi postura reflejaba tranquilidad aunque una sensación de distancia y de inmovilidad pasmosa. Aunque puede que lo más importante fuera el hecho de que, sin lugar a dudas, tenía hambre. El hecho de pensar en comer hacía que tuviera más hambre. “¿Por qué está cabizbajo?”, me preguntaba, cuestionándome su postura. Me habían dicho que siempre debía irse con la cabeza alta, aunque se hubiera cometido un error recientemente. 

Entendí entonces que Abra no se movería de su lugar, y me cuestione a mi mismo el porque estaba tan sombrío.A decir verdad quizá yo si actué de manera precipitada pero ella tampoco había actuado de forma completamente correcta el anterior día.Me deshice entonces de esos pensamientos tontos que por alguna razón se habían apoderado de mi mente, sin lugar a dudas no me llevaría a ningún lado lamentarme de esa forma. -Abra.- Volví a decir ahora con mas firmeza y naturalidad en mis ojos -Te pido perdón por mi comportamiento, no ha sido el correcto a la hora de relacionarme contigo o enseñarte las cosas como corresponden.- Mi sinceridad era honesta, no quería mas problemas -Quiero que seas mi compañera, y al ser nuevo en todo esto no podre evitar cometer errores y lo único que pido es que intentemos solucionarlos juntos, como equipo.- ¿Como reaccionaria Abra ante mis palabras ahora? Ciertamente hasta ahora se había mostrado bastante diferente a los demás pokemon, y si en cierta forma eso era un rasgo que me gustaba me asustaba el hecho de que fuera imposible que me considerara su compañero.