Partida Rol por web

Yi Fan se remueve, un tanto incómodo por la palmada de Areth, ya que no está acostumbrado a que nadie se tome tanta confianza con él, pero trata de disimularlo echando unas ramas a la hoguera.

Yo... comienza con esfuerzo, ya que le cuesta hablar de sí mismo. Yo... soy un exiliado en Uldholm. Cuando llegué a vuestro país hace ahora cerca de un año, no tenía nada aparte de mis habilidades marciales.
Asceltis apareció entonces, y desde ese momento he puesto mi Dinda a su servicio.
Es lo único que se hacer, lo único para lo que sirvo.

La mirada de Yi Fan se oscurece de nuevo.
Para ella yo soy sólo otro asesino que usar... nada más.

Las horas pasan y Alex y Martha despiertan a Anguy y Henry para la última guardia sin que Yi Fan y Areth hagan nada más que revolverse sobre sus mantas. El hechicero no tarda en dormirse, dejando a la exploradora con los ojos abiertos vigilando a los guardias.

...

...

Os despierta la sempiterna sonrisa de Henry. Habéis tenido despertares más agradables, de eso estáis seguros. Sin embargo, pese a los oscuros augurios de Martha durante la noche y su desconfianza de los hombres de Asceltis, todo está en orden.

- Una noche tranquila - comenta Henry, mirando de reojo a Martha sin dejar de sonreir. Por la expresión de la exploradora, no parece haber dormido mucho y las palabras del hombre de Asceltis parecen más destinadas a zaherirla que a romper el hielo con un simple comentario. - Aprovechemos nuestra última hoguera para desayunar algo caliente - añade señalando el fuego. El olor de las tiras de bacon que se están friendo en su propia grasa despierta vuestro apetito cuando lo dice.

Anguy se encuentra junto al fuego, cogiendo ya su desayuno y alejándose con su sabueso ante la mirada divertida de Henry.

- Esta noche he tenido una charla con nuestro silencioso compañero - añade Henry señalando al batidor. - Su teoría es que puede ser inútil infiltrarnos en la retaguardia truil. No hay pruebas de que todos los salvajes sepan cancelar la hechicería y lo único que está confirmado  - enfatiza la palabra mientras mira a Alex, pero no tenéis muy clara la razón - es que su vanguardia es capaz de hacerlo.

Deja de hablar mientras él mismo se acerca a la hoguera para coger algo de comida. - ¿Y bien? ¿Qué opináis? - dice finalmente.

Que es un suicidio. Masculla Yi Fan mientras coloca una de las tiras de bacon sobre una rodaja de pan. O lo sería si se pretendiera aproximarse a la vanguardia de un ejército Dindavara.

Olvidando el desayuno, coge una ramita cercana y comienza a dibujar en la tierra suelta.
Acampados, nuestros ejércitos se organizan como una fortaleza en círculos concéntricos mientras que grupos de batidores revisan los alrededores en rondas aleatorias, eso sin contar a tiradores camuflados especializados en abatir hechiceros...

Yi Fan tira la ramita a la hoguera y recoge el pan con el bacon.
Pero reconozco no saber mucho del despliegue Truil. Quizás alguno de vosotros tenga más conocimientos, ya que si no, la única opción será intentar aproximarnos y comprobarlo con nuestros propios ojos.

Ni idea- Ya había sacado un trozo de bacon con mis manos -Lo único que sé es que aparecen en tropel, matan a la gente y se van. Muy honorífico, en cualquier caso. -Le pego un generoso mordisco a la carne, y añado, mirándola con curiosidad -Por no contar los que comen carne humana.- Asiento, complacido Joder, está delicioso, ¿no?

En cualquier caso, en la retaguardia también habrá información. Si nos hemos de meter en la puta vanguardia... Por los siete ríos, o conseguimos más hombres o dejamos que vaya Anguy solo. No lo conseguirá, pero nos libramos de un problema más...

Me acerco hipnotizado por el olor del bacon y me cogo unos trozos recien sacados, me queman en los dedos, es una sensación agradable.

Me uno a la conversación.

- Hola, estoy aquí, evitemos temas de matar-hechiceros en la medida de lo posible- Sonrio de buen humor- Yo opinio que si bien la Vanguardia PUEDE anular a los hechiceros, no significa que la retaguardia no SEPA como se hace. No soy muy objetivo al respecto, pero prefiero buscar información que hechos de primera mano, osea, apoyo a Areth- miro a Anguy y me atraganto- No en el punto de mandar a Anguy, en el otro...

Martha contesta con voz confiada, respaldada por vuestras respuestas anteriores.

- Eso ya lo discutimos ayer y la decisión está tomada - dice no sin cierto rencor en su voz. - Lo sabría si no se hubiese largado del campamento en medio de la noche.

Henry se encoge de hombros, como si el asunto realmente no fuera con él y se da la vuelta sin añadir nada más. Unos metros por detrás oís un bufido de queja de Anguy que se levanta bruscamente y se aleja dando una patada a una piedra.

Desayunáis en silencio y Martha echa arena sobre el fuego para apagar la hoguera sin humo. - A partir de ahora tendremos que apañarnos a oscuras - reitera una vez más.

Os ponéis en marcha, adentrándoos cada vez más en la noche eterna. Poco a poco, veis cómo el Sol se sumerge en el horizonte volviendo el cielo rojo. Las sombras se hacen cada vez más alargadas hasta fundirse por completo con el entorno.

- Bienvenidos a los Yermos - dice Martha. - Si no me equivoco vuestra batalla fue en la frontera, dónde aún hay luz - añade mirando a Alex.

Anguy habla por primera vez en todo el día.

- No hay más luz aquí - dice en tono grave. - Salvo la de la luna - añade señalando a lo alto. - La diosa Raungmüt. Estamos en el territorio de los Cazadores de la Noche.

Un aullido en la lejanía acompaña sus palabras.

Bien... Ahora llega lo bueno.- Mi mano va a parar al mango de la espada automáticamente cuando escucha el aullido, mientras escudriño los alrededores...-Fawkes, no te separes.   

Asiento a Martha.

-Así es, teniamos luz, aunque no nos sirvió de nada- me encogo de hombros- este lugar es escalofriante- añado con sensación de angustia, sin saber bien porqué.

Me revuelvo inquieto, ese maldito Anguy con su tono novelesco me ha puesto de mal cuerpo.

Yi Fan espera que no tengan que afrontar también a animales salvajes en estos yermos. Los Truil parecen suficiente desafío, sobre todo esa tribu a la que Anguy llama los Cazadores de la Noche.

El Dindavara comparte una mirada de alarma con Areth al oir el aullido, y lleva también su mano a la empuñadura de su Filo mientras se coloca junto a Vangrant.

Si hay lucha, Le susurra al joven hechicero. debes evitar usar la magia a no ser que no haya otro remedio. Tus llamas podrían verse a gran distancia y atraer a todos los Truil de la región hacia nosotros...

Henry mira al horizonte, encogiéndose de hombros por un momento, como si le hubiera dado un escalofrío. Sin perder la sonrisa, alza la cabeza para mirar a la luna y luego se vuelve hacia vosotros.

- Los Cazadores de la Noche adoran a la luna - dice explicando las palabras de Anguy. - Y a los lobos. Dicen las leyendas que esos animales les sirven y que sus líderes son verdaderos licántropos. - Se encoge de hombros, como si dejase a vuestro juicio si creer en tales historias o no. - Sea como sea, no resultará sencillo infiltrarnos en esta región.

Martha escucha a Henry y asiente ante sus palabras.

- No son leyendas... - dice ante la sonrisa sarcástica del hombre. - Yo he visto a los truil llamar a una manada de lobos para ayudarles en medio de la batalla.

Descuelga el arco de su hombro y se apoya ligeramente en él.

- Sea como sea, será mejor que hagamos un descanso. Esos lobos están por allí - dice señalando al horizonte. - No sé si será una manada normal o estarán aquí en respuesta de algún truil, pero preferiría no arriesgarnos.

Os quedáis parados durante un rato, en silencio. Los minutos parecen días en la perpetua oscuridad de los Yermos y, finalmente, Martha parece relajarse y decide continuar. Camináis hacia lo alto de la colina donde escuchasteis los aullidos, observando cómo a lo lejos se van formando las montañas de la Espina*.

Cuando ascendéis, veis cómo Anguy se para para observar las huellas de los lobos durante un momento. Se agacha dejando el arco a su lado y su enorme sabueso se queda junto a él con el pelo erizado. Cuando finalmente se incorpora niega con la cabeza y sigue adelante.

Seguís avanzando mirando a vuestro alrededor, atentos y con los nervios de punta. Incluso Henry parece concentrado en el entorno, su perpetua sonrisa difuminada en un gesto de concentración. Un ligero gruñido de Serbal os hace echar la mano a vuestras armas y volveros bruscamente esperando encontrar algún enemigo.

Fawkes... pégate a mi ya. Esto se ha vuelto peligroso.

Me temblaban las manos en la empuñadura. Los nervios estaban a flor de piel, la espada se mantenía firme en la vaina, y la cara que tenía no era otra que la de un gato cuando huele el rastro de un perro acercándose.

Es un buen momento para demostrar nuestras capacidades de asimilación... -Parecía que lo decía para sus adentros, pero en una fracción de segundo cruzó su mirada con la de Henry (y su estúpida sonrisa).

Notas como el gato se pone a tu lado, con el pelo completamente erizado.

Aquí estoy Areth... Sin la más mínima intención de separarme, no te preocupes. Hay algo aquí que no me gusta. Estoy seguro de que esos lobos nos habían olido, pero algo les hizo alejarse.

Busco mis armas y encuentro mis pequeñas dagas, resoplo resignado si no puedo utilizar mi magia que haría el mismo efecto que un caramelo tirado al suelo en una guardería....

El Dindavara se mantiene firme, en apariencia tranquilo, pero dispuesto a desenvainar su hoja si es preciso. Mantiene su respiración controlada para evitar que la ansiedad del inminente peligro se adueñe de él...

Veis cómo Martha tensa su arco al mismo tiempo que grita. - ¡ARRIBA! - Apunta al cielo y suelta su flecha.

Miráis hacia donde ha disparado, esperando un ataque en esa dirección y veis cómo unos murciélagos se lanzan sobre vosotros. Su aleteo os había pasado desapercibido en la noche, pero el agudo oído de la exploradora os permite reaccionar a tiempo.

- Schenvemlig - avisa la mujer. Como si esa palabra significase algo para vosotros.