Partida Rol por web

Yi Fan toma el Medallón entre sus manos, dándole vueltas, examinándolo con atención, o quizás reflexionando sobre las palabras de Asceltis.

No sé... ¿Comerse sólo la guarnición? Comenta Areth, entre seco y cortante.

El Dindavara deja de juguetear con el Medallón para lanzarle una mirada a su compañero, que últimamente no deja de sorprenderle.

Si hasta Areth es capaz de encontrar una solución a vuestro dilema, Asceltis. Los ojos oscuros de Yi Fan se mantienen fijos en los de la mujer. Quizás podamos llegar a un entendimiento…

Pero antes de nada, habéis preguntado por el Medallón. Qué es y cómo funciona…

En primer lugar, no es una creación reciente. Puede que tenga más de un siglo de antigüedad. La gema que está engarzada en el centro es una creación Truil llamada rebma, que vendría a significar “ámbar muerto”, pero se supone que el conocimiento para encantar estas gemas se perdió hace mucho tiempo. Dicen en tiempos existió un imperio Truil, y que en esa época era posible hacerlo, pero ya no. Se dice que esta gema era usada para detectar la magia, ya que brillaba y cambiaba de color en presencia de diferentes tipos de magia

En cuanto al metal que rodea la gema, es similar al usado para la fabricación de las hojas Dinda de mi patria, aunque parece ser que tiene ciertas propiedades magnéticas. Las runas que cubren el metal no sé lo que significan, pero deben ser las que le confieren sus propiedades al Medallón.

Porque sus propiedades son, para empezar, la capacidad de detección de la magia, aunque no podría decir cuál es su alcance, y por otro, y más importante, la cancelación de conjuros. Sin embargo, el Medallón no cancela la magia por sí solo. Debe encontrarse en posesión de alguien que se resista activamente a la magia. Si aceptara el conjuro, el medallón no haría nada para oponerse.

Por tanto, el Medallón se alimenta de la voluntad del poseedor para oponerse a la magia y la aumenta de forma asombrosa, anulando cualquier magia activa de la misma escuela del conjuro que acaba de ser contrarrestado. Pero tiene una limitación. Sólo puede afectar a una escuela a la vez, de la misma forma que el rebma tan solo brilla con un color.

Es difícil dar más detalles, como cuánto dura la cancelación, si es necesario que el Medallón esté cerca para que se recuperen los hechizos, o si este artefacto en su estado actual cancelaría otros hechizos de la escuela con la que está sintonizado. De momento, esto es todo lo que sabemos.

¿Suficiente?

La máscara de Asceltis casi oculta su risilla ahogada al escuchar la respuesta de Areth.

- ¡Vaya! Se nota que habéis vivido mucho tiempo alejados de esta ciudad. Aún presuponéis la buena voluntad del anfitrión... - Comenta. - En Uldnacht nunca le habrían ofrecido nada más que carne de lobo.

Escucha atentamente la explicación de Yi Fan. Cuando termina se queda un rato pensando antes de contestar a su pregunta.

- Más o menos... - dice finalmente encogiéndose de hombros. - Necesito ese medallón - explica. Al ver la expresión de Yi Fan, levanta la mano para que le deje explicarse antes de que el dindavara diga nada. - Sé de tu promesa para destruirlo, y estoy de acuerdo de que un artefacto tan poderoso no debería seguir existiendo. Sin embargo, sólo necesito utilizarlo durante un tiempo muy limitado y estoy bastante convencida de que sus efectos sólo afectarán a una persona en esta ciudad, independientemente de su radio de acción. Después de eso, yo misma te ayudaré a destruir ese objeto.

Henry mira sorprendido a Asceltis, como si no esperase esa última afirmación. Empieza a abrir la boca, pero la mujer le silencia con una sola mirada.

- Tú mismo vas a usarlo para hacer que un duelo sea más justo, ¿no es así? Es exactamente lo mismo que yo pretendo hacer con él.

¿Sabe que le di mi palabra al sacerdote que destruiría el Medallón?

El alcance de lo que Asceltis sabe vuelve a pillar por sorpresa al Dindavara, que a estas alturas debería estar acostumbrado a ello, ya que al fin y al cabo, como una vez ella le dijo, su negocio es la información y el conocimiento.

Si me permitís asistir a Fender en su “asunto” – Yi Fan no tiene dudas que a estas alturas la mujer del velo sabe más del salteador de caminos que él mismo – no tendría ningún reparo en ayudaros en el que proponéis.

Al fin y al cabo, buena parte de lo que he descubierto sobre ese Medallón es gracias a ese hombre.

Vuelvo a sentirme como si estuviera viendo esto desde muy lejos. De repente, parece que todo el mundo se ha olvidado de mí. ¿De qué va esto? Se suponía que esto era el final del camino. Entregar el medallón, recoger la recompensa. ¿Por qué tienen que hacerlo todo tan difícil? ¿Asceltis en un duelo? ¿Yi-Fan ayudando a Fender? ¿Es que este hombre no se cansa de hacer promesas a todo el mundo?

Cuando Yi Fan señala a Henry, notáis que el hombre estaba casi aguantando la respiración y se relaja notablemente cuando el dindavara da su consentimiento. Asceltis, sin embargo, no parece inmutarse lo más mínimo.

- De acuerdo, Yi Fan - dice finalmente. - Fender estará esta noche en los Barrios Centrales. No os aconsejo reuniros con él en el Cerro de Oro. Al menos no esta noche... - dice la mujer con tranquilidad.

Se inclina sobre la mesa y coge el sobre. Con un gesto que denota cierta elegancia de movimientos, se lo tiende a Areth.

- Es un plano de Uldnacht - explica al ver la expresión del guerrero. El alivio es evidente, pues si fuera un escrito necesitaría pedirle a alguien que lo leyese. - En él está marcada la localización de la casa de tu hermana. Nadia nunca ha usado su apellido en esta ciudad, así que no ha sido fácil localizarla.

Coge la bolsa y la sopesa, mirando fijamente a Yi Fan, recordando su conversación la última vez que estuvieron juntos en El Cerro de Oro. - El dinero acordado - dice lanzándole la bolsa con cuidado al dindavara. - Dado que íbamos a mantener nuestra relación en el terreno más estrictamente comercial. - Su tono no parece ocultar ningún rencor hacia Yi Fan y, en todo caso, sólo una sombra de decepción se puede intuir en sus palabras.

Me tiemblan las manos cuando recibo el rollo de papel. Me traiciona la emoción, e intento contenerla. Cuando tomo el sobre en la mano, mi mirada se eleva y mis ojos se encuentran con los suyos. Me tiembla el labio inferior.

-Asceltis...
 ...gracias.

Vive Dios que me lo ha puesto difícil, pero en este breve instante, siento una extraña y pasajera sensación parecida a la gratitud. -Que no sea falso, que no sea falso...- Tengo la corazonada de que Asceltis puede ser una perra fría y calculadora, pero que pagará sus deudas... y saldará sus cuentas.

Abro el pergamino cuidadosamente, y hago pantalla con mis manos para que Henry no pueda ver nada. Quizá ya sepa toda la información que contiene, pero si no es así, no me apetece que tenga ningún tipo de ventaja sobre mí.

Una parte de mi cabeza me dice que debería decir algo a Yi-Fan, pero ahora mismo me es imposible apartar la vista del mapa que se despliega ante mis ojos.

Areth...

El Dindavara trata de sacar a su amigo mercenario de su ensimismamiento, causado por la emoción del próximo reencuentro con su hermana.

Sé lo que significa para tí ese pedazo de papel. Sé lo mucho que has estado esperando por que llegara este día. Pone su mano en su hombro. Y, si me lo permites, quisiera acompañarte.

Pero antes necesitaría unos momentos para hablar con Asceltis. La mirada de Yi Fan se desvía por un segundo hacia la mujer.

En privado.

Despliegas parcialmente el mapa, ocultándolo a la vista de todos para proteger la localización de tu hermana. Sólo tienes tiempo para echar un rápido vistazo, sin poder leer los nombres de las calles. Ves como hay una marca señalando una casa en los Barrios Medios, no muy lejos de la separación de los Centrales.

Yi Fan te pide hablar algo en privado con Asceltis antes de acompañarte a buscar a tu hermana. No estás muy seguro de qué contestar. Después de todo el dindavara ya trabajaba para la mujer antes de que tú llegases a Uldnacht y, por otro lado, encontrar a Nadia es tu misión, de nadie más. ¡Ay! ¿Dónde está Fawkes cuando necesitas su consejo?
 

Tengo la sensación de que me van a volver a enmarronar en otro asunto. ¡Cuando me encuentro tan cerca de mi destino! Pero lo cierto es que yo solo nunca habría conseguido terminar el encargo de Asceltis. Le debo una a Yi-Fan. ¡Qué demonios, creo que le debo más que una! No podría marcharme, así como así. Puedo escuchar lo que quieren decir, y luego ir a por mi hermana. No tengo que comprometerme a nada...

Suelto un bufido por la nariz, me guardo el mapa dentro del calzón y me encamino hacia ellos.

Hermanita, pronto te encontraré...

En cuanto Areth se aleja hasta una esquina para darse un homenaje a base del fuerte licor que en esta taberna usan para emborracharse o para limpiar manchas especialmente resistentes, Yi Fan se levanta un momento para acercarse al fuego del hogar, donde una tetera está humeando.

Nunca me ha interesado el dinero, ya lo sabéis. Declara mientras lleva con cuidado el recipiente de nuevo hasta la mesa, donde permanece la bolsa de monedas que Asceltis ha dejado, y que no ha sido tocada.

Sólo tenéis que ver las ropas que visto, o el estilo de vida que llevo desde que estoy en Uldnacht. Usando un paño, levanta la tapa y añade unas cuantas hojas de té, para después cerrar la tetera de nuevo y colocar dos pequeñas tazas ante sí. Apenas he gastado nada del dinero que me habéis proporcionado durante este tiempo atrás en pago a mis “servicios”.

Puede que proceda de una familia noble y rica, pero he aprendido a disfrutar de los valores de una vida sencilla y sin lujos. Vierte el agua hirviendo sobre ambos recipientes hasta que se desbordan, para después vaciarlos de nuevo usando para ello unos palillos que maneja con extrema delicadeza.

Pero sí hay algo que me interesa conocer. Levanta la tetera después de dejarla reposar unos momentos y comienza a servir el té en las dos tazas.

Lo que sabéis sobre mi familia, los Meiren, y sus transacciones comerciales con Uldholm.

Con un gesto mueve una de las tazas hacia Asceltis, poniéndola a su alcance.

Henry se aleja para dejaros a Asceltis y a ti a solas, y va a sentarse con Areth. La mujer te escucha atentamente y coge la taza cuando se la ofreces, pero dudas mucho que vaya a beber, pues para eso tendría que retirarse la máscara. Así que lo más probable es que tu té haga compañía a la bolsa que ella te ha entragado antes.

- La última vez que nos hablamos me pediste que centrásemos nuestra relación en un aspecto meramente comercial - dice. Habla lentamente, pensando con cuidado sus palabras. - Te pedí que me demostrases que podía confiar en ti y lo único que obtuve fueron evasivas. Si no recuerdo mal, te dije que tal vez lamentarías no haber confiado en mí.

Asceltis levanta la mano y observa el medallón que casi súbitamente ha aparecido allí. No recuerdas haberlo cogido, así que debía seguir encima de la mesa, pero la mujer se las ha apañado para cogerlo sin que te des cuenta. Aunque has estado mirándola a los ojos, ha tenido que moverse realmente rápido para no llamar tu atención... si es que realmente se ha movido.

Aguantas la respiración mientras Asceltis observa las runas del objeto, antes de devolverlo a su lugar, con movimientos deliveradamente lentos.

- Por suerte para ti, no soy una persona rencorosa. Y esto podría considerarse una prueba de confianza - dice refiriéndose al medallón. - Fender necesitará que le acompañes esta noche, pero mañana no lo necesitarás más. Pero yo necesito utilizarlo para algo más que un solo duelo... - Te observa un momento en silencio, pensando. - Tres días. Mañana me lo dejarás durante tres días completos. Luego te lo devolveré para que hagas con él lo que desees, destruirlo o quedártelo para ti. Dame tu palabra en esto y te diré todo lo que sé de tu familia, Yi Fan Meiren.

Ante un gesto casi imperceptible de Asceltis, Henry se aleja de la mesa, dejando a la mujer a solas con el dindavara. Se sienta a tu lado y sonríe mientras se sirve una copa de lo mismo que estás bebiendo. No puedes evitar devolverle su gesto sarcástico al ver cómo tuerce el gesto mientras le da el primer trago al ron de la costa.

- Así que por fin vas a encontrate con tu hermanita - dice con una sonrisa. - Si es que Alder no sabe ya dónde está y la ha encontrado primero... No sé cómo os las apañasteis para enviarle el mensaje a Asceltis sin que me diese cuenta, pero podíais habérmelo contado. Después de todo yo trabajo para ella, no para el grandullón.

Por un momento te planteas contestarle secamente, pero te das cuenta de un detalle. Si no sabe que enviasteis el mensaje con Fawkes, o bien el gato se ha alejado de la zona para mantenerse a salvo o Asceltis ha descubierto su secreto y ha decidido guardárselo para sí misma sin compartirlo con sus secuaces.

Yi Fan asiente. Asceltis le está dando una opción, una salida, cuando bien podría no haberle dado ninguna.

Tenéis mi palabra. Responde con seriedad. Y mi agradecimiento por permitirme demostraros que podéis confiar en mí…

Me limpio la boca con la manga de la chaqueta y golpeo sonoramente la barra con la jarra de Grog antes de devolverle la mirada a Henry.

-¿Ah, sí? ¿Trabajas para Asceltis? -una risita se me escapa entre los dientes, sin un asomo de alegría- También decía lo mismo Alder. ¿Por qué ibas a ser tú diferente? ¿Quién me dice que tú no estás con él? Y ya puestos, ¿qué sabes tú de ese grandullón?

Es cierto que Henry, aparte de ser cripi que te cagas, no me ha dado ningún motivo para desconfiar de él. De la misma manera, tampoco me ha dado ninguna razón para confiar en él, y tengo demasiado en juego como para poner el futuro de mi hermana en este fantoche. Veremos cuándo enseña sus cartas.

Palabras dadas. Deudas pendientes. Una telaraña en la que el Dindavara sabe que debe tener cuidado si no quiere verse envuelto y llegar a la situación en que deba romper una promesa hecha para poder cumplir otra.

Si Ascelits confía en él, si le demuestra que es capaz de mantener su palabra, quizás entonces esté más cerca de cumplir la primera promesa que hizo de verdad, la que hizo cuando dejó de ser un orgulloso noble en su patria y pasó a ser un apestado, un exiliado, un desterrado.

La promesa que le hizo a su madre.

Pensar en que pueda haber algo detrás de las acusaciones que llevaron al ajusticiamiento de su padre, el suicidio de su hermano y la caída en desgracia de su rama familiar, es algo que hace que le dé vueltas la cabeza.

Tiene que saberlo. Tiene que conseguir que Asceltis se lo diga.

Y para ello, debe conseguir que confíe en él…