Partida Rol por web

La mujer asiente solemne, sabiendo lo que significa para ti lo que está a punto de contarte.

- Meiren. Cuando te conocí desconocía tu apellido, pero como sabes trabajo con información. Poco relaciona al solitario duelista exiliado con el noble hijo de una familia caída en desgracia. Pero las relaciones están ahí para el que sepa leerlas.

Te fijas cómo las manos de Asceltis parecen estar jugueteando con la taza de té que le has servido antes, como muestra al tipo de detalles que le llevaron a descubrir a tu familia. - Tu padre fue ejecutado por negociar con Uldholm. Lamentablemente no puedo decirte que no fuera así... - Como siempre que hablas con ella, parece que su voz y su mirada consiguen suplir el resto de su rostro embozado.

- La última vez que hablamos también te pregunté por qué debería ayudar a alguien que quiere luchar contra mi país. Hoy tengo una respuesta.

Sientes cómo su mirada se clava en tí, y por un momento imaginas una sonrisa comprensiva en su desconocido rostro. No puedes sino preguntarte una vez más si, de haber reaccionado de otra forma en el Cerro de Oro, podrías haber conseguido que te mostrase su cara.

- Buscas redención, Yi Fan. Redención y venganza. Tu propio tío delató a tu padre, pero nadie se planteó cómo lo había descubierto - dice con seriedad. - En realidad, si los negocios de tu padre no hubieran interferido con las importaciones ilegales que tu tío también realizaba, es probable que tu familia aún siguiese en sus tierras. Vuestra caída en desgracia benefició a su rama de la familia, pero también a sus negocios con Uldnacht, tan ilegales para vuestros dirigentes como los de los Meiren.

Se mantiene un momento en silencio, dejándote pensar en sus palabras, medrar con tus recuerdos.

- Peter Novak - dice finalmente. - Uno de los contactos de tu tío en la ciudad es Peter Novak, el chambelán de la cámara del Consejo. Es probable que en su casa puedas en contrar las pruebas necesarias, ya que él mismo se encargó de darle a tu tío la información que necesitaba de tu familia.

Te mira fijamente durante un momento, intentando averiguar tus intenciones.

- Yi Fan, has matado para mí catorce veces. Si te enfrentas a ese hombre, ten cuidado. Es probable que sea mucho más de lo que su puesto pueda dejar entrever.

El hombre sonríe.

- Absolutamente nada - sentencia. - No puedes saber si yo trabajo tanto con Alder como con Asceltis.

Termina su bebida de un solo trago, frunciendo nuevamente el ceño ante la fuerte concentración del alcohol en el grog. Deja el vaso boca abajo en la barra y te mira antes de soltar una risa entrecortada.

- Alder es peligroso. El tipo está como una cabra... Dicen que era demasiado violento incluso para las fuerzas de colonización que se enviaron hace años a la frontera. - Recuerdas haber oído hablar de aquello. Tú ya estabas con Jakko y seguías interesándote por las tropas que se supone debían proteger a los pueblos fronterizos como el tuyo. Alguno de esos batallones se dedicaba a tratar de ganar tierra a los Yermos para ganar nuevas zonasde cultivo en el eterno crepúsculo en el que habitan los Truil. - Si vas a ganártelo como enemigo, necesitarás más que suerte para enfrentarte a él.

Yi Fan toma aire como si saliese a la superficie de un mar embravecido. El Dindavara se acaba de dar cuenta de pronto que ha estado conteniendo la respiración durante todo el tiempo en que Asceltis ha estado hablándole.

Peter Novak…

Pronuncia el nombre como si lo estuviera paladeando y le quemase en los labios. Frunce el ceño, y después se lleva la taza de té a la boca para tomar un sorbo.

Y mira a la mujer del velo con los ojos enrojecidos.

Durante mucho tiempo he pensado en esto. En lo que me sucedió a mí y a mi familia. Deja la taza de nuevo sobre la mesa. Fantaseaba con la idea de que a mi padre le habían tendido una trampa, que mi tío le había acusado en falso para controlar nuestros negocios, para hacerse con nuestra fortuna.

Pero yo vi a mi padre el día que se lo llevaron. Vi su mirada. En sus ojos estaba todo. Siempre he sabido, en el fondo, que era culpable. Siempre.

Siempre he sabido que cuando me espetaban que era el hijo de un traidor, tenían razón.

Las peores mentiras son las que nos contamos a nosotros mismos…

Yi Fan se pasa la mano por la cara, tratando de recuperar la serenidad perdida.

Gracias por decirme la verdad Asceltis. Me has ayudado a saber mejor quién soy realmente. A aceptarme a mí mismo.

El Dindavara se pone en pie y se ajusta la túnica, para después recoger la funda de su koto y echársela al hombro.

Fender me espera. Dice a modo de despedida. Mañana volveré a verte.

Y te entregaré el Medallón.

Mi carcajada atrona la sala casi vacía. 

-¡Sí, Alder es un animal violento y loco! Y tú, Henry, eres un pozo de sabiduría. -Gesticulando, abro mucho los ojos y me llevo las manos a la cara en una mueca de horror fingido.- ¡Y yo que pensaba que Alder era un dulce eunuco que regalaba caramelos a los niños huérfanos!

Doy una fuerte palmada al lado del vaso que Henry acaba de poner encima de la mesa. -Pero tengo que concedértelo, Henry, sabes beber, y eso lo respeto. -Me llevo mi jarra a los labios y la apuro.- Vaya si lo respeto..

A pesar de mis palabras ruidosas, tengo la sensación de que Henry, a su manera, me está diciendo algo importante. Y el nunca lo admitiría, ni yo lo reconocería. -¿Las fuerzas de colonización? Si no me encuentra él a mí antes de que yo le encuentre, supongo que esto es un punto de partida...

Asintiendo antes las últimas palabras del dindavara, Asceltis se levanta de la mesa, donde sigue su taza de té llena. Se despide de Yi Fan con una ligera inclinación de cabeza, del tipo que en la tierra del exiliado le dedicarían a un igual, y se vuelve hacia Henry. El hombre sonríe una vez más antes de despedirse de Areth y salir del Grifo Ardiente en pos de la embozada.

Os disponéis a salir también vosotros cuando en la puerta aparece Fender.

- Yi Fan, es la hora - dice precipitadamente. Se le nota impaciente, excitado por su idea de venganza.

Os miráis un momento más. Fender está lo suficientemente ansioso como para irse ya a enfrentarse con la mujer a la que odia, pero Areth lleva esperando demasiado rato desde que descubrió la dirección en la que vive su hermana. ¿Seguiréis juntos o iréis cada cual por vuestro lado? Y, en caso de no querer separaros, ¿dónde iréis primero?

Yi Fan se queda mirando la puerta por la que han salido Asceltis y Henry, hasta que por ella aparece Fender, el cual está al parecer listo para cumplir su venganza.

El Dindavara asiente al bandido, pero le explica que tendrá que esperar un poco más.

Antes de cumplir lo que prometí, debo asegurarme que mi compañero de fatigas, Areth Dhalbach, llega sin problemas hasta cierto lugar de la ciudad. Te pido que nos acompañes hasta allí.

Se vuelve hacia el mercenario Uld.

Areth, iré contigo hasta donde se encuentra tu hermana. Quiero tener la certeza de que ambos os reunís por fin. Después os dejaremos y partiré con Fender para ayudarle en su asunto.

Abriendo la puerta de la posada, los tres hombres salen a la calle. Yi Fan se inclina hacia Fender y le susurra:

Ya me he enfrentado antes a la hechicería. Le dice. Y mi cuerpo conserva cicatrices de esos encuentros, lo que me ha enseñado que debemos ser muy cuidadosos al enfrentarnos a las artes mágicas. Percibo una fuerte ansia de venganza en ti, y eso me preocupa porque puede llevarte a ti, y por consiguiente a mí, a cometer algún error que puede resultar fatal.

El Medallón puede darnos ventaja en este enfrentamiento, pero no se trata de un arma definitiva. Antes de nada, quiero aprovechar que acompañamos a Areth a su reunión para que me expliques todos los detalles sobre Biza y en la manera en la que tienes pensado enfrentarte a ella.

Siento un arrebato cuando Yi-Fan me dice que me acompañará. Es... significa mucho para mí. Ese animal de Alder está en Uldnacht, seguramente ya sabe que estamos aquí. Si me siguiera, y Asceltis no me ha mentido, hará lo posible por hacerme daño, y sabe que más que matarme, es mucho peor que hiera a mi hermana. Yi Fan no tiene ninguna obligación hacia mí, y sin embargo, se ofrece a ayudarme desinteresadamente. Tengo ganas de abrazarle, aunque creo que no le hace gracia el contacto humano. Cuando estoy a punto de abalanzarme sobre él finjo un ataque violento de tos que me hace doblar.

-¡BRrrrjjrajh,  Toj, Toj! Es.. estoy bien, no os preocupéis. Sin duda he cogido frío estos días. ¡Caray, que mierda de cuidad! Se me mete arenilla en los ojos...

Después de esto, Yi Fan, si crees que me voy a quedar de lado mientras te partes la cara por ahí, es que estás más borracho que yo...

Saco el mapa de entre mis ropas. Intento interpretarlo, pero seguro que un tipo leído como Yi-Fan sabrá orientarse en este galimatías de palabras raras mejor que yo.- Algún día tendré que aprender a leer. Quizá mi hermana sepa, y me podría enseñar... -Se me dibuja una sonrisa estúpida en la cara.

Fender se encoge de hombros y, tras mostrar una cierta reticencia a dejar escapar a la hechicera ahora que sabe dónde está, os acompaña al exterior. 

La noche parece algo más fría de lo habitual. Incluso viniendo de los Yermos, parece que la temperatura es mucho más baja que cuando os fuisteis hace tan solo unas semanas. De hecho, casi diríais que es antinaturalmente fría para la época del año en la que estáis.

Camináis por los estrechos callejones de la Periferia, siguiendo las indicaciones del mapa que Asceltis le ha dado a Areth. No tardáis en llegar a las calles principales de la ciudad que os llevan directos a los Barrios Medios. Entráis en una zona residencial y, por fin, veis la casa a la que os estáis dirigiendo. Es un edificio de dos plantas, y, si no os equivocáis, en él viven distintas familias, dos en cada uno de los pisos. Salvo que Asceltis haya mentido, Nadia debe vivir en el primer piso, a la izquierda de la escalera.

Fender os mira nervioso, esperando que todo esto acabe de una vez para poder ir a buscar a su antigua amante.

Yi Fan pone una mano sobre el hombro de Areth:

Podemos esperar en la puerta o acompañarte dentro. Tú decides.

Fender frunce el ceño, mirando nervioso a su alrededor.

- O podemos irnos de una vez a buscar a Biza - susurra con impaciencia. - Esto no me gusta nada, Yi Fan. Ya se ha hecho de noche y no creo que estas sean horas de venir a hacer ninguna visita a la hermana de nadie. Incluso si decidiérais investigar un mínimo sobre quien sea que viva en esa casa antes de presentaros sin más, a estas horas no podríais descubrir nada...

Ciertamente, ya ha oscurecido y a estas alturas de la noche la gente decente descansa en sus casas. Areth está impaciente por reencontrarse con su hermana, pero es posible que la chica no le reconozca, pues se separaron cuando a penas era una niña y, presentándose en su casa en mitad de la noche puede no dar una buena imagen del mercenario.

Yi Fan mueve la cabeza, pensativo.

He de reconocer que lo que plantea Fender tiene su lógica. Mira hacia la puerta de entrada del edificio. Ya conoces el lugar donde ella vive. Pero presentándote a estas horas podrías conseguir tan sólo que tu hermana se asuste, y quizás también a aquellos que cuidan de ella...

¿Recordará tu rostro, Areth? Dijiste que había transcurrido un largo tiempo desde que os separastéis. Puede que vuestro reencuentro no vaya a ser tal y como lo has imaginado tantas veces en tu mente. Deberías intentar que fuera lo más cauteloso posible, a la luz del día y contigo presentando tu mejor aspecto... El Dindavara observa al mercenario, pensando en cuánto tiempo ha transcurrido desde que tomó su último baño.

También tienes que pensar qué les diras a aquellos con los que viva y a los que seguro que considera su propia familia...

Yi Fan puede sentir la impaciencia de Fender detrás suyo, pero no piensa dejar al Uld tirado en un momento como este si considera que el Dindavara debe estar a su lado.

Hagas lo que hagas, cuenta con mi apoyo.

Miro a mi alrededor, y siento que las sombras de los callejones crecen, ominosas, acechándome.

Hemos llegado hasta aquí. Estamos en una ciudad extraña, y podemos haber llevado a ese animal de Alder hasta la puerta de la casa de mi hermana. Si nos marchamos ahora, puede que mañana esta casa sólo sea un montón de cascotes humeantes. Ahora que estoy tan cerca, no puedo echarme atrás.

Oculto el pomo de mi espada con mi capa. Quienquiera que esté al otro lado de esta puerta, no quiero que se sienta intimidado por mi aspecto, aunque no hay mucho que yo pueda hacer por ello. Pero tampoco voy a estar desarmado, por si surgen problemas desde las sombras..

La mano de Yi Fan en mi hombro es un peso reconfortante.

Mi mano tiembla ligeramente cuando aferro el llamador de la puerta. Lo levanto y lo dejo caer una, dos veces. Espero, con el corazón en un puño.

Los dos golpes de Areth en la puerta resuenan en la oscuridad de la noche. Esperáis un momento, pero nadie contesta. Con el corazón acelerado, el guerrero vuelve a llamar a la puerta. Una luz titilante aparece en una de las ventanas, y no tarda en convertirse en una iluminación más uniforme cuando alguien termina de encender un quinqué.

- ¿Quién va? - pregunta una voz masculina malhumorada. - ¿Qué horas son estas de llamar a una casa decente?

Areth traga saliva antes de preguntar por Nadia Dhalbach.

- ¿Dhalbach? No he oído ese apellido, pero Nadia vive en el piso de al lado. Si no ha contestado ya, estará trabajando... - añade el hombre con sequedad. - ¿Quién pregunta por ella a estas horas tan intempestivas?

Escucháis movimiento también en otras casas ya que vuestras llamadas y la conversación a voces habrá desvelado a los vecinos del edificio de la hermana de Areth. Sin embargo, nada parece moverse en las ventanas de la izquierda donde se supone vive Nadia.

Mi corazón se encoge, sabía que podía pasar ésto, pero deseaba ardientemente que no fuera así. Mi rostro sin duda refleja mi terrible decepción. -Yo... - balbuceo-...lo siento. Sé que es tarde, y eso. No quería molestar. Sólo quería ver a Nadia. Soy... un viejo amigo. Me llamo Areth. Perdone.

Cuando las luces de la casa se apagan, me giro hacia mis compañeros, con expresión derrotada. -Perdóname, Yi Fan. Has venido conmigo, y me has dado esperanzas. Sé que tienes un camino que andar, y no puede esperar más. Tengo que quedarme aquí. Quisiera ir contigo, pero ahora... no puedo. Lo siento mucho -inclino la cabeza para que no me vea los ojos húmedos. Estoy partido por la mitad. Quisiera acompañarle, pero mi sitio está aquí. Sé que lo comprenderá mejor que nadie.

-Te veré pronto, Yi Fan. Eres el mejor amigo que hubiera podido tener, y no lo olvidaré.

Me recuesto en el callejón, cobijado por el umbral. Me envuelvo en mi capa, y dejo que la noche caiga sobre mí como un manto. Hace algo de frío, pero no me importa. Ahora sólo importa esperar...

Fender asiente.

- Después de todo, cada uno tenemos un deber que cumplir... - dice seriamente. El bandido, a pesar de su profesión, siempre ha parecido ser un hombre de honor. - Pero no os despidáis como si no fuérais a volver a veros. Mañana por la mañana estaremos todos brindando en el Grifo Ardiente. - Pone la mano en el hombro de Areth. - Tú habrás encontrado a tu hermana, yo habré limpiado mi honor de la ofensa que me hicieron en el pasado y Yi Fan se habrá liberado de uno de sus compromisos al ayudarme.

Sonríe mirando al guerrero, tratando de animarle al verle notablemente abatido por no haber encontrado aún a su hermana.

- Además, ¡yo pagaré la primera ronda!

Se vuelve hacia el dindavara y le mira con solemnidad.

- Ahora, compañero, me temo que nos quedamos sin tiempo para hacer nuestra tarea. Yo te he acompañado hasta aquí... ¿Vendrás ahora conmigo?

Yi Fan se inclina sobre Areth, que se cobija en un umbral del callejón, cubriéndose con la capa. Realmente no sabe muy bien qué decirle al mercenario, al que casi nunca lo ha visto sumido en tal abatimiento, y aunque no le salen las palabras, hace un esfuerzo por decir algo.

Mañana nos veremos de nuevo Areth. Susurra finalmente. Reúnete con nosotros en el Grifo Ardiente.

Y recuerda: Tu hermana está viva. Podrás volver a verla. Eso es lo único importante…

El Dindavara, sabiendo que nada más puede hacer ya por su amigo mercenario, se incorpora y con un gesto de asentimiento hacia Fender le da a entender que está preparado para seguirle.

Fender reacciona satisfecho, y se pone en marcha. Yi Fan le sigue, saliendo del callejón, echando una última mirada atrás, hacia el hombre que hará guardia toda la noche frente al hogar de su hermana.

Espera sobrevivir a lo que suceda esta noche y volver a escuchar de nuevo la risa del mercenario…

La escena continúa en
Reunión Familiar
 

Sin mirar atrás a pesar de sentir cierta preocupación por Areth, sigues a Fender. No tardas en darte cuenta de que os dirigís a los Barrios Centrales. Frunces el ceño, recordando que esta zona de la ciudad está mucho más vigilada que los Medios o, evidentemente, que la Periferia... Bueno, al menos más vigilada por la guardia que la Periferia, porque habiendo visto de primera mano los conocimientos de Asceltis sobre todo lo que sucede en la ciudad, no te cabe duda de que tiene puestos de vigilancia esparcidos por toda ella.

Según os acercáis a los Palacios del Senado y el Congreso, a menudo llamados los Gemelos por su forma casi idéntica, se hace imposible seguir evitando las amplias avenidas de los Barrios Centrales. Sabes que cualquier patrulla de la guardia os detendrá si os encuentra, pues dos sin-gremio armados en esta zona no serán amablemente recibidos, pero Fender hace tiempo que aprendió a moverse sin ser descubierto.

Pronto se hace evidente cómo el hombre se ha convertido en el líder de un grupo de bandidos, pues parece que tiene un sexto sentido para buscar lugares donde poder ocultarse y una facilidad para dar indicaciones a sus hombres y sin decir palabra. No os cuesta llegar a vuestro destino sin ser vistos, a pesar de que el lugar al que os dirigís está en mitad de una de las amplias avenidas de la zona.

El bandido se para en una esquina y señala la entrada a una casa a unos 50 metros de vuestra posición. Es un edificio de dos plantas que ocupa la mitad de una manzana, como la mayor parte de los ostentosos palacetes de los Barrios Centrales.

- La mansión Carkenna - susurra Fender cuando te pones a su lado. - Dada su localización, sugeriría que ayanásemos el lugar para que pueda enfrentarme a Biza, ya que forzar un ataque en la calle sin duda atraería a la guardia en pocos minutos...

Observas el edificio con atención, preguntándote cuánta gente vivirá en esa casa. Sin duda, la ex-amante de Fender no vivirá sola ahí, pues al menos varios sirvientes del gremio de hospederos se encargarán de mantener esa mansión. Además de cualquier familiar que pueda tener Biza.