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Rippers: La Tercera Mano

Episodio 1 - La Tercera Mano

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06/04/2018, 22:46
Narrador

Regresaban a Londres de una misión que les había llevado hasta tierras escocesas. Maggie había disfrutado de la naturaleza no alterada por la mano del ser humano que de alguna manera le recordaba a las salvajes paisajes de su país natal, cosa que había mejorado su humor de forma notable, para alegría de sus compañeros Rippers. Alistair sin embargo no compartía esa entusiasmo respecto a los parajes de Escocia. Había estado antes en tierras más o menos salvajes, por no decir incluso desoladas, pero de un interés histórico mucho mayor para el noble erudito, cosa que compensaba con creces las adversidades que podía presentar el terreno. Además, la abrupta orografía del país le había hecho resoplar en más de una ocasión y de no ser por su orgullo que le ayudó a sacar las fuerzas necesarias para mantener el ritmo de sus compañeros, posiblemente se hubiera quedado atrás en más de una ocasión. Por su parte Liam y Louise, con una constitución mucho más preparada para las actividades físicas y concentrados en su empresa, no habían tenido problema en superar las dificultades del terreno sin apenas notarlo.

Así y todo volvían cansados de la misión y alegres de regresar al “hogar”. Pero sobre todo contentos de haber cumplido con la tarea que les habían encomendado sin sufrir ninguna baja. Ni siquiera heridas de consideración. Sólo unos rasguños menores recordaban a la amenaza que habían combatido y el plan que habían desmantelado. Habían acudido en respuesta a la petición de ayuda de la logia de Edimburgo, pues uno de sus componentes, que había salido en una misión rutinaria de investigación, llevaba varios días sin dar señales de vida. Y lo que había empezado como una pequeña labor de auxilio, había acabado con ellos destruyendo una célula de la Cábala.

El revisor pasó por cada uno de los vagones del tren avisando a los viajeros que en apenas media hora llegarían a su destino, la estación de Waterloo en Londres, y sacó a cada uno de ellos del ensimismamiento en que el continuo y rítmico traqueteo del ferrocarril les había hecho caer. El paisaje que dejaba ver la ventanilla empezó a mostrar cada vez más señales de civilización y los verdes paramos y llanuras inglesas dieron paso primero a pequeños asentamientos y más tarde a los suburbios del extrarradio londinenses.

Un hombre y una mujer vestidos con los atuendos típicos que habían visto usar a los escoceses de a pie y que compartían asiento con ellos, se levantaron y cogieron sus maletas del portaequipajes que había encima de sus cabezas. Los Rippers prestaron atención tratando por su parte de no llamarla demasiado. Si cayeran ahora una de sus maletas sin querer al suelo, abriéndose, sería bastante complicado explicar su contenido a esa gente. Cuando la pareja se hizo por fin con su equipaje, se alejó en dirección a la puerta del vagón. Poco a poco el resto de pasajeros siguió su ejemplo, quedando los Rippers por fin solos, disfrutando por primera vez en su viaje de vuelta de un momento de cierta intimidad.

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07/04/2018, 10:54
Maggie Wilson

Maggie regresaba a Londres con cierta desgana. Mientras miraba por la ventanilla y veía cómo cambiaba el paisaje su corazón se entristecía un poco. Volvían a ese Londres oscuro, lleno de humo y de ruidos, con unas personas llenas de reglas para cada momento y cada situación. Allí la vaquera se sentía fuera de lugar, no encajaba y, cuando se agobiaba, ni siquiera tenía la ocasión de disfrutar de una caminata por el bosque, como sí había podido hacer en las tierras escocesas.

Mientras los pitidos de la locomotora sonaban en señal de aviso a lo que fuese que había en las vías o sólo por diversión del maquinista, Maggie se planteó si no podría pedir el traslado a una de las logias de allí.

A su lado, en los asientos contiguos, sus compañeros reposaban después de esos días tan agitados. Maggie los valoraba mucho y, quizás por eso, desechó la ida de trasladarse... por ahora. Puede que no siempre se lo dijera... más bien nunca, pero agradecía que fueran ellos quien compartían riesgos con ella en sus misiones. Eran buenas personas, con la cabeza en su sitio, confiables. Algo que ella no siempre había sido. Y estar con ellos le ayudaba a recordar qué camino debía seguir ahora.

-Es una pena lo del paisaje- comentó en voz alta -Aunque seguro que no todos opináis igual.- No era muy habladora pero, lo siguiente que se le ocurrió decir, tendría que esperar a que estuvieran solos. "Me alegro de que todos volvamos vivos y enteros".

Volvió, de nuevo, su mirada hacia el paisaje en movimiento. Y, cuando los suburbios hicieron su aparición, su gesto se tornó aún más hosco. 

Una pareja se levantó para coger sus maletas y Maggie estuvo a punto de saltar para intentar sujetar las suyas. Era el tipo de cosas que, una y otra vez, tenía que evitar hacer aquí. Los movimientos bruscos y, aparentemente, sin motivo, llamaban la atención. Así que, en el último segundo, cambió su gesto por un movimiento en el asiento, sin llegar a levantarse, como si solo estuviera cambiando su posición. Pero su mirada se centró en el portaequipajes y sus músculos quedaron en tensión hasta que los viajeros cogieron sus maletas.

Ellos esperaron hasta ser los últimos del vagón. Pero Maggie pensó que su comentario ya no tenía sentido ahora.

-¿Vamos?- preguntó, levantándose de golpe, es su habitual manera directa de interactuar.

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09/04/2018, 21:26
Alistair Buckley

Escocia no había sido precisamente su destino favorito. Durante parte del viaje, Alistair había estado insufrible.

“Parémonos un momento” “Necesito agua” “Qué terreno tan poco interesante” “¿Y dónde están las tumbas?” “¿Y dices que venimos a detener a unos peligrosos cultistas? ¡Si aquí no hay nada!”

Luego resultó que no eran cultistas. Sino un grupo de hombres lobo excelentemente organizados con unos ritos celtas la mar de interesantes. Alistair casi sintió lástima por el incendio que acabaron provocando en la guarida. Tanta información perdida…

Habría sido una interesante lectura en el viaje de vuelta. Y, por supuesto, no tardó en recordárselo a sus compañeros.

- Fue una lástima lo de los libros. Una pena, sí señor. Oh, habrían resultado la mar de interesantes… - se lamentaba Alistair constantemente -. Aunque no es que me arrepienta de lo que pasó, por supuesto que no…

Después de todo, habían ido allí con una misión. Y ya hacía tiempo que andaba de un lado para otro haciendo lo que le pedían los de arriba. ¿Cuándo tendría tiempo para estar tranquilamente en casa leyendo su extensa biblioteca personal?

Aquello fue tan solo la primera parte del trayecto de vuelta. Llegado cierto punto, Alistair se cansó de hablar - o quizá alguien del grupo le hizo callar - y se quedó mirando el paisaje, distraído. Entonces el comentario de Maggie sobre el paisaje lo sacó de su ensimismamiento.

- Oh, pues… - hizo una mueca de disgusto -. No, creo que no. Yo estoy contento de regresar. Tampoco era un lugar tan interesante…

Tras decir aquello, Alistair se dio cuenta de que quizá había sido rudo.

- A un nivel académico.

Vale, aquello lo mejoraba "mucho".

Alistair carraspeó y volvió de nuevo a fijar la vista en el paisaje. Una lástima no haber traído lectura para el viaje, así al menos podría esconder el rostro tras un libro. El profesor no sabía bien como interactuar con Maggie. A veces sentía que eran polos opuestos. Él tan intelectual y ella tan… práctica. Alistair se sentía algo confuso, incluso incómodo, cuando estaba cerca de Maggie, aunque aquella sensación se había atenuado con el paso del tiempo.  

Lo cierto era que se trataba de un miembro confiable del equipo. No podía quejarse, sobre todo después de haber presenciado su pericia con las armas. Si no fuese por ella… no lo habría contado.

Cuando los Rippers estuvieron solos en el vagón y Maggie salió disparada de su asiento, Alistair sintió la necesidad de verbalizar sus pensamientos.

- Esto… Todavía no te he agradecido lo de la otra noche. Ya sabes, con esos perros malolientes - carraspeó -. Es decir, gracias.

Una amplia - aunque algo forzada - sonrisa fue lo máximo a lo que pudo aspirar. Bueno, al menos lo había intentado.

Notas de juego

Dado que nadie ha dicho nada todavía, ¡me invento la misión! :)

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10/04/2018, 22:51
Louise "Lilou" Dufort

Había viajado con el circo por numerosos sitios, principalmente de Francia e Inglaterra, pero nunca antes había llegado tan al norte y, sobre todo, a un lugar que le pareció tan despoblado. No es que estuviera mal, al fin y al cabo ella había estado en pueblos y en grandes ciudades, pero aquellas gentes del norte eran demasiado hoscas y con un sentido del humor que ella no acababa de entender, y eso contando con que en verdad fuera sentido del humor.

Pero por fin estaban de vuelta y por fortuna los cuatros habían conseguido salir de la misión encomendada con una victoria y pocos daños personales. Perder a alguno de sus compañeros hubiera sido un duro golpe ya que hubiera sido volver a revivir uno de los mayores traumas que había sufrido cuando vio morir ante sus ojos a Jacob, su compañero y amigo. Por ese motivo agradecía el hecho de que todos estuvieran de vuelta en Londres de una pieza, aunque en algunos momentos durante el viaje a Louise le hubiera apetecido ahogar al pobre Monsieur Buckley, pues aquel hombre con sus exigencias, sus continuas quejas y su continuo parloteo conseguían sacarla de quicio en más ocasiones de las que serían convenientes. Pero en el fondo todos eran buenos tipos y confiaría su vida a ellos sin dudar.

Se pasó la mayor parte del tiempo dormitando, abriendo de vez en cuando los ojos para comprobar en qué punto del camino se encontraban aunque ella ni siquiera supiera por dónde tenían que pasar. Fue precisamente la americana, una mujer con carácter, la que la sacó de ese sopor en el que estaba sumida.

Es un paisaje bonito, no lo voy a negar, pero para mi gusto demasiado ventoso —contestó justo después de Alistair, con el que estaba relativamente de acuerdo. Ella también tenía ganas de volver.

Dado que no iban solos en el vagón apenas habían cruzado palabra durante el trayecto, especialmente sobre la misión que habían terminado, pero ahora que el revisor ya daba el aviso de que la estación de Waterloo ya estaba cerca, seguramente dispondrían de algunos minutos para cambiar algunas impresiones, siempre y cuando no se tratara de los malditos libros por los que penaba tanto Alistair.

Louise miró de nuevo por la ventanilla viendo el cambio tan radical que daba el paisaje avisándoles de esa forma de la cercanía a su destino. No apartó la vista hasta que no vio a una pareja levantarse a por su equipaje y, al ver el trabajo que les estaba costando coger su equipaje de la rejilla, Louise sujetó con fuerza el brazo de Liam sentado a su lado, temiendo que todas las maletas cayeran al suelo esparciendo un contenido que sería muy difícil de justificar ante ojos profanos. Por suerte no sucedió nada de eso y Louise pudo respirar tranquila pero siguió con su mano colocada en el brazo del hombre al que tanto debía.

Confiaba en Liam ciegamente y en su pericia con las armas, al igual que Maggie, al igual que confiaba en la inteligencia de Alistair. Muchas veces se había preguntado qué podía ofrecer ella al equipo ya que consideraba que apenas destacaba en algo pero, fuera lo que fuera lo que la logia hubiera visto en ella, tenía que reconocer que formaban un buen equipo.

Habían llegado y Louise se disponía a decir algo cuando vio que la conversación iniciada sólo era cosa de dos así que simplemente se levantó e intercambió una mirada con Liam para que éste, más alto que ella, le alcanzara su equipaje colocado sobre la rejilla.

Al fin en casa —fue lo único que dijo.

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10/04/2018, 23:13
Liam Ajax

Hubiera podido decir algo del viaje de regreso, alabar los grandes paisajes escoceses que tanto distaban de Londres o las grandes ciudades que había visitado. Hubiera estado bien que aprovechara la horas de viaje en algo, pero Liam había preferido descansar después del ajetreo inesperado que había resultado esa visita rutinaria a esa tierra salvaje.

Desde luego, después de haber estado tan cerca de convertirse en comida para cánido, hubiera sido de esperar que apreciara más lo que la vida tenía que ofrecerle. Hombres lobo, sin duda estaban vivos casi por pura suerte, pero la suerte también contaba, ésa al menos era su experiencia después de haberse encontrado por primera vez con ese mundo que tanta gente tenía la felicidad de ignorar.

Suerte y fuego, el fuego casi siempre servía de ayuda.

Alguna vez se había preguntado cuándo le había resultado tan rutinario estar al borde de la muerte o salvarse por los pelos de criaturas de pesadilla, pero para él era casi una constante, viviendo con la incesante paranoia de que iban a por él. Durmiendo con una estaca bajo la almohada o incluso bajo el abrigo como era el caso.

Aunque de poco le servían las estacas, hacia tiempo que él no aparecía y enviaba a sus perros a cazarlo. Lo que dificultaba a Liam los intentos de devolverle el favor.

Abría y cerraba los ojos de vez en cuando, era imposible esperar dormir del tirón con el constante traqueteo del tren, el ruido de las vías y alguna que otra charla que ocurría a su alrededor. Pero cuando eso se volvía la norma y Liam se acostumbraba a esa incesante incomodidad, era la ausencia de ésta lo que lo despertaba.

Eso fue lo que pasó cuando el tren se paró y aunque en un primer momento no reconoció la estación, si vio como algunos pasajeros se levantaban. Si ya habían llegado, a pesar de sus intermitentes sueños, el viaje se le había hecho largo.

Pero sí lo despertó el apretón que Lousie ejerció en su brazo, uno que hizo que la mirase dispuesto a ponerse en guardia al ver la preocupación en su rostro, eso fue hasta que vio lo que la preocupaba. El roce de las maletas bien amenazaba con hacer caer las suyas, pero no pasó y por fin relajó el abrazo. Tras haber sido despejado de forma tan brusca Liam no tuvo tiempo de preocuparse por el equipaje, no hasta que Louise le pidió de forma silenciosa ocuparse también del de ella.

Volvió su vista al resto de sus compañeros, escuchando como el señor «Ya son las cinco y media y aún no hemos tomado el té» daba a Maggie su agradecimiento. No es que Alistair le cayera mal, de todos los ricachones que había conocido era el que más le gustaba y al único que podía llamar amigo, al fin y al cabo habían llegado a trabajar juntos y lo habían hecho muy bien, aunque al principio había sido una relación incómoda. Liam siempre había sido el soldado que servía a esos señores, y eso era una sima difícil de superar en cuanto a costumbres y necesidades. Por lo general había sido más sencillo encajar con Maggie, y a Lilou ya la había conocido incluso antes.

¿Por cuánto tiempo? —preguntó retóricamente, respondiendo así a la antigua artista circense.

Dado que al parecer se había perdido alguna conversación le parecería de mala educación interponerse ahora que Alistair hablaba más íntimamente con Maggie. Era un sitio extraño para hacerlo pero no sabía cómo había derivado la conversación hasta ese punto así que se levantó y cogió el equipaje de Louise antes de bajar el del resto por mera camadería, por último cogió el suyo a la espera de que el vagón quedara vació y poder salir tras Louise.

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11/04/2018, 18:46
Maggie Wilson

Cuando Alistair le soltó eso, así de pronto, Maggie no supo muy bien qué responder

-Yo... bueno...- y acabó contestando como siempre que estaba en situaciones que no sabía abordar -Hice lo que haríais cualquiera. Hice lo que había que hacer ¿no?-

Maggie no era buena dando las gracias ni sabía qué hacer cuando se las daban a ella. Tampoco sentía que hubiera hecho nada especial, disparar y acabar con una vida asquerosa. "Alistair mismo podría hacerlo si no pasara los días con la cabeza metida en los libros y disparara más a menudo"

Para Maggie, que venía de un país construido a fuerza de balas, disparar era algo que sabía hacer cualquiera. Pero Alistair sabía leer. ¡Y sabía muchas cosas!. Eso sí que no lo podía hacer cualquiera.

Y Liam y Lilou* también sabían hacer cosas especiales. Cosas que no se veían todos los días.

Todos ellos eran personas valiosas. Sus vidas merecían ser salvadas a costa de lo que fuera necesario.

Notas de juego

* He supuesto que Louise le deja a Maggie llamarla así.

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11/04/2018, 23:58
Narrador

El cansancio se había hecho notar en cada uno de los Rippers y apenas tuvieron ganas de intercambiar palabra entre ellos. Sin embargo, debido a la intensidad de las experiencias que habían podido vivir en el poco tiempo que llevaban juntos y que muchas personas no llegaban a compartir en toda su vida, aquel silencio no resultó incomodo. Se sentían a gusto entre sí.

Con un silbido especialmente largo y ruidoso -o así lo percibieron ellos- la locomotora anunció su llegada a la estación de Waterloo. Anuncio que fue seguido por hechos, deteniéndose por fin en el anden y permitiendo que los viajeros fueran bajando a liberándose de su carga.

Los cuatro compañeros fueron de los últimos en bajar y, sabiendo que allí no habría nadie esperándoles, continuaron hacia la salida de la estación sin mirar a los lados, en busca de posibles conocidos que se alegraran de volverles a ver.

La estación de Waterloo era el centro neurálgico del transporte londinense, llegando aquí todos los trenes de lejanías, y como tal estaba abarrotado de locomotoras, vagones y gente de todos los estratos sociales. Viajeros, acompañantes, vendedores o simplemente curiosos, la enorme antesala de la estación presentaba un trajín de gente desplazándose de un lado a otro sin aparente plan.

Estaban de vuelta en Londres.

Los Rippers siguieron su camino hacia la salida de la estación sin detenerse a admirar la imponente cúpula de cristal que adornaba el techo del edificio. Tampoco apreciaron el suelo de mármol, salpicado aquí y allá con mosaicos mostrando distintos motivos. Avanzaron directos y centrados cada uno en sus propios pensamientos hasta salir a la gran plaza frente a la estación, donde les estaba esperando el ruido de la ciudad. Sirenas lejanas de alguna fábrica, relinches de caballo, campanas de carruajes y gritos de vendedores se mezclaban en una amalgama acústica que recibía a los recién llegados como una mazazo sonoro y a más de uno le había hecho dudar sobre lo acertado de visitar una ciudad tan bulliciosa.

Esperaron en la entrada de la estación a que una carroza de suficiente tamaño para dar cabida a todos ellos pasara por allí. Pero pasaron varios minutos antes de que llegara la primera adecuada y se detuviera donde se encontraban. De ella salió un hombre vestido elegantemente y que mostraba tener una gran prisa. La expresión de su cara podía interpretarse como de preocupación. Pagó al cochero y salió a buen paso en dirección a la antesala de la estación, chocando en su camino contra Alistair y empujándole hacia atrás. El hombre continuó su marcha sin detenerse, ni siquiera se giró a disculparse.

Por no querer perder el carruaje y tener que seguir esperando a que llegue el siguiente apropiado, no dieron mayor importancia al suceso y subieron al coche después de indicarle al cochero la dirección donde se encontraba su logia. Se acomodaron dentro de la carroza y esta, con el ruido del chasqueo de un látigo, se puso en marcha.

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12/04/2018, 21:11
Maggie Wilson

Maggie cogió su bolsa de viaje, la que tenía lo importante de verdad, y se la colocó con cuidado. La otra, la pequeña, donde llevaba la imprescindible muda de ropa y poco más, la sujetó con desgana casi de cualquier manera. Y luego, enfiló hacia la salida.

El ruido y el olor la golpearon como un puñetazo inesperado en un saloon. Nunca se acostumbraría a esa ciudad donde el olor de caballos estaba amortiguado por el olor de las miles de personas que habitaban aquí. ¡Y el ruido! El ruido era casi peor. De todas partes llegaban sonidos que la confundían, gritos de muchachos vendiendo periódicos, silbatos de agentes urbanos, parloteos a lo largo de todas calles, traqueteo constante de carruaje en unas calles que nunca estaban vacías...

Maggie era incapaz de admirar los fantásticos edificios cuyos diseños eran lo último en arquitectura o las asfaltadas calles, más limpias que los suelos de arena de su país natal, o la seguridad que representaba saber que ninguna de todas las personas que llenaban las calles llevaba un arma... O, al menos, casi ninguna.

Se detuvieron a esperar algún carruaje que pudiera llevarles a los cuatro y a sus caballos, lo cual no era sencillo porque las últimas modas eran coches más pequeños que eran ligeros y, por tanto, más veloces.

Mientras esperaban, un hombre elegante chocó con Alistair. A Maggie el hecho de que no se disculpara, pese a parecer un caballero, ni siquiera le chocó. Su falta de conocimientos de las reglas sociales hacía que no se diera cuenta de esas cosas. 

Cuando se subieron al carruaje dejó la bolsa pequeña en manos del cochero sin preocuparse más. Pero la bolsa grande insistió en llevarla con ella en el asiento pese a lo que ocupaba. Todos los demás sabían qué llevaba dentro y estaba segura que no les importaría si les suponía una incomodidad.

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15/04/2018, 23:11
Liam Ajax

—De nada —dijo un sorprendido Liam, enarcando las cejas, al ver como Maggie cogía las maletas y salía del compartimento rauda como uno de esos caballos que, decía, gustaba de montar.

No se terminaba de acostumbrar a los modales de la americana, por esos lares cuando alguien bajaba las maletas de otra persona era una regla básica responder como poco con un «gracias». Al igual que a él le habría parecido de mala educación, siendo cuatro personas, bajar exclusivamente su equipaje y el de Lilou.

Tras encogerse de hombros al final marchó tras ella, por lo menos volvía a casa así que era en lo que más centrado estaba. Londres distaba de ser la mejor ciudad del mundo, pero era la que más conocía y en la que había pasado su infancia. Y a pesar de que habían sucedido en ella cosas horribles que prefería no recordar, también le habían sucedido casi todos los momentos que podía tachar de buenos. Y sólo era cuestión de esperar un carro adecuado para seguir adelante.

Pero ese parecía ser el día de los malos modales. Malos incluso para él, que tampoco era un refinado exquisito. Aunque con el tiempo se había dado cuenta de que eso poco tenía que ver con ser o no cívico. La gente rica y elegante pecaba de mala educación tanto como la necesitada o humilde, seguramente incluso más si se pensaba en el número de unos y otros. Al fin y al cabo una de las bases del poco civismo era la arrogancia o el creerse superior, fuera por la razón que fuera, y en un mundo en donde el dinero decía si valías más o menos era una simple regla de tres saber quién era más propenso a las faltas de respeto.

Evitando una ruda respuesta al que había dejado libre el coche, más por falta de tiempo y no porque le faltaran ganas de un enfrentamiento sino porque no deseaba perder el carruaje que había estado esperando, así que subió de nuevo detrás de Maggie sabiendo que Lilou y Alistair lo seguirían.

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16/04/2018, 02:00
Louise "Lilou" Dufort

Louise desvió su atención a la ventanilla mientras Liam bajaba el equipaje. Estaban ya en Londres, la ciudad a la que había empezado a considerar su hogar a pesar de no haber nacido en ella. Una ciudad ruidosa, gris y llena de vida que contrastaba con todas las pequeñas ciudades por las que había ido pasando cuando estaba con el circo y que tanto difería también de su hogar de nacimiento tan cercano al mar y que tanto echaba de menos aunque se obligara a no recordar.

Gracias —le dijo a Liam cuando, una vez salió de sus ensoñaciones, le oyó halbar aunque no había entendido muy bien lo que había dicho.

Cargando con el equipaje se adentró junto a sus compañeros en la estación llena de gente y, sobre todo, de ruido. Un ruido que, después de la relativa calma del viaje, la desconcertó por unos instantes hasta que volvió a acostumbrarse. Con paso ligero siguió al resto hacia el exterior del edificio, sin prestar atención ni a la gente con la que se cruzaba ni a la arquitectura del lugar que ya conocía demasiado bien.

Ya en la calle sólo les quedaba esperara a que un carruaje que los pudiea llevar a todos hiciera su aparición. Esas esperas sin poder hacer nada era lo que más nerviosa e intranquila ponían a Lilou, la cual comenzó a balancearse atrás y adelante sujetando su bolsa con fuerza entre sus manos. Hasta que por fin llegó un vehículo apropiado para ellos, aunque tenían que esperar a que se bajara de él su ocupante que resultó ser un hombre muy elegante y con demasiada prisa. Tanta que casi se lleva por delante tirándolo al suelo al profesor. Para Louise no sería más que un simple accidente si no hubiera sido porque el hombre ni siquiera se había excusado.

Je t’emmerde, salaud —le gritó al hombre enfadada por su comportamiento, usando palabras poco apropiadas para una dama.

En ese sentido Louise era una mujer de contradicciones ya que, nacida y criada en el seno de una familia de clase social alta, había aprendido las normas de etiqueta y de comportamiento requeridos a una dama, pero sus años vividos en el circo la habían vuelto más ruda y grosera cuando era necesario o cuando se encontraba con conductas como la que acababan de presenciar.

Aún enfadad por el comportamiento del hombre, subió al carruaje con la bolsa aún en la mano ya que, a diferencia de las que solían llevar sus compañeros, la de ella era algo más pequeña, acorde con su tamaño y con las armas que solía manejar.

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16/04/2018, 09:16
Alistair Buckley

La respuesta de Maggie sorprendió a Alistair. Vaya, al haberse sincerado él esperaba algo más… emotivo. Arqueó ligeramente las cejas mientras observaba a la mujer buscar una respuesta.

Alistair carraspeó.

- Por supuesto, por supuesto que lo habríamos hecho - respondió, hablando por todos, pero refiriéndose en el fondo a él mismo.

Jamás dejaría morir a un compañero si estuviese en sus manos hacer algo por evitarlo. Lo sabía bien. Lo recordaba cada día.

Una vez llegaron a su destino, Alistair sacó su reloj de bolsillo.

- Bueno, amigos. No es mala hora para llegar. Estos trenes siempre tan puntuales…

El profesor se veía complacido por regresar a Londres. Miraba la estación y el paisaje a través de la ventana con una evidente añoranza.

- Muy amable, Liam - le agradeció a su compañero al ver que le había bajado la maleta.

Estar de nuevo en Londres ponía de buen humor a Alistair. Para él, el ruido y la gente eran algo secundario. Su infancia estaba en aquella ciudad, por lo que era inevitable para él sentir algo de nostalgia. Su verdadera vida había transcurrido entre los muros de la Universidad de Oxford - y más allá del mar- por lo que Londres siempre había sido, en su memoria, la idílica cuna de su infancia.

Mientras andaba junto a sus compañeros, sumergido en sus recuerdos, se entretuvo a curiosear sobre los modelos de tren que descansaban en la estación. Se preguntó qué habría pasado si se hubiese dedicado al negocio familiar…

Una vez estuvieron fuera esperaron a un carruaje lo bastante grande como para llevarlos a todos. Alistair se frotó la barbilla mientras apreciaba la arquitectura de la ciudad. Entonces, algo chocó contra él.

No llegó a caer al suelo, pero el profesor se quedó tan confundido que no supo lo que estaba pasando hasta pasados unos segundos. ¿Acaso la Cábala les estaba atacando, a plena luz del día?

Pero no, el grito en francés de Louise lo devolvió a la realidad. Un hombre elegante, bastante apresurado, se había chocado con él.

Mientras se arreglaba la chaqueta, Alistair se quejó en voz alta.

- Hay que ver, ¡menudos modales!

Se habría quedado más satisfecho al obtener una disculpa del maleducado, pero el grupo debía regresar hasta la logia.

Dando un audible bufido, el profesor dejó su maleta junto al resto del equipaje y subió al carruaje únicamente con su elegante bastón.

Él fue el último en subir, por lo que tuvo que acomodarse donde pudo.

- Es agradable volver a estar en casa - comentó ya dentro del carruaje, queriendo olvidar el asunto del choque -. ¿Creéis que podremos descansar antes de la próxima misión?

Él esperaba que sí, pero… Con los Rippers nunca se sabía.

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16/04/2018, 21:26
Narrador

Tras dar las maletas al cochero, para que este las coloque en el compartimento adecuado para ello, e indicarle la dirección de la logia, los cuatro subieron al interior del vehículo y comentaron la experiencia reciente sufrida con el hombre que acababa de abandonar el carruaje. Todos parecieron estar de acuerdo en que había sido especialmente maleducado y hubo algunos comentarios acerca de las clases sociales elevadas y los pésimos modales que mostraban algunos de sus componentes. No siguieron ahondando en el tema, pues se dieron cuenta que con ello podían herir a Alistair, quien procedía de una familia bien asentada, y cambiaron la argumentación hacia la ajetreada vida de la capital y el estrés que suponía vivir en una ciudad como Londres, que había superado con creces los cuatro millones de habitantes.

Pero el incidente no tardó en pasar a un segundo plano y todos se recostaron en sus asientos, alegres de regresar con las buenas noticias del éxito de su misión, y volvieron a mecerse en la tranquilidad de sus propios pensamientos. Mas esta tranquilidad no tardo en ser de nuevo interrumpida. El traqueteo del coche sobre el adoquinado de las calles londinenses hizo que un pequeño objeto, oculto hasta el momento bajo los asientos ocupados por Maggie y Alistair, saliera a la luz. Louise y Liam, quienes se encontraban sentados justo enfrente, lo descubrieron casi al mismo tiempo, pero fue Liam quien, con su portentosa agilidad, lo recogió primero.

Se trataba de la tarjeta de un Club llamado Chimera, como se podía apreciar en el anverso de esta.

Pero casi aún más interesante era lo que les esperaba en el reverso. Escrito con una caligrafía exquisita, aunque algunas palabras parecían estar manuscritas por una mano nerviosa, había un mensaje de lo más intrigante que hizo que Liam abriera los ojos, mostrando cierta inquietud.

A petición de sus compañeros el joven Ripper compartió la información con estos1 y en seguida comenzaron a discutir excitados la certidumbre del mensaje, su posible destinatario y las supuestas consecuencias. Apenas habían empezado a divagar, cuando se dieron cuenta que otro carruaje se había puesto a su altura y un hombre con la tez curtida por el sol, ojos oscuros, un enorme bigote, que vestía elegantemente y lucía un turbante, rasgos todos ellos que delataban su procedencia hindú, les hacía señales con la mano, pidiéndoles que abrieran la ventanilla de su carroza. Parecía azorado. Aunque quizás fuera más bien una expresión de ansiedad la que reflejaba su cara.

Notas de juego

He supuesto que Liam no tendría problemas en compartir la información, Fenris. Más aún cuando todos han podido ver que te agachabas a recoger algo del suelo.

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17/04/2018, 20:38
Maggie Wilson

Mientras sus compañeros comentaban acerca de los pésimos modales que parecían reinar entre ciertos caballeros, Maggie callaba haciendo como que miraba por la ventanilla. Ella no era la más indicada para hablar de los modales de nadie porque era consciente de que carecía sobre la formación mínima en ese tema. Aunque sí se dió cuenta de que Alistair parecía no intervenir demasiado en la conversación y que esta moría al poco tiempo. Cuando eso sucedió, un nuevo tema para la charla ocupó su lugar. Maggie levantó las comisuras de los labios en una sonrisa ligera. Ella no era muy habladora pero que ellos charlasen, incluso aunque no participara, le hacía sentir que compartían espacio. Y eso le gustaba.

Pero antes de que transcurrieran unos minutos Liam llamó su atención con un gesto.

-¿Qué es eso?- preguntó curiosa mientras les mostraba la tarjeta -¿Chimera? Y eso ¿qué es?-

A Maggie no le sonaba de nada pero supuso que eso era lo más normal. Si había algo que no había frecuentado demasiado en Londres eran las modistas y los clubs elegantes.

Al mostralo, Lian vió lo había escrito detrás y se quiso mostrar.

-¿Te importa leerlo?- pidió Maggie. No lo había confesado abiertamente pero supuso que, a estas alturas y después del tiempo que habían pasado juntos, ellos ya se habrían dado cuenta que tenía dificultades para leer.

-¡Vaya! ¿Quién será Samuelson y qué será La Mano?- a Maggie la curiosidad le corroía, deseaba pedirles que fueran a investigar, estaba nerviosa y le brillaban los ojos de excitación.

Pero tampoco dió tiempo. Unos sonidos llamaron su atención. Un hombre les hacía señas para que abriesen la ventanilla. Maggie negó con la cabeza. Le daba igual que fuera la reina de Inglaterra o un criado de un nombre, de donde ella venía si alguien se acercaba a tu carruaje era para algo malo y lo mejor era pegarle un tiro. Estaba dispuesta a no disparar a aquel hombre que, de momento, no les había hecho nada, pero no creía que abrirle fuera buena idea.

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17/04/2018, 21:08
Alistair Buckley

Alistair se sintió algo incómodo cuando la conversación sobre los modales de aquel hombre tiró por esos derroteros que le quedaban tan “cerca de casa”. Poco a poco, comenzó a quedarse callado durante más rato, sin saber dónde poner la mirada. Por suerte, la conversación se extinguió, y un nuevo enigma se presentó ante los Rippers.

Al ver que Liam recogía una tarjeta y la leía, Alistair se mostró genuinamente interesado. Durante unos instantes tuvo que combatir su curiosidad innata y las ganas de arrancarle la tarjeta de las manos a su compañero para leer su contenido. Cuando vio que su compañero estaba leyendo algo en su reverso, en lugar de mostrársela directamente, el profesor comenzó a ponerse nervioso.

- ¡Vamos, Liam! - le apresuró -. ¿Qué pone?

El hecho de que Maggie le pidiese que leyese el mensaje en voz alta no le pasó desapercibido a Alistair aunque, en el furor del momento, pensó que se trataba por la misma curiosidad que le embargaba a él.

Aquel mensaje resultó ser bastante intrigante. ¿Se habría dejado la tarjeta el hombre con el que se habían cruzado antes?

Fuere como fuere, parecía que aquella noche los Rippers tenían una cita en el Chimera Club.

- Lamento confesar que no conozco ese lugar - les reveló, bastante molesto. Alistair odiaba no saber algo, y más cuando se esperaba que alguien como él lo supiese -. Aunque creo que sería MUY interesante investigar sobre este asunto, amigos.

Cuando Maggie lanzó aquellas preguntas al aire, Alistair asintió vigorosamente. Aquel tipo de misterios le encantaban.

- ¡Eso es, Maggie! La Mano no parece un nombre común para algo que te llevas a un club, no señor. ¿Qué será?

Alistair comenzó a pensar en los múltiples significados que podría tener aquel nombre, cuando vio por la ventana a aquel elegante hombre hindú, haciéndoles señas con la mano.

Aquello mejoraba por momentos. Más misterios que añadir a un excelente día londinense. Sin siquiera preguntar o esperar la opinión de sus compañeros, Alistair abrió la ventanilla y asomó levemente su rostro al exterior.

- ¿Qué le pasa, buen hombre? - le preguntó mientras alzaba la voz.

El profesor gustaba de presumir de sus excelentes habilidades para proyectar su voz en una enorme clase llena de alumnos. Cuando se trataba de compartir conocimiento o de descubrir misterios, lo peor era no oír a tu interlocutor.

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20/04/2018, 10:40
Louise "Lilou" Dufort

El incidente con el hombre dio para mantener una conversación durante los primeros minutos de trayecto en el carruaje. Louise ni se dio cuenta, mientras hablaba y opinaba, que lo que estaba diciendo pudiera molestar a alguien pero al ver la expresión de Alistair se calló de golpe, recordando cómo sus padres se hubieran molestado también si hubieran escuchado lo que allí se estaba diciendo, al fin y al cabo ella venía de una familia acomodada aunque de eso hacía ya demasiado tiempo.

Poco a poco cada uno se fue sumiendo en sus reflexiones y pensamientos hasta que algo llamó la atención de Louise y, al parecer, también de Liam pues fue él el que se agachó a recogerlo. Mostrando la misma curiosidad que sus dos compañeros, Lilou intentó leer por encima del brazo del joven aunque con el traqueteo del carruaje se le hacía bastante difícil.

¿El Chimera Club? En mi vida lo había oído... —Sólo había necesitado un segundo para darse cuenta que nunca había oído hablar de tal sitio y mucho menos había estado en él. Y aunque no sentía la misma curiosidad casi enfermiza de Maggie y Alistair, tenía que reconocer que sí estaba un poquito intrigada—. Un muerto, otro en peligro, una Mano, que Dios se apiade de sus almas... —fue recitando como si de una cantinela se tratase—. Suena todo muy misterioso y pudiera ser que...

Lo que fuera a decir a continuación Louise quedó en suspenso pues justo en ese momento otro carruaje quedó en paralelo a ellos y un hombre de aspecto exótico les hacía señas para que abrieran la ventanilla. Lilou se encontraba sentada en el lado contrario a dicha ventanilla así que no hizo intención alguna de abrir, al contrario de Alistair que de manera muy educada le preguntó al hombre qué quería.

Parece que ese hombre está muy alterado y nervioso ¿no os parece? —Musitó para los que tenía más cerca ya que no quería que el hindú la pudiera escuchar.

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20/04/2018, 14:04
Liam Ajax

Liam leyó la tarjeta ante la petición de Maggie, la insistencia de Alistair y las miradas de Lilou. A ninguno de ellos le sonaba el lugar y él no era una excepción.

Yo tampoco lo conozco —se confesó, encogiéndose de hombros.

Londres era una ciudad demasiado grande como para conocer todos los clubs que podía haber en ella, pero tampoco sería difícil de encontrar si se interesaban por él. Desde luego el mensaje era lo bastante intrigante como para llamar su atención, aunque por otra parte le gustaría no hacer caso a esa curiosidad. Acababa de llegar y lo que le apetecía era descansar, no ir a un club por una tarjeta misteriosa que bien podría ser una broma, y así opinó.

También puede ser que esto no sea más que una tomadura de pelo —dijo—. ¿Quién dejaría una tarjeta con un mensaje así en un carruaje para que cualquier curioso pudiera leerlo?

Él al menos no veía la utilidad de hacer intercambios de mensajes así, a no ser que estuviera seguro que el que iba a subir después de dejar la tarjeta fuera quien tenía que leerlo. ¿La habría puesto ese caballero maleducado que había golpeado a Alistair? De ser así no era extraño que Liam no tuviera idea de qué era ese club, era evidente que ese capullo y él debían frecuentar garitos muy distintos.

Pero de ser así su mala actuación podía deberse a la frustración de ver que alguien se había colado entre el mensaje y el receptor.

Esa idea se hizo más plausible cuando vio al hindú ansioso a través de la ventanilla. Guardó disimuladamente la tarjeta al ver que Alistair abría la ventana y se fijó en que aquel hombre también parecía ser de una posición social más elevada que él, Lilou y Maggie. Como era Alistair y el maleducado que se habían encontrado.

Tal vez sólo fueran paranoias —la paranoia se había convertido en la especialidad de Liam después de una vida perseguido— pero esperó a que el hindú hiciera alguna referencia hacia la tarjeta, o tal vez a la ausencia de ésta, puede que de alguna forma intentara acceder a ella. Curioso esperó a que Alistair, con ese tono pomposo que le gustaba gastar, hiciera de relaciones públicas mientras asentía lentamente a las palabras de Lilou.

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21/04/2018, 22:29
Narrador

Ninguno parecía conocer o haber oído hablar del Club Chimera, así que centraron sus pensamientos en el texto manuscrito. Aquella tarjeta y su mensaje levantaron cierta expectación y el grupo se encontró comentando el posible significado de todo aquello. La mayoría veía en ello un misterio, una amenaza y quizás una aventura. Sólo Liam, agotado del viaje y deseando poder tomarse un bien merecido descanso, lo quiso interpretar como una broma pesada. Mientras que algunos comentaron la posibilidad de que la tarjeta se le hubiera caído al anterior ocupante, pudiendo ser causa y efecto de su evidente desazón, el joven Ripper creía más bien que alguien la había dejado ahí con la intención de burlarse del siguiente viajero que tomará el coche.

Pero tampoco tuvieron demasiado tiempo para profundizar en las distintas posibilidades que abría aquel misterioso mensaje. Un hombre, aparentemente interesado en decirles algo, les hacía señas desde un carruaje que se había puesto a su lado. Alistair, posiblemente para mostrar al grupo la buena educación que también cabía esperar de las personas de buena casa, decidió hacer caso a aquel caballero hindú y preguntarle en que podía ayudarle.

No tardó en abrir la ventanilla, cuando el semblante del desconocido cambió por completo, mostrando un enorme odio y, podría decirse, satisfacción. Lanzó con precisión una bolsa de tela negra que cayó en el interior del carruaje en el que viajaban los Rippers y gritó algo incomprensible a Alistair, quien solo pudo entender un nombre: Morrison.

El carruaje del hindú tomo una calle perpendicular y se alejo perdiéndose entre el tráfico de Londres. La sorpresa inicial, debida a la falta de comprensión sobre lo que estaba sucediendo y los motivos para ello, dio paso en seguida a una sensación de extrema alerta, pues de la bolsa, que ahora reposaba abierta en el suelo del coche, había salido un animal asustado, al encontrarse en un terreno desconocido y rodeado de posibles enemigos, y dispuesto a defender su vida contra ellos.

Algunos de los Rippers habían leído alguna vez algo acerca de aquella criatura que les miraba amenazadora. Lilou incluso había podido ver una antes, durante su estancia en el circo. Todos ellos sabían que su mordedura sería letal y que sólo había una forma de salir de allí vivos, acabando ellos primero con la siseante y mortal serpiente que se mostraba en su máximo esplendor, con la zona del cuello abierta y mostrando la especie de corona, por la que algunos la llamaban la reina cobra.

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Notas de juego

Inicio de combate:

Iniciativas: Alistair, Liam, Louise, Serpiente y Maggie

Me vais a hacer todos una tirada de Espíritu, por la amenaza temible e inesperada con la que os habeis encontrado de repente y sin esperarlo (más o menos asi lo explican en el modulo :P ). Quien no la supere estará aturdido en este asalto y no podrá actuar. En los asaltos siguientes podrá repetir la tirada de Espíritu para ver si sale del aturdimiento.

No tenéis las armas preparadas. Recordad que habéis entregado las maletas, así que a ver que armas sacáis. Las que vayáis a usar tienen que ser desenfundadas primero. O sea que, si queréis atacar en este asalto, deberéis primero desenfundar y luego atacar. Eso supone multiple acción y os da un penalizador de -2 en el ataque.

Como el carruaje es un espacio estrecho, usar cualquier arma mayor que una daga supone un penalizador de -2 al ataque.

Con un uno en el,dado de ataque puede ser que dañeis a un compañero (hay una regla extra que tengo que refrescar).

Si tenéis preguntas, aquí me tenéis. ^^

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22/04/2018, 14:34
Maggie Wilson
- Tiradas (1)

Notas de juego

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23/04/2018, 13:44
Louise "Lilou" Dufort
- Tiradas (1)
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23/04/2018, 23:12
Alistair Buckley

La educación y buenas intenciones de Alistair fueron respondidas con una extraña mueca de… ¿odio?

- ¿Qué le sucede…? - comenzó a preguntar el profesor, aunque su duda se vio interrumpida por el lanzamiento de la curiosa bolsa negra.

Alistair trató de apartarse instintivamente, y sintió como la tela le acariciaba la nariz antes de estrellarse contra el suelo.

El profesor estaba confuso. Bastante, de hecho. Oyó al hombre hindú gritar algo, aunque tan solo alcanzó a comprender un nombre.

No tuvo tiempo de regañar a aquel maleducado - parecía que aquel no era su día - porque de pronto, ¡una cobra emergió de la bolsa!

- ¿PERO QUÉ…?* - bramó al ver como el reptil se erguía y los amenazaba con sus venenosos colmillos.

No. No podía perder la calma. Había que reaccionar. Por suerte, no era la primera vez que Alistair trataba con aquel tipo de animales. En Egipto también había bastantes. De hecho, recordaba una ocasión en que había estado peligrosamente cerca de una serpiente. Haciendo gala de una increíble sangre fría, Alistair alargó las piernas y trató de inmovilizar al reptil contra el suelo del carruaje, pisándolo. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

* Lo que vendría a ser "What the fu..." :P

Voy a intentar hacer una maniobra de Agarrar. Si ataco este turno con mi bastón me comeré un -4, que sería directamente como si no tirase, así que... xD

Dime si hago algo mal, Bilbo. Creo que es una tirada de Pelear sin más por mi parte!